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Implementar la cultura de la calidad en el ambiente laboral.

Autor: María Gabriela Pérez Mujica

Este término de “cultura de la calidad” es algo que se viene escuchando desde los precursores
japones en la materia, quienes han propagado la idea de hacer todo bien desde el principio y
en cualquier nivel de trabajo.
Antes que nada, es importante asegurar el significado de este término. Según la Real
Academia Española, cultura se refiere al
“Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico,
científico, industrial, en una época, grupo social, etc.”, podemos ver que claramente
señalan modos de vida y costumbres, es decir, actividades, actitudes y aptitudes que se
combinan para una manera de ver y hacer las cosas diferentes. Por otro lado, tenemos que la
calidad representa una
“propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor.”i,
en otras palabras, un factor que determina qué tan valioso o apreciado es algo.
Si combinamos ambas definiciones, podemos deducir que la cultura de la calidad comprende
una gran cantidad de actividades que permiten agregar valor a un producto o servicio, o a un
proceso que se esté realizando para determinado cliente. Esto, además, con la finalidad de
satisfacer las necesidades y superar las expectativas del cliente.
Cuando se quiere implementar la cultura de la calidad en el trabajo, hay que considerar
comenzar por el nivel más bajo de la organización y a partir de allí ir subiendo hasta llegar a
los directivos con mayor jerarquía en la empresa, incluyendo además a los proveedores y
demás clientes externos que colaboran con la ejecución de sus procesos de negocio. De la
mano con esto, también es importante agregar la cultura de la calidad en los valores de la
organización y capacitar al personal para difundir estas ideas, de manera que se vayan
haciendo propias y para todas las actividades que pertenecen a la compañía.
Hoy en día, los avances de la tecnología no determinan del todo el éxito de una empresa, y
mucho menos la conquista de un mercado, pues si no se satisfacen las necesidades del cliente
en tiempo y forma, no será posible el triunfo de esta. En este sentido, poner en práctica la
cultura de la calidad conlleva muchos beneficios, y en distintas áreas de la organización.
Asimismo, como se mencionó anteriormente, hay que aplicar la cultura de la calidad con los
proveedores/distribuidores y demás clientes externos involucrados con la empresa, porque
pueden funcionar perfectamente los procesos internos de la compañía, pero si la persona que
surte la materia prima o la que distribuye el producto no trabaja con la misma idea de calidad,
no se podrán satisfacer las exigencias del cliente final.
“El desarrollo de una cultura de la calidad es un enfoque integral para mejorar la
competitividad, la eficiencia y la flexibilidad de una organización a través de la
planificación, organización y comprensión de cada actividad con la participación de todos
los individuos de cada nivel.”ii. Como dice el texto anterior, los beneficios que se obtienen
al implementar una cultura de calidad son muy amplios, y se reflejan en diferentes áreas, no
solo en la producción o logística, por nombrar algunas.
Una de las primeras cosas que se deben hacer para comenzar con la ejecución de la idea de
la cultura de la calidad en la organización es hablar con los empleados al respecto,
informarlos, orientarlos y motivarlos para que puedan cumplir con esto. Primero informarlos,
porque si no conocen lo que queremos que practiquen no lo harán; segundo, orientarlos, es
decir, mostrarles las herramientas, técnicas y procedimientos para trabajar entorno a la
cultura de la calidad; y, por último, motivarlos, no solo con los resultados que podría tener la
empresa al aplicar esto, sino en forma de incentivos de producción o rendimientos.
En otro punto, está el hecho de capacitar a los empleados en cuanto a mejores prácticas de
trabajo, tiempos y movimientos, 5’s, desperdicios, control de calidad, inspecciones, entre
otros. Así, se pueden estandarizar procesos, disminuir accidentes, riesgos, aumentar la
comodidad en el área de trabajo, mayor dominio de los productos que se generan,
conocimiento del proceso, etc.
Una vez que el personal ya está capacitado, informado y en condiciones que practicar la
cultura de la calidad, es momento de modificar el entorno de trabajo. Los equipos y
herramientas si bien no necesariamente deben ser los últimos en tecnología, pero al menos
han de estar funcionando de manera eficiente y continua; es necesario establecer periodos de
revisión y mantenimiento para que no ocurran fallan a mitad de procesos que puedan generar
retrasos en la producción y entregas, por ejemplo. Aparte de esto, la cuestión de simplificar
tareas, que no haya retrabajos; optimizar el uso de las máquinas y herramientas disponibles.
Cultura de la calidad no significa tener todas las certificaciones de calidad o toda la mejor
tecnología que pueda existir, sino mas bien, trabajar de una manera eficiente con los recursos
que ya se tienen (o con el mínimo de ellos) disminuyendo las fallas, accidentes, quejas de los
clientes, retrabajos, repetidas inspecciones, entre otros. Cultivar en todos los miembros de la
empresa la idea de que es necesario hacer las cosas bien desde el inicio, para no ocasionarle
inconvenientes a la siguiente parte del proceso, que el flujo de la actividad sea continuo,
mantener uniformidad en la productividad, etc.

i
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [Sitio web] Recuperado de
https://dle.rae.es
ii
Oliveira, W (2017). 4 consejos sobre la cultura de la calidad. [sitio web]. Recuperado de
https://www.heflo.com/es/blog/calidad/consejos-la-cultura-de-la-calidad/

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