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Buscando camino por la mar: experiencia, geografía e imaginarios marítimos en relatos de

navegación
Author(s): Stefanie Massmann
Source: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 39, No. 78 (2013), pp. 209-232
Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/43854784
Accessed: 19-11-2016 19:21 UTC

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Revista de Crítica Literaria Latinoamericana
Año XXXIX, N° 78. Lima-Boston, 2do semestre de 2013, pp. 209-232

Buscando camino por la mar: experiencia, geografía


E IMAGINARIOS MARÍTIMOS EN RELATOS DE NAVEGACIÓN1

Stefanie Massmann
Universidad Andrés Bello

Resumen
Este trabajo estudia el modo en que los relatos de navegación al Nuevo Mundo
representan, fundamentalmente durante el siglo XVI, los océanos que se
cruzan. Estas inéditas representaciones se producen en un contexto de grandes
revoluciones del conocimiento geográfico y en concomitancia con el
nacimiento de una serie de prácticas, imágenes y concepciones sobre el espacio
y el territorio. Tal como sucede con respecto a los nuevos territorios y sus
habitantes, se mostrará que los textos coloniales no sólo "inventan" un
continente sino un nuevo orden planetario, incluidos sus océanos.
Palabras clave: relatos de navegación, representación del océano, imaginarios
geográficos coloniales, geografía renacentista.

Abstract
This essay studies the way in which voyage narratives represent the sea during
the 16th century. These representations arise in the context of an important
widening of the geographic horizons, as well as in the onset of new practices,
images and conceptions about the space and the territory. Analogously to the
invention of America as a continent with its territorry and inhabitants observed
in colonial texts, the voyage narratives conceive a new world order taking also
the oceans into account.
Keywords: sailing narratives, representation of the sea, geographic colonial
imagination, Renaissance geography

¿Qué obra mejor que encaminar al que va sin camino?


¿Qué cosa tan ardua corno dar guia a una nao engolfada
donde sólo agua y áelo verse puede ì (Martín Cortes de Abalear).

1 Este artículo es resultado del proyecto FONDECYT iniciación n°


11100230 "Espacio, poder, colonización: imaginarios geográficos y prácticas
espaciales en relatos del descubrimiento y exploración del Estrecho de Maga-
llanes (1520-1620)" del cual la autora es investigadora responsable.

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210 Stefanie Massmann

En 1545, Pedro de Medina, cosmóg


ción, ponderaba la importancia de
Arte de navegar ; que "por ella tenem
fférentes que por el mundo son", y
que "si la navegación cesasse, muy est
bres porque carecerían de muchas
vida humana" ("Proemio" s. p.). Se r
se ha extendido y alargado hasta "cas
que ha abrazado distantes territori
que, en el transcurso de medio sigl
vida del europeo. La navegación trans
ravillas del mundo y amplía la conc
diferentes", además de traer infinita
gación de la fe cristiana a pueblos
práctica, cabe agregar, que se nutre
tanto como de la experiencia del nave
tras formas de entender el mundo. E
ticularmente, indagar en el modo en
escritos en el marco de la expansión
del tráfico transoceánico intervienen en la construcción de un nuevo
imaginario de los océanos.
Para apreciar en su justa medida los alcances de estas represen-
taciones debemos considerar que el descubrimiento de América no
sólo implicó conocer y explicar los nuevos territorios descubiertos y
sus habitantes, sino que cambió para siempre nuestra imagen del
planeta y de cómo lo ocupamos. Abrió, en efecto, las posibilidades
de la navegación transoceánica, alejada de las costas (Gruziński 86-
89; Wallerstein 240): por primera vez el hombre se hallaba ante la
experiencia de atravesar vastísimas masas de agua en viajes durante
los cuales no se avistaba tierra durante largas semanas, una
experiencia muy distinta de la navegación en el Mediterráneo o de la
que se arriesgaba bordeando la costa africana2. Las Indias Occiden-

2 Fernand Braudel, refiriéndose al Mediterráneo, explica la "repugnancia de


lanzarse mar adentro, a navegar en línea recta" (48) del hombre europeo, y su
preferencia por viajes cortos, en itinerarios conocidos y generalmente a lo largo
de la costa. Agrega que "incluso en el siglo XVI, navegar en mar abierto,
s'engoulfer ; como dicen los franceses, es todavía una proeza, y sólo se intentan las
proezas útiles" (49). Ursula Lamb destaca de forma particular el carácter inédi-

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tales abarcaban el continente americano, p


bién incluían los océanos desplegados ant
desde Sevilla o Cádiz. Con respecto a esto
lado que los relatos de navegación establecen
y el Nuevo Mundo en las islas Azores
trabajo presupone que, tal como sucede co
territorios y sus habitantes, los textos colon
un continente, sino un nuevo orden plane
nos3. Intentaremos abrir algunas perspect
blema, insuficientemente tratado, poniend
modos en que estos relatos construyen sus p
ran nuevos discursos sobre la experiencia oc
La primera dificultad que debemos abord
exploraciones y viajes transoceánicos con
largo tiempo de navegación a unas escuetas
viaje parece conducir a un laconismo que t
gados viajes, ordinarias las inéditas traves
viaje de Cristóbal Colón puede ejemplificar c
tico queda registrado en unas pocas páginas
nencia en el continente merece más detallad

to, sin precedentes, del desafío impuesto de pro


Denis Cosgrove destaca que la navegación de la
navegación oceánica en sus aspectos técnicos y ta
nativos, y describe la navegación oceánica como ex
ficial, basada en la confianza que los marineros d
miento teórico del tamaño y la superficie de la esfer
3 Edmundo O 'Gorman señaló que la concepción
consideraba solamente la isla de tierra que conte
sino que empezó a abarcar todo el globo terrestre
Océano implica, así, "una inversión radical, po
unidad del Océano que dividía la tierra en masas se
que divide al Océano en mares distintos" (143)
destaca cómo el Océano también cambia, junto con
en el horizonte de los discursos e ideas en torno a
no obstante, la continuidad que sugiere no se trasl
de las prácticas de la navegación, pues los gran
obstáculo para la comunicación y el traslado. Rica
de modo convincente que también en las crónicas
tinuidades con esta nueva concepción del orbis ter
Word 29, esp. nota 20).

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de aventuras y anécdotas, a pesar


para Colón fuera la ruta más que e
"Carta a Santángel" (1493) omite d
constancia de que "en treinta y t
armada que los ilustríssimos Rey
dieron" (140)5. El paso inaugural d
expedición por el Pacífico, en 152
incluye una breve reseña del desgast
El miércoles 28 de noviembre del 1520
trecho, sumiéndonos en el mar Pacífico
clase alguna de viandas frescas. Comíam
vo, con los gusanos a puñados, porque
olía endiabladamente a orines de rata. . . las ratas se vendían a medio ducado
la pieza [...]. Pero por encima de todas las penalidades, esta era la peor: que
les crecían a algunos las encías sobre los dientes -así los superiores y los in-
feriores de la boca-, hasta que de ningún modo les era posible comer: que
morían de esta enfermedad. Diecinueve hombres murieron... otros vein-
ticinco o treinta hombres enfermaron. . . así que sanos quedaban pocos.
En estos tres meses y veinte días recorrimos cerca de cuatro mil leguas
del Mar Pacífico, en una sola derrota... sin ver tierra alguna, sino dos
islotes deshabitados, en los que nada se encontró fuera de pájaros y árboles
(Pigafetta 70-71).

La renuencia en estas citas a detenerse en el viaje oceánico


mismo ratifica la sugerente afirmación de Lauren Benton: de

4 Aunque el diario ha llegado a nosotros gracias a la transcripción de Barto-


lomé de las Casas, y si bien es indudable que éste intervino el original en alguna
medida -por ejemplo, agregando interpolaciones- no resulta plausible que omi-
tiera indiscriminadamente partes importantes del texto original (Varela XIV-
XX). Por otra parte, es necesario indicar que si bien Colón no omite en todos
sus relatos el viaje marítimo, éste nunca abarca una extensión importante: el
relato del primer viaje, el más extenso de todos y paradigma de los relatos de
viaje marítimos (Zamora 121), dedica una décima parte a la navegación oceáni-
ca, la que, por otra parte, es relatada en forma de un derrotero, como un regis-
tro de datos técnicos organizados cronológicamente y cuyo fin era establecer la
distancia recorrida.
5 Bernhard Klein resume bien la actitud de Colón frente al mar: "The sea,
to Columbus, was not the symbolic habitat of madness or a place of enforced
exile, as for the voyagers on Brant's textual vessel, but a mere obstacle on the
way to somewhere else - a space to cross through speedily, a means of making
land accesible, of putting it within reach" (94).

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describirse alguna acción en las narracion


que ocurren en alta mar no son más que
(105). Si bien el viaje marítimo podía
interesante para el escriba, el mutismo tam
dificultad de los cronistas para constru
navegación que soslaye la larga tradición
negativo6, así como a la necesidad de des
que los procesos y dificultades de la carrer
Las páginas que vienen a continuación
qué manera, más allá de este silencio o prec
los relatos de viajeros del siglo XVI permite
experiencia del viaje transoceánico; indag
ricas que construyen su discurso, en sus im
culturales. Más que clausurar la pregunta
ción oceánica, pretendo llamar la atenció
ella se relaciona con la "invención" de América a través del estable-
cimiento de ciertos rasgos y problemas que plantea su represen-
tación. Los textos con los que trabajaré son relaciones escritas por
navegantes europeos que dirigieron o tomaron parte de expedi-

6 En la Edad Media el mar se asociaba al peligro, en términos concretos a


los que representaban tempestades y piratas, pero también alegorizaba las
tentaciones del mundo (Le Goff 117-118). Alain Corbin señala que la lectura
del Génesis, de los Salmos y del libro de Job ejerció una influencia profunda en
esta valoración negativa (1), ya que se lo interpretó como aquello que
permaneció inacabado de la creación, y como un instrumento de castigo divino
(el diluvio universal) (2-3). El fondo del mar, indica Corbin, estaba habitado
por monstruos descritos en la Biblia (por ejemplo el Leviatán, especie de
dragón marino) y en textos tan populares como el Viaje de San Brandan (6).
Llega a asegurar que las imágenes del mar legadas por la tradición clásica y la
lectura bíblica ejercieron una mayor influencia en la imaginación colectiva que
la experiencia de la navegación moderna, al menos hasta 1770 (15-16). Héctor
Brioso Santos describe cómo estas ideas, en las que intervienen por cierto
tópicos de estirpe clásica, se reelaboran durante el Siglo de Oro para criticar los
viajes y el comercio a América: en la literatura áurea abundan referencias a las
tormentas y naufragios como castigo providencial, o aparece de forma explícita
la condena moral al viaje y las navegaciones, cuyas motivaciones serían la
codicia y la soberbia (84-85). Lía Schwartz Lerner lee lo mismo en los textos
satíricos y morales españoles del siglo XVII y nota que, por ejemplo, en
Quevedo puede verse una asociación entre las flotas y la codicia (63).

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ciones transoceánicas en el contex


Estas abarcan principalmente el sig
oceánica (Gruziński 51)8, periodo en
de las grandes extensiones de agua
globo. Se trata, por cierto, de un
concurre a la legitimación de la expan
veremos que su conformación es
creemos, y que -como cualquier di
puntos ciegos: la mirada metrop
producción y crea los espacios para su

Observaciones preliminares: los

La pregunta por la imaginación mar


temprana se relaciona con la concepc
en el Renacimiento. Atraviesa, en p
giro renacentista en el pensamien
suele expresarse como una evolución,
noción de espacio abstracto (Wood
lization..." 87)9. Si tuviéramos que r

7 Los textos que cito en este trabajo abar


za con Colón -en especial la "Carta a Santá
ta de Americo Vespucio conocida como
con la relación de la vuelta al mundo real
(1519-1522), escrita por Antonio Pigafett
Urdaneta sobre la expedición, al mando d
de La Coruna en 1525 y volvió a España en
cho. Se alude entonces al relato de Alonso
món de Alcazaba, que parte hacia el orient
Sarmiento de Gamboa sobre su primer vi
llega a España en 1580, la última expedició
8 Aquí pensamos en la expansión geográ
mente durante las primeras décadas despu
mina con el descubrimiento del Estrecho d
el desarrollo del tráfico comercial entre E
esta expansión llega hasta principios del s
atlántico alcanza su punto más alto (Parrv 1
9 El desarrollo de la cartografía es tal ve
del cambio producido en el Renacimiento e
espacio. Para Henri Lefebvre, el desarroll

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indicar que se trata, por una parte, de un v


respecto al conocimiento de la verdad
terráqueo y, por otra, de una evolución en
que va desde la cartografía con valor alegór
mero itinerario10 hasta el mapa isotrópi
como abstracto, consecuencia del redescu
comienzos del siglo XV. Estos cambios ha
desarrollo progresivo hacia la concepció
neo: en los mapas ortogonales, que inscribe
con la latitud y la longitud, todos los p
misma importancia (no hay un punto de
modo simultáneo (se separa la perspectiv
nica) (Woodward, "Cartography..." 12-14
este tipo de representación de los espac

concepción abstracta del espacio, susceptible ah


convertido en mercancía; el poder se ejerce, así,
El supuesto básico de Lefebvre enseña que c
"produce" su propio espacio (Lefebvre 26), y ese
nes de dominación e interviene en ellas.
10 Durante la Edad Media el mundo fue representado preferentemente en
forma circular, y los mapas podían tener la forma T-O o bien marcar las zonas
climáticas (Woodward, "Maps..." 83; Thrower 49). El primer mapa europeo
impreso es, en efecto, el mapa T-O de Isidoro de Sevilla, editado en 1472. Los
mapas T-O tienen un valor alegórico más que estrictamente representacional,
ya que dividen con una T, que representa los mares, las tres grandes porciones
de tierra conocidas: Asia en la parte superior, abajo Europa y África, cada una
habitada por un hijo de Noé. El centro del mapa está reservado para la ciudad
sagrada, Jerusalén. El mundo se ordena en términos teológicos, poniendo en el
centro la fe cristiana. Otros mapas medievales cumplían una finalidad más prác-
tica que simbólica, y estaban diseñados especialmente para ayudar a los viajeros.
Los mapas conocidos como portulanos fueron concebidos para ese fin, y se
caracterizan por mostrar representaciones más o menos exactas de las costas de
un área específica (especialmente del Mediterráneo o del Mar Muerto), con los
topónimos anotados perpendicularmente, así como brújulas o rosas de los vien-
tos desde las que parten, en todas direcciones, líneas rectas que representan los
rumbos posibles (Thrower 59). Estos mapas, al contrario de los isotrópicos,
están mucho más cerca de la praxis de la navegación y toman en cuenta los re-
corridos de las embarcaciones.

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contemporáneo a la expansion colo


insistido en sus usos políticos y en su
La racionalización del espacio no e
absoluta. Si bien se suele narrar su historia en términos de un
progreso, ello ha sido relativizado en varios sentidos: uno de ellos se
refiere al hecho de que, a pesar de la creciente producción de mapas
isotópicos, algunos rasgos de la cartografia medieval no desapare-
cieron por completo (Woodward, "Cartography..." 7-10); por otra
parte, su conocimiento se remitía a una elite (Padrón, "Mapping
plus ultra..." 31, 35) y además no resultaban útiles para los nave-
gantes, que usaban formas alternativas para ubicarse en el espacio
(Sandman 40)12. Desde una perspectiva distinta, Lauren Benton
también ha llamado la atención sobre el hecho de que, a diferencia
de lo que muestran los mapas, el espacio imperial es discontinuo,
pues aunque abarcaba amplios territorios, su control se ejercía a
través de corredores y locaciones discretas (16). En suma, si bien es
posible hablar de una revolución en el conocimiento geográfico
durante los siglos XV y XVI, los cambios no fueron totalizantes ni
homogéneos y podemos reconocer que operan de forma simultánea
diversas prácticas, representaciones y concepciones sobre el espacio
y el territorio.
El relato del océano que intentaremos describir en algunos de
sus rasgos adquiere sentido, decimos, en el marco de un irregular
proceso de abstracción y homogénéisation del espacio. Lo que
interesa aquí es que el navegante, si bien utiliza y colabora con la
elaboración de una concepción abstracta del océano, por otra parte
lo experimenta de una forma totalmente distinta, pues se somete a

11 David Harley trabaja en particular sobre la producción cartográfica, y es


enfático al afirmar que los mapas son también discursos que, lejos de ser neu-
tros, normalizan y producen significados y valores (Harley 204). Walter Migno-
lo expone esta idea en el ámbito de la colonización de la América hispana, des-
tacando cómo la racionalización del espacio mantuvo, sin embargo, vigente el
"centro étnico" del mundo al tiempo que lo naturalizaba, y cómo las formas
europeas de organizar y representar el espacio que adquirieron forma durante d
siglo XVI reprimieron o desplazaron concepciones espaciales alternativas (243).
12 Alison Sandman destaca el diferente valor estratégico del conocimiento
de teóricos y navegantes, que determina que el conocimiento geográfico tuviese
carácter público mientras que el de los navegantes fuera secreto (40).

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la vivencia de los tiempos del viaje, a las pe


implica y a los desafíos prácticos de la nave
Este planteamiento conlleva algunas dif
desplegar antes de continuar. En los dos ap
go entre representaciones que tienden a vo
abstracto de las que incorporarían de algun
los navegantes. Estas dos categorías no son
tas, por cuanto la experiencia del espaci
abstractas, y también porque la experienc
"limpiamente" a un discurso13. Los plane
vre pueden ayudarnos en esta encrucijada:
el espacio percibido, el espacio conceb
(Lefebvre 38-39). El primero refiere al
material, en la dimensión de lo concreto,
segundo es el espacio abstracto, mental, ge
el espacio de los científicos, urbanistas, i
tipo de artistas con un "giro" científico.
del anterior, tiende siempre a expresarse
verbales. La definición de un espacio vivi
ción de Lefebvre de que hay una dimensi
a la ve % mental y material. Es el espacio de
aunque también el de ciertos artistas, escrit
Las representaciones del espacio que ana
una parte, una noción abstracta del espacio
tiene un carácter instrumental y prepara a

13 El modo en que este espacio vivido se relac


problematázarse a partir de las reflexiones de B
testimonio. La experiencia única del narrado
representar algo que se supone traducido al texto
sin embargo, ello contradice las perspectivas po
cuales la verdad del texto no puede estar nunca f
a sí mismo (40-41). Desde esta perspectiva, la exp
está del todo en el texto, y su verdad tampoco e
Cuando apelo aquí a la importancia de la experie
estos textos no lo hago, por tanto, asumiendo u
testimonios de hechos extraordinarios tengan un
extraordinario; lo que pretendo enfatizar es qu
vivido constituye un lugar de enunciación
características de esos discursos.

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dominación; a la vez, los textos que ab


tar un espacio vivido o experimentado
cido en la interacción de su realidad
mentales. Aunque no pueden pensars
distinción entre la reproducción de no
sentación de un espacio vivido perm
relatos responden a los proyectos de c
bo terráqueo, a la vez que muestran
experimentan los viajes oceánicos pr
se apropian de estos espacios en un con
Las diversas concepciones y repres
pensarse, también, desde el problem
miento. Parte de la información qu
navegantes resulta irrelevante o indes
litano de producción de conocimient
cio abstracto es mucho más útil par
inversa, el conocimiento "central" y "
práctica del marino. Pero no se trata d
la jerarquía que se establece entre es
miento. Ralph Bauer llama precisamen
lectual" a la organización geográfica
miento: mientras la periferia produ
crudos" y podían leerse "transparente
teria prima" era transformada en ver
4). La observación de Bauer permite
representaciones del espacio marítim
que forman parte de un sistema de l
cuyo objetivo es el mantenimient
político, social y económico de alcance

14 Lo que se intenta abordar aquí es cómo


les colaboran en la elaboración de una geograf
rialista. Edward Said ha destacado en Cultur
juego en el imperialismo es "el problema de
geografía y el poder" (40) y que éste se sost
y formas de conocimiento (44) de las que par

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El océano superficial y el espacio vacío d

Tanto la abstracción del espacio como su


den rastrearse en los modos de representac
construidos en torno a las grandes superfic
apartado se ocupará de un primer grupo
que tienden a la abstracción, mientras q
examinará las que son producto de la exp
Finalmente, indagaremos en los posibles
grupos en relación con su función y su con
El espacio oceánico abstracto no sólo pu
el mapa de tipo ortogonal que describía W
según veremos, en los relatos de viajes. E
particularmente ilustrativo a este respect
Estrecho de Magallanes, la expedición se en
ante el Mar del Sur, y Pigafetta comenta: "
hubiésemos enfilado sin variación el rumbo
dado la vuelta al Mundo sin encontrar tierr
las Once Mil Vírgenes" (Pigafetta 71)15. Aq
mo Pigafetta echa mano a la idea de que el
en la que las naves pueden desplazarse s
determinada para llegar a un punto eleg
inaprehensible ni menos un medio en el qu
lo imprevisible o a lo misterioso. Se des
marítima como un espacio conocido, cal
contrario de la tierra firme- no ofrece s
curiosidad o el espíritu inquisitivo de lo
sorprendente16, Pigafetta renuncia a const

15 El Cabo de las Once Mil Vírgenes se encuent


de Magallanes (desde el Adántico hacia el Pacífi
fetta imagina aquí implica dar la vuelta al mundo
cho por su extremo oriental.
16 El de Pigafetta no es, sin embargo, un caso ún
viaje de Americo Vespucio encontramos una exp
"[LJevamos anclas y dimos las velas al viento, co
por el poniente tomando una cuarta lebeche
navegamos que al cabo de treinta y siete día

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220 Stefanie Massmann

que destaque el cruce de ese océano


como ya conocido. Sólo los continen
océano, en cambio, es mensurable,
necesita ser recorrido para que el hom
A este debemos agregar otro rasg
de navegantes se muestran preocup
naves enemigas, y en los puertos rec
embarcaciones, su destino y su car
Magallanes, aunque descubrió por
nombre del capitán, al llegar a la Mo
de barcos que viajaban desde Europ
tugués residente Pedro Alfonso (P
relato posterior que hace Francisco
Jofré de Loaysa narra su encuentr
dántico, y Andrés de Urdaneta relata
cos portugueses en la mismas Molu
El tráfico es tan nutrido que a prin
de Seixas y Lobera denuncia que
Contravandistas de las Indias, es la de
que se tiene con las Naciones estrañas
El mejor ejemplo de las implicacio
adquirir este mar tan poblado se e
insigne navegante Pedro Sarmien
relatar sus encuentros con flotas riv
en la que, tras sus intentos por conqu
de Magallanes, se encuentra con com
1580 Sarmiento de Gamboa regres
tripulación de su primer viaje, pas
llanes; cuando por fin alcanzan Cab
subir a la nave por parecerles sus tri
puesto que, en palabras de Sarmi
adamados de rostros, no nos había d
y sudor de los arcabuzasos de poco
más cudiciosos de agua que de parec
declara: "veníamos destrozados y fa

juzgamos ser tierra firme" ("Carta de Am


recientemente halladas. . ģ" 76).

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la tripulación y de los barcos contraviene e


viaje a las Indias; Sarmiento de Gamboa
cuerpos cansados y enfermos, naves vacías
se vuelve más elocuente cuando la contrasta con la visión de un
barco inglés que, les cuentan, había vuelto a Inglaterra "cargado de
plata y riquezas" (155), mientras los franceses cruzaban también el
Adántico con sus navios "cargados de cueros y azúcar" (156). Para
Sarmiento de Gamboa hay un océano allá afuera, atravesado por
otras naves que van y vienen entre oriente y occidente y del que él
sólo puede participar de oídas e imaginar desde su propio fracaso.
Los ejemplos demuestran que los océanos no son inaccesibles ni
solitarios, sino que se imaginan siempre llenos, surcados por un
tráfico incesante y casi frenético: cuando los navegantes no se en-
contraban con otras flotas averiguaban sobre ellas, y sus viajes
estaban acompañados por rumores de escuadras que iban y venían a
través de las aguas. Esta imaginación ofrece una perspectiva sincró-
nica característica del espacio abstracto toda vez que en un mapa
isotrópico podemos marcar el itinerario de muchas embarcaciones
de modo simultáneo. Por otra parte, la escena que monta Sarmiento
de Gamboa y que muestra barcos colmados de riquezas que llegan a
destino responde a la idea del océano como la posibilidad de
conexión entre lugares lejanos y, naturalmente, como pasaje para el
traslado de mercancías: el mundo parece encogerse y dejar todo a la
mano, como se deduce de la expresión de Seixas y Lovera, quien
destaca el hecho de que Jacob Le Maire completara la primera parte
de su viaje alrededor del mundo en muy corto tiempo, "tardando
sólo 16 meses, y 16 días desde Olanda hasta Terranate [isla Ternate,
parte de las Molucas], que no fue largo viage para quien hizo tantos
descubrimientos... ni tampoco fue penoso, ni muy peligroso, pues
en él no se murieron más de tres hombres" (70r-70v).
Las descripciones del océano como superficie abstracta permi-
ten establecer algunas diferencias con el modo en que son represen-
tados los continentes. La tierra firme, "repartida" mediante el Trata-
do de Tordesillas, es susceptible de ser imaginada como tabula rasa,
mientras que los océanos sin dueño son representados, quizá para-
dójicamente, como ya hollados por las embarcaciones en el mar. A-
quello que puede ser poseído aparece como territorio virgen que a -
trae la imaginación y se representa lleno de maravillas y riquezas; el

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océano, esa superficie plana y conoc


La nueva imagen del mundo supone q
afuera: el más allá de las columnas
diterráneo de los océanos incógnito
vertido en una sola superficie contin
ra de la fuerza expansiva del naciente
fuera del mundo tal como se enten
América. La experiencia de esa exteri

El mar como aventura: la experien

Hemos revisado algunas represen


ponden a la idea de un espacio plano
idea que, sin embargo, debe incluir
océanos e islas que ha descrito Elisa
se imaginan -en concordancia con
como vacío y pasivo- siempre conec
la migración y a la colonización, co
el hombre europeo; parecen, al mism
lo que amplifica la tecnología marít
tirlas en museos o laboratorios de
sociología (2-12). Ambas versiones,
a configurar la superioridad del euro
en estos espacios primitivos, excluido
La representación de los océano
todavía, y los mismos textos que n
parente y transitable nos ofrecen im
a la experiencia del navegante17 que
grosa e incierta. Un primer indicio s
gistro que hace Americo Vespucio
estrellas bellísimas he conocido, de
mente, y muy bien, los movimiento
especialmente escribí durante esta
observamos lo que puede ratificars

17 Es necesario destacar que en término


las que el mar aparece como salvaje e indo
po y se hacen cada vez menos frecuentes

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Buscando camino por la mar 223

ción, y es que la superficie bidimensional a


que no aparece en los mapas: su verticalida
navegante la relación con el cielo es relevan
ubicación geográfica, sino que es el "paisa
apreciación de Vespucio es, de hecho, tamb
que va marcando el avance de los barcos y
arse los ojos cansados de la monotonía del ma
Esta verticalidad conecta la experiencia
todavía vigente imaginería medieval con resp
rino (Corbin 4): un misterio profundo del
gunas señales, como los peces voladores, la
que interrumpen la navegación. En Pigafetta
guían el rastro nuestras carabelas ciertos
llaman tiburones, que tienen dientes terrible
hombre en el mar, lo devoran" (52). Más adel
de Magallanes, aparecen peces voladores (6
forma para el navegante en un dominio vacil
acosada por las oscuras profundidades del
presencia de los astros. Un pasaje de una c
muestra cómo la facilidad de una travesía,
el mapa, es amenazada constantemente por
cible e inexacta. Su cruce del Atlántico es des
términos:

desde el promontorio de cabo Verde hasta el principio de este continente


hay cerca de setecientas leguas, aunque yo estimo que nosotros navegamos
más de mil ochocientas, parte por ignorancia de los lugares y del piloto, y
parte por la tempestad y los vientos los cuales impedían nuestro recto viaje
empujándonos de una parte a otra y si los compañeros no hubiesen
reconocido mi ánimo y que me era conocida la cosmografía, no había
piloto o verdadero guía de la navegación, que a quinientas leguas supiese
dónde estábamos. Pues íbamos extraviados y errantes y los instrumentos
únicamente nos señalaban con exactitud la verdad de los altos cuerpos
celestes y éstos eran el cuadrante y el astrolabio como todos sabemos
(Vespucio 59).

La cita de Vespucio nos expone los peligros de perderse en una


inmensidad en la que los puntos de referencia son escasos y donde
la dirección que toman las embarcaciones depende sólo en parte de
la voluntad humana: en demasiadas ocasiones los vientos, las co-

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224 Stefanie Massmann

mentes y -de forma más violenta-


naves a derroteros imprevistos.
Un segundo rasgo característico de
es la recurrencia de las descripciones
la navegación. Si bien algunos relat
escueto para dar mayor relevancia a
de la navegación -como puede vers
Vespucio18- muchos otros se detienen
Urdaneta, quien relata la larga exped
realizó Francisco de Loaisa entre 1
tiempo contando a los tripulantes
tiempo andábamos muy trabajados
cruce del Pacífico, "catorce ó quince
busca de Cipango, é como la gente an
cho trabajar de la bomba [utiliz
embarcación] como de la mar, é d
ruin, muríanse cada dia" (407). Los
las muertes de los tripulantes, a lo
"murieron el capitan Juan Sebas
Comendador Loaisa... Asimismo murió el tesorero de la nao..."
(407). Los padecimientos de la navegación también son primordia-
les en la breve narración que hace Alonso Vehedor de la expedición
de Simón de Alcazaba, que parte en 1535 desde San Lúcar hacia el
Estrecho de Magallanes. Vehedor estructura su narración no en
relación con el recorrido de la nave, sino en torno a la escasez de ali-
mentos: va contando día por día cómo las raciones van disminu-
yendo progresivamente hasta terminarse por completo: "para aquel
día", dice refiriéndose a su regreso a Santo Domingo, "en la dicha
nao no había que comer" (344). Pero las dificultades no son sólo
físicas, sino también espirituales y morales. El relato del segundo
viaje de Sarmiento de Gamboa no relata los sacrificios de un
heroico viaje que termina en una conquista, sino la progresiva

18 Aunque los menciona, Vespucio no quiere entrar en los detalles de las


penalidades del viaje: "Lo que verdaderamente sufrimos en aquella inmensidad
de mar, qué peligros de naufragios (y cuántas incomodidades físicas padecimos,
cuántas ansiedades afligieron nuestro alma), lo dejo a la estimación de aquéllos
que han conocido bien la experiencia de muchas cosas y de lo que significa
buscar lo incierto y aún lo desconocido" (Vespucio, "El Nuevo Mundo" 58).

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Buscando camino por la mar 225

separación entre los marineros codiciosos


leales (él mismo entre ellos).
Por último, el giro hacia un relato más at
viajero puede rastrearse también en el m
elaboran el problema de la soberanía del m
particular hacemos referencia al hech
considerado en términos legales un espacio
sibilidad de ser materialmente ocupado p
convierte en una locación sobre la que
soberanía plena. A pesar de estar saturados
mares no podían ser ocupados ni er
apropiados a través de procedimientos
instrumento que legitimaba la conquista hi
en propiedad a través del prurito toponími
viajeros a la vista de riberas e islas. El m
océano en alta mar requería, por lo tanto, l
navios por ciertos corredores marítimos, o
nos interesa- la producción de discursos qu
da que pasaban los años para formar un
palabras, si la delimitación legal de las zo
puede hacerse formalmente a través del
mapa, la apropiación efectiva de esos espa
con la práctica de los navegantes que util
timos y que ejercen soberanía a través de la

19 Según la ley natural el mar era propiedad co


las naciones podían restringir en forma legal la li
ejercer cierto grado de soberanía sobre ese espa
propiedad (Benton 120-130); del mismo modo, lo
ciertos corredores marítimos como zonas de cont
principio del océano como propiedad común (Ben
Patricia Seed señala que el requerimiento fue e
la Corona hispánica para afirmar su autoridad sob
más expansiva de la conquista (1512-1573) (70); ta
nos generales, el medio por el cual los españoles
las colonias era el discurso, "speech" (Seed 179).
implicaciones o significados de este término, los
mos aquí -aquellos que actualizan el dominio ma
siderarse manifestación de los medios expresivos
no constituyan un protocolo ritualizado, como el

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226 Stefanie Massmann

La redacción de derroteros que desc


posible estos corredores era de vita
posibilidad de establecer la hegem
En muchas ocasiones este archivo recibido o acumulado es lo sufi-
cientemente importante como para clausurar la posibilidad de narrar
una travesía marítima a partir de la propia experiencia. Es el caso de
Francisco de Seixas y Lovera, un navegante experimentado que
había cruzado el estrecho de Le Maire al menos en dos oportu-
nidades, pero que al momento de escribir no relata las propias
experiencias. Su Descripdón Geographica y Derrotero de la Región austral
Magallánica está escrita a partir de los informes de otros navegantes,
y ha sido compuesta con el objetivo de "alibiar en gran parte el
horror, la obscuridad, fastidio, y peligro de tan larga, y difícil Nave-
gación" que, se argumenta, está "tan olvidada de los Españoles, que
ni en la práctica, y escritos de estos tiempos se toque, o examine,
quando las demás naciones entruydas al principio de la nuestra,
hallan tan fácil esta navegación" (Aprobación del doctor D. Andrés
de Gamez). La batalla de Seixas y Lobera no es ya ganar la carrera
contra las naves extranjeras; hay que aventajarlos en los discursos,
pues los extranjeros
saben oy mejor que los españoles, las negociaciones, y Navegaciones de las
Indias, y Dominios de su Magestad, teniendo mas individuales las noticias
de sus Ensenadas, Puertos, y Disposiciones, no porque ellos los han
demarcado, ni descubierto, sino porque de los descubrimientos, Derroteros
y demarcaciones de los vasallos desta Monarquia han recogido y recogen
mejor, imprimiendo lo solido, y bueno para si en sus idiomas, para
aprovecharse, y lo cauteloso, y lleno de infinitas maquinas, y mentiras, con
demostraciones falsas de sus costas, islas, y ensenadas en lengua española, y
en otras, a fin de por este medio introducir el engaño (12r-12v).

A pesar de ser por naturaleza inaprensibles, los océanos son


"apropiados" a través de los relatos de navegaciones: los relatos y
las descripciones se convierten en la forma de ejercer soberanía
sobre estos espacios, aunque su constante actualización y la insisten-
cia sobre su función legitimadora no sean más que una manifes-
tación de su propia inutilidad21.

21 À pesar de los intentos de lograr lo contrario, el océano permanece como


un espacio inasible: "the ocean's perpetual movement is radically decentering; it
resists attempts to fix a locus of history. . . Because the surface of the ocean is

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Buscando camino por la mar 227

La geopolitica del oceano: conocimiento


Mundo

La nueva experiencia de viaje transoceánico y la representación


de grandes extensiones marítimas responden, por una parte, a una
concepción abstracta del espacio; no obstante, los océanos se
resisten a ser dominados y aparecen también como lugares en don-
de predomina la fluidez, el cambio, los riesgos, lo inesperado e
impredecible. En ellos la jurisprudencia se pone en duda, las ganan-
cias económicas peligran y la moralidad flaquea. Quisiera aventurar
dos ejes que pueden permitirnos ordenar estas representaciones e
inscribirlas en el marco de ciertos procesos que cubren los casi cien
años que abarcamos con nuestros ejemplos.
El primer eje que propongo busca entender las representaciones
considerando las circunstancias históricas del descubrimiento de A-
mérica y los cambios que supusieron los años iniciales de la con-
quista. En particular nos interesa distinguir el momento de los pri-
meros años del descubrimiento de América (desde 1492 hasta
1520), cuando el continente no era más que un obstáculo para llegar
a las especias (Chaunu 18) o bien el "tutor" provisorio del oro que
debía ser rescatado por los españoles (Chaunu 25; Parry 28). Así las
cosas, podemos postular que en el primer momento absorbido por
la idea del comercio, el océano se reduce y se oblitera (sería el caso
de ciertas descripciones de Pigafetta y, por cierto, también las de
Colón), y el tiempo asociado a estos viajes se reduce y minimiza. La
lógica del comerciante requiere, por cierto, que el viaje se haga en el
menor tiempo posible para conseguir un traslado eficiente22.

unmarked by its human history and thus cannot be monumentalized in the tra-
dition of colonial landscapes, a turn to the seas as history can produce an equa-
lizing effect" (DeLoughrey 21). Para DeLoughrey es precisamente esta alteridad
del océano la que abre la posibilidad a escrituras que desestabilizan el telos del
movimiento a través del océano, el relato heroico de las aventuras marítimas o
las jerarquías de raza y clase.
Hay otros rasgos de los relatos de navegantes que pueden explicarse por
la búsqueda de mercancías, como la presencia de un imaginario maravilloso que
utiliza la tradición medieval no ya en su sentido primigenio, sino en relación
con los bienes que se pretende encontrar en el Oriente. Stephen Greenblatt ha
señalado con agudeza que, en Colón, las maravillas que describe justifican sus
viajes, que de otra forma pueden considerarse un fracaso ante la imposibilidad

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228 Stefanie Massmann

El segundo momento es ya el del a


do sobre la renuncia a obtener riqu
lección" de metales preciosos; la ma
para la explotación de las minas y o
ya reducirse, pues ahora es la distan
colonial de diversos modos. En Ves
primeros atisbos de este gesto; la
ciones del firmamento antartico m
admirar lo nuevo, sino también su
cosmología antigua, vigente aún en
69-70), según la cual las estrellas de
vivientes. El bello paisaje estelar de
bién una prueba del desplazamiento
termina en una diferencia cualitativa
de Pedro Sarmiento de Gamboa, en
que permite el despliegue de una dife
gracias a la lejanía del poder imp
océano indomable, con sus peligros
conocer la reutilización del tópico me
pecado. El tiempo que implica la dis
mo en el caso anterior; por el contra
a construirse como un viaje hacia e
contribuye a la construcción del orde
Es útil recordar en este punto a Ma
que los relatos de viaje cumplen con
aquellos lugares que, perteneciendo al
rados del mismo (24): esta función se
dimos nosotros, en la descripción
cursos y paisajes. El océano desemp
versa, pues la narración de las dificu

de confirmar que se trata de las Indias y


162). Las maravillas son "objetos" intercam
por los europeos, riquezas inimaginables, m
La asociación entre el descubrimiento d
un tiempo anterior es de larga data. Neil R
que adquiere esta conexión, por ejemplo, e
tas, quienes aluden al descubrimiento de l
rrenal (1).

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Buscando camino por la mar 229

acento en aquello que separa y distancia a E


coloniales. Este primer eje, en suma, implic
un movimiento que va desde un océano
mercantil, como una superficie abstracta
hasta el océano que, por el contrario, const
mundos y que, por tanto, oblitera su facult
res distintos para marcar su separación.
El segundo eje recoge algunas considera
ción del conocimiento. Si bien se afirma
descubrimiento de América desafía el saber
y la tradición al incorporar la experiencia c
no podemos olvidar que, finalmente, l
miento terminó por obedecer a una jera
producido en la América colonial quedaría
litano. Es de suponer que este proceso se
formalization de la burocracia estatal con
que la plena validez de la experiencia de l
rebajada por instituciones como la Casa d
Cronista Mayor, que controlaron, manip
informes de quienes habían sido testigo
Este segundo eje ordena las representacione
autores están todavía autorizados por la exp
océano experimentado y vivido, y avanza
tro de esta experiencia por la burocracia es
representaciones lo que pueda ser funcion
riales. El ejemplo más evidente sería el m
y Lovera, que reemplaza la narración de la
reproducción del conocimiento acumulad
cia. La representación de un espacio abstr
este caso, a un texto que busca satisfacer la
nistración colonial, como pueden ser med
corredores o zonas de soberanía.
Los dos ejes que acabamos de mencionar se entrecruzan y al
mismo tiempo tensionan, cada uno en la lógica de su propio desa-
rrollo, los dos tipos de representaciones que hemos descrito a lo
largo de este trabajo. En el primer eje el océano pasa de ser una
superficie abstracta y homogénea, que asegura la continuidad y la
comunicación, a convertirse en una cesura construida con la imagen

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230 Stefanie Massmann

de un oceano discontinuo y accide


experimenta las dificultades que es
representación de un océano desde l
burocratLzación de esa experiencia,
de un saber técnico y, nuevamente
sarrollo de ambos ejes hace dialo
marítimo con la representación de
que sus sentidos y sus relaciones co
imperialismo son diversos. En efec
mente proporcionales, pues mientr
la abstracción del océano, para el otro
La perspectiva recién expuesta perm
la compleja red de imágenes sobre
está implicado en la comprensión
Ante sus ojos se extiende una super
es fuente de riqueza y de peligros, qu
que lo somete a la experiencia de pe
estas representaciones están compr
un imperio transoceánico cuya jer
siempre, en ese espacio indetermi
"sólo agua y cielo verse puede".

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