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La reforma constitucional La reforma constitucional en materia penal

en materia penal Jornadas de Justicia Penal


Sergio García Ramírez y Olga Islas de González Mariscal
Jornadas de Justicia Penal (Coordinadores)

El cambio a un sistema de corte acusatorio y oral, acorde con los estándares


internacionales, ha sido una de las transformaciones más importantes de
nuestra Constitución política desde su expedición en la segunda década del
siglo xx.
Muchos son los promotores de esta reforma y muchos los objetores. Esto

Sergio García Ramírez y Olga Islas de González Mariscal


es natural pues, más que la sustitución de un ordenamiento por otro, la
reforma exige cambiar la mentalidad de la policía, los peritos, los agentes
del Ministerio Público, los abogados defensores y los jueces. Esto entu-

La reforma constitucional en materia penal


siasma a algunos y llena de miedo a otros. Particularmente a aquellos que
han aprovechado la oscuridad y la falta de rendición de cuentas del sistema
actual para lucrar en las sombras. Por supuesto, hay otro tipo de objetores
Olga Islas de González Mariscal SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
más serios.
Doctora en Derecho por la Universidad Nacional Este libro, coeditado por el Instituto Nacional de Ciencias Penales y el Doctor en Derecho magna cum laude por la
Autónoma de México e investigadora de tiempo Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam, ofrece a los estudiosos Universidad Nacional Autónoma de México. Es
completo en el Instituto de Investigaciones Jurídi- del Derecho Penal y Procesal Penal –así como a los especialistas en te- miembro del Instituto de Investigaciones Jurídi-
cas de esa institución. Es autora de varios libros y mas de seguridad pública– las distintas intervenciones que tuvieron lugar cas de la unam e Investigador Nacional Emérito
numerosos artículos sobre las Ciencias Penales, en- en las “Novenas Jornadas sobre Justicia Penal. La Reforma Constitucional del Sistema Nacional de Investigadores. Fue par-
tre ellos: Derechos de las víctimas y de los ofendi- sobre Justicia Penal y Seguridad Pública” (21-25 de abril de 2008), duran- te de la Junta de Gobierno de la unam , juez de

Jornadas de Justicia Penal


dos por el delito y Pena de muerte. Es miembro de te las cuales un importante número de legisladores, juzgadores, fiscales y la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
número de la Academia Mexicana de Ciencias Pe- académicos se propusieron realizar una labor de reflexión y prospectiva presidente de este organismo entre 2004 y 2008,
nales y ha recibido varias distinciones destacando con vistas a la instrumentación que dicha iniciativa deberá tener a nivel y fundador y presidente de la Junta de Gobier-
el doctorado honoris causa por el Instituto Nacional secundario. no del Instituto Nacional de Ciencias Penales.
de Ciencias Penales; el Reconocimiento al Mérito Actualmente se desempeña como presidente de

(Coordinadores)
Universitario de la unam y el Reconocimiento Sor la Academia Mexicana de Ciencias Penales. Ha
Juana Inés de la Cruz. Como tributo a su trayectoria ocupado diversos cargos públicos, entre ellos:
profesional y docente, en 2007 el Instituto de Inves- Procurador General de Justicia del Distrito Fe-
tigaciones Jurídicas publicó el volumen Estudios deral, secretario del Trabajo y Previsión Social y
jurídicos en homenaje a Olga Islas de González Procurador General de la República. Es autor de
Mariscal. numerosos libros y artículos especializados des-
tacando: La Corte Interamericana de Derechos
Humanos (inacipe 2002 y 2004), Derechos hu-
manos para los menores de edad. Perspectiva de
la jurisdicción interamericana y Código Penal y
Código de Procedimientos Penales Modelo.

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TEMAS SELECTOS

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DIRECTORIO

Arturo Chávez Chávez


Procurador General de la República
y Presidente de la H. Junta de Gobierno del inacipe

Gerardo Laveaga
Director General
del Instituto Nacional de Ciencias Penales

Álvaro Vizcaíno Zamora


Secretario General Académico

Rafael Ruiz Mena


Secretario General de Extensión

Azucena Rodríguez Valencia


Encargada de la Dirección de Publicaciones

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La reforma
constitucional
en materia penal
Jornadas de Justicia Penal

Sergio García Ramírez


Olga Islas de González Mariscal
(Coordinadores)

Inacipe

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Primera edición, 2009
Primera reimpresión, 2010

Edición y distribución a cargo del


Instituto Nacional de Ciencias Penales
www.inacipe.gob.mx
publicaciones@inacipe.gob.mx

Se prohíbe la reproducción parcial o total, sin importar el medio,


de cualquier capítulo o información de esta obra,
sin previa y expresa autorización del
Instituto Nacional de Ciencias Penales,
titular de todos los derechos.

D. R. © 2009 Instituto Nacional de Ciencias Penales


Magisterio Nacional 113, Tlalpan
14000 México, D. F.

D. R. © 2009 I nstituto de Investigaciones Jurídicas de la unam


Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n,
Ciudad Universitaria, Cp. 04510, México, D. F.

ISBN 978-607-7882-03-9

Diseño de portada: Victor Garrido

Impreso en México • Printed in Mexico

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Contenido

Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Sergio García Ramírez
y Olga Islas de González Mariscal

Mesa 1
Perspectiva legislativa

Propósitos trascendentales de la reforma


César Camacho Quiroz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

Crisis del sistema de justicia y respuestas de la reforma


Andrés Lozano Lozano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

Algunos avances de la reforma constitucional


en materia de justicia penal y seguridad
Felipe Borrego Estrada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Sistema penal acusatorio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Mecanismos alternativos de solución de controversias . . . . . . . 39
Replanteamiento de las causas de procedencia
para la prisión preventiva. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
Defensoría pública . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

Reflexiones sobre el trabajo legislativo


Alejandro González Alcocer. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

Ejes centrales de la reforma


Pedro Joaquín Coldwell. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

Comentarios críticos sobre el proyecto de reforma


Pablo Gómez Álvarez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
7

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8 lA REFORMA CONSTITUCIONAL EN MATERIA PENAL

Mesa 2
Perspectiva del Ministerio Público

Algunas observaciones críticas a la futura reforma constitucional,


con especial mención a la delincuencia organizada
Rodolfo Félix Cárdenas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Reforma constitucional y Ley Federal contra la Delincuencia
Organizada de 1996. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Decreto del Presidente Felipe Calderón Hinojosa,
mediante el cual se reforman diversos artículos
de la Constitución Política. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos
Constitucionales y de Justicia de la Cámara de Diputados,
con proyecto de Decreto que reforma, adiciona
y deroga diversas disposiciones de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos. . . . . . . . . . . . . . . 74
La federalización de la delincuencia organizada, 74; Definición
de “delincuencia organizada”, 80; Arraigo en delincuencia or­ga­ni­
zada, 85; Intervención de comunicaciones privadas, 87; El uso de
grabaciones entre particulares como prueba, 89.
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Legislación, 92; Otros, 92.

Impactos de las reformas constitucionales en el ámbito


de la procuración de justicia
Moisés Moreno H. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
El estado actual del proceso legislativo, 93; El diverso origen de
la reforma, 94.
Diversas actitudes frente a la reforma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Opiniones a favor y en contra, 95; ¿Qué se espera de una reforma
en materia de justicia penal y de seguridad pública?, 97.
Los impactos de la reforma en el ámbito
de la procuración de justicia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
El nuevo sistema procesal penal y la función del Ministerio Pú­
blico, 99.

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contenido 9

Los juicios orales


Hugo Campos Cantú. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Aspectos introductorios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Aspectos medulares de regulación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119

Reforma judicial
Abel Villicaña Estrada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

Mesa 3
Perspectiva judicial

Perspectiva judicial sobre la reforma constitucional


en materia de justicia penal
Jorge Ojeda Velázquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Posicionamiento de los jueces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
Juez de Ejecución de Penas. El control jurisdiccional
de la ejecución de las penas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
Derecho Comparado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
El juez de Vigilancia en el ordenamiento
penitenciario italiano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
La Sala de Vigilancia, 143; Procedimiento de Vigilancia, 143.
Situación en México. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144

Nuevos requisitos para el libramiento de la orden de aprehensión


y el dictado del auto de vinculación a proceso
Alejandro Sosa Ortiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160

Reforma constitucional
Ramón Alejandro Sentíez Carriles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Sistema de enjuiciamiento acusatorio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
De la acusación, 162; En relación con la defensa, 163; En relación
con la decisión, 163.
Principios informadores del proceso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Artículos 16 y 17 constitucionales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165

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10 lA REFORMA CONSTITUCIONAL EN MATERIA PENAL

Artículo 18 constitucional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168


Artículo 19 constitucional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
Artículo 20 constitucional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
Artículo 21 constitucional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
Artículo 22 constitucional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175

La reforma constitucional sobre justicia penal


y seguridad pública. Perspectiva judicial
Antonio González García. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183

Mesa 4
Perspectiva académica

La reforma penal constitucional de 2007


Sergio García Ramírez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
Advertencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
La reforma y su circunstancia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
Antecedentes inmediatos y diagnóstico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
Flexibilidad en el ejercicio de la acción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 194
Nueva relación: Ministerio Público-policía-ciudadano . . . . . . . 198
Doble sistema penal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
Ejecución penal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
Extinción de dominio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210

La justicia penal en la reforma constitucional de 2008


Olga Islas de González Mariscal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
Ideas generales sobre la reforma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
Reformas a los artículos 16, 19 y 20 constitucionales. . . . . . . . 220
Artículo 16: arraigo, 220; Artículo 19: prisión preventiva, 222;
Artículo 20, Apartado A. Del inculpado (de acuerdo con la refor­
ma: Apartado B. De los derechos de toda persona imputada), 224.

Breves reflexiones sobre algunos de los retos


en el diseño del nuevo proceso penal ordinario
Carlos F. Natarén Nandayapa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229

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contenido 11

Los nuevos parámetros probatorios y su impacto


en el proceso penal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
La primera reforma: la teoría finalista y los elementos del tipo
penal, 231; La contrarreforma: la vuelta al cuerpo del delito, 233;
La reforma de 2008: la disminución del estándar probatorio, 234;
Los retos en la implementación de los nuevos parámetros de
prueba, 236.
Las reglas de exclusión de la prueba ilícita y su impacto en el
proceso penal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 238
Delimitación, 238; El proceso como garantía, 240; Retos del
desarrollo en los códigos procesales del nuevo texto constitucional,
241; La construcción del concepto y el papel de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, 245.
Medios alternos de terminación del proceso ordinario. . . . . . . . 248
Criterios de oportunidad, 249; El procedimiento abreviado,
250; Acuerdos reparatorios, 252; Suspensión del proceso a
prueba, 253; La relación de las salidas alternas con el éxito de la
implementación de la reforma, 255.
Sistema de recursos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255

La reforma al artículo 16 constitucional


y la comprobación del delito
Enrique Díaz Aranda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259
Planteamiento del problema. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259
Regulación en la Constitución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260
Antecedentes, 260; La reforma de 2008, 265; Lineamientos
generales del cuerpo del delito y la probable responsabilidad en la
Carta Magna, 268.
Interpretación dogmática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269
La doctrina nacional, 269; Posición personal, ¡cambio de opi­
nión¡, 271.
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
Medios informáticos, 277; Documentos oficiales, 277.

Las reformas a los artículos 16 y 19 de la Constitución Política


José Ovalle Favela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 279
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 279

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12 lA REFORMA CONSTITUCIONAL EN MATERIA PENAL

El artículo 16. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 284


La orden judicial de aprehensión, 284; La flagrancia, 287; El
arraigo, 288; La intervención de las comunicaciones privadas,
290; Los jueces de Control, 291.
El artículo 19. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
El auto de vinculación a proceso, 293; La prisión preventiva, 294.

Mesa 5
Perspectiva de derechos humanos

La reforma constitucional sobre justicia penal


y seguridad pública
Emilio Álvarez Icaza Longoria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299
La reforma al sistema de justicia penal y seguridad pública en
México, 299.

La reforma en materia de justicia penal en el contexto


de los derechos humanos
Luis García López-Guerrero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309
La nueva reforma al sistema de justicia penal . . . . . . . . . . . . . . 310
Antecedentes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 312
La reforma actual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313
Régimen de excepción (extinción de dominio) . . . . . . . . . . . . . 313
Extensión de flagrancia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313
Arraigo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 314
Reinserción social. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 314
Prisión especial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315
Investigación policial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315
Temas viables de la reforma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 316

La reforma constitucional sobre justicia penal


y seguridad pública 2007-2008: notas y comentarios
Manuel Vidaurri Aréchiga. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317
Aspectos generales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317
La reforma constitucional en enunciados. . . . . . . . . . . . . . . . . . 319

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contenido 13

Algo acerca del papel de los organismos públicos


de derechos humanos y la reforma constitucional. . . . . . . . . 321

Mesa 6
Perspectiva de la defensa

La Defensoría Pública
César Esquinca Muñoa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327
Antecedentes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327
Perspectiva de la defensa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329
Presunción de inocencia y arraigo, 329; Carga de la prueba y
flexibilización de las normas, 330.
Derecho de defensa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 331
Defensa pública, 332.

Proceso oral y justicia alternativa


Jesús Zamora Pierce. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 335

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JORNADASoct09.indb 14 8/11/10 9:10:33 PM
PRESENTACIóN

El Instituto Nacional de Ciencias Penales (inacipe) y el Instituto de Inves-


tigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México
(iij-unam) reúnen trabajos y recursos para contribuir a la coedición de esta
obra, la cual contiene las intervenciones de numerosos expositores en las
Novenas Jornadas sobre Justicia Penal, que tuvieron lugar en el iij del 21 al
25 de abril de 2008, año en que se aprobó y publicó una trascendental re-
forma constitucional en materia penal. Como se sabe, las Jornadas sobre
Justicia Penal han constituido, a lo largo de una década, uno de los más
importantes programas académicos para la indagación y la difusión de te-
mas destacados y actuales en el ámbito de su especialidad.
El área penal del iij ha impulsado y estudiado en los últimos años diver-
sos procesos legislativos, constitucionales o reglamentarios, que integran
capítulos relevantes de la reforma penal mexicana. Los estudios realizados
por investigadores del iij, de manera individual o colectiva, se inscriben en
el marco de las investigaciones en torno a las grandes cuestiones de la jus-
ticia penal. Se trata, pues, de una línea de investigación seguida durante
mucho tiempo y que se mantiene en la actualidad, en vista de los cambios
penales en curso o en proyecto y de las implicaciones que tendrá la justicia
en ámbitos como la vida social, la seguridad pública y, desde luego, la pre-
servación de los derechos humanos y la democracia.
Con el propósito de ofrecer a estudiosos y aplicadores de la ley penal una
visión amplia de las reformas de 2008, en las Novenas Jornadas sobre Jus-
ticia Penal se planteó analizar dichas reformas desde diversas “perspecti-
vas”, cuyo conjunto ofrece un panorama completo de los temas sujetos a
deliberación. No tenemos noticia de que se haya llevado a cabo, hasta el
momento, otro examen panorámico con estas características. Para tal fin, se
requirió de la intervención, que nuevamente agradecemos, de legisladores
que habían participado en el proceso de reforma, funcionarios del Ministe-
rio Público Federal y local, jueces federales y locales, académicos, defenso-
res de los derechos humanos y abogados que se desempeñan en el ámbito
penal. De allí las seis perspectivas que constituyen la columna vertebral de
esta reflexión compartida: la legislativa, la del Ministerio Público, la judi-
cial, la académica, la de los derechos humanos y la de la defensoría.
15

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16 la reforma constitucional en materia penal

Como contribución a este debate, el inacipe ha examinado en numerosas


publicaciones y diversos foros las novedades aportadas por la reforma pe-
nal constitucional y secundaria, particularmente en lo que concierne al pro-
ceso oral y a la justicia alternativa. Asimismo, ha implementado progamas
de formación profesional y difusión pública a propósito de la reforma a la
justicia penal. Finalmente, el inacipe contribuye de nuevo a tan interesantes
reflexiones mediante La reforma constitucional en materia penal, título que
se agrega a otras obras afines del mismo sello editorial.

Sergio García Ramírez


y Olga Islas de González Mariscal

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Mesa 1

PERSPECTIVA LEGISLATIVA

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Propósitos trascendentales
de la reforma
César Camacho Quiroz*

Muchas gracias a todos. Aunque parezca que en el Instituto de Investiga-


ciones Jurídicas no es un tema de trascendencia, vale la pena decir que en
los tiempos en los que no han menudeado las reformas en el Congreso,
hemos sido capaces, con todos los bemoles y sostenidos que esta reforma
tiene, de concretar una más de las reformas que al país le hacen falta. Con-
vencido como lo estoy, de que no hay reforma, ni ésta ni ninguna, —su
naturaleza parece dictarlo— perfectas o perennes, todas son siempre mejo-
rables y todas inician su obsolescencia el día que entran en vigor, pero
siendo ésta una reforma importante, que llega bastante lejos, me parece
loable y de enorme mérito para el Instituto de Investigaciones Jurídicas (iij)
y para mi respetable amigo Sergio García Ramírez y doña Olga Islas, que
hayan tenido la decisión de convocar a una reunión sobre este tema y que
algunos de los legisladores que participamos en ella hayamos tenido la for-
tuna de dar nuestros puntos de vista.
Ésta, como las reformas que suele aprobar el Congreso, entrañó un ejer-
cicio de cesiones mutuas, de aproximaciones sucesivas. Fueron 10 las ini-
ciativas que se tomaron en cuenta para formular el dictamen, 10 los artícu-
los de la Constitución que fueron tocados por la minuta que ahora mismo
está en el ámbito de los congresos locales, en aquello que bien conocen
ustedes, el ejercicio del poder revisor de la Constitución. Entonces, no se
trata de una reforma de menor calado, aunque no sea una reforma conclu-
siva a la que literalmente todos le hayamos apostado todo; sin embargo,
creo que es satisfactorio que nos sintamos atendidos, sobre todo cuando
hay temas pendientes.
Son dos, grosso modo, los propósitos que se acometieron cuando esta
reforma se aprobó: la implantación de un sistema, yo diría preponderante-
mente acusatorio, y remarco el adverbio porque ahora se dice que está en
vigor un sistema preponderantemente inquisitivo, es decir, no totalmente
inquisitivo pero muy cercanamente a ello, pues ahora hemos establecido un
* Diputado del Partido Revolucionario Institucional (pri).
19

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sistema preponderantemente acusatorio, porque tiene una o dos institucio-


nes jurídicas que no le permiten ser un sistema absolutamente acusatorio.
La migración de un sistema preponderantemente inquisitivo a uno acusato-
rio fue uno de los grandes propósitos y motivo de interés dotar al Estado
mexicano de instrumentos para combatir con eficacia el crimen organizado.
Lo qué ocurrió en esa especie de cocina, en la que se fue preparando el do-
cumento que ahora tiene el carácter de minuta, se echó a andar la discusión
sobre los mecanismos para combatir el crimen organizado, creando una
comisión para estudiar el sistema acusatorio, que podría haber corrido el
riesgo de irse a las calendas griegas, pero como hubo quienes insistimos, se
acordó que era compatible el cometido de ambos conceptos y que podría
tener éxito, y creemos que grosso modo se obtuvo.
Una de las características del sistema acusatorio es el respeto a los dere-
chos de las personas, el llamado garantismo, que, como ustedes bien saben,
nace como un concepto elaborado y con límites acotados en los años ochen-
ta, al cual Ferrajoli hace importantes aportaciones como respetar los dere-
chos fundamentales de todos, porque a veces se parte de la premisa falsa de
que en la medida en que se respeten más los derechos de una de las partes,
se dejan de respetar los derechos de su contraparte y viceversa. Al respecto,
la conclusión fue: “es posible respetar los derechos de todos, porque respetar
derechos no es generar un régimen de privilegios, sino hacer en un marco de
legalidad que una democracia, que un sistema democrático al cual todos nos
debemos atener, preponderantemente las autoridades, al principio de legali-
dad, no haya atropello, no haya menoscabo de los derechos de nadie”.
En un sistema de esta naturaleza el imputado no es, como en el sistema
preponderantemente inquisitivo, un objeto de investigación, sino un sujeto
de derechos y esto es muy importante, porque se da un equilibrio procesal,
se establece el trinomio procesal, en donde en un triángulo equilátero figu-
rado, el juez aparece en el vértice de la pirámide y las partes que litigan en
término lato, el imputado con su defensor y la víctima con el Ministerio
Público en la base. Esto es muy importante porque es una nota característi-
ca en la que hubo consenso entre los intervinientes, con esta presencia om-
nipotente del Ministerio Público. Yo, por supuesto, como mexicano, quiero
un Ministerio Público fuerte, pero no un Ministerio Público todopoderoso,
que se despacha con la cuchara grande; que de acuerdo con el principio de
la prueba tasada, que ustedes bien conocen, las pruebas que el Ministerio
Público ofrece por sí ante sí, es decir, en ese ejercicio omnipotente de auto-
ridad, sin adversario al frente, insisto, tenga un valor probatorio pleno y el
juez tiene prácticamente que echar mano de un trámite procesal.

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perspectiva legislativa 21

Pues bien, en esta teoría del garantismo, para decirlo sólo a manera de
recapitulación, el Derecho Penal debe ser un instrumento de defensa y
garantía de todos, debe respetar las garantías y, muy importante, debe ser
un Derecho de carácter subsidiario, el llamado Derecho Penal mínimo,
del que hemos hablado más de una vez. El diagnóstico que nos llevó a la
convicción de tener que implantar un sistema con las características
mencionadas, es de carácter estadístico, más que elocuente. Si alguna
característica pudiéramos atribuirle a las policías de México es que son
razonablemente buenas para vigilar, pero muy malas para investigar. Se
dice, con cifras de por medio, que si una persona involucrada en un deli-
to no es detenida en las primeras 24 horas después de que ocurrió el ilí-
cito, hay una de cuatro oportunidades de echar mano de él, es decir, que
como producto de la investigación se le pueda incoar un procedimiento
penal.
Si a esto le sumamos que también uno de cada cuatro delitos que se co-
meten se consignan, para no hacerles una cuenta larga, estamos hablando de
niveles de impunidad de 97%. Estamos hablando de cifras alarmantes, que
independientemente de que a veces poco nos digan, han llevado a la gente a
un estado de insatisfacción respecto del sistema penal. Recordemos que
sabíamos que la pena y la sanción eran o tenían, entre otros efectos, el de la
ejemplaridad y la de generar en la sociedad, de la que la persona involucra-
da forma parte, una especie de disuasión para la comisión del delito; hoy los
altos niveles de impunidad han generado una especie de persuasión, con
respecto a que se pueden cometer delitos debido a que la posibilidad de que
ocurra una detención o se incoe un procedimiento es prácticamente nula, o
para no exagerar, muy remota.
El sistema de estas características tiene algunos principios que abordaré
muy rápidamente, echando mano de la teoría del garantismo sugerida por
Ferrajoli.
Uno de ellos es la proporcionalidad, es decir, que la gravedad de la pena
sea directamente proporcional a la gravedad del ilícito de la conducta anti-
social. Los políticos hemos echado mano casi indiscriminadamente, del
Derecho Penal para responder prácticamente a cualquier antisocialidad.
Creamos delitos a propósito de lo que sea, o repetimos esto que llamamos
los bienes jurídicos tutelados; en muchos de los estados del país existe el
delito bien conocido por todos como “daño en los bienes”, “daño en propie-
dad ajena”, pero si empieza a multiplicarse la antisocialidad del grafitti, por
ejemplo, pues se crea un delito literalmente relacionado con el grafitti,

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22 lA REFORMA CONSTITUCIONAL EN MATERIA PENAL

cuando se trata simplemente de una modalidad del delito de daño en los


bienes. Entonces, no es agravando penas o creando delitos como los proble-
mas se resuelven.
Otro de los principios de los que está imbuida la reforma es el de lesivi-
dad, que clarifica precisamente cuál es el bien jurídico que se tutela; que se
pongan en peligro bienes jurídicos relevantes; que no cualquier antisociali-
dad se pretenda atacar con un delito; que el Derecho Penal, como lo dije
antes, sea de última instancia, del que se tiene que echar mano porque cual-
quier otra rama del Derecho fue ineficaz para llevarlo a cabo.
Otro principio que me parece vital y afortunado que se haya incorporado
en la Constitución es el de presunción de inocencia. La propia Corte, intér-
prete jurídicamente autorizado de la Constitución, dice en una jurispruden-
cia que el principio de presunción de inocencia está contenido de manera
implícita en la Constitución. Es decir, la propia Corte ha dicho: no es explí-
cita la existencia de la presunción de inocencia, hay que hurgar y de la in-
terpretación sistemática, armónica y funcional de los artículos 16, segundo
párrafo y 19, primer párrafo de la Constitución, puede interpretarse el prin-
cipio de presunción de inocencia, pero al no estar de forma expresa, en la
práctica se traduce en “presunción de culpabilidad”.
La persona es culpable, podría frasearse “hasta que no se demuestre lo
contrario”, y la primera muestra palmaria de esa afirmación es el exceso, la
irracionalidad de la prisión preventiva como medida cautelar. En el año
2000 había 16 delitos graves y ahora hay cerca de 100 y, no es el único
caso, en todos los estados se ha abultado la lista de los delitos graves, y si
es delito grave aquel que se le imputa, aunque sea presuntamente, la perso-
na no sólo está formalmente, sino materialmente presa. Si a esto agregamos
que los procesos duran en promedio 26 meses, en lo que se resuelve la si-
tuación jurídica de forma definitiva, lo que tenemos es una compurgación
anticipada de una pena privativa de la libertad, que quién sabe si llegue,
pero mientras llega o no, la persona está presuntamente, o es presunta res-
ponsable y está materialmente presa. Las cifras son más elocuentes que los
discursos: de los 210 000 presos en el país, de los fueros federal, estatal,
etcétera, 90 000 están procesados; es decir, no han recibido una sentencia
definitiva 90 000 de 210 000.
Insisto, están siendo forzados a compurgar una pena que quién sabe si, al
final, formalmente les sea asignada. Me parece importante, entonces, incor-
porar la presunción de inocencia y hacer que los involucrados en la comi-
sión de un delito vivan normalmente desde la libertad el proceso y no desde
la prisión.

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perspectiva legislativa 23

Ahora bien, llevar este principio de presunción de inocencia al extremo


haría que el involucrado en cualquier delito viviera desde la libertad el
proceso. Por otro lado, habría que hacer una lista breve de lo que hoy co-
nocemos como delitos graves y preguntarnos: ¿cuáles son esos delitos en
cuyo caso las personas involucradas tendrán irremediablemente que vivir
el proceso desde la prisión? Bueno, esos delitos serían el homicidio dolo-
so, el secuestro, la violación, la trata de personas, los delitos contra la sa-
lud, contra el libre desarrollo de la personalidad, contra la nación y, por
supuesto, delincuencia organizada.
En los casos que no están en esta lista, habrá un arbitrio judicial, para que
el juez de Control determine si esa persona, no habiéndosele imputado uno
de estos delitos, sino cualquier otro, pero que se trata de un delincuente rein-
cidente o de uno habitual, pudiera, eventualmente, ser forzado a vivir el pro-
ceso desde la prisión. Un dato adicional que tiene que ver con la prisión
preventiva y con este mecanismo obsoleto de acometer los retos de la justicia
es el siguiente: de los 90 000 a los que hice referencia, de los 90 000 proce-
sados, 74 000 lo están por delitos patrimoniales menores de 5 000 pesos. Es
decir, el sistema se ha vuelto paradójicamente injusto pues es un sistema que
criminaliza a la pobreza; repito 74 000 de esos 90 000 presuntos responsables
son procesados por delitos patrimoniales menores de 5 000 pesos.
Otra de las características del sistema del que estamos hablando es justa-
mente la oralidad, cuyo abuso mediático llegó a asociarse con el todo del
sistema, como si lo que estuviéramos impulsando en las cámaras fueran los
juicios orales, así solía frasearse en el ámbito en el que nos movemos. La
oralidad es una de las características, por supuesto, vital, pero no la única en
un asunto de esta naturaleza, que abona a la concentración y la continuidad
de los juicios y fortalece la inmediación. Hoy, la legislación de práctica-
mente todos los estados establece la obligación del juez de estar presente en
las audiencias, o sea, no es que el juez no tenga obligación de hacerlo, la
tiene, pero no la cumple, nada más que el incumplimiento no acarrea ningu-
na consecuencia jurídica. El precepto constitucional que se pretende im-
plantar es que la ausencia del juez en las audiencias acarree la nulidad. Pa-
rece entonces que la oralidad, adicionalmente a darle celeridad y evitar la
opacidad, contribuye a otro de los principios de reciente cuño en la sociedad
mexicana, que es el de la transparencia y la rendición de cuentas, del que las
autoridades judiciales no tienen por qué verse excluidas.
Los medios alternativos de solución de controversias, o la justicia alter-
nativa, no amerita ya mayor explicación, aunque daré un dato más como
botón de muestra. En Chihuahua, donde han tratado de implantar un siste-

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24 lA REFORMA CONSTITUCIONAL EN MATERIA PENAL

ma lo más parecido a esto, aunque con las limitaciones que la Constitución


establece, han hecho que sólo 20% de los asuntos lleguen a juicio. Me pa-
rece importante destacar, que más que querer hacer de la ley un ejercicio de
culto, lo que tenemos que hacer es generar un sistema eficaz que arregle
problemas, no que se saque 10 en el cumplimiento puntual de una serie de
formalidades a las que somos bastante afectos los abogados.
Tres cosas más, un Ministerio Público —retomo el tema del trinomio
procesal de la pirámide—, que nadie quiere débil, pero tampoco omnipo-
tente; un Ministerio Público que debe abandonar la participación protagó-
nica que corresponde al Poder Judicial, a los jueces; un Ministerio Público
que debe saberse bajo la autoridad del juez de Control, que verificará la
recta conducción del juez y eventualmente proveerá o resolverá la solici-
tud de medidas cautelares que el Ministerio Público solicite. Poco se logra-
ría de este trinomio o poca efectividad habría si no se completa el fortale-
cimiento del Ministerio Público con el fortalecimiento de la defensa
técnica, una defensa, subrayo, fundamentalmente pública conocida hoy
como defensa de oficio. Los datos otra vez ayudan a justificar la medida:
en el Estado de México, 85% de los asuntos los lleva la defensa pública, en
Nuevo León 84%, aquí en el Distrito Federal 62%, en Zacatecas 50%; es
decir, la defensa técnica es muy buena si se acude a un abogado de polen-
das, pero tendrá que ser igualmente competente de recurrir a la defensa
pública pagada con el erario público, cuyos salarios se homologan, ade-
más, con los de los agentes del Ministerio Público, para fortalecer así la
igualdad procesal.
“Más derechos para las víctimas” algo que no recuerdo si alguien dijo de
manera puntual es que la víctima puede impugnar de manera más rápida y
eficaz una disposición o una decisión del juez que le afecte. También puede
acudir en ejercicio de acción penal privada al juez. No está literalmente di-
cho en la reforma sobre los delitos de carácter patrimonial, de delitos por
querella, pero seguramente lo definirá la ley.
Los dos temas adicionales a los que me quiero referir son: 1) la instru-
mentación del sistema; este es un sistema complejo que requerirá, entre
otras cosas, un proceso de reeducación jurídica, una proa, eso que entrañe
la capacitación de capacitadores, un proceso que demanda entrega de re-
cursos, un proceso, en fin, lo entendemos todos y mucho más los jóvenes,
un cambio no de software sino de hardware jurídico; es un asunto que va a
obligar a un cambio de mentalidad y de actitud y que lo vinculo con otro
tema; 2) no sólo se requiere la comprensión cabal del sistema, se requiere
voluntad política, que para un abogado riguroso parecería un asunto secun-

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perspectiva legislativa 25

dario, pero no lo es, porque acaba siendo la envoltura o el canal o las már-
genes de este río proceloso en el que seguramente han de acontecer mu-
chas cosas.
Hasta ahora van 11 estados, 11 legislaturas que han aprobado la reforma,
nuestra estimación es que, en un par de semanas, seguramente alcanzare-
mos los 16 estados que se requieren para que la reforma cuaje. Mi opinión
personal es que vale la pena que se pronuncien todos, no sólo porque jurí-
dicamente tenga o ya no tenga valor habiendo 16 aprobaciones, sino por-
que esto demostrará la voluntad de todas las partes involucradas con su
concreción, y cuando me refiero a las partes involucradas, toqué de sosla-
yo el aspecto político; me refiero por supuesto, a los jueces. Hace unas tres
semanas acudimos por invitación de ellos a la Conferencia Nacional de
Tribunales Superiores de Justicia del país, cuyo papel es vital en esto, por-
que más de 95% de los asuntos del orden penal son del fuero común, y al
firmar un documento con más valor político que jurídico, un pacto por la
justicia en el que los presidentes de los tribunales superiores de los esta-
dos, expresaron su beneplácito por la reforma y su compromiso con ella.
Entonces me parece importante remarcar esto porque tenemos que ir to-
dos, si queremos que la reforma sea exitosa.
Termino con un tema polémico, que es el del combate al crimen organi-
zado. Dije al principio que era un sistema preponderantemente acusatorio,
porque su déficit, su bemol jurídico, está en una, si no es que en dos figuras.
La primera, el arraigo, que no es una figura típicamente acusatoria, es más
una especie de juego de palabras. Se dice que en el sistema inquisitivo o
preponderantemente inquisitivo, a las personas se les detiene para investi-
garlas; en un sistema acusatorio, a las personas se les investiga para dete-
nerlas. El arraigo es, justamente, detener para investigar durante 40 días a
petición del Ministerio Público y con autorización del juez.
La otra figura que pudiera no ser típicamente acusatoria es la extinción
de dominio, una figura que no existe en el Derecho Penal mexicano, una
figura que se ha explotado sobre todo en Colombia, y mediante la cual, el
Estado se hace de los bienes, producto, objeto o instrumento del delito,
cuando se trate de algunos delitos específicamente determinados en la Cons-
titución, no sólo crimen organizado, con lo cual se abre la posibilidad de
que echen mano el gobierno federal o los gobiernos locales de la extinción
de dominio. A mí me parecía, lo dije en su momento públicamente, peligro-
sa la medida que tomó el jefe de Gobierno del Distrito Federal, de recurrir
a una figura del Derecho Administrativo, la expropiación por causa de uti-
lidad pública, para combatir al crimen y por eso se han perdido algunos

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amparos. Pero el colmo es que no sólo no se tipifica la causa de utilidad


pública, sino que hay que pagar indemnización a los eventuales delincuen-
tes, pues si la figura llegara a prosperar, es un poco el colmo ¿no?, o sea,
aparte de todo, tengo que pagarle indemnización. La figura de la extinción
de dominio por supuesto no lo prevé.
Debo hacer una precisión respecto de lo que dijo el diputado Lozano; él
decía que aquella figura ciertamente controvertida del ingreso al domicilio
sin orden judicial había sido combatida o detenida por él y sus correligiona-
rios en la Cámara de Diputados; pero no es así. Él, y además ahí están las
constancias, pues es un asunto que para la gente vinculada con temas jurí-
dicos sabe que es una prueba; ahí están las constancias de que él y otros casi
50 diputados del prd y los senadores del prd, votaron a favor del ingreso al
domicilio sin orden judicial y por lo que yo llamaría la mexicanización del
concepto de delincuencia organizada, que no es otra cosa sino traer los con-
ceptos del Protocolo de Palermo y adecuarlos a la Constitución mexicana,
con la fortuna o el infortunio del caso, lo admito, porque ha habido voces
que aplauden la incorporación del crimen organizado a la Constitución,
como voces que lo descalifican acremente.
Nada más que esto es un hecho, no es un elemento subjetivo, se votó en
la Cámara de Diputados el dictamen la primera vez, porque fuimos Cámara
de origen, y cuando se votó, votó completo el pan, completo el pri y el prd
dividido, y el diputado Lozano y otros, pero no me refiero a los otros porque
el que refirió esto fue él, votó a favor de este dictamen. No así en el segundo
jalón, no así cuando los senadores, al devolvernos la minuta de acuerdo con
el proceso legislativo, que por cierto no está debidamente establecido, por-
que la Constitución habla en su artículo 72 del proceso legislativo ordinario
no del proceso legislativo constitucional; cuando nos la devolvieron, nos
pronunciamos sobre ella, y se eliminó, y yo diría, por fortuna, otro de los
que hubieran sido igual de lastres o peor que el arraigo en el sistema acu-
satorio, que es el ingreso a domicilio sin orden judicial.
Hubo un solo argumento técnico-jurídico para que esa idea prevaleciera,
que es la jurisprudencia de la Corte. La jurisprudencia de agosto del año
pasado estableció —les ruego que me permitan decirlo con las palabras más
llanas—, que cuando estuvieran en conflicto dos valores igualmente apre-
ciados, en este caso la inviolabilidad del domicilio y la protección de la
vida; prevalecía la protección de la vida, esto es, ergo, se autoriza el ingreso
al domicilio sin orden judicial cuando está en peligro la vida. La discusión,
no sólo jurídica sino práctica, material, concreta, cotidiana, corriente, exa-
minó si la Constitución establecía qué policía debía encargarse de realizar

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perspectiva legislativa 27

esa acción; la policía científica o la Federal Preventiva o la Policía Ministe-


rial o sencillamente la policía, pero ¿cuál?, la de Tamuin o la de Chalchico-
mula o la de Zacazonapan; entonces, el ejercicio de una facultad que puede
tener fundamento filosófico-jurídico o jurisprudencial, en el terreno de los
hechos podría resbalar o ser peligroso; por eso se decidió eliminar esta par-
te, lo cual mereció 462 votos a favor, seis en contra y dos abstenciones.
Termino diciendo que, siendo un tema de carácter jurídico, está envuel-
to, y no podía ser de otra manera, en criterios de carácter político, lo cual
no puede prevalecer; la esencia de la discusión no puede dejar de ser jurí-
dica, pero los legisladores no estamos exentos de puntos de vista políticos;
no de consigna de las dirigencias y cosas así, sino impregnados de una
ideología y una posición que también fue puesta a la consideración del
electorado cuando la gente votó en los comicios correspondientes. Gracias
por su atención.

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