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ALSP, nuevo paradigma en la

prestación de servicios
jurídicos
marzo 04 de 2020

Con estructuras más flexibles, especialización en


tecnología y estrategias a la medida del cliente,
proveedores de servicios legales ganan terreno.

Desde que el profesor Richard Susskind publicara en 2013


su famoso libro Tomorrow’s Lawyers, an introduction to
your future, muchas de sus predicciones se han cumplido
con asombrosa precisión.

Por ejemplo, las que auspiciaban que en la próxima


década e incluso más allá, “los bufetes de abogados
serán impulsados sin descanso por sus clientes a reducir
sus costos”; y las que anunciaban que esas mismas
firmas se verían obligadas a “construir sus propias
capacidades alternativas de abastecimiento, como
equipos internos o asistentes legales, o tal vez su propia
instalación legal fuera de la comunidad”.

 Y hay más: para Susskind, la transformación del sector


de servicios legales será radical gracias a tecnologías
disruptivas cada vez más potentes “que desafiarán y
desplazarán la forma en que se ha realizado el trabajo
legal en el pasado”.

Los Alternative Legal Service Providers (Proveedores


Alternativos de Servicios Legales, ALSP, por su sigla en
inglés) son la mayor evidencia de que la revolución
augurada por Susskind llegó para quedarse. Hasta hace
dos años, no tenían siquiera una definición clara pero hoy
son reconocidos como la punta de lanza dentro del sector
de servicios jurídicos.

Si bien ejecutan las tareas que habitualmente hacen los


abogados, como la constitución de una sociedad o la
representación judicial o extrajudicial de un cliente, su
rango de acción va mucho más allá e incluye startups o
compañías propias, aliadas o subordinadas con un fuerte
liderazgo en tecnología, inteligencia artificial, desarrollo
de negocio e investigación.

Según el Centro de Ética y Profesión Jurídica de la


Universidad de Georgetown, que en coautoría con la
consultora Acritas, el Instituto Legal Ejecutivo de Thomson
Reuters y la Escuela de Negocios Saïd de la Universidad
de Oxford publicó un estudio sobre las ALSP en 2018, esta
industria generó una facturación de US$10.700 millones
en 2017 y seguirá creciendo a pasos agigantados en los
próximos años. ¿Cuál es su secreto?

Javier Fernández-Samaniego y Manuel Esteban, de


Samaniego Law, una compañía española mezcla de firma
de abogados, consultora y plataforma tecnológica,
destacan en un artículo sobre las ALSP, que estas “firmas
alternativas” ofrecen varios modelos que van del
managed service, o de asunción como subcontratista de
las tareas de asesorías jurídicas [citan como ejemplo la
adquisición de Riverview Law por parte de EY]; hasta el
modelo staffing y de abogacía por proyectos de Axion (…)
al tiempo que describen cinco hitos que marcan el
ascenso de las ALSP a nivel mundial: (i) las firmas de
auditoría Big Four (PWC, Deloitte, EY, KPMG) han
irrumpido de lleno en la prestación de servicios legales;
(ii) la aparición de los Legal Process Outsourcers, LPO,
cautivos o vinculados a grandes firmas legales y que se
encargan de las tareas de bajo coste en zonas geográficas
específicas; (iii) los LPO independientes de las firmas y a
quienes cualquier departamento legal puede subcontratar
tareas de bajo valor añadido; (iv) los prestadores de
managed services (subcontratistas para todas las
funciones y tareas que implica el día a día de una asesoría
jurídica); y por último, (v) las empresas que ofrecen
abogados para o por proyectos temporales o staffing
solutions.

Las “New Law”, en ascenso

Dentro del amplio espectro de las ALSP, cabe resaltar el


caso de las New Law, firmas que se diferencian de los
despachos tradicionales (Big Law) en tres aspectos
básicos:
En primer lugar, tienen una estructura mucho más flexible
que incluso puede crecer o achicarse en función de la
ejecución de proyectos, con un modelo de gestión abierto
y horizontal que rompe el esquema vertical y cerrado de
las firmas tradicionales, caracterizado por una base
numerosa de abogados con poca experiencia y un número
reducido y controlado de socios de amplia trayectoria a la
cabeza de la organización.

Esta diferencia en la estructura se traslada también al


método de facturación de honorarios, que para el caso de
las Big Law se fija por el precio-hora de cada abogado a
contratar. Las New Law, en cambio, permiten una mayor
flexibilidad en la prestación de servicios jurídicos porque
los honorarios se negocian por anticipado y se cierran
para que el cliente sepa cuanto costará la asesoría.

“Cada vez se escuchan más términos como Alternative


Business Structures (ABS) y Alternative Fee
Arrangements, el primero, para referirse a entidades que
prestan servicios legales regulados pero que permiten
que sus dueños o inversionistas sean personas que no son
abogados, lo que antes era imposible por ser una
profesión cerrada.

El segundo involucra el relacionamiento entre firmas y


clientes que no manejan el esquema tradicional de
facturación por horas”, explica Ximena Castrillón,
abogada experta en desarrollo de negocio para el sector
legal. Una segunda diferencia tiene que ver con el perfil
altamente tecnológico de las New Law, que les permite
ofrecer soluciones ágiles y articuladas a las necesidades
del cliente. De hecho, en sus equipos es habitual
encontrar personas con formación no jurídica como
ingeniería de sistemas, química, electrónica, civil e
industrial, IA, mercadeo, ciencias sociales, etcétera.

Por último, las New Law incentivan una comunicación


menos formal y más directa con el cliente. Muchas
adoptan códigos de vestimenta que rompen con la
etiqueta de los abogados, despachan desde un espacio de
coworking y tienen facilidad de horarios y
desplazamiento. Esta cercanía es altamente valorada por
clientes emprendedores jóvenes o por empresas
nacientes que tienen claros sus retos y sus costos, y que
no se dejan impresionar ni por grandes oficinas ni por la
jerga técnica del derecho.

En conclusión, la prestación de servicios jurídicos


atraviesa un interesante momento disruptivo (quizás el
más desafiante desde la llegada de Internet) en el que la
tecnología y la flexibilidad son determinantes para
complacer al cliente. Las ALSP, y dentro de ellas las New
Law, están cambiando la mentalidad de los abogados y
propiciando ajustes importantes en las Big Four, que por
ahora no tambalean y que también avanzan para
acomodarse a la nueva realidad del derecho de los
negocios, creando e incluso comprando sus propias ALSP.
Las firmas de segundo o tercer renglón, en cambio, serán
las más afectadas por esta transición en tanto no se
reinventen, bien modificando sus estructuras, bien
incorporando tecnología y eficiencia a la prestación de sus
servicios. Tal como predijo Susskind, el corazón del gran
desafío legal del siglo XXI es la cultura del “más por
menos”, en la que son los clientes quienes tienen el
control que antes ostentaban los despachos.

Juan Martín Fierro


Socio de Gericó Associates.
Twitter: @jmartinfierro
Especial para Portafolio
Disponible en: https://www.portafolio.co/opinion/otros-columnistas-1/alsp-nuevo-
paradigma-en-la-prestacion-de-servicios-juridicos-coyuntura-538692

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