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ANTROPOLOGIA

TRABAJO INDIVIDUAL

POR:

PAULA ANDREA GONZÁLEZ GARCIA

CÓDIGO:

43973969

GRUPO:

100007_231

TUTOR:

ERICK MARIN ESPINOSA

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA UNAD

PROGRAMA ADMINISTRACION DE EMPRESAS

MEDELLÍN

2017
RESEÑA CRÍTICA DE LA ANTROPOLOGÍA

Este texto nos informa en que consiste el estudio de la antropología y en que se basan sus

críticos para reunir los datos que serán presentados ante la sociedad como objeto de estudio de una

sociedad X o de una comunidad. Con estos datos se puede apreciar lo que sucede dentro de un

grupo de personas su diversidad biológica y cultural, sus fortalezas y debilidades, el tipo de

comunicación que tienen y sus prácticas.

Los teóricos importantes en la historia de la antropología fueron Tylor, Geertz, Lévi-Strauss,

Turner, Douglas, Leach, Sahlins, Pelto.

Existen varios enfoques en la antropología ya que esta ciencia tiene ramas con las cuales ayuda

al estudio de la misma y con estas puede sacar los datos concernientes a dicho estudio, lo hace a

través del relativismo cultural, la comparación intercultural, el enfoque holista, la perspectiva

holista, la cognitiva y la simbólica.

La tesis central del documento es demostrar que la antropología es el estudio del otro de sus

costumbres, de su lengua de su cultura; sin importar el tiempo en el que existió

Dicho texto nos ayuda a conocer y comprender la ciencia de la antropología su estudio y en que

se basa para hacerlo. La modalidad que tienen para sacarlo y que esta puede estudiar a cualquier

tipo de sociedad que está basada en hechos reales y no subjetivos. Se puede estudiar también la

religión, la magia, el mito o la concepción del mundo dominantes en una sociedad.

LA HISTORIA DE LA ANTROPOLOGIA
Las líneas según las cuales se desenvuelve la dialéctica que liga a las categorías y a las Ideas

antropológicas es un proceso histórico-cultural, que tiene que ver con el propio movimiento del

material antropológico vivo, y del cual forman parte las mismas vicisitudes (lógicas,

gnoseológicas) que se ordenan a la constitución de las mismas disciplinas antropológicas y con los

conflictos entre ellas. Se comprende, por tanto, que la obligada apelación a la «historia de la

antropología» como fuente necesaria para formar juicios adecuados sobre el propio concepto de

Antropología, esté ella misma necesariamente envuelta en esa dialéctica. Lo que significa que el

historiador de la Antropología ha de situarse desde alguna de las perspectivas que, en abstracto,

hemos esquematizado. Una de ellas es la perspectiva (inocente y precrítica) de quien se propone

colaborar a la «reconstrucción unitaria» de la historia de la Antropología, como si se tratase de la

reconstrucción de la una ciencia categorial, con sus «paradigmas», «matrices disciplinares» y

«revoluciones científicas», que seguirán a las etapas de desarrollo de la Antropología «normal».

Semejante «historia de la Antropología» no tiene más consistencia de la que pudiera atribuirse a

una «historia total de las artes» que intentase ofrecer «sistemáticamente» el desenvolvimiento de

las formas musicales y poéticas, junto con las técnicas de la aviación y de la mampostería, en sus

relaciones con los estilos pictóricos y escultóricos, la danza y el teatro. Cuando el análisis histórico

cobra una cierta coherencia es precisamente cuando se lleva a cabo desde una perspectiva especial,

es decir, cuando la historia es historia de la Antropología ecológica o historia de la Antropología

médica, o física o filosófica.

¿Cómo alcanzaría algún sentido la historia de esa trayectoria global que las diferentes

perspectivas, polémicamente entretejidas, pueden describir? Me inclinaría a concluir en una

dirección negativa, cuando consideramos estas relaciones en sí mismas. Pero puede haber sentidos

muy profundos al considerar esas relaciones como partes de procesos más globales de la historia de
las Ideas, entre las cuales figuren las Ideas antropológicas. Según esto, la Historia de la

Antropología no debiera proyectarse en la perspectiva de la exposición de un supuesto proceso de

autoconsciencia que el hombre fuera alcanzando en función de su mismo desarrollo histórico. La

configuración histórica de la Antropología no habría que estudiarla, en suma, en la perspectiva de

una supuesta relación metafísica de la conciencia del hombre con la misma realidad humana, sino

en la perspectiva de la relación de las Ideas sobre el hombre respecto de otros sistemas de Ideas que

puedan ser determinados. En este sentido, por ejemplo, comenzará a ser relevante el hecho de que

en los sistemas de las ciencias antiguas o medievales el hombre no figuraba en ninguna tabla de

categorías, ni tampoco se constituía en centro en torno al cual se organizase alguna familia de

disciplinas, o una disciplina antropológica. Se diría que el material antropológico aparecía

dispersado y distribuido en diferentes «objetos formales»: el de la Física, el de la Pneumatología, el

de la Moral, &c. Si en la época moderna comienza a perfilarse, como un nuevo «género literario»,

los tratados de homine, esto no tendrá en principio nada que ver con un incremento de la

autognosis, según el esquema hegeliano. Esquema prácticamente aceptado, acaso como una

fórmula «cómoda», por tantos historiadores que hablan, por ejemplo, de la época sofística, o de la

época del Renacimiento como épocas en las cuales el hombre «alcanza una mayor conciencia de sí

mismo», como si antes estuviese durmiendo, o como si el autoconcebirse como «Señor del Mundo»

comportase un grado mayor de conciencia que el autoconcebirse como «esclavo de la Naturaleza».

Por el contrario, lo que convencionalmente suele denominarse, referida al Renacimiento, «la nueva

conciencia del hombre propia del humanismo», tendrá que ver, por ejemplo, con la reordenación

del espacio antropológico y, en concreto, con los desplazamientos de la posición relativa que los

ángeles ocupan, a consecuencia de la profundización cristiana del dogma de la Encarnación (el

«Cristo pimpollo» de fray Luis de León), frente a la teología musulmana, y de ahí el lugar
privilegiado de España reconocido, a su modo, por M. Foucault, en la configuración de una nueva

Idea del hombre.


BIBLIOGRAFIA

Diccionario filosófico edición impresa. Filosofía en español. Recuperado de

http://www.filosofia.org/filomat/df275.htm

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