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ENSAYO 9.

APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS


El aprendizaje es el objetivo de la práctica docente, la respuesta al ¿qué? La
metodología responde al ¿cómo? En este sentido, el Aprendizaje basado en
Proyectos constituye respuesta didáctica que cada vez gana más adeptos entre
el profesorado por su carácter integrador, motivador y, sobre todo, por el
rendimiento de los aprendizajes.
No se trata de algo novedoso, ni un nuevo descubrimiento. Cualquier docente
alguna vez ha desarrollado algún proyecto en su práctica, sin embargo, existen
claves para el diseño y la implementación con anclaje curricular que facilitan la
integración de esta metodología activa en cuanto al aprendizaje.
El Aprendizaje basado en proyectos (ABP en adelante) es una estrategia
metodológica de diseño y programación que implementa un conjunto de tareas
basadas en la resolución de preguntas o problemas (retos), mediante un
proceso de investigación o creación por parte del alumnado que trabaja de
manera relativamente autónoma y con un alto nivel de implicación y
cooperación y que culmina con un producto final presentado ante los demás
(difusión).
Una sociedad en continuo cambio requiere educar desde la incertidumbre a
través de la experiencia y construyendo conocimientos compartidos generados
desde la interacción y fomentando la autonomía. Quizás aquí radica la receta.
El aprendizaje relevante y sostenible se desarrolla mediante el intercambio
cultural con la creación compartida de la cultura en múltiples direcciones al
implementar una educación más activa centrada en “saber hacer”.
El ABP permite la elección y la implicación de los estudiantes, facilita el
empoderamiento de los mismos y los hace protagonistas de su propio proceso
de aprendizaje. Pero quizás lo más importante es la socialización, algo que en
una metodología más directa no se trabaja y que a todas luces resulta
necesario potenciar desde la escuela.
Por otro lado, se considera que nuestras energías deben centrarse en el
desarrollo de tres capacidades o competencias. Tres capacidades relacionadas
con tres mentes que merecen ser prioritarias para nuestros ciudadanos/as del
presente y futuro
La mente científica y artística desarrollando la capacidad de utilizar y
comunicar de manera disciplinada, crítica y creativa el conocimiento. En la
escuela no sólo debemos cubrir el contenido curricular, darlo a conocer sino
ayudar a los que aprenden a que utilicen el conocimiento de manera reflexiva y
productiva. El alumnado se enfrenta a un problema real, plantea un reto
codiseña el plan, lo ejecuta y obtiene un producto.
La Mente ética y solidaria se trabaja mediante el desarrollo de la capacidad
para vivir y convivir en grupos humanos cada vez más heterogéneos. A nadie
se le escapa que el ser humano es necesariamente un ser social. Esto ha
alcanzado dimensiones impensables con la era digital, donde además la
interacción social se produce con múltiples culturas, ideologías, religiones,
lenguas, identidades, intereses y expectativas. Además, la interacción social
estaba condicionada al tiempo y el espacio, la revolución de la información se
ha llevado por delante estas variables.
También la Mente personal en la cual se debe trabajar la capacidad para
pensar, vivir y actuar con autonomía, es decir, la construcción del propio
proyecto vital. Y en este sentido, la escuela debe ayudar a “que cada individuo
transite desde su personalidad heredada, a través de la personalidad
aprendida, hacia una personalidad elegida” y eso supone aprender y
desaprender y poner en juego ideas, argumentos y prejuicios. El ABP
constituye una estrategia que permite todos estos procesos y que acompaña a
los estudiantes en la consecución de un plan elegido. Se trata de conseguir
sujetos sociales y no objetos sociales.
El ABP se prepara con una idea o tema relevantes para el alumnado donde
debe conocer el entorno, su patrimonio cultural, físico, ambiental, etc. puede
ser una fuente de recursos importante. Deben existir claramente definidos los
criterios de evaluación, los cuales nos ayudan a concretar los aprendizajes y
acotar el proyecto. Son tan amplios que fácilmente cualquier aspecto del
patrimonio puede facilitar el desarrollo de aprendizajes de nuestro alumnado.
No debe faltar una pregunta orientadora o reto con la cual se transforma el
tema en un reto o desafío mediante una pregunta estimulante. Por ejemplo:
¿Cómo podríamos convertir el Centro Universitario de oriente en el mejor
centro de estudios del oriente del país? ¿Cómo podríamos ser mejores
profesionales? ¿Cómo hacer para que nuestra generación entienda que su
hábito consumista está destruyendo el planeta? No pueden faltar las
actividades de aprendizaje que los estudiantes abordarán a lo largo del
proyecto. Sin discusición no puede dejar de existir un producto final a través
del cual el reto o desafío se resolverá con un producto final. Y para casi
completar el proyecto se debe dar una audiencia en donde el producto ha de
presentarse siempre ante un público externo a la clase. Pueden ser estudiantes
de otro nivel, familias, expertos, etc. Y por último la activación que es el
arranque del proyecto.

Para poner al alumnado en situación y activar sus conocimientos previos, el


profesor preparará un evento inicial, en el que explicará el escenario, es decir,
el contexto en el que se va a desarrollar dicho proyecto.
La principal virtud del ABP es que es una estrategia de enseñanza basada en
la experiencia y en la acción, cuyo principal as en la manga es que no se
ensaya, se actúa; no se entrena, se juega. Es ahí cuando enfrentas al sujeto
directamente a la acción cuando pones a prueba las competencias. Pero para
eso resulta imprescindible captar la voluntad del alumnado, la intención. En
definitiva, la fase de activación puede tener dos momentos: el de la motivación
y el de la intención.
Posteriormente viene la fase de la investigación en la que es preciso que el
alumnado sea consciente de lo que sabe y de lo que necesita saber, para
planificar luego cómo averiguarlo. En este punto hemos de decir que es
importante que el profesor se asegure de que su alumnado sabe realizar esas
búsquedas.
Los alumnos no solo buscarán en Internet, sino que también recurrirán, entre
otras, a fuentes orales, realizando entrevistas y grabándolas con el móvil, o a
fuentes directas, haciendo trabajo de campo y haciendo fotografías o grabando
vídeos.
Los documentos elaborados o recogidos (grabaciones, textos…) pueden
compartirlo, de forma organizada. Durante toda la investigación, el alumnado
tendrá que trabajar en equipo, comunicarse y colaborar.
También está la fase de la realización o desarrollo que se trata de aplicar
todo lo aprendido para elaborar el producto. Se tiene que tener en cuenta que,
en un proyecto, no solo se adquieren aprendizajes de una disciplina, sino
también a elaborar productos reales. Para ello, se utilizarán aplicaciones o
software específicos, en función del proyecto de que se trate. En esta fase,
podemos contar con expertos, que orienten y den consejos.
Se podría decir que como última fase está la presentación o difusión del
proyecto, en el que una vez mejorado el producto con las aportaciones de los
demás, es hora de presentarlo ante una audiencia externa: esto da sentido real
al proceso y aumentará el compromiso del alumnado con la tarea y con la
calidad del resultado. Será necesario preparar con esmero el evento y darle
difusión. La presentación puede acompañarse con apoyo audiovisual. Esta
presentación se grabará, para poder difundirla también en la página web del
centro, en la web institucional, o en una red segura, como sugerencia.
Como todo tipo de aprendizaje, éste también tiene sus principios, entre los
cuales están: que tiene fundamento en un Currículum integrado en donde se
abordan diferentes disciplinas del currículo a través de un tema relevante y un
eje conductor, incluyendo aprendizajes formales y no formales.
También se trabaja en un Protagonismo compartido en donde el profesorado
es aprendiz y no experto, y su función principal es crear los escenarios de
aprendizaje que permitan que los estudiantes puedan desarrollar el proyecto.
Además, es Inclusivo, es decir se da respuesta a diferentes ritmos de
aprendizajes, intereses y capacidades.
También parte de un reto o un tema en que se quiere profundizar como parte
de un tema atractivo que conecte los intereses del alumnado con los
aprendizajes esperados para garantizar su motivación.
También existe una evaluación y reflexión continua en donde el alumnado
aprende a evaluarse y a ser evaluado para mejorar la calidad de los procesos y
de los productos en los que trabaja.
No deben faltar los principios de Socialización y difusión en donde tal
experiencia se produce entre el alumnado y del alumnado con otros agentes
educativos. El proyecto finaliza con la difusión pública de los productos.

Como conclusión podemos manifestar que el aprendizaje basado en Proyectos


(ABP) es una metodología de aprendizaje en la que se pide a los alumnos que,
organizados en grupos, planifiquen, creen y evalúen un proyecto que responda
a las necesidades planteadas en una determinada situación.  
Este aprendizaje requiere el manejo, por parte de los estudiantes, de
diversas fuentes de información y disciplinas que son necesarias para resolver
problemas o contestar preguntas que sean realmente relevantes.  El alumno es
el protagonista al contrario que en la enseñanza tradicional, basada muchas
veces en clases magistrales, en el ABP son los alumnos los que deciden el
ritmo y van avanzando en la adquisición de nuevos conocimientos. Además, el
alumno aprende a aprender ya no se trata únicamente de escuchar y
memorizar; en ABP los alumnos deberán investigar y pensar cómo continuar
aprendiendo, ya sea resolviendo los contratiempos que puedan ir surgiendo en
el proceso de aprendizaje o buscando las líneas para continuar con él.
También se abre la posibilidad a que puedan aparecer nuevos proyectos e
ideas a desarrollar, según las expectativas de cada uno.

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