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La adolescencia y los medios de comunicación 

Trabajo Práctico de Sujeto de la Educación

Profesora:​ Ana Rita Oliva Cuneo

Estudiantes:​ Cabrera Cesar


Gilardoni Alejandra
Palau Maria Ines
Quiroga Daiana
Venutti Fabiana
Villarroel Eliana
Zader German
LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA CONDICIÓN DE JUVENTUD - LA PERSPECTIVA
DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Una perspectiva a tener en cuenta es la mirada de los medios masivos de comunicación, los
que han cobrado un creciente protagonismo en la vida de nuestra sociedad, en general, y
especialmente, en la manera de actuar de jóvenes y adolescentes, quienes son, sin duda,
su objetivo predilecto.
Al ser los adolescentes sujetos abiertos al aprendizaje, en búsqueda de constituir su
identidad y en procura de nuevos referentes más allá de su grupo familiar, ellos resultan ser
un campo fértil para la manipulación que ejercen los medios, y la gran oferta que ellos
presentan a este grupo social se traduce con frecuencia en impulso al consumo.
La publicidad es uno de los canales privilegiados para la difusión de mensajes que tienen
como lenguaje básico los signos con los que se identifica la juventud.
A este conjunto de signos con los que se la identifica se le llama ​“proceso de
juvenilización”​. Dicho proceso señala a un complejo articulado de signos que atraviesan el
contexto cultural de la actualidad, en el que confluyen dos series de acontecimientos: por
una parte, el avance de la cultura de la imagen y, además, el encumbramiento de lo juvenil
fetichizado por los lenguajes hegemónicos de la sociedad de consumo. Desde los años 70,
con el avance de los medios masivos de comunicación, sobre todo en sus formatos
audiovisuales, se viene desplegando una poderosa industria del tiempo libre en la que
predomina sobre los otros lenguajes la circulación de las imágenes, que algunos autores
han denominado ​“videósferas”​, es decir, medioambientes de pantallas dentro de los que
se escenifica la vida social. Los canales informativos y de entretenimiento, junto con la
extensa red de publicidad que envuelve a las ciudades, van conformando este circuito de
imágenes con el que interactuamos cotidianamente. Por otra parte, se va articulando un
proceso que toma características provenientes del mundo juvenil, tales como pautas
estéticas, estilos de vida, consumos, gustos y preferencias, looks, imágenes e indumentaria,
y las propicia ante segmentos crecientes de la población como señales emblemáticas de
modernización.
Estas dos series de acontecimientos se enlazan en el proceso de la juvenilización que es
representativo de una encrucijada epocal, adscripta a un espacio social mediado por la
publicidad, hipersecularizado, estetizado, medicalizado, en que es manifiesto el temor a las
marcas del tiempo en el cuerpo y la evocación de la muerte, consecuentemente con un
contexto histórico en el que se van deteriorando los lazos sociales e institucionales y los
compromisos con lo público y avanza una tendenci en la vida urbana hacia opciones
propias del espacio privado, la retracción creciente en ámbitos domésticos y una serie de
intereses y elecciones destinadas hacia el bienestar personal. Integran este proceso la
rápida expansión de tecnologías y rutinas orientadas hacia el cuerpo (gimnasia, dietas,
cirugías, etc), estimuladas por un modelo estético massmediático que emplea imágenes de
jóvenes juveniles como íconos de identificación para contribuir a la venta de mercancías de
todo tipo. Síntoma de este tiempo, la juvenilización habla de la búsqueda de un cuerpo
inalterable, un espejo sin tiempo, una imagen sin pasado y sin las marcas de la historia y
puede observarse, en sectores de la sociedad, la caducidad de lazos de compromiso y
solidaridad, antes vigentes, y el empleo de parte considerable de sus energías y deseos en
el apego narcisista al cultivo y atención del propio cuerpo.
La sociedad de la comunicación ha restringido notablemente la dimensión de la corporalidad
en el relacionamiento intersubjetivo, reduciéndola a sus superficies y terminales, como la
imagen, la voz, o los textos, desprovistos de su anclaje extenso. La juventud es procesada
como motivo estético o como fetiche publicitario, y su conversión en mito massmediático
contribuye a evaporar la historia acumulada en el cuerpo y en la memoria. Esto contribuye
al auge actual de prótesis y cirugías, dietas y gimnasias, orientadas hacia los signos
exteriores de la juventud, y que no es la juventud, con sus posibilidades, opciones y
promesas que, como es obvio, transcurre en un tiempo irreversible.
El sistema de la moda, la cultura del consumo y ciertos órdenes discursivos como la
publicidad, constituyen factores de fuerte incidencia en l reproducción de la dinámicas
clasificatorias vigentes en una sociedad. A través de mensajes verbales y visuales, que
ostentan una neutralidad superficial, se canalizan metamensajes que prescriben,
implícitamente, criterios normativos sobre qué es deseable, es gestor de distinción o
confiere prestigio. Una combinación de elementos seleccionados del repertorio de la moda,
o una determinada articulación de objetos de consumo, permiten connotar opciones que
enclasan a los sujetos, permitiendo apreciar su proveniencia social, manifiesta en los
mensajes emitidos por las vestimentas, las posturas corporales, los peinados y adornos.
Los objetos combinados con la gestualidad actúan como señales de identidad.
Como dijimos antes, ​la publicidad es uno de los canales privilegiados para la difusión
de mensajes que tienen como materia prima, como lenguaje básico, los signos con
los que se identifica a la juventud. La publicidad se ha vuelto parte del medio-ambiente
cultural en el que estamos inmersos, una presencia constante que va colonizando, a través
de la acción de los medios audiovisuales, los espacios públicos y privados. La publicidad es
uno de los medios más eficaces entre los que operan en la circulación de discursos y en la
producción social de sentidos: vehículo de mensajes icónicos y verbales que actúan
insistentemente sobre el conjunto de la sociedad. Es usual notar la presencia reiterada de
cierto modelo de joven, construido según la retórica de la mercancía, fácilmente con un
patrón estético de clase dominante y ligado con los significantes del consumo.
En este contexto de distinción y estilización que la publicidad toma para sí, se constituye un
joven tipo, un producto que se presenta sonriente, impecable, triunfador, seguro de sí
mismo: un joven mito que se emparenta con los notables de las revistas del corazón o con
los ídolos del star-system y que puede pertenecer a las filas empresariales, deportivas,
actorales o políticas. Este joven del mito, que va de fiesta en fiesta, rodeado de todos los
bienes, mujeres y mensajes, es
fundamentalmente una medida
del deseo, que es la unidad
mínima de valor en ese lenguaje
con el que se articulan los
discursos de la publicidad. En esa
asignación de deseo, juventud e
hiperconsumo, es que ese joven
aparece y se pone en intriga,
articulado en un relato de pasión
con el que la retórica del mercado
inviste de magia a la mercancía,
haciendo de un mito un
catecismo: el del joven de la
publicidad. Ese joven del
espejismo no experimenta las
angustias de la inseguridad, goza la dinámica propia de su edad sin los sufrimientos que
conlleva, transita la vida en estado de seducción sin vacilaciones ni incertidumbre alguna. El
joven que toma cervezas en un marco de sonrisas propiciadoras, que aborda aviones,
practica deportes y está siempre acompañado por bellas muchachas, ese joven ganador
que ante nada se detiene pero respeta, es el estereotipo privilegiado por los estilemas
publicitarios, una construcción equilibrada en la que aparece vigoroso, proteico, deseable,
natural, ahistórico, espontáneo.
Las tribus urbanas expresan una nueva forma de sociabilidad y dan cuenta de una doble
oposición: al proceso de juvenilización y, además, a las propuestas sociales y culturales
relacionadas con la imagen del joven legítimo, heredero imaginario del sistema. El refugio al
que pueden apelar, cuando no poseen los requisitos exigidos para corporizarse en la
imagen de los herederos, es el de la defensa de ámbitos y enclaves simbólicos que ellos
han creado y reconocen como propios. Aunque, también en este terreno, están avanzando
la publicidad y los discursos estéticos de la mercancía, así como la plástica audiovisual
imperante, expropiando sus estilemas juveniles para convertirlos en moda, comercializarlos,
o emplearlos como retórica corporal o como formato para propuestas televisivas.
En un mundo de complejidad creciente, en el que la revolución tecnológica favorece la
multiplicación y la vida efímera de las formas simbólicas, la producción económica aumenta
en su velocidad de expansión,
los estilos y las estéticas se
tornan también efímeros,
ámbitos de refugio parcial y
momentáneo frente a un
mundo que exaspera su
diversidad. Las modas
cambiantes y los medios
masivos, incluidos en una
dinámica transnacional,
contribuyen a intensificar el
auge de esta diversidad,
intercambio y renovación. Uno
de los signos distintivos de la
cultura actual lo constituye, sin
dudas, la inestabilidad de sus
formas.

ENTREVISTA A ROSSANA REGUILLO NUEVAS GRAMÁTICAS Y METÁFORAS PARA


PENSAR A LOS JÓVENES HOY

Rossana Reguillo Cruz es Magíster en Comunicación (ITESO) y Doctora en Ciencias


Sociales (Universidad de Guadalajara). En su amplia trayectoria académica –que se
expresa en nueve libros y numerosos artículos y colaboraciones se ha destacado en la
antropología latinoamericana al relacionar el estudio de las culturas urbanas, los
movimientos sociales, la vida cotidiana y la subjetividad. La juventud es uno de sus
principales objetos de estudio. Invitada por el Observatorio de jóvenes de la Facultad de
Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, la investigadora mexicana visitó la ciudad
de La Plata para dictar la conferencia de cierre del “Primer Encuentro sobre Juventud,
Medios de comunicación e industrias culturales”. En este marco, Cuestión quiso conocer su
opinión sobre los modos predominantes en que los jóvenes son pensados hoy en Argentina,
y sobre los cambios que requieren ser identificados para reflexionar sobre ellos.
Esta visita a nuestro país se da en un contexto donde los jóvenes en los medios
aparecen vinculados a hechos de violencia, con la necesidad de la intervención del
Estado para regular cuestiones como el horario de los boliches o los lugares donde
ellos concurren. En relación con estos temas ¿cuál es su reflexión?
· Es una tendencia que está muy instalada a lo largo y ancho de América Latina, no es
algo propio del caso argentino, aunque quizás en los últimos años en Argentina ha cobrado
auge esta idea de la construcción del enemigo interno en la figura de los jóvenes. Habría
que aislar varios factores: por un lado, cuáles serían los conjuntos de actores sociales y
políticos interesados en colocar esta idea de que el joven se ha convertido en un sujeto
peligroso y, por lo tanto, que hay que mantener al margen de lo social. Los gobiernos
desbordados por la delincuencia organizada y no organizada no atinan a generar una
política de Estado para combatir a la delincuencia. Entonces una manera muy fácil de
mantener aplacada a la opinión pública es dotar de un nombre y un cuerpo a estas figuras
del peligro, en este caso a los jóvenes. Así se ha generado en la sociedad la idea simplista
que la solución implicaría reducir horarios o el aumento de penas o la reducción de la edad
punitiva para volver imputables a los jóvenes, todo se inscribe dentro de la misma lógica. De
alguna manera, es puesto como chivo expiatorio. El papel de los medios en esta lógica es
servir como usinas de amplificación que tienen efectos diferenciales según la calidad del
medio. Este tema en el caso argentino ha adquirido tales niveles de gravedad que amerita
la creación de un ombudsman especializado en la protección de derechos de niños y
jóvenes en el modo en que son representados en los medios de comunicación.
En el debate los jóvenes aparecen como un compartimento estanco, la juventud
ligada a la violencia, al consumo de alcohol, a determinados “hábitos peligrosos”,
pero sin un análisis de contexto como si la violencia o este tipo de consumo fueran
una particularidad generacional.
· Ello no solo sucede en el caso de los jóvenes, esto tiene que ver con estrategias políticas
pero también de alma antropológica muy antigua, esa falsa esperanza de las sociedades de
que si se aísla a ciertos sujetos o ciertas conductas se resuelve el problema, como de
establecer líneas de purificación social. Si a sustancias como paco, marihuana, alcohol,
tacha, éxtasis, etc., se las identifica como sustancias que propician todos los males sociales
y al mismo tiempo se las vincula a un actor específico como ciertos jóvenes, se realiza una
operación ideológica o de representación perfecta. Si por un lado controlamos y tutelamos a
los jóvenes y, por otro lado, los aislamos de estas sustancias que atrofian su sistema,
entonces resolvemos el problema, pero es una manera de pensar muy simplista que no
resuelve.
Se podría plantear que existe una tensión entre lo que los jóvenes pueden dar y lo
que la sociedad les demanda. De la idea tradicional de que los jóvenes son el futuro y
el sinónimo de cambio y, al mismo tiempo, la desconfianza hacia ellos.
· Hay que asumir que los jóvenes no son un dato dado, sino una construcción social e
histórica que en este momento está en una disputa durísima entre distintos actores con
poder de juego igualitario. Entonces disputa esta representación el mercado con una fuerza
enorme. El mercado lo que quiere es prolongar la línea en que empieza la juventud y
termina, porque le conviene la juvenilización de los mercados de consumo, mientras que las
instituciones más tradicionales como la familia y la escuela tratan de hacer lo contrario,
acortar el tránsito entre la adolescencia, la juventud y la adultez. En ese conflicto el joven
tiene que negociar, pero no el joven en categoría abstracta sino los jóvenes concretos.
¿Son iguales el chavo que vive en una villa que tiene que salir cotidianamente a trabajar
para mantener a la esposa de 18 años con un hijo y el estudiante de la UBA que tiene
exactamente la misma edad que vive en Palermo y lo mantienen sus padres? Cómo nos
hacemos cargo de estas diferenciaciones. Me parece que tu pregunta nos lleva a pensar
cuáles son las luchas que se están dando por el establecimiento de estos rangos y quién
sale ganando en esta lucha.
Ayer en su conferencia planteaba que las gramáticas actuales ya no son las mismas.
¿Cuáles son las gramáticas que Ud. vincula con los jóvenes de hoy?, ¿y qué
relaciones tiene esto con el poder?
· Creo que eso es un gesto añadido, no creo que sea buscado. Hay varios ámbitos de
generación de nuevas expresiones. La primera tiene que ver con los modos de generación
de saber. Una de las transformaciones más radicales que encuentro es que las nuevas
generaciones nacidas a mediados de los 80 aprendieron a pensar en videoclip, uno piensa
que es simple, pero es sumamente complejo. Ellos logran incorporar de manera simultánea
lo que a los adultos nos toma un tiempo enorme procesar. Ellos incorporan música, texto y
se mueven muy rápidamente entre una realidad y otra, no se detienen demasiado tiempo y
están produciendo el sentido durante el mismo momento, esa me parece la mayor
transformación en términos de gramáticas que estamos presenciando en la actualidad.
También menciona que las categorías modernas que veníamos usando ya no sirven
para pensar a los jóvenes. ¿Cuáles son las categorías que Ud. propondría?
· No tengo una propuesta armada, la generación de categorías y nomenclatura científica,
metodológica, teórica no es un asunto que se resuelve en una tarde, sino que es un trabajo
de acumulación. Mientras eso sucede, lo que hago es trabajar con metáforas, que permiten
trabajar en el mientras tanto. Una de las metáforas que quise proponer ayer es esta idea de
los jóvenes como los nuevos bárbaros, esta gente que irrumpe en una civilización para
socavar sus bases. Otra es la idea de videoclip, el pensamiento rápido. Hay un conjunto de
acumulaciones metafóricas que permiten resolver esta angustia frente a la afasia de
nuestros sistemas interpretativos.
​Con relación a la frase que referiste ayer sobre que el investigador debe mirar donde
está oscuro. ¿Cuáles son tus sospechas en ese sentido?
· Tengo varias intuiciones más que sospechas, están sucediendo demasiadas cosas de las
cuales no nos estamos dando cuenta. Hay pequeños cambios perceptibles para los cuales
no tenemos ni siquiera palabras. Considero que hay una disputa, una tensión entre un
orden que se resiste a morir y un orden que todavía no anuncia su nueva forma. Me parece
que uno de los desafíos de la investigación es asistir a esa tensión y documentar ese
proceso.

CARACTERÍSTICAS DE LA PUBLICIDAD PARA JÓVENES

• Es más abierta, menos explícita que la publicidad dirigida a los adultos, se confía en que
los destinatarios de la comunicación cierren el círculo. Se sabe que los jóvenes tienen una
mayor cultura publicitaria y se juega con su capacidad para interpretar los mensajes.
• Evita el exceso de información.
• Busca la interactividad como fórmula de vinculación del producto/marca con el joven.
• Evita adoptar actitudes paternalistas. Los jóvenes saben que la publicidad la hacen o
controlan los adultos, por lo que hay que intentar que no se note.
• Las estrategias son más sutiles, más inteligentes.
• Evita los mensajes moralizantes, no hay conclusiones unívocas. La máxima sería “tú
opinas”.
• La publicidad juvenil refleja más un modelo actitudinal, una forma de posicionarse frente a
la vida y sus situaciones cotidianas, en detrimento de los grandes valores tradicionales, no
tanto porque éstos no mantengan de alguna manera su vigencia, sino porque
deliberadamente se huye de las posiciones moralizantes, de señalar qué es lo relevante en
la vida.
• Los reclamos sexuales y el estatus económico no son tan relevantes como en el caso de
la publicidad pensada para los adultos. La sensualidad es una cualidad natural en los
jóvenes, que es utilizada, pero que no precisa ser destacada por la publicidad.
• Pesa más la tribu, el tipo de valores que se comparten, la identificación grupal, que en el
caso de los adultos.
• Se juega habitualmente con la ambigüedad del sexo-género; se pretende romper con el
modelo tradicional que diferencia roles sociales.
• Mientras que, en general, la publicidad dirigida a los adultos gira en torno a elementos
racionales (precio, calidad, etc.), la publicidad para jóvenes juega más con los elementos
emocionales (afectos, sentimientos, etc.).

CARACTERÍSTICAS PARA EL ÉXITO DE LA PUBLICIDAD DIRIGIDA A LOS JÓVENES

Para asegurar el éxito de un anuncio o campaña para ese target, se sugiere…


1. Hacer una publicidad de calidad, inteligente, creativa. Esto, en el caso de los jóvenes, se
logra a través del humor, el uso de avances tecnológicos, la utilización de imágenes y
sonidos espectaculares, etc.
2. Establecer unos estilos de comunicación que te permitan dialogar con los jóvenes, para lo
cual resulta de utilidad:
• El uso de mensajes directos y sencillos.
• Contar historias por secuencias, que puedan ser seguidas por el receptor, incorporando la
intriga como elemento para captar la atención.
• Forzar la interactividad, la participación y complicidad del receptor, incluso para la
interpretación de la historia que cuenta el anuncio.
3. Identificar claramente a los destinatarios (delimitar su edad, la tribu de pertenencia).
4. Lograr la identificación con la marca.
5. Conseguir la identificación con la tribu.
6. Diferenciarse de otros productos y consumidores. Cuanto más radical y diferenciadora
sea de otra publicidad, mejor.
7. Trabajar la rebeldía, el deseo que tienen los jóvenes de ser distintos a los adultos, de
confrontar ciertas normas sociales.
8. Incorporar música, tecnologías y otros códigos juveniles que favorecen el
autorreconocimiento y amplifican el impacto (numerosas canciones musicales son
conocidas por ser estar asociadas a ciertos anuncios).
9. Renovar periódicamente el contenido de los anuncios, para evitar el cansancio.

LOS ADOLESCENTES Y LAS REDES SOCIALES


Las redes sociales, con más ventajas que inconvenientes, suponen una revolución de la
comunicación entre los más jóvenes.
Son muchos los padres que afirman conocer el significados de algunas de las palabras más
utilizadas por sus hijos, como ​'tuenti'​,​'myspace'​, ​'live spaces' o​'facebook'​. Sin embargo,
cuando se les pregunta por su significado se limitan a responder de forma vaga que "es algo
relacionado con Internet". Todos estos términos hacen referencia a nombres de redes
sociales muy populares y en las que los jóvenes participan de forma activa. Esta práctica
refleja el cambio de hábitos que han experimentado los adolescentes en los últimos años:
ya no se pelean por ver la televisión en el salón, discuten por la pantalla de su ordenador y,
a poder ser, en la intimidad de su cuarto. Con el teléfono se cumple el mismo patrón: ya no
se puede decir que los jóvenes pasen las tardes enganchados al aparato, sino que
controlan la comunicación con todas sus amistades a través de Internet y mediante
determinados servicios conocidos como redes sociales.

¿Qué hace mi hijo


adolescente toda la tarde
frente al ordenador?
Lo más común es mantener la
comunicación que ha iniciado a
mediodía en el patio del colegio,
sólo que de un modo diferente.
La relación en las redes sociales no es tan intensa en el plano físico como la presencial (se
pueden ver, pero no tocar), aunque ofrece cientos de maneras de comunicarse sin la
necesidad física de verse frente a frente: vídeo, audio, voz, imagen, texto, juegos... Esta
fórmula no es exclusiva para los amigos del colegio, del lugar de veraneo o la discoteca;
hay miles de adolescentes más de todos los rincones del mundo en Internet con los que
pueden establecer este tipo de relaciones virtuales. Para el adolescente, la red social es
una prolongación de su mundo, del grupo donde se siente comprendido y con el que se
identifica.
¿Por qué les interesa tanto?
El primer objetivo del adolescente cuando entra y se inscribe en uno de estos servicios es
conformar su página personal y crear así su identidad virtual. En esta página 'colgará'
fotografías con su imagen y la de sus amigos, incluirá los vídeos que le gusten, los enlaces
a sus sitios de la Red favoritos, las canciones que más escucha y contará sus experiencias
y pensamientos. A partir de ahí, se encontrará con amigos virtuales con los que interactuará
y ampliará su espectro comunicativo.
Es normal que muchos padres quieran saber qué hacen sus hijos en estas redes, en qué
consisten y con quiénes hablan. Con el fin de que este interés no sea calificado por los hijos
como una intromisión, conviene preguntarles a ellos directamente y que les inviten a
observar alguna de sus charlas, siempre con cautela y respeto. En caso de que se nieguen,
no es recomendable, ni necesario, usar el ordenador filial para ver la página personal del
joven y lo que allí escribe. Conviene entrar desde otro terminal a la página general de la red
social y, desde allí, navegar por las páginas de sus miembros para ver su diseño y los
contenidos que muestran. En el caso de que se trate de redes cerradas a las que no se
tenga acceso, se puede contactar con los padres de algunos amigos cuyos hijos se
comunican mediante este sistema con el fin de conocer qué hacen en estas redes. Pero
ante todo no hay que obsesionarse, tampoco se tiene un conocimiento exhaustivo de lo que
hacen los jóvenes en cada momento cuando va a las discotecas y no por ello se les prohíbe
ir.
¿Son peligrosos estos sitios?
Aunque se han dado algunos casos en que las redes juveniles se han utilizado con fines
deshonestos por parte de adultos, éstos han sido muy minoritarios. Además, estos servicios
cuentan con un estricto control de la privacidad y de los contenidos que se publican para
evitar que se expongan mensajes perniciosos o que vulneren los derechos del menor. Los
límites de edad, los botones de aviso de contenidos molestos y las cláusulas de
responsabilidad son frecuentes.
Por lo general, la influencia de las redes en sus usuarios es muy positiva. En primer lugar,
porque les familiariza de un modo lúdico con unas tecnologías que serán en unos años sus
principales herramientas laborales. También porque las redes sociales suponen una
segunda oportunidad para los jóvenes que en el mundo exterior no logran comunicarse con
su entorno: en las redes, el joven tímido, con dificultades de relación o que tiene problemas
para encontrar a personas de interés en su ambiente puede comunicarse a su manera, sin
complejos y para un público mucho
más amplio.
Otra de las grandes ventajas de las
redes es su carácter colaborativo.
Sus jóvenes comparten contenidos
de manera constante y, de ese
modo, también conocimientos.
Incluso se pasan apuntes de clase
y se consultan dudas. Es decir,
aprenden a estudiar y trabajar en
equipo, cualidad muy valorada en las empresas. Por tanto, estas redes, lejos de aislar,
socializan todavía más a los jóvenes.

RIESGOS POR EL USO IRRESPONSABLE DE LAS REDES SOCIALES

El avance de las redes sociales como una de las modalidades de relación utilizada en gran
medida por niños, niñas y adolescentes, estableció un nuevo escenario de interacción
social. Sin embargo, así como en la vida real, en Internet hay muchos peligros, en especial
para los menores de edad quienes están usando estas redes sin control, estableciendo
relaciones con desconocidos y brindando información confidencial.
Fotos, videos, datos personales y de su familia, su modo de transitar la ciudad, barrio o
destinos, sus viajes, salidas y llegadas, son difundidas sin restricción, por lo que
contactarlos no es difícil, situación que cualquier persona puede usarla de forma ilícita para
la pornografía, extorsiones, abuso sexual, entre otros delitos.
“Lo que se publica en Internet puede permanecer para siempre. Los contenidos se copian y
distribuyen con facilidad y cualquier
esfuerzo por eliminarlos suele ser
imposible”, advierte Zavil Palacio
Campillo, docente especialista en
las TICS.
En España, según un informe de la
ONG Protégeles, el 30% de los
menores que habitualmente utiliza
Internet facilita su número de
teléfono. El 14.5% ha concertado
una cita con un desconocido y el
8% lo ha hecho en más de una
ocasión. Lo preocupante es la
ausencia de los padres y adultos
responsables en las acciones de los
niños, quienes deberían estar
orientados para favorecer la
adquisición de criterios de autocuidado.

ARTÍCULO DEL DIARIO CLARÍN DEL DÍA 12 DE NOVIEMBRE DE 2014

Los chicos dicen que sus padres no saben lo que


ellos hacen en Internet - Los nuevos "refugios".
Lo afirman seis de cada diez adolescentes en un
informe revelado ayer. Dejan Facebook y se vuelcan
a Snapchat e Instagram. Y crean grupos en
WhatsApp.
Los jóvenes de la llamada Generación Z, que hoy
tienen entre 5 y 17 años, son los nativos digitales
dominantes, la tecnología forma parte de sus vidas y
están habituados a resolver la tarea con la ayuda de
una computadora. Como una consigna de época,
buscan por todos los medios escapar de los espacios
virtuales que hoy ocupan los más grandes. Y tanta empeño pusieron en esta premisa que,
la mayoría de los chicos, según un estudio, afirman que sus padres no saben lo que ellos
hacen en Internet.
Y mientras el grueso de los adultos se estacionó en Facebook y nunca más soñó con
moverse de aquel palacio de la fraternidad, los menores buscan en forma permanente
nuevas redes de contención. Así, seis de cada diez adolescentes argentinos dicen que sus
padres no están al tanto de lo que hacen en Internet, según un estudio que ayer reveló
Microsoft.
Además, un 85% de los muchachos argentinos dicen saber más de Internet que sus propios
padres. “Ellos se perciben como los expertos de la casa y esto los lleva a tomar menos
recaudos (ver Crecen los casos de ciberacoso, página 29), a ser más crédulos y
vulnerables. Lo que en realidad ellos poseen es un valor instrumental, pero la experiencia
de la vida la tienen los adultos” explica Roxana Morduchowicz, coordinadora de la encuesta
y especialista en cultura juvenil.
“Los chicos no saben nada, sólo manejan un control remoto que es más complejo. Nuestro
deber es cuidarlos en la vida y los consejos que uno les tiene que dar para Internet son los
mismos de siempre, pero llevados al mundo tecnológico” dice Jorge Cella director de
tecnología de Microsoft.Con el auge de la telefonía móvil, la navegación por Internet se
volvió un hecho íntimo y solitario. Así, en otros de los puntos de la muestra –de la
participaron 1200 chicos de 11 a 17 años de todo el país– se reveló que el 80% viaja por
Internet sin compañía de adultos.
Y si antes el cuarto era el espacio que los delimitaba del mundo, hoy esa función la cumplen
los teléfonos inteligentes. El gran dilema es que, a diferencia de la computadora, que es un
elemento que comparte toda la familia, el teléfono, que en la actualidad el 50% de los pibes
argentinos mantiene encendido las 24 horas del día, es un objeto personal, que escapa a
todo control. “El celular deberia ser la última pantalla en agregarse al uso cotidiano y su
incorporación, recomendable a partir de los 12 años, debe coincidir con la autonomía que
vayan ganando en la vida” manifiesta Morduchowicz.
Y si bien el medio principal que eligen los jóvenes para comunicarse siguen siendo las
redes sociales, el acceso de los nuevos caminos está bloqueado para los padres, ya que
son mundos subjetivos que habitan en la pantalla del celular. En la actualidad, el 95% de los
jóvenes de 13 a 17 y el 60% de entre 11 y 12, pertenecen a una red social.
Los nuevos espacios a los que viaja la Generación Z, no dejan asiento libre para los
mayores. Una de las estrategias es crear
grupos cerrados en WhatsApp de los que
participan sólo los invitados. Y si se trata de no
dejar rastro, nada más silencioso que ingresar a
Twitter para mandar mensajes directos a los
amigos.
La nueva tendencia, que abre un nuevo desafío
a la acalorada mente impúber es Snapchat, un
servicio de mensajería instantánea para el
teléfono que tiene la particularidad de borrar en
20 segundos las fotos y los videos que se
reciben. Otro software que cotiza en alza es
Instagram. Luego de entrevistar a 7500 adolescentes con una edad promedio de 16 años, la
consulta de Piper Jaffray reveló que es precisamente Instagram la red social preferida, muy
por encima de Facebook y Twitter.
La pregunta del millón es ¿Porqué se exponen? De acuerdo a las frases más repetidas, la
popularidad es el valor supremo. “Quiero tener muchos amigos y no me importa contar más
cosas sobre mí”, dijo uno de los adolescentes que participaron de la muestra. El segundo
punto destacado es que su ingenuidad les impide medir los alcances de lo que postean
“¿Por qué alguien que no me conoce va a leer lo que escribo? Y lo peor de todo, no creen
en los riesgos y viven con una sensación de inmunidad. “A mí no me va a pasar ... Yo sé
cómo manejarme” indicaba el chico.
Para que los datos obtenidos por esta investigación ayudan a los padres a tomar conciencia
sobre los peligros que acechan en Internet, se filmó un comercial de 30 segundos, que
durante un mes, será proyectado en 100 salas de cines, antes del comienzo del filme.
El consejo más importante es también el más sencillo “comportarse en Internet como en la
vida real. Tener cuidado con las personas desconocidas, no brindar datos personales y
recordar que, todo lo que subimos a Internet es de dominio público y también, muy difícil de
borrar” indica Cella.

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