Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
2º semestre:
Clave:
37161204
Unidad 2
El sistema político mexicano y sus
instituciones
Sesión 5
El régimen político en el México contemporáneo:
entre los cambios y reformas
Módulo 4. Sistema político y administrativo en México
Unidad 2. El sistema político mexicano y sus instituciones
Sesión 5. El régimen político en el México contemporáneo: entre los cambios y las reformas
Texto de apoyo
Índice
Introducción ........................................................................................................................................... 2
La democracia y la economía de mercado............................................................................................. 2
Antecedentes ..................................................................................................................................... 3
El Desarrollo estabilizador .............................................................................................................. 4
La crisis económica y el proceso de reformas políticas .................................................................. 5
El proceso de reformas administrativas (etapas) ................................................................................ 7
El consenso de Washington ........................................................................................................... 9
Los cambios en el sistema y régimen político posterior a 1990............................................................ 14
Multipartidismo ................................................................................................................................. 16
Congreso dividido ............................................................................................................................ 18
Aparición de asociaciones civiles e impulso a la transición .............................................................. 19
La organización civil como actores oficiales del desarrollo social ................................................. 20
Sobre la transición política ................................................................................................................... 21
Los Organismos Internacionales y el cambio político y administrativo ................................................. 24
Cambios políticos después del 2000 y las reformas administrativas .................................................... 25
Sexenio Vicente Fox Quezada: 2000-2006 ...................................................................................... 25
Sexenio de Felipe Calderón Hinojosa: 2006-2012............................................................................ 27
Sexenio de Enrique Peña Nieto ....................................................................................................... 28
Los organismos autónomos ............................................................................................................. 29
Las políticas de acceso a la información .......................................................................................... 31
Reforma en materia de transparencia 2014 .................................................................................. 33
La rendición de cuentas ................................................................................................................ 34
Cierre de Sesión .................................................................................................................................. 36
Para saber más ................................................................................................................................... 38
Fuentes de consulta ............................................................................................................................ 38
Introducción
A lo largo de las sesiones anteriores hemos conocido aspectos teóricos, históricos, analíticos y
metodológicos, mismos que nos serán de utilidad para realizar los análisis institucionales y
organizacionales de la institución u organización pública gubernamental que elegiremos para su diseño
o rediseño. Recordemos que esta competencia requerirá además del contenido de los textos de
apoyo, que realicemos investigación específica sobre la propuesta que se elegirá.
En esta sesión te mostraremos cuáles son los cambios posteriores a la Revolución Mexicana que
formalizan la estructura del régimen (las reglas del juego) en el México contemporáneo, a partir de la
narración y análisis de los cambios económicos, políticos y administrativos de relevancia. Esto nos
permitirá conocer el contexto y poder incorporar a nuestro análisis las implicaciones de estos cambios
específicamente en nuestro caso de estudio elegido.
Hoy en día pensar cómo en la Grecia antigua, que la Democracia es la peor forma de gobierno, es
impensable. Dice Joseph Colomer (2009: 175) que “puede ser que la democracia no garantice
resultados políticos eficientes, pero puede ser preferible a cualquier forma de dictadura debido a otras
formas ventajas. De hecho, actualmente hay democracia con altos niveles de libertades civiles y
elecciones competitivas de los gobernantes en alrededor de la mitad de los países, en los que vive
aproximadamente la mitad de la población mundial”.
En este apartado estudiaremos los elementos esenciales de la democracia, así como sus relaciones
con el desarrollo político, económico y social, con la guerra y la paz. Diferentes regímenes políticos
pueden producir resultados diferentes, pero el análisis muestra que ciertamente la democracia puede
ser preferible, en conjunto, a los regímenes dictatoriales.
La democracia dice Colomer (2009: 177): “debería incluir la participación efectiva de los ciudadanos, la
igualdad de voto y decisiones bien informadas tanto sobre la agenda de temas públicos como sobre
las propuestas políticas. En este sentido diferentes fórmulas institucionales pueden producir
diferentes resultados de calidad democrática. Esto es muy importante porque dependiendo el tipo
En la práctica los elementos mínimos que debe tener una democracia, según Robert Dahl (1999) son
los siguientes:
- Libertad de asociación,
- Libertad de expresión y de información,
- Amplios derechos de sufragio,
- Derechos a formar candidaturas para los cargos públicos y a competir en las elecciones,
- Elecciones libres y equitativas,
- Políticas de gobierno que dependan de los resultados electorales.
Entonces, este contexto democrático de nuevas exigencia nos permite incorporar al análisis y a
nuestros estudios otros elementos que en el sistema político mexicano no existían. Estos nuevos
elementos sociales, políticos y económicos van a ser producto de un proceso histórico y social de
luchas y confrontaciones.
Antecedentes
Algunos sociólogos, como Giddens, señalan que la democracia liberal y el capitalismo están unidos
entre sí porque el desarrollo económico favorece las condiciones de la autonomía individual. El
crecimiento económico, impulsado por la ciencia y la tecnología, exige un sistema educativo y
desarrollado; y la educación universal libera “cierta exigencia de reconocimiento que no existía entre
gentes más pobres y menos educadas” (1999).
Por otro lado, Manuel Castells plantea como “[…] en suma la constitución de un Estado del Bienestar
(...) ha articulado a las sociedades, dinamizando la economía y hecho posible que las personas se
sientan individuos con futuro y ciudadanos con derechos en la práctica” (1994: 178).
Dando continuidad a las sesiones anteriores, ahora revisaremos la relación del proceso democrático
del país con el desarrollo económico y las reformas estructurales establecidas en diferentes periodos,
a partir del desarrollo estabilizador y hasta la reforma en materia de transparencia 2014.
El Desarrollo estabilizador
Durante este periodo, el crecimiento promedio anual del Producto Interno Bruto (PIB) real fue de 6.75
por ciento y el crecimiento promedio anual del PIB por habitante fue de 3.4 por ciento. Asimismo, de
1958 a 1970 ha sido el periodo de más baja inflación desde el periodo traumático de la Gran Depresión
de 1929 y hasta nuestros días. La inflación promedio anual fue de 2.5 por ciento. Sin embargo, no sólo
México contó con esos beneficios, otros países registraron tasas de crecimiento económico
impresionantes en el PIB: Japón 9%, Alemania 5%, Francia e Italia un poco menos de 5%. Además,
todos con relativa estabilidad de los precios. Angus Maddison ha intitulado a este periodo como “La
Edad de Oro del Capitalismo”, pues presentó oportunidades de todo tipo a los países en proceso de
desarrollo (Tello, 2010).
En este periodo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en coordinación con el sector obrero,
empresarial y campesinos (banqueros), realizaron inversiones cuantiosas con utilidades considerables.
Algunos de los incentivos en materia regulatoria fueron: los subsidios y las tasas de gravamen
asequibles en las utilidades de las empresas. La industrialización del país se llevó a cabo
principalmente por los particulares con el apoyo del sector público; a cambio, los empresarios
aceptaron que la política económica y social, la realizara el gobierno de forma emancipada. Además,
se ofreció a los empresarios todo tipo de garantías, incluyendo salvarlos en caso de quiebra.
Con el nombre de desarrollo estabilizador se conoció a la estrategia seguida durante la década de los
sesenta, cuando el proteccionismo mexicano debió modificarse para solucionar el problema planteado
por una reducción en el ritmo del proceso de sustitución de importaciones basado fundamentalmente
en un empresariado local (Puga,1995: 27).
Este escenario generó un sistema tributario débil y una peligrosa dependencia gubernamental del
crédito del sistema financiero privado. De acuerdo con Tello esta estrategia generó hacia fines dela
década pasada un desempleo cada vez mayor, una pérdida de la autosuficiencia alimenticia., a la
estrechez del mercado interno a una muy inequitativa distribución del ingreso y finalmente a
condiciones sociales que ponían en peligro la estabilidad política del país (Tello: 1979).
Aunque la economía mexicana tuvo un desempeño importante, no cubría las demandas y necesidades
de la población. Razón por la cual surgieron una serie de movimientos sociales que demandaban una
mejor calidad de vida, respeto a los derechos humanos. Entre 1958 y 1959 estalló el conflicto
ferrocarrilero encabezado por Demetrio Vallejo. Para 1964-1965 el movimiento buscaba mejores
condiciones laborales. El movimiento médico materializó la necesidad de planificar la medicina a nivel
nacional, determinar que las universidades generaran los recursos humanos con la cantidad y calidad
que México requiere. En 1965 se impuso el orden con la participación del ejercicio en 1965. Como
resultado este movimiento despertó la conciencia ciudadana sobre la injusticia social, sobre la
necesidad que tiene el país de manifestar su inconformidad con ella.
Para 1968 alumnos del Instituto Politécnico Nacional manifestaron su inconformidad ante la toma de
las escuelas vocacionales por la policía. A estas manifestaciones se unieren la Universidad Nacional
Autónoma de México y la Universidad de Chapingo, los cuales organizaron una serie de marchas,
huelgas y eventos culturales para exigir mayor calidad educativa, libertad de expresión y libertad a los
presos políticos. El dos de octubre de 1968 diez días antes de la inauguración de los juegos olímpicos
s realizó una manifestación conformada por más de 10,000 personas en la Plaza de las Tres Culturas
que culminó con una represión policíaca sumamente violenta causando la muerte y desaparición de un
sinfín de estudiantes. Un año después Díaz Ordaz en su quinto informe de gobierno asume la
responsabilidad de este suceso.
Para 1970 con la llegada de Luis Echeverría se buscó reorientar el modelo económico. La reforma
administrativa representa la primera etapa de las grandes reformas administrativas del siglo XX. Se
crearon once programas vinculadas con la reforma administrativa y se establecieron en cada
Secretaria de Estado y departamentos administrativos.
La situación económica de México se deterioró a mediados de los años setenta fundamentalmente por
dos razones. Primero, debido a que la expansión del gasto público no fue acompañada de incrementos
en la recaudación, el déficit fiscal creció y con él aumentaron el déficit de cuenta corriente y la tasa de
inflación. Segundo, el incremento en los precios internacionales del petróleo a partir de 1973,
constituyeron un choque externo de importancia para México que entonces era un importador neto de
petróleo y derivados. La recesión que siguió a la crisis de 1976 fue de corta duración. El
descubrimiento de cuantiosas reservas petroleras eliminó la restricción externa y propició un cambio
drástico de la política económica. En lugar de ajustarse a la escasez, el gobierno debía ahora
“administrar la abundancia”. La postura oficial, ampliamente compartida, era que México podría crecer
a tasas sin precedente a partir de 1978. Inicialmente se pensaba que los ingresos petroleros podían
eliminar simultáneamente las restricciones fiscales (Lustig, 1997; 3).
La reforma administrativa en el gobierno de José López Portillo (1976- 1982), que tenía como
tesis central reorganizar el gobierno para organizar el país. En esta etapa la reforma establece un
sistema nacional de planeación, que estaba regulado por la nueva Ley Orgánica de la Administración
Pública Federal, la promulgación de la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público, así como la
Ley de Deuda Pública. Asimismo, destaca la creación de la Secretaría de Programación y Presupuesto
(SPP), que constituye uno de los últimos eslabones históricos en el desarrollo administrativo en las
materias de programación y planeación en nuestro país (Sánchez, 2009: 87)
Al inicio de los años ochenta surge en el ámbito internacional un movimiento global de reforma cuya
dimensión ideológica exigió un cambio de valores en el sector público identificados con el paradigma
de ‘racionalismo económico’ y la gerencia de la empresa privada. Sobre este fundamento ideológico se
formuló todo un conjunto de técnicas y comportamientos que constituyen el contenido de la “Nueva
Gerencia Pública” y la “Reinvención del Gobierno”, cuyo objeto ha sido reducir su tamaño, imponerle
una disciplina e incentivos tipo mercado, aminorar los costos y mejorar su desempeño. Para esto
último, es necesario “dejar que los gerentes públicos gerencien” al otorgarles mayor flexibilidad y
devolución de autoridad y, a la vez, “hacer que los gerentes públicos gerencien”, al asegurar su
rendición de cuentas. Reformas administrativas que eventualmente tienen éxito, o muchas veces la
retórica tiende a rebasar la práctica (Carrillo, 2003: 3).
También busca ofrecer oportunidades de desarrollo y de progreso a los servidores públicos por su
servicio a la sociedad. El énfasis debe estar centrado en la integración de los mejores talentos a la
función pública y no en el cumplimiento de normas y políticas controladoras y asfixiantes de la
innovación y la creatividad. El gobierno de Fox buscaba sumar reorientar el servicio público dejando
atrás los esquemas jerárquicos basados en el control, que inhiben la creatividad y la innovación para
dar paso a esquemas que faculten y fomenten la participación del trabajo en equipo.
El consenso de Washington
El agotamiento del modelo vigente durante el periodo 1933-1980, conocido como «industrialización
mediante la sustitución de importaciones» (ISI), promulgó las bases para emprender las reformas
estructurales necesarias que permitiesen cambiar el rumbo económico de América Latina. Al tiempo
que se delineaba este giro económico, algo histórico sucedió en la región entre 1982 y 1990, una
quincena de países logró realizar la transición política desde la dictadura a la democracia, adoptando
todo el sistema de “economía de mercado”. Latinoamérica, ante las nuevas realidades, tras la caída
del muro de Berlín y próxima a iniciarse la década de los años noventa, observó la necesidad de
fortalecer las recién instauradas economías de mercado, herederas de una situación de
desestabilización, de excesiva protección y regulación. Esta búsqueda de un modelo más estable,
abierto, liberalizado, particularmente orientado a los países de América Latina, nace en 1989 en el
llamado “Consenso de Washington” (Casilda, 2000; 19). El Consenso no consistía meramente en un
decálogo de política económica impuesto desde Washington, con la colaboración del FMI y el Banco
Mundial.
La agenda del Consenso de Washington abarcaba las siguientes reformas de política económica:
Disciplina fiscal: en la conferencia prevalecía la opinión de que los déficit fiscales grandes y
sostenidos, constituyen una fuente primaria de dislocamiento macroeconómico que se presenta como
inflación, déficit de pagos y fuga de capitales; además, un déficit presupuestario acompañado de altos
niveles de inflación, socava la confianza de los inversionistas, por ello las exportaciones habían
experimentado una contracción en la década de 1980, debido principalmente a los altos déficit
presupuestarios derivados de la política proteccionista.
Reordenación de las prioridades del gasto público: tal reordenación se llevaría a cabo a partir del
recorte al gasto público para reducir el déficit presupuestario sin recurrir a los impuestos. Los subsidios
de la administración pública, principalmente a empresas paraestatales, serían los primeros
perjudicados, debido a que la asignación de esos recursos se consideraba un despilfarro, la
eliminación paulatina de las subvenciones permitiría asignar esos recursos en áreas estratégicas de
carácter social.
Reforma fiscal: según las condiciones económicas de la región, una reforma fiscal debía
emprenderse para ampliar la recaudación tributaria, disminuir el gasto público y, en consecuencia,
remediar el déficit presupuestario. De esta manera, tener una amplia base tributaria era garantía de
crecimiento.
Tipo de cambio competitivo: se consideraba como un pre requisito para el crecimiento basado en las
exportaciones. Un tipo de cambio competitivo brindaría seguridad a los negocios para invertir en las
industrias de exportación. Según el Consenso de Washington, la política orientada al exterior y a la
expansión de las exportaciones era necesaria para la recuperación de América Latina.
Liberalización del comercio: era el complemento del tipo de cambio competitivo en una política
orientada al exterior. El Consenso de Washington considera que el sistema de permisos de
importación es una forma de restricción particularmente contraproducente, que debería reemplazarse
sin tardanza por aranceles. Asimismo, la importación de insumos necesarios para la producción de
Privatizaciones: lo que se pretendía con esta reforma era aliviar el presupuesto del gobierno a partir
de la privatización de empresas paraestatales; una vez iniciado este proceso se liberarían una gran
cantidad de recursos que a su vez se destinarían a áreas de carácter social. Esta reforma se convirtió
en una política fuertemente impulsada y apoyada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional, como una medida para impulsar el crecimiento y combatir los problemas sociales de
América Latina.
Desregulación: los orígenes de esta reforma se remontan a las administraciones de Reagan y Carter,
en Estados Unidos; se pensó en aplicarla en América Latina debido a que las economías
latinoamericanas contienen una serie de regulaciones que obstaculizan la entrada de empresas
nacionales y extranjeras. El proceso de desregulación está vinculado con la privatización, pues la
venta de entidades paraestatales necesita la modificación de leyes y reglamentos que permitan la
entrada de nuevos inversionistas y empresas nacionales y extranjeras, lo que a su vez beneficia a la
inversión extranjera directa.
Derechos de propiedad: con esta política el CW pretendía crear derechos de propiedad bien
asegurados, pues constituyen un pre-requisito básico para la operación eficiente de un sistema
La estrategia del Consenso representaba, por un lado, una continuidad de las políticas
contraccionistas tradicionales al estilo del FMI, pero por el otro, significaba una crítica implícita y una
ruptura relativa respecto a las políticas antinflacionarias monetaristas que se limitaban a actuar desde
el lado de la demanda. Sin abandonar el núcleo duro de las políticas neoliberales (la restricción
monetaria y el déficit financiero cero en las finanzas públicas), la nueva fórmula consistió en aplicar
programas de estabilización “heterodoxos”, basados en políticas de ingresos, y en el uso del tipo de
cambio como ancla de la inflación. El objetivo ahora era detener la inflación inercial, así como
reinsertar a América Latina en los mercados internacionales de capital.
En México la estrategia se aplicó en tres fases sucesivas. En la primera fase se lanzó el Pacto,
programa de estabilización “heterodoxo”, que más tarde sería replicado en Brasil con el Plan Real.
Aunque el Pacto fue implantado en 1987, último año de la administración de la Madrid, fue diseñado
por el equipo de Salinas de Gortari, entonces secretario de Programación y Presupuesto, y nombrado
poco después candidato oficial a la presidencia de la República. El Pacto estaba basado en la
concertación de precios y salarios – para la cual el control corporativo del partido oficial sobre los
sindicatos fue fundamental –, pero sobre todo a través del uso del tipo de cambio como ancla
inflacionaria.3 El Pacto fue un programa exitoso, a diferencia de programas de choque anteriores
experimentados en otros países latinoamericanos. La tasa de inflación bajó del 159% en 1987, a
51,7% en 1988 y 19,7% en 1989, hasta que ubicó en niveles de un dígito en 1993 (8%) (Guillén, 2012:
61).
De acuerdo con este autor la segunda etapa consistió en la renegociación de la deuda externa. Al
llegar Salinas de Gortari (1989-1994) al gobierno, su primera acción fue renegociar la deuda externa
bajo los auspicios del Plan Brady, lo que permitió reducir el principal y aligerar el pago de intereses,
pero sobretodo, junto con la inflación en proceso de declinación, elevó las expectativas de los actores
involucrados en la reforma neoliberal. La renegociación fue seguida por la apertura de la cuenta de
capitales, la cual se consideraba fundamental para reanudar el crecimiento y financiar el desequilibrio
de la cuenta corriente, mediante el libre acceso de la inversión extranjera. El control de la inflación era
un prerrequisito del nuevo esquema, con el objetivo prioritario de mantener la confianza de los
colocadores de fondos de capital de cartera del exterior en las economías emergentes y detener la
fuga de capitales internos. La apertura financiera de los 1990 implicó la incorporación de los llamados
países emergentes en el “régimen de acumulación con dominación financiera” (Chesnais, 1994;
Guillén, 2012) que fue prevaleciendo en los países centrales como respuesta a la crisis de los 1970.
En tal régimen, la lógica financiera, es decir especulativa, más que la productiva, determina el rumbo
de la acumulación de capital. La reforma neoliberal salinista fue completada en una tercera fase por la
firma del TLCAN, el cual entró en vigor en 1994, y por la aceleración del proceso de proceso de
privatización de los activos públicos.
El TLCAN fue la joya de la corona de la reforma neoliberal. Se trató de un acuerdo entre gobiernos y
grupos empresariales oligopólicos que veían en la integración una palanca importante para ampliar sus
mercados y zonas de operación e influencia, así como para maximizar sus beneficios. En lo
fundamental, fue impulsado por los grupos y empresas más globalizados del capital financiero de
Estados Unidos, así como por los grupos y empresas más poderosos de Canadá y México.
el control tanto de la Cámara de Diputados como de la de Senadores. En este sentido, de acuerdo con
Guadalupe Loaeza (2010), es en el año 1988 cuando se presenció una coyuntura que mostró la crisis
del PRI. No obstante, se ha argumentado que el verdadero cambio político comenzó en 1997, año en
que el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Se sostiene que éste fue un
momento sin precedente, pues por primera ocasión el Presidente de la República, quien en ese
momento era Ernesto Zedillo, tuvo que gobernar con un Congreso de la Unión dividido. Otra fecha que
se ha utilizado para disputar ´cuándo se dio el verdadero cambio político en México fue el 2000,
momento en el que finalmente el PRI perdió el control del Poder Ejecutivo a manos del Partido Acción
Nacional y su candidato Vicente Fox Quezada.
Sin embargo, es necesario entender que el cambio político en México es un proceso que se dio de
forma gradual. Mas esto no debe hacernos perder de vista que en la década de 1990 la administración
pública en nuestro país sufrió una gran transformación. Se ha indicado que en ese momento se
presencia una reingeniería constitucional, puesto que se da origen a diversas instituciones con
carácter autónomo como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación, se le otorga autonomía al Banco de México, así como se refuerza la
ciudadanización del Instituto Federal Electoral, ahora Instituto Nacional Electoral. Además en el ámbito
económico se reforzaron las transformaciones que iniciaron en el Sexenio del Presidente Miguel de la
Madrid Tendientes a reconfigurar un nuevo orden para regular las actividades de los nuevos actores
económicos, vinculados principalmente con el sector financiero (Babb, 2003).
En la década de 1990 prácticamente se fue testigo de la creación de una nueva Constitución Política.
González (1995) indica que en el periodo que va de 1988 a 1994 se aprobaron 51 reformas a 40
artículos constitucionales. Las reformas constitucionales puestas en marcha en el sexenio de Carlos
Salinas de Gortari fueron llevadas a cabo en el marco del proyecto modernizador que éste
comandaba, por lo tanto dichas transformaciones ponían énfasis en la integración internacional. Si
bien se crearon distintas instituciones tendientes a contribuir en la gobernabilidad democrática, el
proceso político para generarlas no fue del todo democrático. Autores como Cook y Molinar (1996), las
reformas constitucionales aprobadas en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari fueron posibles debido
a las características del sistema político mexicano. El que el PRI mantuviera el control de ambas
cámaras legislativas, como se desarrollará posteriormente, fue un factor determinante para lograr los
cambios económicos y políticos necesarios en un contexto de democratización y apertura económica.
Multipartidismo
El sistema de partidos, de acuerdo con Dieter Nohlen (2004: 38) se entiende como “la composición
estructural de los partidos políticos dentro de cada Estado”. Es decir, se trata de la forma y
características que adquieren los partidos políticos en una comunidad política determinada. Los
sistemas de partidos cuentan con un conjunto de elementos a considerar: 1) el número de partidos
existentes, 2) el tamaño de los partidos, 3) la distancia ideológica existente entre ellos, 4) la forma en
que interactúan entre sí, 5) las características de la relación entre partidos políticos y otros grupos
sociales, 6) su posición frente al sistema político. Los partidos políticos, sin duda alguna, son actores
relevantes en el cambio o permanencia políticos. Para el caso mexicano, hemos sido testigos de un
conjunto de transformaciones en este ámbito que resulta necesario considerar para tener una
radiografía lo más cercana posible en torno a la transición política en México.
Antes de la década de 1990, los partidos políticos no representaban una verdadera oposición para el
Partido Revolucionario Institucional. Salvo el Partido Acción Nacional (PAN) que surgió en la 1939, los
partidos que a lo largo de la historia política contendieron en procesos electorales tuvieron una
duración efímera (Espejel, 2016: 16). Esto puede ser explicado por las restricciones del sistema
electoral en lo que refiere a la conformación de organizaciones políticas partidistas. Hasta antes de
1988, el sistema de partidos en México se caracterizó por ser unipartidista con altos niveles de
estabilidad, sin embargo, fue en ese año con la coyuntura electoral que la situación se transformó
(Crespo, 2012).
El cisma entre la élite del PRI protagonizada entre los denominados “políticos tradicionales” y los
“tecnócratas” dio lugar a una crisis de grandes proporciones dentro de dicho partido, impulsando la
creación del Frente Democrático Nacional, encabezado por el candidato presidencial Cuauhtémoc
Cárdenas. No obstante, el cambio político-electoral fue también producto de las distintas reformas
constitucionales que se llevaron a cabo desde la década de 1970. De acuerdo con Córdova, las
reformas electorales sí tuvieron como objetivo fortalecer el cambio político. Es por ello que la transición
política en México tuvo un carácter gradual, pudiendo finalmente darse la alternancia política en el año
2000. Tan sólo la reforma de 1989-1990 marcó un cambio crucial en la organización de las elecciones.
Las irregularidades detectadas en el proceso electoral de 1988 obligaron a fortalecer el órgano
encargado de la organización de las mismas. Dicha reforma electoral permitió dar paso de la Comisión
Federal Electoral al Instituto Federal Electoral, lo que representó un avance en la ciudadanización del
órgano electoral, ya que anteriormente el control de los procesos lo tenía la Secretaría de Gobernación
(Córdova, s.f.: 662-663).
La creación del Instituto Federal Electoral marcó el principio de la profesionalización de los procesos
electorales, otorgando mayor certidumbre en los resultados. Hasta antes de la creación de dicho
órgano, por medio de la Secretaría de Gobernación, el binomio PRI-gobierno mantuvieron el control de
los procesos electorales. Fue hasta 1996 que se tuvo certidumbre sobre la celebración de elecciones
en condiciones equitativas entre los distintos partidos políticos, permitiendo una transformación del
sistema de partidos, pues se pasó de un sistema de partido hegemónico a un sistema caracterizado
por un pluralismo limitado con elecciones competencia limitada aún, pero bastante competitivas
(García, 2010).
En cuanto a las fuerzas partidistas, la oposición logró ganar espacio a partir de las adecuaciones al
sistema electoral, específicamente en lo que refiere a la representación proporcional, lo cual permitió a
los partidos de oposición ganar espacios en las legislaturas (Valdez, 2011: 9). Es en el proceso
electoral de 1994 en el que vemos una contienda aún asimétrica entre los tres principales partidos por
la presidencia del país. El Frente Democrático Nacional dio lugar al Partido de la Revolución
Democrática cuyo candidato presidencial fue nuevamente Cuauhtémoc Cárdenas. Por parte del PAN
el candidato fue Diego Fernández de Cevallos, mientras que Zedillo fue el abanderado del PRI y quien
finalmente se hizo de la victoria (Hernández, 1998: 199).
A pesar de que el panorama en el sistema de partidos cambió de forma importante, el PRD y el PAN
no se constituyeron como un frente contra el PRI. En la década de 1990 otros actores partidistas como
el Partido del Trabajo emergieron en la escena pública, sin olvidar al Partido Verde Ecologista de
México. En ese momento estos partidos minoritarios eran considerados satélites, sin embargo
actualmente la situación se ha transformado, pues la evidencia muestra que son capaces de dirigir los
resultados electorales de un lado de la balanza a otra (Díaz, 2014).
Es en 1997 cuando (García) los procesos electorales se volvieron altamente competitivos, permitiendo
finalmente que en el año 2000 fuera posible la alternancia política a nivel federal. No obstante, a nivel
estatal y municipal desde finales de los 90 la alternancia electoral comenzó a materializarse. Es en
1997 cuando por primera vez en la historia política del país la oposición tuvo mayoría en el Congreso
de la Unión, tema a explorarse en el siguiente apartado.
Congreso dividido
Con la transformación en el Congreso de la Unión, en 1997, ahora los apoyos para impulsar las
reformas constitucionales no pueden darse sólo por un partido. Por lo tanto, para conseguir la mayoría
de votos se requiere la negociación de al menos dos bancadas. Las reformas constitucionales
impulsadas por Carlos Salinas de Gortari contaron con el apoyo del PRI y PAN.
Representación proporcional
Partido
Votos %
Sin embargo, resalta Loaeza (2010) que el PRI en su intento por recobrar el control político que sobre
diversos sectores gozó el poder estatal, fracasó, pues no se pudo reconstruir la autoridad estatal que
precedió a la crisis de 1982.
Como señala Aranda (2010: 80) “La pragmática de los partidos políticos en México ha orillado a las
dirigencias a presentar posturas contradictorias a su historia y principios; más aún, en el camino hacia
la búsqueda de electores, los partidos han descuidado los principios éticos al momento de diseñar
programas de gobierno e instrumentos para llevarlos a cabo”.
Siguiendo con el apartado anterior, el sistema electoral en México concedió a otros partidos tener una
participación activa en lo relacionado a las reformas constitucionales, pero también abrió el marco a la
aparición de las asociaciones civiles, que si bien, desde 1968 comienza su aparición, a partir de 1985
se apodera y entiende su importancia a nivel social.
Además, esta nueva geografía política permite, como lo señala Lizárraga (2004): “… una nueva
consolidación de un sistema de partidos, de izquierda y de derecha, el PRD y el PAN, respectivamente
y por otro lado, surge una nueva forma de participación para la población: el “asociacionismo cívico”,
que representa una nueva lucha por cuestiones de género, el ecologismo y la lucha por los derechos
humanos”.
1
La organización civil (OC) también se le conoce como organización social civil (OSC) u Organizaciones no
gubernamentales (ONG).
2
El programa de Coinversión Social (PCS), promueve y fortalece la participación de la Sociedad Civil organizada
en acciones de desarrollo social que beneficien a personas en situación de pobreza o vulnerabilidad. El PCS se
basa en el principio de corresponsabilidad, a través de un esquema de coinversión, sumando los recursos
gubernamentales con los de los actores sociales para realizar los proyectos.
Como se ha visto, “las actividades del Partido Revolucionario Institucional (PRI) estuvieron unidas a las
del Estado por mucho tiempo, los intereses de las élites gobernantes manipulaban y maquillaban todo
el acontecer político, las fuerzas en aparente posición terminaban uniendo intereses y aceptando los
cotos de poder otorgados a sus principales líderes. Sin embargo, la complejidad social que día a día se
acrecentaba dio origen a los movimientos que ponían en tela de juicio la actuación y el papel del
partido y del régimen político preponderante. La mayoría de los movimientos fueron desmantelados,
reprimidos, totalmente aniquilados y cuando las circunstancias ya no lo permitieron: los cambios
iniciaron su camino. Las reformas electorales fueron un cambio inminentemente favorable para las
organizaciones o partidos en busca de espacios de expresión e igualdad ante la lucha por espacios
electorales, sin embargo, para el partido en el poder significó lo contrario” (Salgado, 2007: 72).
En 1946 cuando el partido oficial sufre su último cambio en la denominación, no existe oposición real,
tampoco hay una rotación de poder, la participación política en elecciones es en términos monetarios y
humanos desigual. “Los diversos movimientos sociales, como por ejemplo el estudiantil de 1968,
manifiestan la urgencia de apertura democrática, pero sobre todo, corroboran la necesidad de un
cambio en los causes del quehacer político nacional. El PAN inicia su expansión en algunas regiones
del norte del país, surgen organismos partidistas, aparece una guerrilla urbana y otra campesina, cuyo
diagnóstico consiste en afirmar que el país no tiene otra opción de cambio que no sea la de las armas”
(Becerra, Salazar y Woldenberg, 200: 19).
Durante el sexenio que va de 1970 a 1976 se instrumenta la política de apertura democrática, cuyo fin
es evitar después de 1968 la crisis política ocasionada por los usos y los abusos de la fuerza del
Estado. El sexenio termina con crisis económica y desestabilidad política, manifestándose en las
elecciones presidenciales de 1976 en donde José López Portillo, el único candidato registrado, obtiene
el triunfo con el 99% de los votos, de esta forma resulta clara la necesidad de replantear el formato, los
usos y alcances de la participación política (Salgado, 2006: 73).
El Estado, para entonces, opera bajo la ausencia de partidos competitivos e inexistencia de reglas
electorales abiertas, sin embargo, esa realidad empieza a cambiar en 1977, pues para México la
necesidad de organizar a los grupos inconformes dio impulso a las reformas. Esta reforma crea las
siguientes condiciones:
“La Ley de Organizaciones y Procedimientos Electorales (LOPPE) crea al mismo tiempo una
figura legal distinta a la de partidos políticos, para la cual se requieren menos requisitos. Se
trata de las asociaciones políticas nacionales, concebidas como complementos al sistema de
partido y debían contribuir al debate político e ideológico” (Salgado, 2006: 77).
El PRI dominante sabía que las reformas significaban perdida de espacios que antaño fueron de ellos,
pero también contribuían en su legitimación frente a los nuevos partidos, además de darse tiempo para
solucionar las disputas internas por el control del partido.
Los años 1988 y 1994 significaron momentos importantes para el cambio político y administrativo en
México. “La crisis del partido se manifiesta en diferentes arenas, una de ellas, es la electoral con la
pérdida de espacios políticos importantes, otra más es la escisión de facciones al interior del partido,
como, por ejemplo: la fractura Interna de 1988” (Salgado, 2006: 90).
En 1987 cuando se mencionan a los posibles candidatos del PRI, sin considerar a Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano se origina una ruptura interna. Se elige a Carlos Salina de Gortari como candidato
y “excluyen a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano de las filas del partido, por violar el artículo 211 de los
estatutos del partido, al aceptar la candidatura a la presidencia por el Partido Auténtico de la
Revolución Mexicana. Muñoz Ledo que renuncia el 15 de diciembre con el objetivo de apoyar la
candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas. (Reveles, 2003: 229). Esto además de una ruptura interna del
partido hegemónico, ocasionará la aparición de nuevos partidos políticos, como el Partido de la
Revolución Democrática. Además de la apertura de espacios electorales en gubernaturas de los
Estados, como el caso de Baja California que lo ganaría para 1989 el Partido Acción Nacional.
Aquí el escenario empezaba a cambiar por la apertura política, ésta impactaría en los cambios
económicos y administrativos, pues a partir de este periodo la Administración Pública sufriría cambios
inimaginables. Otro proceso que posterior a 1994 generarían el cambio y la transición de partido
político en la presidencia de la república sería el gobierno dividido de la Cámara de diputados.
Fuente: http://bit.ly/2cq9xwY
A partir de este cambio en la representación, se realizaron amplias movilizaciones sociales que dieron
como origen el cambio de partido en 2000.
A partir de este periodo se planteó una disyuntiva en las organizaciones de la sociedad civil, ya que
habían estado organizadas más a construir un frente para la organización independiente de la
sociedad civil en torno al zapatismo. Ahora se planteaba la necesidad de luchar por una mayor
transparencia y por el total control ciudadano sobre las elecciones. Así fue como la creación de Alianza
Cívica, que tomó el liderazgo de esta segunda opción, comprometió a gran parte de la sociedad civil
con la vía electoral y marginó al zapatismo. Finalmente, esta vía de organización de la sociedad civil se
agotó cuando tuvo éxito, una vez que se dio la ciudadanización completa del IFE con la reforma
electoral de 1996 y la alternancia en la presidencia de la república en el año 2000 (Olvera, 2003).
Con estos cambios, tanto instituciones como organizaciones sufrieron modificaciones, tanto internas
como externas. Aparecieron otras instituciones y otras se debilitaron. Algunas siguen prevaleciendo al
interior de la administración pública que es el caso que no ocupa, pero que sin duda debemos conocer
el contexto donde se desenvuelve.
Los organismos internaciones son asociaciones que trascienden las fronteras de un Estado y
contienen una estructura orgánica permanente. Algunos de ellos son: a) Fondo Monetario Internacional
(FMI); b) Organización de Estados Americanos (OEA), c) Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), entre otros. Estas instituciones después de la Segunda Guerra
Mundial, adquieren gran relevancia en la discusión mundial sobre políticas económicas y sociales. Las
cuales después de presentarse en los grupos, realizar análisis y evaluaciones correspondientes,
lanzan las propuestas a sus agremiados para ponerlas en práctica, y algunas veces, incluye la
recepción de fondos económicos.
Nuestro país como integrante de estos grupos, participa continuamente en mejoras estructurales y ha
puesto en marcha diferentes proyectos en materia de: educación, salud, transparencia, entre otros.
Los requerimientos globales trascienden las fronteras y permean las reformas constitucionales, sin
violar los derechos de soberanía. Por lo tanto, actualmente no sólo influyen los partidos,
organizaciones civiles, también, organismos internacionales.
El objetivo de este apartado es conocer las principales reformas administrativas impulsadas en los
períodos presidenciales de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
La legitimidad que le dieron los resultados electorales fue un buen comienzo para emprender una serie
de reformas a la gestión pública. De ahí la importancia de la Transparencia, Calidad en la gestión
pública y la profesionalización de los servidores públicos fuesen aspectos que tomaron en cuenta para
proponer un cambio de perspectiva en la administración pública (Moyado, 2006). Vicente Fox presenta
una propuesta para modernizar la administración pública a través de la formación de dos centros que
regularían dichas reformas. La Oficina de Innovación Gubernamental que dependería directamente del
presidente y a cuya cabeza estaría uno de sus hombres más cercanos. Y la entonces Secretaría de la
Contraloría y Desarrollo Administrativo (SECODAM), hoy de la Función Pública (SFP).
En materia de mejoramiento administrativo, la estrategia de Vicente Fox se orienta por tres acciones
relevantes: la primera fue la puesta en marcha del Programa Nacional de Combate a la Corrupción y
Fomento a la Transparencia y el Desarrollo Administrativo (2001- 2006) que queda bajo la
responsabilidad de la Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo (SECODAM); la segunda
fue la propuesta contenida en el Modelo Estratégico de Innovación Gubernamental, elaborado por
Ramón Muñoz desde la Oficina de Innovación Gubernamental de la Presidencia; y la tercera acción
habitantes, lo cual, en gran medida, dará como resultado mayores inversiones internas y externas,
mayor empleo, más riqueza y más bienestar para el País.
El gobierno de Felipe Calderón no tuvo como prioridad impulsar los procesos modernizadores de su
antecesor, aunque sí se tomaron algunas decisiones para mejor el desempeño de la administración
pública federal, siempre mediadas por otras acciones. La importancia del proyecto de modernización
administrativa fue mucho menos evidente en este gobierno; se volvió a insistir en la necesidad de
perfeccionar instrumentos como el presupuesto basado en resultados, la evaluación del desempeño y
la planeación estratégica a partir de metodologías estandarizadas, como la Matriz de Marco Lógico. No
obstante, la atención gubernamental hacia los problemas en los ámbitos nacional e internacional,
como la crisis financiera mundial de 2008 y el aumento de los niveles de violencia asociados al
narcotráfico, confirmó que la modernización administrativa, como estrategia gubernamental, no fue un
tema importante en la agenda pública, ni siquiera una asignatura pendiente (Pardo, 2015: 84).
De acuerdo con María del Carmen Pardo (2015: 92). Los cambios administrativos pensados desde el
gobierno federal se consolidaron en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, documento rector del
sexenio de Felipe Calderón. Además, se aprobó un nuevo Reglamento de la Ley del Servicio
Profesional de Carrera (Diario Oficial de la Federación [DOF], junio de 2007). El proceso de
modernización administrativa se llevará en dos instancias: primero, el Programa de Mejoramiento de la
Gestión, (2007-2012) a cargo de la Secretaría de la Función Pública, y segundo, el Presupuesto
Basado en Resultados y el Sistema de Evaluación del Desempeño, bajo la responsabilidad de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Los objetivos generales del Programa de Mejoramiento de la Gestión parecen modestos frente a los
retos que enfrenta la administración pública moderna: 1) mejorar la calidad de los bienes y servicios
públicos, 2) incrementar la productividad de las instituciones, 3) reducir costos a partir de la
optimización de los recursos y la operación de procesos eficientes y 4) evaluar el desempeño de las
instituciones públicas. Por su parte, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público tiene bajo su
responsabilidad la puesta en marcha del Presupuesto Basado en Resultados y el Sistema de
Evaluación del Desempeño. El presupuesto basado en Resultados implica un nuevo enfoque de
gestión pública para incentivar el logro de resultados, por lo que requiere modificar y mejorar de
manera estructural las decisiones y medidas del proceso de planeación, programación,
presupuestación y ejercicio del gasto, poniendo énfasis en la evaluación de los programas de gobierno
(Sánchez, 2009: 92).
El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 presentado por el presidente Enrique Peña Nieto establece
como metas principales: México en Paz, México incluyente, México con Educación de Calidad, un
México Próspero y un México con responsabilidad global. El Plan Nacional de Desarrollo presenta un
conjunto de estrategias transversales para democratizar la productividad, para alcanzar un gobierno
cercano y para tener una Perspectiva de Género en todos los programas de la Administración Pública
Federal.
El Plan Nacional de Desarrollo de Enrique Peña Nieto destaca la importancia de contar con un
gobierno eficiente, con mecanismos de evaluación, que permitan mejorar su desempeño y la calidad
de los servicios, que simplifique la normatividad y trámites gubernamentales, y rinda cuentas de
manera clara y oportuna a la ciudadanía.
Por lo anterior, las políticas y los programas de la presente administración deben estar enmarcadas en
un Gobierno Cercano y Moderno orientado a resultados, que optimice el uso de los recursos públicos,
utilice las nuevas tecnologías de la información y comunicación e impulse la transparencia y la
rendición de cuentas con base en un principio básico plasmado en el artículo134 de la Constitución:
“Los recursos económicos de que dispongan la Federación, los estados, los municipios, el Distrito
Federal y los órganos político-administrativos de sus demarcaciones territoriales, se administrarán con
eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez para satisfacer los objetivos a los que estén
destinados”.
Una de las tendencias de reforma administrativa en México más interesantes de las últimas décadas
ha sido el establecimiento de Organismos Constitucionales Autónomos. Desde los años 1990, estas
instituciones han sido creadas (o transformadas) para encargarse de la elaboración de políticas y
regulaciones específicas en diversos sectores sociales, económicos y políticos. Aunque algunos
Organismos Constitucionales Autónomos primero formaron parte de la administración pública federal,
su establecimiento generalmente ha partido de la idea de que, para cumplir a cabalidad con sus
funciones institucionales, es importante dotarles de márgenes de autonomía (formal e informal)
distintos a los del resto de las dependencias y entidades del gobierno federal. En este sentido, la
“autonomía constitucional” ha sido en muchos casos el puerto de llegada de un proceso de reforma
más amplio (Dussuage, 2013: 3).
El surgimiento de los organismos autónomo es resultado del proceso social e histórico de cada país
que los ha adoptado. Los organismos constitucionales autónomos pueden aparecer con el fin de
incrementar la eficacia y eficiencia de la administración pública. En México los primeros organismos
autónomos fueron las Universidades públicas. Después de las universidades públicas, el siguiente
organismo que adquiere autonomía constitucional es el Banco de México (Castellanos, 2015: 94).
En México el gran receptor de los flujos de crédito del banco central, cuando este no es autónomo es
el gobierno, que mediante tal experiencia puede incurrir en elevados déficits fiscales. Gracias a que el
Banco de México goza de autonomía desde hace 20 años su Junta de Gobierno analiza discute y
decide cuál debe ser la postura monetaria idónea en cada momento, resultando una garantía para
todos los usuarios de la moneada nacional de que el Banco de México no le extenderá crédito al
gobierno para financiar su gasto y procurar que la moneda conserve su poder adquisitivo (Turrent,
2012:10)
El tercer organismo constitucional autónomo fue el Instituto Federal Electoral. Durante sus primeros
cuatro años de existencia, el Instituto Federal Electoral fue concebido como un organismo público
autónomo. No es sino hasta 1994 cuando la autonomía constitucional del IFE se hace realidad
(Cárdenas, 1999: 482)
En enero de 2014 el Presidente Enrique Peña Nieto promulgó la Reforma en Materia Político-Electoral,
que es “un paso importante y trascendental hacia la consolidación de la democracia en México”. Con
ella, puntualizó, “ganan los ciudadanos”. El Titular del Ejecutivo Federal mencionó los principales
elementos de la Reforma Político Electoral. Se logra la autonomía de dos importantes instituciones. La
Procuraduría General de la República se convierte en la Fiscalía Nacional de la República; la
autonomía de esta institución le permitirá desplegar una política de procuración de justicia más eficaz y
de largo plazo, así como profundizar en su profesionalización. Además, contará con fiscalías
especializadas: una para delitos electorales y otra para combatir la corrupción en todos los órdenes de
Gobierno.
Los Organismos Constitucionales Autónomos son hoy en día parte fundamental del Estado mexicano y
lo seguirán siendo en el futuro. Además, es probable que el número de instituciones de este tipo
aumente en los próximos años por una diversidad de factores: la influencia ejercida por múltiples
redes internacionales de expertos; los ejercicios de aprendizaje transnacional realizados por diversas
instituciones gubernamentales; los efectos de imitación entre sectores de política pública dentro del
ámbito federal; las presiones por homogeneizar instituciones e instrumentos de política sub-
nacionales; y las implicaciones administrativas de las recién aprobadas “reformas estructurales
(Dussauge, 2015: 36).
El acceso a la información es un derecho de enorme valor que sin duda impulsa la construcción de
sociedades más justas, equitativas y corresponsables en la gestión de los asuntos públicos y coadyuva
al fortalecimiento del patrimonio social y de la vida democrática en el país. La información pública es
un catalizador de la participación social: quien tiene más y mejor información goza de mayores
posibilidades de participar e incidir en la toma de decisiones concernientes a políticas públicas,
programas y proyectos, tanto públicos como privados. Asimismo, la disposición de información es un
recurso invaluable para la exigencia de una pronta impartición de justicia (Bustillos, 2004: 21).
Como señala Fernández (2001). El acceso a la información promueve que los asuntos públicos sean
visibles y, al mismo tiempo, se evitan prácticas de opacidad en el actuar de los gobernantes. El acceso
a la información en la democracia permite oponerse al ejercicio oculto del poder político. El ejercicio de
derechos ciudadanos para participar en la vida pública y para ejercer derechos sociales tiene como
fundamento el carácter público de la información que posee y genera el gobierno. La transparencia en
Cabe destacar que la introducción del tema de acceso a la información en la agenda gubernamental se
debió a la relevancia del Grupo Oaxaca, integrado por académicos, periodistas, organizaciones civiles
para delimitar teórica y conceptualmente una propuesta de Ley de Transparencia (Escobedo, 2002;
73). Además, el contexto internacional favoreció también para que el gobierno mexicano reconociera la
demanda por el derecho a la información, dado que instituciones como el Banco Mundial establecieron
como condición de acceso a financiamiento que los Estados impulsaran prácticas de transparencia en
el manejo de los recursos públicos, presión a la que se sumó Transparencia Internacional para
favorecer la expedición de leyes en la materia.
Para el 2007, la Ley de Transparencia vuelve a ser objeto de reformulaciones para fortalecer y dar
orden a lo conseguido en sus primeros años de vigencia, razón por la cual se reforma nuevamente el
artículo sexto constitucional para definir principios rectores sobre el acceso a la información ya no sólo
en la federación, sino también en los ámbitos locales, es decir, estados y municipios. Dos años
después se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma al artículo 16 Constitucional que
elevó la garantía constitucional el derecho a la protección de datos personales, el acceso, rectificación,
cancelación y oposición de los mismos.
En mayo del 2015 entró en vigor La Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública
El nuevo marco normativo está integrado por 216 artículos. Con ella, el Instituto Federal de Acceso a la
Información y Protección de Datos (IFAI) cambia su nombre por el de Instituto Nacional de
Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que se robustece
con mejores y nuevas atribuciones que lo consolidan como organismo garante a nivel nacional (INAI,
2015).
La LGTAIP tiene por objeto establecer los principios, bases generales y procedimientos para garantizar
el derecho de acceso a la información en posesión de cualquier autoridad, entidad, órgano y
organismo de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, órganos autónomos, partidos políticos,
fideicomisos y fondos públicos, así como de cualquier persona física, moral o sindicato que reciba y
ejerza recursos públicos o realice actos de autoridad de la Federación, las Entidades Federativas y los
municipios. Es decir, con la Ley se amplía el número de sujetos obligados y en ese sentido el Instituto
elaborará un nuevo padrón. Uno de los aspectos relevantes de la LGTAIP es la creación del Sistema
Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales, que
estará coordinado por el Instituto y al cual concurren también los organismos garantes de las entidades
federativas, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la Auditoría Superior de la Federación y el
Archivo General de la nación (INAI, 2015).
Del mismo modo, prevé el diseño y operación de una Plataforma Nacional de Transparencia, que
permita cumplir con los procedimientos, obligaciones y disposiciones legales para los sujetos obligados
y organismos garantes, pero sobre todo facilitando la accesibilidad para los usuarios.
La rendición de cuentas
Un gobierno democrático se caracteriza por la existencia de un proceso de autorización del poder por
parte de los ciudadanos a los políticos. La construcción de este vínculo basado en la autorización
requiere del establecimiento de una serie de mecanismos de control que garanticen que los gobiernos
cumplan dentro de la legalidad los propósitos para los que fueron elegidos.
Los mecanismos de rendición de cuentas son los mecanismos fundamentales para controlar a los
gobiernos y funcionarios públicos. Sin embargo, los mecanismos de control (intra-gubernamentales y
electorales han probado ser insuficientes para ejercer un control eficaz sobre los represéntense electos
y servidores públicos no electos (burócratas).
Sanción
Esta dimensión va más allá de la cuestión del establecimiento de espacios destinados para la
discusión y reflexión de los asuntos públicos y de políticas de acceso a la información. La sanción se
puede entender como la capacidad de imponer castigos a aquellos funcionarios que hayan incumplido
sus obligaciones. La rendición de cuentas no puede ser efectiva si no cuenta con dispositivos de
sanción que active a las agencias de rendición de cuentas. La amenaza de la sanción puede ser un
factor que fortalezca o limite a la rendición de cuentas efectiva. La limita en el sentido de que los
funcionarios públicos puedan generar prácticas organizacionales al interior de las dependencias que
obstaculizan la generación de información útil, oportuna y verás para el fácil acceso y discusión
pública. Al interior de las organizaciones públicas todavía existe una cultura administrativa que
Pero la existencia del factor de sanción fortalece a los procesos de rendición de cuentas cuando
demanda que los representantes públicos, no importando el nivel que tengan tienen la obligación de
documentar su actuación y dejar evidencia de ella y al interior de las dependencias públicas establece
procedimientos y dispositivos que reúnan las quejas y denuncias ante una acción de abuso de poder
en la que intervenga un servidor público. La existencia de sanciones administrativas o penales
fortalece a la rendición de cuentas sin embargo todavía existen instituciones informales como fueros o
amparos que evitan o frenan la imposición de sanciones a servidores públicos que cometen actos de
corrupción.
Para fortalecer a la rendición de cuentas como un mecanismo de control del poder resulta
indispensable fortalecer un sistema de responsabilidades que garantice consecuencias exigibles a la
autoridad.
Cierre de Sesión
Los cambios políticos y jurídicos modificaron en cierta medida el régimen en México. Con esto, “las
reglas del juego” se ampliaron y también se aseguraron algunas continuidades. Una institución al final
lo que trata de hacer es reducir la incertidumbre. Al reducir esta incertidumbre se originan nuevas
interacciones sociales y con ello la regularidad en el comportamiento de sistema político. Todo este
proceso se puede denominar como de reestructuración de fuerzas políticas y administrativas en
México.
Al cambiar las instituciones (normas, reglas, valores, etc.) cambian los comportamientos y con ello
también las organizaciones. Una institución puede ser una ley, un reglamento, un código de conducta
Como hemos visto hasta ahora, todas estos cambios contextuales, las reformas y los cambios
administrativos generaron la aparición de nuevas estructuras de gobierno, nuevas instituciones (como
el IFE, ahora INE), como la aparición de la Secretaria de la Función Pública; del Instituto Nacional de
Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI), así como la Auditoria
Superior de la Federación (SFP), o incluso como esta universidad, la Universidad Nacional Abierta y a
Distancia de México. No solo la estructura de gobierno cambió, también cambió la organización
interna de estas instituciones.
Antes por ejemplo todos los puestos laborales, o un buen porcentaje eran plazas en el sector público y
ahora son contratos por servicios profesionales, y esto genera en realidad cambios bastante
interesantes que iremos analizando en este y otros módulos.
Apreciaron también nuevos partidos políticos; asociaciones civiles, agrupaciones políticas y por
supuesto los organismos internacionales también hicieron su aparición en este contexto. No ha sido
sencillo el paso de un régimen a otro, pero sin duda las fuerzas políticas, administrativas y económicas
en México se han reestructurado.
Los cambios y la reestructuras no han sido menores, de allí la necesidad de conocerlos y analizarlos
para que como administradores públicos seamos capaces de dar oportuna respuesta a la necesidad
del diseño o rediseño de las nuevas instituciones u organizaciones que queremos como
administradores responsables y con un alto desempeño ético, respaldado en los valores de la
legalidad, la justicia, la equidad, los derechos humanos y los servicios a la población en general.
Se trata por lo tanto de conocer, analizar, idear, diseñar, construir, accionar y resolver.
Finalmente, recuerda que este texto de apoyo ha sido elaborado con apoyo de docentes y por el
responsable de esta licenciatura. Es un documento que realizamos como apoyo a tu formación, por lo
tanto te solicitamos que sea citado de la siguiente manera. UnADM-AGP (2016). Texto de apoyo de
sesión 5 “El régimen político en México contemporáneo: entre los cambios y las reformas”. Coordinado
por Sofía Salgado Remigio. México, Ciudad de México.
El Colegio de México. (2015). Historia mínima del neoliberalismo por Fernando Escalante.
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=efNZ5toDpRo
El Colegio del Estado de Hidalgo. (2014). Crisis financiera y cambio político, 1982-1994.
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=NAi-PI83yEg
Fuentes de consulta
Cárdenas, J., Pérez, C., & Carbonell, M. (1999). Presente y futuro de la autonomía del Instituto
Federal Electoral. In Administración y financiamiento de las elecciones en el umbral del siglo
XXI. Memoria del III congreso internacional de derecho electoral.
Castellanos, E. (2015). Los organismos constitucionales autónomos, antes y después del pacto
por México. (ed., Vol. I, pp. 87-11). Ciudad Universitaria, Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Centro de Capacitación Judicial Electoral. (2011, marzo). Régimen democrático. Libro de texto,
Material didáctico de apoyo para la capacitación. México: Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación. Recuperado de http://www.te.gob.mx/ccje/Archivos/manual_regimen.pdf
Dahl, R. (1999). La democracia una guía para los ciudadanos. Capítulo VIII. España: Taurus.
García, C. (2010, enero - abril). Los partidos políticos y las elecciones en México: del partido
hegemónico a los gobiernos divididos. Estudios políticos (México). No. 19. Recuperado de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-16162010000100007
Lustig, N., & Székely, M. (1997). México: Evolución económica, pobreza y desigualdad. Inter-
American Development Bank.
Merino, M., & Morales, L. (2013). Política pública de rendición de cuentas para México: una
propuesta necesaria.
Puga Espinosa, C., Torres Mejía, D., & Cristina Puga Espinosa, D. T. M. (1995). México, la
modernización contradictoria. México: Alhambra.
Salazar, P., Becerra, R. y Woldenberg, J. (2000). La mecánica del cambio político en México:
elecciones, partidos y reformas. México: Cal y Arena.
Tello, C. (2010, julio - septiembre). Notas sobre el Desarrollo Estabilizador. Economía Informa.
Núm. 364. Recuperado de:
http://www.economia.unam.mx/publicaciones/econinforma/pdfs/364/09carlostello.pdf
Moyado Estrada, F. (2006). Gobiernos de calidad. Ideas y propuestas desde la nueva gestión
pública. Buen Gobierno. Núm. 1, Semestre 1.
Bustillos, I., & Severino, T. (2004). Diagnóstico del acceso a la Información Ambiental en
México. Experiencia de Iniciativa de Acceso México IA-MEX. El derecho de Acceso a la
Información en México: un diagnóstico de la sociedad.
Babb, Sarah. (2003). Proyecto México. Los economistas: del nacionalismo al neoliberalismo.
México: Fondo de Cultura Económica.
Bolivar Meza, R. (2003, abril - junio). Francisco Reveles Vázquez, coord. Partido
Revolucionario Institucional: Crisis y refundación. Revista mexicana de sociología. Recuperado
de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25032005000200007