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Introducción
1 Véase Huntington (1991). En cierta medida, Dahl (1971) adopta una postura teórica similar, al
hablar de la democratización como resultado de una lista de lavado de diversos factores
económicos, culturales y cronológicos.
2
Introducción
2 Para un excelente estudio de las dos primeras líneas de trabajo, ver Rueschemeyer, Stephens y
Stephens (1992), Cap. 2.
3 Aunque aquí me esfuerzo por distinguirlos analíticamente, a menudo se agrupan en escritos de
modernización.
4
Debate teórico y empírico
4 Esta es la explicación enfatizada en Lipset (1959: 79-80). También está presente en Dahl
(1971),
Bollen (1979) e Inglehart (1997: Cap. 6).
5 Esto lo reconoce fácilmente Dahl (1971: 14-16). Por el contrario, las fuentes y el
funcionamiento de una actitud tolerante en la política siguen siendo mucho más ambiguas entre
otros estudiosos, como Inkeles (1966) o Lerner (1958).
6 En el capítulo 2, muestro que un mayor nivel de fragmentación religiosa reduce la
probabilidad de una ruptura democrática. Este resultado refuerza la idea de que el éxito de la
democracia
5
Introducción
6
Debate teórico y empírico
9 En Przeworski (1991: 26-34), por ejemplo, los actores son alternativamente partidos
políticos,
los sindicatos, los militares, la burguesía o incluso una coalición de algunos de estos grupos.
10 Véanse, por ejemplo, Gunther (1992), Linz (1993) y Linz y Valenzuela (1994).
Obsérvese que esta percepción sobre las "capacidades" de aprendizaje de los dirigentes políticos
va en contra de la conclusión empírica de Londregan y Poole (1990) de que los golpes generan
golpes.
9
Introducción
Igualdad económica
Dada esta sencilla configuración, el libro predice, en primer lugar, que los
crecientes niveles de igualdad económica refuerzan las posibilidades de la
democracia. A medida que la distribución de los ingresos se hace más
igualitaria entre los individuos, las presiones redistributivas de los sectores
sociales más pobres sobre los votantes más acomodados disminuyen. En
consecuencia, los costos relativos de tolerar una democracia masiva
disminuyen para los poseedores de los bienes más productivos. En otras
palabras, dado que el impuesto que pagarán en un régimen democrático
finalmente se reduce a los costos de la represión que tendrían que soportar
para excluir a los
10
Argumento del Libro
11
Introducción
Movilidad de capital
Además de mostrar el impacto de la desigualdad en la elección de las
instituciones políticas, este libro predice que la disminución de la medida en
que el capital puede ser gravado o expropiado como resultado de sus
características también fomenta el surgimiento de un régimen democrático.
A medida que aumenta la movilidad del capital, los tipos impositivos
disminuyen necesariamente ya que, de lo contrario, los titulares de capital
tendrían un incentivo para transferir sus activos al extranjero. Del mismo
modo, cuando el capital puede ocultarse fácilmente al Estado o cuando pasa
a ser de un tipo que sólo puede ser utilizado por su propietario, la tentación
de confiscarlo también disminuye. A medida que disminuyen las presiones
redistributivas de los titulares que no son de capital, frenadas por un capital
cada vez más móvil, disminuye el conflicto político y aumenta la
13
probabilidad de democracia. La reciente transición a la democracia en
Sudáfrica es un excelente ejemplo de ello: mientras que la oposición a la
democracia era muy fuerte entre las comunidades agrícolas afrikaner, apenas
existía entre las elites financieras e industriales de habla inglesa, que podían
fácilmente (y de hecho lo hacían) trasladar su capital al extranjero (Wood
14
2000).
A medida que me desarrolle más ampliamente en los capítulos 1 a 3,
teniendo en cuenta el tipo de activos económicos, es decir, la medida en que
los activos son móviles o difíciles de gravar, podemos hacer importantes
progresos empíricos en al menos dos frentes. En primer lugar, se aclara por
qué las economías con una gran proporción de activos fijos, como los países
petroleros, siguen siendo autoritarias, a pesar de tener niveles
extremadamente altos de renta per cápita (lo que desafía las predicciones de
la teoría de la modernización). En segundo lugar, y de manera más general,
explica por qué el desarrollo económico está asociado al triunfo de la
democracia. El efecto positivo del desarrollo económico en la democracia se
debe en parte a la disminución de los niveles de desigualdad en las
sociedades industriales. Pero
13 Esta idea está relacionada con las preocupaciones de Montesquieu acerca de las
formas en que los tiranos podrían ser frenados por el capital móvil.
14 Como también señaló Wood (2000), las perspectivas de democratización de
Sudáfrica mejoraron a medida que un segmento de la comunidad afrikaner pasó gradualmente
de la agricultura a las actividades industriales y financieras en el período de posguerra, es decir,
de la tenencia de activos fijos a la inversión en capital móvil.
12
Argumento del Libro
16
Plan del Libro
Con todas nuestras fuerzas, nos "volvimos" hacia los bienes materiales...
una élite rica y una clase baja - examinando la dinámica política - que se
deriva de tener tres agentes sociales - una clase alta, una clase media y los
pobres. Una vez más, la creciente igualdad de condiciones entre las personas,
así como la movilidad del capital, precipitan las transiciones históricas de los
regímenes aristocráticos o monárquicos a los sistemas de democracia
limitada y, posteriormente, al sufragio universal. Sin embargo, este modelo
más complejo tiene dos beneficios añadidos. En primer lugar, permite
mostrar cómo el triunfo del sufragio universal requirió el fortalecimiento y la
equiparación de la clase obrera con respecto a las demás clases; en otras
palabras, muestra que la clase media rara vez constituye un aliado "natural"
de las clases bajas. En segundo lugar, da cabida, de manera bastante sencilla,
al variar el nivel de especificidad de los activos entre sectores, al fenómeno
de las coaliciones entre clases (como la división rural-urbana de varios países
europeos del siglo XIX) que no puede explicarse fácilmente si utilizamos
una sola dimensión basada en la distribución de los ingresos.
1 Las dos primeras secciones ("La distribución inicial de los activos y la demanda de
redistribución" y "La elección del régimen político") han sido escritas en coautoría con Luis
Garicano. En lo que sigue, me adhiero en lo posible a las convenciones notables de Persson y
Tabellini (2000), particularmente en lo que se refiere a los impuestos.
21
Una teoría de las transiciones
políticas
Sistemas políticos
La vida política puede tener lugar bajo uno de los siguientes estados:
autoritarismo, comunismo, democracia o guerra revolucionaria. En una
dictadura autoritaria o de derechas, los ricos reprimen a los pobres,
excluyéndolos del proceso de toma de decisiones. En una dictadura
comunista o de izquierda, los pobres gobiernan después de expropiar todo el
capital de los ricos. En una democracia, la propiedad se conserva y todo el
mundo vota la tasa de impuestos. Finalmente, en la guerra, ambas partes
incurren en los costos de la guerra y la riqueza que obtienen depende del
resultado final. Como se discute en detalle en la siguiente sección sobre la
elección del régimen político, ex ante existe cierta incertidumbre sobre el
resultado de la guerra.
τ − α + -−2 (1)
2 El ingreso medio per cápita es
23
Una teoría de las transiciones
políticas
24
Distribución inicial de los activos
bajo esas circunstancias, los ricos simplemente se irían del país. En resumen,
la movilidad del capital, al igual que la igualdad de condiciones, resulta en
una baja tributación.
25
Una teoría de las transiciones
políticas
5 Retomo esto en el Apéndice 1.2 (párrafo 1) para ofrecer una explicación diferente (aunque
probablemente complementaria) del surgimiento de la democracia a partir del relato
desarrollado en el texto principal.
6 No modelizo aquí los parámetros que determinan el nivel de los costos de represión, sino que
los tomo como dados. Una vez más, como se expone en una variada bibliografía sobre
movilización social y conflicto político, es probable que los costos de la represión estén en
función de la proporción de la población, los recursos económicos de cada clase, la medida en
que los agentes individuales han superado los problemas de acción colectiva, el panorama, la
ayuda internacional y así sucesivamente. Véanse, por ejemplo, Olson (1965), Tilly (1978) y
Tarrow (1994).
26
Elección del régimen político
7 El modelo asume que, en espera de que los pobres estén siempre mejor bajo la democracia
que
bajo un resultado revolucionario.
8 Supongo que cuando los ricos tienen una tecnología represiva eficiente, prefieren ganar una
guerra a aceptar la democracia.
27
Una teoría de las transiciones
políticas
los ricos concederían la democracia, o los ricos reprimirían a los pobres, que
9
entonces abandonarían cualquier intento de revuelta.
Para explicar el surgimiento de la violencia política y la guerra, sigo aquí
la literatura más reciente sobre relaciones internacionales, según la cual las
guerras tienen lugar cuando las partes en conflicto tienen diferentes puntos
10
de vista sobre la probabilidad de ganar. Con cierta asimetría de
información entre las partes sobre los recursos de la oposición, ambas partes
pueden decidir que les conviene mantener o tomar el poder por medios
violentos. Esto puede conducir naturalmente a un estallido de violencia
política.
Para captar este ambiente de incertidumbre, asumo que los ricos son
capaces de observar plenamente el costo de la represión, a medida que entra
en su consumo. Por el contrario, este costo sigue siendo inobservable para
los pobres. Por lo tanto, estos últimos necesitan estimar la probabilidad de
que tengan éxito en una guerra civil antes de embarcarse en una revolución.
A su vez, los ricos tienen que decidir, en función de la probabilidad de que
los pobres acaben por rebelarse, si van a utilizar su tecnología represiva o si
van a renunciar voluntariamente a su poder y pasar a una democracia.
Cuando los pobres subestiman la tecnología represiva de los ricos, mientras
que éstos restan importancia a la capacidad de organización de los pobres,
asistimos a una explosión revolucionaria seguida de una guerra.
El papel de la información y el momento de las transiciones políticas. La
introducción de información en el estudio de los cambios políticos tiene un
beneficio añadido más allá de su tarea principal de ofrecer una explicación
de la violencia. De la discusión que se acaba de desarrollar se desprende que,
dado un cierto contexto de incertidumbre, los cambios en la distribución de
la información entre las clases y los sectores sociales acerca de sus
correspondientes recursos políticos deberían desencadenar cambios
repentinos en los regímenes políticos, así como estallidos de conflictos
políticos, revoluciones y golpes de Estado inesperados. Esto probablemente
concuerda bien con (y da cuenta de) nuestras actuales observaciones
empíricas sobre la dinámica a corto plazo de las transiciones políticas.
La literatura reciente sobre la democratización ha demostrado que
acontecimientos como las derrotas en la guerra, la muerte del dictador o las
luchas internas en la élite gobernante, que son exógenos a las condiciones
estructurales que determinan
28
Elección del régimen político
29
Una teoría de las transiciones políticas
fin de la Primera Guerra Mundial, que incitó las huelgas generales y los
movimientos revolucionarios que se extendieron de Suecia a España y de
América Central a Argentina y Chile en 1918-19.
No reprimir yˆwi yˆ
ip
Ricos
Reprimir
Acquiesce kwi - ρ pi
k
Pobre
Ricos
fuerte kwi - w
Revuel 0
ta
Naturaleza
Ricos
débil
yˆ wi
yˆ
ip
No reprimir
Ricos kwi - ρ
Reprimir
Acquiesce pi
k
Pobre
(1 - σ ) k wi - w
σ
ki+
kw
Revuel p
ta
α
Figura 1.1 Elección del régimen político en un modelo de dos clases.
30
Una teoría de las transiciones
políticas
Para demostrarlo, recuerden que, para decidir qué estrategia seguir, los
ricos comparan sus ingresos después de pagar el costo de la represión con
sus ingresos después de impuestos en un sistema democrático. Para niveles
suficientemente bajos de desigualdad o de especificidad de los bienes, la tasa
impositiva en un entorno democrático será lo suficientemente baja como para
que la introducción de la democracia resulte más barata que el
mantenimiento de un régimen autoritario (incluso cuando el costo de la
represión sea bajo):
32
Elección del régimen político
especificidad), los costos de represión deben ser bajos y que, por lo tanto,
una revolu-ción fracasaría. Así pues, no se producirá una revolución y se
mantendrá un régimen autoritario de derecha estable. (Obsérvese también
que los ricos no quieren tratar de reprimir cuando tienen un alto costo de
represión, explotando así las creencias de los pobres, ya que en este caso
prefieren realmente el resultado de la democracia aunque la represión tenga
éxito. )
Cabe destacar que en este tipo de sociedad, con una desigualdad media o
una especificidad media de los activos, la estabilidad política (ya sea en
democracia o en autoritarismo) constituye la práctica normal. Una vez más,
el hecho de que se produzca una represión debe significar que la élite tiene
una gran confianza en su capacidad para superar una revolución. En
consecuencia, la acción es creíble y no se produce ninguna revolución. Este
tipo de razonamiento puede explicar por qué ciertas economías de Asia
oriental con una igualdad relativamente extendida soportaron regímenes
autoritarios durante largos períodos de tiempo en la posguerra. La falta de
recursos organizativos de la oposición (y el apoyo concedido por los Estados
Unidos a las élites gobernantes) hizo que la represión fuera barata y que el
autoritarismo fuera un resultado indiscutible. No obstante, tan pronto como
los recursos de la oposición aumentaron rápidamente en el decenio de 1980 y
el final de la guerra fría redujo el interés de los Estados Unidos en la
estabilidad de los regímenes autoritarios (privando así a estos últimos de
recursos), la democratización fue rápida e incruenta (como preveía el
modelo).
q kp + σ kw < kp
En resumen, hay un conjunto de casos en los que la desigualdad y la
especificidad son lo suficientemente elevadas como para que la represión sea
siempre preferida a la democracia por los ricos, pero lo suficientemente bajas
como para que los pobres no tengan mucho que ganar con una revolución.
En esas circunstancias, un régimen autoritario es impuesto por los primeros y
16
aceptado por los segundos.
Desigualdad
Revolución/guerra posible
(Kw)
0.9
Autoritarismo
0.8
0.6
0.5 Democracia/Autoritarismo
0.4
Democracia estable kwt/ (1 -αt)-ρ1
0.3
kwt/ (1 -αt)-ρh
0.2
0 0.2 0.4 0.6 0.8 1
Parámetros de la simulación:
α= 0,2; q= 0,1; ρ1= 0,4; ρh= 0,7.
35
Una teoría de las transiciones
políticas
Desigualdad de ingresos
Una distribución más desigual de la riqueza aumenta las demandas
redistributivas de la población y el nivel final de los impuestos en un sistema
democrático. A medida que aumenta el nivel potencial de las transferencias,
las inclinaciones autoritarias de los ricos se incrementan y las probabilidades
de democratización y supervivencia demográfica disminuyen
constantemente. Por el contrario, a medida que los pobres se enriquecen y
sus ingresos se acercan más a los de la clase alta, las tensiones económicas se
desclasan y los ricos se inclinan cada vez más a aceptar un régimen
democrático; las elecciones sólo tienen un impacto marginal en el nivel de
consumo de los ricos.
Como observó Aristóteles para el mundo griego, "donde unos poseen
muchas cosas y otros nada, o bien [el gobierno del] pueblo en su forma
extrema debe llegar a existir, o bien una oligarquía sin mezcla, o ( . . . ) la
tiranía" que conduce a un estado o ciudad que "no es de personas libres sino
de esclavos y amos, los unos consumidos por la envidia, los otros por el
desprecio" (Política, IV, 11). Durante un período más cercano a nuestra
época, el modelo establece formalmente por qué las sociedades altamente
desiguales (con altos niveles de especificidad de activos, es decir, donde todo
o la mayor parte del capital es tierra) no pueden ser gobernadas
democráticamente. Los grandes terratenientes se oponen a la democracia por
necesidad, como lo demuestran las historias de Prusia, Rusia y los Estados
del sur de los Estados Unidos y lo atestiguan tanto la obra de Moore (Moore
19
1966) como la turbulencia política de América Central (Paige 1997). En
una economía agraria, para que prevalezcan las instituciones democráticas
tiene que haber una igualdad radical de condiciones - como en el raro caso de
los cantones alpinos de Suiza en la Edad Media y Moderna.
A medida que disminuye la desigualdad de los ingresos, las democracias
son más fáciles de establecer. Con-sider la primera ola de democratización a
principios del siglo XX. Aunque los datos sobre la desigualdad de ingresos
son escasos antes de la posguerra, Williamson (1991) informa de que la
desigualdad alcanzó su punto máximo en el Reino Unido a mediados del
siglo XIX, con el decil superior de la población teniendo el 62,3 por ciento
de todos los ingresos. La proporción de ingresos del decil superior disminuyó
ligeramente hasta el 57,5% en 1891 y luego cayó rápidamente en
19 Incluso los granjeros acomodados se opondrán a la democracia si se enfrentan a una
clase considerable de trabajadores. Como ejemplo, véase el análisis de Lewin (1989) sobre la
reacción de los agricultores suecos a principios del siglo XX a la extensión del sufragio
universal.
37
Una teoría de las transiciones políticas
20 Aunque después de 1886 alrededor de dos tercios de los hombres de la nación tenían
derecho a votar en Gran Bretaña, la ley electoral estaba fuertemente sesgada contra los votantes
de la clase trabajadora. Utilizando datos del censo y de los distritos electorales, Boix (2000)
estima que antes de la Primera Guerra Mundial, mientras que el 99 por ciento de los hombres de
clase media británica tenía derecho a votar, alrededor del 40 por ciento de los hombres
británicos de clase trabajadora no tenía ese derecho. Las prácticas de registro (que castigaban la
movilidad, que tendía a ser mucho mayor entre los trabajadores) y el voto adicional para los
votantes propietarios en los condados rurales sesgaban aún más el sistema contra los sectores de
bajos ingresos.
21 La relación entre la movilidad de los factores y el comportamiento del estado se
remonta a Montesquieu (1995), 20, cap. 23. Esta idea ha sido revisada por Hirschman (1981,
cap. 11), quien indica cómo la amenaza de salida frena el comportamiento arbitrario de los
funcionarios públicos. Esto ha recibido recientemente cierto tratamiento formal, pero sólo en un
modelo de elección pública consistente en un gobernante que gobierna sobre un agente
representativo, y por lo tanto sin espacio para la heterogeneidad de intereses, en Rogowski
(1998). En economía, el análisis formal de la importancia del papel de la competencia entre las
autoridades locales en la determinación de los impuestos y la prestación de servicios se remonta
a Tiebout (1956).
38
Desigualdad, especificidad de los activos, costos de represión
22 Como señaló Hirschman (1981) en su discusión sobre los Kayapo' y otras sociedades
apátridas, siempre que todos los activos son totalmente elásticos desde el punto de vista fiscal, el
Estado desaparece por completo. Esta percepción probablemente requiere la suposición
adicional de que no hay demanda de bienes públicos. La falta de demanda de bienes públicos,
básicamente para un ejército en esas sociedades, sería el resultado del empleo de una tecnología
militar precaria (en la que la guerra consiste en combates individualizados, uno a uno) o de la
existencia de grandes zonas desocupadas (que hacen más barato alejarse de un conflicto que
entrar en guerra). Estas cuestiones se tratan de nuevo en el capítulo 6.
23 Lo contrario puede ser igualmente cierto. Los niveles más bajos de desigualdad
hacen que la movilidad del capital sea menos relevante para la elección del régimen. Esta es
precisamente la circunstancia que se da en las democracias de agricultores libres en algunos
cantones suizos y en los estados del noreste de los Estados Unidos.
24 Estoy en deuda con Steve Pincus por señalarme este último hecho. Esa fase
reaccionaria también se relacionó con las explosiones revolucionarias en Francia en ese período.
39
Una teoría de las transiciones políticas
que se produjeron en Gran Bretaña más tarde o que Gran Bretaña sería tan
propensa a los conflictos e incluso a los cambios de régimen como lo fueron
Alemania (donde los Junkers prusianos bloquearon efectivamente la
soberanía del Reichstag) y, en cierta medida, Francia. Los cambios
estructurales fomentados por la industrialización y los tipos de capital
probablemente importaron tanto como cualquier cambio en la distribución de
la riqueza. En 1910-13, por ejemplo, la relación entre la inversión extranjera
neta en el extranjero y el ahorro nacional total era del 53% en Gran Bretaña,
del 13% en Francia y del 7% en Alemania (O'Rourke y Williamson 1999:
209). A pesar de la considerable desigualdad, el surgimiento de una
economía abundante en activos relativamente inespecíficos hizo que la
extensión de la franquicia fuera una opción mucho menos dolorosa para los
propietarios de capital industrial.
Es en ese sentido que el dictado de Moore, que ninguna democracia es
posible sin una burguesía, tiene sentido (Moore 1966: 418). El modelo toma
el hallazgo, que sustenta la mayor parte del libro de Moore y le da su título,
de que los terratenientes han bloqueado históricamente cualquier forma de
gobierno representativo y lo concilia con la idea, que surge de la exploración
empírica de Moore de la historia inglesa y quizás del caso francés, de que
una burguesía fuerte reforzaba las posibilidades de la democracia. Como
resultado, disipa la acusación estándar de que Moore era inconsistente o
incluso oscuro al subrayar alternativamente el papel político de los
terratenientes y de la burguesía industrial para explicar el surgimiento de la
25
democracia en el siglo XX. Lo que parece confuso en Moore,
precisamente porque no especifica completamente las preferencias de los
actores y las estrategias políticas, se hace más claro a la luz de la teoría de
este capítulo. En una economía débilmente industrializada, la solución
política vigente depende simplemente de la distribución de la propiedad
rural. La ausencia de propietarios constituye una condición previa necesaria
para el triunfo de la democracia. En presencia de las poderosas élites
terratenientes, las clases urbanas permanecen políticamente subordinadas en
un orden político autoritario construido por las élites. En cambio, en una
economía fuertemente industrializada, la presencia de desigualdades, que
serían especialmente perjudiciales en un mundo ru-ral, puede, pero no
necesariamente, obstaculizar el gobierno representativo.
40
Desigualdad, especificidad de los activos, costos de represión
26 Again, taking this idea somewhat further, Appendix 1.2 to the chapter suggests two
alter-native explanations linking development and democracy.
27 Capital mobility and economic openness can also be induced by asset holders to
insure themselves against high taxation. For example, after studying the democratization
processes of El Salvador and South Africa, Wood notes that to protect themselves against the
expro-priatory measures of the majority “economic elites may seek to integrate domestic
markets into the global economy during the negotiation period [leading to democracy] . . .
despite well-founded beliefs that not all firms in all sectors would be likely to weather increased
competition” (2000: 206–7).
41
Una teoría de las transiciones
políticas
42
Desigualdad, especificidad de los activos, costos de represión
1950–90, 80 percent of all countries with a per capita income over $8,000
and exporting no oil were democracies. The proportion is roughly reversed
among high per capita income countries whose export revenues from oil
29
amounted to 50 percent or more of total trade revenues.
Przeworski and Limongi (1997) have attempted to remedy this anomaly
in the modernization theory of democracy by developing the following ex-
ogenous theory of democratization. Although the level of per capita income
positively affects the prospects of democratic consolidation, it cannot be em-
ployed, they claim, to predict the probability that a transition to democracy
will occur. As a result, given a positive and randomly distributed probability
that every authoritarian regime will collapse every year, the most developed
countries will become stable democracies over time. But this is not incom-
patible with the persistence of a set of wealthy nations that, in the absence of
a regime breakdown, have remained authoritarian.
A simpler theoretical solution is to acknowledge that wealthy dictator-
ships are the direct consequence of a strong concentration of fixed natural
resources. As stressed earlier, a high per capita income is related to democ-
racy only to the extent that the former originates in relatively mobile, or,
more generally, hard-to-tax, kinds of capital, such as money or most types of
human capital. For this very reason, the model predicts that high-income
countries that base their prosperity on fixed natural resources, such as oil,
should remain authoritarian in spite of their wealth. To avoid expropriation
of their fixed assets, the owners will systematically crush any democratic
movement. This explanation is also more robust from an empirical point of
view for the following reason. According to the data presented in Przeworski
and Limongi (1997) and Przeworski et al. (2000), the rate at which democ-
racies break down declines with income – in line with modernization the-ory.
But, as a matter of fact, the probability of democratic transitions is not
randomly distributed (the result one should expect for the exogenous theory
of democratization to hold). Instead, the probability of democratic transitions
is positively correlated with income level in the sample of low-and middle-
income nations and negatively correlated for high-income na-tions. This
specific pattern of authoritarian breakdown requires a certain causal theory –
30
the closest seems to be the changing structure of types of capital.
29 For a recent analysis of the relationship between oil and democracy, see Ross (2001).
30 For a detailed critique of the premises and empirical analysis of Pzreworski and
Limongi (1997) and Przeworski et al. (2000), see Boix and Stokes (2002).
43
Una teoría de las transiciones políticas
31 For evidence on the positive relationship between smallness and democracy, see
Diamond (1999: 117–21) and Hiscox and Lake (2001). For the seminal analysis on the
relationship between size and democracy, see Dahl and Tufte (1973).
44
Desigualdad, especificidad de los activos, costos de represión
The mobilization of the lower classes across all Europe at the turn of the
twentieth century serves as a good illustration of the divergent con-sequences
of a shift in the repression costs of the old elites. In Western Europe, with
declining levels of economic inequality and abundant in-dustrial and
financial capital, the mobilization of the working class finally pushed the old
regime elites to liberalize the electoral regime after the First World War.
While only 11 percent of the population was unionized in
32 The converse can also happen. A weakening of the lower classes can facilitate an
authori-tarian coup.
45
Una teoría de las transiciones políticas
Britain in 1892, about 45 percent had joined trade unions by 1920 (Scase
1977). Similarly, in Belgium, union membership exploded from less than
6 percent of the nonagricultural labor force to over 40 percent from 1910 to
1920 (Strikwerda 1997). In Germany, unionized workers were 12 percent of
the labor force in 1910 and about 48 percent twenty years later. In the
Netherlands, the percentage went up from 9 percent in 1910 to 30 percent in
1930 (Rothstein 1989; Strikwerda 1997). In Sweden and Norway, about one
third of all industrial workers were unionized on the eve of World War I
(Luebbert 1991: 170). In correspondence with its growing strength, the labor
movement launched powerful general strikes, basically directed at forcing
constitutional changes, in countries such as Belgium in the early 1890s and
in Sweden in the 1910s. Still, the agitation of the labor move-ment did not
lead to civil confrontation. Rather, democratic transitions fell in line in a
peaceful manner across Europe in the 1910s and constitutional democracies
remained consolidated in most Atlantic economies despite the crisis of the
1930s.
46
Role of the Middle Class
47
Una teoría de las transiciones
políticas
Payoff of
Ricos Middle Pobre
0
Fight kw - w 0
P kp
Fight Not Fight (kw − ρw) (kw − ρm)
w w m
kp
Reprimir M
0
Middle
kp
Fight kw − w km
W Not Fight P 0
k −ρ
Not Fight w w km
kp
* * * *
Ally Fight kw − τ −ρ km + τ −ρ
Reprimir Middle M P
* * * * kp + τ
Pobre Not Fight kw − τ −ρ km + τ −ρ
* * p
W Fight kw − τ km + τ −ρ m
Reprimir P
* * p
Not Fight kw − τ km + τ −ρ m
Not Repress
Pobre M Not Repress
kw − τ km + τ
Non-Poor Classes
Strong
Naturaleza Fight (1−σ) kw−w km − τ’+ λ(σ kw) km + τ’+(1-
λ)(σ kw)
Fight P
Non-Poor Classes
Not Fight (kw − ρw) (kw−ρm) kp
Weak Reprimir +(1− )(kw −ρ
m
w−τ )
*
+(1− )(kw −ρ
w *
m+τ )
M
Middle
Fight (1−σ) kw−w (1−σ) km N
ot
W P Re
Not Fight pr Not
Not Fight kw − ρw km es Figh
s t
Ally
Po N
*
Middle Fight (1−σ) kw−w (1−σ) km−w bre o
M P Mt
Reprimir * * * * R
Not Fight kw − τ −ρ kw + τ −ρ
e
Pobre p
W r
Fight (1−σ) k −w
*
(1−σ) k
e
Reprimir P s
*
w
*
m
p
s
kw − τ km + τ −ρ
kp +σ(km+kw) kp +σ(km+kw)
kp
kp
kp +σ(km+kw)
kp
kw − τ kw + τ kp + τ
will repress (all or any of) the other agents. Should they decide to repress no
one, M (the middle class) may either repress P (the poor) or not. If neither
the wealthy nor the middle class represses, a system of universal suffrage is
peacefully established. If the middle class represses, there is some probabil-
ity that the poor may revolt and impose a left-wing dictatorship.
If the rich decide on a repressive strategy, they must in turn consider
whether to repress both the middle class and the poor (to sustain a fully
48
Role of the Middle Class
strategies of each agent is enough to describe how the evolution of assets and
the relative position of each class affect the political outcome.
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Income
50
Role of the Middle Class
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Income
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Income
than the costs to them to repress the poor). This result in turn leads the
wealthy to compare their payoffs under limited democracy (the outcome
from letting the middle class repress the poor) and under authoritarian-ism
(the outcome from repressing both the poor and the middle classes). Given a
sufficiently large distance between the rich and the middle class,
51
Una teoría de las transiciones
políticas
the probability of paying transfers to the middle class would be higher than
∗ m
repressing the latter, or τ > ρw , and the rich would lean toward author-
itarianism. In short, in a society in which the upper class is well ahead in
assets relative to the other classes, authoritarianism should prevail.
Notice, however, that as the middle class becomes richer and more sim-
∗
ilar to the upper class (a scenario depicted in Figure 1.4.B), τ will decline.
As a result, the cost borne by the rich of war to subdue the middle class will
grow larger than the transfers to be paid under a limited democracy. The
wealthy will be well advised to switch to a strategy of co-optation of the
middle class (or, under certain circumstances, even to a strategy of let-ting
the middle class alone repress the poor). In other words, the transition from
an authoritarian regime to a system of limited democracy will take place as a
middle class emerges as a separate sector, equal in wealth to the upper class.
This process has a close resemblance to the political develop-ment of Europe
in the nineteenth century: as the bourgeoisie made its way into the economic
and social scene, a system of limited democracy became predominant across
that continent.
33 Naturally, as the poor become closer to the middle class in income per capita, it is
∗ ∗
also to the advantage of the well-to-do to abstain from any repressive strategy, since ρ > τ −
τ.
52
Role of the Middle Class
Multiple Actors A model with more actors would lead to similar con-
clusions. Naturally, the more fragmented the social space, the slower the
transition from authoritarianism to full democracy. The upper segments
would be able to co-opt the middle segments one at a time, and the polit-ical
clout of the poorest would be greatly reduced. Thus, one can predict that the
more fragmented the working class is, the higher the degree of equality that
34
must be achieved for full democracy to be introduced. A derivation of this
result is that democracy will take place in ethnically di-vided societies only
at levels of equality higher than exist in homogeneous societies.
Cross-sectoral Alliances
So far I have employed what is essentially a class-based or factor-based
model of politics to explain regime transitions. In the basic model, a class of
wealthy individuals, characterized by one type of capital (either oil, land,
human capital or financial assets) with the same level of asset specificity, is
confronted by a set of poor individuals, essentially unskilled laborers. In the
previous subsection, I introduced some gradation in the returns to assets held
by individuals, thereby developing a more complex social structure with at
least three classes. But even in that discussion the framework still reflects a
class-based economy, where group membership and the corre-sponding
political interests are defined by income level. In this subsection, I explore
what happens if we relax the assumption that the assets of the class of
wealthy individuals or capitalists are homogeneous, that is, that they have the
same level of mobility.
Once we accept the possibility of having different types of capital (as a
result of different levels of specificity), even within the same income class,
two main results emerge. First, we can easily model an economy with several
economic sectors coexisting within any single territory. In other words,
instead of having only classes, that is, income-defined social groups, as
economic and political players, we can describe a society with a multiplicity
34 This is similar to saying in a two-actor model that the lower the repression costs of
the rich, the lower τ must be for a democracy to succeed.
53
Una teoría de las transiciones
políticas
High
T
K
Especificidad
A. Class-Based Alliance:
KB
del activo
fromDownloaded
Figure 1.5
High
ReturnstoAssets
atavailableuse,of
fromDownloaded subject18:56:49,at2016Nov08onLibrary,SydneyofUniversity.org/core.cambridge.http:/www CCambridgetheto
atavailableuse,of 002.1017/CBO9780511804960.org/10.doi.http://dx.org/core/terms.cambridge.http:/www
Level of tax under
(higher to the
High
right)
Especificidad
KT
del activo
B. Sectoral-Based Alliances: Land
versus Urban Capital and Labor
(continued )
KB
Figure 1.5. A
Returns to Assets
High
subject18:56:49,at2016Nov08onLibrary,SydneyofUniversity.org/core.cambridge.http:/www CCambridgetheto
002.1017/CBO9780511804960.org/10.doi.http://dx.org/core/terms.cambridge.http:/www
Conclusions
Conclusions
This chapter has developed a comprehensive theory to account for the oc-
currence of democracies, authoritarian regimes and left-wing dictatorships as
a result of the distribution and nature of economic assets and of the po-litical
balance of power among different social groups. Stable democracies take
place whenever inequality is low or wealth is either mobile or difficult to tax.
Excessive differences among the rich and the poor push the former
57
Una teoría de las transiciones políticas
resorting to any new or ad hoc variables, it explains why the ruling elites of
most wealthy oil producers resist the liberalization of their government’s
institutions. Naturally, these insights need further systematic empirical cor-
roboration. This task is undertaken in the next two chapters employing both
detailed econometric and historical evidence.
59
APPENDIX 1.1
60
Proving the Results of the Initial Game
not to revolt. Since under both “types” of repression costs the wealthy choose the
same authoritarian regime, the beliefs of the poor are given by the initial probability
of a high repression cost, q . Then the expected gain of revolting is smaller than the
value of accepting an imposed authoritarian regime if, even when the poor win the
civil war, they obtain less than they currently have:
kp σ kw kp
q α + α <α (5)
If (5) holds, then the poor never prefer to revolt. But it is clear that, for all
exogenous q , there exists some σ small enough and some kw small enough such that
the condition noted holds and the pooling equilibrium proposed is indeed an
equilibrium. Thus, if this condition holds, and ywi < kwi − ρh , the wealthy are better
off repressing regardless of the actual repression cost; given that the wealthy repress,
nonupdated beliefs β = q are optimal; and given these beliefs, the poor do indeed
prefer not to revolt. Parameters that fulfill these two conditions can easily be found as
long as q is not too high (an example is derived in Figure 1.2). When these two
conditions hold, the pooling candidate equilibrium described in proposition 3 is a
Bayesian perfect equilibrium.
β α + α = α
This implies beliefs given by:
kp
β = kp + σ kw (6)
The beliefs of the poor are determined by the actual strategy of the wealthy by Bayes
rule. Calling the probability that the wealthy choose to repress when the cost
61
Appendix 1.1
62
APPENDIX 1.2
1. Tax-Elasticity of Income
Assume that higher incomes are more sensitive to tax rates than lower incomes – in
other words, that the leisure-work substitution effect becomes steeper with incomes
(∂2 yi /∂τ < 0). If, as a result of economic development (and a higher average per
capita income), the income of well-to-do agents increases in absolute terms, the fall in
total revenues (as a result of their shifting to leisure) should become sharper for the
same tax level. Thus constrained by the response of the well-off, the median voter
will impose lower taxes. Repression will become more expensive in relative terms,
and democracy will be more likely.∗
To shed light on this argument, consider two economies with the same distribu-
tive pattern, that is, with the same ratio of high versus low incomes, but with a
different average per capita income (and, naturally, a different median per capita
income). The rich in the society with a higher average per capita income are more
sensitive to any tax rate than the rich in the poorer society. As a result, the tax rate at
which the median voter maximizes his disposable income is lower in the former
economy than in the latter one. Since redistributive pressures are lower in the richer
society, democracy is cheaper to establish.
∗
I am indebted to Al´ıcia Adsera` for first bringing this argument to my attention.
63
Appendix 1.2
64