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CLIFFORD GOLDSTEIN
Editor de ‘Liberty’, revista
especializada en libertad religiosa.
D
os soldados alemanes, en cuclillas uno junto a otro, elevaron la ca- novio respondió: «De cierto os digo que no
beza por encima de la trinchera, otearon la densa oscuridad, y luego os conozco».
volvieron a agacharse. Nacidos con solo unos días de diferencia en Jesús terminó su relato con esta adver-
el mismo pueblo bávaro, los dos soldados de infantería tenían acen- tencia: «Velad, pues, porque no sabéis el día
to similar, eran del mismo rango, y hablaban con idéntico fervor de luchar por ni la hora» (versículo 13).
la defensa de la patria y del honor del káiser. Algunos de sus camaradas bromea- Pocas de las parábolas de Jesús presen-
ban diciendo que los dos estaban empezando a parecer iguales y les dieron el tan una advertencia tan seria a quienes
apodo de “los gemelos”. aguardan su retorno. Exactamente, ¿qué
“Los gemelos” pasaron la noche con terribles presentimientos. Luego, poco es lo que nos está diciendo Jesús? Anali-
a poco, el sol empezó a iluminar el horizonte y, como demonios furiosos arro- cemos esta parábola de forma más minu-
jados de tumbas abiertas, los franceses atacaron. Las balas silbaban sobre las ca- ciosa.
bezas de “los gemelos”, los obuses impactaban contra el suelo, y se desató el Para empezar, Jesús llamó vírgen es a
caos. las mujeres, lo que, en la Biblia, represen-
De inmediato, llegó la orden de contraatacar. Al unísono, las tropas alema- ta a gen te fiel, en contraste con rameras,
nas se pusieron en pie para frenar la ofensiva. “Los gemelos” también se pusie- que simbolizan la apostasía y la pecami-
ron de pie, pero mientras que uno corrió hacia delante para enfrentarse al ene- nosidad (véase, por ejemplo, Jer. 3: 6; Apoc.
migo en el combate cuerpo a cuerpo, ¡el otro huyó! 17: 5). De modo que la parábola de las
¿Gemelos? Una crisis demostró que, no importa lo similares que pareciesen diez vírgenes no es para ateos, adeptos a
exteriormente, eran tan diferentes en su interior que cuando se disipó la hu- Nueva Era o budistas. Jesús habla espe-
mareda, uno fue condecorado por su heroísmo y el otro fusilado por deser- cíficamente de su iglesia, un pueblo de
ción. doctrina pura que, en muchos sentidos,
Hace mil novecientos y pico años, sentado en el Monte de los Olivos con sus le era obediente.
discípulos, Jesús enseñó una lección similar. En la parábola de las diez vírgenes Lo que resulta aún más desconcertan-
(véase Mat. 25: 1-13), el Salvador advirtió que habría gente que creería en él, que te de estas vírgenes es que todas –las pru-
tendría doctrinas puras, que aguardaría su venida, y que hasta tendría una me- dentes y las insensatas– esperaban al no-
dida del Espíritu Santo obrando en su vida. Pese a ello, con ocasión de la última vio. La imagen de la boda simboliza que
crisis, se vería que no estaba preparada para su regreso. Con esta narración, Je- Jesús viene a buscar su iglesia al final del
sús nos dice con claridad a los cristianos que, no importa lo bueno que sea el as- tiempo (véase Apoc. 19: 6, 7). Estas vír-
pecto externo de cada cual, lo que cuenta es lo que va por dentro. genes, entonces, representan a cristian os
que an h elan el regreso de Cristo y que
La n arració n de Jesús hasta se esfuerzan por encontrarse con
«Entonces el reino de los cielos será sem ejante a diez vírgenes», empezó diciendo él. No representan –ni siquiera las insen-
Jesús, «que, tom ando sus lám paras, salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran pru- satas– a los cristianos profesos que no
dentes y cinco insensatas. Las insensatas, tom ando sus lám paras, no tom aron consi- creen en el regreso literal de Cristo o que
go aceite; pero las prudentes tom aron aceite en sus vasijas, juntam ente con sus lám pa- lo sitúan tan en el futuro que no les preo-
ras» (versículos 1-4). cupa.
Jesús les dice a los vivos que las creen- él, una relación en la que pueda obrar pirar esta atm ósfera vivificante vivirán
cias, las cerem o n ias, las tradicio n es y en nosotros «así el querer com o y crecerán hasta alcanzar la es-
las doctrin as, por sí m ism as, n o n os van el hacer, por su buena volun- tatura de hom bres y m uje-
a preparar para la segun da v en ida. El tad» (Fil. 2: 13). El cristianismo no res en Cristo Jesús» es-
cristianismo no es solamente un conjun- Los cristianos po- es solamente un cribió Elena White.1
to de reglas, leyes y doctrinas. Es el Espí- demos tener este ti- Con su parábola
ritu de Dios obrando en los individuos pa- po de relación solo
conjunto de reglas, leyes y de las diez vírge-
ra transformar sus caracteres a semejanza mediante la comu- doctrinas. Es el Espíritu de nes, Jesús envía
del divino. Una teoría de la verdad, sin el nión con Jesús, la Dios obrando en los individuos un claro mensaje
poder del Espíritu Santo, podría conducir obediencia a su a la generación del
a formas externas apropiadas, pero no pue- Ley y una elección para tranformar sus tiempo del fin ad-
de san tificar el corazón a imagen del Re- consciente de ren - caracteres virtiéndoles de que
dentor. Y, como muestra, la parábola; las dirn o s a él cada día. no permitan que las
a semejanza del
acciones externas no son suficientes por No debemos procurar apariencias externas, es-
sí solas. ganarnos su aceptación divino. pecialmente las propias,
Al contrario, Jesús dice que debemos mediante nuestra propia justi- los engañen. En esta parábo-
abrir nuestra vida a la obra del Espíritu en cia. Más bien debemos descansar en la la, los salv o s y los p erd id o s –en sus
cada paso del camino cristiano. No im- seguridad de que ya hemos sido acepta- formas, ceremonias, doctrinas y hasta en
porta lo ocupados que estemos, ni lo pe- dos por lo que Jesús hizo por nosotros en su profesión de fe– parecen idén ticos. Pe-
sado que sea nuestro trabajo, o cuántas la cruz. ro la m itad carece del in gredien te m ás
sean nuestras luchas, debemos encontrar «Ahora, pues, ninguna condenación hay crucial de todos, uno que no siempre es
tiempo para el Señor; debem o s cultivar para los que están en Cristo Jesús, los que no detectable, y que es el poder del Espíritu
n u estra relació n co n D io s a través del andan conform e a la carne, sino conform e al Santo en el co razó n .
Espíritu. Espíritu» (Rom. 8: 1). La expresión pauli- Y no se trata de una diferencia nimia.
El mensaje de Jesús resulta particular- na «los que andan conform e al Espíritu» po- Al contrario, para la última generación,
mente importante para los que vivimos ne de manifiesto que esta debe ser una ex- lo que va po r den tro no es, como en el
en tiempos tan agitados y ajetreados co- periencia diaria. So lo la re lac ió n caso de “los gemelos” en la trinchera, la
mo estos. Está diciendo a su pueblo del cotidian a con el Espíritu San to m an ten - distancia entre la medalla y el pelotón de
tiempo del fin que deben mantener en- drá las lám paras ardien do mientras se fusilamiento. Es la distancia que hay en-
cendidas sus lámparas, aun ante la tardan- demore el novio. tre la vida eterna y la muerte eterna.
za. Pese a lo importante que sea tu traba- «En el don incom parable de su Hijo, Dios
jo, pese a lo exigente de tus ocupaciones rodeó al m undo entero con una atm ósfera de
diarias y familiares, has de hallar tiem po gracia tan real com o el aire que circula en de- Referencias:
para mantener una relación salvadora con rredor del globo. Todos los que decidan res- 1. Elena White, El cam ino a Cristo, pág. 68.