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Celebración de la vida
Fiesta universal de todas las culturas
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Solsticio de Invierno
“O quam praeclare providentia ut illo die quo natus
est Sol... Nasceretur Christus”
San Cipriano
Así el árbol y las luces se utilizaron para evocar a Jesús, Árbol de la Vida, Luz del Mundo. Se cree
que las primeras veces que se utilizó el árbol adornado con luces para celebrar la Navidad fue al
norte de Europa. A cada elemento se le dio un significado cristiano que hasta la fecha conservamos:
El árbol navideño con sus ramas verdes, simboliza la vida eterna que trajo Cristo al mundo, la
perpetua necesidad de esperanza. Las velas encendidas –ahora focos de colores- y los objetos
brillantes colgados, simbolizan el advenimiento de la luz y la gloria de Dios que se refleja a todas
partes. La estrella que se pone en la cúspide, es recuerdo de la Estrella de Belén que atrajo a los
hombres desde lejos. Los regalos que se colocan debajo de él, simbolizan la cantidad de dones que
Dios nos trae con su Encarnación y que hemos de compartir unos con otros.
EL NACIMIENTO
Colocar un nacimiento en la casa es para recordar el escenario en el que Dios se hizo hombre en
Belén. En los hogares en donde se acostumbra poner adornos navideños, éste debe ser el más
importante, el que está al centro de todo, pues lo que se celebra en Navidad es precisamente el
Nacimiento de Jesús. En la celebración familiar de la Nochebuena, la reunión es en torno al
Nacimiento de Jesús y si éste puede ser representado de algún modo, la celebración será más
emotiva, disponiendo a los asistentes a recibir en su interior a Jesús que revela el misterio de la
Salvación.
La primera representación que se recuerda se ubica en Zapotitlán Jalisco, donde se presencia la primera batalla
entre San Miguel Arcángel y Lucifer, en lengua indígena. Eran entonces, las pastorelas, importantes elementos
de comunicación y participación social. Pronto salieron de los atrios de las iglesias para escenificarse en las
plazas y calles de los distintos pueblos, donde recogen las costumbres y prácticas de cada región. Así, para
fines del siglo XVI, se encuentran referencias de una pastorela propiamente mexicana, con adaptaciones de esta
cultura. Las Pastorelas son recreaciones de las peripecias que enfrentan los pastores para llegar a adorar al
Niño Jesús, que ha nacido en Belén. En el camino tienen que luchar con los demonios, que representando los
siete pecados capitales, les imponen todo tipo de trampas, obstáculos y tentaciones para hacerlos desistir. El
Arcángel San Miguel libra una intensa batalla con Lucifer y finalmente triunfa sobre él. Hoy, las pastorelas
conservan su contenido y estructura más o menos permanente, cuyo tema central sigue siendo el nacimiento y
la adoración del Niño Jesús, e incorporando algunos personajes y situaciones nuevos. Son muy útiles para
hacer reflexionar de manera amena a cerca de cuáles son los obstáculos que tiene el hombre para adorar a
Jesús Niño, para aceptar su mensaje y vivir de acuerdo a su voluntad.
LAS POSADAS
El uso de los pesebres, y de todo ritual que conllevan, tuvo
una importante influencia en la llamada “conquista
espiritual” del Nuevo Mundo. Sobre todo en lo que hoy es
México, la celebración llegó a tener interesantes
estilizaciones y derivaciones sin igual, como las que se
observan en las posadas y las ya mencionadas pastorelas.
Fray Pedro de Gante fue quien introdujo esta costumbre en
la Nueva España, hacia la primera mitad del siglo XVI. Así lo
testimonia una carta que envió a los religiosos de Flandes el
27 de junio de 1529.
Se dice, con cierto grado de certidumbre, que este fue el mismo origen de las posadas, las cuales, en opinión de
Romero de Terreros, sólo existen en México. Esta es la explicación que da Weckman al respecto: “Las posadas,
también llamadas jornadas o nueve noches, representan un novenario de celebraciones del 16 al 24 de diciembre.
Son nueve días que representan los nueve meses del embarazo de María y su búsqueda por encontrar un lugar
para que naciera Jesús”.
Como es sabido, las nueve jornadas o posadas se celebraban las ocho noches anteriores a la Nochebuena, y
culminan en esta misma (del 6 al 24 de diciembre); se ha dicho que simbolizan los nueve meses de embarazo de
la virgen María, pero en realidad son una versión modificada de antiguas misas llamadas de “Aguinaldos”.
Al fusionarse las raíces prehispánicas con las europeas, las posadas adquieren un nuevo matiz, donde se
organiza una procesión encabezada por las imágenes de María y José mientras se cantan los villancicos al pedir
posada ante una puerta cerrada, para posteriormente conseguir el albergue seguido con cánticos para concluir
rezando el rosario. En resumen, las posadas, propiamente dichas, surgen en Texcoco, cuyo calendario de
festividades coincidía ampliamente con el cristiano. A los frailes de Acolman corresponde el mérito de haber
permitido a los indios celebrar de una manera sui generis el nacimiento de Jesús; luego de cada misa podían
representar una de las nueve jornadas del viaje de San José y la virgen de Nazareth a Belén, pidiendo posada.
LAS PIÑATAS
El origen de la piñata es supuestamente romano, y proviene del vocablo "piñata" (vasija). Sin
embargo, la costumbre es de origen español y nace en los ritos de la fertilidad, practicados con
motivo del inicio del ciclo agrícola durante la primavera. Este inicio acontece durante un carnaval
que en España culmina el domingo siguiente al miércoles de ceniza y se denomina "domingo de
piñata" pues en ese día se rompían las piñatas.
Al principio en Europa la piñata se adoptó para las festividades de Cuaresma, ya en México, los
misioneros agustinos la utilizaron para divertir, instruir y evangelizar a los indígenas y se proponía
sobre todo para las fiestas de Navidad.
Nicolás era hijo de una familia acomodada y creció bajo los tirantes deseos de sus
padres. Su padre deseaba que siguiera sus pasos comerciales en el Mar Adriático,
mientras su madre pretendía que fuera sacerdote. Lamentablemente, la peste solucionó
su dilema, al llevarse a sus padres, mientras trataban de ayudar a los enfermos de su
ciudad. El muchacho, conmovido con la desgraciada situación de su gente ante
semejante enfermedad, repartió sus bienes entre los necesitados y partió hacia Mira para
ordenarse como sacerdote.
De él, se cuentan cientos de historias, especialmente narrando sus milagros y sus bondades para con la gente
pobre. Tal fue la admiración que sintieron por él que se convirtió en santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y la
Lorena. Su relación con los niños nace de una historia que indica que un criminal acuchilló a varios niños,
entonces el santo rezó por ellos y obtuvo su curación casi inmediata. Pero además, Nicolás tenía especial
inclinación por ayudar a los niños.
Su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia, que cuenta que un empobrecido hombre
padre de tres hijas, no podía casarlas por no tener la dote necesaria, al carecer las muchachas de la dote
parecían condenadas a ser "solteronas". Enterado de esto, Nicolás le entregó, al obtener la edad de casarse,
una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas. Se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el
sacerdote quien entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de los calcetines de las niñas, que
colgaban sobre la chimenea para secarlos.
SANTA CLOS
Su asociación con la navidad fue dándose paulatinamente a través de los siglos. La leyenda cuenta que el magro
y cetrino obispo oriental cabalgaba el 6 de diciembre sobre los tejados en un mágico corcel gris, llevando
regalos a los niños y a los hombres de buena voluntad. Sin embargo, su relación con el solsticio de invierno
obedece a diversos motivos y orígenes. Aconteció que desde épocas tempranas se llevó a cabo un
sincretismo de la figura del obispo con otras variantes como:
1. El dios Poseidón, numen de las aguas, de las fuentes y de la fertilidad, ya que el asiático viajaba en barco y
efectúo diversos milagros a bordo de los navíos. Todavía hoy los marinos griegos acostumbran llevar en sus
naves un pequeño ícono del santo.
2. El gigante rojo Nick, ser demoniaco de origen nórdico vinculado a la sexualidad. Los antiguos pueblos
nórdicos contaban entre sus tradiciones mitológicas, con la figura de un gigante rojo vinculado a la
sexualidad y a la potencia regeneradora de las aguas y cuando se cristianizó a los europeos del norte, se
asoció a Nick con el diablo por sus características sexuales y por su color rojo. Así pues, la figura demoníaca
de un viejo corpulento, ataviado de rojo, que se llamaba Nicolás y se relacionaba con las aguas y la
prosperidad se sincretizó rápidamente con la del gentil obispo de Patra.
3. El dios nórdico de la sabiduría Wotán-Odín. Cuenta la mitología nórdica que cuando Odín volaba sobre los
tejados durante la noche del solsticio invernal, lo hacía en su fantasmagórica cabalgadura Sleipnir, un corcel
octópodo y gris, hecho de niebla del norte y de los sueños chamánicos de Odín. Cuando Odín volaba sobre
las casas se asomaba por las ventanas para observar a los viejos que habría de llevarse al año siguiente,
aunque Solís dejar algún presente para los niños que representaban a las nuevas generaciones, las cuales
habían de honrarlo en un futuro lejano. Sin embargo, a Odín sólo podían verlo aquéllos destinados a morir,
mientras que para los pequeños permanecía invisible.
4. La idea de que Santa Clos baja por las chimeneas también tiene que ver con Berta, la del pie de oca, numen
femenino diosa del fuego, quien también hacía los regalos a los niños durante el solsticio de invierno y para
quien se colocaba una media o un zapato junto al hogar.
SANTA CLOS
Con el tiempo, el milagroso caballo de ocho patas con el que Odín volaba por los aires se
convirtió en el trineo de ocho renos, ya que sólo un vehículo grande podía transportar
cómodamente a semejante gordo cargado de paquetes, y así lo dibujó por primera vez el
caricaturista norteamericano Thomas Nast, mismo que inventó el burro y el elefante
representativos de los partidos políticos en EUA. Empero, si Nast fue, gráficamente, el
inventor del trineo, es de injusticia informar que se inspiró en la creación literaria del
doctor Clement Clark Moore, quien en 1822 había escrito un poema infantil con el tema del
trineo y de los renos.
Igualmente, ya en el siglo XX, la empresa Coca cola encargó al pintor Habdon Sundblon que remodelara la
figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Esta versión data de 1931. En este punto,
sin embargo hay que aclarar que es solo una leyenda urbana la creencia de que el color rojo y blanco de Santa
Claus tenga su origen en los spots que la marca Coca-Cola empezó a hacer a partir de 1931, aunque sí es cierto
que contribuyeron a la popularización de estos colores y del mito mismo.
En cuanto a la morada de Papá Noel, como la leyenda se originó en el hemisferio Norte, a principios del siglo
XX se esparció la idea de que viviría en el Polo Norte; sin embargo igualmente hay que recordar que existen
otros lugares cercanos postulados como su hogar, los cuales son: Laponia sueca, Laponia finlandesa y
Groenlandia; puesto que el Polo Norte está en medio del Océano Ártico.
La existencia del santo fue puesta en duda a partir de 1969, y la iglesia Católica lo suprimió del santoral en
compañía de otros santos tan prestigiosos como eran, nada menos, los de San Jorge, san Cristóbal, San
Patricio y San Valentín.
SANTA CLOS
La colorida imagen de Santa Clos llegó a Estados Unidos desde finales del siglo XVII procedente
de Holanda, puesto que era el Santo patrono de los Navegantes Holandeses, su nombre era
San Nicklaus o Sinter-Klaas. Se cree que esto sucedió alrededor del año 1624. Cuando los
inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Amsterdan, más tarde llamada Nueva
York, obviamente llevaron con ellos sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaa, su
patrono (cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre).
Existe una figura oscura, paralela a Santa Clos, que se conoce como Klausbauf que es una
especie de doble; se presenta cubierto de pieles, con cuernos y el rostro pintado de negro, sin
duda como alusión a la fertilidad de la tierra. También se le llama Krampus o Black Pete que
lleva cenizas a los niños que se portaron mal.
La figura del Obispo de Patra llegó a México durante el siglo XVII y se le encuentra ya
representado en algunas iglesias de la época. No aconteció lo mismo, en cambio, con la
imagen de Santa Clos nórdico, la cual arribó a nuestro país durante el XIX junto a la tradición
del árbol de Navidad; ambas fueron aportaciones diplomáticas a nuestra tierra.
En 1087, los restos de San Nicolás son llevados a Bari, Italia, donde se construye una iglesia en
su nombre. Curiosamente en Italia quien trae los regalos de Navidad no es San Nicolás sino
una bruja buena.