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Este principio fue formulado por David Premack (de quien recibe su nombre) quien
pensó que de dos estímulos, el que más probabilidad de ocurrencia tuviera reforzaría al
otro.
Un ejemplo claro podría ser el acceso de un estudiante a los videojuegos y a los libros.
Si la conducta de jugar se hace contingente a la de estudiar (sólo puede acceder a los
videojuegos si antes lo hace a los libros) la conducta de estudiar aumentará.
En esta técnica se detectaran las conductas que sean de mas agrado del sujeto y
despues se aplicaran los permisos para que realice esta conducta solo si antes realiza
una conducta que queremos aumentar.
Por ejemplo, para un niño una conducta muy frecuente es jugar y otra que suele ser
menos frecuente es hacer las tareas. Pues bien, eso significa que si dejamos al niño
jugar una vez que haya terminado las tareas, la conducta de hacer las tareas se hará
más frecuente.
Tener en cuenta este principio puede ser muy útil tanto para el colegio como para la
casa. Por ejemplo:
En las actividades escolares se debería comenzar por las que menos gustan a los niños
(hacer problemas aritméticos) y acabar con las que más les atraen (que se les lea un
cuento, pongamos por caso).
El orden más lógico a la hora de hacer las tareas en casa sería: primero hacer los
deberes y luego salir a jugar.
Debe plantearse de forma positiva. Es decir, en lugar de “no irás al parque si no recoges
tu habitación”, “si quieres salir al parque, debes recoger primero tu habitación”. En lugar
de “si no terminas los deberes de mates, no te dejaré jugar ni ver la tele”, “si quieres ver
la tele y jugar, tienes que terminar los deberes de mates”.
¡ÚLTIMOS CONSEJOS!
Debéis saber que es muy frecuente que cuando se comienzan a aplicar estas técnicas
se aprecia una mejoría que disminuye rápidamente y los padres suelen abandonarlas,
creyendo que no son efectivas. Hay que tener claro que todos los niños tienen altibajos y
que tardaremos un tiempo en conseguir el objetivo deseado.
Lo principal es asegurarnos de que las metas que le ponemos al niño sean específicas y
simples, no pedirle al niño demasiados cambios a la vez y no exigirle la perfección desde
el principio.
No olvidéis buscar ejemplos de buenos comportamientos para premiar más que castigar
las transgresiones del niño.
- Todas las decisiones tomadas en relación al niño tienen que ser consensuadas entre
padre y madre. Debéis mostraros coherentes y unidos delante del hijo.
- Recordar que el objetivo final es que el niño aprenda que cuando una regla se rompe,
hay una consecuencia negativa, y que una buena conducta tendrá consecuencias
agradables.
Y siempre Confiad siempre en vuestro hijo. Si él ve que sus padres nunca confían en el,
se hará merecedor de esa desconfianza.
Poner en primer lugar lo primero. Desarrollad un sentido de las prioridades. Hay que
distinguir entre las batallas y las guerras, entre las cosas banales que queréis que el niño
haga (por ejemplo, hacer la cama antes de ir al cole) y las metas más importantes que se
deben lograr (que esté preparado para que le lleves al cole y cuando salgáis de casa
haya un clima de paz y tranquilidad). El hecho de estar enfrentándonos continuamente al
niño por todo lo que hace mal a lo largo del día puede hacer que nos encontremos
atrapados en luchas por cosas triviales.
Sobre todo, escuchadlos y buscad tiempo para estar con ellos. Primero tratar de
comprender y LUEGO de ser comprendido.
1. Qué es? LEY DE LA ABUELA El nombre que recibe este método se debe a que
una anciana con una gran sabiduría popular le dijo a su nieto: “Tu podrás comer un
trozo de tarta cuando te tomes el pescado.”
Esencialmente, este procedimiento consiste en exigir al niño que haga algo que
no le gusta hacer como condición indispensable para conseguir algo que le gusta,
que desee y que había planificado hacer. Por ejemplo, se le puede pedir que
recoja sus cosas antes de salir al patio.
En primer lugar, se deben conocer en los problemas cotidianos que tiene el niño,
esto es, las conductas que se quieren reforzar, y que se puede solucionar
mediante la ley de la abuela.
Encontrar recompensas
Tono de voz agradable La ley de la abuela funciona mejor cuando se habla al niño
de una manera tranquila y con una entonación cariñosa y agradable para el niño.
Y no: Sergio, tus compañeros están en el patio. Tú puedes salir en cuanto recojas
tus cosas.
7 ¿Para qué?
PERO… Se debe tener cuidado con el hecho de que su uso no sirva para incrementar
las conductas disruptivas o agresivas.