La gastritis aguda es un problema inflamatorio común que afecta el revestimiento
interno del estómago. La gastritis puede ser causada por bacterias o sustancias que irritan el revestimiento del estómago como el alcohol, la nicotina y algunos calmantes (analgésicos). Los síntomas principales son dolor estomacal, vomitos, perdida de apetito, náuseas. Los síntomas suelen presentarse rápidamente y duran un par de días. El tratamiento puede incluir antiácidos u otros medicamentos para reducir la producción de ácido del estómago. La gastritis aguda suele mejorar rápidamente cuando se reconoce y se trata la causa. Los pacientes con enfermedades graves (politraumatizados, grandes quemados, hipertensión intracraneal…), pueden presentar úlceras o erosiones que a menudo se manifiestan como hemorragia. Estas lesiones se producen por múltiples causas, entre las que se encuentran la hipersecreción ácida del estómago y la pérdida de los mecanismos defensivos de la mucosa gástrica. Aunque menos frecuente, en estas unidades de pacientes críticos o aquellos con procesos que causan pérdidas sanguíneas o baja tensión arterial como algunas infecciones graves (sepsis), pueden presentar gastritis por baja perfusión sanguínea, por una disminución del riego del estómago. Su aspecto endoscópico es una mucosa negra por la necrosis. Durante el tratamiento de la gastritis es importante evitar el consumo de alimentos irritantes, o sustancias que pueden dañar la mucosa gástrica. GASTRITIS CRONICA La gastritis crónica consiste en una inflamación crónica de la mucosa del estómago que afecta inicialmente a áreas superficiales y glandulares de la mucosa, progresando a la destrucción glandular (atrofia) y metaplasia (el término metaplasia intestinal indica la conversión de las glándulas del estómago en otras parecidas a las del intestino delgado). Se produce cuando la enfermedad dura meses o incluso años. La principal causa de la gastritis crónica es la infección por la bacteria Helicobacter pylori. También puede deberse a una alcalinización del pH del estómago que se origina por el reflujo biliar. Gastritis tipo A o fúndica: es bastante rara. En este tipo de gastritis, la inflamación afecta fundamentalmente al cuerpo y al fundus, que son las porciones superior y media del estómago. Puede causar anemia perniciosa –un tipo de anemia producida por una cccccccccdeficiencia de vitamina B12–, ya que una de las causas más comunes de anemia perniciosa es el debilitamiento de la pared del estómago (gastritis atrófica). Es frecuente que al realizar una analítica de sangre a estos pacientes se observen en la sangre anticuerpos frente a las células parietales del estómago y frente al factor intrínseco (una sustancia producida por las células del estómago que permite la absorción en el intestino de la vitamina B12), lo que sugiere que esta enfermedad tiene una base autoinmune. Este tipo de gastritis predispone a un mayor riesgo de desarrollar cáncer de estómago (adenocarcinoma). Gastritis tipo B: es la más frecuente. Afecta al antro (porción más inferior del estómago, cercana al píloro) en personas jóvenes, o a la totalidad del estómago en ancianos. Aparece en casi toda la población mayor de 70 años, y está producida por la infección crónica por la bacteria H. pylori. Este tipo de gastritis también predispone a tener mayor riesgo de cáncer (fundamentalmente los tipos adenocarcinoma tipo intestinal y linfoma MALT).