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Egoísmo psicológico

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Ego%C3%ADsmo_psicol%C3%B3gico

El egoísmo psicológico es la teoría de la naturaleza humana que afirma que la conducta


está impulsada por motivaciones autointeresadas, y niega la existencia de conductas
verdaderamente altruistas.

Generalmente se considera que esta teoría fue propuesta originalmente por Jeremy
Bentham1 pero se encuentran posibles antecedentes en las obras de Thomas Hobbes2 y
en François de La Rochefoucauld.3 Su proponente más destacado, en el pasado reciente,
fue Moritz Schlick.4

El egoísmo psicológico pretende ser una teoría acerca del cómo los individuos se
comportan, consecuentemente debe diferenciarse del egoísmo ético, de acuerdo con el
cual los individuos deben moralmente estar motivados por su propio interés y del
egoísmo racional, que sugiere que lo racional es maximizar los intereses del actor en
todas circunstancias.

La forma más importante de egoísmo psicológico es el hedonismo psicológico, teoría


que asegura que el deseo de experimentar placer o de evitar el dolor es el motivo que
guía todas las acciones humanas voluntarias.

El hedonismo es una importante corriente filosófica de los tiempos clásicos de la


antigua Grecia y Antigua Roma que actualmente ha perdido importancia por las
múltiples morales divergentes sobre este tema. Su valor número uno es el placer
sensible y, por tanto, coincide con el criterio que se está describiendo. Algunos de los
autores, dentro de sus teorías, añaden la posibilidad de la búsqueda del placer no
enteramente vinculada con lo corporal, sino con aspectos racionales o espirituales, como
por ejemplo: "Acepta un dolor que te propicie un placer mayor", "rechaza un placer que
te conduzca a un dolor mayor".

Índice
 1 Argumentos
 2 Historia
 3 Críticas
 4 ¿Egoísmo positivo?
 5 Referencias
 6 Véase también
 7 Bibliografía
 8 Enlaces externos

Argumentos
Gutiérrez Sáenz[cita  requerida], apunta que, desde la infancia el hombre posee un criterio que
utiliza constantemente: buscar lo agradable, y evitar lo desagradable, buscar el placer y
evitar el dolor. La aplicación de este criterio tiene un carácter instintivo, y en esto el
hombre coincide con los animales.

Los bebés expresan su agrado y su desagrado en forma espontánea, algunos adultos


también lo hacen, otros están "educados" con la idea de que deben ocultar esas
tendencias. Cuando una persona es interrogada acerca de qué lo movió para elegir una
conducta determinada y contesta "porque me gusta", tenemos el ejemplo típico del uso
de este primer criterio. Muchas elecciones de la vida ordinaria están regidas por él. Así
es como elegimos comer una manzana en lugar de un melón, o compramos una camisa
azul en lugar de una verde.

Como es fácil vislumbrar, existen personas que utilizan este único criterio durante toda
su vida, sin sospechar siquiera que existen otros modos de elegir. Lo que constatan los
defensores de la teoría del egoísmo psicológico es una enorme sed de placeres en todos
los terrenos: comida, bebida, sexo, bienestar, amistades, etcétera.

La teoría de Freud acerca del principio del placer, el ello y la libido, nos proporciona
una perfecta ilustración de este nivel. Los instintos buscan su satisfacción en varias
vertientes por todos conocidas.

Por otro lado, no habría por qué desechar este criterio cuando se trata de escoger una
diversión, un pasatiempo, un tema de conversación de sobremesa, etc. Este nivel es,
pues, un auténtico criterio y sirve como orientación en muchos casos en forma legítima.
El error consiste en asentarse en cualquiera de los dos extremos opuestos: 1) el uso
exclusivo de este nivel en cualquier situación de la vida, o 2) la eliminación absoluta de
este criterio, como si el placer fuera algo malo.

Siguiendo este criterio entonces se puede pensar, que, realizar acciones que nos lleven
al placer individual, no es malo, aun cuando se podría pensar que al hacerlo, estaríamos
siendo egoístas, y por ende seríamos incapaces de realizar acciones altruistas; procurar
placer para uno mismo siempre y cuando no se dediquen todas las acciones de nuestra
vida en conseguirlo, y hacer el bien sincero a otros, se puede compaginar.

Al respecto, menciona Rachels en su Introducción a la filosofía moral" que los


intereses de cada individuo son perfectamente compatibles con la preocupación
genuina por los demás; no se contrapone desear la felicidad de uno mismo y también la
de los otros. Si bien es cierto que hay gente que se mueve por propio interés, también es
cierto que no es toda.

Historia
Thomas Hobbes.

Thomas Hobbes fue un filósofo materialista inglés del siglo XVII que estableció las
bases del laicismo y del racionalismo para explicar, más allá de los dogmas sobre un
designio divino en la autoridad real, el origen del Estado y de la sociedad civil a partir
de la hipótesis sobre un estado de naturaleza primigenio.

Hobbes consideró la existencia de una sociedad primitiva sin leyes, ni autoridades, en


condiciones de barbarie entre los individuos. También se refirió a la necesidad natural
de los individuos para abandonar el estado de naturaleza mediante un pacto, según lo
explica Hobbes en El Leviatán.

En esta obra concibe al hombre como un animal temeroso y perseguido, capaz de mirar
al futuro, que teme siempre que se le acaben las provisiones o que otro pueda
quitárselas, por eso quiere poder y más poder, convirtiéndose en un ser solitario y
asocial. Este es el estado de naturaleza del hombre, es decir, el estadio previo a su
socialización. Hobbes lo describe así: en el estado de naturaleza impera la guerra de
todos contra todos. La vida es solitaria, pobre, espantosa, brutal y breve. De esta
descripción procede una famosa fórmula que hoy sigue citándose: Homo homini lupus:
«El hombre (homo) es un lobo (lupus) para el hombre (homini)».

Como se observa ya en el El Leviatán Hobbes describe al hombre antes y después del


contrato social como un ser egoísta que actúa motivado por el propio interés. En el
Tratado de la Naturaleza Humana (1650), Hobbes afirma que toda conducta humana es
autointeresada.

A través de la estrategia de reinterpretar motivos, explica sobre todo que las acciones
altruistas pueden entenderse en términos egoístas. Así, por ejemplo, la caridad, que es el
placer que encontramos en demostrar nuestro propio poder, en el fondo no es más que
un sentimiento de superioridad sobre el otro.

Un hombre caritativo solo demuestra que es capaz de valerse por sí mismo y que es
superior a otros. La compasión tiende a ser una acción egoísta porque las desgracias de
los demás nos afectan y preocupan debido a la posibilidad de que nosotros pasemos por
una situación igualmente desafortunada.
Para Hobbes, "la compasión es la imaginación o la ficción de una calamidad futura para
nosotros, y que surge de sentir las calamidades de otro hombre".5 Finalmente, Hobbes
descubrió que no hay nada tan peligroso como la moral.

Adam Smith, como teórico económico, también contribuye a desarrollar las teorías del
egoísmo psicológico. Es el autor de un importante ensayo económico, La Riqueza de
las Naciones, en el cual establece el principio de la libertad económica independiente
del poder político según leyes propias de la producción como el ciclo de la mercancía y
la ley de oferta y demanda para regular el precio de las mercancías.

El liberalismo económico exige que el soberano no intervenga en asuntos relativos a la


actividad productiva y que evite los gravámenes arancelarios para permitir la libre
competencia entre los individuos. Esta última depende en última instancia de la
búsqueda del propio interés: vendedor y comprador pretenden egoístamente beneficiarse
y compiten con otros siguiendo el mismo afán egoísta. Sin embargo, más allá de su
cataláctica o teoría general del mercado, Smith no niega la existencia de conductas
altruistas (en particular, véase su obra Teoría de los sentimientos morales).

Críticas
Los críticos del egoísmo psicológico aseveran que la teoría no es falsable
empíricamente, pues dada una conducta supuestamente altruista se le puede
reinterpretar como egoísta sin necesidad de verificación empírica. Es decir, una vez que
la hipótesis de egoísmo psicológico es la presuposición que sirve para explicar las
acciones humanas, todo lo que suceda será considerado egoísta y podrá ser interpretado
para conforme a esa hipótesis.

En el siglo XVIII, Joseph Butler se lanza contra las teorías del egoísmo psicológico y
sostiene que no es cierto que seamos demasiado egoístas, que deberíamos serlo aún
más.

La idea principal de egoísmo psicológico debe entenderse sin caer en confusiones, pero,
según sus detractores, una vez aclarada, la teoría no es convincente. Ejemplos de esto
son:

1. La confusión entre egoísmo e interés propio: el acto egoísta es la acción que ignora el
interés de los otros en condiciones donde sus intereses no deberían ser saltados. De este
modo, el tomar agua cuando uno tiene sed no es un acto egoísta, aunque responda a un
interés propio, pero ¿seguiremos siendo egoístas si sabemos que hay quienes mueren
por no tener acceso a este líquido vital?

2. La posible confusión entre las conductas por interés propio y las búsquedas del
placer: hacemos muchas cosas que nos generan satisfacción, pero eso no representa que
actuemos por interés propio. El hombre que se droga aun después de saber la relación
entre la droga y el daño a la salud seguramente no está actuando en su interés propio, ni
siquiera siguiendo su criterio propio –el interés propio dictaría que dejara de drogarse–.
Sin duda, se está drogando por placer, pero esto solo muestra que la búsqueda
indisciplinada del placer y actuar por interés propio son cosas distintas.
3. La confusión de la falsa suposición de que una preocupación por el bienestar propio
es contrario a toda preocupación auténtica por los demás: todos (o la gran mayoría)
desean su propio bienestar, pero ¿podría ser verídico que uno no se puede interesar
realmente por el bienestar ajeno? Bien es cierto que en ocasiones nuestros intereses
pueden chocar con los intereses de otros y tal vez se tendrían que tomar decisiones
difíciles. Principalmente si esas decisiones involucran a amigos y familia, a veces
optamos por el interés de ellos.

Dice Sánchez Vázquez que el egoísmo ético tiene por base una doctrina psicológica de
la naturaleza humana o de la motivación de los actos humanos, de acuerdo con la cual el
hombre está constituido psíquicamente de tal manera que el individuo siempre persigue
la satisfacción de su propio interés. O sea, el hombre es por naturaleza un ser egoísta.

Pero, desde el punto de vista de estos críticos, hay actos humanos que son realizados en
beneficio de los demás y que están muy lejos de satisfacer el propio interés. Por
ejemplo, las ocasiones en que se defiende una causa común sacrificando incluso la
propia vida; si un ser humano está dispuesto a poner en peligro su integridad física por
defender una causa que tendrá beneficios para los demás, entonces no está buscando un
beneficio propio. Así se puede poner en duda que el hombre es por naturaleza egoísta y
que solo busca su autobeneficio y su placer.

Así pues, según estas críticas, el egoísmo psicológico no mostraría argumentos


convincentes para describir la naturaleza humana.

¿Egoísmo positivo?
Una visión que ha tomado auge en los últimos años es la que se conoce como "el
egoísmo positivo", que alude a la necesidad y posibilidad de vivir con aprecio hacia los
demás, pero sin permitirles que nos controlen. Quizás sea ese un sentido posible
atribuible a la frase: "juntos pero no revueltos". Para el conferencista, escritor y
orientador de la conducta, Renny Yagosesky, el egoísmo positivo nos permite participar
de diversos contextos de vinculación social (como pareja, familia, empresa y sociedad)
sin perder nuestra identidad, sin despersonalizarnos y sin ceder a la alienación cultural
que se deriva de la presión social de inclusión y de la necesidad personal de aceptación
y aprobación. En ese sentido, lo relaciona con la autoestima, al percibirlo como una
manifestación sana de valoración y respeto por nuestras necesidades, valores, objetivos
e inclinaciones.

Referencias
1.

 Jeremy Bentham (1789): Introduction to the Principles of Morals and Legislation.


Oxford: Clarendon Press, 1907.
  T Hobbes (1650). Human Nature
  François de La Rochefoucauld: Moral maxims and reflections, in four parts.
Londres: Gillyflower, Sare, & Everingham, 1691.
  Ayarza Montero, Aitor (agosto de 2010). «Factores del egoísmo, y presencia del
egoísmo psicológico en la conducta del individuo». unizar.es. Archivado desde el
original el 12 de octubre de 2016. Consultado el 2 de agosto de 2016.
1.  Citado por Rachels, J. Introducción a la filosofía moral, p. 113

Véase también
 Egoísmo racional
 Egoísmo ético
 Thomas Hobbes
 Joseph Butler

Bibliografía
 Baier, Kurt (1990). "Egoism", en A Companion to Ethics, Peter Singer (ed.),
Blackwell: Oxford.
 Batson, C.D. (1991). The Altruism Question: Toward a Social-Psychological
Answer, Hillsdale, N.J.: Lawrence Erlbaum Associates.
 Batson, C.D. & L. Shaw (1991). "Evidence for Altruism: Toward a Pluralism of
Prosocial Motives," Psychological Inquiry 2: 107-122.
 Broad, C. D. (1971). "Egoism as a Theory of Human Motives," en su Broad's
Critical Essays in Moral Philosophy, London: George Allen and Unwin.
 Butler, J. (1900). Fifteen Sermons Preached at the Rolls Chapel, en The Works
of Bishop Butler, J. H. Bernard (ed.), London: Macmillan, Sermons I and XI.
 Hobbes, Thomas (1650). De la naturaleza humana (Human Nature).
 Hobbes, Thomas (1651). Leviathan, C. B. Macpherson (ed.), Harmondsworth:
Penguin.
 Hobbes, Thomas (1654). Of Liberty and Necessity, dominio público.
 Slote, M. A. (1964). "An Empirical Basis for Psychological Egoism," Journal of
Philosophy 61: 530-537.
 Sober, E. & D.S. Wilson (1998). Unto Others: The Evolution and Psychology of
Unselfish Behavior, Harvard University Press.
 Rachels, James. (2007). Introducción a la filosofía moral, México D.F.: Fondo
de Cultura Económica.
 Sánchez Vázquez. (1976). Ética, México,D.F.: Grijalbo.
 Gutiérrez Sáenz R. (2002). Introducción a la ética, México.: Esfinge.
 Dietrich Schwanitz (2004). "La Cultura. Todo lo que hay que saber"

Enlaces externos
 Egoísmo en la Internet Encyclopedia of Philosophy (en inglés)
 Egoísmo en la Stanford Encyclopedia of Philosophy (en inglés)

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