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ACTIVIDADES 2 PERIODO

NOTA: Enviar al correo jae11a@hotmail.com o Whatsapp : 3204433993


PLAZO: sábado 23 de mayo

GUIA DE ANPRENDIZAJE 1

ÁREA: ESPAÑOL
CICLO:3

DOCENTE-ANDERSON ESTRADA

TEMA- Texto descriptivo

-Copia el siguiente ejemplo y luego infiere el significado de texto descriptivo:

R/ Un texto descriptivo es aquel texto que busca describir con la mayor precisión
posible una persona, cosa u objeto, sin perder el mínimo detalle haciendo posible
que una persona pueda imaginar o visualizar lo que le dicen.
- APLICACIÓN
1-Lee atentamente el texto y encierra con color verde los adjetivos que
encuentres en la lectura:
Era un día maravilloso. El sol era intenso, calentaba al ascender por el cielo. La
montaña empezaba a sentir sus calurosos rayos, mientras la blanca nieve se
derretía lentamente. El agua fresca empapaba la tierra dándole al ambiente un
perfume especial, profundo y agradable de primavera. Las flores blancas de los
almendros llenaban el paisaje mientras los alegres trinos de los pájaros animaban
el caminar del peregrino. Era un hombre alto, corpulento, con la piel morena, y
unos
grandes ojos negros. Llevaba una pequeña mochila al hombro y un bastón robusto
que hundía en la tierra del camino al ascender hacia la cima. Se paró a contemplar
el lejano horizonte hacia el que se dirigía. Tras un breve descanso sus pasos
volvieron a ser ágiles y animosos. Deseaba llegar lo antes posible al siguiente
pueblo en busca de una comida caliente y una ducha reconfortante. Respirando
hondo aceleró el paso. Sonrío al contemplar el cielo azul libre de nubes mientras
continuaba su marcha.

2-El texto anterior es un ejemplo de:


a) texto argumentativo
b) texto narrativo
c) texto descriptivo

3- Realiza un
ejemplo de texto descriptivo utilizando tu contexto escolar(mínimo 2 pág)
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GUIA DE ANPRENDIZAJE 2

TEMA-FIGURA LITERARIAS
INDAGACIÓN
-Copia el siguiente mapa conceptual en tu cuaderno y de la figura literarias
citadas crea 2 ejemplo por cada una.

 Figura lógicas:
 Hipérbole:
- No hay extensión más grande que mi herida
- Sonrisa de oreja a oreja
 Antítesis:
- Es tan corto el amor y tan largo el olvido.
- Este amor más hondo que el mar, puede llegar al cielo y seguir
 Paradoja:
- ¡Ah, hijo mío, en amor, como las que enseñan son las mujeres, cuanto
más te enseñan, más suspenso te dejan!
- Quien bien te quiere te hará llorar.
 Prosopopeya:
- El viento rugía sin descanso, de día y de noche.
- La mañana bostezó y se calzó las chinelas azules

 Figura de repetición:
 Aliteración
- De finales fugaces, fugitivos fuegos, fundidos en tu piel fundada”
- A las aladas almas de las rosas
 Anáfora
- Das sentido a mi existencia, tú desobediencia, tú sola presencia
merece mi reverencia, tú me diste un don, fuiste mi espada”
- Salid fuera sin duelo, salid sin duelo, lágrimas corriendo

 Figura de dicción:
 Anadiplosis:
- De ese mar surgieron tus lágrimas, lágrimas de melancolía
- No me abandones sígueme, sígueme compañera en esa ola de
angustia
 Concatenación
- La plaza tiene una torre,
la torre tiene un balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama una blanca flor”
-  Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos
caminos sobre la mar.

 Figuras tropológicas:
 Comparación:
- Eres duro como el acero 
- La calle estaba oscura como la boca del lobo
 Metáfora:
- Las perlas de tu boca. ( Los dientes de tu boca)
- Las luciérnagas celestes decoraban la noche.
CONCEPTUALIZACIÓN:
Lee el siguiente concepto y extrae la idea principal:
Qué son las Figuras literarias:
Las figuras literarias, también conocidas como figuras retóricas, son formas no
convencionales de emplear las palabras para dotarlas de expresividad,
vivacidad o belleza, con el objeto de sorprender, emocionar, sugerir o persuadir.
Las figuras literarias son típicas del discurso literario y de sus distintos géneros
(poesía, narrativa, ensayo, drama), en los cuales el lenguaje es un fin en sí mismo,
y es transformado para potenciar sus posibilidades expresivas.
No obstante, las figuras literarias no son exclusivas de la literatura, sino que
también se emplean en nuestro lenguaje coloquial, incluso algunas están ya
asimiladas a este, en ciertas expresiones o giros.

R/ Idea principal: explicar que son las figuras literarias

APLICACION

1.-Subraya con rojo, las metáforas en el poema #1 y las hipérboles en el


poma # 2 :
Poema # 1
Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo
y las hojas caían en el agua de tu alma
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma
Poema de: José Santos
Poema # 2
El amoroso
Te amo tanto que duermo con los ojos abiertos.
Te amo tanto que hablo con los árboles.
Te amo tanto que como ruiseñores.
Te amo tanto que lloro joyas de oro.
Te amo tanto que mi alma tiene trenzas.
Te amo tanto que me olvido del mar.
Te amo tanto que las arañas me sonríen.
Te amo tanto que soy una jirafa.
Te amo tanto que a Dios telefoneo.
Te amo tanto que acabo de nacer.

Poema de: Carlos Edmundo de Ory

2.- Define con tus propias palabras qué es un texto Lírico y escribe un ejemplo:
R/ Un texto lirico por medio del cual se expresan las emociones y sentimientos del
poeta como el amor, el odio, las penas, alegrías, tristezas y vivencias. Se
caracteriza por el empleo de la primera persona y el carácter subjetivo del
narrador, o sea, que muestra el sentir de una persona en particular.
Ejemplo: Poesía
Eres la más bella entre las bellas,
tus ojos brillan como las estrellas,
tu rostro y tus facciones,
son tan bellas que ni las canciones,
pueden igualar, una belleza tal.
Marca con una X la respuesta correcta:
3-Un texto argumentativo es:
a) Son aquellas normas para la adecuada presentación de un trabajo escrito.
b) Es aquel texto en el cual se exponen razones y argumentos para afirmar o
negar la opinión sobre determinado tema.
c) Aquel texto donde se expresa la opinión del autor solamente de una obra
literaria.
Subraya la respuesta correcta:
4 -Los géneros literarios son:
a) la expresión de sentimientos y emociones mediante versos
b) cada una de las clases en que se dividen los textos literarios.
c) Cada una de las historias narradas en diferentes formas
5) Encierra con color rojo el sintagma verbal de las siguientes frases:
a) los animales salvajes habitan en las selvas tropicales de Suramérica ….
b) Los colonizadores trajeron sus usos y costumbres a nuestro continente ….
c) el planeta que está más cercano al sol se llama Mercurio….

6-Escribe un Resumen de dos pág. sobre los capítulos 3 -4-5-6 del libro del
plan lector (CUENTO DE LA SELVA)

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GUIA DE ANPRENDIZAJE 3

TEMA-COMPRENSIÓN DE LECTURA
INDAGACIÓN
Realiza la siguiente actividad
Nombre: Karla Vanesa Lavalle Tafur
Lee la lectura y contesta las preguntas

1. ¿Qué esta haciendo la niña?


R/ Jugando en la arena
2. ¿Qué va a construir?
R/ Un gran castillo de arena
3. ¿Dónde podra una bandera?
R/ En la parte mas alta del castillo

CONCEPTUALIZACIÓN:
Lee los siguientes conceptos y extrae 3 ideas esenciales:
La comprensión lectora y la lectura rápida son dos conceptos importantes en el
aprendizaje y que deben compaginarse.
Para poder leer más rápido es de vital importancia comprender la lectura. Resulta
obvio, pero curiosamente muchas personas lo pasan por alto.
Leer rápido ayuda mucho, eso es obvio. Cuanto más rápido se complete un texto,
mejor. Pero de nada sirve que lo hagas, si no comprendes el contenido. Esto te
generará la sensación de haber perdido el tiempo.
Por ello, siempre te recomendamos realizar los ejercicios de comprensión
lectora que creas necesarios, para obtener el máximo nivel de entendimiento de
cada texto que leas.
¿Nos acompañas a analizar más en profundidad sobre este tema?
Cómo mejorar la comprensión lectora
Existen diferentes maneras de mejorar tu comprensión lectora, ya que solo se
requiere un texto, de preferencia corto, y una manera de comprobar lo entendido
una vez que lo has leído.
Una forma muy recomendable es elegir un texto corto, leerlo, y pedirle a alguien
más que te haga preguntas sobre el texto. Pueden ser preguntas directas o de
opción múltiple.
De esta forma, sabrás en detalle cuánto has aprendido y retenido.
En caso de no tener quién te ayude, existen muchos textos o ejercicios
de comprensión lectora online que al final incluyen preguntas al respecto.
Este tipo de textos de comprensión lectora son los ideales para empezar.
Cuanto más amplio sea el texto, o más específico sea el tema que se trata en él,
más complicado podría ser entenderlo por completo.
Pero no te preocupes, porque a medida que avances, obtendrás las habilidades
para lograrlo.

R/ IDEAS ESENCIALES
1/ Explicar que es la comprensión lectora y la
2/ Lectura rápida
3/ Dar tips de comprensión lectora
APLICACIÓN
Lee el siguiente texto:
No Oyes Ladrar A Los Perros
Juan Rulfo

        —TÚ QUE VAS allá arriba, Ignacio, dime si no oyes alguna señal de algo o
si ves alguna luz en alguna parte.
        —No se ve nada.
        —Ya debemos estar cerca.
        —Sí, pero no se oye nada.
        —Mira bien.
        —No se ve nada.
        —Pobre de ti, Ignacio.
        La sombra larga y negra de los hombres siguió moviéndose de arriba
abajo, trepándose a las piedras, disminuyendo y creciendo según avanzaba
por la orilla del arroyo. Era una sola sombra, tambaleante.
        La luna venía saliendo de la tierra, como una llamarada redonda.
        —Ya debemos estar llegando a ese pueblo, Ignacio. Tú que llevas las
orejas de fuera, fíjate a ver si no oyes ladrar los perros. Acuérdate que nos
dijeron que Tonaya estaba detrasito del monte. Y desde qué horas que hemos
dejado el monte. Acuérdate, Ignacio.
        —Sí, pero no veo rastro de nada.
        —Me estoy cansando.
        —Bájame.
        El viejo se fue reculando hasta encontrarse con el paredón y se recargó
allí, sin soltar la carga de sus hombros. Aunque se le doblaban las piernas, no
quería sentarse, porque después no hubiera podido levantar el cuerpo de su
hijo, al que allá atrás, horas antes, le habían ayudado a echárselo a la
espalda. Y así lo había traído desde entonces.
        —¿Cómo te sientes?
        —Mal.
        Hablaba poco. Cada vez menos. En ratos parecía dormir. En ratos
parecía tener frío. Temblaba. Sabía cuándo le agarraba a su hijo el temblor
por las sacudidas que le daba, y porque los pies se le encajaban en los ijares
como espuelas. Luego las manos del hijo, que traía trabadas en su pescuezo,
le zarandeaban la cabeza como si fuera una sonaja. Él apretaba los dientes
para no morderse la lengua y cuando acababa aquello le preguntaba:
        —¿Te duele mucho?
        —Algo —contestaba él.
        Primero le había dicho: "Apéame aquí... Déjame aquí... Vete tú solo. Yo
te alcanzaré mañana o en cuanto me reponga un poco." Se lo había dicho
como cincuenta veces. Ahora ni siquiera eso decía. Allí estaba la luna.
Enfrente de ellos. Una luna grande y colorada que les llenaba de luz los ojos y
que estiraba y oscurecía más su sombra sobre la tierra.
        —No veo ya por dónde voy —decía él.
        Pero nadie le contestaba.
        El otro iba allá arriba, todo iluminado por la luna, con su cara descolorida,
sin sangre, reflejando una luz opaca. Y él acá abajo.
        —¿Me oíste, Ignacio? Te digo que no veo bien.
        Y el otro se quedaba callado.
        Siguió caminando, a tropezones. Encogía el cuerpo y luego se
enderezaba para volver a tropezar de nuevo.
        —Este no es ningún camino. Nos dijeron que detrás del cerro estaba
Tonaya. Ya hemos pasado el cerro. Y Tonaya no se ve, ni se oye ningún ruido
que nos diga que está cerca. ¿Por qué no quieres decirme qué ves, tú que vas
allá arriba, Ignacio?
        —Bájame, padre.
        —¿Te sientes mal?
        —Sí
        —Te llevaré a Tonaya a como dé lugar. Allí encontraré quien te cuide.
Dicen que allí hay un doctor. Yo te llevaré con él. Te he traído cargando desde
hace horas y no te dejaré tirado aquí para que acaben contigo quienes sean.
        Se tambaleó un poco. Dio dos o tres pasos de lado y volvió a
enderezarse.
        —Te llevaré a Tonaya.
        —Bájame.
        Su voz se hizo quedita, apenas murmurada:
        —Quiero acostarme un rato.
        —Duérmete allí arriba. Al cabo te llevo bien agarrado.
        La luna iba subiendo, casi azul, sobre un cielo claro. La cara del viejo,
mojada en sudor, se llenó de luz. Escondió los ojos para no mirar de frente, ya
que no podía agachar la cabeza agarrotada entre las manos de su hijo.
        —Todo esto que hago, no lo hago por usted. Lo hago por su difunta
madre. Porque usted fue su hijo. Por eso lo hago. Ella me reconvendría si yo
lo hubiera dejado tirado allí, donde lo encontré, y no lo hubiera recogido para
llevarlo a que lo curen, como estoy haciéndolo. Es ella la que me da ánimos,
no usted. Comenzando porque a usted no le debo más que puras dificultades,
puras mortificaciones, puras vergüenzas.
        Sudaba al hablar. Pero el viento de la noche le secaba el sudor. Y sobre
el sudor seco, volvía a sudar.
        —Me derrengaré, pero llegaré con usted a Tonaya, para que le alivien
esas heridas que le han hecho. Y estoy seguro de que, en cuanto se sienta
usted bien, volverá a sus malos pasos. Eso ya no me importa. Con tal que se
vaya lejos, donde yo no vuelva a saber de usted. Con tal de eso... Porque
para mí usted ya no es mi hijo. He maldecido la sangre que usted tiene de mí.
La parte que a mí me tocaba la he maldecido. He dicho: “¡Que se le pudra en
los riñones la sangre que yo le di!” Lo dije desde que supe que usted andaba
trajinando por los caminos, viviendo del robo y matando gente... Y gente
buena. Y si no, allí esta mi compadre Tranquilino. El que lo bautizó a usted. El
que le dio su nombre. A él también le tocó la mala suerte de encontrarse con
usted. Desde entonces dije: “Ese no puede ser mi hijo.”
        —Mira a ver si ya ves algo. O si oyes algo. Tú que puedes hacerlo desde
allá arriba, porque yo me siento sordo.
        —No veo nada.
        —Peor para ti, Ignacio.
        —Tengo sed.
        —¡Aguántate! Ya debemos estar cerca. Lo que pasa es que ya es muy
noche y han de haber apagado la luz en el pueblo. Pero al menos debías de
oír si ladran los perros. Haz por oír.
        —Dame agua.
        —Aquí no hay agua. No hay más que piedras. Aguántate. Y aunque la
hubiera, no te bajaría a tomar agua. Nadie me ayudaría a subirte otra vez y yo
solo no puedo.
        —Tengo mucha sed y mucho sueño.
        —Me acuerdo cuando naciste. Así eras entonces.
        Despertabas con hambre y comías para volver a dormirte. Y tu madre te
daba agua, porque ya te habías acabado la leche de ella. No tenías llenadero.
Y eras muy rabioso. Nunca pensé que con el tiempo se te fuera a subir aquella
rabia a la cabeza... Pero así fue. Tu madre, que descanse en paz, quería que
te criaras fuerte. Creía que cuando tú crecieras irías a ser su sostén. No te
tuvo más que a ti. El otro hijo que iba a tener la mató. Y tú la hubieras matado
otra vez si ella estuviera viva a estas alturas.
        Sintió que el hombre aquel que llevaba sobre sus hombros dejó de
apretar las rodillas y comenzó a soltar los pies, balanceándolo de un lado para
otro. Y le pareció que la cabeza; allá arriba, se sacudía como si sollozara.
        Sobre su cabello sintió que caían gruesas gotas, como de lágrimas.
        —¿Lloras, Ignacio? Lo hace llorar a usted el recuerdo de su madre,
¿verdad? Pero nunca hizo usted nada por ella. Nos pagó siempre mal. Parece
que en lugar de cariño, le hubiéramos retacado el cuerpo de maldad. ¿Y ya
ve? Ahora lo han herido. ¿Qué pasó con sus amigos? Los mataron a todos.
Pero ellos no tenían a nadie. Ellos bien hubieran podido decir: “No tenemos a
quién darle nuestra lástima”. ¿Pero usted, Ignacio?

        Allí estaba ya el pueblo. Vio brillar los tejados bajo la luz de la luna. Tuvo
la impresión de que lo aplastaba el peso de su hijo al sentir que las corvas se
le doblaban en el último esfuerzo. Al llegar al primer tejaván, se recostó sobre
el pretil de la acera y soltó el cuerpo, flojo, como si lo hubieran descoyuntado.
        Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido
sosteniéndose de su cuello y, al quedar libre, oyó cómo por todas partes
ladraban los perros.
        —¿Y tú no los oías, Ignacio? —dijo—. No me ayudaste ni siquiera con
esta esperanza.

Comprensión de lectura

 Responde las siguientes preguntas:

1. ¿Por qué el padre carga a Ignacio sobre sus hombros?


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2. ¿Por qué el padre no escuchaba el ruido de Tonaya?


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3. ¿Por qué el padre despierta el recuerdo de la madre de Ignacio?


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4. ¿Qué es lo que el padre siente caer sobre sus hombros?


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5. ¿Por qué el padre había maldecido a su hijo?


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6. ¿Qué le pasa al hijo en el desenlace del cuento?


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7. ¿Qué sentido simbólico tiene la luna en el cuento?


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8. ¿Por qué razón el padre niega el agua a Ignacio?


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9. ¿Por qué el padre modifica el modo natural en que hablaba a su hijo (el
tú por el usted)?
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10. El cuento finaliza con la frase “-¿Y tú no los oías, Ignacio? –dijo-. No me
ayudaste ni siquiera con esta esperanza”. ¿Qué significado podría darse
a la frase?
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11. ¿Cuál es la relación que se da a través de todo el cuento entre padre e
hijo?
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12. Realiza un resumen del texto anterior.( 15 renglones)

Vocabulario Contextual

- En los ejercicios marque la opción que pueda reemplazar en el texto la palabra


ennegrecida, sin que este cambie de sentido, aunque se produzcan diferencias
de concordancia de género.
-
1. Reculando 2. Zarandeaban 3. Apéame
a) Cediendo a) Movían a) Bájame
b) Retrocediendo b) Apretaban b) Déjame
c) Debilitando c) Agitaban c) Apóyame
d) Avanzando d) Presionaban d) Abandóname

4. Reconvendría 5. Mortificaciones 6. Retacado


a) Castigaría a) Molestias a) Atacado
b) Odiaría b) Penas b) Llenado
c) Reprendería c) Tristezas c) Hartado
d) Molestaría d) Miedos d) Alimentad

GUIA DE ANPRENDIZAJE 4
TEMA: ANÁLISIS LITERARIO
INDAGACIÓN
Busca el siguiente link , observa el video y extrae 4 ideas centrales de él:
https://www.youtube.com/watch?v=8kIFF1AO7eQ
CONCEPTUALIZACIÓN:
Copia el siguiente mapa conceptual en tu cuaderno y resalta los elementos más
importantes:

APLICACIÓN
Lee el siguiente texto
No Oyes Ladrar A Los Perros
Juan Rulfo

—TÚ QUE VAS allá arriba, Ignacio, dime si no oyes alguna señal de algo o si
ves alguna luz en alguna parte.
        —No se ve nada.
        —Ya debemos estar cerca.
        —Sí, pero no se oye nada.
        —Mira bien.
        —No se ve nada.
        —Pobre de ti, Ignacio.
        La sombra larga y negra de los hombres siguió moviéndose de arriba
abajo, trepándose a las piedras, disminuyendo y creciendo según avanzaba
por la orilla del arroyo. Era una sola sombra, tambaleante.
        La luna venía saliendo de la tierra, como una llamarada redonda.
        —Ya debemos estar llegando a ese pueblo, Ignacio. Tú que llevas las
orejas de fuera, fíjate a ver si no oyes ladrar los perros. Acuérdate que nos
dijeron que Tonaya estaba detrasito del monte. Y desde qué horas que hemos
dejado el monte. Acuérdate, Ignacio.
        —Sí, pero no veo rastro de nada.
        —Me estoy cansando.
        —Bájame.
        El viejo se fue reculando hasta encontrarse con el paredón y se recargó
allí, sin soltar la carga de sus hombros. Aunque se le doblaban las piernas, no
quería sentarse, porque después no hubiera podido levantar el cuerpo de su
hijo, al que allá atrás, horas antes, le habían ayudado a echárselo a la
espalda. Y así lo había traído desde entonces.
        —¿Cómo te sientes?
        —Mal.
        Hablaba poco. Cada vez menos. En ratos parecía dormir. En ratos
parecía tener frío. Temblaba. Sabía cuándo le agarraba a su hijo el temblor
por las sacudidas que le daba, y porque los pies se le encajaban en los ijares
como espuelas. Luego las manos del hijo, que traía trabadas en su pescuezo,
le zarandeaban la cabeza como si fuera una sonaja. Él apretaba los dientes
para no morderse la lengua y cuando acababa aquello le preguntaba:
        —¿Te duele mucho?
        —Algo —contestaba él.
        Primero le había dicho: "Apéame aquí... Déjame aquí... Vete tú solo. Yo
te alcanzaré mañana o en cuanto me reponga un poco." Se lo había dicho
como cincuenta veces. Ahora ni siquiera eso decía. Allí estaba la luna.
Enfrente de ellos. Una luna grande y colorada que les llenaba de luz los ojos y
que estiraba y oscurecía más su sombra sobre la tierra.
        —No veo ya por dónde voy —decía él.
        Pero nadie le contestaba.
        El otro iba allá arriba, todo iluminado por la luna, con su cara descolorida,
sin sangre, reflejando una luz opaca. Y él acá abajo.
        —¿Me oíste, Ignacio? Te digo que no veo bien.
        Y el otro se quedaba callado.
        Siguió caminando, a tropezones. Encogía el cuerpo y luego se
enderezaba para volver a tropezar de nuevo.
        —Este no es ningún camino. Nos dijeron que detrás del cerro estaba
Tonaya. Ya hemos pasado el cerro. Y Tonaya no se ve, ni se oye ningún ruido
que nos diga que está cerca. ¿Por qué no quieres decirme qué ves, tú que vas
allá arriba, Ignacio?
        —Bájame, padre.
        —¿Te sientes mal?
        —Sí
        —Te llevaré a Tonaya a como dé lugar. Allí encontraré quien te cuide.
Dicen que allí hay un doctor. Yo te llevaré con él. Te he traído cargando desde
hace horas y no te dejaré tirado aquí para que acaben contigo quienes sean.
        Se tambaleó un poco. Dio dos o tres pasos de lado y volvió a
enderezarse.
        —Te llevaré a Tonaya.
        —Bájame.
        Su voz se hizo quedita, apenas murmurada:
        —Quiero acostarme un rato.
        —Duérmete allí arriba. Al cabo te llevo bien agarrado.
        La luna iba subiendo, casi azul, sobre un cielo claro. La cara del viejo,
mojada en sudor, se llenó de luz. Escondió los ojos para no mirar de frente, ya
que no podía agachar la cabeza agarrotada entre las manos de su hijo.
        —Todo esto que hago, no lo hago por usted. Lo hago por su difunta
madre. Porque usted fue su hijo. Por eso lo hago. Ella me reconvendría si yo
lo hubiera dejado tirado allí, donde lo encontré, y no lo hubiera recogido para
llevarlo a que lo curen, como estoy haciéndolo. Es ella la que me da ánimos,
no usted. Comenzando porque a usted no le debo más que puras dificultades,
puras mortificaciones, puras vergüenzas.
        Sudaba al hablar. Pero el viento de la noche le secaba el sudor. Y sobre
el sudor seco, volvía a sudar.
        —Me derrengaré, pero llegaré con usted a Tonaya, para que le alivien
esas heridas que le han hecho. Y estoy seguro de que, en cuanto se sienta
usted bien, volverá a sus malos pasos. Eso ya no me importa. Con tal que se
vaya lejos, donde yo no vuelva a saber de usted. Con tal de eso... Porque
para mí usted ya no es mi hijo. He maldecido la sangre que usted tiene de mí.
La parte que a mí me tocaba la he maldecido. He dicho: “¡Que se le pudra en
los riñones la sangre que yo le di!” Lo dije desde que supe que usted andaba
trajinando por los caminos, viviendo del robo y matando gente... Y gente
buena. Y si no, allí esta mi compadre Tranquilino. El que lo bautizó a usted. El
que le dio su nombre. A él también le tocó la mala suerte de encontrarse con
usted. Desde entonces dije: “Ese no puede ser mi hijo.”
        —Mira a ver si ya ves algo. O si oyes algo. Tú que puedes hacerlo desde
allá arriba, porque yo me siento sordo.
        —No veo nada.
        —Peor para ti, Ignacio.
        —Tengo sed.
        —¡Aguántate! Ya debemos estar cerca. Lo que pasa es que ya es muy
noche y han de haber apagado la luz en el pueblo. Pero al menos debías de
oír si ladran los perros. Haz por oír.
        —Dame agua.
        —Aquí no hay agua. No hay más que piedras. Aguántate. Y aunque la
hubiera, no te bajaría a tomar agua. Nadie me ayudaría a subirte otra vez y yo
solo no puedo.
        —Tengo mucha sed y mucho sueño.
        —Me acuerdo cuando naciste. Así eras entonces.
        Despertabas con hambre y comías para volver a dormirte. Y tu madre te
daba agua, porque ya te habías acabado la leche de ella. No tenías llenadero.
Y eras muy rabioso. Nunca pensé que con el tiempo se te fuera a subir aquella
rabia a la cabeza... Pero así fue. Tu madre, que descanse en paz, quería que
te criaras fuerte. Creía que cuando tú crecieras irías a ser su sostén. No te
tuvo más que a ti. El otro hijo que iba a tener la mató. Y tú la hubieras matado
otra vez si ella estuviera viva a estas alturas.
        Sintió que el hombre aquel que llevaba sobre sus hombros dejó de
apretar las rodillas y comenzó a soltar los pies, balanceándolo de un lado para
otro. Y le pareció que la cabeza; allá arriba, se sacudía como si sollozara.
        Sobre su cabello sintió que caían gruesas gotas, como de lágrimas.
        —¿Lloras, Ignacio? Lo hace llorar a usted el recuerdo de su madre,
¿verdad? Pero nunca hizo usted nada por ella. Nos pagó siempre mal. Parece
que en lugar de cariño, le hubiéramos retacado el cuerpo de maldad. ¿Y ya
ve? Ahora lo han herido. ¿Qué pasó con sus amigos? Los mataron a todos.
Pero ellos no tenían a nadie. Ellos bien hubieran podido decir: “No tenemos a
quién darle nuestra lástima”. ¿Pero usted, Ignacio?

Allí estaba ya el pueblo. Vio brillar los tejados bajo la luz de la luna. Tuvo la
impresión de que lo aplastaba el peso de su hijo al sentir que las corvas se le
doblaban en el último esfuerzo. Al llegar al primer tejaván, se recostó sobre el
pretil de la acera y soltó el cuerpo, flojo, como si lo hubieran descoyuntado.
        Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido
sosteniéndose de su cuello y, al quedar libre, oyó cómo por todas partes
ladraban los perros.
        —¿Y tú no los oías, Ignacio? —dijo—. No me ayudaste ni siquiera con
esta esperanza.

Comprensión de lectura

 Responde las siguientes preguntas:

1. ¿Por qué el padre carga a Ignacio sobre sus hombros?


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2. ¿Por qué el padre no escuchaba el ruido de Tonaya?


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3. ¿Por qué el padre despierta el recuerdo de la madre de Ignacio?


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4. ¿Qué es lo que el padre siente caer sobre sus hombros?


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13. ¿Por qué el padre había maldecido a su hijo?
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14. ¿Qué le pasa al hijo en el desenlace del cuento?


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15. ¿Qué sentido simbólico tiene la luna en el cuento?


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16. ¿Por qué razón el padre niega el agua a Ignacio?


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17. ¿Por qué el padre modifica el modo natural en que hablaba a su hijo (el
tú por el usted)?
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18. El cuento finaliza con la frase “-¿Y tú no los oías, Ignacio? –dijo-. No me
ayudaste ni siquiera con esta esperanza”. ¿Qué significado podría darse
a la frase?
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19. ¿Cuál es la relación que se da a través de todo el cuento entre padre e


hijo?
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20. Realiza un resumen del texto anterior.( 15 renglones)

Vocabulario Contextual

- En los ejercicios marque la opción que pueda reemplazar en el texto la palabra


ennegrecida, sin que este cambie de sentido, aunque se produzcan diferencias
de concordancia de género.
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7. Reculando 8. Zarandeaban 9. Apéame
e) Cediendo e) Movían e) Bájame
f) Retrocediendo f) Apretaban f) Déjame
g) Debilitando g) Agitaban g) Apóyame
h) Avanzando h) Presionaban h) Abandóname

10. Reconvendría 11. Mortificaciones 12. Retacado


e) Castigaría e) Molestias e) Atacado
f) Odiaría f) Penas f) Llenado
g) Reprendería g) Tristezas g) Hartado
h) Molestaría h) Miedos h) Alimentad
GUIA DE ANPRENDIZAJE 5

TEMA: Fases de La descripción

INDAGACIÓN
Elige un objeto que este a tu alrededor y realiza los siguientes pasos teniendo en
cuenta las fases
CONCEPTUALIZACIÓN
Copia en tu cuaderno el siguiente mapa conceptual:
APLICACIÓN:

 Realiza la prosopografía (descripción física) de tu mamá, papá u otro


familiar . La prosopografía debe tener entre 5 y 10 líneas . No olvides usar
adjetivos y ser objetivos, sin exagerar. LUEGO HAZ EL DIBUJO.
 Ahora, realiza su etopeya (Descripción de la forma de ser), debe tener
entre 5 y 10 líneas con al menos dos puntos y seguido.
GUIA DE ANPRENDIZAJE 6

TEMA: La Narración

INDAGACIÓN
Realiza la siguiente actividad:
CONCEPTUALIZACIÓN
Plasmo la siguiente información en un mapa conceptual

APLICACIÓN
La lectura que aparece a continuación es un texto narrativo basado en el libro "Las
aventura de Tom Sawyer". Debes desarrollar luego las preguntas:

LAS AVENTURAS DE TOM SAWYER 

Poco después se encontró Tom con el paria infantil de aquellos contornos,


Huckleberry Finn, hijo del borracho del pueblo. Huckleberry era cordialmente
aborrecido y temido por todas las madres, porque era holgazán, y desobediente, y
ordinario, y malo..., y porque los hijos de todas ellas lo admiraban tanto y se
deleitaban en su velada compañía y sentían no atreverse a ser como él. Tom se
parecía a todos los muchachos decentes en que envidiaba a Huckleberry su no
disimulada condición de abandonado y en que había recibido órdenes terminantes
de no jugar con él. Por eso jugaba con él en cuanto tenía ocasión. Huckleberry
andaba siempre vestido con los desechos de gente adulta, y su ropa parecía estar
en una perenne floración de jirones, toda llena de flecos y colgajos. El sombrero
era una vasta ruina con media ala de menos; la chaqueta, cuando la tenía, le
llegaba cerca de los talones; un solo tirante le sujetaba los calzones, cuyo fondillo
le colgaba muy abajo, como una bolsa vacía, y eran tan largos que sus bordes
deshilachados se arrastraban por el barro cuando no se los remangaba.
Huckleberry iba y venía según su santa voluntad. Dormía en los quicios de las
puertas en el buen tiempo, y si llovía, en bocoyes vacíos; no tenía que ir a la
escuela o a la iglesia y no reconocía amo ni señor ni tenía que obedecer a nadie;
podía ir a nadar o de pesca cuando le venía la gana y estarse todo el tiempo que
se le antojaba; nadie le impedía andar a cachetes; podía trasnochar cuanto quería;
era el primero en ir descalzo en primavera y el último en ponerse zapatos en
otoño; no tenía que lavarse nunca ni ponerse ropa limpia; sabía jurar
prodigiosamente. En una palabra: todo lo que hace la vida apetecible y deleitosa lo
tenía aquel muchacho. Así lo pensaban todos los chicos, acosados, cohibidos,
decentes, de San Petersburgo. Tom saludó al romántico proscrito.
— ¡Hola, Huckleberry!— ¡Hola, tú! Mira a ver si te gusta. — ¿Qué es lo que
tienes?— Un gato muerto. — Déjame verlo, Huck. ¡Mira qué tieso está! ¿Dónde lo
encontraste?— Se lo cambié a un chico. — ¿Qué diste por él?— Un vale azul y
una vejiga que me dieron en el matadero. — ¿Y de dónde sacaste el vale azul?—
Se lo cambié a Ben Rogers hace dos semanas por un bastón. Dime: ¿para qué
sirven los gatos muertos, Huck? ¿Servir? Para curar verrugas.

Autor: Mark Twain. 

a.     A continuación, haz una descripción de los personajes de la narración, el


tiempo y espacio en el que sucedió, la clase de narrador que intervino.

b.     Con tus propias palabras haz un resumen del contenido de la lectura.


Recuerda usar adecuadamente los signos de puntuación (Puntos, comas, dos
puntos, punto y coma, signos de interrogación, signos de admiración, comillas).

c.     Investiga la biografía de Mark Twain  y escribe 5 aspectos importantes de su


vida.

d.     Imagina como era el lugar en el que vivía Tom y de acuerdo con la lectura
elabora un dibujo.

e.     En 1 página realiza el dibujo del anterior texto.

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