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UNIVERSIDAD LUTERANA DE EL SALVADOR

FACULTAD DE HUMANIDADES Y TEOLOGIA

Tema: Eclesiología desde la perspectiva pastoral de Monseñor Romero

Alumnos: Hurtado Martínez Sergio Virgilio (MH01136064)

García Rivera Ruth Elizabeth (GR01135683)

Materia: Eclesiología

Docente: Licda. Idania Mejía.

San Salvador, 24 de Marzo de 2020.


Introducción

Sin duda una de las figuras más emblemáticas en nuestro país es la de Monseñor Romero,
se tienen diferentes opiniones al respecto de su vida, obra y labor social. Algunos le conocen
como un subversivo dentro de la Iglesia, agitando a las masas al calor de su ideología para
convertirlos en adeptos a organizaciones revolucionarias, otros lo ven como un buen pastor
de la Iglesia Católica, y un grupo no minoritario, lo ve como un mártir que por amor a su
pueblo murió entregando su vida cual Cristo salvadoreño. Como se ha aprendido en clase, la
historia y la verdad dependerán del ángulo en el que se miren y la forma en que sean
contadas.

En este trabajo, no se pretende de ninguna manera imponer o inclinarse a una forma de


pensar; pero si se pretende, dejar al lector con más dudas que respuestas con respecto a esta
figura y su papel eclesiástico, no se pude negar que hasta hoy, es fuente de controversia, pero
al leer la historia se puede tener una mejor perspectiva. Para intentar llevar un orden de
pensamiento se dividirá el tema en los siguientes puntos: primero se dará un contexto de el
país en tiempos de Monseñor, Segundo se estudiara la eclesiología de Monseñor y,
finalmente se observaran los tres tipos de comunidades a las cuales Monseñor le apostaba,
para finalizar con la conclusión de lo aprendido y el impacto que esto promete hacer a la
pastoral de la cual somos parte.
1. El Salvador en tiempos de Monseñor Romero

Para conocer bien, y no caer en sesgos o en el grave error de juzgar apresuradamente,


es necesario conocer el contexto en el cual se desarrollan diversas acciones. En el caso que
nos ocupa, habrá que recordar realidades sociales que ahora parecen como un recuerdo del
pasado con el cual El Salvador lucho y aun lucha por liberarse.

En la década de los setenta, la economía salvadoreña tenía como bienes de


exportación : el café, algodón y, caña de azúcar ; vinculado a estos productos un sector
hegemónico constituido por lo que Monseñor llamo “Oligarquía” que estaba formado en su
mayoría por terratenientes estos, acaparaban la riqueza en sus manos a costa de la explotación
económica de las grandes mayorías de campesinos y obreros. Esto es a grandes rasgos lo que
Monseñor vivía en su tiempo en el área económica.

En lo político se profundizo la crisis, con el gane fraudulento de Carlos Humberto


Romero en las elecciones del 20 de febrero de 1977, generando represión violenta a cargo de
las Fuerzas Armadas, los cuerpos de seguridad, los paramilitares de ORDEN y los
escuadrones de la muerte . A esto debe sumarse, la formación de cuatro organizaciones
guerrilleras entre el primero de Abril de 1970 y el 25 de Enero de 1976 con las respectivas
coordinadoras bajo su control, que en aquel entones recibieron el nombre de organizaciones
de masas.

Para la Iglesia Católica, las relaciones con el Estado se pusieron tenses después de
llegar al poder el General Humberto Romero, por esa misma época Oscar Arnulfo Romero
fue nombrado Arzobispo de San Salvador (1977-1980) considerado como el más
conservador de los dos candidatos para ese puesto. La característica principal de la Iglesia
Católica, en este periodo de finales de los 70 y durante la década de 1980, fue su fuerte
postura a favor de los derechos humanos y la justicia social, basada en la pastoral “opción por
los pobres” anunciada durante la reunión de los obispos latinoamericanos en Medellín en
1968 y reiterada en Puebla en 1979.

Muchos sacerdotes católicos era presionados por las fuerzas militares del gobierno y
los grupos derechistas que apoyaban al gobierno y su guerra en contra de la insurrección
encabezada por los marxistas, torturando y asesinando a los que levantan si voz en contra del
gobierno. En pinceladas rápidas este es el contexto en el cual Monseñor desarrollo su
ministerio y bajo esta concepción formo la iglesia bajo su pastorada.
2. Eclesiología de Monseñor

El pensamiento de Monseñor Romero pareciera girar en torno a su vinculación


eclesial, su obra se enmarca en el Magisterio, es decir, en la interpretación oficial de la
Palabra de Dios oral o escrita. Para Romero el centro siempre es Cristo: el “desarrollo
lógico” el Evangelio y sus consecuencias “políticas” son las de libertad, paz y justicia que no
toma como opciones ideológicas sino como los resultados de un autentico cristiano en el
mundo. Teniendo esto en mente, la labor pastoral de Monseñor Romero, fue una llamada a la
autentica conversión cristiana que mira al ser humano en su real dignidad.

Monseñor alerto a la Primera Junta Revolucionara de Gobierno señalando que “solo


podrá este gobierno merecer la confianza y la colaboración del pueblo cuando demuestre que
las bellas promesas no son letra muerta, sino verdadera esperanza”. Además, en su homilía
del 21 de octubre de 1979 pedía “depuración del ejército y de los cuerpos de seguridad”. No
obstante, la Junta significó otro cambio importante en la gestión de la persecución violenta:
mientras que esta proclamaba medidas para controlar la represión, la extrema derecha, con la
misma participación del ala más conservadora de las Fuerzas Armadas, comenzó una
campaña de terror que se tradujo en un auge de la violencia sin precedentes.

La acción de denuncia, tan propia de la eclesiología de Monseñor, solo se compara


con su amor por la Iglesia. El lema episcopal de Monseñor “Sentir con la Iglesia” solo delata
la profunda admiración, dolor y amor que sentía por el cuerpo de Cristo. Monseñor Romero
escribió cuatro cartas pastorales, todas tratan sobre la Iglesia, en ellas dejaba implícita su
eclesiología así como sentir en cuanto al momento histórico que se vivía. A continuación se
presentan las cuatro cartas y lo que se considera la idea central de cada una: la más
importante es la primera que lleva por título “La Iglesia de la Pascua” y se considera un
documento de carácter programático, la segunda “La Iglesia, cuerpo de Cristo en la historia”
que tiene como objetivo defenderse de los insultos que recibe, la tercera tiene como tema la
relación entre fe y política, tiene la firma de Monseñor Arturo Rivera y Damas, y la cuarta
“Misión de la Iglesia en medio de la crisis del país” es la presentación del documento de
Puebla a la arquidiócesis de San Salvador.

Según Mora y Rodríguez (2018) Monseñor Romero perfilaba la Iglesia con las
siguientes características:

1.Desde su propia identidad de Iglesia: siendo Ella misma, y no un poder político


más. 2. Con una evangelización integral: la misión esencial de la Iglesia; y es una
“evangelización liberadora”. 3. Con una sólida orientación doctrinal: Anunciando la
verdad que viene de Dios, y que es irrenunciable: “La verdad sobre Cristo, la Iglesia
y el hombre”, presentando la doctrina social de la Iglesia. 4. Con la denuncia del
error y del pecado en función de conversión. 5. Desenmascarando las idolatrías de la
sociedad: la absolutización de la riqueza y de la propiedad privada; la absolutización
de la seguridad nacional, que se constituye en la base de un estado totalitario; y la
absolutización de la organización, que interesa más que el pueblo. 6. Promoviendo la
liberación integral del hombre: pues las auténticas evangelización y promoción
humana son inseparables. Esto se realiza “desde los pobres a todas las clases
sociales”. 7. Urgiendo cambios estructurales profundos. 8. Acompañando al pueblo
en su clase popular y en su sector dirigente (p12).

Todo lo anterior, representa una muy bien pensada lista de características que
combinan lo espiritual de la Palabra, y la arrasadora conversión que la praxis comunitaria
produce. En las cartas pastorales Monseñor descubre su idea de la Iglesia y como esta debe
de caminar en medio del conflicto social que la rodea. En su primera carta pastoral así habla
de la Iglesia y su compromiso de servicio:

Resulta así el carácter atrayente de una Iglesia que no vive para sí, sino para servir
de instrumento a Cristo para la redención de todos los hombres. Y me agrada mucho
subrayar este sentido de servicio en una carta que tiene como objeto la presentación de un
pastor que quiere vivir y sentir, lo más cerca posible, los sentimientos del Buen Pastor que
“no vino a ser servido sino a servir y dar su vida” (Pat. 20, 28).

Claramente, la Iglesia para Monseñor, no era la de una institución para legitimar una posición
social sino el servicio mismo, servicio que acerque a la Iglesia al pueblo honrando los valores
cristianos que predica y promueve:

La Iglesia no vive para sí. Su razón de ser es la misma de Jesús: un servicio a Dios
para salvar al mundo. Así lo proclamó el Concilio Vaticano II, al escribir sobre la misión de
la Iglesia en el mundo actual: “Por solidaridad, respeto y amor a toda la familia humana, el
Concilio quiere dialogar con ella acerca de todos los problemas, aclarárselos a la luz del
Evangelio y poner a disposición del género humano el poder salvador que la Iglesia, condu-
cida por el Espíritu Santo, ha recibido de su Fundador.
En la misma primera carta, Monseñor presenta una “radiografía” critica de la Iglesia donde parece
tener afilada la navaja para describir como la Iglesia no vive o ejecuta su papel tal como es llamada
dentro de la sociedad.:

“Los cristianos no habíamos asimilado profundamente a Jesucristo (conocíamos


superficialmente el Evangelio o habíamos estudiado técnicamente a Cristo sin saborearlo en su
misterio). Divorciamos la fe de la vida (nos contentamos con proclamar la fe o celebrarla en
la liturgia, pero sin realizarla en lo concreto del amor y la justicia). Por lo mismo, habíamos
perdido la sensibilidad cristiana frente a las angustias de los hombres, no supimos iluminar sus
esperanzas y nos desentendimos de la construcción positiva de la historia. Una Iglesia de la
Pascua y de Pentecostés debe ser una Iglesia de la conversión, de la vuelta fundamental a
Cristo, cuya sencilla transparencia seremos, y a las exigencias radicales del sermón de la
montaña” (Escritos Pastorales, Pág. 211).
En su carta de 1978 “El resucitado vive en su Iglesia” realiza una lectura contextual, que si
bien no amina a la Iglesia la desafía para salir de su área de comodidad y ser influencia a continuación
se cita:
Por eso, hermanos, meditar la palabra de Dios los domingos no es una simple práctica
espiritual, es que ese caminar concreto en la historia, en la vida de nuestro pueblo, viviendo
circunstancias como las de San Pedro Perlarán, es el marco concreto del cristianismo. Y es allí
donde el cristiano tiene que ser sal de la tierra, luz del mundo; con la gran esperanza viva que él
lleva en su corazón no se deja apagar su fe ni su esperanza en aquel que es vida y resurrección.
Por eso acostumbro poner aquí antes de la homilía propiamente dicha, o formando parte ya de
la homilía, el marco concreto en que este pueblo de la Arquidiócesis quiere vivir su fe en la
palabra de Dios. Una predicación que no tuviera en cuenta este marco concreto, y su luz de
evangelio no iluminara las bellezas de la semana pero al mismo tiempo el rostro feo de nuestra
historia, no sería auténtico evangelio de nuestro Divino Salvador .
El siguiente párrafo, puede decirse que enmarca a la perfección, lo que para Monseñor
era hacer Iglesia: la vida en comunidad, al estilo de la primera Iglesia, la de los Hechos de los
Apóstoles:
Por eso, hermanos, mi segundo pensamiento es este: Vive en la comunidad. Y aquí vale
la pena haber escuchado hoy la primera lectura y yo les recomiendo, sobre todo a las
comunidades parroquiales, comunidades de base, comunidades religiosas, que si quieren vivir
su verdadero sentido cristiano en estos días de Pascua, lean con devoción especial el libro de
los Hechos de los Apóstoles. La Iglesia lo toma como libro de lectura en estos cincuenta días.
Los Hechos de los Apóstoles son el testimonio más bonito de como unos hombres que iban
encontrando ese Cristo que vivía en la fe de unos creyentes, iban siguiéndolo en esa comunidad.
Hoy nos ha contado el libro de los Hechos. Y reduciendo a tres categorías la comunidad, nos
presenta la comunidad de vida, la comunidad de fe, la comunidad escatológica.

3. Las comunidades de Monseñor Romero.


Como muy bien lo aclara el párrafo anterior, para Monseñor, hacer Iglesia era vivir
en, desde y para la comunidad. Una forma no nueva pero si muy apegada al modelo de Cristo
y, bajo el cual se deja de lado el egoísmo y se da puerta abierta al amor; entendido como la
firma decisión de entregar la vida y lo que se posee por otros y no solamente la emoción o
sentimientos. Monseñor describe cada modelo de comunidad a continuación:
Comunidad de vida era una vida en común hasta el punto de que vendían sus cosas y
las traían a los apóstoles para que las administraran; y nadie sufría, todos eran iguales. Esto
es la vida común, compartir. Estamos muy lejos de ese ideal pero por lo menos, hermanos, en
nuestra Constitución hay un principio que podía ser la brecha para esta comunidad cuando
dice que "la propiedad privada debe tener una función social". Función social que no sólo
consiste en producir más sino en que el producto mayor redunde en el bien común de todos,
con justicia, naturalmente. Que todos trabajen y que todos participen. Vida común no es,
pues simplemente decir "yo los amo" sino con hechos. Obras son amores y no buenas
razones.
Esta clase de comunidad es la que deja al egoísmo totalmente de lado, donde se da
una correcta y sistematizada distribución de los bienes para los pobres y los necesitados se
realza la preeminencia de la practica como la expresión perfecta de amor. La segunda
comunidad de fe, enlaza a los que tienen la misma doctrina:
El católico como miembro de una Iglesia en su comunidad Iglesia, tiene que vivir los
compromisos de su fe. Si fuera de la Iglesia quiere llevar su luz cristiana, su colaboración a
la liberación del mundo y se inserta en una agrupación, él es responsable personalmente, y
no diga que sus compañeros católicos tienen obligación de hacerse como él también
miembros de esa organización.
La tercera comunidad era la de oración, donde se propone una vuelta a la
espiritualidad al igual que en la cuarta, que es la escatológica; se ve como se unen en formas
de comunidades importantes principios espirituales y la practica propia de un verdadero
cristiano converso a continuación la tercera comunidad y posteriormente la cuarta
Esta comunidad de fe vive en los sacramentos. Hermanos, los sacramentos son parte
de nuestra Iglesia. Aquí nos dice el libro de los Hechos que compartían la fracción del pan.
Término preciso, misterioso, con que se llamaba la Santa Misa. Porque en aquel tiempo se
hacía la cena en común; cenaban, pero después de cenar, como Cristo después de la cena, el
ambiente se tornaba sagrado y el presidente de la reunión de la cena consagraba el pan y el
vino y ya no era pan ya no era vino, era el cuerpo y la sangre del Señor.
Y finalmente, hermanos, la comunidad de fe es escatológica. Ya les expliqué el otro
día lo que esto significa: "más allá" no se circunscribe a las cosas de la tierra, espera,
estamos esperando. La comunidad de esperanza. Por eso la aportación que la Iglesia hace a
las fuerzas liberadoras de la tierra, no puede prescindir de su esperanza de otra vida y
asegurarla a los liberadores de la tierra que en esta tierra no existe el paraíso, que no lo va a
construir nunca el comunismo ni ninguna agrupación que prescinda de ese cielo. Pero que
ese cielo hay que construirlo ya en esta tierra, que la comunidad Iglesia tiene que ser ya un
reflejo de ese cielo. Y a mí me parece que esta Catedral ya es un reflejo de ese cielo cuando
miro aquí sentados en las mismas bancas gentes de tanta categoría, de tan diferentes rumbos;
siento cómo el amor conglutina, cómo el amor une y cómo es hermoso que sobre la
comunidad humana general, se reflejara aquella vida del cielo que esperamos.

Estas comunidades, son la más fiel evidencia de la eclesiología de Monseñor, si su


trabajo fue siempre apegado a la vida espiritual y no tuvo tintes políticos no es un tema
abordado en este trabajo, sin embargo, es imposible desligarlo de la vida política y social del
país en momentos de crisis y determinación agudas. No puede afirmarse que la labor pastoral
de Monseñor Romero, escapo de errores e imprudencias propias del ser humano, pero si
debe de reconocerse que fue de gran influencia y alivio a un país que agonizaba buscando
esperanza.
La influencia de Vaticano II y Medellín son innegables en la labor eclesiología de
Monseñor, aun y cuando en un principio albergaba mucho recelo hacia los cambios en cuanto
a la labor de estas propuestas, no fue sino hasta la muerte del padre Rutilio Grande, que se
abrió una nueva dimensión de trabajo pastoral que envolvió el aspecto social con mayor
fuerza y determinación.
Conclusion:

Al evaluar de manera consciente, el trabajo pastoral de Monseñor Romero; no cabe duda que
es y ha sido un referente de ministerio profético de denuncia y ayuda a los más necesitados.
En su caminar pastoral, dejo bien claro puntos que aun la Iglesia de hoy no logra comprender;
hablo del cuerpo de Cristo y utilizo la metáfora de la boca para identificarse, no como uno
que daba sus propias ideas sino como un vocero de la misma.

Hablo de la política y la Iglesia, como campos comunes de acción y así lo hizo, impacto la
vida política de la nación con su franca denuncia, le entrego al país un modelo de Iglesia de
tipo comunitaria que no era complicada de hacer, pero que si requería de personas
comprometidas y consientes de la cuota de esfuerzo que esto requiere.

Al analizar lo anterior, surgen varias preguntas: ¿Qué papel juega la iglesia en el contexto
social, político y económico? ¿ Se puede tipificar la Iglesia dentro de algunos de los cuatro
modelos comunitarios, y de ser posible en cuál de ellos? ¿ Qué opinión le merecería la Iglesia
a Monseñor? ¿Cómo se puede generar una conciencia de comunidad en la Iglesia actual?

Desde nuestras trincheras, con los jóvenes y con la Iglesia en general, es bastante difícil
cambiar la mentalidad heredada de generaciones que solo buscaban la mera subsistencia y
asistencialismo, pero que no se enfocaban en cultivar la armonía entre fe y practica, una
generación de extremos o llevados por la pura espiritualidad o encerrados en la práctica
solamente. Monseñor buscaba el equilibrio y eso lo que se debe enseñar modelando con el
ejemplo.

No se puede ni se debe tener la misma practica pastoral después de leer estos documentos, de
Monseñor sería irresponsable y una falta grave ante la comunidad que espera de sus líderes el
ejemplo y las pautas a seguir, en una sociedad como la salvadoreña que ha sido golpeada en
cada coyuntura, la Iglesia se presenta como la esperanza. Pero a esperanza sin influencia no
sirve y la influencia sin acción es solo una ilusión de lo que podría ser pero no es.

Las acciones a tomar, serán las de impulsar por medio de la practica personal, la vida y
acción en comunidad, transformando de forma consciente y voluntaria, el pensamiento que
no permite que se desarrolle el modelo de Iglesia correcto y concreto que el país necesita.
Referencias Bibliográficas

✓ Romero. A (1978). El Resucitado Vive en su iglesia. Recuperado de:


https://servicioskoinonia.org/romero/homilías/A/780402.htm

✓ Mora,I., & Rodriguez, M. ( Julio de 2018).Memoria del Simposio Internacional


Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Vida Obra y su impacto en la Centro America de
hoy.Escuela de Estudios Generales en la sede Rodrigo Facio de la Universidad de
Costa Rica.

✓ Romero. A (1977).Primera Carta Pastoral Iglesia de la Pascua. Recuperado de:


serviciospastorales@gmail.com

✓ MONS. OSCAR A. ROMERO GALDÁMEZ. Homilía del 16 de diciembre de 1979.


Recuperada de http://www.sicsal.net/romero/homilias/C/791216.htm

✓ MONS. OSCAR A. ROMERO GALDÁMEZ. Carta Pastoral Misión de la Iglesia en Medio


de la crisis del país, n. 56. Recuperado de http://romeroes.com/monsenor-romero-
su-pensamiento/cartas-pastorales/38-cuarta-carta-pastoral-mision-de-la-iglesia-
en-medio-de-la-crisis-del-pais?tmpl=component .

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