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1. ALTRUISMO: Es una conducta que tiene como objetivo pretender ayudar a otros de
interés propio, sino que desea el bienestar de los demás mientras conforma un lazo de
utiliza como instrumento mediador para alcanzar una meta, por lo general sucede durante el
juego social.
capacidades del “Sí mismo” que se construyen de manera descriptiva y evaluativa a partir
sus respectivas acciones que tienen influencias por parte de los aspectos sociales para crear
sobre del valor general del “YO” en sus primeras etapas y van de la mano con el desarrollo
5. CRIANZA: Es la acción de cuidar y alimentar de un niño con el fin de formarlo con una
educación que contenga actividad; física, emocional, social e intelectual para generar
valores, moral y los principios propios en cada niño acerca de la realidad que presenta la
sociedad.
6. DISCIPLINA: Se encarga de emplear estrategias que permitan moldear el carácter de los
niños y que puedan ser útiles para formar el autocontrol del comportamiento, estas
estrategias son empleadas tanto en el ámbito familiar como social, las herramientas más
7. HIJO UNICO: Hace referencia a la paternidad limitada de un solo sucesor, estos niños
normalmente son malcriados por sus padres lo que los conlleva a ser egoístas, solitarios o
inadaptados, pero por otra parte se considera que tienen mayor motivación de logro y una
etapa de la niñez temprana para saber con certeza a que sexo pertenece; masculino o
9. MIEDO: Es la emoción que se identifica por desatar una intensa sensación desagradable y
es común en la niñez temprana puesto que los padres empiezan a forjar su independencia y
en caso de mandarlos a dormir solos desatan algún tipo de miedo como a la oscuridad, por
otra parte, se debe a su gran imaginación que se encuentra fuera de órbita en cuando a la
realidad.
sentido de la razón y justicia del niño, por otra parte, ayudan a entender el concepto de
a 7 años?
persona adquiere capacidades cognoscitivas y afronta las tareas del desarrollo de la niñez,
la adolescencia y luego de la adultez. A los cuatro años los niños hablan acerca de
particulares más que generales. Ya a los siete años cuando se describe en términos de
rasgos generalizados, como popular, listo o tonto; que reconozca que puede experimentar
emociones contradictorias al mismo tiempo y que sea autocrítico a la vez que mantiene un
Papalia, Feldman, Y Martorell (2012) afirman que “esta transición se lleva a cabo
en tres pasos. A los cuatro años se encuentra en el primer paso, representaciones simples.
esta etapa no puede imaginar que pueda experimentar dos emociones a la vez porque no
que su yo real, la persona que en realidad es, no es lo mismo que su yo ideal, la persona que
Alrededor de los cinco o seis años, avanza a la segunda fase, los mapeos
otro. Sin embargo, la imagen que tiene de sí mismo todavía se expresa en términos
completamente positivos de todo o nada. El tercer paso, de los sistemas
descripción los niños hace de sí mismo se convierte en una visión más equilibrada y
niños, para describirse y definirse a sí mismos. Usualmente los niños no hablan acerca de
un concepto de autoestima sino hasta los ocho años, los niños menores demuestran con su
conducta que lo no tienen. Antes de la transición de los cinco a los siete años, la autoestima
de los niños no se basa necesariamente en la realidad. Tienden a aceptar los juicios de los
adultos, que por lo general les proporcionan retroalimentación positiva y acrítica, por lo
cual pueden sobreestimar sus capacidades. Cuando la autoestima es alta, por lo general un
niño se siente motivado para conseguir lo que desea. Sin embargo, si es contingente al
éxito, los niños pueden ver el fracaso o las críticas como una censura a su valor y sentirse
Papalia, Feldman, Y Martorell (2012) afirma que “Los niños cuya autoestima
depende del éxito tienden a desmoralizarse cuando fracasan. A menudo atribuyen el mal
prueban nuevas estrategias hasta encontrar una que funcione. Los niños con alta
autoestima suelen tener padres y maestros que los retroalimentan en lugar de criticarlos”
(p. 254)
los avances principales de la niñez temprana. Los niños que pueden entender sus emociones
pueden controlar mejor la manera en que las muestran y ser sensibles a lo que los otros
sienten. Los preescolares ya pueden hablar acerca de sus sentimientos y a menudo logran
diferenciar los sentimientos de otros y entender que las emociones están relacionadas con
experiencias y deseos. Entienden que cuando una persona obtiene lo que desea se siente
feliz, pero si no lo hace se pondrá triste. Los niños de tres años que podían identificar si una
cara parecía contenta o triste y decir cómo se sentía una marioneta al representar una
Las emociones dirigidas hacia el yo, como la culpa, la vergüenza y el orgullo, por lo
general; se desarrollan hacia el final del tercer año, una vez que los niños han adquirido
conciencia de sí mismos y aceptan las normas de conducta establecidas por sus padres.
Incluso los niños un poco mayores carecen de la complejidad cognoscitiva necesaria para
Papalia, Feldman, Y Martorell (2012) afirma que “Entre los cuatro y cinco años los
niños no decían que ellos o sus padres sentirían orgullo o vergüenza. Usaban más bien
términos como “preocupados” o “asustados”. A los cinco o seis años, los niños creían que
sus padres estarían avergonzados u orgullosos de ellos, pero no reconocían sentir ellos esas
emociones. A los seis o siete años, los niños decían que se sentirían orgullosos o
avergonzados, pero sólo si eran observados. Sólo entre los siete y ocho años los niños
decían que se sentirían avergonzados y orgullosos de sí mismos, aunque nadie los viera” (p.
256).
el desarrollo sano del cuerpo y el cerebro. Lo cual permite a los niños desenvolverse en el
mundo que les rodea, utilizar su imaginación, en la solución de problema y prepararse para
El juego ayuda a fortalecer todos los dominios del desarrollo. Por medio de él los niños
estimulan los sentidos, ejercitan sus músculos, coordinan la visión con el movimiento,
obtienen dominio sobre el cuerpo, toman decisiones y adquieren nuevas habilidades. Es por
medio del juego donde se dan las bases de los conceptos matemáticos a medida que
clasifican bloques de formas diferentes, cuentan cuántos pueden apilar uno sobre otro, o
anuncian que “mi torre es más grande que la tuya”, cuando cooperan para construir castillos
conflictos.
Papalia, Feldman, Y Martorell (2012) afirma que “Los niños de diferentes edades tienen
tiempo a diversos tipos de juego. Por ejemplo, el juego físico empieza en la infancia, con
movimientos rítmicos sin propósito aparente. A medida que mejoran las habilidades
motoras gruesas, los preescolares ejercitan sus músculos cuando corren, saltan, brincan,
retozan y lanzan. Hacia el final de este periodo y al inicio de la niñez media, el juego rudo,
que incluye luchas, patadas y persecuciones, se vuelve más común, sobre todo entre los
Para los tres años de edad, lo más común es que las niñas jueguen con muñecas y
juegos de té y que los niños prefieran pistolas y camiones. Las niñas suelen elegir a otras
niñas como compañeras de juego mientras que los niños prefieren a otros niños, un
fenómeno que se conoce como segregación por género. Papalia, Feldman, Y Martorell
(2012) afirma que “Es probable que a esta segregación por género contribuyan tanto la
tendencia de los niños a una mayor actividad y agresividad física como los estilos de juego
más maternales de las niñas. Mientras que los varones juegan de manera espontánea en las
aceras, calles o terrenos baldíos, las niñas suelen elegir actividades más estructuradas
supervisadas por un adulto. Además, esto no parece ser impulsado por influencias sociales.
Sin importar el grupo cultural del que provengan, los varones tienden a involucrarse en un
juego más exploratorio mientras que las niñas disfrutan del juego más simbólico y de
simulación”. (p. 268). Lo cual nos da entender que los niños tienden a escoger parejas de
juego del mismo género para poder realizar roles que vayan acorde con su sexo, por
ejemplo, las niñas jugar a la casita, las princesas, la cocina; mientras que los niños juegan a
los policías y ladrones, a los superhéroes y las luchas; se logra ver una gran diferencia en el
intercambios sociales entre los niños y las actividades colaborativas con los maestros. No
sorprende que los niños angloamericanos participaran en más juego social mientras que los
paralelo. Al mismo tiempo, el juego de los niños de origen coreano era más cooperativo y
con frecuencia ofrecían juguetes a otros niños, lo cual probablemente sea un reflejo del
interés de su cultura por la armonía del grupo. Los niños angloamericanos eran más
influencia culturar hace que los niños sean más participativos o agresivos durante el juego.
El carácter disciplinario más común utilizadas por los padres según Papalia, Feldman, Y
Martorell es el reforzamiento y castigo, pero estos proponen que la manera más efectiva
que los niños aprendan es cuando sus conductas buenas son reforzadas. Los refuerzos
externos pueden llegar a ser tangibles o intangibles. Cualquier cosa que sea el reforzador, el
niño debe verlo como una recompensa y recibirlo de manera sistemática después de mostrar
sensación de placer o de logro. Por otra parte, los castigos demasiado severos pueden ser
dañino. A los niños que son castigados con severidad y frecuencia puede resultarles difícil
interpretar las acciones y las palabras de otras personas, y atribuir intenciones hostiles
Referencia bibliográfica
Papalia, D., Feldman, R., Y Martorell, G. (2012). Desarrollo humano. México: McGRAW-
HILL.