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Introducción
maravillas que él lleva a cabo en la comunidad y en cada fiel, lamento por los
males y las contrariedades de la vida, celebración hímnica de la grandeza de
las obras de Dios y exaltación de la elección divina del ungido davídico y de
Jerusalén, ciudad santa puesta sobre el monte Sión.
a) La creación y el Creador
(cf. Sal 8; 18; 28...)
La creación existe por Cristo. Por él, con él y en él damos gracias a Dios por
la magnificencia de su obra. El se muestra poderoso en la creación y en la
historia de la salvación. El salmo es, con frecuencia, un canto sagrado por
excelencia, pues tiene como objeto la majestad de Dios.
d) La esperanza escatológica
(cf. Sal 16; 88; 89; 95; 96; 97; 109; 148; 150)
5. La oración de la Iglesia:
relectura eclesiológica de los salmos
La oración de los salmos nos enseña a orar como comunidad, como pueblo
de Dios, y «la Iglesia es el nuevo pueblo de Dios en el que se realiza la
historia del antiguo Israel» (LG 2). En la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo y
el nuevo Israel de Dios, los salmos manifiestan su significado más profundo.
La Iglesia, al recitar los salmos, lleva a su consumación el viaje emprendido
por Israel, experimentando de nuevo la ayuda y la fidelidad de Dios, a pesar
de sus infidelidades y debilidades. Los salmos han pasado de la liturgia del
templo de Jerusalén a la liturgia de la Iglesia, donde «el hombre no habla ni
reza solo, sino que Cristo habla y reza en el hombre» (D. Barsotti). De este
modo, la Iglesia de Cristo «continúa la oración de Cristo» (OGLH, 6) a través
de un mutuo hablar de Cristo en la Iglesia y de la Iglesia en Cristo. De ahí
resulta que sólo toda la comunidad, con Cristo cabeza, puede rezar toda la
riqueza del salterio. En él se vive la historia de la Iglesia: los sufrimientos
presentes, su tensión hacia el cumplimiento definitivo de las promesas de
Dios, la certeza de la victoria final, a pesar de sus enemigos (cf. Sal 45). De
este modo, los salmos, como toda la Escritura, esconden un significado que
sólo se manifestará el gran día del retorno glorioso de Cristo.
Con todo, es preciso confesar que la oración de los salmos por parte del
cristiano presenta dificultades, como algunos sentimientos y actitudes
espirituales que no son cristianos en absoluto (cf., por ejemplo, el Sal
136,8ss); la misma fe israelita, limitada y cerrada a lo trascendente y a la fe
cristiana (cf. Sal 6,5ss; 22,5ss); la reevocación de los grandes hechos de la
historia de Israel como historia alejada de nosotros; el lenguaje mismo y el
mundo cultural del salterio, muy distante del actual y moderno. A pesar de
todas estas dificultades, la Iglesia ha hecho suyas estas oraciones de los
salmos y los vuelve a leer ahondando en ellos en sentido cristiano y
aplicándolos a la fe de la Iglesia y de cada creyente.
La Iglesia define en la liturgia de las horas los laudes y las vísperas como la
oración que el cristiano debe distribuir en su jornada: «Los laudes como
oración matutina, y las vísperas como oración vespertina, que, según la
venerable tradición de toda la Iglesia, son el doble quicio sobre el que gira el
oficio cotidiano, se deben considerar y celebrar como las horas principales»
(OGLH 37).
Decía san Basilio Magno: «La mañana está hecha para consagrar a Dios los
primeros movimientos de nuestra mente y de nuestro espíritu, de modo que
no emprendamos nada antes de habernos reanimado con el pensamiento de
Dios, como está escrito: "Cuando me acuerdo de Dios, gimo" (Sal 76,4); ni el
cuerpo se aplique al trabajo antes de haber hecho lo que se ha dicho: «A ti te
suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz, por la mañana te expongo
mi causa y me quedo aguardando" (Sal 5,4ss)».
https://www.mercaba.org/LECTIO/SALMOS/1/introduccion.htm 5/7
12/5/2020 Introduccion
8. Conclusión
Con toda razón afirmaba el papa Juan XXIII: «El salterio es una fuente
preciosísima de oración. Por eso debéis estudiarlo y conocerlo en su
conjunto y en sus partes. Meditad cada salmo para descubrir sus recónditas
bellezas y formaros un sensus Dei y un sensus Ecclesiae seguro. Reposad
en ellos: elevaos desde los salmos a la contemplación de las cosas
celestiales y desde ellos volveos a la apreciación mesurada y exacta de las
cosas de la tierra, de la cultura, de la historia y de los acontecimientos
cotidianos».
Giorgio Zevini
https://www.mercaba.org/LECTIO/SALMOS/1/introduccion.htm 7/7