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CLASE Nº 2 Fobia

FOBIAS ESPECÍFICAS:

La aparición de estos trastornos en la vida moderna, se relacionan con temores ancestrales, es


decir, temores característicos, que nuestra especie ha desarrollado a lo largo de su evolución,
tendrían una función protectora de la especie.

Los individuos que presentan este trastorno suelen experimentar un temor marcado,
persistente e irracional cuando se encuentra en presencia de objetos o situaciones específicos,
o bien cuando anticipan su aparición. El objeto mismo del miedo es la misma anticipación del
peligro o daño inherente al objeto o situación. En otros casos, las fobias específicas hacen
referencia a la posibilidad de perder el control, angustiarse o desmayarse al exponerse al
objeto temido. El sujeto no solo experimenta el miedo frente a la posibilidad de aparición del
objeto sino también a las consecuencias que podría ocasionar en él dicha aparición.

Cuando se encuentran frente al objeto o situación temidos, la respuesta casi invariable es la


aparición de una marcada ansiedad. Esta respuesta es además inmediata. El nivel de ansiedad
experimentado varía de acuerdo al grado de proximidad con el estímulo fobígena.

Dos características más completan el cuadro. La primera consiste en que la persona que
experimenta la fobia (siempre que se trate de un adulto), por lo general reconoce que su
temor es excesivo y/o irracional. El otro factor importante y siempre a tener en cuenta para el
diagnóstico, es la respuesta conductual de evitación frente al objeto o situación temidos. La
persona prefiere evitar objetos y situaciones que sabe le dispararan sentimientos de ansiedad
intensos, por lo que su vida en general (afectiva, laboral, etc.) se verá limitada por el desarrollo
de esta patología. El sujeto si podrá decidirse a enfrentar el objeto o situación fobígena, pero
siempre sabiendo íntimamente que tendrá un alto costo para él.

Muchos temores de carácter irracional suelen aparecer durante la infancia. No podremos


diagnosticar una fobia específica a partir de esto a menos que exista un malestar clínicamente
significativo o un deterioro pronunciado en la actividad del individuo durante estos primeros
años de vida.

Las personas que se exponen al estímulo fobígeno, podrían desarrollar crisis de angustia
situacionales.

CRISIS DE ANGUSTIA (Panic attack):

Se trata de un fenómeno cuya aparición puede darse en diferentes trastornos de ansiedad, las
crisis de angustia se definen como la aparición aislada y temporal de miedo de carácter
intenso, que se acompaña de al menos 4 de los 13 síntomas que son somáticos o
cognoscitivos, de acuerdo al área que se encuentren afectando. Estas crisis son de inicio
brusco y alcanzan su máxima expresión con gran rapidez, en un lapso no mayor a los 10
minutos. Generalmente se acompañan de una sensación de malestar intenso y peligro o
muerte inminente, sintiéndose una urgente necesidad de escapar de la situación.

Las sensaciones que describen aquellos que padecen estas crisis se relacionan con un miedo
muy intenso, miedo a morir inmediatamente, perder el control, tener un infarto o “volverse
locos”. Existen 3 tipos de crisis de angustia: Inesperadas, situacionales y aquellas más o menos
relacionadas con una situación determinada.
Las situacionales, caracterizadas porque aparecen casi exclusivamente en forma inmediata
después de la exposición o anticipación de un estímulo o desencadenante ambiental.

Criterios para el diagnóstico de crisis de angustia:

1) Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca.


2) Sudoración
3) Temblores o sacudidas
4) Sensación de ahogo o falta de aliento
5) Sensación de atragantarse
6) Opresión o malestar torácico
7) Nauseas o molestias abdominales
8) Inestabilidad, mareo o desmayo
9) Desrrealización (sensación de irrealidad) o despersonailización (estar separado de
1. uno mismo).
10) Miedo a perder el control o volverse loco
11) Miedo a morir
12) Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
13) Escalofríos o sofocaciones

DIAGNOSTICO POR DSM IV:

Las fobias específicas están definidas en el DSM IV como la aparición de un miedo y malestar
intensos, frente al encuentro con un objeto o situación temidos, cuyos temores el adulto
reconoce como excesivos e irracionales, y que desencadenan una respuesta de huida o
evitación que reducen significativamente la vida social de quien las padece, pudiendo en
ocasiones desencadenar crisis de angustia situacionales.

a. Temor acusado y persistente que es irracional o excesivo, desencadenado por


la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos.
b. La exposición al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta
inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia
situacional o más o menos relacionada con una situación determinada.
c. La persona reconoce que este miedo es excesivo o irracional.
d. La situación fóbica se evita o se soporta a costa de un intenso sufrimiento o
malestar.
e. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar
provocados por la situación temida interfieren acusadamente con la rutina
normal de la persona, con las relaciones laborales, académicas o sociales o
bien provocan un malestar clínicamente significativo.
f. En los menores de 18 años la duración de estos síntomas deberá ser de al
menos 6 meses.
g. La ansiedad, las crisis de angustia o los comportamientos de evitación fóbica
asociados a objetos o situaciones específicos no pueden explicarse mejor por
la presencia de otro trastorno mental.

Existen además 5 subtipos de fobias específicas:

1. Tipo animal: El miedo hace referencia a animales o insectos.


2. Tipo ambiental: El miedo hace referencia a situaciones relacionadas con la
naturaleza y los fenómenos atmosféricos como tormentas, precipicios o
agua.
3. Tipo sangre, inyecciones, daño: El miedo hace referencia a la visión de
sangre o heridas, o a recibir inyecciones u otras intervenciones médicas de
carácter invasivo.
4. Tipo situacional: El miedo hace referencia a situaciones específicas como
transportes públicos, túneles, puentes, ascensores, coche, aviones o recintos
cerrados.
5. Otros tipos: El miedo hace referencia a otro tipo de estímulos entre los que
se incluyen las situaciones que pueden conducir al atragantamiento, al
vómito, a la adquisición de una enfermedad, fobia a los espacios (el
individuo tiene miedo de caerse si no hay paredes que lo sostengan) o el
miedo que los niños tienen a los sonidos altos o las personas disfrazadas.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL:

Las fobias específicas se diferencian de los demás trastornos de ansiedad en el punto en que la
ansiedad no es permanente ya que se limita a objetos o situaciones muy puntuales y
perfectamente definibles. Sin embargo, pueden darse la angustia anticipatoria cuando el
sujeto ve que el encuentro con el estímulo fobígeno es probable o inminente. El diagnóstico
diferencial con el trastorno de angustia con o sin agorafobia puede resultar complejo ya que
en ambos trastornos pueden aparecer crisis de angustia y comportamientos de evitación
frente a situaciones similares. Sin embargo, en el Trastorno de angustia, la aparición de las
crisis de angustia son de carácter inesperado mientras que en la fobia específica son
situacionales, es decir que aparecen frente al estímulo fobígeno únicamente y pueden ser
previstas por la persona.

La fobia específica y la fobia social son fácilmente discernibles de acuerdo al objeto de la fobia
en cuestión. Las fobias sociales se caracterizan por el miedo y la evitación a situaciones donde
el sujeto siente que será evaluado por los otros. El peligro en la fobia social siempre está
relacionado con la evaluación que el otro hará del sujeto fóbico.

La diferencia con el trastorno por estrés postraumático está dada porque el temor en estos
casos siempre aparece luego de un evento catalogado como traumático por el individuo. En la
fobia específica no suele haber un trauma previo sino una anticipación de una situación que
podría resultar traumática.

En el caso del trastorno obsesivo compulsivo, la evitación se da en relación al contenido


obsesivo de los pensamientos.

En los casos de ansiedad por separación, no se efectuará un diagnóstico de fobia específica si


el origen de la ansiedad se relaciona exclusivamente con el temor de separarse de una o más
personas con las que el paciente siente que tiene un vínculo afectivo particular.

Con respecto a la hipocondría, la clave para un correcto diagnóstico diferencial la presenta la


convicción de estar o no enfermo. la hipocondría existe una constante preocupación por el
miedo a estar sufriendo alguna clase de enfermedad. En la fobia específica se teme la
posibilidad de adquirir una enfermedad o daño.
Tampoco debe efectuarse un diagnóstico de fobia específica cuando la evitación se relaciona
exclusivamente con la comida o cuestiones relacionadas a ella. En esos casos habrá que
evaluar una eventual bulimia o anorexia nerviosa.

En la esquizofrenia u otras psicosis, la persona puede evitar situaciones u objetos


determinados, pero esta evitación se relaciona exclusivamente con sus delirios y esta nunca
reconoce que estos temores pueden ser excesivos o irracionales.

CONCEPTUALIZACIONES DE LA PSICOLOGIA COGNITIVO-CONDUCTUAL ACERCA DE LAS


FOBIAS:
El modelo cognitivo de las fobias, postula que la ansiedad fóbica, está asociada con una falla en
el procesamiento de la información respecto del peligro o amenaza que implica determinado
objeto o situación. La persona no teme particularmente a un objeto o situación determinada,
sino más bien a las consecuencias que su exposición al mismo podría tener. Es la anticipación
de estas amenazas la que activa el mecanismo de ansiedad que en algunos casos desemboca
en una crisis de angustia. Estas anticipaciones acerca de las consecuencias que el sujeto realiza
y que le provocan la ansiedad, están basadas en un conjunto de mecanismos cognitivos
(llamados distorsiones cognitivas) que lo lleva a una errónea o exagerada interpretación de la
amenaza por parte de ese objeto o situación.

Según Seligman, que una persona desarrolle una fobia y otra no, se debe a que la primera
posee una predisposición al desarrollo de esta que puede tener 3 orígenes diversos:

1. Experiencias traumáticas relacionadas al objeto o situación temidos. Por ejemplo,


aquel a quien un perro ha mordido alguna vez, podría, si generaliza el peligro que la
clase de los perros implica, desarrollar una fobia frente a estos animales. Luego
veremos cómo actúa el mecanismo de generalización involucrado.
2. Modelado social. Es más probable que alguien que ha observado a lo largo de su
infancia como otros seres significativos de su entorno reaccionaron fóbicamente
frente a determinado estímulo o situación, desarrollen una fobia a estos objetos, que
alguien que no ha sufrido dicha exposición
3. Miedos preparados filogenéticamente. Estos miedos, como dijimos antes, son un tipo
de herencia de la especie, que los ha ido desarrollado a lo largo de su evolución para
evitar su extinción.

Distorsiones cognitivas frecuentes en las fobias simples:

1) Inferencia arbitraria o visión catastrófica: El sujeto anticipa la ocurrencia de


hechos amenazantes, en una situación determinada, pero sin tener
evidencias para ello. Es decir que el sujeto tiene la tendencia a evaluar
catastróficamente las consecuencias de hechos puntuales, sin tener
argumentos que avalen esta evaluación de la situación.
2) Sobre generalización: El sujeto a partir de una situación donde anticipa una
amenaza, relaciona otras situaciones similares donde podrían ocurrir
amenazas similares, todo ello sin evidencia suficiente. De alguna forma,
generaliza el riesgo percibido en una situación, a otras, sin tener evidencias
concretas de que el riesgo existe realmente en estas otras situaciones.
3) Maximización-Minimización: El sujeto exagera los peligros de la situación, al
tiempo que minimiza los elementos que podrían brindarle seguridad al
respecto, así como su capacidad para afrontarla.
4) Personalización: El sujeto se compra con el momento previo al desarrollo de
su fobia, cuando no tenía ese miedo, ni desplegaba su evitación actual o
dependencia de otros para superarlos, autocriticándose por ello. Este
mecanismo se da más frecuentemente en las fobias sociales que en las
simples.

OBJETIVOS GENERALES DE LA TERAPIA COGNITIVO COMPORTAMENTAL EN EL TRATAMIENTO


DE LAS FOBIAS ESPECÍFICAS:

1. Que el paciente logre dejar de experimentar ansiedad frente a la situación fóbica.


2. Que el sujeto logre exponerse a la situación fóbica evitada, eliminando su
comportamiento de evitación.
3. Que el paciente logre modificar sus cogniciones anticipatorias respecto de la situación
fóbica.

No existe un objetivo más importante que el otro, ya que entre los tres atacamos
directamente las causales de la patología en su conjunto, y tanto uno como otros se
interrelacionan entre sí, influyéndose mutuamente. Esto se debe a que, si el paciente reduce
su ansiedad frente al estímulo, será más probable que deje de evitarlo, y si hace esto último, es
altamente probable que gracias a la experimentación con el mismo logre “sacarse de la
cabeza” sus interpretaciones erróneas acerca de las consecuencias del encuentro.

En ocasiones, nos bastará con implementar algunas técnicas dejando de lado otras, siempre de
acuerdo a como el paciente responda a unas y otras, ya que puede ser que haya pacientes que
se sientan más cómodos con alguna técnica en particular, mientras que algunas otras no den
los resultados que esperamos. Esto es una cuestión que el profesional deberá ir evaluando
caso por caso y en cada momento del tratamiento, evitando insistir con técnicas que puedan
no ajustarse a la idiosincrasia del paciente o a su bagaje de recursos, ya que esto podría
generar la deserción del mismo del tratamiento.

TECNICAS COGNITIVO CONDUCTUALES PARA EL TRATAMIENTO DE LAS FOBIAS SIMPLES:

PSICOEDUCACION:

La psicoeducación, en el caso de las fobias específicas, consiste en explicarle al sujeto, luego de


indagarlas, cuáles son las distorsiones cognitivas que lo llevan luego a esa emoción (como
reacción exagerada frente a un estímulo leve o inocuo) que es la ansiedad.

El paciente sabe en la mayoría de los casos que su temor es irracional o exagerado, por lo que
es de fundamental importancia que comprenda porque, a partir de sus pensamientos
distorsionados, es que ese temor se activa impidiéndole el desarrollo de un comportamiento
esperado o normal, tal como el que puede observar en otras personas que no tienen una fobia
tal como la que él posee.

Esto permite un comportamiento sistemático de auto observación por parte del paciente, que
podemos complementar con cuestionarios de diferente tipo y que le ayudan a tomar registro
consciente de aquellos pensamientos que lo llevan a los sentimientos de ansiedad y luego al
comportamiento de evitación.

La psicoeducación en fobia simple es un mecanismo sencillo en donde se le explica al paciente


el origen del trastorno y el mecanismo de funcionamiento del mismo, para luego pedirle que
intente un cambio, a través de un pensamiento alternativo acerca de las consecuencias del
objeto fobígeno.

Por ejemplo, si el paciente piensa que si atraviesa un puente este podría desmoronarse y él
perdería la vida, como pensamiento alternativo podría pensar en cuantas personas atraviesan
el puente a diario sin sufrir ninguna consecuencia adversa por ello. Es decir, el paciente
contrasta una distorsión cognitiva con un dato de la realidad.

Se anima a los pacientes a que comiencen a pensar en su trastorno en términos de


sentimientos, pensamientos y conductas que se encuentran asociados.

DISTRACCIÓN:

Consiste en entrenar al paciente a fin de que logre detener sus pensamientos negativos, para
luego cambiarlos por otros de contenido más positivos, que pueden estar o no relacionados
con la situación vivenciada en el momento. Para detener los pensamientos, podemos sugerirle
al paciente que elija una palabra clave, tal como “alto” o “stop”, pronunciándola al momento
de detectar que está pensando negativamente, de manera enérgica, e inmediatamente
después, recurrir a una tarjeta, previamente preparada, con un listado de situaciones y
recuerdos positivos.

El objetivo central de esta técnica consiste en quitar el foco de atención de la persona sobre el
estímulo que le genera ansiedad, de manera que le sea más fácil sortear la situación en la que
se encuentra.

DESCATASTROFIZACIÓN:

Esta técnica consiste también en la detección de pensamientos negativos frente al estímulo, la


detención de los mismos a través de una palabra clave previamente preparada, para luego
pasar a una fase de comprobación de evidencias respecto a las posibles consecuencias
imaginadas del enfrentamiento con el objeto.

El paciente podrá pasar a una tercera fase de búsqueda de soluciones, pero que no involucren
la huida ni la evitación de la situación, es decir, dejándole manifiestamente en claro que no
podrá utilizar estos recursos como “soluciones”.

INOCULACIÓN AL ESTRÉS:

El terapeuta identifica los diálogos internos del sujeto antes-durante-después de enfrentarse a


la situación fóbica y su conexión con el afecto y conducta en cada fase. El terapeuta sugiere
pasos alternativos para modificar las cogniciones-afectos-conductas implicadas en las fases
previas-situacional y post-situacional y entrena al sujeto en esas alternativas, para que este
después las practiques en ellas.

Básicamente consiste en la elección de auto instrucciones pertinentes, respuesta de relajación


y prevención de la respuesta de evitación fases de modo imaginativo (por ejemplo, usando
casetes en casa tras las consultas) y después directamente (la mayoría de las veces de modo
gradual).

EXPOSICION:

El rol de la evitación:
La evitación del estímulo fóbico se constituye para el paciente como una medida de resguardo
frente a su integridad supuestamente amenazada, y por ello, le resulta siempre muy difícil de
modificar.

Sin embargo, a través del despliegue sistemático de este comportamiento, el paciente solo
consigue perpetuar su trastorno, agravándolo con el paso del tiempo, ya que la evitación, le
impide la posibilidad de experimentar las consecuencias reales del enfrentamiento con el
objeto temido. es que una de las terapias más recomendadas y efectivas para la
deshabituación

En las fobias específicas, es la exposición controlada al estímulo fobígeno. Esta técnica


conductual, genera en los pacientes una modificación tanto conductual como cognitiva.
Conductual porque lentamente podrá ir eliminando su comportamiento evitativo, y cognitiva
porque la exposición reiterada hará que modifique su mentalidad respecto del objeto temido y
las consecuencias del encuentro con él, a través de la experiencia directa.

Objetos o personas reaseguradores/as:

Los objetos reaseguradores en las fobias cumplen el rol de mantener al paciente con niveles
bajos o medios de ansiedad, al enfrentarse con el estímulo fobígeno. Estos objetos o personas
suelen utilizarlos mayormente aquellos pacientes que tienen un trastorno de angustia más que
en las fobias simples, pero hay casos en los que también los utilizan pacientes con estas
patologías.

Si portan el objeto o persona reaseguradora, muchos de ellos, logran enfrentar el estímulo


fobígeno con algo más de calma, aunque los niveles de ansiedad suelen sufrir un incremento
de todas formas.

Otro objeto reasegurador por excelencia suelen ser algunos psicofármacos (tales como algún
tipo de benzodiacepinas u otros ansiolíticos) que los pacientes suelen llevar siempre a mano. Si
el paciente sale de su casa con el fármaco, seguramente se sentirán algo más seguros o
“protegidos” frente a la eventual aparición del estímulo fobígeno. En la mayoría de los casos,
los pacientes ni siquiera ingieren el fármaco, solo el hecho de saber que lo tienen a mano
resulta ansiolítico para ellos. Pacientes más supersticiosos podrían otorgarle esta función a
alguna clase de talismán u objeto religioso que utilizarán de la misma forma.

Para el trabajo con la técnica de exposición, así como en la desensibilización sistemática, es


necesario que el paciente no porte los objetos reaseguradores, ni recurra a las personas de su
entorno que pudieran cumplir este rol.

La técnica de la exposición se utiliza para exponer al paciente a la situación temida en forma


gradual, es decir, tolerable, pero bloqueándole la respuesta conductual de huida o evitación.

Este bloqueo es relativo al principio, ya que, animándolo a que sostenga un momento más la
exposición al objeto, le daremos la posibilidad siempre de que nos comunique cuando su
ansiedad se le hace intolerable, permitiéndole alejarse por un momento hasta recuperar la
tranquilidad, para luego volver a encarar la exposición. Esto comienza por darle al paciente
una sensación de control sobre sus síntomas que resulta muy favorable para su recuperación.

Antes de iniciar el proceso de exposición, el terapeuta deberá tener en claro, luego de una
concienzuda exploración de los temores del paciente, cuáles son las situaciones que este evita
y de la dificultad relativa a cada una de las situaciones que el sujeto experimenta.
Una vez que estas situaciones se encuentran perfectamente identificadas y descriptas
(haciendo un listado de ellas), se construirá una jerarquía de exposición. El listado debería
incluir un listado de entre 10 y 15 situaciones temidas como máximo, ordenadas comenzando
por la que menos ansiedad genera para el sujeto hasta la que más lo hace.

La jerarquía y el tipo de estímulos deben ser construidos junto con el paciente ya que la
jerarquía que se aplica a uno puede no aplicarse a otro a pesar de que ambos tengan el mismo
tipo de fobia.

Por otra parte, es importante destacar que este método tiene dos formas de aplicación: por
imaginería o in vivo. La única diferencia entre estos dos formatos consiste en que en el caso de
la imaginería el sujeto solo imaginara, a ojos cerrados y en un estado de relajación, y lo más
vívidamente posible, cada ítem de la jerarquía. En el caso in vivo, esto se hará confrontando
efectivamente al paciente con el objeto temido. La técnica in vivo suele dar resultados más
consistentes, aunque en algunos casos su costo monetario de implementación suele ser
elevado y no todos los pacientes pueden afrontarlo. En el caso de las fobias a serpientes no lo
es tanto ya que se consigue visitando un serpentario junto al paciente, pero imaginen el costo
de una fobia a volar tratada con el método de exposición in vivo.

Una vez que la jerarquía está construida, solo resta que el paciente comience a exponerse (tal
y como indique la jerarquía) al primero de los ítems. Deberá sostener su exposición por al
menos 5 a 10 minutos sin presencia de ansiedad. Tantas veces como el paciente refiera que lo
necesite, podrá alejarse del estímulo, recuperar la tranquilidad y volver a afrontarlo. No se
pasará al siguiente ítem hasta que el paciente no logre exponerse por al menos 10 minutos al
objeto sin presencia de ansiedad. El fundamento teórico de esta técnica consiste en que el
sujeto va reduciendo la ansiedad de acuerdo a que comienza a habituarse al objeto, por lo que
lo esperable es que a medida que la exposición avanza, cada vez se sienta más tranquilo frente
al objeto, hasta que en un momento podrá exponerse en ausencia total de ansiedad. Cuando
esto sucede, es momento de pasar a un nuevo ítem.

Al principio del ejercicio, es conveniente que el sujeto se exponga en sesión, es decir, con
nuestra supervisión, pero luego, se le pedirá que comience a experimentar entre sesiones,
siempre con el mismo método y sin saltearse ítems de la jerarquía. Repitiéndole también que
podrá alejarse del objeto si la ansiedad le resulta intolerable pero solo hasta recomponerse y
para volver a enfrentarse.

Además, implica casi un tratamiento completo, ya que requiere de varias sesiones, y al finalizar
con el último ítem de la jerarquía se espera que el sujeto pueda afrontar cualquier aspecto del
objeto o situación temida en ausencia total de temor y ansiedad.

En las sesiones debe irse con cautela y nunca trabajar más de 2 o 3 jerarquías por sesión como
máximo, aunque un promedio de una jerarquía por sesión es bastante aconsejable también.

ENTRENAMIENTO EN RELAJACION:

Existen diferentes técnicas de relajación, y todas son útiles a la hora de trabajar con la mayoría
de los trastornos de ansiedad. Algunas de estas técnicas provienen de otras disciplinas tales
como el yoga, las artes marciales, etc. La relajación suele ser efectiva en los trastornos de
ansiedad, ya que la mayoría de estos pacientes tiene una tendencia ansiosa, es decir, que
aquellos pacientes con trastornos de ansiedad suelen experimentar todos los acontecimientos
de su vida con niveles de ansiedad algo más elevados que las demás personas.
La “relajación muscular progresiva sistemática” diseñada por Jacobson. Según este autor, la
relajación es una destreza o habilidad aprendida que mejora con la práctica y el esfuerzo
consciente.

Al inicio de la práctica, es importante señalarles a los pacientes que tal vez no logren una
relajación completa, pero que no deben forzarse a hacerlo puesto que conseguirán el efecto
contrario, además de señalarles que este ejercicio mejora con la práctica, por lo que deberán
aplicarlo todas las veces que puedan. Antes de iniciar, es saludable desconectar todo aparato
que pueda interrumpir el ejercicio, tratando de que el único sonido que quede sea una música
tranquila y a bajo volumen o la ausencia total de estímulos sonoros. Las primeras veces
pueden hacerlo en el consultorio, bajo su guía, para luego practicarlo como tarea para la casa.
Es importante revisar en diferentes sesiones que la técnica este siendo bien aplicada puesto
que un error no corregido se repetirá sistemáticamente perjudicando el éxito de la técnica.

Finalmente, la técnica es simple, y consiste en que luego de unos minutos en posición de


relajación (preferentemente sentados en un sillón cómodo, no acostados para no inducir el
sueño) se inicia el proceso. El descubrimiento notable de Jacobson consiste en haberse
percatado de que los músculos obtienen una mejor relajación, y más profunda, luego de un
momento de tensión. Por este motivo, todo el proceso consistirá en pedirle al paciente que
comience tensando cada grupo muscular, para luego aflojarlo. Esto durante varias veces antes
de pasar al siguiente grupo de músculos. Es importante señalarle al paciente que trate de ser
consciente de la diferencia entre relajación y tensión muscular en cada movimiento.

La secuencia puede seguir distintos órdenes, sin embargo, la más usual es aquella que se inicia
con los hombros y cuello, tensando y aflojando, luego los músculos de la cara, los brazos, el
tórax, la espalda, el estómago, los muslos, las pantorrillas y los pies. Siempre, tensión,
relajación, dejando en relajación el grupo muscular trabajado para pasar al siguiente.

Una vez finalizada toda la secuencia, que podría tardar entre 15 minutos y 25 aprox. Se le pide
al paciente que experimente la sensación de su cuerpo por completo relajado durante unos 5
minutos, para luego finalizar el ejercicio. Es importante que cuando guiemos al paciente por
los diferentes grupos musculares utilicemos un tono de voz monocorde, tranquilo, bajo y con
el menor número de palabras posibles, dándole el tiempo necesario para que sienta relajado
cada grupo. Podemos pedirle que cuando sienta la completa relajación de un grupo muscular,
nos lo haga saber a través del movimiento de un dedo de la mano, así sabremos cuando
guiarlo al siguiente grupo.

Es importante destacar que el ejercicio no tiene por objetivo inducir el sueño, por lo que hay
que aclararle al paciente que el ejercicio no estará bien realizado si se duerme al final, ya que
no será consciente de la relajación muscular lograda.

Para una mejor aplicación de esta técnica, sugerimos a los terapeutas que en primer lugar la
implementen consigo mismos, de manera de tener claros los efectos deseados en el otro.

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