pruebas Por otra parte, también encontramos estudios que confirman lo contrario.Algunos experimentos de campo aseguran que la radiación que produce una antena es similar a la de una bombilla de potencia media a un kilómetro de distancia. También se arguye que las paredes de los edificios funcionan como barrera contra las emisiones electromagnéticas. Con lo cual, la radiación sería aún menor. Por otra parte, se destaca que el nivel de emisiones se sitúa por debajo de la normativa. Con lo que en principio se cumple siempre con la legalidad según las pautas establecidas para el cuidado de la salud. Incluso hay expertos que alegan que las informaciones mostradas por quienes hablan de los peligros de las antenas se pueden rebatir con facilidad.
¿Que sucedería si se demostrará
definitivamente que hay peligro? Como hemos dicho antes, no queremos ponernos de una parte ni de otra. Simplemente hablamos de que existen informes con los que cada bando se siente legitimado para defender su postura. Sin embargo, surge una interesante cuestión: ¿estaríamos dispuestos a renunciar a las antenas de telefonía móvil si hubiera pruebas aplastantes de que hay riesgo? En realidad, parece poco probable, teniendo en cuenta que la demanda de nuevas redes y una mayor cobertura no deja de aumentar. Además de que la telefonía no es el único medio por el que llegan ondas. También la radio o la televisión atraviesa los muros de nuestra casa para llegar a nosotros. Y la electricidad produce campos electromagnéticos por no hablar del microondas, que hoy es un electrodoméstico de uso general. Teniendo todo esto en cuenta, por el momento lo mejor es mantener cierta neutralidad. ¿no te parece?