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TEMAS

Morfología
Verbal
17-22
17. Fundamentos indoeuropeos, estructura y evolución de la flexión verbal en las lenguas clásicas.
Categorías gramaticales de tiempo, aspecto y modo: los temas verbales. Categorías de persona,
número y voz. El sistema de las desinencias personales.
18. Tema de presente en latín: tipos. Características temporales-modales.
19. Tema de perfecto en latín: tipos. Características temporales-modales.
20. Morfosintaxis de las formas nominales del verbo en latín: el infinitivo. El infinitivo histórico. Las
formaciones pasiva y perifrásticas.
21. Morfosintaxis de las formas nominales del verbo en latín. Participios. El ablativo absoluto.
Gerundio, gerundivo y supino.
22. Los verbos esse, velle, ferre, ire y sus compuestos. El verbo fieri. Verbos deponentes: concepto
y clase. Verbos impersonales y defectivos.

Javier Vicente Guevara


Oposiciones de Latín y Cultura Clásica III

TEMA 17.- FUNDAMENTOS INDOEUROPEOS, ESTRUCTURA Y


EVOLUCIÓN DE LA FLEXIÓN VERBAL EN LAS LENGUAS CLÁSICAS.
CATEGORÍAS GRAMATICALES DE TIEMPO, ASPECTO Y MODO: LOS
TEMAS VERBALES. CATEGORÍAS DE PERSONA, NÚMERO Y VOZ. EL
SISTEMA DE LAS DESINENCIAS PERSONALES.

1. FUNDAMENTOS INDOEUROPEOS, ESTRUCTURA Y EVOLUCIÓN


DE LA FLEXIÓN VERBAL EN LAS LENGUAS CLÁSICAS.

1.1. El verbo en Indoeuropeo

Primeramente el indoeuropeo no conoció la oposición nombre/verbo, sino que

un mismo tema era ambas cosas a la vez. Paulatinamente, con la incorporación

de alargamientos que se fueron especializando, se llegó a la distinción entre

ambas categorías gramaticales.

El estudio de la gramática comparada atestigua que el desarrollo de la

categoría verbal se inició mediante la gramaticalización de los alargamientos

que expresaron las nociones de persona y número, a la que siguió una

distinción presente/pasado, todo ello en una categoría de modo única. A la

segunda persona del singular del presente, marcada por una desinencia, se le

oponía otra segunda persona con desinencia cero, el imperativo, el cual se

completó después con otras formas provistas de una partícula. Se inició la

diferenciación entre voz activa y voz media. El hetita refleja en su morfología

este estadio de la lengua.

Más adelante, los temas modalmente indiferenciados establecieron la

oposición indicativo/subjuntivo. Dentro ya de un período de mayor dispersión

dialectal, las hablas indoeuropeas fueron creando un aspecto verbal, es decir, la

presentación de una acción o de un estado desde el punto de vista de su

desarrollo, si la acción está en curso, o en sus comienzos o es acción terminada.

Establecieron un futuro, el optativo, la pasiva, etc.


1.2. El verbo en Latín

El verbo latino aparece muy evolucionado con respecto al indoeuropeo y,

aunque por lo general utiliza procedimientos que encontramos en otras

lenguas, presenta, en su conjunto, un original sistema, cuyos rasgos

fundamentales son:

a. Eliminación de la conjugación atemática pura, con desinencias que, en

todas las personas, se incorporan directamente a la consonante final del

tema (tipo griego εἰμι. En cambio hay mantenimiento de la semitemática,

que otras lenguas suprimieron (tipo latino sum, sumus, sunt / es, est, estis).

b. Creación de la oposición bitemática presente/perfecto con carácter

meramente temporal, sin expresión de aspecto verbal. Con el tema de

presente se relaciona el futuro imperfecto (antiguo subjuntivo) y tendió

también a conectarse el pretérito imperfecto en –ba-. Con el tema del

pretérito perfecto, correspondiente a formaciones indoeuropeas de

imperfecto, aoristo y perfecto, se forman el pluscuamperfecto y el futuro

perfecto.

c. Creación de un subjuntivo que, desde un punto de vista morfológico

utiliza elementos que otras lenguas distribuyen entre el subjuntivo y el

optativo. En este uso neutro de la oposición subjuntivo/optativo se

agrupan los tiempos de acuerdo con la oposición presente/perfecto

establecida para el indicativo.

d. Creación de la oposición tiempo absoluto/tiempo relativo mediante las

correlaciones pretérito perfecto/pretérito pluscuamperfecto de una parte

y futuro imperfecto/futuro perfecto de otra.

e. Existe una oposición aspectual entre el imperfecto y el perfecto, ya que

ambos se remontan a pretéritos indoeuropeos. Además del valor

aspectual de esta oposición, existe en latín una tendencia no


sistematizada de expresión del aspecto verbal mediante el empleo de

preverbios; en efecto, a veces, en ciertos verbos compuestos, el preverbio,

perdido su valor habitual, sirve sólo para indicar que la acción es

momentánea, frente a la durativa expresada por el verbo simple.

Ejemplo: lacrimare ‘estar llorando’ / collacrimare ‘romper a llorar.

f. El latín, sirviéndose de un alargamiento –r, común al osco-umbro,

céltico, etc. que posiblemente se utilizó en un principio para formaciones

impersonales, creó unas desinencias mediopasivas, caracterizadoras del

primer término de la oposición presente/perfecto. El segundo término, en

cambio, se expresó mediante una perífrasis formada por el adjetivo

verbal –to-.

2. CATEGORÍAS GRAMATICALES DE TIEMPO, ASPECTO Y MODO:


LOS TEMAS VERBALES.

2.1. El aspecto

Definimos aspecto como la categoría gramatical del verbo que expresa la

aspectualidad, entendida esta última como el conjunto de significados

referentes a la manera en que la situación descrita por el verbo se desarrolla en

el tiempo y modo. En especial, la presencia o no de dinamismo o cambio, la

presencia o no del límite inherente, de fases y otras cuestiones cuantitativas o

nociones (cuántas veces se repite la situación y su duración) y otras cualitativas

(situación intensiva, neutra o atenuada).

El surgimiento aspectual fue en el ie. III, cuando las lenguas ie van a crear

sistemas politemáticos. Consiste en un proceso en que verbos distintos,

derivados de una misma raíz, pasan a ser meros temas de un único verbo que

los engloba. Pueden quedar reduplicaciones a partir de este proceso.

El primer tema en independizarse fue el de perfecto, dado que se encuentra en

casi todas las lenguas del estadio ie III con valor de estado y con marcas

morfológicas como vocalismo radical –o- y desinencias específicas –H2o.


Las lenguas ie. tendieron a dotar a cada presente de un nuevo pasado

derivado de la misma raíz pero de tema diferente. El pasado antiguo, que tenía

el mismo tema que el presente, tiende a eliminarse o bien, se integra en el nuevo

sistema. El nuevo pasado sale de un verbo distinto que, según opinan algunos,

había perdido la posibilidad de vincularse con las desinencias primarias o no

las había tenido nunca. Por tanto, la mayoría de las lenguas indoeuropeas

perdieron el pasado antiguo (salvo el griego, que lo reconvirtió en imperfecto).

Una lengua como el griego nos permite descubrir tres aspectos

fundamentales, ligados a tres temas verbales de forma diferente:

1. Un aspecto dinámico y progresivo, correspondiente con el tema de

presente, caracterizado en la voz activa por un vocalismo pleno

radical de timbre e, y desinencias primarias.

2. Un aspecto estático y acabado, correspondiente al llamado tema de

perfecto, caracterizado en época antigua por un vocalismo pleno

radical de timbre o, y una serie específica de desinencias. La

reduplicación era potestativa.

3. Un aspecto cero, ni dinámico ni estático, ni progresivo ni acabado,

correspondiente al llamado tema de aoristo, caracterizado a menudo

por el vocalismo radical reducido, y con desinencias secundarias.

El latín presenta algunas innovaciones al respecto:

1. Sincretismo de los antiguos aoristo y perfecto indoeuropeos,

oponiendo dos temas como ya se ha apuntado: infectum y perfectum.

Todavía suponen una oposición aspectual. El perfectum ha tendido a

expresar cada vez menos el aspecto, funcionando como tiempo

histórico-narrativo en el pasado.
2. La noción de tiempo le gana terreno a la de aspecto, al recibir cada

uno de los temas de infectum/perfectum un pretérito y futuro. El

sistema latino gira en torno a una oposición temporal.

Las oposiciones aspectuales se expresan accesoriamente en la duración

expresado por el infectum y la noción de estado adquirido que expresa el

perfectum. También la formación de temas de presente puede conllevar una

aspectualidad residual (gigno/nascor; sedeo/sido…). Morfológicamente, la

aspectualidad puede expresarse mediante proverbios (taceo/conticeo/reticeo:

estoy callado, me callo de repente, me callo por propia voluntad) o uso de giros

perifrásticos: coepi scribere.

2.2. El tiempo

Definimos tiempo como la categoría gramatical del verbo que expresa la

temporalidad por medio de cualquier procedimiento o localización de la

situación en el eje temporal. Las lenguas tienen otros procedimientos para

expresar tiempo como pueden ser, a nivel sintáctico, los complementos

circunstanciales de tiempo (datación, anterioridad, simultaneidad, tiempo

desde, tiempo hasta, duración, datación aproximada, posterioridad…). De

manera secundaria, algunos lexemas nominales presentes en adjetivos y

adverbios que pueden compartir el rasgo de temporalidad (consularis - excónsul,

hesternus, hodie, nunc….).

Las situaciones expresadas por el verbo se colocan en el eje temporal,

tomando como punto de partida el momento de emisión del mensaje (tiempo

absoluto), o bien, respecto al momento en que se sitúa la predicación (tiempo

relativo).

En las lenguas indoeuropeas la interpretación psicológica del tiempo distingue

tres zonas:
 Período en el que el hablante expresa o experimenta sus vivencias: tiempo

presente.

 Período en el que se encuentran los recuerdos del emisor: tiempo pasado o

perfecto.

 Período todavía no realizado ni vivido, sobre el cual el emisor proyecta su

imaginación, deseos, etc: tiempo futuro. En este último incurren valores

modales, dada su irrealidad.

En el indoeuropeo politemático, verbos distintos se agrupan en paradigmas.

Hay una tendencia a eliminar las diferencias desinenciales entre presente y

pasado, atribuyéndole al pasado un tema distinto del tema de presente.

Algunas lenguas ie como el griego, adoptan una marca potestativa para el

pasado: el aumento.

El sistema latino innova al expresar simultáneamente tiempo absoluto y

relativo. A la tradicional división temporal antes expresada, el latín añade la

noción de anterioridad, simultaneidad y posterioridad. Así, amaveram, expresa

pasado como pretérito pluscuamperfecto y anterioridad.

PASADO PRESENTE FUTURO


Anterioridad Amaveram Amavi Amavero
Simultaneidad Amabam Amo Amabo
Posterioridad Amaturus eram Amaturus sum Amaturus ero

Este nuevo sistema obligó a una depuración en los paradigmas verbales de

aquellas formas que no expresaban aspecto; así, formas como faxo, faxim, duam,

attigam, prohibessis, etc., fueron rápidamente eliminados en el período clásico.


2.3. Modo

Llamamos modo a la expresión mediante morfemas verbales de la modalidad,

siendo ésta el conjunto de significados referentes al compromiso y la

consideración mental del hablante respecto a la adecuación del mensaje con la

realidad (modalidad epistémica), entre el mensaje y ciertos valores legales,

morales, etc, vigentes entre el emisor y el receptor (modalidad epistémica

deíctica), y el deber, obligación o posibilidad que tienen algunos agentes de la

comunicación respecto a los expresado por la predicación (modalidad no

epistémica radical).

Las lenguas poseen otros mecanismos, léxicos y sintácticos, de expresión

modal; también pueden acogerse a adverbios de modo e incluso a lexemas

adjetivo y sufijos.

En un primer momento, sólo habría dos modos, indicativo e imperativo, que

aparecerían diferenciados por desinencias. En el antiguo indicativo, se

expresarían diversos valores modales con ayuda de factores contextuales, que

serían el germen de los posteriores modos presentes en las lenguas

indoeuropeas.

El latín presenta tres modos en fecha histórica:

1. Indicativo, llamado por los griegos “apofatiké”, es decir, modo

que muestra o define y traducido por los latinos como indicativus.

2. Subjuntivo, “hipotaktiké” para los griegos, es el modo de la ficción en

términos de Mariner, es decir, la forma de figurarse el enunciado, por tanto,

sin relación alguna con la realidad, que es una e inamovible; opuesto al

indicativo, no es heredero formalmente del subjuntivo ie, ya que en él se

aglutinan morfemas de origen optativo y subjuntivo en virtud de un

sincretismo funcional del tipo *-yēH 1/-yH1 o –ā para los presentes de


subjuntivo y –sē para los pretéritos de subjuntivo. El futuro, que constituirá

un tiempo determinado, era originariamente una expresión modal

desiderativa mediante el morfema *s-: asistimos a una redistribución

funcional de las formas heredadas. Parece que esta redistribución ha de

situarse en la época de separación entre el latín y el osco-umbro, según

Monteil.

3. Imperativo; algunos autores como Monteil no lo consideran un modo,

puesto que no presenta un paradigma de formas ni de tiempos completos

para los temas de infectum y perfectum. Opina Monteil que la impresión de

modalidad se reduce a una diferenciación tonal, como ejemplifica el griego

(legete). Sin embargo, Bassols lo considera abiertamente un modo usado para

ordenar, que presenta clara repugnancia a recibir una negación. Posee un

imperativo de presente y de futuro.

3. CATEGORÍAS DE PERSONA, NÚMERO Y VOZ

3.1. Número

Se postulan tradicionalmente tres números para el verbo: singular, plural y

dual, cada uno con sus marcas características. El verbo latino ha conservado el

número singular y plural, ya que el dual no aparece en el verbo. Ello ha hecho

pensar a los autores actualmente que el dual no sería una categoría

indoeuropeo antigua, sino un desarrollo dialectal de las diferentes lenguas

históricas, entendiéndose que a algunas lenguas no le diera tiempo a

sistematizar este uso y o otras sí, como el griego, eslavo, etc…

Algunas particularidades del número verbal pueden ser clasificadas según

provoquen interferencias personales o no.

Con interferencias personales, hablamos del denominado plural de autor u

orador. Supone el empleo de plural aun cuando signifique singular (ut supra

diximus). Sirve para manifestar cierta modestia. El pluralis maiestatis sólo aparece
en primera persona, referido a personas que pueden referirse a si mismas por la

solemnidad de su condición, ya sea un papa, un rey, autoridades

judiciales….Parece tener un sentido amplificador y también pragmático.

El pluralis reverentiae quizá no tenga que ver con el latín; se usa la segunda de

plural por la segunda del singular, en una suerte de uso protocolario, ya

presente en Quinto Curcio. Es un circumloquio para evitar la cercanía que

supone referirse a alguien muy importante en la segunda persona simplemente.

3.2. La persona

Afirmamos que la categoría persona es universal a raíz de las investigaciones

de Benveniste, según el cual no existe lengua que no presente en el verbo

persona, bien morfológica bien pronominal. A propósito de la persona, este

autor llamaba la atención sobre la diferenciación entre las tres personas. La

diferencia esencial residiría en que la primera y segunda persona son personas

propiamente dichas, en el sentido de que intervienen en el acto de habla,

mientras que la tercera no se comporta igual que las anteriores, ya que no

participa del acto de habla. A partir de esta observación, Benveniste define a la

tercera persona como la no persona. De hecho, la tercera persona es la empleada

por las lenguas para notar la impersonalidad, dado que la tercera puede

referirse tanto a lo animado como a lo inanimado. Las dos primeras personas,

sin embargo, únicamente pueden referirse a entes animados, concretamente a

yo y tú.

Benveniste también cae en la cuenta de la reversibilidad de la primera y

segunda personas, ya que el que es “ego” se convierte en “tu” dentro del mismo

acto de habla, mientras que “ille” jamás podrá convertirse en nada más, dado

que no funciona autónomamente.

Atendiendo al plural, observaremos que la primera persona del plural no

supone la adición de yo+yo+yo, dado que el yo es único, sino más bien yo+tú o
bien yo+no-persona: estamos ante un plural sociativo, no aditivo. Lo mismo nos

ocurre en la segunda persona.

Con la tercera del plural es distinto, ya que sí constituye una auténtica suma

de no-personas.

3.3. La voz

Se entiende por diátesis el conjunto de nociones que hacen patente el tipo de

relación que se establece entre el significado del lexema verbal y el morfema de

persona que actúa como sujeto gramatical. De la diátesis, por tanto, depende la

función semántica del sujeto, al mismo tiempo que la posibilidad de que otros

complementos sean correferenciales con él, pudiendo condicionar los

complementos inherentes del verbo. La expresión morfológica de la diátesis en

el verbo es lo que denominamos voz.

Voz activa: Expresa que el sujeto realiza la acción verbal o se halla en el

estado o proceso que enuncia el verbo. Dentro de la voz activa, distinguimos

entre verbos transitivos e intransitivos, definidos tradicionalmente como los que

reclaman complemento directo para tener sentido completo y cabal, siendo los

intransitivos aquellos que se bastan a sí mismos y no precisan de ningún

complemento. Sin embargo, podemos encontrarnos con verbos transitivos

usados como intransitivos y viceversa.También encontramos verbos reflexivos,

con la posibilidad de ser transitivos e intransitivos. Atendiendo a los verbos

reflexivos, diremos que puede dividirse en indirectos o directos, según recaiga

la acción verbal en el sujeto o en una parte del sujeto (el niño se lava o el niño se

lava las manos).

Voz pasiva: Sirve, en opinión de algunos autores, como procedimiento

intransitivizador de verbos, dado que la pasiva convierte el complemento

directo de la voz activa en sujeto. Este procedimiento es más económico que un


procedimiento léxico como demuestran facio/fio. Algunos dicen que la pasiva da

cierto realce estilístico a la frase, en una especie de variatio, ya que obliga al

oyente a centrar su atención en un sujeto determinado, ocultando, al mismo

tiempo, quién es el auténtico agente de la acción verbal.

Flobert habla de una voz pasiva extrínseca e intrínseca; en el primer

tipo, el sujeto y el agente son distintos (tu indueris a me), mientras que en el

segundo tipo, agente y paciente es el mismo (ego induor…todos los verbos

relacionados con los cuidados personales, único resto de una voz media-pasiva,

lavor, pector, cingor, exuor…).

Hay cuatro modelos de verbos pasivos:

 Pasiva intransitiva: es la más abundante, formado por verbos como do,

donde el complemento directo en voz activa pasa a sujeto en voz pasiva.

 Pasiva transitiva obligatoriamente: verbos como doceo no reducen los dos

complementos que precisan.

 Pasiva transitiva e intransitiva, como el verbo induo.

 Pasiva que, pudiendo ser transitiva o intransitiva, rechaza el acusativo

como el verbo dono.

4. EL SISTEMA DE LAS DESINENCIAS PERSONALES

El latín histórico, muy evolucionado también en este aspecto, nos muestra

neutralizada la oposición indoeuropea primaria/secundaria, innecesaria en latín

al quedar aclarado el tiempo y el modo por el conjunto predesinencial); además,

los distintos temas de imperfecto, aoristo y perfecto indoeuropeos, integradores

en latín del pretérito perfecto de indicativo activo, aparecen uniformados con

unas desinencias que, a grandes rasgos, son las correspondientes al perfecto

indoeuropeo. Por otra parte, en la voz mediopasiva, se oponen los tiempos del

tema de presente, caracterizados por o/e y la –r de origen impersonal, a los

restantes tiempos, que son perifrásticos.


4.1. Desinencias activas

1ª PERSONA DE SINGULAR: -o, vocal temática en grado alargado con

desinencia cero o –m, que representa la primaria –mi y la secundaria –m.

2ª PERSONA DE SINGULAR: -s (primaria –si / secundaria –s), cero en

imperativo de presente y –to de inscripciones arcaicas e imperativo de futuro.

3ª PERSONA DE SINGULAR: -t (-ti / -t) y –to.

1ª PERSONA DE PLURAL: -mus <*-mos (-m + *o/e + -s de tendencia

pluralizante).

2ª PERSONA DE PLURAL: -tis < *-tes. La –t- está relacionada con el singular, ya

que origianriamente caracterizaba tanto a la segunda como a la tercera persona

+ vocal temática + desinencia de tendencia pluralizante. Existe también la

desinencia –te de imperativo presente y la desinencia –tote de imperativo de

futuro.

3ª PERSONA DE PLURAL: -nt, continuadora de la primaria –nti y de la

secundaria –nt. –nto es la desinencia de imperativo de futuro.

4.2. Desinencias mediopasivas

Las desinencias secundarias indoeuropeas *-s, *-t, *-nt recibieron *o/e como

característica de voz media (*so/e, *-to, *-nto). Además se incorporó un

alargamiento *-r de origen impersonal

1ª PERSONA DEL SINGULAR: -r, que se incorpora a la forma con vocal

temática alargada y desinencia cero.

2ª PERSONA DEL SINGULAR: -re, que procede de *-se con rotacismo. Usada

sobre todo en el imperativo presente. También –ris, la misma que la anterior

hipercaracterizada con –s para evitar las confusiones que ocasiona –re. –tor y –

mino son desinencias de imperativo de futuro

3ª PERSONA DE SINGULAR: -tur, desinencia secundaria activa –t + *o/e de

mediopasiva + -r de origen impersonal. –tor y –mino en imperativos de futuro.


1ª PERSONA DE PLURAL: -mur, la misma desinencia activa con alargamiento r

propio de la mediopasiva.

2ª PERSONA DE PLURAL: -mini. Bopp la explicó como el nominativo plural

masculino de un participio mediopasivo.

3ª PERSONA DE PLURAL: -ntur *ntor-es, desinencia secundaria activa *-nt +

*o/e más *r.

4.3. Desinencias del perfecto

Coinciden con las desinencias del perfecto medio indoeuropeo, que es un

tema en *-H2. Por tener desinencias medias, el latín, cuando sistematizó una

voz mediopasiva, creó para ella un perfecto perifrástico.

1ª PERSONA DE SINGULAR: -i < -ei < *ai < *h2oi.

2ª PERSONA DE SINGULAR: -(i)sti. –i- laringal + -s- alargamiento de 2ª/3ª

persona.

3ª PERSONA DE SINGULAR: -ed (latín arcaico, compuesto de –e-, desinencia

de perfecto + desinencia secundaria *-t>-d), -et (+ti), -it.

1ª PERSONA DE PLURAL: -imus, con –i- de origen laringal.

2ª PERSONA DE PLURAL: -istis, compuesto por –tis + el –is de la segunda

persona.

3ª PERSONA DE PLURAL: -erunt formada por *h1 + -r-, alargamiento de la

mediopasiva + *-unt > *nt(i). También –ere, igual que la anterior en los dos

primeros elementos con una –e, desinencia vista en la tercera de singular.


TEMA 18.- TEMA DE PRESENTE EN LATÍN: TIPOS. CARACTERÍSTICAS
TEMPORALES-MODALES

La clasificación de los verbos latinos en conjugaciones es en realidad una

clasificación de sus correspondientes sistemas de presente, pues se basa en la

terminación de la 2ª persona de singular del presente de indicativo.

Según la vocal que precediera a la desinencia –s, se reconocieron en época

republicana, en primer lugar por Varrón, tres conjugaciones:

a. Una que terminaba en –as.

b. Otra que terminaba en –es.

c. Una última que terminaba en –is, que fue escindida en dos, según la

cantidad de la vocal. Si era breve se le llamó tercera y si era larga se le

llamó cuarta.

En el siglo VI Prisciano hizo adoptar esta clasificación. Además, también se

reconoció la llamada conjugación mixta (capio), un grupo relacionado tanto con

la 4ª conjugación como con la 3ª.

1. PRIMERA CONJUGACIÓN. TIPOS DE PRESENTE

La primera conjugación o temas en –ā- tiene su origen en raíces con *-eh2, que

pueden ser:

-Monosilábicas en grado pleno, como en fari< *bheH2.

-Disilábicas en C/P, como en arare < *h2erh2, intrare < *-terh2.

Los temas así formados reciben directamente las desinencias, formando la

conjugación atemática. El sufijo –a-, que fue el más fecundo en la formación de

temas de presente, se morfologizó para crear:


1. Iterativos, en los que la raíz, por lo común en grado cero, recibe el

alargamiento –ā- para oponerse a otro verbo sin el alargamento y con

vocalismo radical pleno: dicare / dicere (*deik-), educare / ducere (*deuk-),

etc.

2. Causativos con vocalismo radical alargado o pleno o: placare / placere,

rogare / regere, etc.

3. Formaciones con sufijo –nā-, carentes de un sentido especial, como

clinare, manare, etc.

4. Denominativos, generalmente transitivos y con sentido causativo.

Primeramente se formaron sobre temas en –ā- (curare de cura, fugare de

fuga; etc.), pero una vez que el procedimiento se morfologizó en su

sentido habitual, se extendieron a otros temas (donare de donum, iudicare

de iudex, etc.).

5. Denominativos con sentido iterativo, formados sobre adjetivos verbales:

potare (potus), pulsare (pulsus), cessare (cessus), habitare (habitus). Estas

formaciones en –tare, -itare, -titare, son especialmente propias del

lenguaje familiar.

2. SEGUNDA CONJUGACIÓN. TIPOS DE PRESENTE

La segunda conjugación o temas en –ē- tiene su origen en raíces terminadas en

*-eh1, como *bhelh1- > flē-re (C/P), *keih1>cie-re (C/P), *h2erh1 - > re-ri (C/P).

Después *eh1>ē se difundió como sufijo de derivación, aunque no fue muy

fecundo.

Integran la segunda conjugación:

a. Causativos, que por lo común presentan el primer elemento con

vocalismo alargado o en grado pleno o: augere < *au- ‘hacer crecer’,

monere ‘hacer recordar’, docere, ‘hacer aprender’, etc.


b. Verbos de estado con el primer elemento por lo común en grado cero: latere

‘estar oculto’, patere ‘estar a la vista, placere, ‘ser agradable’.

c. Denominativos, también indicando estado, que es el sentido en el que más

tendía a gramaticalizarse –e-: albere (albus), ardere (aridus), senere (senex),

etc.

3. LA TERCERA CONJUGACIÓN. TIPOS DE PRESENTE

La llamada tercera conjugación está formada por verbos temáticos

tematizados. Se pueden agrupar así:

a. Presentes radicales temáticos con vocalismo pleno o cero de la raíz, pero

que en latín, por razones fonéticas, aparecen ya enmascarados con

frecuencia:

i. Grado pleno: lĕg-ĕ-re, rĕg-ĕ-re, ăg-ĕ-re, dūc-ĕ-re, dīc-ĕ-re…

ii. Grado cero: căn-ĕ-re, căd-ĕ-re, vĭd-ĕ-re, etc.

b. Reduplicados temáticos que presentan la raíz en grado cero y la

reduplicación apoyada en una –ĭ-: bibo, sero (*si-s-o, con rotacismo y paso

de –i- a –e- ante –r). Si la lengua tenía otro presente de la misma raíz, el

reduplicado se opone como causativo al no reduplicado: sto/si-st-o,

geno/gi-gn-o, sedeo/sido (*sizdo<*si-sd-o).

c. Tematizados con infijo o sufijo en el presente, pero que, a veces, se soldó

con la raíz y pasó con ella a otros temas: fingo-finxi, fallo-fefelli-falsum, etc.

Por otra parte, razones de índole fonética oscurecieron, en algunas

ocasiones el sufijo originario, como en el caso de los verbos acabados en –

llo: tollo (*tol-n-o), fallo (*fal-d-o).


En cuanto a la gramaticalización de los sufijos para expresar un sentido

determinado, sólo podemos observar el desiderativo de –(s)s- y el incoativo de

–sc-. Atendiendo al sufijo tras el cual se realiza la tematización, podemos

distinguir:

a. Con sufijo nasal: cer-n-e-re (crevi), si-n-e-re (sivi), sper-n-e-re (sprevi),

etc. El sufijo es el grado cero de *neH/nH, con pérdida de *H entre

consonante y vocal.

b. Con infijo nasal, es decir, sufijo nasal metatizado: iung-e-re (iug-

um), rump-e-re (rup-i), linqu-e-re (liqu-i), etc.

c. Con sufijo –nu- (*-nHu-), representado en latín sólo por mi-un-e-re

y ster-nu-e-re, en los que el sufijo se propagó a toda la conjugación.

d. Con sufijo –s- de sentido desiderativo: *veid-s-o (vidi) > visso, quaeso

(quaero), ejemplos ambos en los que se mantiene la –s-

intervocálica por proceder de la simplificación de geminada.

e. Con sufijo –t-: plecto, pecto, flecto.

f. Con sufijo –tu-, escasamente representado: futuo, battuo, etc.

g. Con sufijo –d-: tendo, claudo (clavis), etc.

h. Con sufijo –sc-, que en latín tendió a gramaticalizarse en sentido

incoativo. Gnosco, cresco, pasco, disco. El sufijo creó abundantes

incoativos: senesco, irascor, etc.

d. Raíces terminadas en –u- (*-Hu-), que como en el caso de los sufijos –nu-

y –tu-, se tematizaron: fluo, ruo, nuo, struo, etc.

e. Denominativos, que en su mayoría están formados también sobre temas

en –u-: metuo, statuo, gruo.

4. LA CUARTA CONJUGACIÓN. LOS TEMAS EN –I, LA MIXTA.


Frente al eslavo, que generalizó –ī-, y frente al grupo germánico occidental,

que lo hizo con –ĭ-, el latín, como el gótico, conserva temas en –ī- (cuarta

conjugación) y en -ĭ- (tipo capio). Este último tipo forma un grupo reducido,

porque el latín tiende a la generalización del tipo –ī- en los temas verbales, en

oposición a los temas nominales, en los que se difundió –ĭ-.

La flexión de estos temas en –i-, es semitemática: tematismo en la primera

persona de singular y en la tercera persona de plural del presente de indicativo

y, por extensión, en la tercera persona de plural del imperativo de futuro, frente

al atematismo del resto.

La tendencia que muestra el latín hacia la generalización del tipo en –ī-

determina que muchos de los verbos en –ĭ- tengan formas de la cuarta

conjugación (cupīt, facīt, percipīt, etc.). Esta tendencia habría acabado por

triunfar de no haber sido por la tercera conjugación, en la cual, al pasar la vocal

temática ĕ a ĭ, surgió un soporte para las formas del tipo capio, que diferían de

los temas en –ī-.

La cuarta conjugación tiene su origen en *◦HiB > ii> ī y en unos cuantos verbos

con ĭ radical que se alargó al caer la laringal. Después –ī- se difundió como

sufijo y como alargamiento de otro sufijo. Tendremos por tanto:

a. Verbos con –ĭ- radical alargada ante laringal: scī-re, cī-re.

b. Verbos con raíz disilábica cuyo segundo elemento es el grado cero

*-◦Hi: fīo.

c. Verbos con sufijo –ī- incorporado directamente a una raíz: sal-ī-re,

ven-ī-re, etc.

d. Verbos con sufijo, al cual se incorpora –ī- como alargamiento: au-

dī-re, pru-rī-re, ru-gī-re, etc.


e. Verbos compuestos formados sobre un simple con –ĭ, por la

propensión latina hacia el tipo –ī-: resipire/sapere, amicire/iacere,

reperire/parere.

f. Un causativo, sopīre, único ejemplo latino de *-Hi-, con tal valor,

frente a la gramaticalización de dicho sufijo en eslavo y en

germánico para la creación de iterativo-causativos.

g. Denominativos formados sobre temas nominales en –ĭ-: finire

(finis), erudire (rudis), febrire (febris), y por extensión, sobre otros

temas: servire (servos), custodire (custos), etc.

h. Denominativos con valor desiderativo, terminados en –turio y

formados sobre supinos: parturio, empturio, esurio.

i. Onomatopéyicos, que suelen presentar la raíz con vocal larga o

con consonante geminada o reduplicación, todos los

procedimientos con finalidad expresiva: mugire, vagire, hinnire,

pipire, cucubire, etc.

5. CARACTERÍSTICAS TEMPORALES-MODALES

5.1. Presente de Indicativo

Prescindiendo de los llamados verbos irregulares, el presente de indicativo

latino presenta las siguientes características:

-Primera persona de singular con vocal temática en grado alargado –ō,

abreviado con terminación yámbica y –or como desinencia mediopasiva.

-En las restantes personas se emplean las desinencias normales. El grupo

predesinencial presenta tematismo en la tercera conjugación y posiblemente

atematismo en las otras conjugaciones.

La interpretación es discutible:
a. Para muchos lingüistas, la flexión es temática: *a(i)o>-ao>ō, *-a(i)-e-s(i)>*-

āes>-ās, etc. La hipótesis no es demostrable y obliga a admitir

contradicciones entre vocales de distinto timbre en cuyo resultado no

prevalece el timbre de la primera vocal.

b. Parece preferible ver en la flexión un ejemplo de la tendencia latina a la

oposición de una primera persona de singular temática a las restantes

personas atemáticas. Por otra parte, el tematismo de la primera persona

parece secundario: R. Adrados piensa que fue una forma sin desinencia

al igual que en germánico y báltico (*amā < *eh2) pero que por analogía

con los demás presentes, fue sustituida por amo.

La interpretación de la segunda conjugación no es fácil. En flexión atemática

esperaríamos *monē-mi o *monē-s, etc. En flexión temática, que al menos hay

que admitir para causativos en *-eh1-, esperaríamos *monei-ō, *monei-e-

s>*monees> monēs, etc. Posiblemente se han fundido ambas flexiones de acuerdo

con la tendencia latina hacia una primera persona de singular temática, frente al

resto atemático.

En cuanto a la tercera conjugación, el timbre de la vocal temática era

originariamente o en las primeras personas de singular y plural, como vemos en

volo, volumus *o-mos, pero se cerró en –i en sílaba final cerrada por una dental,

timbre que se extendió al resto de personas.

La flexión del tipo capio es temática en la primera persona de singular y en la

tercera de plural con –unt<-ont, y atemática en las restantes. Igualmente en la

cuarta conjugación.

5.2. Pretérito imperfecto de indicativo


El imperfecto indoeuropeo se formaba con el mismo tema de presente, pero

con desinencias secundarias. Como el latín había neutralizado en las

desinencias la oposición primarias/secundarias, no pudo mantener el

procedimiento indoeuropeo y, al acudir a otro recurso, se valió de una

perífrasis. En efecto la mayor parte de los lingüistas admiten que el pretérito

imperfecto de indicativo latino es una forma compuesta, cuyo segundo

elemento es –bam, -bas, etc.

El primer elemento del compuesto presenta las formas ama-, mone-, lege-,

capie-, audie-. Pues bien, -a- (*eh2-), y –e- (*eh1-), intervienen en temas verbales

que, dentro de los sistemas de oposiciones indoeuropeos, se usaron tanto para

caracterizar a un pasado como a un subjuntivo; por ello, cuando el latín tiene el

subjuntivo con –e- (ame-), presenta en el imperfecto un tema verbal de pasado

con –a-, pero si tiene el subjuntivo con –a- (monea-, lega-, capia-, audia-), utiliza –

e- para caracterizar al tema de pasado (mone-, lege-, capie-, audie-).

El segundo elemento del compuesto, -ba-, es la solución C/P de *bheuH2 – ‘ser,

llegar a ser’, cuya utilización para crear un pretérito compuesto es exclusiva del

latín.

5.3. Presente de subjuntivo y futuro imperfecto sintético.

Los futuros imperfectos de indicativo son creaciones secundarias y tardías que

el latín realizó recurriendo a subjuntivos, por lo que es conveniente el análisis

simultáneo de ambos tiempos.

Independientemente de los resíduos de optativos, el latín acudió en mayor

escala a dos posibilidades para la creación de subjuntivos: -a- (*eh2-) y –e- (*eh1).

Si a un tema de presente se le incorporan estos sufijos, nos proporcionan

directamente un subjuntivo en los tipos mone-a-s, capi-a-s, audi-a-s, capi-e-s, audi-

e-s. Pero en otros tipos no sucede así, pues, aparte de los residuos arcaicos que

patentizan una antigua independencia para el tema de subjuntivo (tagam frente

a tango, etc.).
DISTRIBUCIÓN DE LAS FORMAS

a. En la primera conjugación hemos visto que el latín opuso al presente de

indicativo un presente de subjuntivo mediante la alternancia de timbre

ama-/ame-, que originariamente es de laringal (-eh2-/-eh1-); con esto las

dos posibilidades de subjuntivo, en –a- y en –e-, quedan en esta

conjugación reducidas a ame-, sin que le quede disponible otro

subjuntivo para transformarlo en futuro, el cual será creado mediante

una perífrasis.

b. En la segunda conjugación a un indicativo mone- se opone un subjuntivo

monea-; el subjuntivo con –e- no es posible, pues habría coincidido con el

indicativo, por lo que también esta conjugación recibió un futuro

perifrástico.

c. En la tercera conjugación a un indicativo *lego/e- le podían corresponder

los dos subjuntivos con vocal larga, lega- y lege-; la forma lega- quedó

como subjuntivo y la otra pasó a futuro. No obstante, en este último, la

primera persona de singular presenta vacilaciones: attinge, dice, ostende,

con desinencia cero o dicem, sinem y la forma legam igual que en

subjuntivo, que terminó por generalizarse.

d. En el tipo capio, y en la cuarta conjugación, los subjuntivos capia-/capie-,

audia-/audie- se distribuyeron respectivamente como presente de

subjuntivo y futuro imperfecto, igual que en la tercera conjugación. Para

la primera persona de singular del futuro existen también vacilaciones.

5.4. Futuros perifrásticos en –bō

Por las razones antes aludidas, en las conjugaciones primera y segunda se

creó un futuro recurriendo al tema de presente más el grado C/C de *bheuH2

–‘llegar a ser’- en flexión temática. Esta flexión temática, al oponerse a la


semitemática de sum, quedó según el sistema de creación de oposiciones

indoeuropeo, caracterizada como subjuntivo, de donde pasó a futuro.

Por analogía con las conjugaciones primera y segunda, que tienen el tema de

presente terminado en vocal larga, se usaron con relativa frecuencia futuros del

tipo audibo, generalizado en el verbo ire.

5.5. Imperfecto de subjuntivo

Los imperfectos de subjuntivo latinos están integrados por el tema de

presente de indicativo, al que se oponen mediante la incorporación de un

alargamiento sigmático *-Hs-> -s-/-is- seguido del sufijo –e- que hemos visto

como caracterizados del subjuntivo en el tipo amem, ames.

En cuanto al alargamiento sigmático, la forma –s- se emplea tras los temas

vocálicos (conjugaciones primera, segunda, cuarta y tipo capio). *a-s-e-> -are-,

*e-s-e->-ere, *i-s-e- > -ire-, y tras consonánticos que conservan atematismo en el

presente (esses de sum, ferres de fero, velles < *vel-se-s de volo. En cambio, en los

verbos tematizados o tercera conjugación se utiliza –is-, con vocal de apoyo, la

cual cumple la misma misión que la vocal temática.

5.6. Presente y futuro de imperativo

El presente de imperativo sólo tiene segundas personas de singular y de

plural.

a. En activa presenta para el singular desinencia cero: ama, mone, lege, cape,

audi. En plural presenta la desinencia –te: amate, monete, legete>legite,

capite, audite.

b. En pasiva, el presente de imperativo es un simple presente de indicativo,

del que únicamente se distingue como hecho de habla. Por tanto tiene las

desinencias –re, -mini.


En cuanto al futuro de imperativo, de uso frecuente en latín arcaico, quedó en

la época clásica relegado casi exclusivamente a la lengua jurídica. En singular

utiliza desinencias indiferenciadas para las personas segunda y tercera; en

plural dispone de formas para la tercera persona.

a. En activa la desinencia de singular es –to<-tod, que sirvió de base para la

creación de las personas segunda y tercera del plural: -to-te, y –nto<-

ntod.

b. En mediopasiva no existe forma propia para la segunda persona del

plural. Tampoco primeramente la hubo para el resto (tuento, patiunto,

etc.), pero se tendió a diferenciar las voces con la incorporación de la

característica mediopasiva –r, a las formas activas correspondientes (-tor,

-ntor) y a veces, durante la época republicana, mediante una desinencia –

mino de uso indistinto para las personas segunda y tercera del singular.
TEMA 19.- TEMA DE PERFECTO EN LATÍN: TIPOS. CARACTERÍSTICAS
TEMPORALES-MODALES

1. TEMAS DE PERFECTO EN LATÍN: TIPOS

El perfecto indoeuropeo es un tema de presente con vocalismo o o alargado,

terminado en laringal y con desinencias especiales de forma que queda opuesto

a los otros temas de presente. En griego y en indoiranio, la oposición, de tipo

aspectual, se concreta al enfrentarse el perfecto a la correlación presente/aoristo;

en latín, en cambio, se estableció una oposición presente/perfecto de índole

temporal.

A este pretérito perfecto latino se incorporaron temas indoeuropeos de

imperfectos y de aoristos, que, perdidas sus desinencias secundarias, adoptaron

las del perfecto y dieron origen al grupo heterogéneo de los temas de perfecto

latinos, difícilmente identificables por las alteraciones ocurridas dentro del latín.

Tal como se nos aparecen, uniformados por idénticas desinencias, se pueden

considerar tres tipos:

-Radical consonántico.

-Sigmático.

-Con –u-.

1.1. Perfectos del tipo radical consonántico

Incorpora las desinencias a la consonante con que termina el radical.

Comprende tres grupos:

a. Con reduplicación.

La reduplicación es un procedimiento propio del lenguaje afectivo que

pretende conseguir un aumento de expresividad o insistencia, finalidad que se


puede lograr también mediante la repetición completa de una palabra o con

una simple geminación. En los verbos pocas veces conserva la reduplicación su

valor originario, que tenemos por ejemplo en el verbo murmurare, porque el

procedimiento se morfologizó para establecer oposiciones verbales: presente

reduplicado/presente sin reduplicar (sisto/sto, gigno/geno, etc.), y perfecto

reduplicado/presente sin reduplicación, que es el tipo que ahora nos interesa.

La reduplicación en los perfectos es un procedimiento que en latín no llegó

a adquirir la extensión que nos muestran el griego y el indoiranio; incluso la

formacióntiende a circunscribirse a determinados verbos con presente

tematizado, con la excepción de do/dedi, sto/steti, mordeo/momordi,

spondeo/spopondi, tondeo/totondi, pendeo/pependi, y teneo/tetini.

Dentro de los perfectos correspondientes a presentes tematizados existen

también limitaciones. Así, si se exceptúan disco/didici y fallo/fefelli, la

reduplicación de perfecto queda restringida a algunos verbos cuyo presente

tematizado empieza por oclusiva sorda (pello/pepuli, tendo/tetendi, cano/cecini),

que puede estar precedida de s- (sisto/steti, scindo/scicidi). De otra parte, los

verbos compuestos tienden a formar el perfecto sin reduplicación, sobre todo

cuando la palabra tendría cuatro o más sílabas (tetigi/contigi, pepuli/expulsi, etc.).

En cuanto a la vocal en la que se apoya la reduplicación de perfecto, el latín no

presenta generalizada la e, como el griego, sino que utiliza también i, u, como el

indoiranio, cuando una de estas vocales interviene en la raíz (scindo/scicidi,

tundo/tutudi, etc.); además, quizás por una extensión secundaria, debida a la

presión morfológica, el latín emplea o en raíces con tal timbre.

b. Con alternancia

El vocalismo o, o alargado que aparece en presentes causativos del tipo

rogo/rego, placo/placeo, etc., se usó también para la creación de perfectos, que de


esta forma quedan caracterizados frente al presente correspondiente con

vocalismo cero o pleno-e: ago/egi, capio/cepi, facio/feci, lego/legi, video/vidi.

c. Desinencias.

El latín nos ofrece algunos verbos en los que la oposición presente/perfecto

está marcada únicamente por las desinencias. Generalmente se considera que el

tipo surgió secundariamente a partir de perfectos que perdieron la

reduplicación en las formas precedidas de preverbio, con extensiones

analógicas a los simples correspondientes; tal como tetuli, normal en Plauto, fue

reemplazado por tuli, según attuli, contuli, etc. Pertenecen a este grupo verbos

como bibo/bibi, ico/ici, verto/verti, cudo/cudi, etc.

1.2. Perfectos del tipo sigmático

El tema de los perfectos sigmáticos, que se relaciona con el del aoristo de otras

lenguas se obtiene del tema general mediante la incorporación de –s-.

El tipo sigmático no se utiliza en los temas acabados en vocal, en los que –s-

proporciona un subjuntivo, sino en los terminados en consonante cuyo perfecto

no presenta reduplicación ni alternancia. Incluso hubo tendencia a extender el

tipo sigmático a expensas del radical consonántico, ya en perfectos compuestos

(pungo/pepugi, pero compungo/compunxi, lego/legi, pero intellego/intellexi), ya

mediante la creación de dobletes (pepigi y panxi de pango o cudo y cusi de cudo).

Al entrar en contacto con la –s-, el tema general se enmascara con frecuencia:

a. Si un fonema oclusivo adquiere el rasgo de continuidad de –s-:

divido/dividsi>divissi>divisi,

b. Al perder –b-, su sonoridad ante el fonema sordo –s-:

scribo/scribsi>scripsi, nubo/nubsi>nupsi, etc.


c. Por simplificación de grupos consonánticos: mergo/persi, algeo/alsi.

d. Por epéntesis de –p-: demo/dempsi, como/compsi.

1.3. Perfectos de tipo en –U.

En los temas en laringal se tendió a relegar –u- < *-H- (apéndice velar) al tema

de perfecto, mientras que los presentes ofrecen –i- < *-H- (apéndice palatal), o,

habiendo recibido un sufijo, se tematizan. La –u- de estas formaciones latinas,

que de su origen radical se transformó en morfema de perfecto, se relacion con

la de otras lenguas indoeuropeas (báltico, tocario, védico, etc.) y se remonta a

*o/eH1> -eu, *o/eH2 > au, *o/eH3>ou, *H> au, uu>u.

El origen radical de –u-, que sirvió de base para su ulterior propagación como

sufijo, se evidencia:

a. En grados plenos deraíces monosilábicas acabadas en *H(apéndice u):

lau-i (P, de *leh2 ‘lavar’), nau-i (P, de *[s]neH2- ‘nadar’), seu-i (P de *seh1

‘sembrar’).

b. En raíces disilábicas cuyo segundo elemento está:

i. En grado pleno: gnou-i (C/P de *genh3- ‘conocer’), fleu-i

(C/P de *bhelh1 ‘llorar’), intrau-i (C/P de *terh2- ‘atravesar’),

etc.

ii. En grado cero: genu-i (C/C uu de *genh1 ‘nacer’.

Después –u- se morfologizó como morfema de perfecto y se propagó a

radicales no terminados en laringal (volo/volui, frico/fricui, etc.), a raíces acabadas

en *H (apéndice palatal i) – moneo/monui *menH2, sino/siui *seh- etc.

Fuera de sus límites como radical, la mayor difusión de –u- se realizó en el

tipo audiui, para el que sólo en muy contados casos existe justificación fonética.
En este tipo de perfecto la conjugación antigua fue la del tema de imperfecto o

de aoristo audi- más las desinencias; con ello resultaban unas formas viables

(audisti, audistis, audierunt, audiere) y otras que se prestaban a confusión (audi,

que se confunde con el imperativo, audit, audimus, que coinciden con el presente

de indicativo), lo cual intentó resolverse en parte frenando la contracción (audii,

audiit, audiimus) y parte mediante la difusión de la flexión con –u-

Además para los verbos cuyo tema de perfecto acaba en –au-, -eu-, -ou-,

existen formas anteconsonánticas sin –u-: amasti, delesti, nosti, amastis, amarunt,

etc. Suponen una distribución de a, e, o, ante el elemento –s- de perfecto, frente a

au, eu, ou, ante el mismo elemento en la forma –is-.

2. CARACTERÍSTICAS TEMPORALES: DESINENCIAS

El perfecto latino comporta, como el perfecto griego, unas desinencias

especiales distintas de las activas.

La desinencia de primera persona singular es –ī, quizá procedente de la

desinencia primaria –a+i, analógica con la serie primaria –mi, -si, -ti, con una

evolución fonética ai>ei>ī, que algunos consideran la misma que en griego da

como resultado α (H2e).

La segunda personal del singular presenta una desinencia –ti, de un

posible origen tha+i>thei>thī, puede ser la misma que en griego –θα, con un

infijo –is- intercalado entre el tema y la desinencia, que aparece en otros tiempos

del tema de perfecto, como el infinitivo legisse, o los subjuntivos legerim,

legissem, etc…Dicho infijo también aparecerá inserto en la segunda persona del

plural de este tiempo.

La desinencia de tercera persona singular es –it, con una dental sorda

analógica a la desinencia activa –t. La cantidad larga de la vocal i que se

atestigua en época arcaica permite pensar en una procedencia de ai, diptongo

que había en las dos primeras personas del singular del propio perfecto.
La primera y segunda personas del plural son como las activas, con el

añadido en la segunda persona del infijo –is.

El origen de la tercera del plural es muy problemático. La forma más

arcaica del latín es –ere, una forma que parece paralela a la del hitita *-er. Pero

el latín también creó una desinencia –erunt, generalizada en época clásica, para

la que tradicionalmente se postula un origen *is-ont, aunque también se puede

pensar que proceda igualmente de la desinencia –er, hipercaracterizada con una

desinencia más regular, -ont.

El pluscuamperfecto de indicativo se forma con el morfema –is- más el

morfema –ā que tienen las formas de imperfecto del verbo sum (eram, eras) y

todas las demás de los imperfectos en –ba, posiblemente un morfema de

optativo. El morfema –is- podría ser el mismo que hay en las desinencias de

perfecto –isti, -istis y –erunt, probablemente el mismo que el de los aoristos

indoeuropeos. Se le añaden las desinencias personales secundarias.

El pluscuamperfecto de subjuntivo se formas con –is- más el morfema –se-,

sólo documentado en itálico y de origen controvertido. Extendido al perfecto

desde el imperfecto de subjuntivo, también se le relaciona con la silbante del

aoristo. Recibe igualmente desinencias personales secundarias.

El futuro perfecto de indicativo y el pretérito perfecto de subjuntivo se

forman igual, con el sufijo de perfecto –is- más las desinencias personales del

futuro de indicativo del verbo sum (ero, eris, erit, etc), con vocalismo

desinencial breve.

El perfecto de subjuntivo tenía el mismo morfema –is más un morfema el

morfema propio de infinitivo, -se, que puede proceder de un simple

alargamiento en *s y una vocal e, que podría ser desinencia de locativo o

instrumental.
El latín innova con respecto al indoeuropeo al oponer dos técnicas flexivas

para la expresión de una misma categoría, construyendo mediante perífrasis la

pasiva del tema de perfecto, empleando formas del tema de presente del verbo

sum como auxiliares en combinación con el participio d pasado.

Este sistema estuvo vivo durante mucho tiempo, pero en latín tardío la

forma auxiliar del verbo sum se ha llegado a entender como temporal, es decir,

como presente, lo que hace que caigan en desuso las formas de tipo amatur y se

construya toda la flexión pasiva como perifrástica.

3. CARACTERÍSTICAS MODALES

El perfecto latino representa la fusión de dos tiempos ie., el perfecto y el

aoristo. Por el primero se expresaba el estado presente resultado de una acción

pasada, mientras que por el segundo se enunciaban hechos pasados en un

aspecto no durativo, con la particularidad de que a verbos caracterizados como

durativo debía dárseles una acepción subjetivamente no durativo.

El tiempo latino preservó la acepción aorística, pero con las siguientes

modificaciones: perdió la posibilidad de expresar el aspecto puntual ingresivo y

adquirió gran preponderancia el aspecto terminativo hasta el punto de que este

tiempo evoca más bien la idea de acción terminada que no la de simple acción

puntual. El aspecto perfectivo subsiste sólo en unas pocas expresiones.

3.1. Acepción aorística

Perfecto histórico. Se usa para enunciar hechos aislados o bien los hechos

principales de una narración en todos aquellos casos en que no guardan

relación alguna con el presente ni con la persona que habla. Equivale a nuestro

pretérito perfecto: quattuor ferme horas pugnatum est.


Perfecto actual. Se enuncias hechos pretéritos que guardan alguna relación

con el momento presente o la persona que habla. Corresponde a nuestro

pretérito perfecto: populus statuam donavit Censorino.

Perfecto iterativo. Constata la repetición de hechos pasados, acompañado

generalmente de palabras que evoquen esta idea como omnes, saepe,

plerique... :multi saepe militari sagulo opertum humi yacente…conspexerunt.

Perfecto general. De la repetición de un hecho en el pasado se infiere que

puede continuar repitiéndose indefinidamente en el presente y futuro. Tiene

valor análogo al presente, para enunciar hábitos, costumbres de carácter

general: etiam quom cavisse ratus est is cautor saepe cautus est.

3.2. Acepción perfectiva

Perfecto de estado alcanzado. De significación análoga a los perfectos

griegos, se trata generalmente de verbos de entendimiento, voluntad: didici (he

aprendido y ahora sé), decrevi (resolví y en consecuencia estoy decidido).

Dentro de este tipo, los que acusen un significado durativo como esse, vivere,

habere con una negación indican que no persiste el mismo estado de cosas:

filium habui (pero ahora no lo tengo).

Perfectos con valor de presente. Se usan con valor análogo a un presente con

olvido de la acción que ha precedido al estado o situación presente: odi (odio),

novi (sé), memini (me acuerdo)…

Perfecto “pro futuro”. Al igual que admiten un uso por el presente, también

un uso “pro futuro”. Son frecuentes los giros occidi, perii, interii, actum est con el

significado de “estaré perdido”.


El pluscuamperfecto generalmente expresa acciones pasadas y anteriores a

otra acción o determinación.

Pluscuamperfecto de anterioridad. En las oraciones subordinadas se usa para

enunciar una acción terminada y anterior al verbo principal: me qui liber fueram

servom fecit. En las oraciones principales también señala anterioridad,

empleándose en las narraciones para exponer los antecedentes de los hechos

principales (pluscuamperfecto expositivo), enunciados en perfecto o presente

histórico: ad rivum eundem lupus et agnus venerant…superior stabat lupus…tunc…

iurgii causam intulit. El uso del pluscuamperfecto en lugar de un perfecto

supone que el autor considera el hecho en relación con los hechos narrados a

continuación.

Pluscuamperfecto sin idea de anterioridad. Este hecho aparece con verbos

cuyo perfecto equivale a un presente memineram, noveram (recordaba, sabía) o

con las formas fueram, habueram, dixeram, que, formando parte de oraciones de

relativo, pueden equivaler a un imperfecto o perfecto.

El futuro perfecto era originariamente un tiempo absoluto con significado

análogo al futuro imperfecto, pero con la diferencia de que, dado su origen

aorístico, expresaba la acción bajo un aspecto puntual. Pronto se desdibujó esta

acepción, con lo cual los dos futuros vinieron a significar lo mismo, siendo

superfluo el futuro perfecto como tiempo absoluto. Se utilizó como tiempo

relativo para expresar la anterioridad.

Futuro perfecto como tiempo absoluto. En las oraciones principales del

período arcaico era muy frecuente, equivalente a un futuro simple. Persiste en

las formas videro y fuero y cuando forma parte de una oración principal de la

que depende una oración subordinada (si feceris, maxime obtemperaris voluntati
meae). En las oraciones subordinadas depende este uso de que en la principal

hay un futuro perfecto con significado de futuro imperfecto.

Futuro perfecto como tiempo relativo. En oraciones principales tiene un uso

muy restringido e inspirado en la acepción que adquiere en las oraciones

subordinadas (haec si impetro abs te…satis frcuti cepero (habré alcanzado). En las

subordinadas es de uso muy frecuente, equivalente a nuestro futuro perfecto o

subjuntivo perfecto (quod erit Nahum tollito “haya o habrá nacido”).

TEMA 20.- MORFOSINTAXIS DE LAS FORMAS NOMINALES DEL


VERBO EN LATÍN: EL INFINITIVO. EL INFINITIVO HISTÓRICO. LAS
FORMACIONES PASIVA Y PERIFRÁSTICA.
1. MORFOSINTAXIS DEL INFINITIVO

1.1. Morfología

a. INFINITIVOS DE PRESENTE

El infinitivo de presente contiene un tema nominal-verbal que se conecta con

dos nombres mediante un alargamiento *s y que se adscribió a la conjugación

con la adición de la característica de tiempos activos primarios *i>e, o de

mediopasivos primarios *o/ei, en la forma *ei>i, *ama-s-i>amare / *ama-s-ei>amari,

e igualmente monere/moneri, audire/audiri.

Cuando no se trataba de temas terminados en vocal larga, cabían tres

posibilidades de formación:

i. Temas + alargamiento *-s- + *-i/-ei. Es el tipo que tenemos, por ejemplo, en

*bher-s-i > ferre / *bher-s-ei> ferri. No se generalizó esta posibilidad porque

provocaba neutralizaciones en las oposiciones consonánticas y, en

consecuencia, el infinitivo quedaba desconectado del tema de presente (*reg-

s-i> *rexe, por ejemplo).

ii. Tema puro, formación habitual de neutros, +-i/-ei: *leg-i>lege/*leg-ei>legi. Es la

forma generalizada en la tercera conjugación para la voz pasiva, pero en la

activa se prescindió de esta posibilidad, que crea confusión con el

imperativo. El tipo legi se propagó a los temas en –ĭ- (capi).

iii. Raíz tematizada + alargamiento *-s- + *-i/-ei. Es el procedimiento

generalizado en la activa de la tercera conjugación (*leg-e-s-i> legere) por las

razones aducidas en el apartado anterior.

En latín arcaico se utilizaron también infinitivos mediopasivos acabados en –

ier (temas consonánticos: fig-ier) o en –rier (temas acabados en vocal larga). Son
formas hipercaracterizadas: *-ei-er>ier>-ier, *-s-ei-er>-rier; es decir, el elemento

hipercaracterizante *-er ha sustituido la –i de tiempo primario que tenemos en

*-ei por la *-r de origen impersonal, lo cual es normal en un amplio dominio

indoeuropeo.

b. INFINITIVOS DE PERFECTO

*En activa, tras vocal larga presenta el complejo –sse (ama-sse, no-sse, etc.). Tras

consonante o u, -isse (legisse, amavisse, etc.). Este complejo se puede considerar

que está integrado por el elemento *-s-/-is- de perfecto más *-s-i>-se de infinitivo

de presente con una geminación de –s para establecer oposiciones morfológicas,

con una ulterior adscripción del compleo al tema de perfecto.

*En pasiva es naturalmente una perífrasis del participio en *-to- (*-so-) más el

auxiliar esse.

c. INFINITIVOS DE FUTURO

Los infinitivos de futuro son formas perifrásticas:

*El activo consta del participio en *-turo-/-tura- (*-suro-/-sura-; más el auxiliar

esse. Como los infinitivos de presente y perfecto activos son sintéticos y

aflexivos, hubo en los de futuro tendencia a eliminar la perífrasis con la omisión

de esse y a suprimir la flexión con la transformación de *-turum(*-surum) en la

forma única, sin que llegase a triunfar.

*El pasivo se forma mediante el acusativo de supino dependiendo del infinitivo

mediopasivo de movimiento iri: amatum iri, etc.

1.2. Sintaxis del infinitivo

Dado la naturaleza sustantiva y verbal simultánea presentada por los

infinitivos, pueden completar con su significado bien a verbos o a sustantivos.


Posteriormente, también se analizarán los usos en que el infinitivo aparece

sustantivado y la actuación del infinitivo como una forma personal, entre ellas,

el infinitivo histórico.

a. INFINITIVO COMPLEMENTO DE VERBOS

Función sujeto. Los verbos o expresiones verbales que más frecuentemente

aceptan esta construcción son los siguientes:

1. Verbos impersonales que expresan un sentimiento (poenitet, piget….),

una oportunidad, facilidad o conveniencia (prodest, refert, interest…), el

devenir de los acontecimientos (accidit, contingit) o aquiescencia (placet,

videtur).

2. Expresiones impersonales integradas por el verbo copulativo y un

sustantivo (pudor, copia…est), un adjetivo (commodum, dignum, certum…) o

un adverbio (sat, necesse…est).

Función complemento directo. Así, los verbos que expresen posibilidad u

obligación (possum, debeo…), conocimiento (scio, disco…), etapas de desarrollo de

una actividad (coepi, incipio, exordio…), hábito o costumbre (soleo, assuesco…),

verbos de voluntad o volición (volo, malo…), deseo (cupio, desidero…), repulsión

(metuo, vereor…), decisión (statuo, constituo…), actividad de esfuerzo o afán

(studeo, nitor, laboro) presentan el mismo sujeto que el verbo principal, lo que

tradicionalmente se llama construcción de infinitivo concertado. El sujeto del

infinitivo puede ser el complemento directo del verbo principal cuando éste es

un verbo causativo (iubeo, veto, sino, cogo…), ruego o consejo (moneo, moveo,

hortor…), enseñanza (doceo, erudio, instituo…) y verbos iudicialia (insimulo,

coarguo, criminor…).

Función complemento circunstancial. Se usa para introducir una

determinación circunstancial con matiz de finalidad o destinación de la acción


verbal. Constituye un uso poco frecuente, estereotipado con verbos de

movimiento (ire, mittere) y de donación (dare, ministrare, tradere, praebere).

b. INFINITIVO COMPLEMENTO DEL NOMBRE

Función complemento de adjetivos. La prosa clásica no admite este uso, a

diferencia de los poetas de la época de Augusto y períodos subsiguientes, al

igual que los prosistas poetizantes, por influencia griega. Los adjetivos que más

fácilmente admiten un infinitivo como régimen son los relacionados

etimológicamente con verbos que se construyen con infinitivo como doctus,

scitus, meritus, peritus, avidus, timidus, audax…Se propaga esta construcción a

adjetivos que ya tienen de por si sentido completo como blandus, celer,

durus...asumiendo el infinitivo un significado análogo a los genitivos de

referencia.

Infinitivo complemento de sustantivos. La lengua arcaica y clásica no admite

este uso, pues utiliza gerundios. Los ejemplos de esta época bien pueden ser

interpretados como dependientes del sintagma locucional del tipo tempus est,

consilium ceperunt…En el periodo postclásico se encuentran esporádicos

ejemplos como vertere terga pudor, culpam occidisse illum…

c. SUSTANTIVACIÓN DEL INFINITIVO

El proceso de pérdida de las características verbales en el infinitivo se

considera consumado cuando el infinitivo no expresa ninguno de los accidentes

propios del verbo (voz, tiempo, complemento directo) y carece de sujeto o se le

atribuye en forma de adjetivo o genitivo. La falta de artículo dificultó la

sustantivación del infinitivo en latín, sin embargo, este uso se registra desde

época arcaica. Pueden funcionar como:


1. sujeto: non cadit invidere in sapientem.

2. complemento directo: hic vereri perdidit.

3. predicativo: loquor de docto homine cui vivere est cogitare.

4. Aposición: illud est dulce, esse et bibere.

Dado que están sustantivados, los infinitivos pueden recibir adjetivos

determinativos o genitivos subjetivos. En cambio, son reacios a admitir

preposiciones.

d. FUNCIÓN DE FORMA PERSONAL DEL VERBO

Infinitivo histórico. Equivale a un imperfecto de indicativo. Se formula su

sujeto, en caso de expresarse, en nominativo. Se usa especialmente en las

narraciones vivas y agitadas, alternando con imperfecto o perfecto históricos.

Por lo general se acumulan varios infinitivos de presente. Los infinitivos

históricos son abundantes durante el período arcaico, empleados por

historiadores, escasean sin embargo, en época clásica: repente omnes trititia

invasit: festinare, trepidare, neque loco neque homini cuiquam satis credere.

Quintiliano y Prisiciano proponían la elipsis de coepi para comprender esta

construcción, lo cual no resulta necesario en opinión de Ernout; baste

simplemente con explicarla como la reducción del enunciado a la noción verbal

pura, excluyendo cualquier otra indicación.

Infinitivo yusivo. En castellano también se recoge este uso en “¡callar y

obedecer!”. Aunque no se admitiera este uso en el latín literario, parece que en

el habla vulgar abundarían estos ejemplos.

Infinitivo exclamativo. De carácter afectivo, abunda, por tanto, en el lenguaje

familiar, siendo rehusado por los historiadores. Puede formularse sin sujeto o

con sujeto en acusativo. Generalmente aparece reforzado por la partícula ne:

tene istuc loqui!


2. LAS ORACIONES DE INFINITIVO

El amplio desarrollo de las construcciones de infinitivo supone una

característica diferenciadora de la lengua latina respecto a las demás lenguas ie.

Creadas a partir del estadio arcaico latino, se mantienen y amplían en estadios

posteriores de la lengua tanto en el lenguaje literario como en el habla popular,

donde entraban en competencia con las oraciones de quod, que fueron

paulatinamente desplazando a las construcciones de infinitivo.

Las oraciones de infinitivo se clasifican en no concertadas o concertadas,

según presenten sujeto propio distinto del expresado por el verbo principal del

que dependen o no respectivamente. Dicho sujeto de infinitivo va expresado en

acusativo, aunque a veces pueda hacerlo en nominativo.

El hecho de que el infinitivo reciba sujeto propio es resultado de una

dislocación sintáctica, a raíz de verbos que admiten simultáneamente en su

construcción un complemento directo y un infinitivo (doce, iubeo, veto, arguere,

convincere, accusare…). Iubeo te scribere significó originariamente “te ordeno

escribir”, alterándose con el tiempo la relación sintáctica de los elementos de la

frase en el sentido de que el acusativo complemento del verbo pasó a sentirse

ligado al infinitivo, convirtiéndose en su sujeto. Así, de una única oración

principal aparece un oración subordinada de significada “ordeno que escribas”.

La normalización de esta construcción favoreció su extensión a otros verbos que

ya no presentaban las características de los anteriores, como los de lengua.

Es menos frecuente un nominativo en función sujeto de infinitivo, como se

observa en la pasiva personal, especialmente usada cono los verbos causativos,

así como por los de lengua y entendimiento. Cuando el sujeto de estos verbos es

un concepto indefinido debería formularse en pasiva impersonal como dicitur

hostes venire. Aunque esta construcción se use, es preferible hostes dicuntur

venire. Se explica a partir de verbos causativos que admiten un complemento


directo; así iubeo servum abire en pasiva se convierte en servus iubetur abire, es

decir, el complemento directo se convierte en sujeto. Por una dislocación

semejante a la anterior, se siente el sujeto de la principal como sujeto del

infinitivo, “se ordena que el esclavo se marche”.

2.1. Oraciones de infinitivo dependiendo de verbo pasivo

Como se ha dicho, las oraciones pasivas personales deberían quedar referidas

a verbos que admitan simultáneamente un complemento directo y un infinitivo,

como le ocurre a iubeo. Sin embargo, con el paso del tiempo se extenderá dicha

construcción a verbos como videor, esixtimor, scribor, putor, inventor, cognoscor…

En virtud de la afinidad existente entre los verbos intransitivos y los pasivos

se propagó también esta construcción a los primeros (clueo, appareo, constat,

claresco…).

Por su parte, la pasiva impersonal continúa usándose en los siguientes

casos:

 Cuando tanto el verbo principal como el infinitivo aparecen en un tiempo

perifrástico: traditum est Homerum caecum fuisse.

 En el período postclásico en verbos como affertur, auditur, comperitur, creditur,

dicitur…

 El verbo de lengua o entendimiento depende de un verbos auxiliar como

possum, debeo: dici potest eos ab se circumventos.

 El verbo principal va determinado por un adverbio o dativo: non dubie mihi

nuntiabatur Parthos transisse Euphratem.

 De un verbo de lengua principal dependen varias oraciones, construyéndose

las más cercanas con nominativo sujeto, mientras que las más alejadas lo

harán en acusativo sujeto.

1. LAS FORMACIONES PASIVA Y PERIFRÁSTICA


3.1. La voz pasiva

La voz pasiva, cuyas desinencias son iguales a las de la voz media, puede

según la naturaleza del verbo adoptar la construcción personal o la impersonal.

En el primer caso el verbo lleva expreso o tácito un sujeto paciente y con él

concuerda (liber legitur); en el segundo, el verbo no va referido a ningún sujeto

determinado y por ello adopta la forma neutra impersonal, por ejmplo:

pugnatur, ‘se lucha’, pugnatum est ‘se luchó’.

En el habla popular es muy poco frecuente que los verbos en pasiva lleven

expreso el sujeto agente (formulado normalmente en ablativo), pues

precisamente una de las razones de más peso que justifica esta construcción es

la posibilidad de dejar así en el aire el sujeto agente de la acción. En el lenguaje

literario, por el contrario, es bastante frecuente la expresión del sujeto agente.

En este caso la construcción pasiva representa simplemente una inversión de la

activa, sin que por lo general ninguna razón especial la justifique.

Como el uso de la construcción personal o impersonal viene en parte

condicionado por la naturaleza del verbo, distinguiremos a este respecto los

siguientes casos:

1. Verbos transitivos con complemento directo. Admiten sólo la

construcción personal. El término que en la voz activa sería

complemento directo pasa a ser sujeto paciente del verbo pasivo, así

Petrus librum legit > liber (a Petro) legitur.

2. Verbos con complemento indirecto o circunstancial. Pueden adoptar la

construcción personal o impersonal. En el primer caso, poco frecuente, el

complemento pasa a desempeñar el papel de sujeto paciente y el verbo

concuerda con dicho sujeto (invident fatri: frater invidetur). En el segundo

caso el verbo se construye en la tercera de singular sin sujeto gramatical

y sus complementos permanecen invariables. Esta construcción es la más

usada en la prosa.
3. Verbos sin complemento (intransitivos o transitivos) sólo admiten la

construcción impersonal: fletur, amatur.

4. Verbos deponentes. Pocas veces admiten un significado pasivo los

tiempos derivados del tema de presente

En algunas ocasiones adoptan los verbos la voz pasiva como resultado de una

simple atracción. Se trata de verbos que rigen infinitivos pasivos o deponentes.

Los verbos que con más frecuencia admiten esta construcción son:

a. Potest (debet) fieri > potestur (debetur) fieri.

b. Coepit (desivit) aedificari > coeptum est (desitum est) aedificari.

1.2. La formación perifrástica

La lengua latina dispone de una serie de conjugaciones perifrásticas

integradas por un verbo auxiliar y una forma nominal del verbo. Por medio de

estas conjugaciones se expresan matices especialmente sobre la forma cómo se

verifica la acción verbal (aspecto) o simplemente se suplen ciertos tiempos (en

especial el futuro) que por razones de índole fonética se prestaban a confusión.

Las perífrasis verbales más usadas son las que a continuación mencionamos:

a. PARTICIPIO DE PRESENTE Y VERBO COPULATIVO (scribens sum).

Esta perífrasis tiene un significado muy afín a las formas finitas del verbo

simple, con más fuerza expresiva y atribuye una mayor persistencia y

continuidad a la acción.

b. PARTICIPIO DE PERFECTO Y VERBO COPULATIVO (scriptum est).

-Estado alcanzado: se expresa en este caso el estado en que se encuentra el

sujeto como resultado de una acción anterior. ‘estar escrito’.

-Acción pasiva: perífrasis que suple la acción pasiva correspondiente al tema de

perfecto.
c. PARTICIPIO DE PERFECTO Y HABEO (scriptum habeo) Expresa

originariamente la idea de estado alcanzado del complemento ‘tengo escrita

una carta’.

d.PARTICIPIO DE FUTURO Y VERBO COPULATIVO (scripturus

sum).Voluntad o intención de hacer algo, posibilidad, facultad, autorización o

permiso de hacer algo, inminencia, inexorabilidad u obligación.

e. GERUNDIO Y VERBO COPULATIVO (scribendum est)

Tiene esta perífrasis acepción pasiva y expresa una idea de obligación o

necesidad. El sujeto agente se expresa generalmente en dativo. Liber legendus est

mihi.

f. INFINITIVO Y VERBO AUXILIAR (scribere habeo). De esta forma perifrástica

deriva el futuro actual del castellano.

TEMA 21.- MORFOSINTAXIS DE LAS FORMAS NOMINALES DEL


VERBO EN LATÍN. PARTICIPIOS. EL ABLATIVO ABSOLUTO.
GERUNDIO, GERUNDIVO Y SUPINO.
1. MORFOSINTAXIS DE LOS PARTICIPIOS

Los participios son formas no personales del verbo que presentan una doble

naturaleza adjetiva, por un lado, concordando en caso, género y número con el

elemento a que van referidos, y verbal, por otro, ya que pueden recibir los

mismos adyacentes que el verbo con cuya raíz están emparentados.

La terminología latina para designar las formas nominales del verbo se ha

tomado del griego, que, especialmente sensibles a la doble naturaleza del

participio, lo denominaban μετοξή (participación = participium).

En un estadio indoeuropeo, los participios procedían de nombres de agente.

El latín ha retenido algunas formaciones que ha asociado de manera más

estrecha a la flexión verbal, en época no antigua, dadas las diferencias de

formación en las diferentes lenguas indoeuropeas.

El latín no ha sabido desarrollar, como el griego, en todos los temas verbales

una serie completa de participios en casi todos los tiempos y voces. De hecho, la

ausencia de un participio de presente pasivo, o de un participio de perfecto

activo subraya el estado inacabado de este sistema.

1.1. Participio de presente

A. MORFOLOGÍA
Se forma con el sufijo *e/ont. Desde el punto de vista indoeuropeo, se analiza

como un sufijo *-e/on- de nombre de agente (tipo ποιμήν) o de acción (tipo

ειδέναι), probablemente emparentado con la ampliación *-n que alterna con *-r

en la flexión heteróclita de los neutros; seguido de una ampliación *-t que se

encuentra en las formaciones de nombres de acción en *t-(e/o)y- (πιστις, mens

*mn-ti-s) o en *-t-(e/o)w (tipos εδητύς, sena-tu-s), que expresan participación en

una noción, cualidad o proceso.


Algunos de estos se habían formado en fecha indoeuropea antigua, dada su

existencia en toda lengua indoeuropea, a partir de un tema verbal,

convirtiéndose así en adjetivos verbales, que calificaba a un individuo como

agente de un proceso.

Se ha generalizado la forma con vocalismo reducido del sufijo, añadido

directamente al tema verbal de infectum, que ha dado lugar a formaciones

regulares como dantem de dare, stantem de stare, etc… Sin embargo, también

presentan formas como capientem, facientem, etc, formados secundariamente a

partir de la primera persona temática. Los en –ire extienden la forma audientem

a partir de audio.

Los participios disponían en ie. de un femenino en –ī, pero en latín aparecen

con la terminación –ns (<*-nt-s, asimilación de la dental a la silbante,

geminación y posterior simplificación) generalizada para los tres géneros. Es

posible que en latín haya existido un femenino del tipo *ferentīs que se

convirtiera en *ferentis al incorporarse los temas en ī a los en –i y que, en tal

contexto fónico, siguiera la evolución *ferentis>*ferents>ferenss>ferens, aunque

resulta sospechoso que no haya ejemplos de –i mantenida como sucede en los

sustantivos.

Estas formaciones en *-nt- presentan ablativos singular en –i y en –e, que

tendían a distribuirse entre las funciones de adjetivos y de participio o

sustantivo respectivamente; en plural, siguen la flexión de los temas en –i, pero

se conservan abundantes genitivos en –um, residuo de una antigua vacilación

aprovechada por necesidades métricas.

B. SINTAXIS

A pesar de expresar, generalmente, simultaneidad, a veces se producen

peculiaridades en su uso:
-Expresando anterioridad. Sólo se da en período postclásico: Sacerdos pauca in

praesens et solita respondens (“habiéndo respondido”)petito secreto futura aperit.

-Significado reflexivo. Los verbos que admiten la voz media refleiva pueden

utilizar sus participios de presente con esta acepción (mutans, lavans).

-Significado pasivo. Muy poco frecuente, aribuye metafóricamente a un objeto

una acción que no puede realizar por carecer de actividad ( facinus infans

“crimen que no puede ser nombrado”, hortus indiligens “huerto descuidado”,

opprobium intolerans “oprobio que no puede ser tolerado”.

Los participios admiten un uso atributivo o predicativo; con el primer uso,

atribuyen al sustantivo características pasajeras (aqua fervens), mientras que con

el segundo completan el significado de un predicado (flens abiit). Si el primer

uso es poco frecuente, el uso predicativo aparece en concordancia con el

complemento directo de verbos de percepción (audio, video), verbos que

indiquen “representar, mostrar, describir” (facere. fingere, inducere), o en

concordancia con el sujeto del verbo copulativo, formando una conjugación

perifrástica (miles currens est).

1.2. Participio de perfecto

A. MORFOLOGÍA
Esta formado por el morfema *-to, documentado en todas las lenguas, que

podía añadirse no sólo a formas verbales, sino también nominales (barbatus,

onustus, δεκατος).

Coincidiendo con Benveniste, este sufijo califica a un individuo como

partícipe de un proceso, lo cual explica su uso en el participio de perfecto

pasivo: mientras que la idea de realización total se asemeja a la idea perfectiva,

la realización en el objeto supone la pasividad, o al menos, la neutralidad de

este objeto.
Este sufijo procede de una tematización de la ampliación *-t-, ya encontrada

como componente del morfema –nt-, procedente a su vez de una fosilización

con vocalismo reducido del sufijo *-e/ot- incluido en algunas formaciones

participiales de otras lenguas. Este morfema se comportaba en indoeuropeo

como una ampliación doble, lo que implica que, al añadirse a un tema verbal

formado por raíz más sufijo, tendría un vocalismo reducido. Cuando el tema

verbal se reducía a una raíz no sufijada, parece que el indoeuropea ha

precedido el morfema *-to de un vocalismo radical reducido.

El latín ha modificado considerablemente la forma del tema verbal al que se le

añade el morfema *-to. Las principales modificaciones son:

 En las conjugaciones regulares (ama-re/ama-ui; dele-re/dele-ui; audi-re/audi-

ui), el morfema *-to se ha extendido al tema común de infectum y perfectum:

amatus, deletus, auditus. Esta formación supone la mayoritaria.

B. SINTAXIS
Los participios de perfecto expresan voz pasiva y anterioridad o “estado

acabado” con respecto al tiempo del verbo principal. Sin embargo, no siempre

presentan estas características.

Los participios de los verbos transitivos activos son los que presentan

mayoritariamente estas características. No obstante, algunos de este tipo

asumen un significado distinto:

 Simultaneidad, equivalentes a un participio de presente pasivo: Laetus sum

laudari me a te, pater, a laudato (“que es alabado”) viro.

 Voz activa, equivalente a un participio de pasado activo, circunscrito el

hecho a participios como perosus, pertaesus.


Los participios de verbos intransitivos activos presentan una acepción activa

si van referidos a persona o cosa personificada (cenatus “que ha cenado”,

pransus “que ha almorzado”).

Los verbos deponentes presentan una significación activa a sus participios de

perfecto, e incluso, simultánea. Por ello, deben ser traducidos por gerundios

simples castellanos. Los participios de perfecto de esta clase de verbos pueden

recibir complemento directo, dado que están liberados de la acepción pasiva

que impide que los restantes participios de perfecto lo reciban.

Los participios de perfecto presentan un uso predicativo frecuente, ya como

complemento objetivo de los verbos causativos (perfectum hoc negotium dabo

“terminaré ciertamente este asunto”), o de verbos de lengua, percepción y

sentimiento (ubi vidi saltum obsaeptum “cuando vi el bosque cercado”), o de

verbos de volición y deseo (factum volo “lo quiero hecho”).

También puede ser complemento predicativo de giros como opus est o usus est,

así como de verbos habeo y teneo.

1.3. Participio de futuro activo

A. MORFOLOGÍA
El morfema *-tūro-/-tūrā- , de origen ya explicado, no tiene correspondiente

directo en ninguna otra lengua, incluso en itálico. Benveniste opina que el sufijo

–turus es una formación temática paralela a la formación, también estrictamente

latina, de los femeninos abstractos en –tura, llegando a remontar su origen en el

morfema *t-ew- de los nombres de acción, que vemos sobre todo en el supino.

La secuencia ru-s debe corresponder a la formación adjetival en *-ro, cuya

terminación –ra (*rH2) es la variante del colectivo.

Su función fundamental consistía en constituir, junto al auxiliar sum, una

conjugación perifrástica con idea de intención o inminencia y más adelante, de


destino, la cual terminó por otorgar a la perifrástica en –turus un valor activo de

obligación que se opuso al pasivo expresado por la perifrástica en –ndus.

El sufijo *-turo se incorpora por lo general al mismo tema que el sufijo

formante de perfecto, pero con tendencia a expresar la posterioridad, a

diferencia del perfecto. Así, frente a las formaciones regulares

(amatus/amaturus; deletus/deleturus, auditus/auditurus), se observa la forma

stāturus, con grado pleno, frente a status. El verbo sum conoce un participio de

futuro, futurus, a pesar de no tener participio de perfecto. Los adjetivos verbales

en –sus reciben, sin embargo, participios de futuro en –turus (fluxum/flucturus;

mulsus/mulcturus…). El final –iturus se ha extendido desde periturus a formas

de significado análogo, como moriturus, y, a partir de entonces, incluso a

verbos de significado contrario (pariturus, nasciturus, oriturus…).

B. SINTAXIS
Este participio se usa en todo el período arcaico únicamente en unión del

verbo copulativo para formar una conjugación perifrástica. El uso estrictamente

participial se inicia en el período clásico. Se observa un mayor de la idea de

intención o finalidad, unido a verbos de movimiento.

Presenta un uso atributivo limitado a las formas futurus y venturas en época

clásica (opinio venturi boni “la esperanza del bien futuro”), a veces incluso con

significado semejante a la apódosis de una oración condicional.

1.4. Participio de futuro pasivo

A. MORFOLOGÍA
Se forma con el morfema *-ndo, que también dará lugar al sustantivo verbal

inanimado llamado “gerundio”. Expresa, principalmente, valores de obligación

y futuro pasivo.
El hecho de que junto al adjetivo verbal en *ndo aparezca el sustantivo

verbal en –ndo (gerundio), puede resolverse, según Benveniste, considerando

ambas formaciones como paralelas, y no procedentes la una de la otra.

El participio de futuro pasivo se declina según el tipo bonu-s –a-um, en

singular y plural. El tema verbal que recibe la adición de este sufijo es el de

presente. Mientras los verbos de la primera conjugación presenta como vocal de

unión entre la raíz y el morfema *ndo una a, las restantes presentan timbre e,

generalizado en fecha bastante reciente en la tercera conjugación bajo la

influencia del infinitivo leg-e-re.

Para todas las formaciones de participio, se puede anotar que, además de las

traducciones dadas para cada uno de ellos, pueden ser traducidos por una

oración sustantiva, adjetiva e incluso adverbial.

El mayor número de ejemplos corresponden a subordinadas adverbiales de

tiempo, causa, modo y condición. La determinación exacta queda confiada al

contexto.

2. EL ABLATIVO ABSOLUTO

El participio puede presentar una construcción no concertada, es decir, con

sujeto propio, además de la mayoritaria construcción concertada con otro

elemento presente en la oración principal.

Esta construcción no concertada toma forma en la unión de un sustantivo en

ablativo y un participio en caso ablativo, de valor análogo a una oración

subordinada circunstancial. Generalmente, están integrados por un participio

de perfecto y un sustantivo. A veces, el sustantivo que haría las veces de sujeto

si la construcción absoluta fuera un verbo personal, no aparece debido a que


puede ser representado por un pronombre, es fácilmente deducible por el

contexto o resulta ser un concepto indeterminado.

Este uso del ablativo surgió secundariamente como una prolongación del

ablativo instrumental-sociativo. En virtud de una dislocación sintáctica,

expresada por el aislamiento de este bloque entre comas, esta determinación

circunstancial ascendió a la categoría de oración subordinada, convirtiéndose el

sustantivo en sujeto de dicha oración y el participio en predicado.

En latín arcaico no ha cristalizado por completo esta construcción, a diferencia

de la proliferación sufrida en época clásica.

La tendencia a equiparar los ablativos absolutos a las oraciones subordinadas

determinó que también los participios que integraban dichos ablativos pudieran

regir un complemento directo o expresarse en forma neutra impersonal.

Salustio inicia la construcción del ablativo absoluto con complemento directo,

limitada a verbos deponentes transitivos.

Los ablativos absolutos impersonales aparecen a partir de época postclásica

de dos maneras: el participio se usa solo (permisso “habiéndoseles dado el

permiso”) o referido a un sujeto impersonal formado por un infinitivo, una

oración completiva, una interrogativa indirecta, etc…(cognito vivere Ptolomeum).

Los participios de presente y de perfecto conservan en la construcción

absoluta los significados temporales habituales de simultaneidad y

anterioridad, respectivamente.

Dentro del ablativo absoluto ha de destacarse un giro muy frecuente, el tipo

“Cicerone consule”. En esta construcción, aunque todos sus elementos estén en

ablativo, se observa la ausencia del verbo, pudiendo pensarse en la elisión de

un supuesto participio del verbo sum, no presente en el sistema latino. Se usa

para la expresión de cargos públicos, traduciéndose por el gerundio simple


castellano del verbo ser más el nombre de la persona (a veces pueden ser

varios) a continuación:”siendo cónsul Cicerón”. Esta construcción es frecuente

en el período clásico.

3. GERUNDIO, GERUNDIVO Y SUPINO

3.1. Gerundio y gerundivo

Gerundios y gerundivos son respectivamente sustantivos neutros y adjetivos

verbales formados con el complejo *-ndo y *ndo/nda, que también interviene en

la formación de adjetivos en –bundus.

Tras vocal de timbre i/u o consonante la nasal silábica del anterior morfema

vaciló entre vocalizaciones de timbre o/e, triunfando finalmente el timbre e,

salvo en los adjetivos (secundus, oriundus), en el verbo ire (eundum) y en

formas arcaizantes del lenguaje técnico.

El gerundio, procedente de antiguos nombres de acción, es subsidiario del

infinitivo de presente activo, por tanto, carente de expresión diferenciada de

género y número, usado en las funciones de los casos oblicuos. Presenta un

paradigma de caso acusativo, genitivo, dativo y ablativo, recibiendo las

desinencias propias de la declinación neutra temática: amandum, amandi,

amando, amando.

El gerundivo, por su parte, es un adjetivo verbal de pertenencia, con el que se

indica que el sustantivo al que acompaña está ligado a la acción expresada por

la raíz del adjetivo (pericula ferenda “peligros ligados a la acción de soportar”).

Este valor originario, considerado pasivo o activo dado su indiferenciación a la

noción de voz, se conserva en los usos de adjetivo calilficativo (secundus,

oriundus, virtus laudanda, etc), pero acompañado del auxiliar sum formó la

perífrasis que se decantó en sentido pasivo de obligación (pericula mihi ferenda


sunt “los peligros han de ser soportados por mi”). A diferencia del anterior,

presenta flexión en los tres géneros y los dos números, siguiendo el tipo bonus –

a –um.

Tanto los gerundios como los gerundivos pueden utilizarse en la llamada

construcción gerundial, es decir, supliendo la declinación del infinitivo, pero

mientras los primeros no admiten más que esta construcción, los gerundivos

pueden usarse además con las siguientes funciones:

 Atributiva: facinus miserandum, de significado afín a un adjetivo en –bilis,

las formas usadas se relacionan con verbos de sentimiento.

 Predicativa, bien subjetiva (liber est legendus), bien objetiva (trado liberos

erudiendos). La función predicativa subjetiva constituye una conjugación

perifrástica, mientras que la objetiva expresa una idea de finalidad con

verbos que signifiquen dar, entregar, confiar, pedir, concordando con su

complemento directo.

Respecto a la construcción gerundial, se puede decir que si el verbo es

intransitivo, rige un caso oblicuo o no lleva complemento expreso se usa el

gerundio; en cambio, con verbos transitivos directos con complemento expreso

se prefiere el gerundivo que adopta la construcción personal concordando en

género y número con su complemento, formulado éste en el mismo caso del

gerundivo (urbi condendae locum elegerunt “eligieron un sitio para fundar (o para

la fundación de) la ciudad”).

A veces, sin embargo, se usa un gerundio con un complemento directo en vez

de un gerundivo, debido a un deseo de hacer resaltar la acción verbal, para

evitar ambigüedades, sobre todo cuando el complemento es el genitivo singular

de los pronombres, idéntica para los tres géneros, incluso por razones de

eufonía.
Los mismos casos presentan propensión a formularse en gerundio, como

genitivos y ablativos sin preposición, el acusativo y el ablativo con preposición

a partir de época clásica, y el dativo en menor medida.

3.2. Supino

El supino es un sustantivo verbal fosilizado de estructura idéntica a los

nombres de acción en –tus. Declinados sólo parcialmente en casos acusativo y

dativo-ablativo, se incorporaron secundariamente al paradigma verbal,

recibiendo una influencia menor que los infinitivos y participios. No participan,

por tanto, de los accidentes del verbo (voces, tiempos, modos, etc..), adoptando

únicamente el régimen propio de los verbos.

Se forma a partir de un antiguo nombre de acción en *teu- que en sánscrito

forma el infinitivo. Las formas de supino siguen el paradigma de la cuarta

declinación; así tenemos un acusativo en –tum, dativo en –tui y ablativo en –tu.

Este sufijo proporcionaría un valor durativo y, en sentido más abstracto, una

realización virtual; por eso se construye con verbos de movimiento (ire

dormitum) o con idea de intencionalidad (res lepida memoratui, dignum memoratu).

Mientras los supinos en –tum dependen de verbos que expresen movimiento

(eo, venio, duco, fero..), los en –tu o –tui dependen de adjetivos que rijan caso

dativo o, para el caso ablativo, adjetivos que expresan idea de posibilidad,

facilidad o sus contrarios (facilis, difficilis…)así como una impresión de los

sentidos o del espíritu (suavis, asper…).

De poca consistencia, la competencia que sufrió por parte de construcciones

equivalentes provocó su eliminación, quedando restringido al lenguaje literario

en un determinado número de verbos.

TEMA 22.- LOS VERBOS ESSE, VELLE, FERRE, IRE Y SUS COMPUESTOS.
EL VERBO FIERI. VERBOS DEPONENTES: CONCEPTO Y CLASE.
VERBOS IMPERSONALES Y DEFECTIVOS.
1. EL VERBO SUM

El verbo ‘ser’ presenta en latín un paradigma supletivo en el que intervienen

dos raíces: *h1es- ‘ser’ y *bheuH2 – ‘nacer, llegar a ser’.

1.a. La raíz *H1ES

Proporciona un tema de presente y se utiliza en tiempos que se conectan con

él:

-Presente de indicativo: tiene la raíz ya en grado cero ya en grado pleno. Al

grado cero de la raíz (1ª persona de singular y 1ª y 3ª de plural) le corresponde

flexión con vocal temática de timbre ‘o’, mientras que el grado pleno de la raíz

se conjuga atemáticamente: s-u-m, s-u-mus, s-unt, es-t, es-tis.

-Pretérito imperfecto de indicativo: se forma con el grado pleno de la raíz más –

a- en su especialización para caracterizar a un pasado: *h1es-a-> era-. Su flexión

es, por tanto: eram, eras, erat, eramus, eratis, erant.

-Futuro imperfecto: tiene grado pleno de la raíz y flexión temática. Era un

presente de indicativo semejante al tipo lego, que al oponerse al otro presente

semitemático, pasó a subjuntivo, de donde se transformó en futuro: er-o *H1es-

o, eris, erit, erimus, eritis, erunt.

-Presente de subjuntivo: al haber pasado ero a futuro y haberse utilizado –a-

para expresión de pasado (eram), fue ocupado por un optativo en –i-, ya que en

latín este modo no se distingue del subjuntivo. La raíz está en grado cero y en

latín arcaico se daba una alternancia de sufijo –ie- / -i- para el singular y plural

respectivamente: siem, sies, siet/simus, sitis, sint, ero la forma –ī- del plural se

impuso también en singular: sim, sis, sit.

-Imperfecto de subjuntivo: se forma con el grado pleno de la raíz seguida del

alargamiento sigmático y el sufijo –e-: es-s-e-m, es-s-e-s, es-s-e-t, es-s-e-mus, es-s-e-

tis, es-s-e-nt.
-Imperfecto: presenta en el presente grado pleno de la raíz: es-te, mientras que

en el futuro, grado pleno de la raíz para las personas 2ª y 3ª de singular (es-

tod>esto) y 2ª de plural (es-tote), grado cero para la 3ª persona de plural (*s-

ntod>*sontod>suntod>sunto).

-Infinitivo de presente: tiene el grado pleno de la raíz seguida del alargamiento

*-s- y de la característica de activa primaria –i>-e: *es-s-i> esse.

-Participio de presente: con grado cero de la raíz, sólo se emplea en compuestos

(ab-sens, prae-sens). César crea un participio ens-entis, difundido en la escolástica

medieval. Es posible que la forma originaria del participio con vocalización de

timbre ‘o’, como en euntis <*ei-nt-es, sea sons-sontis, que la lengua jurídica

especializó en el sentido de ‘culpable’.

1.b. La raíz *BHEUH2

Además de haber proporcionado el tema de perfecto *fu- y de haber

intervenido en las perífrasis en *-ba- y *-bo- se utiliza:

-Presente de subjuntivo arcaico: fuam, fuas, fuat, fuant, con –a- caracterizadora de

subjuntivo.

-Imperfecto de subjuntivo: forem, fores, foret, forent, con el alargamiento

sigmático rotatizado, paso de ‘u’ a ‘o’ ante r<s y –e- de subjuntivo. Es el único

imperfecto de subjuntivo latino que no se conecta con el tema de presente de

indicativo, circunstancia que se explica por tratarse de un residuo arcaico no

exigido por el supletismo.

-Participio de futuro: futurus-a-um.

-Infinitivos de futuro: tanto en el perifrástico (futurus-a-um esse) como en el

sintético, fore, el cual, por su formación es un infinitivo de presente (*fu-s-i) que

se opuso como futuro a esse.

1.c. COMPUESTOS DE SUM

Entre los compuestos del verbo SUM merecen explicación los siguientes:
-DESUM: en las formas con el grado pleno de la raíz, contrae la –e- del

preverbio con la de la raíz: deram, dero, etc. Las recomposiciones etimológicas

(deeram, deero, etc.) que incluso se emplean alguna vez en métrica tardía, no

responden a la pronunciación real.

-PROSUM: está compuesto por el preverbio pro-/prod-, que, según una

tendencia bastante generalizada, adopta la forma –pro- en posición

anteconsonántica y la forma –prod- en posición antevocálica. La conjugación es

pues prosum, prodes, prodest, etc.

-POSSUM: el primer elemento es *pot-, raíz indoeuropea que significa ‘dueño’,

utilizada en compuestos (possideo, possido). La evolución semántica de possum

fue ‘soy dueño>puedo’. La misma raíz *pot-, con el sufijo *-H- da potior ‘yo me

adueño’ y, con el grado pleno *eH-, el denominativo *poteo ‘soy

dueño’>puedo’, cuyo perfecto potui es el supletismo de possum.

La conjugación de possum (*pot-sum>possum, *pot-es-a-m>poteram, etc.) contaba

con un infinitivo pot-esse, frecuente en Plauto, que fue sustituido por posse,

según el cual se creó el imperfecto de subjuntivo possem. Como participio de

presente se emplea potens, de poteo.

2. El verbo VOLO

El verbo VOLO ‘querer’ tiene un paradigma supletivo integrado por raíces

*vei>vi-, con la que se forma la 2ª persona de singular del presente de

indicativo, y *vel-/vol-, que se emplea en el resto de la conjugación.

Esta última raíz presenta vocalismo ‘e’ ante ‘l’ palatal: velim, vellem, velle.

Tiene, en cambio, vocalismo ‘o’ cuando la ‘l’ es velar: volo, volumus, volunt,

volebam, volam, volui, etc. Esta ‘o’ se cierra en ‘u’ si la ‘l’ va seguida de

consonante: volt>vult, voltis>vultis.

Cabe observar los siguientes aspectos respecto a su flexión:


a. El presente de indicativo ofrece la misma oposición

tematismo/atematismo que hemos visto en el verbo sum: volo, volumus,

volunt / vis, vult, vultis. La incorporación supletiva de vis se hizo necesaria

por no ser viable la segunda persona de singular de la raíz *vel- (*vel-

s>*vell>*vel-). Además, las fórmulas de cortesía sis, sultis, son

respectivamente contracción de si vis, si vultis.

b. El pretérito imperfecto de indicativo y el futuro imperfecto son idénticos

a los del tipo lego: volebam, volebas, volam, voles.

c. El presente de subjuntivo se forma con la –i- de optativo: vel-i-m, vel-i-s,

vel-i-t, vel-i-mus, vel-i-tis, vel-i-nt, sin restos de alternancia *-ie-/-i-.

d. El imperfecto de subjuntivo está integrado por la raíz, el alargamiento *-

s- y la –e- caracterizadora del subjuntivo: *vel-s-e-m > vellem, velles, vellet.

e. El infinitivo de presente tiene, tras la raíz, el alargamiento nominal de

neutro *-s- y el signo de primaria activa *-i: *vel-s-i> velle.

f. El tema de perfecto *volu- presenta –u- en su difusión como morfema de

perfecto.

2.1. COMPUESTOS DE VOLO

a. NOLO

Está formado por *ne volo>novolo>noolo>nolo. Esta misma evolución se

produce en otras formas en las que el compuesto tenía tres o más sílabas. Ne

volumus> nolumus. Ne voltis> noltis. Ne volunt>nolunt. Ne volebam> nolebam. Ne

volam> nolam. Ne volens>nolens. Ne volui > nolui.

Si el compuesto tenía sólo dos sílabas, no se producía cambio fonético: ne

vis, ne volt, formas usadas por Plauto. Esta circunstancia originaba un

paradigma en el que alternaban formas iniciadas por no- con otras que

empezaban con ne-, menos numerosas y que fueron al fin desplazadas por
formaciones no fonéticas en no- (nolim, nollem, nolle) o sustituidas por otras

con la negación non.

El imperativo de presente ofrece la característica de conectarse, no con el

tema del presente de indicativo, sino con el de subjuntivo, que presenta –i-

de optativo: noli, nolite. Este imperativo de presente sirvió de base a las

formas de futuro nolito, nolitote, mientras que nolunto es regular.

b. MALO

Procede de *mag-volo; el primer elemento *mag- es el que tenemos en mag-un-

s, *mag-io-s> *maiios>maior, etc. Pues bien, así como el grupo intervocálico –gi-

de este último ejemplo, tras una asimilación, se reduce a –i- con alargamiento

compensatorio de la vocal anterior. Igualmente el grupo –gu- de *magvolo se

asimiló (*mavvolo) y después se redujo a –u- con el alargamiento

compensatorio correspondiente: mavolo, que posteriormente se cambió a malo.

3. El verbo FERO

Tiene paradigma supletivo, integrado por las raíces *bher- ‘llevar’ y *telH2-

‘levantar’.

a. RAÍZ *BHER- > fer-. Proporciona el tema para el presente de indicativo y

para los tiempos que se conectan con él:

-Presente de indicativo: presenta el semitematismo que hemos visto en sum y en

volo: fer-o, fer-i-mus, fer-unt / fer-s, fer-t, fer-tis. Por presión morfológica de todas

las segundas personas de singular, en fers no se produjo la neutralización –rs>-

rr>-r. En pasiva la flexión tiene un semitematismo cuya distribución es única:

fer-o-r, fer-i-mur, fer-i-mini, fer-untur / ferris (*bher-ses), fer-tur. Se debe a que la

forma ferimini entró en el juego de las oposiciones morfológicas en una época en


que ya el atematismo era improductivo en la flexión verbal de las raíces

terminadas en consonante.

-Imperfecto de subjuntivo e infinitivo de presente: se forman como el verbo

sum, pero con neutralización de la oposición vibrante / continuo no vibrante:

*bher-s-e-m> ferrm, *bher-si> ferre.

-El imperativo es atemático, pero la tercera persona de plural del futuro

presenta –un- > *-on- Presente: fer, ferte. Futuro: ferto, fertote, ferunto.

-Los restantes tiempos conectados con el tema de presente son idénticos a los

del tipo lego.

b. RAÍZ *TELH2. Es la supletiva para el resto de la flexión.

Esta raíz disilábica en C/C, forma el presente con sufijo nasal tollo *tl-n-o

‘levantar’, cuyo perfecto era tetuli, tuli, y en C/C alargado, su supino latum

*tlatum, su participio de perfecto latus *tlatos y su participio de futuro laturus<

*tlaturos. El perfecto y estas formas nominales pasaron al paradigma de fero, por

lo que, a su vez, tollo completó su paradigma con un compuesto (sustuli,

sublatum).

4. El verbo EO

Su raíz presenta la alternancia *ei-/i-. El griego utilizó la alternancia para la

oposición singular/plural (ἐιμι - ἰμεν), pero el latín no morfologizó este recurso,

de forma que el grado cero *i- sólo aparece en algunas formas nominales: i-ens,

i-tum, i-turus. El grado pleno *ei- generalizado en el resto de la conjugación

pierde la –i- si queda intervocálica, pero en cualquier otro contexto la raíz se

monoptonga en i-.

-Presente de indicativo: por tratarse de un tema en –i, es igual al de capio, pero

con los cambios fonéticos anteriormente indicados: *ei-o>eo, *ei-s>is, *eit>it, *ei-
mos>imus, *ei-tes> itis, *ei-nt>*eiont>eunt. No obstante es posible que represente,

como sum, volo, fero, edo, la distribución conocida de atematismo para las

personas segunda y tercera del singular y segunda del plural, frente al

tematismo de las restantes, con lo que imus se remontaría a *ei-i-mos.

-Pretérito imperfecto de indicativo: ibam, ibas, etc, tiene como primer elemento

el mismo tema de presente, a la manera de amabam, monebam, y el tipo audibam.

Se trata, pues, del único tema en –i, que se forma de este modo, lo cual se

explica porque *ei-e-ba-m quedaba excluido al no proporcionar un aoristo la

raíz indoeuropea de este verbo.

-Presente de sub juntivo, imperfecto de subjuntivo, imperativo: eam (*ei-a-),

irem, ires (*ei-s-e-),ite, ito, itote, eunto. Presentan las evoluciones normales del

grado pleno *ei-.

-Pretérito perfecto de indicativo: antiguamente es ii, ivi presenta el morfema de

perfecto –u-, y ofrece a las necesidades métricas la sucesión de dos largas que se

habían perdido en la anterior. Las formas isti, istis, isse, etc. son especialmente

frecuentes en los verbos compuestos.

-Participio de presente: es el único residuo latino que alterna en su flexión los

dos grados de la raíz: cero (i-ens) y pleno (euntis *ei-ont-<*ei-nt-).

Se conjugan como ‘eo’, además de los verbos que son claramente sus

compuestos queo y nequeo.

5. El verbo FIO

Procede de *bhui-o, C/C de *bheuh2- ‘nacer, llegar a ser’, raíz a la que

pertenecen los imperfectos en –ba-, los futuros en –bo- y las formas supletivas

de sum: fui, etc.

Al haberse usado el tema *fu- (antiguo aoristo) como perfecto que expresó la

idea de existir, el significado propio de ‘llegar a ser, hacerse’ quedó relegado al

tema de presente. En consecuencia, se originaron secundariamente corrimientos


supletivos: fio formó los tiempos del tema de perfecto mediante la pasiva de

facio (factus sum, etc.) y, a su vez, fio se empleó como pasiva de facio en el tema

de presente, si bien en los compuestos se tendía a sustituir las formas en – fio por

las en –ficior.

El verbo FIO mantiene la cantidad larga de la ‘i’ en posición antevocálica,

excepto en fieri, fierem, que podía medirse larga en latín arcaico, pero que

después se abreviaron. La flexión es semejante a la del tipo audio, también con

las excepciones de fieri y fierem.

El infinitivo fieri presenta desinencia pasiva como consecuencia del supletismo

por el que funcionó como pasiva de facio, pero Ennio usaba aún fiere. De

acuerdo con el infinitivo de los restantes temas en –i-, se esperaría *fire o *firi.

No es fácil decidir si fiere, fieri, son formas tematizadas *bhui-e-s-i> fiere, *bhui-e-

s-ei> fieri, o si fueron creadas sobre un sustantivo *fier ‘la acción del devenir’. El

imperfecto de subjuntivo fierem, fieres, es sin duda analógico del infinitivo.

6. Verbos deponentes: concepto y clases

El nombre de deponente, propuesto por los gramáticos latinos, engloba una

categoría de verbos activos, por el sentido, pero que parecen haberse despojado

(deponere – dejar caer) de la forma activa esperada, para utilizar la pasiva. No

obstante, la apariencia sobre la que se funda la posición de los gramáticos

latinos resulta de una situación antigua muy diferente. El verbo deponente

latino procede de un grupo de verbos indoeuropeos flexionados únicamente

por la voz media, extinguida en latín, pero conservada en esta clase de media

tantum: nascor, morior, sequor, patior, loquor, etc.

De todos modos, los verbos deponentes en latín no aparecen como categoría

lingüística fundamental y por ello sufren en latín un proceso de debilitamiento.


Desde la época más antigua del latín se han perdido un númeo importante de

verbos flexionados en indoeuropeo por la voz media y diversos marcos

demuestran que los deponentes conservados, más que una categoría viva,

constituyen el producto de desecho de una categoría desaparecida.

6.1. DEPONENTES ACTIVOS: son los más abundantes, aquellos que tienen

significado activo y forma pasiva. Hay que señalar que las formas nominales de

estos deponentes cuentan con el doble juego de los que corrientemente se tienen

como activos y de lo que se tienen como pasivos (participios hortens, hortatus).

6.2. DEPONENTES PASIVOS: desde el punto de vista morfológico, los

llamados deponentes pasivos (vapulo ‘soy azotado’) no suponen ningún tipo

especial. Su conjugación es la de un intransitivo corriente, por lo que hace a la

carencia de formas de la voz pasiva.

6.3. SEMIDEPONENTES. Aunque muy escasos en latín, corresponden a una

categoría perfectamente entroncable con otras lenguas indoeuropeas donde

también verbos conjugados en activa en el sistema de presente, lo son en voz

media en el de perfecto (por ejemplo griego τύκτω – τέτυμμα. La singularidad

de su tipo en latín ha podido mantenerse pese a lo reducido de su número

debido a que son verbos de empleo bastante frecuente: audeo-ausus sum, fido-

fisus sum, gaudeo-gausus sum, soleo-solitus sum.

7. VERBOS DEFECTIVOS

7.1. Verbos defectivos regulares

Se trata de formas verbales que han perdido la mayor parte de su flexión,

aunque las que aún persisten son regulares. Se trata generalmente de elementos

extraños a la flexión verbal como una interjección de saludo, que sólo


analógicamente con la adición de desinencias de la conjugación, han sido

interpretados como formas flexionadas.

Las más comunes son aio, ais, ait, aiunt. Faris que procede de la raíz *bheh2

emparentada con el griego φημί. Es usado sobre todo por poetas arcaicos y

arcaizantes. Ave como saludo, que también conserva las formas avete, aveto,

avere. Ovas ‘triunfas’, ovat, ovans. Age, agite ‘ea, vamos’, infit, explicit.

7.2. Defectivos con formas especiales

Coepi, memini, odi carecen en general del sistema de presente y se conjugan

regularmente en el perfecto. Los tiempos de los dos últimos suelen interpretarse

con valor de presente. Además el primero puede conjugarse en pasiva con el

mismo significado de activa coeptus sum, es, est. También existe el defectivo

inquam, antiguo subjuntivo en –a- que desplazó a la primera persona de

singular del presente de indicativo.

8. Los verbos impersonales

Desde un punto de vista morfológico los verbos impersonales se distinguen

de los verbos personales en que las formas impersonales constituyen el término

único de su flexión. No pueden, por tanto, permutar sus desinencias

correspondientes a la 1ª y 2ª persona, su paradigma es unipersonal. Desde un

punto de vista sintáctico, estos verbos no admiten la expresión del sujeto.

Meillet y Bassols piensan que la forma impersonal de los verbos que indican

fenómenos de la naturaleza procede de una forma personal, explicable por una

concepción animista de la naturaleza. Otros recurren a la teoría de Benveniste

para quien la tercera persona, excluida del diálogo entre el locutor y el

interlocutor es en realidad la no persona. Según él, la desinencia –t de pluit no

presupone un sujeto implícito personal, solamente actuliza la idea expresada

por el verbo.
8.1. Verbos propiamente impersonales

a. Fenómenos de la naturaleza. Sus desinencias pertenecen a la voz

activa: nivit, pluit, fulget, tonat, lucet, advesperascit.

b. Verbos intransitivos o transitivos sin complemento directo utilizados

en pasiva: amatur, datur, itur.

8.2. Verbos aparentemente impersonales. Aunque aparecen en tercera pesona y

no tienen un sujeto nominal, esta función es desempeñada habitualmente por

un infinitivo o una completiva con ut / quod. Así, por ejemplo, los verbos

expresan una idea de necesidad, posibilidad o conveniencia – decet, licet, oportet,

necesse est, accidit, contingit, evenit, etc.

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