Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Hubo distintas teorías y discusiones en cuanto que sea cierto lo que dice Biblia.
Algunos propusieron que solo ciertas partes de la Biblia tenían garantía de verdad. Otros
adujeron el concepto de “verdad relativa”: las afirmaciones estaban condicionadas a la
cultura del autor que cree decir la verdad, pero se equivoca porque es ignorante o está
mal informado. Todas estas conclusiones fueron inaceptables: las Escrituras tienen la
Palabra de Dios y por lo tanto no pueden estar erradas en lo que dice.
Fue finalmente durante el Concilio Vaticano II que se logró dar una respuesta
válida a esta problemática. Se llegó a la conclusión que, para leer y comprender el
mensaje de la Biblia, debe determinarse antes a quienes se dirigían esos escritos y
conocer los géneros literarios que emplea cada libro. Al afirmarse que los relatos
bíblicos gozaban de inerrancia era necesario comprender lo que el autor quiso transmitir
en su mensaje. El modo de expresarse del autor o del género literario empleado
contribuye para interpretar de forma verdadera y genuina. Fue de este modo que se
buscó pasar de hablar de la inerrancia, entendida como un concepto negativo, (no
contiene error) hacia un concepto positivo: se pasó a definir el contenido de la Biblia en
términos de la Verdad que contiene.
¿En qué sentido es verdadero lo que expresa la Biblia?
Es verdad porque lo que la Biblia enseña es la Verdad que Dios quiso transmitir
para la Salvación de la humanidad, que es fundamentalmente la revelación de
Jesucristo. Es verdad porque lo que enseña la Biblia en su totalidad es acerca del
mensaje de Salvación. Pero para esto, es necesario que el lector comprenda la intención
del autor y descubra los modos de hablar, los códigos y los géneros literarios del tiempo
y la cultura en el que se encuentra y que se sirve de ellos para transmitirnos el mensaje.
Pues, siguiendo al papa Pío XII, “… la verdad se presenta y se enuncia de modos
diversos en obras de diversa índole: históricos, libros proféticos o poéticos, entre otros
géneros.” De este modo la Biblia tiene garantía de verdad, no en ciertas partes, sino en
todas las partes, siempre que se haga la lectura desde este sentido y no desde la
inerrancia de lo que dice, o desde un ángulo histórico acerca de lo que cuenta. Es
necesario comprender que, en palabras de San Agustín, “…el señor quería hacer
cristianos, no astrónomos.”