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ENSAYO SOBRE LA EDUCACIÓN PROHIBIDA

EDUCACIÓN Y FAMILIA

Estudiante:

Julián David Carvajal Jaramillo

A mi parecer la educación prohibida es una invitación a realizar un acto, como dice la


propia película, a parar, sacudirse la cabeza y empezar de nuevo.

Saca a la luz como todo eso que tenemos tan normalizado y cotidianizado, eso que
creemos o nos han hecho creer que “siempre” se ha hecho de “esta manera”, queda al
descubierto un entramado de educación falsa, de modelo competitivo que educa para la
guerra, para las fábricas, busca homogenizar, pues uniforma y enseña a todos lo mismo,
nos reduce a números y calificaciones, reduce esfuerzos y capacidades sabiendo que
unos somos buenos para unas cosas y otros para otras, “Todos somos unos genios. Pero
si juzgas a un pez por su habilidad de escalar un árbol, vivirá su vida entera creyendo que
es estúpido. – Albert Einstein”

De esta manera queda castrada la imaginación de muchos niños, pues le embute


“verdades” en respuestas pre-fabricadas, así muchos viven creyendo, que son estúpidos,
sabiendo que tiene muchas capacidades que este modelo no le conviene que nosotros
sepamos que están dentro nuestro, trayendo a colación a Jorge la rosa […] No hay
distinción esencial entre la re-producción o la representación de la realidad (como
fabricación lingüística de imágenes buenas de la realidad, fundadas en la semejanza) y la
producción o la imaginación (como fabricación de imágenes no semejantes). La única
distinción posible es una distinción política, en términos de lo que Foucault, siguiendo a
Nietzsche, llama una “política de la verdad”. Todo ese aparato de distinciones y jerarquías
entre lo objetivo y lo subjetivo, lo real y lo imaginario, la esencia y la apariencia, etcétera,
no es más que un mecanismo para controlar la capacidad productiva y creadora del
lenguaje. Sostener esas fronteras y mantener a la lectura encerrada en el ámbito
trivializado de lo imaginario es un modo de limitar y controlar nuestra capacidad de
formación y trasformación. […] (Jorge Larrosa – 1996 página 27)1.

Es un hecho bien sabido, que el discurso crea realidades, y hoy vemos el fruto de este
discurso, de esta educación en el que nos tienen inmersos, el cual nos enseñan a no
cuestionar, viendo sus frutos, él ha creado mecanismos para que juzguemos al que
supuestamente se sale de los cánones y debe ser “reeducado” pues no es “normal” se
salió del molde, e invita a señalar lo diferente, a juzgarlo cuando quizá lo que debe ser
señalado y juzgado es el modelo que nos tiene tan perdido de nosotros mismos,
evocando unas palabras de Freire […] como marginados, “seres fuera de…” o “al margen
de…”, la solución para ellos estaría en que fueran “integrados”, “incorporados” a la
sociedad sana de donde partieron un día renunciando, como tránsfugas, a una vida feliz.
Su solución estaría en que dejaran la condición de “seres fuera de” y asumieran la de
“seres dentro de”. En verdad, sin embargo, los llamados marginados que son los
oprimidos, jamás estuvieron “fuera de”. Siempre estuvieron “dentro de”. Dentro de la
estructura que los transforma en “seres-para-otro”. Su solución, pues, no está en
“integrarse”, en “incorporarse” a esta estructura que los oprime, sino en transformarla
para que puedan hacerse “seres-para-si […] (Freire, 1970, pág. 69-70)2.

Así nos queda revaluarnos como le estamos dando la bienvenida a los que nacen como
dice Hannah Arendt […] Es la oportunidad proporcionada por el hecho mismo de la crisis,
-que arranca máscaras y borra prejuicios- de explorar e investigar sobre lo que se haya
revelado como el fondo del asunto y el fondo del asunto es la natalidad, el hecho de que
nacen seres humanos en el mundo. La desaparición de prejuicios significa simplemente
que hemos perdido las respuestas en la que de ordinario nos apoyamos, sin darnos
cuenta siquiera de que, en su origen, eran respuestas a preguntas. Una crisis nos fuerza
a volver sobre las preguntas mismas y nos exige respuestas, nuevas o viejas, pero en
todo caso juicios directos. Una crisis se convierte en desastre solo si respondemos a ella
con ideas preconcebidas, es decir, con prejuicios. Semejante actitud no sólo agudiza la
crisis, sino que nos hace perder la experiencia de la realidad y la oportunidad de
reflexionar que proporciona. […] (Hannah Arendt – 1959 pág. 1)3.

Esta es una invitación a nosotros como futuros profesionales en desarrollo familiar, desde
un programa que promueve el pensamiento crítico empezar a ser conscientes de estos
modelos obsoletos de pedagogía hegemónica e imperante y trabajar por construir otro
dialogo, entre las familiar, sus escuelas y la comunidad en la que viven.

Bibliografía:

1. Jorge Larrosa – la experiencia de la lectura – 1996


2. Freire, P (1970). Pedagogía del oprimido. Argentina, buenos aires. Siglo XXI
Editores.
3. (The crisis in education), Between past and the future, de Hannah Arendt página
186 año de la primera edición 1996.

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