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A vatares de la R eforma

P olítica C apitalina
H ubo una vez así un D istrito F ederal M exicano

Con comentarios al Decreto de Reforma Política de la Ciudad de México,


aprobado por el Senado de la República el 28 de abril de 2015

J osé L uis L ópez C havarría

FUNDAp
Fundación Universitaria de Derecho, Administración y Política,
Colección FUNDAp Política y Administración Pública
2015
V . E l D i s t r it o F e d e r a l d e s d e
UNA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA

l . La problemática que ello representa

La sola perspectiva formal presentada hasta ahora, no nos permitiría compren­


der en toda su magnitud, la compleja realidad y grandes problemas a los que se
enfrenta el Distrito Federal, se requiere el concurso interdisciplinario, como la
Historia, la Sociología, la Ciencia Política, la Demografía, la Economía. Se trata,
como señala Hira de Gortari, no sólo de una cuestión académica, sino sin exa­
gerar de un asunto de sobrevivencia155.
Hablar del Distrito Federal es referirse a una compleja y contrastante reali­
dad, ya que por un lado, tenemos su majestuosa arquitectura, su impresionante
infraestructura urbana, su intensa actividad económica, social y cultural. Pero,
por otra parte, es denotar su grave problemática, las zonas marginales, el haci­
namiento poblacional, la contaminación ambiental, el congestionamiento vial,
el desempleo y la inseguridad pública, y desde luego, su explosión demográfica.
Ese paradójico contexto provoca que no obstante la impresionante cantidad
de servicios públicos que a diario se prestan, todavía tenga un gran déficit; que
junto a las lujosas zonas habitacionales se localicen asentamientos irregulares,
o que en las aceras de los grandes centros comerciales se desenvuelva el ambu-
lantaje.
En el terreno académico las cosas no resultan sencillas, ante el hecho de que
los estudios sobre el Distrito Federal aún son escasos, lo que obliga ir entre­
sacando datos de tal o cual artículo, del Capítulo de algún libro y de las colum­
nas periodísticas.

155 En “¿Un modelo de urbanización? La Ciudad de México a finales del siglo XIX”. En Secuencia, núm. 8,
mayo-agosto. México, 1987, p. 42.

121
122 A v a t a r e s d e l a R e f o r m a P o l ít ic a C a p it a l in a

En tales circunstancias, a grandes pinceladas desarrollamos el presente Ca­


pítulo, con el único propósito de que se pueda valorar en su exacta dimensión
una temática tan extensa, tan interesante y tan compleja.

2. B reve Panorám ic a d e l D is t r it o F ederal en el S ig l o X IX

Evocar al Distrito Federal del Siglo XIX nos provoca gran emoción y nostalgia,
por su pasado y su grandeza, de su entorno orográfico sobresale el cinturón
purpúreo y el verde de sus agrestes montañas, los dos majestuosos y nevados
volcanes: Popocatépetl, en forma de cono perfecto, y el Iztaccíhuatl, como una
ninfa dormida; diversas aves migratorias surcaban los lagos cercanos, en los
cuales los pescadores arrojaban sus redes sobre las plácidas aguas156.
El perímetro original del Distrito Federal fue circular teniendo como Centro
la Plaza Mayor, su radio se fijó en dos leguas157 (unos once mil metros aproxi­
madamente); según Gerald Louis M cGowan: “la superficie original de la Capital
limitó al sur en lo que hoy es el Circuito Interior y el Viaducto Tlalpan, al po­
niente hasta el Toreo de Cuatro Caminos, al norte hasta el río de los Remedios y
al oriente hasta el aeropuerto actual”158.
Las cr ó n ic a s de la época se refieren a los lejanos poblados de Tlalpan, Iztapa-
lapa o Xochimilco, los cuales se concurrían para día de campo, como feligrés de
alguna peregrinación religiosa, o para realizar el tradicional paseo en trajinera.
Al respecto M a n u e l O r o z c o y B e r r a señaló “en el Distrito Federal de esa épo­
ca, comprendió 2 villas, 29 pueblos, 89 barrios, 16 haciendas, 22 ranchos, 8
huertas, 2 molinos y el fuerte de Chapultepec”159.
El Distrito Federal desde siempre constituyó el Centro Político, Social y Eco­
nómico del país, en el otrora Palacio Virreinal se asentó el Palacio Nacional y la
consiguiente burocracia; el Ayuntamiento se situó en un recinto al costado sur
de la Plaza de la Constitución; en el costado occidental se localizó el Monte de
Piedad una casa de préstamos administrada por el Estado. El resto de la Plaza la

«6 En J onathan Kandell. La capital. La historia de la Ciudad de México. Javier Vergara. Buenos Aires, 1990»
p. 286.
157 Recuérdese el Decreto del 18 de noviembre de 1824.
«8
Cfr., G erald Louis M c G owan . El Distrito Federal de dos leguas, como el Estado de México perdió su capi­
tal. El Colegio Mexiquense. México, 1991, p. 20.
159 Su trabajo es “La Ciudad de México”. Publicado en Diccionario universal de geografía e historia. Imprea-
ta de F. Escalante y Cia. México, 1854, y que se reproduce en la obra Antología de lecturas siglos XVI-XX.
SEP. México, 1995, p. 74.
El D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica 123

delimitaban la Catedral y diversos negocios comerciales situados debajo de las


arcadas coloniales160.
La imagen arquitectónica del Distrito Federal reflejaba los 300 años de pe­
riodo colonial, “ciudad cuadriculada que constituía el asombro de sus visitantes
por la riqueza de su arquitectura, visible en los ornamentos de sus construccio­
nes y edificios”161.
En la Ciudad de México de 1824 se apreciaban distintas zonas habitacionales,
el casco urbano ocupado por la sociedad blanca, mientras que los barrios perifé­
ricos alojaron a los indios; las edificaciones sólidas y de varios pisos propiedad
de los españoles y criollos, que contrastaban con las habitaciones exiguas y de
una sola pieza de los demás habitantes162.
Se calcula que en el Distrito Federal de 1824 había apenas unos 200 mil habi­
tantes, cinco décadas y media después (1880) ya se contaba con 300 mil, de esa
cifra poblacional 40 mil eran indígenas; Manuel Payno describió una extensa
barriada indígena situada al norte de la Capital:

“era una aglomeración de chozas de lodo y palo que semejaba moradas de cas­
tores. Desde la orilla del camino, la aldea parecía abandonada, salvo por los pe­
rros sarnosos que yacían en las callejuelas de tierra, los burros que comían hierbas
arrancándolas de las paredes de barro de las casas y algunas indias que tejían en
sus umbrales. Los hombres y los niños habían partido antes del amanecer con sus
redes y sus lanzas a pescar ranas en el lago Texcoco, o a recoger entre las cañas
acuáticas huevos de mosquito que se machacaban, se secaban y se utilizaban para
confeccionar pastelitos, y más tarde se ofrecían en venta como golosinas en los
mercados de la capital. Otros se empleaban como jornaleros temporales en las ha­
ciendas cercanas”163

A diferencia de tal paisaje bucólico, en el casco urbano, el escritor Brantz


Mayer refiere como al asomarse por su balcón una mañana:

“bellas mujeres, oída su misa, volvían presurosas a casa; pasaban monjes viejos
metidos en sus hábitos encapuchados; el carnicero arreaba su burro, con su alacena
peripatética cargada de carnes de diversas clases... era una escena hermosa y grata,
digna del pincel de Canaleto, el gran pintor de ciudades, quien sin duda habría ha­
llado sus complacencias en la notable pureza y diafanidad de la atmósfera, al través

160 Al respecto véase J onathan K andell. La capital... Op. Cit., pp. 286-87.
161 H ira de G ortari R abiela, R egina H ernández F ranyuti (comps). Memorias y encuentros: La Ciudad de
México y el Distrito Federal. Vol. II, DDF-Instituto Mora. México, 1988, p. 5.
** Ibídem.
163 Los bandidos de Río Frío. Porrúa. México, 1945, cit., por J onathan K andell. La capital... Op. Cit., p. 294.
124 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

de la cual las colinas lejanas, situadas a unas veinte millas de distancia, parecían un
cercado puesto en el extremo de la calle”164

En otro cuadro costumbrista de la época, la marquesa F r a n c is C a l d e r ó n d e


la cónyuge del Primer Embajador de España del México independiente,
Barca,
destacó como para las clases pudientes que tenían criados para adquirir los
artículos domésticos de primera necesidad, la media mañana era el momento
para disfrutar de la Alameda, situada apenas unas calles al oeste del zócalo.

“A través de su frondoso dosel se filtraban pequeñas cataratas de luz del sol. La


fragancia de las flores, el canto de los grillos y el gorjeo de los pájaros aumentaban
la serenidad del parque. Se iba a la Alameda para ser visto por los propios iguales.
Los hombres se pavoneaban sobre sus caballos. Las mujeres nunca bajaban de sus
carruajes. En cuanto a caminar, se consideraba totalmente anticuado, inmoral y
vulgar, al fin y al cabo, cualquiera tiene pies, pero sólo las damas tienen carruajes,
y una mezcla de aristocracia y haraganería impide a las damas mexicanas profanar
las plantas de sus pies por el contacto con la madre tierra”165

En todas las vías de acceso al Distrito Federal existieron aduanas, lo que pro­
vocó ciertas aglomeraciones, puesto que carretas tiradas por animales se tam­
baleaban bajo sus cargas, en espera de la revisión fiscal y el pase correspon­
diente; según la descripción que hace J o n a t h a n K a n d e l l “entre los muros de
las aduanas, los inspectores tropezaban y hurgaban entre montones de cajas,
barriles y costales, mientras los campesinos, arrieros, mercaderes y visitantes
extranjeros agitaban frenéticamente sus documentos, voceando para llamar la
atención de los adustos burócratas”166.
Había solamente 25 policías municipales y algunas decenas de guardias de
mercado en la Capital. También se disponía de una fuerza de Seguridad Pública
paramilitar de 350 cincuenta hombres; sin embargo, después de ocultarse el
sol, la protección se confiaba principalmente a s e r e n o s desarmados, quienes se
ganaban apenas la vida con las propinas de los vecinos; a veces, los clamores

164 En su obra México, lo quefu e y lo que es. FCE. México, 1953, y que se reproduce en la obra Antología ele
lecturas siglos XVI-XX. Op. Cit, p. 75.
165 La obra desde luego es Life in México During a residence o f Two Years in that Country. Doubleday.
Nueva York, 1966, citado por J onathan K andell. La capital... Op. Cit. 289; para profundizar en la obra de
la autora que nos ocupa, véase M aría B ono L ópez. “F rancis E rskine I ngus C alderón de la Barca y el mundo
indígena mexicano”. En La imagen del México decimonónico de los extranjeros: ¿Un Estado-Nación o
un mosaico plurinadonal? UNAM. México, 2002, pp. 155-216.
166
En La capital... Op. Cit., p. 286.
E l D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica

de una víctima atraían a varios se r e n o s, los cuales corrían hacia el delincuente


tratando de asustarle y someterle con sus gritos y sus agudos silbidos, aunque
su mala fama era porque se quedaban dormidos por el estado de ebriedad, en
las aceras o en los portales167.
Los enfrentamientos y revueltas que caracterizaron la Historia del país du­
rante el Siglo XIX, desquiciaron la actividad económica y social, desde luego la
Capital no fue la excepción, así por ejemplo se señala, que la evasión impositiva
redujo en dos tercios las rentas públicas de la Ciudad de México, con desastrosas
consecuencias para poder prestar los de por sí escasos servicios urbanos, sobre
todo en los barrios pobres, al grado de que casi se interrumpieron, de tal suerte
que “la recolección de basura y de desperdicios humanos cesó prácticamente en
las zonas de clase baja. La basura se amontonó contra las vecindades y las cho­
zas, y finalmente se acumuló en montículos enormes en las plazas y las calles,
bloqueando el tráfico y envolviendo los barrios en una fetidez permanente”168.
Tal situación generó focos de insalubridad y la consiguiente propagación de
terribles epidemias, como la de 1833 de co lera m o rb o , que llevó a los habitantes
de Iztapalapa a pedir piedad al Señor de la Cuevita por la Salud de los que que­
daban vivos, pues dicha calamidad acabó con 14 mil vidas.
En cumplimiento al voto comprometido ante el Señor de la Cuevita, los so­
brevivientes prometieron realizar año con año, lo que posteriormente se convir­
tió en una representación de los pasajes bíblicos de la Pasión de Cristo durante
Semana Santa, desde el año de 1843169.
Entre 1824 y 1845, el ingreso p e r c a p ita de los capitalinos y el resto de la
población en general descendió en más de un tercio, al extremo de que no po­
dían pagar las ceremonias eclesiásticas, la mayoría de las parejas procreaban
sus hijos sin estar casados. Tenían lugares secretos para sepulturas, porque los
cementerios legales podían consumir fácilmente sus ahorros.
Al decir de la señora C a l d e r ó n d e l a B a r c a , casi todas las mansiones aristo­
cráticas que ella conoció mostraban signos de deterioro: “haciendo que estas
residencias pareciesen una especie de mestizaje entre un palacio y un pajar; el
esplendor del uno, la incomodidad del otro”170.

167 ídem, p. 293-94.


168 ídem, p. 291.
189 Véase al respecto M ariangela R odríguez. Hacia la estrella con la pasión y la ciudad a cuestas. Semana
Santa en Iztapalapa. Ediciones de la Casa Chata. México, 1991, pp. 69 y ss.
170 En Life in México During a Residence ofTw o Years in that Country, citado por J onathan K andell. La
Capital... Op. Cit., p. 299.
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Incluso algunos criollos a quienes ella presuponía enormemente adinerados


estaban en realidad cerca del colapso económico, describió:

“a Francisco J osé Fagoaga, hijo del principal minero-comerciante-terrateniente de


fines del período colonial, como persona de excelente gusto y gentil hombre cabal,
y su casa, que es una de las más hermosas de México, posee el ornato tan escaso
en este país: cuadros bien elegidos. No obstante, ese mismo año, 1841, Fagoaga
entró en quiebra y vendió todo, incluyendo su colección de arte, para cumplir sus
obligaciones”171

Varios mexicanos pudientes ingresaron al ejército como oficiales, tal deci­


sión los motivó a alcanzar un estatus social, no la vocación por las armas. Otros
criollos menos opulentos, en cambio, tomaron en serio la carrera militar, pues
era su única posibilidad de progreso social, aunque lamentablemente más tarde
descubrieron, también, el enriquecimiento personal.
A la complicada situación financiera del país se sumó la permanente inesta­
bilidad política, un dato revelador lo constituyen los 42 cambios de Gobierno
efectuados entre 1821 y 1855, en los que la Presidencia de la República pasaba
de las manos de un general a las de otro.
Incluso el Presidente J uárez tuvo que abandonar la Capital del país -3 1 de
mayo de 1863-, en una ruta itinerante por varios Estados para así poder reor­
ganizar el maltrecho Gobierno Nacional.
El 10 de junio de 1863, el ejército invasor francés ocupó la Capital en medio
de una algarabía organizada por los conservadores y el clero; al decir de J ona-
t h a n Kandell, el General en Jefe, Forey, envió un mensaje al Ministro de Guerra

en París, en el que expresó:

“acabo de entrar en la Ciudad de México a la cabeza del ejército... Toda la población


de esta capital nos ha dado la bienvenida con un entusiasmo lindante con el deli­
rio. Los soldados de Francia estaban literalmente aplastados bajo las guirnaldas y
ramilletes”172

Cuando J u á r e z fallece en 1872, al inicio de su cuarto periodo presidencial, Mé­


xico se hallaba todavía preso del caos político y social. El campo estaba plagado
de rebeliones campesinas y cuatreros cuyas filas eran aumentadas por soldados

171 Ibídem.
172 En su obra La Capital... Op. Cit., p. 329.
El D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica 12 7

del ejército que habían sido degradados. En la Ciudad de México había más de­
lincuentes y mendigos que nunca. Cada sector económico estaba paralizado. La
Revolución Industrial no había llegado al país. El erario estaba vacío y el Gobier­
no no podía cumplir con los servicios públicos básicos. La Nación tenía una gran
deuda pública, por lo que su clasificación crediticia era pésima. No había inversio­
nes extranjeras, y los nacionales que poseían capital no se atrevían a arriesgarlo.

3. E l D istrito F ederal durante el P orfiriato


El Gobierno del general Porfirio Díaz ocupa un lugar importante y prolongado
en la Historia del país, al grado que el periodo comprendido entre 1876 y 1911,
en el que se desempeñó ocho veces como Presidente de la República, se conoce
como Porfiriato.
La habilidad militar y sagacidad política del general Porfirio Díaz fueron
determinantes para encumbrarlo como el gran patriarca, que durante muchos
años decidió a su libre albedrío la suerte del país; los férreos mecanismos de
control político y de represión propias de toda dictadura, lograron eliminar a
toda disidencia o rebelión por mínima que fuera; la conocida conseja de “má­
talos en caliente” dirigida al Gobernador de Veracruz Luis M ier y T erán, cons­
tituyó la solución pragmática para alcanzar los propósitos del régimen “poca
política y mucha administración”.
Llegó a ser tan omnímodo su poder, que se impuso a los integrantes de los
demás Poderes de la Unión y aún de los Estados.
Así fuera en tales condiciones, el país pudo lograr estabilidad política y recu­
perarse financieramente; la modernización y el desarrollo alcanzados represen­
taron para la élite capitalina una época dorada, el equivalente mexicano de la
B e lle E p o q u e en París o la E d a d d e l P r iv ile g io en el Londres Victoriano.
Lo lamentable de esto es que sólo la élite fue la que se vio beneficiada con tal
modernización, pues más del 80% de la población permaneció olvidada en el
campo, trabajando en condiciones infrahumanas en los grandes latifundios; en
el sector fabril no había mucho que envidiar, con jomadas laborales de 14 a 16
horas, seis o siete días a la semana, a cambio de míseros salarios.
El Gobierno Federal destinó para la Capital más del 80% de todas las inver­
siones en infraestructura urbana, como asfaltado de calles, suministro de agua,
redes telegráficas, construcción y remodelación de edificios públicos, construc­
ción de escuelas.
12 8 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

En especial destacó la construcción de un nuevo Sistema de Desagüe, que


ayudaría a resolver las inundaciones habituales de la Capital, pues éstas dura­
ban hasta semanas convirtiendo a las calles de la Ciudad en verdaderas lagunas,
motivo por el cual fue calificada como la fétida Venecia que necesita de canoas
para que los transeúntes pudieran trasladarse173.
En el Distrito Federal aumentaron las oficinas en edificios de varios pisos,
construidos de hierro y cemento reforzado con las técnicas utilizadas en Europa
y en Estados Unidos, que le daban un elegante aspecto arquitectónico similar al
de París o Londres.
Los automóviles al igual que los tranvías eléctricos eran cada vez más fre­
cuentes y desplazaban cada vez más a las carretas tiradas por animales; pero
sobre todo, el auge del ferrocarril reforzó la hegemonía política de la Ciudad de
México sobre el resto del país, pues teniendo interconexión con casi todas las lí­
neas ferroviarias, el general Porfirio Díaz podía enviar rápidamente tropas para
sofocar disturbios hasta los poblados más remotos.
Un gran número de postes telefónicos y telegráficos se colocaron entre las
elegantes estatuas, monumentos, camellones con árboles y canteros de flores
del Paseo de la Reforma; destacó el J o c k e y C lu b , situado a unas diez cuadras al
oeste del Zócalo, sitio al cual acudía a divertirse la elite de la época.
El desarrollo urbano alcanzado por el Distrito Federal le causó al general D íaz
una gran satisfacción, sobre todo cuando los visitantes extranjeros le comenta­
ban que esta Ciudad podía compararse con cualquier metrópoli europea174.
De esta manera, el Distrito Federal -para ser más precisos, parte de él-, sim­
bolizó todo lo que faltaba a las demás ciudades del país: poder político, riqueza, ?
urbanidad y brillo cosmopolita. j
Tal situación llevó a que las autoridades de los Estados sintieran gran males- I
tar por estar subvencionando las cuantiosas inversiones públicas; tal sentimien- 1
to se acrecentó con las fastuosas celebraciones que se realizaron con motivo del 1
Centenario del movimiento independentista175. I
Por otra parte, el desarrollo alcanzado por el Distrito Federal alentó el que a
importantes corrientes de emigrantes decidiesen establecerse en él, con lo cu aljfl
la población de la Capital durante el Porfiriato se duplicó, llegando casi al m ed ñ jfl
millón en 1910.
173 ídem, p. 359-60.
174 ídem, pp. 379-380. m
175 ídem, pp. 385-386.
El D is t r it o F e d e r a l d e s d e u n a p e r s p e c t iv a s o c io l ó g ic a

Como hemos referido el remozamiento del Distrito Federal se logró tan sólo
en ciertas zonas de la ciudad, principalmente en el Centro Histórico y colonias
aledañas, puesto que el resto de la Capital siguió padeciendo la falta de infraes­
tructura urbana; un amplio sector de capitalinos vivieron empobrecidos, vis­
tiendo sucios pantalones blancos, harapientos chales negros y huaraches, que
contrastaba con el atavío europeo de los más adinerados: para los hombres,
sombrero tipo hongo, trajes de lana inglesa y botas con cordones; para las mu­
jeres, largos vestidos y sombreros con plumas.

4. El D i s t r i t o F e d e r a l d u r a n t e e l m o v im ie n t o r e v o l u c io n a r io d e

1910
En 1904, se formalizó lo que la sociedad ya esperaba, una nueva reelecció n del
general Díaz, la única variante para dichos comicios federales fueron los cam­
bios introducidos en la R e fo r m a C o n stitu c io n a l d e l 6 d e l m a y o de ese año, con­
sistentes en el restablecimiento de la Vicepresidencia y la ampliación del perio­
do presidencial de cuatro a seis años.
Debido a la cada vez más avanzada edad del general Díaz, los grupos intere­
sados en sucederlo enfocaron más su atención en ocupar la plaza de Vicepresi­
dente; en la que fue la sexta reelección presidencial (1904-1910), Ramón Corral
ocupó tan codiciada posición.
A principios de 1907, el general Díaz, para recuperar su quebrantada salud,
tuvo que abandonar nuevamente la Ciudad de México para dirigirse a la Ha­
cienda de Tenextepango, cerca de Cuantía; para infortunio de los que ya ansia­
ban relevarlo logró recuperarse y pudo terminar su periodo de Gobierno.
Como ya había ocurrido en muchas ocasiones el general Díaz anunció una vez
más su deseo de reelegirse (1910-1916), con ello esfumó las esperanzas de aque­
llos que ilusamente habían creído en su palabra, cuando declaró al periodista
norteamericano Creelman, entre otras cosas, que había pasado por su mente la
idea de retirarse, que inclusive vería con agrado la presencia y organización de
agrupaciones políticas.
El resultado de tan desafortunada decisión política es conocido, pues propi­
ció el estallido revolucionario que buscó hacer una realidad el “sufragio efecti­
vo, no reelección”; dicho movimiento después de una serie de vicisitudes logró
derrocar a tan longevo régimen y obligó a exiliarse a quien durante más de 30
años lo había encabezado.
13 0 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

Como era de esperarse, la sola tr a n sició n p o lític a no fue suficiente para re­
solver los graves problemas sociales, políticos y económicos subyacentes en el
país, lo que explica el sinfín de dificultades a las que se tuvo que enfrentar el
recientemente electo Presidente Francisco I. Madero. En estas circunstancias,
sus ideales no bastaron para calmar los airados reclamos que de todo tipo y que
por todos lados le brotaban, por lo que el torbellino de violencia nuevamente
envolvió al territorio nacional176.
La d e c e n a tr á g ica con sus hechos de sangre y traiciones trajo consigo la
muerte del propio Presidente de la República y la del Vicepresidente, en tan
difíciles condiciones no se pudo pensar siquiera en continuar con el desarrollo
de la infraestructura urbana de la Capital, sino más bien en que ya se reconstrui­
rían los daños causados durante estos años de lucha.
En estos enfrentamientos fratricidas el Distrito Federal fue testigo de los
combates entre los diversos caudillos revolucionarios, que reclamaban para sí
el liderazgo político del movimiento, las calles de la Ciudad de manera pendular
presenciaron la entrada de v illista s y z a p a tis ta s, aunque ya antes habían desfi­
lado las tropas c a r r a n c ista s y o b re g o n ista s; lo importante para los capitalinos
era no perder la vida en alguno de los tantos enfrentamientos armados, o librar­
se de la le v a que los llevaría directamente a alguno de los frentes de batalla.
En una escena común de la Capital se describe como hacía ya días:
“desde que los zapatistas cortaran el caudal de agua potable y el Ayuntamiento
abandonara el servicio de limpia, que las porteras y vecinos volcaban a media calle
sus botes de basura, formando grandes montículos que cuando no se les incinera­
ba, lo que producía molesta humareda, eran desparramadas por los ociosos o por
los chicos traviesos, presentando calles y plazuelas un desolador aspecto de incuria
e inmundicia...
El comercio en general permanecía cerrado, sólo en unos cuantos “puestos” del
interior de los mercados hacíanse pequeñas transacciones, pero en moneda metá­
lica, pues los billetes eran rechazados. El zócalo como de costumbre, convirtióse en
punto de reunión dirigiéndose a él muchas personas en busca de noticias. En los
portales de las Flores y del Ayuntamiento, así como en los patios de ambos Palacios,
encontrábanse ya acampadas haciendo gran algazara muchas mujeres zapatistas”177

176 Algunos relatos de prensa afirman que el avance de Zapata sobre la Ciudad de México, en julio de I9&b
fue tan violento que obligó al cierre de las fábricas textiles de las comunidades periféricas de San Ángely
Contreras al tiempo que difundió el terror por varios barrios del área metropolitana, véase Diane E. Davk .
El leviatán urbano. La ciudad de México en el siglo XX. FCE. México, 1999, p. 71.
177 El párrafo es de la obra de F rancisco Ramírez P lancarte. La Ciudad de México durante la revohicitt
constitucionalista. Impresores Unidos. México, 1940, y que se reproduce en Antología de lecturas s & m
XVI-XX. Op. Cit., pp. 106-107.
El D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica

5. Panorám ic a d e l a s e l e c c io n e s m u n ic ip a l e s e n la C a p it a l e n la

ETAPA POSREVOLUCIONARIA

Con acierto, el jurista J o r g e M a d r a z o ha señalado que una vez que terminó el


movimiento armado iniciado en 1910, la República quedó convertida en un:

“mosaico de generales revolucionarios, líderes obreros y campesinos, caudillos re­


gionales, etcétera; que en forma aislada, desarticulada e independiente, pretendían
llevar a la p ra xis, dentro de cada una de sus regiones de influencia, la vocación
revolucionaria y el ideario social emanado del movimiento. A la par de ellos, los
caciques locales, heredados del porfiriato, intentaban conseguir y asegurar sus per-
sonalísimos intereses y sus núcleos de dominación”178

Además, como suele ocurrir en toda transición y entretanto se define el Sis­


tema de Partidos que caracterizaría al país, se contó con la presencia de gran
cantidad de partidos regionales, muchos de los cuides carecieron de estatutos,
programa y, en algunos casos, hasta de principios.
Resulta en verdad extensa la lista que de estas peculiares organizaciones po­
líticas ha señalado M o r e n o D ía z 179, baste recordar al Partido Socialista del Su­
reste cuyo campo de acción básicamente se circunscribió a Yucatán, el Partido
Socialista Fronterizo en Tamaulipas, el Partido Socialista Agrario en Campeche,
el Partido del Trabajo en Michoacán, el Partido Liberal Constitucional en Jalis­
co, etcétera.
No fue sino hasta el 25 de octubre de 1916 cuando se constituyó el primer
Partido Político con visos nacionales, que agrupó algunas fuerzas revoluciona­
rias constitucionalistas: el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el cual sur­
gió a instancia de C a r r a n z a , O b r e g ó n y P a b l o G o n z á l e z .
En agosto del año siguiente, V e n u s t ia n o C a r r a n z a , viendo que O b r e g ó n había
controlado al PLC, auspició, a través de M a n u e l A g u ir r e B e r l a n g a ( s u Secretario
de Estado) la formación de otro Partido Político Nacional, el Partido Nacional
Cooperativista, cuyo primer presidente fue el General J a c in t o B . T r e v iñ o .
Sin embargo, ninguna de estas organizaciones partidistas tuvo la suficiente
fuerza electoral para definir la orientación política del país o para de antemano
tener asegurado el triunfo, lo que explica que los comicios federales, estatales

■ * En “Los partidos políticos y el federalismo mexicano”. En Revista del Supremo Tribunal de Justicia del
estado de Durango, octubre 1982- marzo 1983, núms. 8 y 9, pp. 35-36.
°* Véase D aniel M oreno D íaz. Lospartidos políticos del México contemporáneo. Costa-Amic editor. México,
1976, p. 118.
13 2 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

o municipales, fuesen muy reñidos, al extremo que muy frecuentemente termi­


naran en tremendos zafarranchos o con la muerte de alguno de los candidatos.
Las elecciones municipales en el Distrito Federal no escaparon a tales signos
de violencia, lo que llevó al propio V arón d e C u a tro C ién e g a s a insistir, el 3 de
octubre de 1918, en la conveniencia de suprimir los Municipios de la Capital
debido a los disturbios que se presentaban180.
Propuso que el Gobierno Local fuera ejercido por un Consejo que debiera de
nombrar el Ejecutivo Federal181.
El asesinato de Carranza impidió que desde entonces los Municipios en el
Distrito Federal fueran suprimidos, no obstante la propuesta de suprimir a los
Municipios subsistió en los gobiernos posteriores, de tal manera que O bregón
al rendir su In fo r m e P r e s id e n c ia l (1922), destacó las pugnas tenidas con varios
de los Ayuntamientos del Distrito Federal, al año siguiente inclusive señaló que
tal situación no podría corregirse hasta en tanto no se dictara una nueva L e y
d e O rg a n iza ció n P o lític a y A d m in istr a tiv a , que fuere más racional y sujeta a
p r in c ip io s rigurosamente té cn ic o s182.
En su In fo r m e P r e s id e n c ia l d e 19 2 4 , O bregón se refirió a los graves distur­
bios e irregularidades presentados en las elecciones municipales de Xochimilco
y Tacuba, al grado de tener que designar a los Consejos Municipales183.
Durante el periodo presidencial de Plutarco Elías Calles (1924-1928), las
quejas respecto de las autoridades municipales continuaron, por lo que al igual
que su predecesor en su In fo r m e d e G o b iern o señaló que tuvo que nombrar al
Consejo Municipal de General Anaya en virtud de que los regidores electos fue­
ron encarcelados por delitos del orden común184.
Creemos que el malestar por la presencia de los Municipios en la Capital se
debió más a intereses políticos que a los disturbios presentados, pues es sabido
que los Ayuntamientos los ganaban los candidatos postulados por el Partido
Cooperativista de J orge Prieto Laurens, quien era uno de los más odiados ad­
versarios del general O bregón.

180
Cfr. J orge C arpizo. “Sistema federal mexicano”. En Estudios constitucionales. UNAM. México, 1980, P-
142.
181 Ibídem.
182
En J ohn W. F. D ulles. Ayer en México. Una crónica de la revolución (1919-1936). FCE. México, 1985, P - ;
26.
163
En Los presidentes de México ante la Nación. T. II. Cámara de Diputados. LII Legislatura. México, 1985. ¡
E l D is t r it o F e d e r a l d e s d e u n a p e r s p e c t iv a s o c io l ó g ic a

Así, la desavenencia entre los Ayuntamientos capitalinos y el Gobierno Fe­


deral no se hizo esperar, situación que ha llevado al profesor R a ú l C on tr er a s
B u s ta m a n te a señalar:

“Los ayuntamientos de la Ciudad de México se convirtieron en el refugio de los opo­


sitores del grupo sonorense que predominó durante los años veinte, con la presen­
cia del antagónico partido cooperativista y dejaron de ser instrumentos de gobierno
local, para ser enclaves de aspiraciones y posiciones partidarias”185

Es de destacar que el funcionamiento de los Ayuntamientos capitalinos no


file lo adecuado que se deseaba, pues como D ia n e E. D a vis ha señalado, los pro­
blemas de coordinación de los servicios urbanos, sobre todo en el área de trans­
porte, debido a que cada Municipio trataba de promulgar su propia Legislación
y enfrentar entre sí a los proveedores de servicios urbanos en competencia. De
igual modo, dado lo pequeño de los Municipios, las bases de la recaudación Lo­
cal fueron insuficientes para costear las grandes inversiones en infraestructura
requeridas para una Ciudad tan vasta e importante186.

6 . P anorám ica de la vid a social y del desarrollo urbano del D is ­


trito F ederal en la segunda década del S iglo X X

Independientemente de las pugnas políticas en la Capital, comenzaron a esta­


blecerse en ella las primeras estaciones de radio, como E l B u e n T on o . En 1925
la Secretaría de Educación Pública inauguró su estación, y más adelante salió al
aire la XEW “La voz de la América Latina desde México”, que llegó a los lugares
más apartados del país.
Las familias cuya capacidad económica se lo permitía pasaban sus momen­
tos de esparcimiento, en teatros, carpas, circos, campos deportivos, salones de
baile -como el Salón México, inaugurado el 20 de abril de 1920-, el Azteca, Ha­
bana, Los Ángeles, etcétera, y los cines que comenzaron a proliferar por todos
los rumbos de la Ciudad.
El Distrito Federal continuó con gran afluencia de inmigrantes, debido a que
la brecha social y económica entre la Capital y los Estados se agrandó aún más.
Los estragos que la Revolución provocó en el campo y la depresión causada por

** En La ciudad de México como Distrito Federal y entidad federativa. Historia y perspectivas. Porrúa.
México, 2001, p. 178.
* En El leviatán urbano. La ciudad de México en el siglo XX. Op. Cit., p. 54.
134 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

la Primera Guerra Mundial, que abarató el precio de los productos agrícolas,


fueron el motor que estimuló la comente migratoria.
Durante el Gobierno del general A l v a r o O b r e g ó n aumentó la b u ro cra cia en
la Ciudad de México, los revolucionarios, parientes y amigos se dieron a la fre­
nética búsqueda de empleo público, pues comprendieron que ello les ofrecía
una vida más tranquila y una mejor estabilidad financiera187.
Hacia 1925, el Distrito Federal contaba con poco más del millón de habitan­
tes, cifra que evidenció su rápido crecimiento poblacional; para muchos de los
que recién llegaban a la Ciudad su situación no era muy halagüeña, puesto que
sobrevivían de la mendicidad, de mensajeros, escribientes, obreros fabriles y
como sirvientes de las familias porfirianas que aún persistían y para la nueva
elite posrevolucionaria.
Surgieron nuevas colonias para la gente acomodada y la Ciudad se extendió
hacia el occidente y el sur: Condesa, Hipódromo y Chapultepec H e ig h ts (las fu­
turas Lomas), Colonia del Valle, Guadalupe In n ... “el Hollywood de México”188,
planeado por una compañía estadounidense.
Se rediseñaron las vialidades (1922-1924), como la prolongación de la Avenida
Insurgentes a partir de la Glorieta de Chilpancingo, y la apertura de nuevas calles
y avenidas, como 5 de Mayo, San Juan de Letrán, 20 de Noviembre, Revolución,
entre otras, que facilitaron el tránsito de automóviles, camiones, y tranvías.
En 1926 se aprobó un importante P r o g r a m a A n u a l d e P a v im e n ta c ió n que
comprendió 200,000 metros cuadrados, y se continuó con la apertura de nue­
vas calles y calzadas.
Se terminaron los mercados de Santa María y el de Hidalgo, así como el de
las Flores; se modificaron los costados oriente y poniente del Palacio Municipal
y de la Plaza de la Constitución; se embellecieron los parques y jardines de la
Alameda, el Paseo de la Reforma, el parque España y el parque Tres Guerras189.
Se continuó con la introducción de la red de drenaje y la tubería de agua
potable a colonias más distantes del centro de la Capital como Valle Gómez, Na-
tivitas, Manuel Romero, Bolívar, Algarín, Condesa, del Valle, Río de la Piedad,
Villa de San Ángel y terrenos de Chapultepec190.

187 Cfr. J onathan K andell. La Capital.... Op. Cit., p. 436.


188 Según expresiones de J ean M ayer en su obra La cristiada, que reproduce La antología de lecturas siglas
XVI-XX. SEP. México, 1995, p. 118.
189 Ibídem.
190 ídem, pp. 117.
E l D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica

Además, se logró que el suministro del agua potable fuera de 16 horas diarias
en vez de las 11 horas que fluía anteriormente y se limpiaron los acueductos de
Xochimilco para así evitar cualquier foco de contaminación; se repararon y mo­
dernizaron las bombas de la Piedad, la Noria, Nativitas, Santa Cruz, San Luis y
Condesa191.

7. E l im p a c t o d e l s u r g im ie n t o d e l PNR y l a f o r m a c ió n d e l S is t e ­

m a P o l ít ic o e n 19 2 9

dice que un acontecimiento circunstancial, como fue la muer­


A le ja n d r a L a jo u s
te de A l v a r o O b r e g ó n , propició que saliesen a la luz, con toda crudeza, viejos
problemas cuyo afrontamiento hasta ese momento no había sido indispensable
para el grupo en el poder. “Nos referimos a hechos tan graves como la fragmen­
tación del poder político y la falta de legitimación del poder gubernamental”192.
La creación del PNR (marzo de 1929), casi coincidió con el inicio de la vi­
gencia de la nueva Organización Constitucional del Distrito Federal, la cual su­
primió la presencia Municipal en la Capital (1928) y depositó su Gobierno en
el Presidente de la República, quien lo ejercería por el órgano u órganos que
determinara la Ley respectiva.
En la L e y O rg á n ica se previo a un Jefe del Departamento del Distrito Fede­
ral, dicho funcionario fue nombrado y removido libremente por el Presidente
de la República, la demás burocracia de la Capital fue designada de manera
piramidal, de esta manera las relaciones políticas y las recomendaciones para
ocupar una plaza en el Gobierno de la Capital sustituyeron al su fra g io p o p u la r .
La presencia de tan importante organización partidista, presidida en reali­
dad por el Presidente de la República y la facultad para gobernar al Distrito Fe­
deral, contribuyeron a que el Ejecutivo Federal tuviera preeminencia sobre los
otros poderes, al extremo que algunos autores la calificaron como “Presidencia
Imperial”193.
Para J a c q u e l in e P e s c h a r d , el déficit de los Derechos Políticos de los habitan­
tes de la Ciudad de México fue compensado por las políticas centralizadoras
que impulsaron los gobiernos posrevolucionarios y beneficiaron a los poblado­
res defeños, así como por las redes de gestoría para los servicios urbanos que

191 Ibídem.
192 Cfr. Los orígenes del partido único en México. UNAM. México, 1979, p. 7.
193 Así lo denomina E nrique Krauze. La presidencia imperial. Tusquets. México, 1997.
13 6 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

controlaba el PRI “al ser la Capital Política, Económica y Cultural, el Distrito


Federal fue la punta de lanza de la modernización centralizadora del país, y la
cantidad de recursos y subsidios que se ofrecieron permitieron diluir o neutrali­
zar el reclamo de espacios de representación política, así como hacer gobernable
a la Ciudad Capital”194.
Para J o s é W o l d e n b e r g la relación entre el Estado y los Partidos ha pasado por
varios periodos con rasgos específicos propios. Para dicho autor una periodiza-
ción posible de esa historia, es la siguiente:

“a) un primer momento que corre desde el inicio del conflicto armado y se cie­
rra en 1929 con la creación del PNR, cuando se multiplican hasta la atomiza­
ción extrema los partidos políticos; b) una segunda etapa que abarca de 1929 a
1968 que puede considerarse como centralizadora, en donde el espacio político
es prácticamente copado por el partido oficial a los flancos del cual solamente
existen opciones partidistas testimoniales (por tratarse de una etapa tan larga es
necesario establecer algunos subperiodos; c) de 1968 a 1977, un momento de cri­
sis política y social aguda sin correspondencia con el mundo de los partidos y las
elecciones, y d) de 1977 a la fecha un proceso lento y errático de reforma política,
en el que quizá estemos transitando de un sistema de “partido casi único” a otro
pluripartidista”195

Coincidimos con la anterior clasificación, y por nuestra parte, agregaríamos,


tres incisos más: el e), 19 8 5 -19 8 8 , periodo en el cual la coalición de los partidos
de oposición, pusieron en entredicho la legitimidad de los resultados electora­
les y del Sistema Político; f) 19 8 8 -19 9 7 , periodo en el cual el pluripartidismo se
fortalece, en los comicios para elegir por vez primera al Jefe de Gobierno del
Distrito Federal, y donde el PRI es derrotado contundentemente, no siendo
capaz de triunfar en uno sólo de los distritos electorales, de tal suerte que si
no fuese por la vía plurinominal, no habría tenido representación en la Asam­
blea Legislativa, y g) 19 9 7 -2 0 14 , en que consolidado el pluripartidismo, el PRI
pierde la Presidencia de la República, la Jefatura de Gobierno, la mayoría de
los distritos electorales capitalinos y casi todas las jefaturas delegacionales,
aunque si bien en 2012, pudo recobrar la Presidencia, la derrota política en el
Distrito Federal persiste.

194 En “1994: voto y representatividad política en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal”. En La
voz de los votos: un análisis critico de las elecciones de 1994. Miguel Ángel Porrúa. México, 1995, p. 309.
195 En J osé W oldenberg. “Estado y partidos: una periodización”. En Revista Mexicana de Sociología.
Abril-junio de 1993. Instituto de Investigaciones Sociales. México, 1993, pp. 83-84.
El D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica

8 . L as p o l ít ic a s u r b a n a s del P residente L ázaro C árdenas


El general L á z a r o C á r d e n a s inició su Administración Presidencial despidiendo
a A a r ó n S á e n z , Regente de la Ciudad de México, acto que la escritora D ia n e E.
D a v is señala que provocó animosidad política contra C á r d e n a s entre muchos
residentes de la clase media, con ingresos bajos y moderados, ya que S á e n z era
conocido como un revolucionario leal, dotado de las sensibilidades burguesas y
de clase media que gustaban a este electorado196.
El nuevo Jefe del Departamento del Distrito Federal, C o s m e H in o j o s a empezó
a reestructurar los gastos urbanos de acuerdo con los o b je tiv o s del Desarrollo
Nacional de C á r d e n a s , al contrario de lo que había acontecido, casi de inmediato
los recursos se desviaron de las arcas de la Ciudad Capital hacia el presupuesto
nacional, de modo que este último creció más de prisa que aquéllas por primera
vez en muchos años197.
De igual modo, las partidas destinadas a las obras públicas se redujeron:
“Con estas nuevas prioridades, los gastos en servicios generales de la infraestructu­
ra urbana declinaron de tal modo que C árdenas destinó menores recursos al agua,
el drenaje, la pavimentación de las calles, el alumbrado público, los mercados y
parques que en general habían sido las demandas principales de los residentes de
la clase media y varios otros representantes del Consejo en periodos anteriores.
Aunque C árdenas tenía la reputación de ser populista y preocupado por las clases
pobres de México, no se mostró particularmente generoso al tratarse de algunos
de los antiguos moradores de la Ciudad de México que no estaban empleados en la
industria y cuyo ingreso era también escaso, como los artesanos, los tenderos y los
pequeños comerciantes”198

No obstante, tienen que reconocerse los esfuerzos del Presidente C á r d e n a s


para lograr el Desarrollo Industrial del Distrito Federal, lo cual se reflejó con
el establecimiento de diversos centros fabriles, asentados principalmente en la
Delegación G u s t a v o A. M a d e r o .
Ello tuvo repercusión en el espacio urbano al desplazar a antiguas tiendas,
traer nuevos trabajadores que desplazaban a residentes antiguos, muchos de
ellos inquilinos, así como artesanos y tenderos de clase media baja, lo que ene­
mistaba aún más con la Administración de C á r d e n a s a porciones considerables
de la población de la Capital.

196 En El leviatán urbano. La ciudad de México en el siglo XX. Op. Cit., p. 127.
197 ídem, p. 128.
198 Ibídem.
13 8 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

Muchos residentes y burócratas veían transformar su mundo de trabajo y sus


condiciones de vida, y a muchos no les gustaba lo que miraban.
Este tipo de p o lít ic a s y d e c is io n e s a d m in is t r a ti v a s tomadas por Cárdenas ha
llevado a señalar a M anuel Perlo Cohén, que fueron explícitamente antiurbanas
“por lo menos en comparación con las prácticas de A arón Sáenz y las adminis­
traciones anteriores, que tendían a favorecer a la burguesía urbana y a una va­
riedad de fuerzas sociales urbanas frente a las rurales”1" .
La expropiación de tierras urbanas realizada para que pasaran al control co­
lectivo de comunidades campesinas y prohibir su venta, redujo considerable­
mente el número de terrenos urbanos exentos de tal afectación, lo cual disparó
su valor200.
La rápida recuperación del mercado de tierras urbanas y los crecientes costos
de la vivienda que la acompañaron fueron contraproducentes para Cárdenas,
porque atizaron una nueva oleada de luchas políticas en tomo a la p o lí t i c a d e
v iv i e n d a y s e r v ic io s aplicada en la Capital, lo que quizás explique el hecho de
que Cárdenas tuviere que sustituir dos veces al Regente de la Ciudad de México
sólo en 1938201.

9. E l bo o m e c o n ó m ic o del D is t r it o F e d e r a l y f in a l e s d e l o s s e ­
sen ta

El comienzo de la década de los cuarenta se caracterizó por la instrumentación


de p o lí t i c a s tendentes a fortalecer la incipiente Industrialización del país, para
dejar de ser mero productor de materias primas202.
La idea, como refiere J o s é A g u s t ín , era que, sin rechazar en lo más mínimo
el Capital Extranjero, había que desarrollar una Infraestructura Industrial para
no tener que importar todo lo nuevo y bueno que ofrecía la alta tecnología, pues
la Industria Mexicana se encargaría de tenemos bien surtidos y, dentro de lo
posible, al día y con buena calidad203.

*9* ídem , p. 130.


200 ídem , p. 142.
201 ídem , p. 143.
202 La década de los cuarenta hasta finales de los sesenta comprendió cinco sexenios presidenciales, que
inicio M anuel Á vila C amacho (1940-1946), continuó M iguel A lemán (1946-1952), A dolfo R uiz C ortines
(1952-1958), A dolfo L ópez M ateos (1958-1964) y culminó G ustavo D íaz O rdaz (1964-1970).
203 En Tragicomedia mexicana. La vida en México de 1940-1970. Vol. I. 8a., reimp. Planeta. México, 2002,
E l D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica

En 1940, según datos estadísticos, en el país había 56,314 fábricas, de las


cuales 4,920 estaban situadas en la Ciudad de México, mientras que para 1950,
casi al final del mandato de M ig u e l A l e m á n , la Capital ya tenía 12,704a04.
En 1940, el país tenía 19,600,000 mil habitantes, repartidos, fundamental­
mente en el campo y las ciudades del interior; la Ciudad de México contaba con
casi millón y medio de capitalinos, y seguía siendo el Centro inequívoco de la
vida nacional, aquí residía L e ó n T r o t s k y , quien un día vio sorprendido cómo un
comando encabezado por el muralista D a v id A l f a r o S iq u e ir o s , asaltaba su casa
e irrumpía a balazos hasta la recámara205.
Los capitalinos para distraerse de la carestía al parecer inherente al llamado
crecimiento económico del país, asistía a las carpas y a presenciar el box, los to­
ros y el fútbol. El trío boxístico por excelencia lo representaron el C h a n g o C a s a -
n o v a , J o e C o n d e y J u a n Z u r it a ; en cuanto a los toreros destacaron “Armilla”, “el

Soldado” y S il v e r io P é r e z 206. En el fútbol los clubes preferidos fueron las Chivas


del Guadalajara, el Asturias y el Club España207.
En los años cuarenta los hombres de las ciudades usaban sacos anchos, cru­
zados, con grandes hombreras y solapas, y pantalones igualmente anchos, con
pliegues numerosos, pero sin llegar a los extremos de los famosos “tarzanes”.
Todos los hombres usaban sombrero, ya fuera de palma, surianos, téjanos o
de fieltro para los citadinos “de Sonora a Yucatán se usan sombreros Tardán”,
decía el estribillo publicitario208.
A finales del sexenio de Á v i l a C a m a c h o , el Regente de la Capital, J a v ie r R o jo
G ó m e z , encargó lo que en su momento se calificó como una impúdica estatua, la
“Diana Cazadora”, al escultor J u a n O l a g u ib e l , la cual por razones pseudo mora­
les de la época se ordenó que se le pusiera un taparrabo209.
El Programa de Gobierno que propuso V ic e n t e L o m b a r d o T o l e d a n o a M ig u e l
A l e m á n fue de su agrado, pues preveía la industrialización del país vía la U n id a d
N a c io n a l y R e fo r m a A g r a r ia para apoyar el crecimiento económico; como ya se

204 Para 1979, la Ciudad de México llegó a contar con cerca de 29, 000 fábricas de las 118, 993, que respon­
dían por casi la mitad de la producción Industrial de la Nación, información obtenida de J onathan
Kandell . La Capital.... Op. Cit., pp. 480-81.
205 Información obtenida de J osé A gustín. Tragicomedia mexicana. La vida en México de 1940-1970. Op.
Cit., p. 20.
206 ídem , p. 38.
207 Ibidem.
208 ídem , p. 41.
209 ídem , p. 54.
140 A v a t a r e s d e l a R e f o r m a P o l ít ic a C a p it a l in a

había consolidado la Primera Etapa de la Revolución, dijo Lombardo, las masas


apoyarían a A lemán, pero también censurarían sus errores o desvíos210.
J osé A gustín refiere al mambo, la rumba y las cabareteras como elementos
que confluyeron en otra de las leyendas doradas del alemanismo: la vida noc­
turna. Señala que para la gente adinerada, “la incipiente clase media y la abru­
madora pobreza “había sitios a donde ir a bailar, ver sh o w s y s k e tc h e s : desde el
Leda, Ciros, Club de los Artistas y W a ik ík í, hasta los salones S m y m a y Monte-
cario, La Valenciana, La Bohemia, o los teatros Colonial, F o llie s, Margo”211.
Sin embargo, E rnesto P. U ruchurtu, Regente de la Capital durante el sexenio
de Ruiz Cortines, aunque pudo permanecer en el cargo durante 13 años, es decir,
hasta los primeros años del Gobierno de Díaz O rdaz, aplicó a su modo la “polí­
tica del contraste”; frente al “esplendor” de la vida nocturna, con sus exóticas y
sus aventuras etílicas, dispuso que los clubes nocturnos se cerraran a la una de
la mañana y clausuró los “lugares de escándalo”, aunque, claro, “para nada se
metió con el legendario burdel de la Bandida, Graciela O lmos, donde se reunía
la plana mayor de los políticos a darle al w h isk y , a las muchachonas, y a oír los
corridos braveros y léperos con que la Bandida beneficiaba a sus cuates y con los
que despotricaba contra los enemigos de sus amigos”212.
En la década de los cincuenta se fue quedando atrás la vieja concepción del
México rural. Fue el “adiós a la imagen nacional del charro y la china poblana”.
La in d u stria liza ció n y el d e sa r r o llism o generaron formas de Cultura Urbana,
que incidió en cambios profundos en la Identidad Nacional.

“Surgían las primeras manifestaciones de una nueva sensibilidad y una nueva men­
talidad que afloraría con claridad a fines de los sesenta y que en los años setenta y
ochenta sería ya una realidad indiscutible.
Los jóvenes, “rebeldes sin causa”, y el ro ca n ro l fueron satanizados tajantemente
por la sociedad, lo que denotaba precisamente la rigidez y la arteriosclerosis del
sistema político-económico-social del país que llegaba a la intolerancia ante lo que
podía sanearlo”213

También en los cincuenta, el barrio universitario situado tradicionalmente


en el Centro Histórico de la Ciudad sufrió el impacto del crecimiento capitalino^

210 ídem, p. 57.


211 ídem, p. 97.
212 ídem, pp. 136-137.
213 ídem, p. 149.
El D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica 141

siendo necesario su traslado a lo que sería la Ciudad Universitaria, en los enton­


ces lejanos terrenos del Pedregal de San Ángel.
El cre c im ie n to c o n e s ta b ilid a d (1955-1960) trajo consigo el primer gran des­
bordamiento del espacio urbano, la posibilidad de ahorro y de compra de las
clases medias lo destinaron para la adquisición de casas en nuevos fracciona­
mientos como Satélite y Echegaray, aunque la Ciudad no sólo creció territorial­
mente, sino también en forma vertical con la construcción de modernos edifi­
cios, como la Torre Latinoamericana.
Tan boyante resultaba la situación económica para los capitalinos que ade­
más les alcanzaba para la compra de uno o varios automóviles, adquirir enseres
domésticos electromecánicos y aparatos electrónicos anunciados por la radio,
los periódicos y revistas principalmente.
El afán de consumo de algunos grupos sociales transformó la antigua zona
porfiriana de residencias, en locales para comercios, restaurantes y hoteles
(Zona Rosa), elevando el valor de los inmuebles y de los predios para mostrar
que la modernidad había llegado a la Ciudad.
El Distrito Federal de misceláneas, estanquillos y recauderías de barrios,
vio surgir los grandes almacenes, como S e a r s , W o o lw o rth , Salinas y Rocha, así
como los espaciosos centros o plazas comerciales, como Plaza Satélite y Univer­
sidad214.
El contraste socioeconómico de la Capital con la provincia mexicana provocó
que entre 1940 y 1970, más de cuatro millones de personas abandonaran sus
hogares en el campo para establecerse en el Distrito Federal, teniendo que cons­
truirse las primeras unidades multifamiliares como la M ig u e l A l e m á n , B e n it o
J u á r e z y la Nonoalco Tlatelolco.
En 1966, el Presidente D ía z O r d a z removió a E r n e s t o P. U r u c h u r t u después
de una larga estancia al frente del Departamento del Distrito Federal215, en su
lugar nombró a A l f o n s o C o r o n a d e l R o s a l .
En mayo de 1966 se inauguró el estadio Azteca con un juego entre el América
y el Tormo de Italia, más de 100 mil aficionados estuvieron allí, por cierto J o s é
A g u s t ín refiere cómo “El Presidente D ía z O r d a z llegó tarde y la multitud lo reci-

**♦ Al respecto véase el Capítulo “La ciudad de México. Siglo XX una ciudad cambiante”. En Antologías de
lecturas siglos XVI-XX.... Op. Cit., pp. 112-13.
» La renuncia de U ruchurtu llegó luego de un voto de censura en la Cámara de Diputados dominada por
la CNOP, provocado por haber arrasado un asentamiento de paracaidistas en el límite sur del Distrito
Federal, conocido como Colonia Santa Úrsula, el 12 de septiembre de 1966.
14 2 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

bió con una fuerte y prolongada rechifla. Pero eso no fue nada comparado con
los abucheos y repudios que se dedicaron al Presidente De la Madrid 20 años
después”216.
Es el propio J osé A gustín quien señala cómo:

“El movimiento estudiantil y la contracultura de los años sesenta en realidad for­


maron caras de la misma moneda, que se conoció como “1968”, o “el 68”. En todo
caso, para una porción cada vez mayor de gente quedaba claro que México cerraba
una etapa, despertaba del sueño que se inició en 1940 y que se caracterizó por el
desarrollismo y la modernización capitalista del país”217

En 1968 se construyó el Metro, importante medio de transporte que redujo


las distancias de alejados hogares con la fábrica o la oficina.
También, a partir de 1968 el Distrito Federal comenzó a convertirse en una
pesadilla de planificación urbana, con desacertadas políticas sociales, económi­
cas y ecológicas que contribuyeron para hacer a la Capital cada vez más inma­
nejable, superpoblada, improductiva e insalubre.
Como ya había ocurrido anteriormente, fueron sólo en algunas zonas del Dis­
trito Federal en donde se concentró el desarrollo urbano y la actividad comer­
cial, quedando algunas Delegaciones con graves rezagos.

10 . E l D is t r it o F e d e r a l d e l o s s e t e n t a a m e d ia d o s d e l o s o c h e n t a
Parte de este periodo irónicamente ha sido calificado como la “docena trágica”,
caracterizado p o r p o lític a s p o p u lis ta s , a rb itr a r ie d a d es y ex ce so s c o m etid o s por
los gobiernos de Luis Echeverría (1970-1976) y J osé López Portillo (1976-1982),
y comprendió también el inicio de los gobiernos calificados de te cn o crá tico s con
M iguel de la Madrid (1982-1988).
A diferencia del Sistema Político que se mantenía incólume con todo y la
crisis en que se vio envuelto por la represión del Movimiento Estudiantil de
1968, el modelo económico etiquetado como “desarrollo estabilizador” se había
agotado, por tanto el reto consistía en diseñar nuevas políticas económicas que
le permitiera al país seguir adelante, es evidente que no se logró, cómo se iba a
conseguir si tan sólo se abusó del gasto público y se recurrió a la retórica p an
justificar los errores cometidos, por tanto, la inflación y las devaluaciones no se
hicieron esperar.

216 En José A gustín. Tragicomedia mexicana. La vida en México de 1940-1970. Op. Cit., p. 239.
217 ídem, p. 262.
E l D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica 14 3

Las calles del Distrito Federal nuevamente fueron el escenario de la p o lític a


re p r esiv a , en esta ocasión la agraviada fue la marcha estudiantil celebrada el 10
de junio de 1971, en la cual hubo varios muertos y heridos. Tal medida aplacó
las movilizaciones estudiantiles, éstas ya no se volverían a presentar sino hasta
1986, en el contexto de la pretendida R e fo rm a U n iv e rsita ria impulsada por el
Doctor J o r g e C a r p iz o .
Hubo el compromiso de esclarecer los hechos ocurridos conocidos colo­
quialmente como “halconazo”, por la presencia de un grupo paramilitar deno­
minados “halcones” culpables de los ultrajes cometidos, la responsabilidad se
concretó en renunciar a R o g e l io F l o r e s C u r ie l , Jefe de la Policía de la Ciudad
de México y al Jefe del Departamento del Distrito Federal, A l f o n s o M a r t ín e z
D o m ín g u e z , quien por su destacada trayectoria política se había colocado como
un fuerte precandidato presidencial.
En este ambiente de confrontación con los universitarios, el Presidente Luis
E c h e v e r r ía fue apedreado en su visita a Ciudad Universitaria en 1975.
Se comprende que durante la llamada “Presidencia Imperial”, poca impor­
tancia se le diera a la participación ciudadana, así la Junta de Vecinos prevista
en cada Delegación Política por la entonces L e y O rg á n ica d e l D e p a r ta m e n to
d e l D is tr ito F e d e r a l, en vez de que se eligiera democráticamente tal como se
mandataba mejor se designaba por la propia autoridad delegacional, su carác­
ter honorífico impedía a sus integrantes recibir retribución alguna, lo que pro­
pició que varios de ellos actuaran como gestores en busca de alguna recom­
pensa, y sus atribuciones se constriñeron a simples proposiciones, opiniones
o dictámenes.
El Consejo Consultivo, otro ó r g a n o d e r e p r e se n ta ció n v e c in a l también pade­
ció la falta de autonomía y la manipulación gubernamental.
En otras cuestiones, la mancha urbana se extendió hasta los Municipios
limítrofes del Distrito Federal, un dato revelador nos indica que su población
pasó de 308,000 habitantes en 1960 a concentrar cerca de dos millones en
1970.
En 1971 se inicio la construcción del “Drenaje Profundo”, inmenso túnel de
60 kilómetros de longitud que permitió el desagüe pluvial y de las aguas negras
de la Capital, para tratar de resolver el recurrente tema de las inundaciones.
Además, entraron en operación la planta de aguas residuales del Cerro de la
Estrella en Iztapalapa, que arroja un caudal de 2,000 litros por segundo, siendo
14 4 A v a t a r e s d e l a R e f o r m a P o l ít ic a C a p it a l in a

utilizado para el riego de la zona agrícola de Tláhuac y Xochimilco, y para ali­


mentar los canales turísticos que ya amenazaban con desecarse218.
En 1972, la expansión de la mancha urbana llegó a zonas tradicionalmente
agrícolas y ejidales, así los ejidos de Gustavo A. Madero estaban ocupados por
asentamientos irregulares en un 60%; los de Alvaro Obregón un 59%; Iztapa-
lapa, 51%; Azcapotzalco, 27%; Magdalena Contreras, 21%; Coyoacán, 16%; Tlá­
huac, 15%; Tlalpan, 7%; y Cuajimalpa sólo en un 3%219.
Según la investigadora J imena del Carmen Iracheta, fue aquí cuando se con­
formó lo que se denomina Z o n a M e tr o p o lita n a d e l V a lle d e M é x ic o , que com­
prende las Delegaciones del Distrito Federal (excepto Milpa Alta) y 10 Munici­
pios del Estado de México (Halnepantla, Ecatepec, Naucalpan, Nezahualcóyotl,
La Paz, Zaragoza, Tultitlán, Coacalco, Cuautitlán y Huixquilucan). Para 1980,
el crecimiento del Á r e a U rb a n a d e la C iu d a d d e M é x ic o siguió dándose pre­
ferentemente sobre el territorio del Estado de México, ya que se incorporaron
seis Municipios más (Cuautitlán Izcalli, Cuautitlán de Romero Rubio, Chalco,
Chicoloapan, Ixtapaluca, y Nicolás Romero)220.
Se trató fallidamente de resolver el problema de escasez habitacional y de te­
nencia de la tierra a través de institutos, comisiones o fideicomisos que tampo­
co dieron los resultados esperados (INDECO, CORETT, FIDEURBE), ya fuera
por la duplicidad de funciones, el burocratismo o los insuficientes recursos para
cumplir con las responsabilidades que tenían encomendadas.
Para “dar certidumbre jurídica y revitalizar la vida urbana”, se llevó a cabo
una titulación masiva de predios, pues se calculó que para 1976, la mitad de los
predios del Distrito Federal estaban sin registrar.
En 1976 destacó el gran desalojo al Campamento Dos de Octubre, en Iztacal- ■í

co, liderado por Francisco de la C ruz, quien formó la Unión de Colonos de Santa
Cruz Iztacalco-Iztapalapa.
Se prosiguió con las obras del Metro, en agosto de 1978 se inauguró el tramo
entre Tlatelolco y el Monumento a la Raza de la línea 3, ya para entonces varias
de las estaciones mostraban nutrida concurrencia sobre todo en las horas pico.
La ampliación de la línea del Metro permitió alcanzar en 1980 una longitud de
53.8 kilómetros que comprenden 57 estaciones, y para 1981, tres kilómetros más»

218 Inform ación que R aúl C ontreras B ustamante consigna en La ciudad de México.... Op. Cit., p. 227.
219 Información obtenida de A lejandra M oreno T oscano. México hoy. 6ta. Ed. Siglo XXI. México, 1982, p. lé®.
220 En Las grandes ciudades en el contexto de la globalización: el caso de la Zona Metropolitana del E d k
de México. UAEM. México, 2000, p. 90.
E l D is t r it o F e d e r a l d e s d e u n a p e r s p e c t iv a s o c io l ó g ic a 145

transportando a más de tres millones de pasajeros diarios, en 1983 se puso en


servicio la línea 3, con longitud de 6.5 km y meses después, la línea 6 con 8.3 km.
Por su parte, el Jefe del Departamento del Distrito Federal, C arlos H ank
G onzález , inició la construcción de los llamados “Ejes viales”, importantes vías
automovilísticas “de un kilómetro de ancho”, como ironizaba G abriel V argas en
la cada vez más crítica F a m ilia B u rró n .
Se inició la construcción del Circuito Interior (con lo cual fue necesario reu­
bicar la escultura de la “Diana Cazadora”) y se prolongó el Anillo Periférico.
Destacó en 1978 el hallazgo de la Coyolxauhqui y las ruinas del Templo Ma­
yor, se creó el P r o g r a m a d e l C e n tro H istó rico ; en abril de 1979 se inauguró
Perisur, el modernísimo m a lí comercial.
Para 1979 ya era notoria la proliferación del subempleo en la Ciudad de Mé­
xico; con los tragafuegos de las esquinas:

“Avanzaba la calcutización de la capital, y el hacinamiento era cada vez más no­


torio, especialmente en las zonas céntricas, donde se formaba ya lo que sería un
escalofriante despliegue de puestos “ambulantes” en los años ochentas, cuando lle­
garía imbatible, la fayuca. Ciudad Nezahualcóyotl tenía ya cerca de 3 millones de
habitantes: 44 mil por kilómetro cuadrado; en Neza, o “Nezayork”, como le puso
E miliano P érez C ruz , la meta era vivir y largarse de allí cuanto antes. En la zona,
300 mil morían de desnutrición al año, había 3,272 expendios de bebidas alcohóli­
cas y 111 escuelas. El 80 por ciento de la población era desempleado”221

El país recibió el año de 1980 con un nuevo gravamen, el Im p u e s to a l V a lo r


A g r e g a d o (IVA), el cual suplió al Im p u e s to d e In g r e s o s M e rc a n tile s. A partir
del 1 de enero de ese año se cobró el 10% a todos los productos.
En la década de los ochenta se cuestiona el problema ecológico del país, ante
el deterioro ambiental cada vez más visible y alarmante. Informes gubernamen­
tales alertaron de un proceso de desertificación, pues se perdían 400 mil hec­
táreas de bosques y selvas cada año, además de que se estaba deteriorando la
atmósfera “por la contaminación industrial y por la falta de responsabilidad de
autoridades y empresarios”; el problema ecológico se convertía en una deman­
da política222.

221 En J osé A gustín. Tragicomedia mexicana. La vida en México de 1970 a 1982. Vol. 2 ,4ta., reimp., de la
2da. Ed. Planeta. México, 2001, p. 179.
222 En J osé A gustín . Tragicomedia mexicana. La vida en México de 1982 a 1994. Vol. 3 , 4ta., reimp., Planeta.
México, 2001, p. 79.
14 6 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

También, en 1980 se inauguró la fuente de la Cibeles, donada por el Ayunta­


miento de Madrid; en este mismo año ante el agotamiento del agua de la cuenca
del río Lerma, fue necesario iniciar la construcción de un sistema que la bom­
beara desde el río Cutzamala; en 1982 se puso en marcha la Central de Abastos.
Otras construcciones realizadas, fueron los edificios delegacionales de Az-
capotzalco, Coyoacán, Cuauhtémop, Cuajimalpa, Gustavo A, Madero, Iztacalco
y Xochimilco; así las instalaciones de la Universidad Autónoma Metropolitana
y del Colegio de México; se puso en servicio el primer centro de recepción del
Consejo Tutelar del Distrito Federal.

11. D el co lapso d el D is t r it o F ederal co n el terrem oto de 19 8 5 a

LAS ELECCIONES DE 1 9 8 8
El terremoto de 1985 cimbró a gran parte del país, pero en especial a la Ciudad
de México, en donde el Centro Histórico, Tlatelolco, la Colonia Roma y Docto­
res sufrieron los efectos más devastadores, tanto en pérdida de vidas humanas
como en daños a sus inmuebles.
Según algunas cifras, fallecieron 3,500 personas, aunque muchos de los ca­
dáveres no pudieron ser identificados, hubo además cientos de heridos. Varios
inmuebles se desplomaron, entre ellos conocidos hoteles como el Regis, Ver-
salles, Continental, Principado, De Cario, Romano y Montreal; otros quedaron
muy dañados como el Del Prado (con el mural de Diego Rivera), Presidente
y Chapultepec. Se derrumbó el edificio Nuevo León de Nonoalco-Tlatelolco y
otros de la unidad quedaron muy dañados, también quedaron en pésimas con­
diciones numerosos hospitales y clínicas, especialmente el Centro Médico y el
Hospital General, por señalar algunos.
La magnitud de los daños causados llevó a plantear la conveniencia de tras­
ladar los Poderes Federales a otra Ciudad; o bien, que los inmuebles de propie­
dad privada que hubieran resultado dañados, debieran de ser adquiridos para
construir una Zona Federal, agrupando todas sus instalaciones en el perímetro
de la Zona Centro de la Delegación Cuauhtémoc223. Ninguna de las propuestas
prosperó, ni siquiera se aprovechó para que Dependencias Federales, como la
Secretaría de Marina, salieran del Distrito Federal.
El gran temor que a diversas familias les causó el sismo, refiere R a ú l C o n -
t r e r a s B u s t a m a n t e , las decidió a emigrar del Distrito Federal, aunque si bien de

223 Cfr. R a ú l C o n trera s B ustam ante . La ciudad de México.... Op. Cit., p . 2 3 8 .


El D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica 14 7

manera paulatina fueron retornando por la falta de oportunidades o extrañando


la vida capitalina224.
En este contexto, la conocida escritora G u a d a l u p e L o a e z a señaló, como:

“en la tragedia es donde nacería la solidaridad que a su vez llevaría a una concien­
cia que unos años después sería responsable de importantes cambios en la vida del
país... de la ineficiencia y lentitud con que actuó el Gobierno... nacería la Sociedad
Civil organizada y exigente y se desmoronaría el predominio del partido oficial”1125

En efecto, en todo esto, las autoridades de la Capital actuaron con una lenti­
tud exasperante, nadie se imaginó que un terremoto como señala J o s é A g u st ín ,
“significaría el acta de nacimiento oficial de la Sociedad Civil mexicana, esa se­
ñora que tanta importancia adquiriría a mediados de los noventa”226.
No es de extrañar que entre los damnificados y en los ciudadanos en general,
se generará un profundo sentimiento antigubernamental y antipriísta, sobre
todo cuando quedó de manifiesto que la causa por la que se cayeron varios de los
edificios, se debió a hechos de corrupción como autorizar licencias de construc­
ción sin cumplir los márgenes de seguridad, de tolerar ampliaciones de nuevas
obras en edificios que ponían grave riesgo la estabilidad de todo el inmueble.
El siniestro telúrico obligó a p r io r iz a r el tema de la Vivienda, destacó el P r o ­
g ra m a d e R e n o v a c ió n H a b ita c io n a l P o p u la r enfocado a solventar tal proble­
mática; no obstante se prosiguió con la extensión de la redes del Metro y se
concluyeron las obras del tren ligero Taxqueña-Huipulco.
La necesidad de casa habitación dio origen a la Coordinadora Única de Dam­
nificados, que logró aglutinar a 26 grupos de distintas partes de la Ciudad, que
en concurridas marchas y plantones reflejó su fuerza social y política.
En el fortalecimiento de este tipo de organizaciones sociales, influyó podero­
samente el apoyo recibido por las propias autoridades, debido a que pensaron
que más adelante podían servirles en sus proyectos políticos. También porqué
les ayudaban a canalizar la inconformidad social227.
Más adelante, dichos grupos se adhirieron a los partidos políticos de oposi­
ción, era sólo cuestión de tiempo para que el Sistema Político cambiara.

224 ídem , p. 239.


225 En Los de arriba. 2a. Ed. Plaza y Janés. México, 2002, p. 192.
226 En Tragicomedia mexicana. La inda en México de 1982 a 1994. Op. Cit., p. 86.
227 Cfr. R aúl C ontreras B ustamante. La ciudad de M éxico.... Op. Cit., p. 239.
148 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

Los comicios federales de 1988 para el PRI se auguraban muy complicados,


debido al contexto social que atravesaba el país, la crisis económica y hasta por
la objetada candidatura de C a r l o s S a l in a s d e G o r t a r i , que llevó a que inclusive a
que destacados militantes abandonaran sus filas, cual fue el caso de C u a u h t é m o c
C á r d e n a s y P o r f ir io M u ñ o z L e d o .
Destacaba en los comicios antes referidos, la elección por vez primera, de los
Asambleístas del Distrito Federal, y también se renovarían ambas Cámaras del
Congreso de la Unión y la Presidencia de la República.
Cabe resaltar que C u a u h t é m o c C á r d e n a s , candidato presidencial, apoyado por
la coalición de varios partidos, integrados en el llamado Frente Democrático
Nacional (FDN), obtuvo en el Distrito Federal, i ’394,784 votos a favor, dicha
coalición, en un hecho inédito ganó también las dos senadurías capitalinas, en
tanto el candidato del PRI, apenas alcanzó 788,547 sufragios; no obstante, la
suma de votos a nivel nacional dio el triunfo a C a r l o s S a l in a s d e G o r t a r i , claro
en medio de impugnaciones y acusaciones de fraude electoral.
La derrota electoral en el Distrito Federal puso en entredicho la leg itim id a d
presidencial para la conducción de la Ciudad.
En los resultados de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, el
PRI también tuvo un escaso apoyo electoral, logrando solamente la cuarta parte
de los votos emitidos, pero el hecho de que los partidos coaligados en el Frente
Democrático Nacional no hubieren presentado candidaturas comunes, salvo de
manera incompleta (básicamente entre el Partido Popular Socialista (PPS) y el
Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), y en sólo
ocho distritos electorales, y a que la ley contemplara la existencia de un “canda­
do de mayoría”, permitió que el PRI se llevara la mayoría absoluta de los asien­
tos, o sea, una representación equivalente al doble de la votación228.
Para J a c q u e l in e P e s c h a r d los comicios de julio de 1988 constituyeron un par­
te aguas en la historia electoral porque trastocaron uno de los pilares clave de la
hegemonía priísta: la capacidad para asegurar la transmisión pacífica del poder
dentro de la misma élite y avalada por un consenso electoral229:

228 En “1994: voto y representatividad política en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal”. Op.
C it, p. 312; por otra parte, la Asamblea de Representantes quedó conformada de la siguiente manera
PRI 34 cumies, el PAN 18, el PPS 6, el PFCRN 3, el PMS 3, el PARM 2; cabe señalar que tres cúrales de
mayoría en realidad las ganaron el PPS-PFCRN en candidaturas comunes.
229 En “El fin del sistema de partido hegemónico”. En Revista Mexicana de Sociología. Abril-junio de 1993.
Instituto de Investigaciones Sociales. México, 1993, pp. 110-111.
E l D is t r it o F e d e r a l d e s d e u n a p e r s p e c t iv a s o c io l ó g ic a

“Que 1988 representa el mayor cuestionamiento al régimen posrevolucionario des­


de su institucionalización porque a pesar de que la oposición no pudo probar la
magnitud del fraude, el partido del gobierno tampoco pudo documentar su triunfo
que quedó manchado por la “caída del sistema”, por el hecho de que sólo se dieron
a conocer las actas de 29,000 casillas (56 % del total), y por las anomalías e incon­
sistencias de los datos”230

1 2 . I 9 8 8 - I 9 9 I : LA RECUPERACIÓN ELECTORAL PRIÍSTA

Al conformarse el gabinete salmista, Manuel Camacho Solís fue designado Jefe


del Departamento del Distrito Federal, no era lo que esperaba ya que según
confesiones de quien lo nombró, aquél aspiraba la Secretaría de Gobernación231;
a pesar de ello supo aprovechar la responsabilidad conferida como la “base de
una plataforma para construir aspiraciones presidenciales, a través de la con­
formación de alianzas pluripartidistas, así como de apoyos y prácticas políticas
fundadas en reglas ajenas al sistema tradicional”232.
Según relata J orge Castañeda, Camacho Solís antes de aceptar el cargo que le
fue propuesto, exigió varias condiciones: control completo de la Procuraduría
del Distrito Federal y de la Policía, y que nadie expidiera una orden de represión
en la Ciudad sin su aprobación previa; participar en la Reforma Política y con­
servar sus relaciones con la oposición y las organizaciones sociales; por último,
disponer de la responsabilidad total de la Ciudad233.
Entre los problemas prioritarios que tuvo que atender destacaron las mar­
chas y plantones, que se habían convertido en la vía para recibir prebendas y
medio de presión de los distintos grupos sociales, al respecto señaló el Doctor
Raúl Contreras Bustamante, que “se instrumentaron soluciones rápidas, pero
sin apoyo en planeación presupuestal -muchas veces fuera del marco legal-
pero esta eficacia generó que dicha práctica se incentivara como estrategia útil
de presión y negociación, pues proporcionaba mejor y más rápida respuesta,
que esperar a los procedimientos administrativos convencionales”234.
En 1989, las calles de la Ciudad de México fueron desquiciadas por la masi­
va movilización de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación

230 Ibídem.
131 Según C arlos S alinas de G ortari. En México un paso difícil a la modernidad. Plaza Janés. Barcelona,
2000, p. 903.
232 Véase R aúl C ontreras B ustamante. La ciudad de México.... Op. Cit., p. 262.
233 En J orge C astañeda. La herencia. Alfaguara. México, 1999, p. 464.
234 Véase R aúl C ontreras B ustamante. La ciudad de México.... Op. Cit., p. 262.
150 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

(CNTE), dada la naturaleza de las demandas correspondía su atención a los se­


cretarios de Educación, Gobernación, del Trabajo y Previsión Social; sin embar­
go fueron desplazados por el Jefe del Departamento del Distrito Federal, quien
comenzaba a cimentar su candidatura presidencial.
Otro grave problema que comenzaba a despuntar, fue la elevada c o n ta m i­
n a ció n a m b ie n ta l, resultado de la emisión de gases de tres millones de auto­
móviles y el funcionamiento de 30 mil industrias, las cuales consumían en su
conjunto la impresionante suma de 43 millones de litros de combustible, con el
consiguiente deterioro a la salud235.
Tratando de solucionar tal problemática, se estableció un control de conta­
minantes a las industrias, a los automóviles se aplicó el P r o g r a m a d e V erifica ­
ció n V e h icu la r y el “Hoy no circula”, consistente en que según el color del engo­
mado o la terminación numérica de la placa, un día de la semana dicha unidad
vehicular no circula236.
También la In s e g u r id a d P ú b lic a constituyó una temática que reclamaba so­
lución, las estadísticas reflejaron que el número de delitos se incrementaron, de
290 diarios en 1982 a 488 en el transcurso de 1988237, para abatir tales cifras
se procuró mejorar la profesionalización de los cuerpos policiacos y actualizar
la legislación penal, lamentablemente todavía es una materia en la que queda
mucho por hacer.
En la década de los noventa la Z o n a M e tr o p o lita n a d el V a lle d e M é x ic o in- i
corporó un número cada vez mayor de Municipios del Estado de México (entre 1
15 y 57), incluso un Municipio del Estado de Hidalgo (Tizayuca). La población 1
de esta Z o n a M e tr o p o lita n a para 1995 era de 16 millones, 706,210 habitantes, 1
de los cuales prácticamente la mitad se ubicaban en los Municipios m etrop ofír m
ta ñ o s del Estado de México238. M
Por diversas razones, para el Presidente S a l in a s d e G o r t a r i le resultaba de m
gran importancia revertir los adversos resultados electorales obtenidos, en par- f l
ticular los del Distrito Federal, pues ello le ayudaría a recomponer su tan cues-
tionado triunfo, a la vez que tomaría revancha de sus odiados detractores.
Para tal propósito, realizó un hábil manejo de los medios de comunicadÓBy^B
destinó cuantiosos recursos a la Capital, y cuidó la negociación de las demanda®^!

235 Ibídem.
236 ídem, pp. 984-985.
237 En México un paso difícil a la modernidad. Op. Cit., p. 984.
238 En Las grandes ciudades en el contexto de la globalización.... Op. Cit., p. 95.
El D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica

sociales, lo que se tradujo en un repunte de la votación a favor de su partido


(PRI) y un incremento en la Participación Electoral, aspectos que se pusieron de
relieve en los comicios de 1991.
El PRI prácticamente duplicó su votación que le permitió triunfar en la tota­
lidad de los distritos electorales de la Capital, quedándose con los 40 cúrales de
mayoría en la Asamblea de Representantes, la oposición se quedó tan sólo con
las cúrales de representación proporcional239.
El 28 de noviembre de 1993, Luis Donaldo Colosio, entonces Secretario de
Desarrollo Social, fue “destapado” como candidato presidencial del PRI para los
comicios Federales de 1994, lo que provocó un reajuste y un “berrinche” en el
Gabinete; Manuel Camacho Solís fue nombrado Secretario de Relaciones Exte­
riores; Fernando Solana dejó la Cancillería mexicana para ocupar la Secretaría
de Educación Pública, y M anuel A guilera, fue designado Jefe del Departamento
del Distrito Federal.
Los obligados ajustes realizados fueron el preludio del turbulento desarrollo
político que se avecinaba, baste recordar el inusitado surgimiento en Chiapas (1
de enero de 1994), del denominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional,
que aprovechó Camacho Solís para renunciar a su reciente nombramiento y asu­
mir la Comisión del Diálogo para la Paz; el m a g n icid io de Luis Donaldo Colosio,
en Lomas Taurinas, Baja California, y apenas unos meses después el asesinato
de J osé Francisco Ruiz Massieu.

1 3 . 1 9 9 4 - 1 9 9 7 : ADIÓS AL ÚLTIMO JEFE DEL DEPARTAMENTO DEL DIS­


TRITO F ederal
En tan turbulentas circunstancias recayó la candidatura presidencial priista en
el doctor E rnesto Z edillo, se ha señalado que las causas que determinaron su
triunfo, al igual que en la mayoría de los otros cargos en disputa, obedeció al
llamado “voto del miedo”, es decir, que al temor causado por los sangrientos
hechos acaecidos, el electorado optó por la continuidad en lugar del cambio240.
De esta manera, el 1 de diciembre de 1994 asumió la Presidencia de la Repú­
blica, Ernesto Zedillo Ponce de León, quien pronto tuvo que afrontar una gran
devaluación del peso en lo que se conoce como “error de diciembre”, apenas

239 En las elecciones de 1991, la conformación de la Asamblea de Representantes fue, el PRI 40 asientos, d
PAN 11, el PRD 7, el PPS 2, el PFCRN 5, el PARM 1.
240 En lo que respecta a la composición de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal en 1994, d PRI
obtuvo 38 asientos, el PAN 14, el PRD ío , el PT 2, y el PVEM 2.
15 2 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

días atrás había designado a Ó s c a r E s p in o s a V il l a r r e a l , como Jefe del Departa­


mento del Distrito Federal.
Según el exPresidente S a l in a s d e G o r t a r i , el nuevo Gobierno del Distrito Fe­
deral fracasó por no mantener la iniciativa en favor de la Ciudad, de ahí la cre­
ciente inseguridad241. La estrepitosa derrota electoral sufrida por el PRI en 1997,
la atribuye a que habían transcurrido tres años de rezago en los servicios, la obra
pública y en la atención a la gente. Y tres años, también, de campaña contra su
administración242.
Independientemente de tales consideraciones, en estudios especializados, se
señaló que en el Distrito Federal fue donde la crisis d e la S e g u rid a d P ú b lic a esta­
lló con mayor fuerza; que aquí es donde se roba poco más del 5% de los autos del
país; se cometen entre el 70% y el 80% de los asaltos contra transporte de mer­
cancías e insumos, por si fuera poco, es en donde se cometen más secuestros, ho­
micidios dolosos, lesiones intencionales y ataques sexuales243, lamentablemente
con el tiempo la problemática se extendería a todo el territorio nacional.

14 . E l PR D g an a el G o b ie r n o d e l D is t r it o F ederal

En los comicios intermedios del 6 de julio de 1997, destacó el hecho de que por
vez primera se elegía al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, en el plano Fe­
deral a la Cámara de Diputados y a los 32 senadores de representación propor­
cional; en la Capital a los miembros de la Asamblea Legislativa. También en esa
fecha, seis Estados eligieron a distintas autoridades.
Los resultados para el PRI fueron desastrosos por donde se les mire, perdió
la Jefatura de Gobierno de la Capital, todos los distritos electorales tanto Loca­
les como Federales del Distrito Federal244, dejó de tener la mayoría absoluta en
la Cámara de Diputados, dando origen a lo que en teoría política se llama Go­
b iern o N o U n ificad o , que consiste en un Poder Ejecutivo cuyo partido no tiene
mayoría en la Cámara de Diputados, lo que provoca procesos políticos compler
jos, y que se tenga que llegar a amplios acuerdos para gobernar245.

241 En México un paso difícil a la modernidad. Op. Cit., pp. 999 y ss.
242 Ibídem.
2/3 Al respecto véase Todo lo que debería saber sobre el crimen organizado. Instituto Mexicano de 1
de la Criminalidad Organizada, A. C., Océano. México, 1998, p. 145.
244 La conformación de la Asamblea Legislativa aplicados los principios de representación proporcionali
1 9 9 7 . quedó de la siguiente manera: PRD 38, PAN 13, PRI 11, PVEM 3 y P T 1.
245 Así lo expresa C arlos S irvent en “Reformas electorales y representación política en México, 1910
En Partidos políticos y procesos electorales en México. Miguel Ángel Porrúa. México, 2002, p. 117.
E l D is t r i t o F e d e r a l d e s d e u n a p e r s p e c t iv a s o c io l ó g ic a

En los comicios para Jefe de Gobierno, tres fueron los candidatos con mayor
posibilidad de triunfo: A l f r e d o d e l M a z o del PRI; el ya fallecido C a r l o s C a s t i ­
l l o P e r a z a del PAN y C u a u h t é m o c C á r d e n a s del PRD. Celebrada la contienda

electoral C u a u h t é m o c C á r d e n a s triunfó de manera contundente, obtuvo 1,881,44


sufragios que representaron el 48.11% de la votación del Distrito Federal; por
A l f r e d o d e l M a z o sufragaron en su favor 990,234 electores, cifra que equivale
al 25.5% de la votación del Distrito Federal, y C a s t il l o P e r a z a obtuvo 602,927,
votos que representan el 15.5%.
En el primer encuentro entre el Presidente de la República y el Jefe de Go­
bierno electo, acordaron conformar una Comisión de Enlace Entrega/Recep-
ción, y que se le aprobaría las propuestas que hiciera sobre quienes estarían al
frente de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal y de la Secre­
taría de Seguridad Pública246.
El triunfo de C u a u h t é m o c C á r d e n a s despertó muchas expectativas, como era
de esperarse no tardaron en verterse innumerables críticas sobre la forma como
se habían conducido los gobiernos anteriores247.
Se puso de relieve el inadecuado Marco Jurídico del Distrito Federal, al
decir del desaparecido Luis J a v i e r G a r r id o , la paradoja del 6 de julio es que
C u a u h t é m o c C á r d e n a s fue electo para gobernar una Ciudad que no tiene ins­
tancias de vida democrática y sin tener en su cargo plenas atribuciones lega­
les. Más adelante agregó, que de acuerdo al Marco Constitucional del Distrito
Federal “no es una entidad autónoma sino sometida en buena medida al Go­
bierno Federal, y en la que los ciudadanos carecen del más elemental de los
Derechos Políticos, que es el de poder elegir a un Gobierno Municipal, y no
tiene forma institucional alguna de participar en la toma de decisiones, como
acontece en la mayor parte de las grandes urbes en esta parte final del Siglo
XX”248
Acertadamente, C r is t in a S á n c h e z y L u c ía Á l v a r e z , destacaron los retos de
gobernar una sociedad extremadamente compleja, diversa y estratificada; te­
ner que interactuar con una Sociedad Civil d isp e r sa y h e te r o g é n e a , que había

246 Información obtenida de: http://www.iteso.mx/biblio/enlinea/sintesis/poljulgyAoc.


247 Al respecto véase J enaro V illamil R odríguez. “El segundo cardenismo. Balance en el gobierno capitalino*.
En L Ordinaire Latino Americain. Ville de México, l8o, avril-juin, 2000. IPEALT. Université de Toukm-
se-LeM irail, p. 15.
248 En su artículo “La alternativa” y que puede consultarse en: www.jomada.unam.mx/1997/dicg7/9y1205/
garrido.html.
154 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

ido logrando una importante presencia en la escena pública de la Ciudad de


México249.
Más adelante, agregaron:

“...el nuevo gobierno tuvo que aprender a interactuar y a negociar con fuertes gru­
pos de interés arraigados en la ciudad, expertos en la negociación cupular y de­
tentadores de importantes espacios de control (clientelares, recursos, etcétera) a
través de una gran diversidad de relaciones sociales y políticas; entre estos grupos
y los gobiernos anteriores se había establecido una política de pactos y arreglos por
fuera de la ley sumamente sólida”250

El Jefe de Gobierno del Distrito Federal tan sólo permaneció en el cargo 22


meses, pues en septiembre de 1999 renunció para lanzar su candidatura presi­
dencial, fue sustituido por la Secretaria General, R o s a r io R o b l e s , quien culminó
los restantes meses de Gobierno (octubre 1999-julio 2000).
La Jefa de Gobierno en el último informe de aquella Administración, además
de denostar las administraciones priístas anteriores, resaltó:

“Este es un gobierno diferente porque hemos ejercido el poder con eficiencia y res­
ponsabilidad. Logramos detener en unos casos y revertir en otros el deterioro en el
que se encontraba nuestra ciudad, y en lugar de pensar en la realización de obras
faraónicas, muchas de ellas inviables ante la limitación presupuestal, y otras he­
chas sólo o fundamentalmente para vestir de oropel a la administración en curso,
hemos aplicado los recursos disponibles en proyectos dirigidos a mejorarla calidad
de vida de los capitalinos y apuntalar la sustentabilidad económica, social y cultural
del Distrito Federal”251

En la cuestión hidráulica destacó el Programa pionero de D etec ció n y S u p re­


sió n d e F u g a s N o V isibles; la sustitución de ramales y válvulas y tuberías de b|j
red de Agua Potable, conjuntamente con la rehabilitación de pozos y reposiriá^g
de equipos electromecánicos252. 1
También puso énfasis en el: J

“desazolve del sistema de drenaje; el incremento del asfaltado en la ciudad; la ope- 11


ración del organismo público descentralizado denominado Red de Transporte de -m

249 En C ristina Sánchez y L ucIa Á lvarez. “Gobierno democrático, sociedad civil y participación d
1997-2000”. En Sociedad civil, esfera pública y democratización en América Latina: México.
dad Veracruzana-FCE. México, 2003, pp. 207-208.
250 ídem , p. 208.
251 Información obtenida de: www.df.gob.mx/jefatura/admon/rosario/informe/ - 30k.
252 Ibídem.
El D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica 15 5

Pasajeros, el cual da servicio diariamente a medio millón de usuarios de colonias


periféricas de escasos recursos, manteniendo la tarifa de un $1.50 en apoyo de la
economía popular; la inauguración del tramo correspondiente al Distrito Federal
de la línea B del metro”253

Durante su Administración estalló el escándalo por el supuesto uso de recur­


sos públicos que utilizó para promover su imagen personal. Tal hecho se fundó
en que la televisión difundió 4,300 spots durante cuatro meses, en los que apa­
recía la imagen de R o b l e s con el puño en alto; además, de la impresión de dos
millones de tarjetas telefónicas con su imagen254.

15. El PRI p i e r d e l a e l e c c ió n p r e s id e n c ia l d e l 2000 y s e r a t if ic a

EL TRIUNFO ELECTORAL DEL PRD EN LA C A P IT A L


Los comicios federales del 2000 tuvieron un especial significado, p r im e r o , por­
que después de muchos años el PRI perdió la Presidencia de la República, ante
V ic e n t e F o x , candidato del PAN, quien logró la a lter n a n c ia p o lític a .
S e g u n d o , en la Capital por vez primera se e lig ió a los Jefes Delegacionales.
Al primer Presidente panista se le presentó el enorme reto de funcionar en
un S iste m a P o lític o D iv id id o , el Congreso lo dominaba el PRI convertido ahora
en oposición, y tenía más de dos terceras partes de los gobernadores, contro­
laban los priistas además la mayoría de las presidencias municipales, en suma
seguían gobernando a 70 millones de mexicanos255.
Tal contexto sociopolítico, llevó a señalar a J u a n M o l in a r y M o n y d e S w a a n :

“El nuevo presidente enfrenta el monumental desafio del gobernar al país con un
nivel de dispersión del poder político inédito en nuestra historia posrevolucionaria.
La alternancia significó, ciertamente, que un nuevo partido ocupara la Presidencia
de la República, que continuó siendo, por mucho, el centro de poder en México y el
más relevante puesto de elección en la política mexicana. Pero la presidencia que se
inició en diciembre de 2000 ya no tiene todo el respaldo político que le brindaba el
control de los demás puestos de elección popular por su partido”256

Ibídem.
254 Información obtenida de w1vw.esmas.com/noticierostelevisa/mexico/241386.html - y8k.
255 Al respecto véase J uan M olinar H orcasitas y M ony de S waan A ddati. “Movimientos graduales y pendu­
lares: la transición democrática y la nueva correlación de fuerzas”. En Memoria del VII Congreso Ibe­
roamericano de Derecho Constitucional. Relaciones entre gobierno y Congreso. UNAM. México, 2002,
P- 3 7 0 .
ídem, p. 373.
156 A v a t a r e s d e l a R e f o r m a P o l ít ic a C a p it a l in a

En lo que respecta a los comicios para Jefe de Gobierno, tres fueron los can­
didatos a los que se les auguraba el triunfo, J e sú s S il v a H e r z o g del PRI; S a n ­
t ia g o C r e e l del PAN (aunque en realidad fue postulado en coalición de lo que

se denominó “Alianza por el Cambio” que incluyó al PVEM) y A n d r é s M a n u e l


L ó p e z O b r a d o r del PRD (también postulado en coalición en lo que se denominó
“Alianza por México”).
En estos comicios, el efecto Fox estuvo a punto de arrebatarle el Distrito Fe­
deral al PRD y darle la victoria al PAN. Sin embargo, con apenas un punto de
ventaja, el Partido del Sol Azteca logró mantenerse al frente del Gobierno de la
Ciudad, obtuvo 1,716, 649 votos, equivalente al 39.58 % de la votación.
En cuanto a los resultados de la Asamblea Legislativa, la coalición Alianza por
el Cambio obtuvo 25 cumies, el PRD 22, el PRI 16 (todos de representación pro­
porcional), y Democracia Social tres (también de representación proporcional).
En cuanto a las 16 Jefaturas Delegacionales, el PRD obtuvo el triunfo en la
mayoría de las demarcaciones, excepto en Azcapotzalco, Cuajimalpa, Benito
Juárez, Miguel Hidalgo, Venustiano Carranza, y por resolución del Tribunal
Electoral del Distrito Federal, Alvaro Obregón, que fueron para el PAN.
Para las elecciones intermedias del 6 de julio de 2003, a nivel federal el PAN
fue el que resultó más peijudicado al perder más de 50 escaños, pasando de 207
a 151; el PRD por el contrario casi duplicó su representación al pasar de 52 a 95,
no obstante los buenos resultados no salvaron a su dirigente, R o s a r io R o b l e s , de
ser defenestrada supuestamente por haber endeudado considerablemente a su
partido; el PRI se mantuvo como el partido mayoritario con 222 representantes j
populares y muy alejados a estas tres fuerzas políticas, el PVEM alcanzó 17 cu- I
mies, el Partido del Trabajo 6 y Convergencia Democrática 5. 1
En las elecciones de asambleístas el PRD triunfó de manera contundente^ 1
pues de los 40 distritos electorales locales ganó en 37, los tres restantes fueron m
para el PAN, con la aplicación de los p r in c ip io s d e rep r esen ta c ió n p r o p o r c io - I
n a l, el PAN, alcanzó 16 escaños, el PRI 7, el PVEM 5, y México Posible 1 (aunque m
no alcanzó su registro definitivo), el PRD, según resolución del Tribunal Federal 9
Electoral no tuvo Derecho a asignación proporcional. JH
En las Delegaciones Políticas el PRD incrementó su presencia al ganar en i s j H
de 16, el PAN dos -Benito Juárez y la Miguel Hidalgo-, ésta última demarai^H
ción según resolución definitiva del Tribunal Federal Electoral; el PRI tan sófcflH
obtuvo una -Milpa Alta-. ¡H
E l D is t r i t o F e d e r a l d e s d e u n a p e r s p e c t iv a s o c io l ó g ic a

El Gobierno de L ópez O brador impulsó el Sistema de Pensiones para Adultos


Mayores, la construcción del Segundo Piso del Anillo Periférico y combatió la
inseguridad pública, para ello incluso buscó el asesoramiento del exAlcalde de
Nueva York, R udolph G iuliani.
Tuvo que soportar la presión política del Gobierno Federal, que avizorándolo
como potencial contendiente en la carrera presidencial, pretendió fallidamen­
te desaforarlo; y superar los video/escándalos que involucraron a funcionarios
muy cercanos.
La gran popularidad que el Jefe de Gobierno alcanzó durante su Administra­
ción, lo catapultó para alcanzar la candidatura presidencial en 2006, abandera­
do por la Coalición por el Bien de Todos, formada por el PRD, PT y Convergen­
cia (hoy Movimiento Ciudadano).
Dejó la Administración en A lejandro E ncinas R odríguez, en su gestión se
aprobó la L e y d e S o c ie d a d d e C o n v iv en cia , con la que se reconocieron las unio­
nes civiles entre personas del mismo sexo.

16 . E l D is t r it o F e d e r a l e n e l c o n t e x t o d e l a s e l e c c io n e s d e l 2006

En las elecciones celebradas el 2 de julio de 2006, se eligió al Presidente de la


República, a los integrantes del Congreso de la Unión, a los de la Asamblea Le­
gislativa capitalina, al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, a los titulares de las
Jefaturas Delegacionales, además de otras autoridades en los Estados.
Para los comicios presidenciales tres fueron los principales candidatos, A n­
drés M anuel L ópez O brador, del PRD; F elipe Calderón H inojosa, del PAN; y el

cuestionado R oberto M adrazo, del PRI.


Celebrados los comicios, el PAN logró retener la Presidencia de la República,
aunque por un margen muy estrecho y en un cierre de c o n teo d e v o to s como de
película, no obstante los panistas se ubicaron como la minoría más grande en
las dos Cámaras del Congreso de la Unión. El PRI, a pesar de su alianza con el
PVEM, en la Cámara de Diputados retrocedió hasta la tercera posición, aunque
en el Senado, quedó como segunda bancada257.
Válidamente puede señalarse que el PRD fue el gran ganador, duplicó su
porcentaje de votación que lo ubicó en la Cámara de Diputados como segunda

257 Véase L eonardo V aldés Z urita. “Saldos y peculiaridades del comportamiento electoral d e 20 0 6’ . En 2 de
julio. Reflexiones y alternativas. UNAM. México, 2007, pp. 123-124.
15 8 A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

fuerza electoral. En el Senado, aunque ocupó la tercera posición obtuvo la más


grande bancada de senadores de toda su historia.
La nueva realidad electoral, expresó J esús Silva H erzog M árquez, modificó
radicalmente el S iste m a d e P a r tid o s en México. “La elección reciente significa
el cambio mas profundo que ha vivido nuestro régimen de partidos en muchas
décadas (...) No recuerdo golpe tan severo a la estructura de partidos como el de
este año”258.
Para la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal participaron tres candida­
tos de importancia, M arcelo E brard por el PRD, y quien ganó con 2, 213 963
votos equivalente al 46.37% de la votación, superando ampliamente a D emetrio
S odi del PAN y a B eatriz Paredes del PRI.
El PRD conservó la mayoría en la Asamblea Legislativa y ganó en la mayoría
de las Delegaciones Políticas.
Para las elecciones intermedias de 2009, a nivel Federal, el PAN tuvo un gran
retroceso puesto que de 206 diputados federales paso a 143, el PRI se recuperó
de 104 cundes paso a 237 diputados, y si se suman los 22 escaños de su aliado,
el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) alcanzaría 259, suficientes para
tener una mayoría absoluta, en tanto el PRD pasó de 123 a 71 miembros.
En lo que se refiere a los resultados en la Asamblea Legislativa después de
aplicada la fórmula de re p r e se n ta ció n p r o p o r c io n a l el PRD alcanzó 29 cúrales,
el PAN 14, el PRI 8, el PT, 6, PVEM 4, Convergencia 1, PANAL 2, PSD 1, (PT,
PRD, y Convergencia) 1.
En las Jefaturas Delegacionales el PRD obtuvo 13 y el PAN 3.
Durante el Gobierno de M arcelo E brard se fortaleció y se dio continuidad a
los p r o g r a m a s so cia le s, su Administración se caracterizó por la relevancia dada
a la Equidad de Género, el espacio público, la m o v ilid a d no m o to riza d a y el re­
conocimiento de Derechos Civiles, se x u a le s y rep ro d u ctiv o s. Las medidas em­
blemáticas de dicho Gobierno, no exentas de polémica, fueron la leg a liza ció n de
la in terr u p c ió n d e l em b a r a z o y la a p r o b a c ió n d e l m a trim o n io en tre p e r s o n a s
d e l m ism o se x o , junto con el reconocimiento del Derecho de estas parejas a la
Adopción.
En materia social, una de las mayores apuestas e innovaciones fue el estable­
cimiento del S e g u r o d e D e se m p le o , primero en su tipo en el país, que cubrió con

258 En el periódico Reforma del 10 de julio de 2006, citado por Rosa María Mirón Lince. “El PRI y el sistema
de partidos en México”. En 2 dejulio. Reflexiones y alternativas. Op. Cit., p. 21.
E l D is t r it o F e d e r a l d e s d e u n a p e r s p e c t iv a so c io l ó g ic a

una prestación equivalente a un salario mínimo, por un plazo máximo de seis


meses, a quienes hubieran perdido su empleo formal a partir de enero de 2008.
Fortaleció el Derecho a la Pensión Alimentaria de Adultos Mayores, redu­
ciendo la edad mínima de 70 a 68 años.
El Jefe de Gobierno capitalino fue reconocido como el M e jo r A lc a ld e d e l
M u n d o , distinción que le fue entregada en 2010 por la Fundación C ity M a y o r s,
antes fue designado Presidente del Consejo Mundial de Alcaldes por el Cambio
Climático; y en 2012 fue elegido por la ONU-Hábitat como Presidente de la Red
Global de Ciudades Seguras.
M a r c e l o E b r a r d fue el primer Jefe de Gobierno en finalizar su mandato con
74 por ciento de aprobación ciudadana, lo que se antojaba como una solidábase
de cara a los comicios de 2012, debido a que el Jefe de Gobierno capitalino re­
presentaba, en teoría, al mejor candidato presidencial para el PRD.

17. E l D istrito F ederal en el contexto electoral del 20 12

El 1 de julio del 2012 se llevó a cabo la jornada electoral en la que se eligió al Pre­
sidente de la República, a los integrantes de Congreso de la Unión, al Jefe de Go­
bierno del Distrito Federal, a la Asamblea Legislativa, a los Jefes Delegacionales
y en 6 Estados a su Gobernador, a sus Congresos Locales y Ayuntamientos.
En los comicios presidenciales participaron cuatro candidatos, por el PRI
Enrique Peña N ieto, quien obtuvo el triunfo con el 38.21% de los votos; el can­
didato de la izquierda, A ndrés Manuel López O brador, obtuvo el 31.59% de los
votos; la candidata del PAN, Josefina V ázquez M ota, 25.41% y por el PANAL,
Gabriel Q uadri, sólo el 2.3 %.
Un hecho significativo lo representó la r e cu p era ció n de la Presidencia del
país por el PRI, después de doce años de Gobierno panista; durante el proceso
electoral se denunció propaganda política encubierta con el apoyo de los gran­
des medios de comunicación electrónica y uso de las encuestas con fines de pro­
paganda electoral; esquemas de financiamiento paralelo e ilícito; y la aparición
de un movimiento social juvenil que rechazó el proceso electoral y sus resulta­
dos (el movimiento estudiantil #YoSoyi32).
En los comicios para elegir al Jefe de Gobierno, tres fueron los candidatos
importantes, a uno se le auguró el triunfo, a M iguel Á ngel Mancera, candida­
to del Movimiento Progresista (PRD, PT, Movimiento Ciudadano), a quien los
analistas políticos colocaban en un porcentaje de votación muy elevado (60%),
16o A vatares de la R eforma P olítica C apitalina

mismo que se ratificó el día de jomada electoral, lo que llevó a la candidata Bea­
triz Paredes, de Compromiso por México (PRI y PVEM) y a Isabel M iranda, del
PAN, a reconocer su derrota.
En la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, después de aplicada la fór­
mula de representación proporcional la coalición Movimiento Progresista (PRD,
PT y Movimientos Ciudadano) obtuvo 41 escaños; el PAN 12; el PRI 9; PVEM 2,
y Nueva Alianza 2.
En las Jefaturas Delegacionales, el Movimiento Progresista obtuvo 14, el
PAN 1 y Compromiso por México 1.
Durante el primer año de Gobierno, M iguel Á ngel M ancera ha tenido que
sortear diversos problemas, como tener que retirar la escultura del exPresidente
de Azerbaiyán, Heydar A liyev, del Parque de la Amistad, en Paseo de la Refor­
ma luego de las inconformidades suscitadas; la critica por responder favorable­
mente a un tw itt en el que la actriz Laura Zapata pidió a Rodolfo Ríos Garza,
Procurador de Justicia capitalino, ayudara a su hijo en un percance de tránsito.
El h a sh ta g fue # M a n ce ra H a zm eu n P a ro ; la desaparición de varios jóvenes en el
bar H e a v e n en la Zona Rosa; las movilizaciones de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación y el plantón en el Zócalo y en el Monumento a la
Revolución; las críticas por los acuerdos que ha celebrado con el Presidente En­
rique Peña; y la polémica generada por los vicios ocultos en la línea 12 del Metro.
En su P r im e r In fo r m e d e G o b ie r n o destaca el fortalecimiento y la continui­
dad de la p o lític a so cia l, como la seguridad alimentaria, a través de desayunos
escolares, pensión alimentaria para adultos mayores y comedores públicos, en
las 16 delegaciones políticas.
La puesta en marcha del Programa a nivel primaria S a lu d A rte, inserta en el
concepto de Escuela de tiempo completo; la entrega de uniformes escolares y el
P r o g r a m a P ilo to d e A lfa b e tiz a c ió n D iv e r sifica d a , con el cual se pretende redu­
cir el índice de analfabetismo en la Ciudad.
El P ro g r a m a d e S e r v ic io s M é d ic o s y M e d ic a m e n to s G ra tu ito s a la población
capitalina que no cuenta con seguridad social; la Reforma a la L e y d e S a h o ^ ¡
consistente en fijar como obligatorio la realización de un examen médico gene?j
ral una vez al año; la aprobación de la L e y p a r a la P re v e n ció n , T r a ta m ie n to jÉ
C o n tr o l d e la D ia b e te s. -M
El apoyo económico a personas con discapacidad, y la p r o m u lg a c ió n de M
L e y d e A te n c ió n P r io r ita r ia p a r a la s P e r s o n a s c o n D is c a p a c id a d y en S¡tm tM
ció n d e V u ln era b ilid a d . <
E l D istrito F ederal desde una perspectiva sociológica 161

La P la ta fo r m a d e la s J u v e n tu d e s p a r a la C iu d a d d e M é x ic o y el otorgamien­
to de las tarjetas “ Capital Joven” que los identifica como miembros de la Capital
e integra todos los P ro g r a m a s d e A te n c ió n que el Gobierno del Distrito Federal
ha implementado.
La restauración ecológica en 100 hectáreas de superficies recuperadas, tras
el retiro de construcciones irregulares en el Parque Ecológico de la Ciudad de
México y Sierra de Santa Catarina; la implementación de medidas al P ro g ra m a
p a r a M e jo r a r la C a lid a d d e l A ir e en la Z o n a M e tr o p o lita n a d e l V a lle d e M é x i­
c o , como la construcción de más líneas de Metrobús; la instalación de nuevos
equipos de verificación vehicular; la instrumentación del P ro g r a m a d e R e d u c­
ció n d e E m isio n e s a la A tm ó sfe r a , D e sc a r g a s d e A g u a y M a n e jo In te g r a l d e lo s
en 200 Industrias del Distrito Federal; y la sustitución de 160 micro­
R e sid u o s
buses por 103 autobuses de la zona Palmas-Chapultepec.
La creación de la Agencia de Gestión Urbana de la Ciudad de México, que
mejora la capacidad y calidad de respuesta a las demandas de la ciudadanía.
El impulso y aprobación de la R e fo rm a P o lític a d e la C iu d a d d e M é x ico , para
alcanzar equilibrio constitucional entre Federación y la Capital.
Para finalizar, según diversos analistas, el PRD han señalado, se encuentra
quizá en uno de los momentos más críticos de su historia, luego de la separación
de su líder más importante de los últimos años: A ndrés M anuel L ópez O brador,
quien encabeza su proyecto y convierte al M o v im ie n to d e R e g e n e ra ció n N a c io ­
n a l (Morena) en un Partido Político, presente en la contienda político-electoral
2015.
En una contienda que bien podría catalogarse como interna, el PRD y More­
na medirán fuerzas para saber si los votantes realmente creen en los ideales del
Sol Azteca o se inclinan por el pensamiento y la nueva propuesta de quien fuera
uno de sus máximos representantes (AMLO).
La elección en el Distrito Federal será fundamental en esta lucha, pues en
una entidad donde el p e r r e d is m o ha prevalecido durante casi dos décadas, el
surgimiento de una a lte r n a tiv a de la misma corriente pondrá en duda su verda­
dero poder de convocatoria.

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