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UNIVERSIDAD DE CUNDINAMARCA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y CIENCIAS POLÍTICAS


DÍA DE LA TIERRA

Una mirada posthumanista del “factor humano” en la relación hombre y naturaleza.


“El humano colosal”.

Introducción

Horkheimer y Adorno (1998), en su trabajo Dialéctica de la Ilustración, expresan la


conciencia de la densa complejidad que los impulsó a pensar, de forma crítica, la actividad
humana desde el dominio de la razón, por el dominio material de la naturaleza; una razón,
que no se hace violencia, que no ejerce un proceso de reflexión autocrítica sobre la
“actividad humana”1 en su relación con la naturaleza. En su trabajo, ambos autores, generan
un debate que busca salvar el espíritu originario de la ilustración: “liberar al ser humano”
del dominio de una razón, pragmática, hegemónica y totalizadora, que prometió convertirlo
en “amo y señor” y lo consolidó en “dominador y destructor” (Horkheimer y Adorno, 1998,
p, 11). Esta ilustración como proyecto moderno concebía al “hombre” como un ser tímido
ante el conocimiento de la naturaleza, pero debido al rumbo pragmático que tomó la ciencia
se empezó a predicar el desencantamiento del mundo2, dejando de lado el conocimiento de
la naturaleza desde la habitualidad crítica, reflexiva, donde la ciencia se hacía violencia a sí
misma. De esta manera nace el amor por el conocimiento a partir del dominio pragmático
de lo conocido, de la naturaleza material. Acto seguido, el ser humano es asumido como un
proyecto nuevo, el proyecto del hombre moderno: un ser pragmático, que no teme al
conocimiento material de la naturaleza, sino, por el contrario, la domina como objeto de
conocimiento material, de su pertenencia. El hombre moderno se convierte en el centro del
conocimiento y señor de todas las cosas.

1
Por actividad humana nos referimos al deseo constante del ser humano de dominar la naturaleza
material. Su deseo de poder es alimentado por una “razón instrumental” donde este ya no ve la
naturaleza con una actitud tímida y curioso, sino como un explorador, conquistar y dominador.
2
En consecuencia, aquellos mitos de antaño, donde la naturaleza estaba revestida del encanto
metafísico es destruida por una ciencia más rigurosa que predicó al hombre moderno el
“desencantamiento del mundo”. Aquel discurso “mágico” del cual se basaron los cosmólogos y
filósofos clásicos es desmantelado por el científico moderno que predica desde los hechos y no
desde la suposición.

1
Horkheimer y Adorno afirman que con este advenimiento del hombre moderno, como
proyecto de la ilustración, surge una gran calamidad para toda la “tierra entera” 3 (p.59) y es
que la ilustración se convierte en una nueva forma de barbarie 4. El hombre en su negación
de la naturaleza, domina al hombre por del poder que recibe del saber técnico que subyace
de la naturaleza material. El hombre hace tanto de la naturaleza como de su congénere, su
dominación.

En consecuencia, esta dialéctica de la dominación nos otorgó en el siglo XX la primera y


segunda guerra mundial, donde los “amos y señores” midieron su conocimiento técnico de
la naturaleza en un choque bélico. El mundo entero tuvo que sanarse del dolor y
sufrimiento que produjo esta dialéctica de dominación 5. Pero el siglo XXI nos ha puesto
bajo otra mirada de la “calamidad”: la guerra en la que se encuentra el hombre con la
naturaleza. La naturaleza material se ha vuelto sobre el hombre, dominándolo por medio de
una “cultura industrial”6 en la cual se encuentra en una constante adaptación de las distintas
formas de economías que van surgiendo. Su sed de codicia, ha nublado su juicio hasta el
punto que no es consciente de su autodestrucción. A esta idea Horkheimer y Adorno se
refieren en las siguientes palabras: “Lo que los hombres quieren aprender de la naturaleza
es servirse de ella para dominarla por completo, a ella y a los hombres. Ninguna otra cosa
cuenta. Sin consideración para consigo misma, la Ilustración ha consumido hasta el último
resto de su propia autoconciencia. Sólo el pensamiento que se hace violencia a sí mismo es
lo suficientemente duro para quebrar los mitos” (p 60). Por tanto, el factor humano en la

3
Por tierra entera Horkheimer y Adorno se refieren a todos los seres vivos del planeta (vida
planetaria).
4
“El saber, que es poder, no conoce límites, ni en la esclavización, de las criaturas ni en la
condescendencia para con los señores del mundo. Del mismo modo que se halla a disposición de
los objetivos de la economía burguesa, en la fábrica y en el campo de batalla, así está también a
disposición de los emprendedores, sin distinción de origen. Los reyes no disponen de la técnica
más directamente que los comerciantes: ella es tan democrática como el sistema económico, con
el que se desarrolla. La técnica es la esencia de tal saber. Éste no aspira a conceptos e imágenes,
tampoco a la felicidad del conocimiento, sino al método, a la explotación del trabajo de los otros, al
capital.”(Horkheimer y Adorno, 1998, p 60).
5
Entre la primera y segunda guerra mundial se estima en más de 100 millones el número de
víctimas fallecidas.
6
Horkheimer, se refiere a este concepto al denunciar la empresa que ha creado la razón
instrumental, consolidándose como un sistema o industria que hace que el hombre esté en
constante adaptación de los cambios de producción para subsistir. Confróntese en Crítica de la
Razón Instrumental, Medios y Fines:
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/critica-de-la-razon-instrumental.pdf.

2
relación hombre y naturaleza debe repensarse, porque su deseo de poder, su accionar frente
al dominio material de la naturaleza lo está llevando a poner en peligro su propia especie.
Su actividad de producción le ha otorgado la figura de “humano colosal”, su posición
antropocéntrica se extendió a un hipercentrismo. Sin embargo, aunque su conocimiento
material de la naturaleza es sólido y su poder adquisitivo es eficiente, su auto-conservación
se ha vuelto frágil. El ser humano necesita de la naturaleza para existir, pero la naturaleza
no necesita del hombre para seguir existiendo.

Continuando con lo anterior, podemos afirmar con vehemencia que la naturaleza puede
existir sin necesidad del hombre gracias a los cambios significativos que hemos podido
evidenciar en el proceso depurativo que ha ejercido la naturaleza gracias a la diminución de
la presencia activa del ser humano en los tiempos de pandemia del “Covid 19”.

Son exactamente estos tiempos los que nos conlleva a continuar la reflexión crítica, no
solamente desde una perspectiva dialéctica como bien introducimos anteriormente, sino
desde una postura post-humanista. Por consiguiente, para continuar el debate que supone
observar de manera crítica la densa complejidad del análisis de la “actividad humana”
debemos verlo ahora desde su dominio “colosal” sobre la naturaleza. Para efecto de nuestro
estudio nos centraremos en el análisis que hace Raffnsøe del factor humano, en la relación
hombre y naturaleza.

Raffnsøe en el texto: “Filosofía del antropoceno: el giro humano”, nos presenta una nueva
forma de concebir al ser humano, donde, en consecuencia, las ciencias humanas se ven
desafiadas a volver su mirada sobre el “factor humano”, estableciendo un giro dentro y
fuera del ser humano7. Para comprender este “giro” y así mismo explorar la de manera
crítica la relación humano-naturaleza, nos enfocaremos en tres momentos: primero,
expondremos el paso del Holoceno al Antropoceno; segundo, se identificará en qué

7
Este giro evoca la referencia histórica que hacíamos de la ilustración donde la ciencia no
volvió a hacerse violencia; es decir, a poner en juicio su conocimiento y el rumbo que
estaba tomando sus acciones a partir del conocimiento material que iba obteniendo a
partir de la naturaleza.
3
consiste la figura colosal del ser humano; tercero, se evidenciará en qué consiste la crisis de
las cienias Humanas.

I. El Antropoceno como nueva era biológica

Para Raffnsøe el “Antropoceno”, propuesto por el holandés Paul Crutzen, no solo es una
nueva era biológica que sucede al Holoceno. Sino una nueva era conceptual donde las
ciencias humanas deben dar “un giro dentro y fuera del ser humano”, que es ineludible a la
condición de estado “colosal” que ha alcanzado la humanidad por medio del dominio
material de la naturaleza; la figura colosal de la humanidad, es aquella que se ha despojada
de su condición de humildad frente a la naturaleza y ha llegado a un estado de igualdad
frente a la misma. El Antropoceno, por tanto, se distingue de las demás eras biológicas a
partir del alcance que ha tenido la actividad humana sobre la superficie de la tierra;
actividad, que le ha otorgado al ser humano un papel crucial, o de primer orden sobre “los
procesos biológicos, físicos y químicos en y sobre la superficie de la tierra” (Zalasiewics,
2011, pág 1036). Para el autor, con la llegada del Antropoceno, el estudio que debe realizar
las humanidades apunta a un “posthumanismo”.

Raffnsøe comprende que desde que se tiene registro del ser humano en la tierra, la biología
ha llevado evidencia de los procesos de desarrollo de la actividad humana sobre la
naturaleza. Esta ha vinculado a la tierra como ese lugar esencial para el proceso de
desarrollo de la humanidad y su progreso.

Si el ser humano, desde antaño, estaba revestido de esa condición de humildad frente a la
naturaleza, que le había suministrado lo necesario para su supervivencia y actividad
humana, la llegada del Antropoceno supone, para el autor, un análisis más riguroso. Pues si
la actividad humana permitía comprender hasta dónde había llegado su progreso del
dominio material de la naturaleza, pensar el Antropoceno como nueva era supone analizar,
de manera distinta, la forma de comprender “el factor humano” y, por lo tanto, de concebir
al “humano”.

4
Raffnsøe indica que con la llegada del Antropoceno acontece el “Antropogén”, producto de
la actividad humana y sus consecuencias sobre la naturaleza. El ser humano en el
Antropoceno ya no es una criatura inferior y humilde que ve con timidez la magnificencia
de la naturaleza y conserva su estado de dependencia a la misma. El desarrollo de su
dominio material le ha permitido, en efecto, extender su superioridad hasta concebirse
como igual a la naturaleza8. El ser humano toma un papel determinante sobre la tierra. Al
decir del autor: “en el Antropoceno, la especie humana ya no es una especie de seres
inferiores que viven y sobreviven en las condiciones establecidas por un globo más grande”
(Raffnsøe, 2015 pág., 5). Dicho empoderamiento, posibilita pensar al ser humano más allá
de su situación de dependiente, he insta a repensar el “factor humano” y su papel central en
el dominio de la naturaleza a partir de sus varios tipos de actividades. Por ello, Raffnsøe se
refiere que con la llegada del Antropoceno simultáneamente acontece el Antropogén, donde
el papel central del ser humano es decisivo ante los cambios que se puedan presentar en los
sistemas terrestres.

En este sentido, el empoderamiento del ser humano en la época del Antropoceno conlleva a
repensar al “humano” más allá de su situación antropocéntrica en el mundo 9. Para
Raffnsøe: “el antropocentrismo está muy extendido, como percepción de que la humanidad
posee no solo una posición central, sino la posición central en el Universo” (Raffnsøe, 2015
pág., 9). Esto supone para el autor, que el factor humano ha crecido de manera exponencial,
que su incidencia sobre la naturaleza no puede ser definida a partir de un análisis
cuantitativo de resultados. Análisis, que debe ser repensado al definir al ser humano bajo la
clásica concepción “de medida y centro de todas las cosas”. Pues su progreso en la técnica
ha conllevado a la necesidad de descifrarlo más allá de una concepción antropocéntrica. El
hombre ha dejado de ser la medida de todas las cosas y se ha convertido en la
“supermedida”10, en consecuencia, su posición central en el mundo se extiende hasta el
universo.

8
En nuestra reflexión introductoria veíamos cómo el proyecto moderno predicó el
desencantamiento del mundo y el hombre despertó de su hechizo mágico y paso de ser
un hombre tímido frente al conocimiento de la naturaleza a convertirse en dominador.
9

10
Verifíquese cómo Raffnsøe señala que con la llegada del Antropoceno la humanidad
pasa a ser la supermedida al adquirir un tamaño “colosal”. (Raffnsøe, 2015 pág., 24).
5
El ser humano tiene el poder de destruir el mundo, si se lo propone. Ejemplo de ello la
contaminación global. La naturaleza se ha visto afectada drásticamente en su proceso
natural de efecto invernadero a causa del incremento de dióxido de carbono a la atmósfera.

II. El humano colosal


Ahora bien, para Raffnsøe con el advenimiento del Antropoceno la humanidad ha adoptado
una figura colosal. En sus palabras: “(…) uno entiende algo que se ha levantado y
alcanzado tales proporciones excesivas que se vuelve virtualmente imposible comprenderlo
y abrazarlo en su totalidad, mucho menos resumirlo y cuantificarlo como un todo”
(Raffnsøe, 2015 pág., 12). Para el autor posthumanista comprender al ser humano más allá
de ser la medida y el centro de todas las cosas es un desafío y una tarea difícil de realizar.

Para Raffnsøe la dificultad que implica comprender a la humanidad en el Antropoceno,


bajo su figura “colosal”, se puede analizar a partir de dos perspectivas: por un lado, la
actividad humana no posee como “telón de fondo”11 una naturaleza pasiva, en donde los
cambios que adopta por medio de su dominio material son mínimos, sino que las acciones
del hombre son tan sobresalientes que los cambios que produce en su ambiente natural
implica los efectos y consecuencias de la trasformación de la naturaleza en su dominio
material; por el otro, el ser humano colosal se encuentra en constante cambio y su actividad
humana es tan dinámica que constantemente está trasformando su entorno, de ahí que
presenta una dificultad al intentar comprenderlo como un “todo” 12. A partir de lo anterior,
se puede decir que con la era del Antropoceno el protagonismo lo tiene el humano colosal,
cuya acción puede desencadenar procesos de trasformación de su medio natural. De ahí
que conviene subrayar que la era del Antropoceno nos presenta una novedad conceptual
respecto a lo humano.
III. Crisis de las ciencias humanas
11
Confróntese el término expuesto a partir de la cita que hace Raffnsøe de Nietzsche cuando dice: “Estos
casos dejaron muy claro cómo, incluso detrás del telón de fondo del mayor y más conmover de los destinos
humanos, siempre quedaba el eco de una “Vanidad más grande y reverberante” (Raffnsøe, 2015 pág., 21).
12
Podemos señalar que si bien el hombre se despojó de su condición tímida frente al conocimiento de la
naturaleza, a su vez, perdió una mirada holística de esta. Su conocimiento de la naturaleza es parcializada,
hasta el punto que pueda esta volver de forma violenta, no racional, sobre su dominador hasta destruirlo.
Causa de ello una catástrofe natural que afecte a toda la humanidad. La soberbia del ser humano lo está
llevando a no estar preparado para futuras catástrofes, como la que se ha logrado analizar en la pandemia
del Covid 19. Le queda al hombre asumir a partir de las vidas perdidas la proporción de sus errores.

6
Esta situación presenta, a su vez, un horizonte dramático para las ciencias humanas que
deben ver el advenimiento del Antropoceno y el Antropogén más allá del conocimiento
“fáctico”13, de la actividad humana, en su interacción con la naturaleza. Esta situación
dramática, lo evidencia Raffnsøe a partir del lugar o estatus que ha alcanzado el ser humano
en el Antropoceno, el cual presenta un factor crítico, a partir de su actividad humana;
actividad, que al estar en constante cambio demanda en un campo nuevo de conocimiento y
reflexión, que insta a repensar lo “humano” en la novedad conceptual del Antropoceno, de
la cual debe encargarse, a su vez, las ciencias humanas.

Para Raffnsøe, los anteriores conceptos se esclarecerán cuando se logre dar un giro
reflexivo e investigativo sobre papel decisivo del ser humano en su medio natural.
Analizándolo más allá de su posición antropocéntrica en el Mundo. La novedad conceptual
que trae consigo la era del Antropoceno, demanda fijar la reflexión hacia el factor humano
en la ciencia, la investigación y la educación. Las ciencias deben detenerse en el estudio de
la actividad destructiva del ser humano, porque es lo más inmediato y hacer consciente a la
humanidad sobre su tendencia autodestructiva en el mal manejo de los recursos naturales.

El camino reflexivo que se debe emprender reclama “un giro dentro y fuera del ser
humano”14, cuyo escenario es el resultado de los cambios que adopta la naturaleza respecto
a lo que la humanidad está haciendo con ella. Por “giro humano”, Raffnsøe quiere señalar:
“(…) una frase que denota un giro dentro del ser humano, y también fuera del humano; e
involucra al factor humano alterando su carácter y girando en una nueva dirección,
integrándose en un paisaje de relaciones que son abundantes y diversas” (Raffnsøe, 2015
pág., 30). Con ello, se quiere resaltar que el giro no solo supone el estudio de la figura
colosal, cambiante y dinámica, que posee la humanidad, sino que su acción trasformadora
en su medio natural, es tan masiva, que se encuentran en una situación inconsciente de los
cambios que está tomando la naturaleza a partir de la influencia de su actividad humana y,

13
Confróntese la crítica que hace Raffnsøe a las ciencias humanas en su inadecuada
manera de definir al ser humano a partir de su actividad humana en la interacción con la
naturaleza. (Raffnsøe, 2015 pág., 36).
14
Obsérvese, cómo Raffnsøe demanda nuevos conocimientos para comprender la
dimensión humana en su relación con el mundo (Raffnsøe, 2015 pág., 30).
7
desde luego, sus consecuencias. Que en suma se resume a la extinción de la civilización
humana.

Entonces, a partir de lo que se ha dicho, es necesario resaltar que con el advenimiento del
Antropoceno la naturaleza debe ser estudiada a partir de su vínculo con la humanidad y su
actuar. De esta manera la humanidad hace parte de un “entramado vital”, donde el papel
protagónico del ser humano es un factor decisivo para el mundo en general. Un mundo que
debe ser defendido como casa común de todos y el mayor de los bienes vitales. Para
Raffnsøe, esta situación debe ser objeto de estudio de las ciencias humanas donde “el ser
humano adquiere el carácter de una relación mutua irreductible que surge como relación,
contemplación y toma de postura hacia el paisaje en el que se encuentra” (Raffnsøe, 2015
pág., 32), y, por ende, se deben buscar nuevos campos de conocimiento, de lo contrario no
se podrá comprender el mundo en general.

Este modo de ver la realidad del ser humano reclama un principio de responsabilidad
respecto a la incidencia del factor humano en el mundo. Al ser, el ser humano, la
“supermedida”, bajo su figura colosal, el factor humano se ha convertido en una condición,
sine qua non, de estudio global, donde las ciencias humanas se ven desafiadas a
reestructurar sus estudios previos y a rediseñar nuevos caminos de investigación. Estudio,
que para Raffnsøe, apunta a un posthumanismo, donde las humanidades logren abrirse a un
escenario investigativo, interdisciplinar” donde tradicionalmente han estudiado al ser
humano a partir de su entorno, pero no desde sus efectos.

Un fenómeno actual, donde se evidencia el desafío que debe tomar las humanidades en la
era del Antropoceno, y en el cual se evidencia el giro humano, resalta Raffnsøe, es la
“globalización”. En este escenario, los seres humanos se identifican en un contexto más
amplio -que el que se alcanzó a vivir hasta el siglo XX-. Las personas tienen como lugar
para vivir, trabajar, viajar y realizarse, el mundo entero. Su visión de “mundo” es
cosmopolita. Con la globalización las personas están interconectadas, se sienten parte de un
lugar más extenso denominado mundo tecnológico.

8
En suma, con la llegada del Antropoceno el factor humano es el objeto de estudio que
desafía a las ciencias humanas abrirse a nuevos campos de conocimiento, donde se
privilegie el estudio e investigación de lo humano más allá de su tradicional manera de ver
sus particularidades como algo establecido y dado15. El estudio debe contemplar un giro
dentro y fuera del ser humano, para comprender el mundo en general y su relación con el
hombre. Así mismo, estar a la vanguardia de los cambios acelerados que está teniendo el
mundo a partir de la acción humana sobre la naturaleza.

Finalmente, la posición que tiene el hombre actualmente sobre el mundo, presenta, no


obstante, una situación crítica. Su accionar no solo permite el avance técnico y tecnológico,
sino que lo puede llevar, de manera inconsciente, a una situación catastrófica de no retorno.
Es por ello que el la humanidad debe ser consciente de los efectos de la actividad humana
en su relación actual con la naturaleza. La humanidad debe trasformar la manera en que el
ser humano ve al mundo como objeto de su posesión; deben asumir una conciencia
colectiva del cuidado de la naturaleza, viéndose como seres que hacen parte de un
entramado vital, cuya responsabilidad consiste en el cuidado de la vida. La naturaleza no es
un objeto de dominación sino el lugar común donde las condiciones de vida son posibles.

Bibliografía:
Raffnsөe. 2015. Philosophy of the Anthropocene. The Human Turn.
Crutzen, P.J. 2006. The “Anthropoceno”. In Earth System in the Antropocene. Springer:
Berlín.
Zalasiewicz, Jan. A. 2011. “Stratigraphy of the Anthropocene.” Philosophical Transactions
of the Royal Society. Series A, Mathematical and Physical Sciences, vol. 369, no. 1938:
1036–1055.
Horkheimer y Adorno. 1998. Dialéctica de la ilustración. Madird: Editorial Trotta.
Horkheimer. Crítica de la Razón Instrumental. Buenos Aires: Sur.

15
Confróntese la señalado por Raffnsøe sobre la situación dramática que debe afrontar las
ciencias humanas respecto a su tradicional manera de ver al ser humano (Raffnsøe, 2015
pág., 47).
9

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