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EL CICLO DE LA VIDA:
Una visión sistémica de la familia
3ª edición
Crecimiento personal
C O L E C C I Ó N
Diseño de Colección: Luis Alonso
© De las Ilustraciones: Jorge Arranz
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ÍNDICE
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PRÓLOGO
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EL CICLO DE LA VIDA
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PRÓLOGO
15
PRESENTACIÓN
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EL CICLO DE LA VIDA
18
INTRODUCCIÓN
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EL CICLO DE LA VIDA
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INTRODUCCIÓN
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EL CICLO DE LA VIDA
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INTRODUCCIÓN
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EL CICLO DE LA VIDA
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LA FAMILIA
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po, cada persona necesita ser ella misma, con sus gustos,
aficiones, forma de vestir..., esto es, aquello que le es propio
y le identifica como un ser único. Precisamente la familia es
el grupo natural que da satisfacción a ambas necesidades de
forma simultánea, posibilitando así el desarrollo psicológi-
co y social de sus miembros.
La familia es un sistema, es decir, un grupo cuyos miem-
bros están interrelacionados. Y es un sistema vivo y diná-
mico en constante transformación: vida y cambio van inse-
parablemente unidos. La característica principal de cual-
quier sistema vivo es la tendencia al crecimiento: nacer, cre-
cer, reproducirse y morir. Por tanto la familia, como sistema
vivo, está constantemente sometida a cambios. Seamos
conscientes de que todo cambia y nada permanece, la vida
es como un río que fluye sin cesar.
Entre los miembros que forman una familia existe una
interrelación y una continua influencia de unos sobre otros;
en verdad, la conducta de cada uno influye y, a la vez, se ve
influida por la de los demás: a esto se le llama retroalimenta-
ción. Es diferente, por ejemplo, que la mujer al volver del
trabajo salude a su marido con un beso y una sonrisa a que
apenas le mire a la cara. También nos afecta el trato diario
con los compañeros del trabajo y hasta incluso los “buenos
días” del vecino, pero realmente lo que más nos influye son
las relaciones con nuestra propia familia.
Las familias en su desarrollo pasan por diferentes etapas
evolutivas: el noviazgo, el matrimonio, el nacimiento de los
hijos, la escolaridad, la adolescencia y el momento en que
los hijos se emancipan y pasan a formar su propia familia
mientras los padres se convierten en abuelos, y así el ciclo
continua.
Cada período tiene unas características propias y plan-
tea diferentes necesidades y exigencias. El paso de una eta-
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La autoestima
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EL MATRIMONIO
La formación de la pareja
El matrimonio es una institución que durante muchos
siglos fue acordado por los padres de los contrayentes por
motivos fundamentalmente económicos o intereses de cual-
quier otro tipo, hechos que aún hoy en día, casi en el siglo
XXI, siguen vigentes en algunas sociedades. En España, es a
partir del siglo XVIII cuando, de forma paulatina, empieza
a desaparecer la decisión paterna como eje central del matri-
monio, si bien tendremos que esperar hasta mediados del
siglo XX para que hombres y mujeres decidan formar pare-
ja por razones diferentes a las económicas.
En efecto, actualmente en nuestra cultura la mayoría de
las personas se casan porque se enamoran, desean compar-
tir su vida, para tener hijos y porque piensan que su vida se
enriquecerá con nuevos ingredientes como pueden ser la
satisfacción sexual, el sentimiento de pertenecer a alguien o
de sentirse necesario.
Decíamos en la etapa del galanteo que el atractivo físico
tiene su importancia a la hora de elegir pareja estable, pero
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Vida en común
La mayoría de nosotros hemos crecido creyendo en los
cuentos de hadas; soñábamos con el día en que aparecería el
“Príncipe Azul” o encontraríamos a la Princesa, nos enamo-
raríamos y terminaríamos casándonos y siendo felices para
siempre. Y ahí, justo donde acaban los cuentos de hadas
empieza la vida en común de la pareja. De todos es sabido
la diferencia que hay entre la idea que se tiene del matri-
monio antes de casarse al hecho de pasar por la experiencia:
en realidad uno no conoce bien a su pareja hasta que convi-
ve con ella. La verdad es que nunca llegamos a saber cómo
les fue a Cenicienta y a Blancanieves con sus Príncipes.
Al principio de la convivencia suelen aparecer los pri-
meros signos de desilusión y desencanto. Ambos cónyuges
pueden vivir con cierta sorpresa el hecho de que en la inti-
midad cada uno ponga de manifiesto algunas de las carac-
terísticas más inmaduras y regresivas de sí mismo. Mientras
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Adaptaciones mutuas
Todas las parejas al principio de su convivencia pasan
inevitablemente por un período de adaptación mutua, y
una de las áreas que presenta mayor dificultad es la de com-
partir el poder y la responsabilidad. “Poder” no significa
que uno domine sobre el otro sino sentirse competente,
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La comunicación en la pareja
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LOS HIJOS
Un bebé en casa
Y así es la vida... cuando parece que empiezan a resol-
verse las dificultades normales de adaptación a una etapa,
entonces viene la siguiente, que trae consigo otras necesida-
des y exigencias, y también ¿por qué no? nuevas oportuni-
dades. Indudablemente con la llegada del primer hijo se
plantean nuevas cuestiones que desestabilizan la dinámica
que se llevaba hasta el momento.
Para muchas parejas este es un período delicioso, de
“buena esperanza”, que viven con grandes expectativas e
ilusiones: es el momento de preparar la habitación y com-
prar la ropita ya que pronto llegará el bebé a casa. También
hay parejas que esperan el nacimiento del niño con cierto
rechazo o temor, y en otras domina la incertidumbre e inclu-
so puede que tengan miedo ante la posibilidad de que se
produzca un distanciamiento entre la pareja. La mujer pue-
de haber disfrutado de su embarazo o, por el contrario,
haya tenido dificultades que hubieran provocado en ella
sentimientos de desvalimiento o inseguridad.
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De esposos a padres
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LOS HIJOS
ja parece que decae, hay que buscar una solución, pues sino
el niño paga un precio muy caro. Puede ser utilizado como
motivo de unión de la pareja o también es posible que los
padres proyecten en él sus dificultades o frustraciones,
como si le dijeran en silencio: “si no fuera por ti, todo sería
más fácil”.
Una idea interesante que puede ayudar a liberar las ten-
siones que presenta la crianza es dejar al niño de vez en
cuando con alguien de confianza, y encontrar un lugar neu-
tral para poder hablar con claridad y franqueza de lo que
les sucede. Entre la pareja es necesario compartir los senti-
mientos, las desilusiones, el cansancio y los temores; expre-
sarse lo que son el uno para el otro y sus diferentes expec-
tativas recargará sus energías y aumentará su autoestima, lo
que les ayudará a relacionarse mejor con el bebé y entre
ellos mismos. El disponer de un rato a solas cada semana,
por ejemplo, es una buena idea para dialogar y comunicar-
se entre ellos. También es necesario encontrar tiempo para
cada uno, solicitando colaboración al compañero o a otros
familiares. En fin, considerar las dificultades como un reto y
no como un fracaso sirve de estímulo para buscar solucio-
nes satisfactorias para ambos.
El tiempo pasa y el hijo va creciendo... y entonces algu-
nos padres desean que sus hijos tengan todo lo que a ellos
les faltó en su niñez, llegando incluso hasta la exageración.
Es preferible que los padres satisfagan sus propias carencias
en ellos mismos, y así por ejemplo, aquel padre que siempre
soñó con tener un tren eléctrico o un scalextric podría com-
prárselo para él, sin esperar que sea también el sueño de su
hijo. Esperar demasiado del niño, o que haga todo aquello
que sus padres no pudieron hacer, o que sea lo que ellos
quieren que sea no es bueno, ya que esos planes y expectati-
vas puestos en el hijo le inmovilizan y condicionan en bue-
na medida. Hay que mantener una actitud abierta y recepti-
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Los hermanos
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El orden de nacimiento
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Identificación sexual
Además de formarnos una identidad personal todas las
personas nos formamos una identidad sexual. El proceso de
identificación sexual es muy complejo y su aprendizaje se
realiza por medio de la imitación: comienza en el momento
del nacimiento, se desarrolla durante la infancia y culmina
en la adolescencia.
En efecto, los niños aprenden la condición de varón
viendo a su padre como hombre y también a través del
modo en que se relaciona con su madre; de igual manera la
niña aprende a ser mujer imitando el modelo que le pro-
porciona su madre y observando como se relaciona con su
padre. Tanto el niño como la niña necesitan de ambos mode-
los, masculino y femenino, para identificarse sexualmente y
conocer el sexo contrario. A través de todo ello el niño y la
niña se van formando una imagen de hombre o mujer, que
junto con las pautas de relación aprendidas van a reprodu-
cir en un futuro. En las familias en las que faltara uno de los
dos progenitores –madres solteras o viudos– el modelo de
identificación puede ofrecerlo cualquier persona cercana,
como por ejemplo, los abuelos, los tíos o algún amigo.
La actitud que mantienen los progenitores hacia su pro-
pio cuerpo y hacia la sexualidad en general, y la capacidad
que tengan de disfrutar de su compañero incide sobre los
hijos. Una plena aceptación del propio sexo, una actitud
sana y positiva hacia el cuerpo y la sexualidad creará en los
hijos una identidad sexual saludable y una actitud abierta y
franca; por el contrario, un sentimiento de indiferencia o
rechazo producirá en los hijos una actitud similar.
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Los abuelos
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ma instancia han de ser los padres los que tomen las deci-
siones y marquen las líneas básicas en la educación de sus
hijos. Ciertamente, es normal que existan algunas diferen-
cias entre las reglas de la casa de los abuelos y las del hogar
familiar: es tarea de los padres enseñar a sus hijos a que
cumplan tanto unas como otras. Esta aceptación y aprendi-
zaje de las diferentes normativas prepararán al niño y a la
niña para su futura integración social.
El fallecimiento de los abuelos suele ser el primer con-
tacto de los niños con la muerte y les supone la pérdida
importante de alguien muy querido. Algunos padres inten-
tan “proteger” a sus hijos del impacto ocultándoles los deta-
lles o manteniéndoles al margen de este hecho; sin embar-
go, creemos que es necesario que los niños conozcan la
muerte sin engaños ni tabúes, y que puedan hablar de ella
con normalidad, encontrando respuestas a sus preguntas.
De esta manera el niño o la niña puede elaborar la pérdida
y vivir el proceso de duelo aceptando que la muerte es parte
integrante del ciclo de la vida.
Así como hay diferentes abuelos hay también distintas
formas de relacionarse con ellos, y lo que suele pasar es que
de los cuatro hay uno que es especial para cada nieto y que
destaca sobre los demás: así, el preferido puede ser el que
cuenta mejores historias o el que hace y enseña a hacer cosas
curiosas. En fin, los abuelos significan una referencia muy
importante en la vida porque suponen un vínculo con nues-
tros orígenes, y de mayores siempre les recordamos con un
cariño especial.
Los síntomas
Un niño que presenta un determinado síntoma es, sin
duda alguna, una fuente de preocupación para sus padres.
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Adaptación a la escuela
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El contexto escolar
La escuela brinda numerosas experiencias de cambio y
crecimiento, y al mismo tiempo revela y pone de manifiesto
importantes características de la personalidad así como el
estado de madurez del niño. Realmente, en determinados
momentos la vida escolar puede llegar a tener más impor-
tancia que la propia familia en la educación y el moldea-
miento de la personalidad.
Ya hemos dicho que los niños y las niñas necesitan unos
límites claros y estables dentro de los cuales puedan desa-
rrollar su actividad: han de saber a qué atenerse, qué es lo
que pueden hacer y qué no, en fin, necesitan un marco en el
que puedan desenvolverse con cierta seguridad. La interio-
rización de normas de conducta y la adaptación a una serie
de reglas les ayuda a ser más responsables. Así, una disci-
plina es un apoyo que establece puntos de referencia, y
sirve para estructurar la realidad, organizar la mente y a la
vez socializar la conducta. No cabe duda de que la escuela
desempeña un papel importante en el desarrollo integral
del niño, a la vez que puede ayudar a los que tienen difi-
cultades familiares.
La figura del maestro tiene una considerable importan-
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El “fracaso escolar”
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El contexto familiar
El contexto familiar, como hemos señalado en varias
ocasiones, ejerce una enorme influencia en el niño y la niña.
Es el crisol donde se forjan, entre otras cosas, su personali-
dad, la forma de relacionarse con los demás y la actitud que
tiene con los estudios. En efecto, para poder comprender
bien a un niño o una niña y tener la clave de su comporta-
miento y su manera de ser es indispensable conocer el
medio familiar en el que vive.
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hijos. Los padres que tienen interés por leer y aprender co-
sas nuevas, aquellos que tienen una buena biblioteca y ven
programas de televisión educativos o formativos contribu-
yen de forma positiva a los progresos del niño en la escue-
la. Realmente, podemos decir que esa es la mejor manera de
motivar a los hijos e hijas a interesarse y responsabilizarse
de sus estudios. Además, también la estabilidad económica
de la familia es importante, ya que de alguna forma pro-
porciona y favorece una seguridad psicológica.
Es cierto que los padres no son los únicos responsables
de las dificultades de aprendizaje de sus hijos, aunque sí
han de tomar conciencia de lo determinantes que son algu-
nas de sus actitudes. Así, por ejemplo, es interesante “vigi-
lar” sus estudios, despertar intereses y estimularles a ser
responsables. Al mismo tiempo, no es conveniente exigirles
estudiar constantemente sin apenas dejarles tiempo para
sus juegos –sobre todo a los más pequeños–; algunos padres
cargan de lecciones de repaso a sus hijos por miedo a que no
les sean suficientes las del colegio.
Las actitudes que adoptan los padres con sus hijos, ya
sean de aceptación o rechazo, tienen una gran influencia en
ellos. Algunos no consideran que el niño tenga sus propios
valores y necesidades, ni tampoco son conscientes de su
potencial: no le aceptan como es ni le permiten desarrollar-
se al ritmo que necesita, más bien al contrario, tratan de
imponerle su punto de vista.
Así, hay padres autoritarios que no toleran el mas míni-
mo error, cualquier falta va unida a un inmediato castigo y
no valoran los actos positivos de sus hijos porque creen que
es su obligación. Estos progenitores, rígidos y severos, les
exigen rendimientos brillantes, nunca quedan satisfechos y
siempre les piden mejores calificaciones. Realmente es muy
difícil que un niño pueda cumplir esas enormes expectati-
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La preadolescencia
Una de las características más notables que se dan en esta
etapa del ciclo vital es el desarrollo físico y psicológico de los
hijos e hijas, esto es, las transformaciones fisiológicas y psi-
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Crisis de pareja
En verdad, el amor entre la pareja necesita ser alimenta-
do día a día. Cualquier relación de pareja, incluso las más
funcionales, mantienen un delicado equilibrio y necesitan
continuos reajustes para superar los conflictos y dificulta-
des que surgen inevitablemente a lo largo del tiempo. Todas
las parejas cometen errores, sufren algún desencanto y se
malinterpretan. Ya hemos dicho que realmente es difícil
evolucionar juntos como pareja, y el conseguirlo pasa por
trabajar en la viabilidad de la relación, en la que no ha de
faltar una buena dosis de tolerancia y sentido del humor, así
como esforzarse y luchar por superar los problemas –aun-
que esto suponga muchas veces pasar por momentos de
dolor, falta de entendimiento o incomprensión–, sin perder
de vista el proyecto en común.
A veces las personas dan tanta importancia a los aspectos
negativos que los sentimientos positivos mueren por falta de
estímulo, se quedan anclados en las emociones negativas y
no pueden salir de ellas. En no pocas ocasiones vemos que la
intolerancia a la frustración de uno o ambos miembros de la
pareja conduce a separaciones precoces y mal elaboradas.
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Efectos de la separación
Y después, ¿qué pasa después?, ¿cuáles son los efectos
de la separación? Afortunadamente muchas parejas son
capaces de reorganizar su vida y encuentran la manera de
cooperar y continuar ejerciendo de padres, conservando los
vínculos necesarios referidos a sus hijos. A la gran mayoría
les cuesta mantener relaciones amistosas aunque consiguen
controlar su hostilidad y, por último, hay parejas que pare-
cen incapaces de superar este trance y sus hijos se ven invo-
lucrados en exceso. De esta manera vemos que la separa-
ción puede llegar a tomar distintas formas, algunas más
traumáticas que otras.
La custodia de los hijos suele ser el principal motivo de
discusión ya que cada vez son más los hombres que luchan
por obtenerla. Si bien antes era impensable que un padre
pudiera quedarse con sus hijos, hoy se empiezan a ver casos
en los que así sucede, o en los que la justicia resuelve esta
situación otorgando la custodia compartida. En cualquier
caso quien se queda con los hijos puede sentirse agobiado
sobre todo al principio y en muchos momentos piensa que
no será capaz de salir adelante; aunque también es verdad
que su vida cambia menos y que las obligaciones diarias
pueden de alguna forma ayudarle a superar la separación,
al contrario que el que se ha ido de casa, que tal vez se sien-
ta vacío y con sentimientos de soledad.
El período inmediatamente posterior a la ruptura es
decisivo puesto que prepara el terreno para lo que será el
proceso de separación. De esta manera las relaciones que se
dan en el primer año ejercen una gran influencia en la adap-
tación de la familia a la nueva situación. Es inevitable pasar
por una primera fase de dolor emocional para después, más
o menos a partir del tercer año, llegar a una mejoría eviden-
te. Lo que sí es cierto es que si los padres lo llevan bien, los
hijos a su vez harán lo mismo.
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Familias monoparentales
Las familias monoparentales son las formadas por un
solo progenitor y sus hijos, y pueden ser por ejemplo, una
madre biológica soltera, una mujer soltera –o un hombre–
que ha recurrido a la adopción, un viudo o una viuda, y
también aquellas dos que resultan de la separación de una
familia nuclear.
En nuestra sociedad este tipo de familias han sido vistas
hasta hace relativamente poco tiempo como una “anoma-
lía” y su actitud hacia ellas ha sido de rechazo o compasión.
De alguna manera se las ha considerado como familias con
una estructura deficiente o incompleta, e incluso algunos se
refieren a ellas en tono despectivo: rotas, divididas, sin pa-
dre..., lo que evidencia el prejuicio social. En fin, parece que
la familia nuclear continua siendo el ideal social y el mode-
lo familiar más extendido y “normalizado”.
En la actualidad, sin embargo, hay muchas mujeres que
deciden libremente ser madres solteras, también son más
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Familias reconstituidas
Las familias reconstituidas o mixtas están formadas por
un progenitor con uno o varios hijos que se une a otra per-
sona –separada, viuda o soltera– que a su vez puede tam-
bién tener hijos o no tenerlos. La gran mayoría de estas
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Características generales
La adolescencia es un largo período de transición entre
la infancia y la edad adulta que va desde los 13 a los 18 años
aproximadamente. En ella tienen lugar toda una serie de
transformaciones biológicas –huesos, funciones endocrinas
y sexuales–, psicológicas, intelectuales y sociales, y debido
a ello la confusión y la ansiedad ocupan un primer plano.
En efecto, el adolescente no se siente ni adulto ni niño y ve
como su cuerpo, su estado de ánimo e incluso su forma de
pensar varían sin comprender muy bien por qué.
Hay que señalar que aunque los términos pubertad y
adolescencia se utilicen de forma indistinta no son en reali-
dad sinónimos sino conceptos diferentes. La pubertad se
refiere al conjunto de cambios fisiológicos que acompañan a
la maduración de los órganos genitales y que capacitan a la
persona para la reproducción, es decir, se trata de un hecho
biológico y universal. Por su parte, la adolescencia es un
proceso psicológico y social cuyo patrón no es el mismo en
todas las culturas; es la suma total de las modificaciones
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LA ADOLESCENCIA
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LA ADOLESCENCIA
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Desarrollo intelectual
El desarrollo de la inteligencia de las personas pasa,
según Piaget, pasa por una serie de etapas evolutivas que
van integrándose en el proceso de maduración. El período
que nos ocupa corresponde a lo que él denomina de las
“operaciones formales” que va de los 11 a los 16 años, y se
caracteriza por un cambio cualitativo en la estructura men-
tal hasta alcanzar la madurez intelectual. En esta época el
joven es capaz de pensar de forma abstracta sin necesidad
de referencias concretas así como también puede plantear
hipótesis, razonar y solucionar problemas con cierto nivel
de abstracción: es el pensamiento lógico.
La adquisición del pensamiento formal influye en
muchos aspectos de la vida del adolescente; así a través de
éste adquiere conocimientos, elige una profesión, se forma
unos ideales y rechaza otros e incluso puede adoptar una
postura inconformista al ver que lo que él piensa no coinci-
de con la realidad. El joven dirige su pensamiento hacia sí y
se vuelve introspectivo, reflexivo y analítico; tiene una acti-
tud hipercrítica hacia él mismo y ante todo lo que le rodea,
y cuando las críticas son dirigidas únicamente a sí mismo
pueden aparecer sentimientos depresivos. Por el contrario,
si la crítica se proyecta sólo al exterior (sociedad, padres,
etc.) se convierte en rebeldía, y en los casos extremos pue-
den llegar a darse conductas antisociales. De ahí que para
que haya una auténtica maduración sea necesario que las
críticas estén equilibradas.
Otra cuestión importante es la que hace referencia al
descubrimiento del mundo que tiene lugar en la adolescen-
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LA ADOLESCENCIA
Rebeldía e identidad
En la adolescencia siempre se ha reivindicado, de una u
otra manera, el derecho a pensar, sentir y actuar de forma
independiente, y es normal que se digan cosas del estilo de
“es mi vida y hago con ella lo que quiero” o “tú no te metas
en esto que eres un carroza”. Así mismo constantemente los
adolescentes defienden sus derechos sobre vestirse como
gustan, asearse cuando quieran, mantener la habitación
desordenada y regresar a casa cada vez más tarde.
En efecto, todos los adolescentes se rebelan contra sus
progenitores para hacerles tomar conciencia de que hay que
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LA ADOLESCENCIA
Conquista de la autonomía
La gradual adquisición de la independencia y autonomía
personal es uno de los rasgos más importante de esta etapa.
En efecto, es un hecho observable que las personas confor-
me van creciendo modifican sus relaciones y actitudes con
respecto a sus padres, diríamos que tratan de desprenderse
de sus “amarras” y aspiran a emanciparse. La conquista de
la autonomía se logra a través de un proceso en el cual el
adolescente va desligándose de los vínculos infantiles que le
unen a su familia, empieza a actuar y a decidir por sí mismo
y pasa a regirse por sus propios criterios.
En el desarrollo de la independencia podríamos distin-
guir tres fases. Una primera que tiene lugar al inicio de la
pubertad que se caracteriza por una oposición hacia los pro-
genitores, a la que seguiría un período –entre los 14 y 16
años– en el que predomina una posición crítica frente a los
padres: cuestionan su modo de ser, sus actitudes y la disci-
plina familiar. Por último, hacia el final de la adolescencia
padres e hijos encuentran cierto equilibrio en sus relaciones
y los adolescentes terminan por aceptar a los demás como
son en realidad y no tanto como desearían que fueran.
Muchas veces los padres viven mal esta actitud de críti-
ca y oposición hacia ellos, y es cuando empiezan los conflic-
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tos. Los hijos son muy hábiles para señalar a sus padres las
discrepancias entre lo que dicen y lo que hacen; algunos pa-
dres, por ejemplo, predican un sistema de valores que luego
no practican y los adolescentes no pierden la más mínima
ocasión de ponerles en evidencia, a veces incluso de mane-
ra grosera e irrespetuosa. Cuando esto sucede los padres
pueden sentirlo como una amenaza, sobre todo aquellos que
no toleran que sus hijos se desvíen de sus creencias.
Curiosamente, para que el adolescente se abra al mundo
necesita tener a su disposición la seguridad familiar, sentir
que el hogar de su infancia sigue siendo suyo de forma
incondicional; en su casa puede ser tan infantil como quie-
ra, mientras se esfuerza por actuar como un adulto fuera de
ella. No obstante, hay padres que fomentan en exceso la
autonomía de sus hijos, y estos intentos de desvinculación
prematura pueden darles la sensación de ser expulsados del
seno familiar. Pensemos que la edad emocional del adoles-
cente no siempre se corresponde con la cronológica o con su
apariencia física, detrás de esa “fachada” de madurez aún
hay un niño que requiere supervisión, guía y apoyo; de ahí
que no convenga estimularles demasiado ya que pueden
sentirse presionados a abandonar “el nido”. En ocasiones,
por ejemplo, debido a un embarazo prematuro o a conflic-
tos familiares el adolescente se va de casa antes de hora,
rompiendo así con la familia sin haber resuelto los proble-
mas que tenía en ella, quedando “atascado” en la culpa y
sin una independencia emocional de los padres que le per-
mita llevar a cabo una vida satisfactoria.
Por el contrario, en otros casos los padres dificultan el
proceso de autonomía de los hijos mediante la sobreprotec-
ción o una excesiva permisividad. En relación a esto quere-
mos dejar claro que no solamente se perjudica a los hijos
maltratándoles, sino también siendo tan protectores e indul-
gentes que ello les impida progresar hacia una independen-
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LA ADOLESCENCIA
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EL CICLO DE LA VIDA
El grupo de amigos
La socialización es un proceso presente y continuo a lo
largo de la vida a través del cual el individuo interioriza y
aprende la cultura en la que se encuentra inmerso –valores,
normas, códigos simbólicos y reglas de conducta–, y la inte-
gra en su personalidad con el fin de adaptarse a la realidad
social. En este proceso es necesario un papel activo de la
persona, es decir, que haya un rechazo o aceptación de las
normas y su consiguiente interiorización. La socialización
implica la capacidad del sujeto para relacionarse con otras
personas y los momentos cruciales son la infancia y la ado-
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LA ADOLESCENCIA
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EL CICLO DE LA VIDA
Las drogas
En todas las épocas y culturas las drogas han sido utili-
zadas como un medio eficaz para obtener placer inmediato
o bien con una finalidad lúdica o mística. Las drogas son
fármacos psicoactivos que modifican el sistema biológico y
las funciones del sistema nervioso central y su consumo es
aceptado socialmente si son drogas legales y si además no
llevan consigo serias repercusiones físicas, psicológicas o
sociales.
El alcohol –junto al tabaco– es en nuestra sociedad la
droga por excelencia y está muy arraigada social y cultural-
mente, por lo que supone de evasión, diversión, imagen,
poder, e incluso aparente solución de problemas personales;
de hecho, su consumo se percibe como algo normal y está
aceptado dentro de unos límites. Es cierto que cada década
tiene su moda, y en la actualidad el consumo del alcohol se
ha desorbitado entre los jóvenes los fines de semana, siendo
en la mayoría de los casos el inicio al consumo de drogas.
Muchas veces a través del alcohol se entra en el mundo de
las drogas buscando, entre otras cosas, nuevas experiencias,
desinhibición en las relaciones sociales y tener la sensación
de pertenencia a un grupo.
La Organización Mundial de la Salud clasifica las drogas
según vayan de mayor a menor peligrosidad, y así estarían
el opio y sus derivados, el alcohol y los barbitúricos, la coca-
ína y las anfetaminas y en último lugar el cannabis y los alu-
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EL CICLO DE LA VIDA
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LA ADOLESCENCIA
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EL CICLO DE LA VIDA
La sexualidad
A lo largo de la historia y en las diferentes sociedades se
ha iniciado a los adolescentes a la vida adulta por medio de
los llamados “ritos de pubertad”, de carácter principalmen-
te sexual. La finalidad de estos ritos era que el joven o la
joven tomara conciencia de la profunda transformación per-
sonal que debía realizar para asumir los derechos y las obli-
gaciones de los adultos, entre ellos el de poder gozar de
relaciones sexuales. En la actualidad la adolescencia ha
dejado de ser un hecho puntual y así, en lugar de que estos
ritos transcurran en un breve lapsus de tiempo, hoy la ini-
ciación se dispersa en el tiempo a través de diversos actos
como son el primer cigarrillo, la primera borrachera o el pri-
mer beso, entre otros muchos. La suma de todos estos hitos
forman el proceso que lleva al adolescente a integrarse en el
mundo de los adultos.
El desarrollo de la sexualidad del adolescente es un
fenómeno complejo y está condicionado por factores bioló-
gicos, afectivos y socioculturales. Las transformaciones hor-
monales y fisiológicas podrían llevar a pensar que el ado-
lescente ha alcanzado su pleno desarrollo sexual, aunque no
es suficiente la madurez de los órganos sexuales sino que
también es necesaria una maduración afectiva. Si bien es
cierto que en un principio ambos procesos –físico y emocio-
nal– transcurren por separado acaban por lo general unidos
cuando el joven se convierte en adulto. Además las varia-
bles socioculturales también influyen, pudiendo acelerar o
bloquear este desarrollo.
La primera conducta sexual que tiene lugar en el ado-
lescente es la masturbación, a través de la cual se busca la
descarga de la tensión sexual fuera de toda relación afectiva
mediante la autoestimulación de los órganos genitales. Es
un fenómeno vinculado por su frecuencia a la adolescencia
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LA ADOLESCENCIA
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EL CICLO DE LA VIDA
Ser responsable
El psicólogo W. Glasser defiende que la responsabilidad
nos da cordura y la irresponsabilidad locura, afirmación
con la que estamos de acuerdo. En efecto, un chico que no
se hace cargo de sus estudios se encuentra en un estado de
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EL CICLO DE LA VIDA
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LA ADOLESCENCIA
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LA ADOLESCENCIA
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EL CICLO DE LA VIDA
Relaciones adolescentes-padres
En la vida de una familia no hay otra etapa que requiera
mayor estabilidad que durante la adolescencia de alguno de
sus miembros. El joven necesita la seguridad de su familia,
pero los padres no pueden darle este apoyo si él los vive
como frustradores de su crecimiento e independencia, o si
están en plena crisis vital o de pareja. En efecto, los adoles-
centes necesitan sentir de sus padres cierta seguridad y pro-
tección, no sobreprotección ni excesivo control que muchas
veces viene dado por los temores que sienten los padres ante
la extraordinaria energía de sus hijos, y así recurren a las
prohibiciones cuando deberían hacer justo lo contrario. Los
jóvenes necesitan estímulos que les ayuden a canalizar su
energía así como límites bien definidos, amor y aceptación.
Cuando el hijo presenta una crisis y los padres respon-
den, él confiará en ellos; estas pequeñas crisis son decisivas
para las relaciones entre padres e hijos. Si los progenitores
no le ayudan, no se enteran, le castigan o se ponen histéri-
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LA ADOLESCENCIA
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LA EMANCIPACIÓN DE LOS HIJOS
Panorama familiar
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LA EMANCIPACIÓN DE LOS HIJOS
La elección profesional
Por su parte, llegado a este período el joven tendría que
haber asumido que su “profesión” son los estudios, y aun-
que no siempre le resulte fácil o agradable tiene que esfor-
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EL CICLO DE LA VIDA
Tres generaciones
El hecho de que los hijos se vayan de casa y formen su
propia familia forma parte del ciclo de la vida. En efecto,
ahora a los padres ya solo les cabe pensar en “... soltar a los
hijos con la esperanza de que los hemos educado bien”, como
dicen en la película “El padre de la novia”.
Una vez que los hijos abandonan el hogar familiar, aun-
que se vean a menudo, poco a poco se van despegando
mediante un proceso gradual. Ahora bien, desligarse de los
padres no quiere decir romper con ellos o cortar por com-
pleto la relación; precisamente un rasgo característico de
madurez es lograr una autonomía dentro de un contexto de
relación emocional. En las familias sanas no se cortan las
relaciones con la anterior generación, sino que se mantienen
e incluso se solicitan ayuda mutua en lo referente a algunas
cuestiones. Así, a la familia de origen se puede acudir en los
momentos buenos y en los difíciles, aún después de que los
hijos se hayan establecido por su cuenta. Por el contrario,
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LA EMANCIPACIÓN DE LOS HIJOS
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EL CICLO DE LA VIDA
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LA JUBILACIÓN
Características generales
Desde el punto de vista sociológico la vejez se contempla
en las distintas sociedades de diferentes maneras, así por
ejemplo, en las de transmisión oral las personas de edad tie-
nen un papel relevante mientras que en las tribus cazadoras
el anciano, al haber perdido la fuerza física, se convierte en
alguien inútil. En nuestra sociedad industrial la jubilación
viene determinada por la edad cronológica, es decir, el últi-
mo período del ciclo de la vida comienza justo en el momen-
to de la jubilación, alrededor de los sesenta y cinco años, y
con la actual esperanza de vida esta etapa puede llegar hasta
bien entrados los ochenta. Hoy los avances de la Medicina y
las aportaciones de la Psicología están contribuyendo en
gran medida al incremento de la esperanza y calidad de
vida, por lo que los mayores han pasado a ser el sector de la
población que más rápidamente crece, a la vez que suponen
un claro interés político y económico por el dinero que
manejan y el número de votos que representan.
En el presente libro hemos visto como la familia en su de-
sarrollo va pasando por sucesivas etapas evolutivas, en las
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LA JUBILACIÓN
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EL CICLO DE LA VIDA
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LA JUBILACIÓN
Mantenerse activo
Aunque etimológicamente la palabra jubilación no viene
de júbilo, alegría, algunas personas, al retirarse, saltan de
alegría, mientras que para otras supone, más bien, un duro
golpe. En efecto, el momento de la jubilación representa el
punto crítico de este período. No cuesta mucho comprender
lo difícil que ha de ser para una persona que hasta ahora ha
tenido un trabajo o profesión en el que se ha sentido útil
aceptar el encontrarse de repente ociosa, sin horarios ni ocu-
pación. Ya hemos dicho que uno de los cambios más evi-
dentes que trae consigo la jubilación es la pérdida de estruc-
turación del tiempo: de pronto –de un día para otro– se dis-
pone de mucho más tiempo libre, que puede llegar a con-
vertirse en excesivo y aburrido si uno no sabe qué hacer;
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EL CICLO DE LA VIDA
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LA JUBILACIÓN
ción del propio cuerpo a la vez que les sirve para relacio-
narse con otras personas; además a través del deporte se
aprende a coordinar los movimientos, a respirar y a relajar-
se. Si bien el proceso de envejecimiento no se puede detener,
el ejercicio puede ayudar a adaptarse física y psicológica-
mente a esta etapa, y contribuye a paliar algunos síntomas
considerados habituales en esta edad como depresiones,
reumatismos, etc.
En este mismo sentido, existen distintos proyectos de
voluntariado social realizados por jubilados, entre los que
cabe destacar las colaboraciones en cárceles asistiendo a
reclusos, enseñar museos a jóvenes o hacer compañía a per-
sonas de más edad. Hoy sabemos que el mantenerse activo,
el sentimiento de seguir siendo útil a los demás posibilita
una vejez satisfactoria y a la vez estimulante; son muchas
las cosas que los mayores pueden hacer debido a la canti-
dad de tiempo del que disponen, y algunos por ejemplo, lo
emplean cuidando de sus nietos.
Hasta hace poco tiempo era normal que tres generacio-
nes convivieran en la misma casa, y las personas mayores
tenían un importante papel en cuanto a la formación y la so-
cialización de los nietos, a la vez que existía un intercambio
de información, cultura y valores que enriquecía a todos los
miembros de la familia. En nuestra sociedad en las últimas
décadas esto se ha ido perdiendo porque los ancianos, entre
otras cosas, muchas veces viven lejos de sus familias e inclu-
so parece que se les mantuviera al margen de otros sectores
de la población. En China, por ejemplo, sigue siendo habi-
tual que abuelos, padres e hijos vivan en la misma casa, de
manera que los vínculos tradicionales han creado una inter-
dependencia entre las diversas edades; de esta forma, los
abuelos desempeñan una función activa dentro del hogar
cuidando de los nietos y haciendo los trabajos domésticos
–dentro de sus posibilidades–, mientras que los hijos van a
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LA JUBILACIÓN
Hacerse mayor
La sabiduría popular afirma que en la vejez se acusan
los rasgos más característicos de las personas, los defectos y
las manías de toda la vida, aunque en realidad –como ya
hemos visto– se envejece tal y como se vive, de manera que
aquel que tuvo iniciativas o disfrutó aprendiendo continua-
rá en esta misma línea. Además, las vicisitudes de la vida,
las crisis, dificultades y desafíos no tienen una edad tope
donde se paran sino que nos acompañan siempre, hasta la
muerte. Algunas personas, por ejemplo, al llegar a esta
etapa empiezan a temer a la enfermedad, la pobreza o la
soledad lo que hace que puedan comportarse de un modo
egoísta o regresivo. En este sentido llegar a ser mayor es un
reto personal en el que se pone de manifiesto cómo uno es,
así aquellos que han sabido “vivir bien” saben cómo hacer
para “envejecer bien”.
Ciertamente, se puede envejecer de forma saludable en
un cuerpo sano siempre y cuando se haya cuidado a lo largo
de la vida, aunque no se puede negar que existe un paulati-
no y real deterioro físico y psicológico, y que tanto las arti-
culaciones como el pensamiento se vuelven cada vez más
rígidos. Se dice que en la vejez todo son pérdidas, y tal vez
sea para contrarrestar estas pérdidas por lo que los mayores
se aferran a sus rutinas, y así prefieren la comodidad y la
seguridad de los pequeños placeres. El disponer de mucho
tiempo libre y de pocas actividades por hacer son un buen
caldo de cultivo para lo que se ha dado en llamar la “depre-
sión de la tercera edad”, que en la mayoría de los casos está
relacionada con una dificultad para aceptar el proceso de
envejecimiento, con la pérdida progresiva de independen-
cia y autonomía o bien con la soledad que puede represen-
tar la viudedad.
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La espiritualidad y la muerte
Tal vez la liberación de las exigencias de la paternidad y
las presiones del trabajo, y el hecho de que por primera vez
se dispone de tiempo para uno mismo, sean algunas de las
razones por las que muchas personas al ir envejeciendo se
vuelvan cada vez más contemplativas y reflexivas. En efec-
to, la última etapa del ciclo vital se caracteriza en la mayo-
ría de casos por la tolerancia, la serenidad y la comprensión,
y el hecho de saber disfrutar de este estado de madurez es
mostrarse más vivo que nunca. En algunas sociedades los
ancianos son tratados con gran respeto y veneración ya que
aportan su experiencia y sabiduría, sin embargo en nuestra
sociedad industrial, en la que prevalece el gusto por lo
nuevo y lo joven, no se considera a las personas mayores del
todo valiosas, sino más bien como una carga.
Parece que a medida que las personas se van haciendo
mayores se acercan a la religión, se replantean sus creencias
y a menudo se preguntan por la existencia de otra vida, es
decir, hay un renacer a la espiritualidad. Curiosamente al-
gunos que nunca se preocuparon por estos temas retornan
ahora a los ritos en los que fueron iniciados de niños, o bien
buscan nuevas formas de espiritualidad en otros grupos
religiosos.
En todas las épocas y culturas el hombre ha tenido nece-
sidad de creer en algo más allá de la vida cotidiana y, así,
una constante ha sido preguntarse por el sentido de la vida
y la existencia del alma humana, en definitiva, sobre la
muerte y la vida después de la muerte. Seguro que a todos
nos sorprende el milagro de la vida y la formación del Uni-
verso y nos maravillamos por ejemplo de ver formarse una
nueva vida a partir de un óvulo y un espermatozoide, aun-
que existan todo tipo explicaciones científicas es algo que en
el fondo se escapa a nuestra comprensión.
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BIBLIOGRAFÍA
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DIRECTORA: OLGA CASTANYER
1. Relatos para el crecimiento personal. CARLOS ALEMANY (ED.). (6ª ed.)
2. La asertividad: expresión de una sana autoestima. OLGA CASTANYER. (27ª ed.)
3. Comprendiendo cómo somos. Dimensiones de la personalidad. A. GIMENO-BAYÓN. (5ª ed.)
4. Aprendiendo a vivir. Manual contra el aburrimiento y la prisa. ESPERANZA BORÚS. (5ª ed.)
5. ¿Qué es el narcisismo? JOSÉ LUIS TRECHERA. (2ª ed.)
6. Manual práctico de P.N.L. Programación neurolingüística. RAMIRO J. ÁLVAREZ. (5ª ed.)
7. El cuerpo vivenciado y analizado. CARLOS ALEMANY Y VÍCTOR GARCÍA (EDS.)
8. Manual de Terapia Infantil Gestáltica. LORETTA ZAIRA CORNEJO PAROLINI. (5ª ed.)
9. Viajes hacia uno mismo. Diario de un psicoterapeuta en la postmodernidad. FERNANDO
JIMÉNEZ HERNÁNDEZ-PINZÓN. (2ª ed.)
10. Cuerpo y Psicoanálisis. Por un psicoanálisis más activo. JEAN SARKISSOFF. (2ª ed.)
11. Dinámica de grupos. Cincuenta años después. LUIS LÓPEZ-YARTO ELIZALDE. (7ª ed.)
12. El eneagrama de nuestras relaciones. MARIA-ANNE GALLEN - HANS NEIDHARDT. (5ª ed.)
13. ¿Por qué me culpabilizo tanto? Un análisis psicológico de los sentimientos de culpa.
LUIS ZABALEGUI. (3ª ed.)
14. La relación de ayuda: De Rogers a Carkhuff. BRUNO GIORDANI. (3ª ed.)
15. La fantasía como terapia de la personalidad. F. JIMÉNEZ HERNÁNDEZ-PINZÓN. (2ª ed.)
16. La homosexualidad: un debate abierto. JAVIER GAFO (ED.). (3ª ed.)
17. Diario de un asombro. ANTONIO GARCÍA RUBIO. (3ª ed.)
18. Descubre tu perfil de personalidad en el eneagrama. DON RICHARD RISO. (6ª ed.)
19. El manantial escondido. La dimensión espiritual de la terapia. THOMAS HART.
20. Treinta palabras para la madurez. JOSÉ ANTONIO GARCÍA-MONGE. (11ª ed.)
21. Terapia Zen. DAVID BRAZIER. (2ª ed.)
22. Sencillamente cuerdo. La espiritualidad de la salud mental. GERALD MAY.
23. Aprender de Oriente: Lo cotidiano, lo lento y lo callado. JUAN MASIÁ CLAVEL.
24. Pensamientos del caminante. M. SCOTT PECK.
25. Cuando el problema es la solución. Aproximación al enfoque estratégico.
RAMIRO J. ÁLVAREZ. (2ª ed.)
26. Cómo llegar a ser un adulto. Manual sobre la integración psicológica y espiritual.
DAVID RICHO. (3ª ed.)
27. El acompañante desconocido. De cómo lo masculino y lo femenino que hay en cada
uno de nosotros afecta a nuestras relaciones. JOHN A. SANFORD.
28. Vivir la propia muerte. STANLEY KELEMAN.
29. El ciclo de la vida: Una visión sistémica de la familia.
ASCENSIÓN BELART - MARÍA FERRER. (3ª ed.)
30. Yo, limitado. Pistas para descubrir y comprender nuestras minusvalías.
MIGUEL ÁNGEL CONESA FERRER.
31. Lograr buenas notas con apenas ansiedad. Guía básica para sobrevivir a los
exámenes. KEVIN FLANAGAN.
32. Alí Babá y los cuarenta ladrones. Cómo volverse verdaderamente rico. VERENA KAST.
33. Cuando el amor se encuentra con el miedo. DAVID RICHO. (3ª ed.)
34. Anhelos del corazón. Integración psicológica y espiritualidad. WILKIE AU - NOREEN
CANNON. (2ª ed.)
35. Vivir y morir conscientemente. IOSU CABODEVILLA. (4ª ed.)
36. Para comprender la adicción al juego. MARÍA PRIETO URSÚA.
37. Psicoterapia psicodramática individual. TEODORO HERRANZ CASTILLO.
38. El comer emocional. EDWARD ABRAMSON. (2ª ed.)
39. Crecer en intimidad. Guía para mejorar las relaciones interpersonales.
JOHN AMODEO - KRIS WENTWORTH. (2ª ed.)
40. Diario de una maestra y de sus cuarenta alumnos. ISABEL AGÜERA ESPEJO-SAAVEDRA.
41. Valórate por la felicidad que alcances. XAVIER MORENO LARA.
42. Pensándolo bien... Guía práctica para asomarse a la realidad. RAMIRO J. ÁLVAREZ.
43. Límites, fronteras y relaciones. Cómo conocerse, protegerse y disfrutar de uno mismo.
CHARLES L. WHITFIELD.
44. Humanizar el encuentro con el sufrimiento. JOSÉ CARLOS BERMEJO.
45. Para que la vida te sorprenda. MATILDE DE TORRES. (2ª ed.)
46. El Buda que siente y padece. Psicología budista sobre el carácter, la adversidad y
la pasión. DAVID BRAZIER.
47. Hijos que no se van. La dificultad de abandonar el hogar. JORGE BARRACA.
48. Palabras para una vida con sentido. Mª. ÁNGELES NOBLEJAS. (2ª ed.)
49. Cómo llevarnos bien con nuestros deseos. PHILIP SHELDRAKE.
50. Cómo no hacer el tonto por la vida. Puesta a punto práctica del altruismo.
LUIS CENCILLO. (2ª ed.)
51. Emociones: Una guía interna. Cuáles sigo y cuáles no. LESLIE S. GREENBERG. (3ª ed.)
52. Éxito y fracaso. Cómo vivirlos con acierto. AMADO RAMÍREZ VILLAFÁÑEZ.
53. Desarrollo de la armonía interior. La construcción de una personalidad positiva. JUAN
ANTONIO BERNAD.
54. Introducción al Role-Playing pedagógico. PABLO POBLACIÓN KNAPPE y ELISA LÓPEZ
BARBERÁ Y COLS.
55. Cartas a Pedro. Guía para un psicoterapeuta que empieza. LORETTA CORNEJO.
56. El guión de vida. JOSÉ LUIS MARTORELL.
57. Somos lo mejor que tenemos. ISABEL AGÜERA ESPEJO-SAAVEDRA.
58. El niño que seguía la barca. Intervenciones sistémicas sobre los juegos familiares.
GIULIANA PRATA; MARIA VIGNATO y SUSANA BULLRICH.
59. Amor y traición. JOHN AMODEO.
60. El amor. Una visión somática. STANLEY KELEMAN.
61. A la búsqueda de nuestro genio interior: Cómo cultivarlo y a dónde nos guía.
KEVIN FLANAGAN.
62. A corazón abierto.Confesiones de un psicoterapeuta. F. JIMÉNEZ HERNÁNDEZ-PINZÓN.
63. En vísperas de morir. Psicología, espiritualidad y crecimiento personal.
IOSU CABODEVILLA ERASO.
64. ¿Por qué no logro ser asertivo? OLGA CASTANYER Y ESTELA ORTEGA. (5ª ed.)
65. El diario íntimo: buceando hacia el yo profundo. JOSÉ-VICENTE BONET, S.J. (2ª ed.)
66. Caminos sapienciales de Oriente. JUAN MASIÁ.
67. Superar la ansiedad y el miedo. Un programa paso a paso. PEDRO MORENO. (7ª ed.)
68. El matrimonio como desafío. Destrezas para vivirlo en plenitud. KATHLEEN R. FISCHER y
THOMAS N. HART.
69. La posada de los peregrinos. Una aproximación al Arte de Vivir. ESPERANZA BORÚS.
70. Realizarse mediante la magia de las coincidencias. Práctica de la sincronicidad
mediante los cuentos. JEAN-PASCAL DEBAILLEUL y CATHERINE FOURGEAU.
71. Psicoanálisis para educar mejor. FERNANDO JIMÉNEZ HERNÁNDEZ-PINZÓN.
72. Desde mi ventana. Pensamientos de autoliberación. PEDRO MIGUEL LAMET.
73. En busca de la sonrisa perdida. La psicoterapia y la revelación del ser.
JEAN SARKISSOFF.
74. La pareja y la comunicación. La importancia del diálogo para la plenitud y la
longevidad de la pareja. Casos y reflexiones. PATRICE CUDICIO y CATHERINE CUDICIO.
75. Ante la enfermedad de Alzheimer. Pistas para cuidadores y familiares. MARGA NIETO
CARRERO. (2ª ed.)
76. Me comunico... Luego existo. Una historia de encuentros y desencuentros. JESÚS DE LA
GÁNDARA MARTÍN.
77. La nueva sofrología. Guía práctica para todos. CLAUDE IMBERT.
78. Cuando el silencio habla. MATILDE DE TORRES VILLAGRÁ. (2ª ed.)
79. Atajos de sabiduría. CARLOS DÍAZ.
80. ¿Qué nos humaniza? ¿Qué nos deshumaniza? Ensayo de una ética desde la psicolo-
gía. RAMÓN ROSAL CORTÉS.
81. Más allá del individualismo. RAFAEL REDONDO.
82. La terapia centrada en la persona hoy. Nuevos avances en la teoría y en la práctica.
DAVE MEARNS y BRIAN THORNE.
83. La técnica de los movimientos oculares. La promesa potencial de un nuevo avance psico-
terapéutico. FRED FRIEDBERG. INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA POR RAMIRO J. ÁLVAREZ
84. No seas tu peor enemigo... ¡...Cuando puedes ser tu mejor amigo! ANN-M. MCMAHON.
85. La memoria corporal. Bases teóricas de la diafreoterapia. LUZ CASASNOVAS SUSANNA.
86. Atrapando la felicidad con redes pequeñas. IGNACIO BERCIANO PÉREZ. CON LA COLABORA-
CIÓN DE ITZIAR BARRENENGOA. (2ª ed.)
87. C.G. Jung. Vida, obra y psicoterapia. M. PILAR QUIROGA MÉNDEZ.
88. Crecer en grupo. Una aproximación desde el enfoque centrado en la persona.
BARTOMEU BARCELÓ.
89. Automanejo emocional. Pautas para la intervención cognitiva con grupos.
ALEJANDRO BELLO GÓMEZ, ANTONIO CREGO DÍAZ.
90. La magia de la metáfora. 77 relatos breves para educadores, formadores y
pensadores. NICK OWEN.
91. Cómo volverse enfermo mental. JOSÉ LUÍS PIO ABREU.
92. Psicoterapia y espiritualidad. La integración de la dimensión espiritual en la práctica
terapéutica. AGNETA SCHREURS.
93. Fluir en la adversidad. AMADO RAMÍREZ VILLAFÁÑEZ.
94. La psicología del soltero: Entre el mito y la realidad. JUAN ANTONIO BERNAD.
95. Un corazón auténtico. Un camino de ocho tramos hacia un amor en la madurez. JOHN
AMODEO.
96. Luz, más luz. Lecciones de filosofía vital de un psiquiatra. BENITO PERAL.
97. Tratado de la insoportabilidad, la envidia y otras “virtudes” humanas. LUIS RAIMUNDO
GUERRA. (2ª ed.)
98. Crecimiento personal: Aportaciones de Oriente y Occidente. MÓNICA RODRÍGUEZ-ZAFRA (ED.).
99. El futuro se decide antes de nacer. La terapia de la vida intrauterina. CLAUDE IMBERT.
100. Cuando lo perfecto no es suficiente. Estrategias para hacer frente al perfeccionismo.
MARTIN M. ANTONY - RICHARD P. SWINSON. (2ª ed.)
101. Los personajes en tu interior. Amigándote con tus emociones más profundas. JOY CLOUG.
102. La conquista del propio respeto. Manual de responsabilidad personal. THOM RUTLEDGE.
103. El pico del Quetzal. Sencillas conversaciones para restablecer la esperazanza en el
futuro. MARGARET J. WHEATLEY.
104. Dominar las crisis de ansiedad. Una guía para pacientes. PEDRO MORENO, JULIO C.
MARTÍN. (5ª ed.)
105. El tiempo regalado. La madurez como desafío. IRENE ESTRADA ENA.
106. Enseñar a convivir no es tan difícil. Para quienes no saben qué hacer con sus hijos, o
con sus alumnos. MANUEL SEGURA MORALES. (8ª ed.)
107. Encrucijada emocional. Miedo (ansiedad), tristeza (depresión), rabia (violencia), alegría
(euforia). KARMELO BIZKARRA. (3ª ed.)
108. Vencer la depresión. Técnicas psicológicas que te ayudarán. MARISA BOSQUED.
109. Cuando me encuentro con el capitán Garfio... (no) me engancho. La práctica en psico-
terapia gestalt. ÁNGELES MARTÍN Y CARMEN VÁZQUEZ.
110. La mente o la vida. Una aproximación a la Terapia de Aceptación y Compromiso.
JORGE BARRACA MAIRAL. (2ª ed.)
111. ¡Deja de controlarme! Qué hacer cuando la persona a la que queremos ejerce un
dominio excesivo sobre nosotros. RICHARD J. STENACK.
112. Responde a tu llamada. Una guía para la realización de nuestro objetivo vital más pro-
fundo. JOHN P. SCHUSTER.
113. Terapia meditativa. Un proceso de curación desde nuestro interior. MICHAEL L. EMMONS,
PH.D. Y JANET EMMONS, M.S.
114. El espíritu de organizarse. Destrezas para encontrar el significado a sus tareas. PAMELA
KRISTAN.
115. Adelgazar: el esfuerzo posible. Un sistema gradual para superar la obesidad. AGUSTÍN
CÓZAR.
116. Crecer en la crisis. Cómo recuperar el equilibrio perdido. ALEJANDRO ROCAMORA. (2ª ed.)
117. Rabia sana. Cómo ayudar a niños y adolescentes a manejar su rabia. BERNARD
GOLDEN, PH. D.
118. Manipuladores cotidianos. Manual de supervivencia. JUAN CARLOS VICENTE CASADO.
119. Manejar y superar el estrés. Cómo alcanzar una vida más equilibrada. ANN WILLIAMSON.
120. La integración de la terapia experiencial y la terapia breve. Un manual para terapeutas
y consejeros. BALA JAISON.
121. Este no es un libro de autoayuda. Tratado de la suerte, el amor y la felicidad. LUIS
RAIMUNDO GUERRA.
122. Psiquiatría para el no iniciado.RAFA EUBA.
123. El poder curativo del ayuno. Recuperando un camino olvidado hacia la salud. KARMELO
BIZKARRA. (2ª ed.)
124. Vivir lo que somos. Cuatro actitudes y un camino. ENRIQUE MARTÍNEZ LOZANO. (3ª ed.)
125. La espiritualidad en el final de la vida. Una inmersión en las fronteras de la ciencia.
IOSU CABODEVILLA ERASO.
126. Regreso a la conciencia. AMADO RAMÍREZ.
127. Las constelaciones familiares. En resonancia con la vida. PETER BOURQUIN. (2ª ed.)
128. El libro del éxito para vagos. Descubra lo que realmente quiere y cómo conseguirlo sin
estrés. THOMAS HOHENSEE.
129. Yo no valgo menos. Sugerencias cognitivo- humanistas para afrontar la culpa y la ver-
güenza. OLGA CASTANYER.
130. Manual de Terapia Gestáltica aplicada a los adolescentes. LORETTA ZAIRA CORNEJO.
131. ¿Para qué sirve el cerebro? Manual para principiantes. JAVIER TIRAPU.
132. Esos seres inquietos. Claves para combatir la ansiedad y las obsesiones. AMADO
RAMÍREZ VILLAFÁÑEZ.
Serie MAIOR
1. Anatomía Emocional. La estructura de la experiencia somática STANLEY KELEMAN. (6ª ed.)
2. La experiencia somática. Formación de un yo personal. STANLEY KELEMAN. (2ª ed.)
3. Psicoanálisis y análisis corporal de la relación. ANDRÉ LAPIERRE.
4. Psicodrama. Teoría y práctica. JOSÉ AGUSTÍN RAMÍREZ. (3ª ed.)
5. 14 Aprendizajes vitales. CARLOS ALEMANY (ED.). (11ª ed.)
6. Psique y Soma. Terapia bioenergética. JOSÉ AGUSTÍN RAMÍREZ.
7. Crecer bebiendo del propio pozo.Taller de crecimiento personal.
CARLOS RAFAEL CABARRÚS, S.J. (11ª ed.)
8. Las voces del cuerpo. Respiración, sonido y movimiento en el proceso terapéutico.
CAROLYN J. BRADDOCK.
9. Para ser uno mismo. De la opacidad a la transparencia. JUAN MASIÁ CLAVEL
10. Vivencias desde el Enneagrama. MAITE MELENDO. (3ª ed.)
11. Codependencia. La dependencia controladora. La depencencia sumisa. DOROTHY MAY.
12. Cuaderno de Bitácora, para acompañar caminantes. Guía psico-histórico-espiritual.
CARLOS RAFAEL CABARRÚS. (4ª ed.)
13. Del ¡viva los novios! al ¡ya no te aguanto! Para el comienzo de una relación en
pareja y una convivencia más inteligente. EUSEBIO LÓPEZ. (2ª ed.)
14. La vida maestra. El cotidiano como proceso de realización personal. JOSÉ MARÍA TORO.
15. Los registros del deseo. Del afecto, el amor y otras pasiones. CARLOS DOMÍNGUEZ
MORANO. (2ª ed.)
16. Psicoterapia integradora humanista. Manual para el tratamiento de 33 problemas
psicosensoriales, cognitivos y emocionales. ANA GIMENO-BAYÓN Y RAMÓN ROSAL.
17. Deja que tu cuerpo interprete tus sueños. EUGENE T. GENDLIN.
18. Cómo afrontar los desafíos de la vida. CHRIS L. KLEINKE.
19. El valor terapéutico del humor. ÁNGEL RZ. IDÍGORAS (ED.). (3ª ed.)
20. Aumenta tu creatividad mental en ocho días. RON DALRYMPLE, PH.D., F.R.C.
21. El hombre, la razón y el instinto. JOSÉ Mª PORTA TOVAR.
22. Guía práctica del trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Pistas para su liberación.
BRUCE M. HYMAN Y CHERRY PEDRICK.
23. La comunidad terapéutica y las adicciones Teoría, Modelo y Método. GEORGE DE LEON.
24. El humor y el bienestar en las intervenciones clínicas. WALEED A. SALAMEH Y WILLIAM F.
FRY.
25. El manejo de la agresividad. Manual de tratamiento completo para profesionales.
HOWARD KASSINOVE Y RAYMOND CHIP TAFRATE.
26. Agujeros negros de la mente. Claves de salud psíquica. JOSÉ L. TRECHERA.
27. Cuerpo, cultura y educación. JORDI PLANELLA RIBERA.
28. Reír y aprender. 95 técnicas para emplear el humor en la formación. DONI TAMBLYN.
29. Manual práctico de psicoterapia gestalt. ÁNGELES MARTÍN. (3ª ed.)
30. Más magia de la metáfora. Relatos de sabiduría para aquellas personas que tengan a
su cargo la tarea de Liderar, Influenciar y Motivar. NICK OWEN
31. Pensar bien - Sentirse bien. Manual práctico de terapia cognitivo-conductual para niños
y adolescentes. PAUL STALLARD.
32. Ansiedad y sobreactivación. Guía práctica de entrenamiento en control respiratorio.
PABLO RODRÍGUEZ CORREA.