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Más que nunca el ser humano de principios de siglo precisa

del lenguaje oral y corporal para comunicarse con los demás


seres que lo rodean. Es este medio de comunicación el que
le permitirá triunfar en el sistema social en que vivimos.

CUALQUIERA PUEDE APRENDER A HABLAR DE MODO


CONVINCENTE
Compilador: Víctor Aguirre Rodríguez. Magíster en Mercadeo. Esp. en Gerencia de
Proyectos. Comunicador Social - Periodista. Docente universitario y Consultor
Empresarial.

El arte de entusiasmar y convencer a los demás mediante las palabras


adecuadas y una construcción y entonación oracionales correctas puede
aprenderse. Lo que a menudo parece innato en los buenos oradores y que
en apariencia fluye de ellos de forma natural es en la mayoría de las
ocasiones el resultado de un aprendizaje de muchos años.

La psicología nos transmite los conocimientos necesarios para valorar de


forma correcta a nuestros oyentes o interlocutores y nos proporciona
asimismo la posibilidad de reconocer nuestra propia personalidad y de este
modo, sacar conclusiones acerca del efecto que causamos sobre nuestros
oyentes. Gracias a esto, seremos también capaces de incluir nuestro
lenguaje corporal (el que por regla general no somos conscientes).

COMUNICACIÓN NO VERBAL

El estudio de la comunicación no verbal es algo reciente. Solo desde


comienzos de siglo se iniciaron verdaderamente una investigación sobre las
expresiones del rostro, etc., aunque no fueron muy alentadoras y no se
produjeron muchos avances. Fue la década de los cincuenta cuando un
grupo de científicos enfocó el tema de manera sistemática, siguiendo una
metodología científica.

Al principio las investigaciones las llevaban a cabo cada uno por su cuenta,
aunque luego esto cambió, creándose una ciencia nueva que es fruto de
cuatro disciplinas: la psicología, la antropología, la sociología y la teología.
También entra en juego el estudio de la quinesis (kinesis), que lo introdujo un
antropólogo pero que rápidamente atrajo a psiquiatras, psicólogos y otros.

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Su principio es que no se puede estudiar la comunicación en unidades
separadas, sino que debe analizarse en su conjunto.

La comunicación no verbal se puede identificar en varios aspectos:

EL CUERPO DEL MENSAJE

Muchas veces el cuerpo comunica por sí mismo, y no sólo por la postura que
adopta; Bridwhistell dijo que el aspecto físico está a menudo culturalmente
programado y que lo ―adquirimos‖. Está más que discutible la teoría que
afirma que desde que nacemos vamos adoptando nuestros rasgos,
adquiriéndolos de quienes nos rodean. Así se explica el hecho de que las
personas de una misma región se parezcan y que con frecuencia marido y
mujer adquieran unos rasgos comunes. El ser humano es un gran imitador
que desde la infancia hasta la vejez va imitando y haciendo suyos los rasgos
de la gente que le influye.

Y los estudiosos de la Kinesis también creen que la belleza o la fealdad, la


gracia o la torpeza también se adquieren. Se refieren al modo de llevar y
mover el cuerpo y el rostro que puede ser laxo o tenso según lo hayamos
adquirido de uno u otro modo.

LO QUE DICEN LOS OJOS

Una forma de amenaza para muchos animales es la mirada fija y sostenida.


Cualquiera se sentirá incómodo y se enojará con un desconocido que le mire
fijamente y sin interrupción.

Nadie sabe lo que ocurre con las ondas cerebrales de una persona cuando
se le mira fijamente, pero según un estudio llevado a cabo recientemente una
persona que es mirada insistentemente tiende a mostrar un ritmo cardiaco
más alto. Esta es una de las incomodidades de hablar en público. Esta
evidencia puede explicar la leyenda sobre el ―mal de ojo‖ que se da en casi
todas las culturas.

Ya desde el nacimiento lo primero en lo que se fija un niño es en los ojos o


algo parecido, como en dos puntos negros pintados en una cartulina blanca.

No todas las culturas reaccionan de igual manera ante la mirada fija y


persistente, aunque todas lo desaprueban. Esto está relacionado con el
hecho inequívoco de que el contacto ocular intensifica la intimidad y estimula

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las emociones y es un elemento importante de la exploración sexual. De ahí
que en muchas comunidades la mirada fija a los ojos deba ser evitada
excepto en momentos íntimos. En otras, como en el mundo árabe durante
una conversación se mira fijamente a los ojos, cosa que puede llegar a
incomodar a un occidental.

De todas formas, cualquier contacto entre dos personas se inicia con una
mirada. Cuando alguien permite que otra persona capte su mirada queda
expuesto a lo que pueda venir. Por ello a los camareros no se les capta la
mirada cuando están muy ocupados o a los alumnos de una clase evitan la
mirada del profesor cuando éste hace una pregunta y espera una respuesta.

Incluso las reglas no escritas de la educación establecen una clara diferencia


entre no saludar a alguien por la calle simulando no verla que mirarla y
negarse a reconocerla, cosa mucho más grave.

El Dr. Adam Kemdom realizó un experimento en el que estableció que la


mirada se utiliza en las conversaciones como un sistema de señales para dar
la voz a una persona. Al comenzar uno de los interlocutores al hablar no mira
en principio al otro. Más tarde, le va mirando paulatinamente, cosa que el
otro aprovecha para asentir y así ambos comprueban que se están haciendo
caso, y cuando está a punto de terminar le mira fijamente para que el otro
sepa que enseguida le llegará el turno de responder.

Cuando alguien mira mucho hacia otro lado cuando escucha a otra persona
indica que no está de acuerdo con lo que escucha. Si mira mucho hacia otro
lado mientras habla significa que no está muy seguro de lo que dice o que
quiere modificarlo. Y viceversa.

Pero no sólo las miradas tienen un significado. El ojo en sí mismo puede


querer decir algo. Por ejemplo el tamaño de la apertura de las pupilas indica,
al margen de los cambios debidos por la mayor o menor luminosidad del
ambiente, el agrado o desagrado de lo que una persona ve.

Eckhard Hess es un precursor de la ―pupilometría‖ que ha realizado varios


experimentos y en los que ha comprobado que la pupila se abre más cuando
alguien ve algo que le atrae. Y no sólo según lo que ve, también el gusto de
un sabor agradable o escuchar una música de su agrado hace que a una
persona se le dilaten las pupilas.

Todos estos estudios nos dan a entender que no sólo miramos para ver, si
no que hay mucho más detrás de nuestros ojos.

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EL ROSTRO HUMANO

El rostro como transmisor de emociones es lo que interesa a los psicólogos y


Ekman, a través de estudios de sus películas de video, logró confeccionar
una especie de Atlas del rostro al que llama FAST (Facial Affect Scoring
Technique). Con el FAST se catalogaron las expresiones en fotografías. Se
dividió el rostro en tres áreas. Comparando las expresiones de un rostro
zona por zona con las fotografías se descifraba lo que se comunicaba con él.

Ekman, al contrario que Birdwhistell, creía que sí hay expresiones


universales. Esta opinión es la mayoritaria entre los científicos. La prueba
más citada es el estudio de los rostros de los niños ciegos de nacimiento.
Estos niños, al igual que los niños sin problemas de visión, efectúan la
sonrisa de sociabilidad a partir de las cinco semanas de vida. Igualmente
lloran, ríen, hacen pucheros y adoptan las expresiones típicas de ira, temor y
tristeza.

Ekman también experimentó con fotografías de expresiones básicas –


alegría, sorpresa, temor, furia, etc.- Estas expresiones y emociones fueron
identificadas por personas de distintas culturas tan dispares como Japón,
Brasil, Norteamérica, Nueva Guinea y Borneo. Incluso los miembros de una
tribu de Nueva Guinea, que había estado aislada del resto del mundo hasta
hacia doce años, reconocieron la mayoría de las expresiones de las
fotografías.

EL LENGUAJE DE LAS MANOS

Cuando decimos que alguien habla con las manos no estamos muy lejos de
la realidad ya que cualquiera se puede dar cuenta de cuánto gesticulamos
las personas al hablar.

En todas las culturas las manos apoyan el lenguaje hablado hasta límites
insospechados. Incluso en las personas más recatadas y modosas.

Aunque muchos piensen que son gestos sin sentido, nada más lejos de la
realidad. A veces los ademanes sirven para esclarecer un mensaje poco
claro, como cuando dibujamos en el aire un objeto del que ―no nos sale el
nombre‖; otras veces puede revelar emociones de manera voluntaria, como
al juguetear con las manos, que puede ser un síntoma de tensión, o taparse
los ojos cuando algo que decimos nos avergüenza; etc.

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Cada individuo posee su estilo propio de gesticular, que en gran medida está
relacionado con su procedencia cultural y social. Un italiano gesticula mucho
más que un norteamericano. Incluso los italoamericanos de tercera
generación.

Albert Scheflen sugirió que a veces el estilo de los movimientos se confunde


con los rasgos físicos. Cuando decimos que alguien parece italiano,
queremos decir que se mueve como un italiano.

Además de tener un estilo de movimientos propios, cada cultura tiene sus


propios emblemas. Los emblemas son los gestos que tienen un claro
significado. Para nosotros llevarnos el dedo índice a la cien significa
suicidarse.

Hay emociones que parecen ser universales como el de estar ahíto, que en
todas partes se representa palmeando o frotando suavemente el estómago.
Otros en cambio varían de una cultura a otra. Por ejemplo en Japón se
representa haciendo la pantomima de hacerse el harakiri.

Un sistema muy utilizado como comunicación no verbal es el de los sordos y


de los mudos que se comunican a través de sus manos.

LA INTERPRETACIÓN DE LA POSTURA

Según los psicólogos la postura indica muchas cosas de una persona. Albert
Scheflen descubrió en sus investigaciones que las personas frecuentemente
imitan las actitudes corporales de los demás. Llamó posturas congruentes a
las que adoptan, por ejemplo, dos amigos en una conversación y que
frecuentemente es la misma o el reflejo de la de uno frente a la del otro.
Según él, al compartir el mismo punto de vista se comparte también la
postura. En un grupo de conversación, normalmente, los que están de
acuerdo en la conversación se situarán de la misma postura,
reacomodándose cuando uno de ellos cambia de postura. Algunos
terapeutas adoran las posturas de sus pacientes para estimular las
reacciones positivas entre ellos.

Contrariamente a las posturas congruentes, las incongruentes denotan


distanciamientos psicológicos. Cuando dos personas deben sentarse muy
próximas forzosamente a menudo adoptan inconscientemente una postura
formando una barrera entre ellas con los brazos y las piernas.

El movimiento del cuerpo puede transmitir energía y dinamismo durante la


interacción, si bien cuando este movimiento es incongruente con el contenido

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verbal o el contexto comunicacional, normalmente tiene el efecto de distraer
la atención del interlocutor. En este sentido, un exceso de movimiento
incongruente puede producir impresión de inquietud, o nerviosismo, mientras
que la escasez de movimiento incongruente puede transmitir una impresión
de excesiva formalidad.

También hay quien cree que las posturas nos hablan del pasado de las
personas. Aquellos que han sufrido largos períodos de depresión y que han
estado abrumados por los problemas, mantienen después los hombros
caídos y el cuerpo desfondado como cuando el ―peso‖ de los problemas les
mantenía atenazados.

Al ser la postura uno de los elementos de la comunicación no verbal más


fácilmente identificable, a medida que el individuo toma conciencia de su
postura en determinadas circunstancias, puede dar un primer paso hacia un
mejor conocimiento de uno mismo.

RITMOS CORPORALES

William Condón, un especialista en Kinesis, analizando películas de


personas al hablar, llegó a la conclusión que los movimientos de las
personas se acompasan al discurso del habla. Los cabeceos, las manos, los
parpadeos, etc., se producen con un compás lógico siguiendo lo que dice la
persona al hablar. Incluso se ha comprobado que las personas afectadas por
enfermedades mentales, autistas, etc., están fuera de sincronía consigo
mismos. Cualquiera que se fije un poco en sus movimientos se dará cuenta
de que algo no funciona en el individuo.

El gesto es el movimiento corporal propio de las articulaciones,


principalmente de los movimientos corporales realizados con las manos,
brazos y cabeza. El gesto se diferencia de la gesticulación. La gesticulación
es el movimiento anárquico, artificioso e inexpresivo.

Se han identificado o clasificado cinco tipos de gestos:

GESTOS EMBLEMÁTICOS O EMBLEMAS: Son señales emitidas


intencionalmente. Su significado es específico y muy claro, ya que el gesto
representa una palabra o conjunto de palabras bien conocidas.

GESTOS ILUSTRATIVOS O ILUSTRADORES: Se producen durante la


comunicación verbal. Sirven para ilustrar lo que se está diciendo. Son gestos
conscientes que varían en gran medida en función de la cultura.

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GESTOS QUE EXPRESAN ESTADOS, MOTIVOS O PATÓGRAFOS: Este
tipo de gesto cumple un papel similar a los ilustradores y por ello se pueden
confundir. Es similar en el sentido en que también acompañan a la palabra, y
le confieren un mayor dinamismo. Pero difieren en que este tipo de gestos
reflejan el estado emotivo de la persona, mientras que el ilustrador es
emocionalmente neutro.

GESTOS REGULADORES DE LA INTERACCIÓN: Son movimientos


producidos por quien habla o por quien escucha, con la finalidad de regular
las intervenciones en la interacción. Son signos para tomar el relevo en la
conversación, que tienen también un importante papel al inicio o finalización
de la interacción. Pueden ser utilizados para frenar o acelerar al interlocutor,
indicar que debe continuar o darle a entender que debe ceder su turno de
palabra. Los gestos reguladores más frecuentes son las indicaciones de
cabeza y la mirada fija.

Las inclinaciones rápidas de cabeza llevan el mensaje de apresurarse y


acabar de hablar, mientas que las lentas piden que el interlocutor continúe e
indican al oyente que le parece interesante y le gusta lo que se está diciendo.

GESTOS DE ADAPTACIÓN O ADAPTADORES: Son gestos utilizados para


manejar emociones que no queremos expresar. Se utilizan cuando nuestro
estado de ánimo es incompatible con la situación interaccional particular, de
forma que no podemos expresar nuestras emociones reales directamente
con la intensidad con la que realmente las sentimos.

Condón dice que las personas que escuchan también se mueven al compás
del relato del que habla. Aunque para percatarse de esta ―sincronía
interaccional‖ en la mayoría de los casos hay que analizar los movimientos
con películas a cámara lenta, ya que sería muy difícil comprobarlo si no es
así.

Los bebés ya muestran esta sincronía desde antes de nacer. En el útero


materno se mueven al compás de los movimientos de su madre y después
de nacer, sincronizan sus movimientos con las palabras de los que le hablan.

COMUNICACIÓN POR EL OLFATO

A parte de la comunicación verbal y visible de los seres humanos, también


pueden comunicarse por medio de otros sentidos como el tacto, el olfato y
muy eventualmente el gusto, permitiendo la facilidad de la interpretación del
mensaje.

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Lastimosamente, la tendencia del hombre –últimamente- es tratar de
desodorizar cada vez más su cuerpo y reemplazar olores naturales tanto del
ambiente como del cuerpo por mezclas sintéticas, las cuales nos causan
posiblemente suprimir el olfato, ya que nos negamos a la naturalidad de los
olores, tomándolos como algo fastidioso.

De todas las experiencias que nos afectan, el ruido y el olor son las más
irresistibles, ya que podemos soportar no ver, no comer, no hablar, no tocar,
mas no podemos dejar de escuchar y percibir olores.

No hay duda de que la mayoría de nosotros le restamos importancia al


sentido del olfato, tal vez porque en cierto modo le tememos. Los olores
tienen una capacidad casi legendaria de despertar recuerdos. Además, se
quiera o no, el sexo y el olor parecen marchar de la mano.

EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO

Hablar en público es sin duda un arte. En Alejandría, en la época helenística,


la retórica estaba incluida como un arte liberal junto a la gramática, la
filosofía, la aritmética, la música, la geometría y la astronomía. Pero veremos
que cualquier otra arte, incluidas las bellas artes — arquitectura, escultura,
pintura o música-, precisan tener una mayor capacidad para desarrollarla.

Como arte, hablar en público es una virtud, una habilidad y a la vez una
destreza que, como un conjunto de preceptos, tiene como objetivos hacer
bien una cosa. También como todas las artes puede aprenderse, aunque
algunos pueden tener una mayor capacidad para desarrollarla.

DIALÉCTICA: Es el proceso ontológico y lógico resultante de las tensiones


entre contrarios. En oratoria pueden convertirse en un conjunto de preguntas
y respuestas que conducen a una verdad o una definición. Muchos oradores
utilizan esta técnica para desarrollar su conferencia. Empiezan por
formularse preguntas sobre el tema que tratan, pregunta a las que van
contestando hasta llegar al objetivo que pretenden alcanzar en su
disertación.

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La fuerza de un orador reside en su personalidad

Conocerse bien a uno mismo no sólo es importante para conseguir el éxito.


Sin un análisis regular de la propia situación no se puede producir ningún
desarrollo intelectual, espiritual o profesional. Una observación realista de
sus propias fuerzas y limitaciones es la base para un desarrollo satisfactorio
de su personalidad y, con ello, también de su triunfo social y de su carrera
profesional.

―Con el saber aumenta la confianza‖

REQUISITOS NECESARIOS PARA SER UN BUEN ORADOR

Un buen orador debe estar preparado y conocer perfectamente la materia


que va a exponer:

Habla de campos que conoce.


Ha pensado previamente posibles preguntas y argumentos en su contra.
Domina la materia a la perfección.
Conoce a su público, o por lo menos es capaz de juzgarlo en poco
tiempo.
Sabe cuáles son los objetivos que persigue con su exposición y cómo se
va a desarrollar la misma.
Ha estructurado su disertación de manera óptima.

Un buen orador sabe expresarse. Debe tener:

Un extenso vocabulario.
Utiliza préstamos (extranjerismos) o expresiones técnicas, siempre que se
entiendan y que sean / necesarias.
Recurre a un vocabulario específico del ramo, dependiendo de los
conocimientos previos del público.
Demuestra seguridad estilística.
Emplea citas y refranes en el momento adecuado, indicando, dado el
caso, la fuente de la cita.

―Un buen orador es capaz de convencer y parece seguro‖:

Se muestra comprometido con el tema, despertando de este modo


interés.
Motiva al público atrayéndolo hacia su causa.

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―Prepararse y conocer la materia‖

EL LENGUAJE: EL ELEMENTO MÁS IMPORTANTE DE LA RETÓRICA

Un entendimiento óptimo depende básicamente de los siguientes principios:

Expresión sencilla y acertada.


Estructuración clara.
Estilo fluido.
Pronunciación correcta.

Expresión Clara y Precisa

Es sabido desde siempre que un orador debe expresarse con sencillez. Las
palabras que elija deben ser precisas, frecuentes, concretas y comprensibles
para todos. Se deben evitar los extranjerismos y las palabras de moda, y las
expresiones técnicas únicamente deben emplearse cuando a los oyentes les
resulten familiares.

Quien quiera hablar con sencillez debería utilizar imágenes (lingüísticas).


Este tipo de expresiones suelen quedarse grabadas.

Él lenguaje oral pide oraciones cortas y sencillas, sin tortuosas e


interminables subordinaciones. Esto facilita y hace posible que se preste
atención, y también que se entienda lo que se está diciendo.

Pero expresarse con sencillez también significa decir algo sin explicaciones,
aclaraciones o comentarios añadidos. Se cuenta que el político Franz Josef
Straub en una ocasión dijo: -―Se debe hablar con sencillez, pero pensar de
forma complicada, ¡no al revés!‖.

¿Cree usted que hoy día todavía seguiríamos citando a Julio César si
hubiera dicho: ―Tras llegar al lugar de los hechos, y una vez analizada la
situación me fue posible lograr la victoria‖? La fórmula: ―Vine, vi y vencí‖
(―Vini, vidi, vinci…‖) es más sencilla y fácil de retener. El lenguaje popular
tampoco dice: ―El índice de probabilidades de encontrar un objeto metálico
en el domicilio de un forjador de metales es muy bajo‖, sino sencillamente
―En casa de herrero, cuchillo de palo‖.

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Los refranes son ejemplos claros de cómo se puede expresar algo con pocas
palabras y de forma sencilla, de manera que se retenga con facilidad y se
transmite y perdure en el tiempo.

Tenga en cuenta, por ello, las emociones que puede motivar en su auditorio
en función del vocabulario que elija. Cualquier palabra despierta
sentimientos, que no tienen por qué ser los mismos en todos los oyentes ni
tampoco coincidir con los suyos. Lo más probable es que conozca usted las
palabras favoritas y las que despiertan mayor agresividad tanto de su pareja
como de su jefe. Ahora bien, ¿Qué palabras emplean otras personas, que no
conoce tan bien, con agrado o desagrado?

En tanto, en cuanto sea consciente del probable efecto emocional de sus


palabras puede evitar aquellas que provocan irritación y en su lugar suscitar
desde el principio una reacción positiva de sus oyentes.

Su caudal léxico tiene que ser lo suficientemente rico como para poder
disponer en todo momento de una expresión acertada y comprensible para
los oyentes. Muchas palabras se pueden expresar de más de una manera.
de tal forma que puede usted recurrir a aquella que mejor se ajuste a la
situación comunicativa en la que se encuentre. Estos términos, denominados
sinónimos, se pueden consultar en diccionarios especiales.

Hay que tener cuidado con las palabras que tienen una gran carga
emocional, como justicia, amor, autodeterminación o libertad. A menudo
‗estas palabras se utilizan con demasiada ligereza, sin tener una idea clara
de su significado.- Se corre el riesgo de que alguien pregunte y pida una
definición exacta, y que se produzca una situación poco agradable para el
orador.

Para explicar el concepto también se pueden utilizar ejemplos. Aunque en


ese caso ya no se puede hablar de una definición como tal sino únicamente
de una descripción más o menos detallada, que la mayoría de las veces
suele ser suficiente y muy ilustrativa.

―El sentido varía según el énfasis que se ponga‖, ―los ejemplos sirven de
ilustración, a lo dicho‖. -

ESTRUCTURACIÓN CLARA

En algunas ocasiones puede resultar útil explicar previamente la estructura


del discurso. A los oyentes se les proporciona de -este modo una especie de
esqueleto, que con sus ideas y palabras se irá recubriendo de contenido.

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Usted puede presentar el esquema de su discurso utilizando por ejemplo las
siguientes fórmulas.

• ―Quisiera destacar tres aspectos. En primer lugar...‘

• ―Estudiemos estas cuestiones en su desarrollo cronológico. A las ocho


después, a las nueve, ―y, por fin, a las diez...‖

ESTILO FLUIDO

El estilo es la forma, la vestimenta externa. Básicamente se deberían


considerar siempre los siguientes puntos:

• Procure que sus formulaciones sean positivas y vivas, evitando las


construcciones pasivas y negativas. Así, es mejor decir ―Les saludo...‘ que
me alegro de poder saludarles...‘, y asimismo es preferible afirmar ―Hace
calor...‘ frente a ―No hace frio...‖.
• Debe procurar hablar siempre de forma gramaticalmente correcta. En
este sentido, es preferible que elija palabras y construcciones sencillas, y
no formas complejas y altisonantes que no domina del todo.
Hable de la forma más gráfica posible, de tal manera que los oyentes se
puedan reconocer en lo que usted dice.
Trate de evitar muletillas y palabras de relleno (ósea, no es cierto,
bueno...) y aquellas formas que parecen atenuar lo que se acaba de
afirmar.

UNA BUENA TÉCNICA DE DICCIÓN INTEGRA LAS PAUSAS EN EL


DISCURSO

Aquel que quiera hablar bien necesariamente debe tener un buen oído. ―,
¿Por qué?‖, se preguntará usted. Una de investigaciones científicas han
demostrado la estrecha relación que existe entre un buen oído y una buena
voz, así como con la capacidad de prestar y mantener la atención, Hoy día
se sabe que la calidad de cualquier actividad fónica (hablar o cantar)
depende de la calidad auditiva.

Es por esto que las personas sordas tienen tantas dificultades para aprender
a hablar de forma correcta. El ser humano habla y canta en aquellas
frecuencias que es capaz de oír. ¿Qué significa eso? Cualquier tono que
emitimos al hablar es un tono mixto, compuesto de distintas frecuencias. La
intensidad viene determinada por las frecuencias bajas, mientras que las
frecuencias altas son las responsables de la belleza y de la armonía de un

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tono (la ―frecuencia‖ es el número de oscilaciones por segundo, que se mide
en hertzios. Los tonos bajos tienen menos oscilaciones que los altos). Por
tanto, el que alguien posea una voz bonita implica, que posee un buen oído.
Así, por ejemplo, en el caso de Enrico Caruso, uno de los cantantes de ópera
más afortunado de todos los tiempos, se pudo constatar que oía mejor
cuanto más se elevaban frecuencias. Por ello, si usted quiere mejorar su
dicción, comience por hacerse examinar el oído y entrenar su capacidad
auditiva. Es posible que gracias a ellos aumente también de forma
espectacular su rendimiento a la hora de aprender idiomas

El tartamudear, la repetición de sonidos, silabas o palabras enteras


condicionado por un bloqueo al hablar es un trastorno conocido desde la
época del orador poco experimentado. Ya en el Antiguo Testamento se habla
de que Moisés era de ―lengua perezosa‖. ¿Se trata acaso de una referenciar
al primer tartamudo en la literatura?. El conocido orador Demóstenes
intentaba curarse a sí mismo de su tartamudez tratando de superar el
volumen de las olas gritando a la orilla del mar, y de desarrollar habilidad
como orador hablando con guijarros de piedra en la boca. Terapias de
autoayuda, en grupo individuales, son métodos de plena actualidad para
enfrentarse a los trastornos del habla que resulten ―molestos.

Una voz con la resonancia (volumen) suficiente también proporciona


seguridad y poder de persuasión. Sus palabras deben ir acompañadas por
un ligero movimiento del cuerpo, impulsando el mensaje que transmite. La
voz puede determinar el ambiente y su estado de ánimo.

El orador o la oradora con experiencia destacan porque saben cuándo y


cómo introducir eficazmente una pausa. Detenerse por un instante en el
discurso quiere decir que se ha perdido el miedo escénico y que se domina
una buena técnica de respiración. Muchas personas, cuando se ven
superadas por los nervios, hablan sin parar porque no pueden soportar el
silencio.

Al público estas pausas le ofrecen la posibilidad de reflexionar sobre lo dicho


hasta ese momento. Si la pausa se hace justo antes de la argumentación
principal sirve para reforzar el interés ante lo que sigue. Por otro lado, una
‗pausa de efectos‖ después de la afirmación principal subraya su
importancia, y hace que cale en el auditorio y que siga resonando e n sus
oídos. Otra función añadida de las pausas es la de delimitar las partes del
discurso o de marcar cada uno de los puntos que se van a tocar, así como
permitir al orador tomar un poco de aire.

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Además, el silencio a veces también se puede interpretar como una
respuesta. El escritor alemán Heinrich Büll afirmó en este sentido: ‗el silencio
es una argumento que apenas se pueden rebatir‖

FUNDAMENTOS DEL LENGUAJE

En muchos casos la comunicación implica, más allá de la pura transmisión


de información, que se ejerza una determinada influencia sobre el
interlocutor. Ello obedece a que en la mayoría de las situaciones de habla se
persigue algo, transmitir una idea, comenzar una negociación o convencer a
la otra persona de algo.

PERCIBIR LA REACCIÓN DEL PÚBLICO — SABER RESPONDER

No. olvide que la imagen que usted tiene de sí mismo no tiene por qué
coincidir con la imagen que otras personas tienen de usted. El denominado
cuadro Johari‖, desarrollado por los psicólogos norteamericanos Luft e
lngham, ilustra con claridad este fenómeno:

Soy consciente de ello No soy consciente de


ello
Los demás son 1. Ruedo 3. Propia ceguera
conscientes de ello
Los demás no son 2. Fachada 4. Angulo muerto
conscientes de ellos

Este cuadro muestra cuatro partes de su personalidad. Una parte la conocen


tanto usted como sus semejantes, otra parte la conoce únicamente usted
(quizá tampoco quiera revelarla a los demás), una parte no la conocen ni
usted ni los que le rodean, Así, el campo número uno muestra aquella parte
que todos conocen, el denominado ‗ruedo‖. El campo número cuatro
presenta los aspectos que todos desconocen, es el llamado ángulo muerto‖.
Usted conoce el campo dos, que les es desconocido a los demás, y ellos, sin
embargo, conocen el tercer campo, que usted desconoce.

Veamos un ejemplo para ilustrar esta teoría de los campos. Todo el mundo
sabe, y usted tampoco tendría inconveniente en comunicárselo a todo el
mundo, que el color de su pelo es castaño, que mide 1.85 y que su profesión
es la de contable (campo número uno). Pero tal vez sólo sabe que, por
ejemplo, de vez en cuando tiene problemas de vista o que se siente atraído

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por su mismo sexo. A los demás tratará de ocultarles esto por todos los
medios (campo número dos). Las personas con las que se relaciona piensan
que es arrogante y engreído, y sin embargo usted no es en absoluto
consciente de estas características negativas de su propia personalidad
(campo número tres). Pero, ni usted ni nadie sabe que tiene un pequeño
problema de corazón (campo número cuatro). Por lo tanto, cualquier aspecto
de su personalidad puede encuadrarse dentro de uno de estos cuatros
campos.

A través de las respuestas que le lleguen de otras personas, usted tiene la


oportunidad de averiguar algo sobre sí mismo, algo de lo que hasta ahora no
era consciente, es decir, una característica propia del campo número tres del
cuadro de Johari. Las reacciones equivalen por lo tanto, a un espejo gracias
al cual puede darse cuenta de cómo le ven otras personas.

De faltar una reacción verbal, el interlocutor tiene que sacar sus conclusiones
de la mímica y gesticulación, lo cual, aparte de provocar inseguridad en el
que espera la respuesta, suele dar lugar a malas interpretaciones.

He aquí algunos consejos cuando quiera ofrecer respuesta o ejercer la


crítica:

• Descrita con la mayor precisión posible lo que haya observado y la


impresión que le ha causado.
• Sea abierto y sincero, pero procure tener también un poco de tacto.
• Su reacción tiene que ser acorde con la situación y la conducta de su
interlocutor e Intente ofrecer su respuesta de la forma más rápida.

ESCUCHAR DE FORMA ACTIVA

Quien quiera hablar bien tiene que saber escuchar. Aquel que sea capaz de
prestar atención de forma activa se dará cuenta de muchos aspectos
esenciales, convirtiéndose en un interlocutor muy solicitado. Esto, que
parece lógico y que se suele sobrentender, no loes en realidad: también hay
que aprender a escuchar.

Es posible que quizá el filósofo greco-romano Epicteto (55— 135 d. de C.) se


refiriera a esto al afirmar:

‗El ser humano tiene dos orejas y sólo una lengua para poder escuchar el
doble de lo que habla‖.

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El psicoterapeuta norteamericano Carl R. Rogers logró demostrar que las
personas tendemos a elaborar juicios prematuros y erróneos o que no
escuchamos a nuestro interlocutor hasta el final. A él le debemos también el
gráfico ilustrado de la página siguiente y numerosas técnicas que tratan de
citar la ―mala costumbre de no escuchar como es debido‖. La puerta de
entrada a la comprensión y al entendimiento consiste en saber escuchar sin
valorar. Es decir, ponerse en el lugar del que habla y reflexionar sobre qué es
lo que pretendía decir en realidad. ¿En qué contexto se inserta? ¿Qué le ha
hecho expresarse de ese modo? Esta cualidad de saber ver las cosas a
través de los ojos de los demás se denomina empatía.

Motivar sugiriendo cualquier tipo de beneficio será siempre un medio mucho


más eficaz para obtener atención, que el amenazar con posibles
desventajas.

Captar/Reconocer

Relacionar
Sospechar y juzgar

Responder

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Captar, Reconocer. Antes de nada tiene que darse las condiciones acústicas
adecuadas para poder oír y entender lo que se está diciendo. Los ruidos,
una pronunciación defectuosa del hablante o el cansancio son factores
perturbadores que exigen un esfuerzo añadido y que el oyente tiene que
superar para poder captar lo que dice el orador.

Pregunte, por lo tanto, cuando no haya oído algo. Concéntrese en él o en la


hablante y en lo que dicen, no interrumpa innecesariamente y anime al
orador a seguir hablando revelando con su mirada .y su actitud corporal que
le presta la máxima atención.

Relacionar. En esta fase debería preguntarse qué es realmente lo que se nos


quiere comunicar. Intente relacionar lo dicho con otras manifestaciones del
hablante y con aquello que usted conozca de su escala de valores. Haciendo
esto, intenta ir más allá de la superficie, de la mera apariencia lingüística, y
captar el significado de lo dicho desde el punto de vista del hablante y no ve
simplemente cómo se presenta ante usted, sino si le ha entendido y si quiere
que se le entienda. De esta manera podrá alcanzar el significado pleno sin
entrar en otro tipo de valoraciones.

Sopesar y Juzgar. El siguiente paso es tratar de formarse una opinión propia


sobre lo que hasta ahora había intentado comprender plenamente sin entrar
en valoración alguna. ¿Qué actitud va a adoptar usted frente a ello? ¿Cómo
va a responder?

Responder. Ahora ya puede usted reaccionar, es decir, responder, expresar


su opinión, su acuerdo o desacuerdo.

LIMITARSE A LO ESENCIAL

―Mejor contar sobre pocas cosas mucho, que poco sobre muchas cosas‖.
Esta regla exige que nos concentremos en lo fundamental eliminando sin
ningún tipo de consideraciones aquello que pueda ‗resultar superfluo. Martin
Lutero dijo en su tiempo: ―¡Muéstrate dispuesto, habla vivo, vete antes del
tiempo cumplido!‖. Luego hable mientras tenga algo que decir, pero no más.
Concéntrese en lo esencial, su brillantez podrá demostrarla por la coherencia
de sus razonamientos y lo acertado de sus argumentos, no haciendo gala de
todo su saber. Además esto sería pedirle demasiado a su público, que
necesite tiempo para ‗asimilar y entender lo que usted vaya exponiendo.
Quien crea que los discursos cortos se preparan rápidamente se equivoca.
Precisamente el tener que concentrarse en lo esencial es lo que exige un
gran esfuerzo. Winston Churchill afirmó en una ocasión: ―Si sólo se me

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permite hablar durante diez minutos necesito una semana para prepararme.
Si puedo hablar una hora, necesito dos días. Y si mi tiempo es ilimitado,
entonces puede comenzar a hablar inmediatamente‖.

Un discurso que no haya sido convenientemente preparado puede acabar en


un desastre. Si mientras está hablando de repente se le ocurre que podría
mencionar esto, aquello y lo de más allá, El discurso no sólo no acaba nunca
sino que además resulta vacío de contenido, sin que se pueda distinguir lo
importante ―de lo secundario‖, no se reconoce ninguna estructura, y, con
cada nueva ocurrencia, que puede venir o no al caso, el orador se adentra
cada vez un poco más en un callejón sin salida. Evite recurrir a frases como
éstas, que son las que suelen llevarle a uno al caos ya ―perder los papeles‖:

• ―Lo mismo ocurrió cuando...‖


• ―Eso me recuerda que,,,‖
• ―Nosotros también tuvimos una vez... / Yo también estuve en...‖
• ―Hay más ejemplos de este tipo... Ahora no me viene ninguno a la
memoria‖.

A veces, el mismo orador se da cuenta de que se está haciendo un NO.


Puede intentar salir del mismo recurriendo a fórmulas de este tipo: ―Ahora
bien, no creo que sean necesarios más ejemplos...‖ que estos ejemplos han
demostrado claramente que...‖―No creo que sea necesario entre en más
detalles...‖

Un Discurso No Es Un Escrito

El lenguaje escrito tiende a las frases complicadas y largas con numerosas


oraciones secundarias y explicaciones excesivamente pormenorizadas. Por
ello es conveniente insistir de nuevo en la afirmación de por si trivial de que
un discurso no es un escrito. Aquel que se limite a leer sin más un
manuscrito cuidadosamente elaborado y redactado, no debe extrañarse de
que el público no pueda seguirle. El lenguaje hablado es diferente del
lenguaje escrito, y realmente son muy pocas personas las que tiene n la
capacidad de transcribir el lenguaje hablado de forma óptima y convertirlo en
un discurso escrito. Por tanto, los discursos redactados no sólo exigen un
gran esfuerzo de preparación, sino que además cansan rápidamente al
oyente, cuando tratan de retener lo que están escuchando. Raras veces se
produce la chispa, una comunicación emocional entre orador y público,
cuando el primero reproduce. Un discurso de memoria no se limita a leerlo
sin más. ―Sólo hay que observar los rostros de los oyentes cuando su
supuesto orador se acerca a la tribuna y deja caer sobre el atril un pesado
manuscrito. Uno puede estar seguro de que a partir de este momento nadie

18
presta ya atención a las palabras del orador, sino que el público clava sus
ojos en el montón de hojas que todavía queda por leer y que disminuye a un
ritmo desesperadamente lento‖. (Emil Dovifat, experto en publicidad.).

Es preferible que usted elabore fichas en las que anote sus ideas y
determinadas palabras claves, en vez de discursos redactados en su
totalidad. De esta manera, aunque la frase no sea perfecta, su palabra
resultará viva y comprensible. Únicamente parece conveniente anotar
literalmente el principio y el final de un discurso, así como citas de otros
autores. Con cada nueva ocasión que se le presente de practicar este
sistema, verá que también a la hora de formular irá adquiriendo seguridad y
notará también como la distancia inicial entre los oyentes y usted se irá
reduciendo sensiblemente.

Humor y Capacidad de Respuesta

El humor es el mejor de los remedios para relajar situaciones tensas y dejar


ver al ser humano que se esconde tras el orador. Cualquier discurso admite
un toque de humor, lo que además contribuye a hacerlo más vivo. Además,
la risa también proporciona un breve respiro antes de tener que concentrarse
de nuevo en seguir el hilo de la conferencia.

Un lenguaje vivo alegre está basado en una actitud positiva ante la vida, en
la agudeza. y un acentuado sentido de los contrastes. Una persona con
humor capaz de reírse de sí misma, despierta numerosas simpatías. Un
orador con humor siempre será mejor recibido que uno serio y estirado. En el
primer caso el público se siente a gusto con ese orador.

Pero, darle al discurso un toque de humor no quiere decir, ni muchos menos,


que el orador comience a contar chistes. Es preferible dejar eso para otro
momento más apropiado, como una charla informal al término de la
conferencia.

También la capacidad de respuesta se puede entrenar. Parece que el gran


hombre de estado, Winston Churchill, recibió en una ocasión dos entradas
para el estreno teatral de una obra de George Bernard Shaw, en las que este
último habla añadido una nota: ―Una entrada es para usted, la otra para un
amigo... si es que tiene alguno‖. Churchill, que no podía acudir al teatro
aquella noche, escribió a su vez a Bernard Shaw pidiéndole entradas para la
siguiente representación: ―si es que hay otra tras el estreno‖. Quien sepa
responder al ingenio, llevará siempre las de ganar.

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Calor Humano

‗La razón es la sirvienta del sentimiento‖: Las personas nos dejamos guiar
con frecuencia por los sentimientos, siguiendo los dictados de nuestro
corazón. Mostrar sentimientos es mostrar humanidad, y el que es capaz de
hacerlo triunfa también como persona. Una personalidad así convencerá
también como orador, pues muchas veces es más decisiva la forma de decir
algo que lo que se dice exactamente. Muestre por ello, según la situación y
siempre con medida y mesura, su entusiasmo, su enfado o esperanza.

Muéstrele a la gente cuál es su actitud emocional respecto a un asunto. Pues


el oyente también quiere esto y no únicamente un sin fin de datos o
argumentos. Ponga, allí donde convenga, emoción en sus manifestaciones.
Un poema de amor no tiene la misma entonación que una orden militar. A
modo de ejercicio grabe distintas formas de entonación y distintos discursos
(de la televisión, por ejemplo). Escuche y analícelos atentamente.
¿Concuerda la entonación, y la emoción, con aquella que se quiere
expresar? ¿O todo lo grabado le resulta aburrido y monótono...?

Resultado provechoso

En las sociedades industrializados occidentales la idea del provecho y de la


Utilidad está muy desarrollada. Todos somos egoístas, o, por decirlo de
formas más elegantes, individualistas. Sólo nos movemos cuando creemos
que nos puede resultar provechoso. Compramos un objeto sólo si nos resulta
útil, actuamos cuando se trata de satisfacer nuestras necesidades.

Este tipo de reflexiones debería formar parte de la concepción de un


discurso. Naturalmente, se trata de pensar en el provecho del interlocutor.
¿Qué información le transmito? ¿En qué medida le pueden servir? El oyente
tiene que sacar algún beneficio del tiempo que dedica a prestarle atención,
aunque sólo sea que es usted capaz de ofrecerle una conversación
agradable. Esto significa también que el orador tiene que saber en todo
momento qué es lo que un determinado público espera de él. Debe
conocerlos para acertar con sus argumentaciones o también, en su caso,
para defraudar de forma consciente las expectativas de su público.

Hablar con un objetivo claro

Piense siempre en su objetivo. Todo lo demás está supeditado al mismo.


Persígalo de manera constante, pero no empecinada. Ello exige flexibilidad,
así como amplitud de rnira. Su meta sólo resultará alcanzable cuando es
realista. Lo ideal sería que pudiese comprobar esto último. Aquel que pierda

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de vista su objetivo no debe extrañarse si no lo alcanza, incluso aunque
redoble sus esfuerzos al máximo.

Hacia el final del discurso quedará claro cuáles son los objetivos del mismo y
hasta qué punto éstos son también una invitación a actuar para el oyente.
Llegado este momento usted debe señalar otra vez de forma clara e
inequívoca la meta de la charla, qué hacer o no hacer, qué camino tomar a
partir de ahora.

No querrá usted ser uno de tantos oradores que tras hablar una hora todavía
no han insinuado siquiera a dónde quieren ir a parar.

Utilizar el lenguaje adecuado

No siempre el emisor y el receptor entienden lo mismo por esta o aquella


palabra o expresión. A veces resulta difícil encontrar un lenguaje común. Sin
embargo, sólo en ese ámbito de lo común es posible un verdadero
entendimiento. El orador debe adaptar su lenguaje al público que va a oír.

El ―Nosotros‖

No pretenda predicar o moralizar desde una actitud de superioridad, que hoy


en día no suele gustar a nadie, sino, por el contrario, inclúyase en lo que
dice. Sobre todo si tiene cosas desagradables que comunicar no deberla
usted quedarse fuera.

De esta manera consigue crear una sensación de comunidad entre los


oyentes y que se identifiquen más fácilmente con lo dicho. Cuando surge
esta identidad colectiva se habla de la sensación del nosotros. Esta
formulación en primera persona del plural resulta especialmente indicada en
situaciones conflictivas ya que carece del matiz dominante del ―yo‖ digo,
afirmo, opino de la primera persona. El uso de la pregunta retórica, que es
una frase interrogativa de la cual se conoce la respuesta de antemano,
permite intensificar aún más la sensación de colectividad, de encontrarse
todos en el mismo barco.

Los siguientes ejemplos ilustran esto con claridad:

• ―Tenemos que apretarnos el cinturón…‖.


• ―Producimos demasiada basura…‖.
• ―En las celebraciones todos solemos comer demasiado…‖.

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En lugar de decir ―Todos ustedes cometen errores‖, frase en la que el
hablante se excluye, es preferible afirmar ―Todos cometemos errores‖,
utilizando la primera persona del plural. Y mejor todavía será el uso de la
pregunta retórica: ¿Es que acaso no todos cometemos errores?‘.

MIEDO ESCÉNICO

Se llama miedo escénico al miedo a hablar en público. Según parecen


indicar algunas investigaciones, puede que se trate de uno de los mayores
miedos del hombre, pues altera el pulso y el metabolismo en general. Lo cual
puede manifestarse a través de síntomas llamativos como palpitaciones,
sonrojo, sudores fríos, garganta seca, agarrotamiento muscular o voz
temblorosa. La peor manifestación de éste miedo consiste en quedarse
mentalmente en blanco (‗blackout‖ en inglés).

¿Pero a qué le tenemos miedo? Antes de nada al fracaso, a no poder cumplir


con las exigencias propias o las de los demás, a hacer el ridículo. Tenemos
miedo a que se nos ataque, de que se nos rechace, de no poder pronunciar
palabras, de tener que enfrentarnos a personas desconocidas y
desagradables, de expresarnos de forma inconveniente o mal, de mostrar
que no poseemos los suficientes conocimientos como para hablar de lo que
estamos hablando, tenemos miedo de no poder calcular bien las
consecuencias de esta o aquella palabra ( lo que puede darse durante una
entrevista para obtener un empleo), tenemos miedo de volver a vivir lo que
ya vivimos en una ocasión (en el colegio o durante otra actuación pública por
ejemplo), de no encontrar ni la expresión ni el tono adecuado.

Sin embargo. ¿Cómo reducimos un nerviosismo exagerado? Conocer el


tema, mostrarse preparado: cuanto mejor conozca su tema, tanto más tendrá
a que aferrarse, prepararse de forma óptima le dará fuerza.

Conocer al público o hacer una idea acertada de él: si se prepara en este


sentido, no abra mayores sorpresas: Tanto al nivel como el contenido de su
exposición coincidirán con lo que el público espera de usted.

Entrenamiento: cuando más pueda participar más seguro se sentirá. No deje


escapar ocasión alguna de hablar en público.

Objetivos claros: no pierda nunca su objetivo de vista, pues le ayudara a no


desviarse de la cuestión y a no caer en la tentación de pensar que hay que
decirlo todo de repente.

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Dominar principio y final: esto le ayudara a vencer iníciales (el momento más
delicado) y acabar de forma airosa.

Medios auxiliares adecuados: prepare y compruebe los medios auxiliares


técnicos que vaya a utilizar; esto le dará confianza añadida.

Ropa adecuada: su ropa debe estar en consonancia con el evento y con el


público. En un bolsillo de chaqueta puede meter las fichas en que ha
apuntado los términos claves para su discurso.

Inicio pausado: acérquese tranquilo y concentrado al lugar desde el que


tenga que hablar. Instálese con calma y seguridad antes de comenzar-.

CON LOS NERVIOS DE ACERO

A la hora de hablar en público, tenga presente:

1. Dominio del tema: debe prepararse tan profundamente como le sea


posible. Unas sesiones de práctica antes de la exposición le darán fluidez a
su ponencia.

2. Los nervios: analice si son físicos o psíquicos. Esto le ayudará a


conocerse mejor, y este es el antídoto ideal. Palpitaciones aceleradas,
manos sudorosas, garganta seca, palidez y demás síntomas de nerviosismo
no tendrán efecto si ha descubierto con anterioridad el motivo del pánico
escénico. Se complementa con la preparación rigurosa del tema.

3. Manejo del miedo: incluso los más versados políticos, líderes mundiales y
artistas sienten temor al comenzar a hablar en público. Un miedo controlado
se convierte en un buen estimulante para el orador. La acción lo hace
desaparecer.

4. Naturalidad: ser usted mismo es la mejor arma para hablar en público, No


pretenda imitar a nadie ni cambiar porque va a hablar ante superiores,
colegas o desconocidos, lo importante es su seguridad.

5. Positivo: El público va aprender, jamás piense que es su intención atacarlo


o ―chocarlo‖. Si alguien‘ lo corrige acéptelo con naturalidad, sin disculparse
de nada, porque no hay persona alguna que sepa el ciento por ciento de un
tema.

6. El P.D.C. es el Planteamiento, Desarrollo y Conclusión. Para pulirlo y


evitar que su exposición se convierta en una colcha de retazos, ejercítese a

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diario escogiendo cualquier palabra ―triunfador‖, Hágale un planteamiento.
(Los triunfadores son quienes hacen las cosas bien hechas con amor): y
proceda a desarrollarlo en menos de un minuto, concédase quince segundos
para la conclusión. Este le enseña a manejar el tiempo y a organizar sus
ideas, en forma coherente.

DIGA “YO DESEO HABLAR”, EN LUGAR DE


“ME TOCA HABLAR”

Si lo piensa con objetividad, todo lo que UD hace es por voluntad propia. ¿El
no hacerlo puede acarrear consecuencias negativas? Es verdad pero aun
así, siempre tenemos la opción de negarnos y asumir las consecuencias, por
graves que sean, ¿Qué no tiene ganas de hacerlo y hasta se siente un poco
contrariado? Es muy posible, no obstante lo invito a ver las cosas desde otra
perspectiva: mientras más se repita a sí mismo que le tocará que, tiene que o
debe hacer esto o aquello; más desgano y experimentará más temor.

Palabras como liderazgo, auto imagen, conciencia, mente, pensamiento,


control, fluir, entre otras, son claves para que se convenzan de que la
próxima vez que tengan la responsabilidad de dirigirse a un auditorio o
simplemente a un superior, lo harán con mayor seguridad y
conocimiento de causa y no pretenderán emular a ningún famoso
orador.

Simplemente cada uno será cada cual ―primera personalidad de la oralidad


(yo)‖. Y lo más importante, sabrá que aún le queda mucho por aprender de la
comunicación y que ésta se debe practicar día a día, con el fin de corregir
malos hábitos.

TÉCNICAS BENDITAS

1. Entusiasmo: por riguroso que sea el tema, el entusiasmo debe estar


presente durante la exposición.

2. Contacto visual: si el auditorio es de menos de treinta personas debe


tratar de mirarlas a todas e incluso detenerse en quienes usted vea
que están de acuerdo con su exposición. Si son más de cincuenta
personas, haga un paneo general y busque sus puntos fijos positivos y
negativos, jamás se dedique a mirar al más importante del grupo,
tampoco al vacio, ni al piso, ni a una lámpara.

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3. Libre de manos: dejar que las manos vayan con la conversación es
más fácil de lo que se imagina. No las amarre, no las guarde en los
bolsillos. No las esconda detrás de la espalda, no las utilice para
rasarse, no las momifique, déjelas expresarse por sí mismas, esto le
da dinamismo y seguridad.

4. Tono de voz. Al igual que la anterior también tiene su propia


personalidad y puede ser tan cálida como cuando esta con un amigo o
tan imponente como cuando regaña a un hijo o subalterno. No debe
almidonarla, sino dejarla que salga naturalmente para que tenga los
matices de una conversación normal.

5. Pronunciación: Deguste las palabras. Hablar más rápido no implica


que diga más. Evite la articulación perezosa, abra la boca al hablar,
suelte los labios para que las palabras no se peguen. Utilice las
pausas, no se deje llevar por las muletillas como eee, ummm, está
claro, este, etc. Hable con fuerza, así tenga micrófono, pero sin gritar.

6. Expresión corporal: en lo posible no se deje llevar por un atril. Saque


el micrófono y desplácese. En forma natural. Recuerde que el
desplazarse se lo da el público o el discurso, párese con los pies
ligeramente abiertos, sin recargarlos hacia ningún lado y use la mano
libre para expresarse.

7. Escuche: si alguien está hablando antes que usted, concéntrese en lo


que dice, esto le ayudará a manejar sus nervios.

8. Presentación Personal: Utilizar la ropa adecuada dependiendo del


público o el espacio. Si está orgulloso del traje que lleva puesto esto le
dará más seguridad.

9. Material de ayuda: domine el material con el que se ayudará.


Practique con anterioridad como se manipulan los aparatos. Si
durante la exposición tiene algunos inconvenientes no llame la
atención sobre ello o simplemente aproveche para distensionar y diga
algo simpático, más no tonto.

10. Discurso escrito: si maneja el temor no es necesario que lea. Apóyese


en fichas que organicen su exposición o que contengan cifras y frases
difíciles de memorizar. El contacto visual con los oyentes le dará más
manejo y esto se interrumpe con la lectura.

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11. Tiempo: para quienes deben leer un discurso, una hoja carta
mecanografiada a doble espacio requiere aproximadamente dos
minutos de alocución. No se alargue demasiado, un discurso breve es
casi siempre un buen discurso. Cuando son varios los expositores sea
conciso y vaya al grano. En un seminario, donde la gente va a
aprender, puede prolongar la sesión, pero dando varios matices para
que los espectadores no se aburran.

¿Qué hace y que no hace aquella persona con la cual usted le gusta
conversar?:

1. Me habla a prudente distancia. Entre su rostro y el mío, deja por lo


menos cincuenta centímetros, lo cual me permite observarla.
2. Siempre mientras hablamos me está mirando.
3. Me mira de frente, no de manera fija a los ojos, sino que
discretamente pasea la mirada por toda mi cara. Me habla con los
ojos.
4. Por lo general deja asomar una leve sonrisa mientras habla y mientras
ó escucha, y con frecuencia se ríe abiertamente.
5. Mantiene secas las comisuras de los labios.
6. No me salpica de saliva.
7. Todo el tiempo permanece disponible para atenderme. Durante
nuestra conversación no le veo hacer nada distinto.
8. Es muy cortés cuando quiere dar por terminada una plática. Se
levanta y dice una frase que no deja lugar a dudas: ―Bueno ya
tendremos oportunidad de volver a vernos‖, ‗Bueno hemos pasado un
rato muy agradable, ―creo que se nos agotó el tiempo...‖,‘Bien tengo
que dejarlos...‖, Nunca me acosa mirando el reloj o tamborileando
silenciosamente con los dedos.

LA IMPORTANCIA DEL LUGAR

El lugar donde impartiremos nuestra conferencia como la misma conferencia,


ya que ese entorno va a supeditar el contenido, la forma...y nuestra actitud
durante el acto, sin embargo, no debemos amedrentarnos por ello.

Un primer paso siempre antes de plantearnos la intervención es conocer


perfectamente en qué lugar nos tocará hablar y no dejarnos llevar nunca por
las influencias del mismo. El orador debe ser perspicaz y valiente en todo
momento, recordemos la frase ―no hay buenos ni malos auditorios sino
mejores o peores ponentes.‖

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Como es lógico, nuestro comportamiento, presentación, ademanes, trato,
lenguaje, postura y un gran número de aspectos más, deberán variar en
función del recinto en el que nos corresponda intervenir, pero ello nunca
debe ser un inconveniente, y para lograrlo la mejor forma será conocer a la
perfección el lugar.

AL AIRE LIBRE O EN LUGAR CERRADO

Es importante que sepamos con exactitud si la intervención será en un lugar


cerrado o al aire libre, ya que independiente del motivo que nos lleva a
intervenir en uno u otro lugar, así como el público al que vamos a dirigirnos,
es muy valioso que tengamos una clara concepción del lugar en el que
vamos a. estar.

Si la intervención es un lugar cerrado, solo debemos tener en cuenta la


megafonía o amplificación y debemos intentar acompasar con nuestra voz el
ambiente en el que nos movemos, usando una voz más suave y sosegada, a
un nivel más flojo en espacios cerrados y pequeños u con un volumen algo
mas alto a medida que crezca el espacio.

Si la conferencia es al aire libre, debemos tener en cuenta a estación del año


y relacionarla directamente con la hora en que está prevista nuestra
intervención.

CONSEJOS

1. Consultar la parte meteorológica con anterioridad.


1. Proveerse de la ropa adecuada en relación con el tiempo (el ponente
muchas veces se convierte en el espejo del público Un ponente que
muestre excesivo frío provocará cierta incomodidad en su auditorio, de
igual manera que quien se vea afectado por el calor. OJO no hay peor
imagen que la de un ponente que no se mueve con comodidad por la
presión de la ropa. Hay que buscar siempre la justa medida para evitar
temblores o sudaciones según, el caso).
2. Preparar alguna frase en relación con la climatología.
3. Estar predispuestos a que la intervención sea anule por causas
climatológicas.
4. Tener previsto y pactado con la organización que hacer en caso de
suspender la charla. (por ejemplo disponer de un segundo escenario)

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ASPECTOS CLIMATOLÓGICOS A TENER EN CUENTA

EN INVIERNO: Evite, si puede, las intervenciones antes de las doce del


mediodía y después de las seis de la tarde.

EN VERANO: Si el día se prevé soleado, evite en lo posible intervenir al aire


libre al mediodía entre las doce y las cuatro de la tarde, e incluso a las cinco..

EN DIAS LLUVIOSOS: Si no está a cubierto procure prescindir del uso de


paraguas; delegue esta función en otra persona, ello le dará más movilidad y
le permitirá mejores vientos.

DÍAS DE INVIERNO: Si dispone de megafonía pacte con la organización


colocar corta vientos o espuma en los micrófonos ya que de lo contrario
tendrá dificultades para que le escuchen. Si no dispone de megafonía,
procure hablar de espaldas al viento.

NUEVE CLASES DE ADMINISTRACIÓN

Hablar en el mundo empresarial no siempre es tarea fácil:

1. Puntualidad en la convocatoria.
2. Lleve perfectamente clasificados y ordenados todos los documentos que
le puedan hacer falta.
3. No los revise nunca antes de entrar en la reunión si tienen que esperar.
4. Tenga previsto un orden del día.
5. No mire nunca el reloj.
6. Adecúe su vestimenta al acto.
7. Cuide mucho su perfume y su aliento.
8. Procure mirar siempre a los ojos de su interlocutor.
9. Mantenga las formas y el tono de voz.

DIRIGIRSE A ESTUDIANTES

Bastará recordar ahora los grandes discursos de oradores no menos


importantes departiendo en antiguas y modernas aulas universitarias, para
descubrir de una forma rápida lo que ha presentado en la historia de la
comunicación y las relaciones humanas una clase, un discurso en ámbitos
estudiantiles. Y es que en auditorios como estos no solo debemos
convencer, también es preciso entender, gustar, intrigar, documentar y
realizar casi a la vez la multiplicidad de funciones que encontramos en el arte
de hablar, porque seguramente el estudiantil es el mundo más diversificado
que existe.

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REGLAS PREVIAS A TENER EN CUENTA

1. Generar un perfil previo de los estudiantes.


2. Concretar muy claramente que se espera de nosotros.
3. Conocer la modalidad esperada en otras cosas.
4. Emplear las anécdotas con moderación.
5. Evitar al máximo los números y cifras.
6. Evitar permanecer sentados o casi inmóviles.
7-. Utilizar en la medida de lo posible soportes complementarios como
diapositivas, etc.

ERRORES CLÁSICOS QUE PODEMOS EVITAR

Negar la razón: no lo haga nunca a no ser que tenga muy clara su respuesta
y pese a ello deje unos puntos suspensivos. El estudiantil suele ser un
mundo solidario...

Negar la moderación: respete siempre las normas de moderación de la


persona que se encargue de ello y no cometa el error de pese a disponer de
un moderador, prescinda de él. No olvide que dicho personaje conocerá
mucho mejor a la audiencia que usted.

Ser Prepotente o condescendiente: las personas de un instituto o universidad


pueden aprender de usted, pero no tienen la obligación de hacerlo ni de
compartir con el ponente sus puntos de vista. Mostrarse excesivamente
celoso e intransigente o prepotente con aquello que decimos o con nuestras
afirmaciones no es la mejor manera de llegar al corazón o al cerebro.

AUDITORIOS CONCURRIDOS

ASPECTOS PARA TENER EN CUENTA:

Comprobar la categoría del lugar en el que hablamos.

Ajustar nuestra imagen, trato y comportamiento al lugar en el que hemos sido


convocados.

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Ajustar al máximo el tiempo de intervención, relacionado con los actos
previos o posteriores a la misma.

Estar predispuestas a interrupciones y ruidos de fondo.

LOS LUGARES ESPECIALES


NORMAS PARA INTERVENCIONES EN CLUBES:

 Conocer con exactitud el tipo de club (de negocio, deportivo, lúdico o


de difícil clasificación).
 Adaptar la presencia y los ademanes al objetivo del club.
 Conformar el lenguaje y su nivel a cada tipo de auditorio.
 Ser elegantemente interesante por los actos que realiza el club, así
como por los ya realizados.
 Dejar entrever un cierto sentimiento de identificación.

Los Tres Pilares de la Buena Conversación

 No tienen de qué hablar o por lo menos, así lo creen quienes hablan


demasiado, piensan que tienen muchas cosas que decir, lo cual no es
objetivo. La realidad es que pueden decir muchas cosas, pero sólo
unas pocas caen bien o interesar a sus contertulios, según las
circunstancias.

 No tienen con qué hablar, es decir, desconocen el lenguaje pertinente.

 Carecen de una actitud positiva. Ésta consiste, fundamentalmente, en


la valoración de sí mismo y el respeto hacia el otro. En los perfiles que
se describen a continuación, se hallan reunidos muchos de estos
errores y carencias. Tengan en cuenta que una misma persona puede
darse la combinación de varios prototipos. !Es que ser un buen
conversador tiene sus reglas!

Retratos Hablados (De Mal Hablados)

Lo primero para superar un error, es tener conciencia de que se incurre en él,


para adquirir una habilidad, aceptar que se carece de ella.

Bailarín de Cuerda: Persona que está allí, pero está ausente y que entra en
escena cuando amablemente, alguien le solicita que hable. Entonces, surge
el conversador maravilloso. Pero cuando otra persona toma la palabra, o se
cambia de tema, desaparece, hasta que le vuelve a invitar o le preguntan.

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Ej.: Cajita de música.

Marco Teórico: Para dar una explicación o para relatar un hecho, describe
detalladamente el contexto, le hace un marco teórico muy amplio, con
información que casi siempre es relevante.

Ej.: La señora que le pregunta por el collar que trae puesto y habla de todas
las generaciones hasta llegar a sus manos.

Perro Ladrando a la Luna: todos hemos observado un perro en una noche


de luna, ladrando con un aullido que no varía en lo más mínimo, así mismos
hay individuos que remontan una y otra vez un tema; repite las mismas
historias, los mismos chistes, ante las mismas personas.

Cibernauta: Es insufrible este navegador por el intrincado mundo de las


ideas. Para contar algo, o para responder a una pregunta, desata una
incontinencia verbal aterradora. hilvana un dato a un suceso con otro, y de
este desprende un tercero, y otro y uno más, de tal suerte que el interlocutor
se ve atrapado con maraña informativa que parece no tener fin.

Divide y Vencerás: Le cuesta demasiado escuchar y, por tanto, no resiste el


deseo de intervenir, o es de los que no se atreven a hablar delante de todo el
grupo, pero no quieren pasar por mudos. Entonces, su estrategia consiste en
entablar una conversación paralela a la del grupo, con las personas que en
su comunicación cotidiana aplican el mismo principio.

Hablan y hacen pausas: NO se detienen cuando el otro quiere decir algo.


Pero, no importa, siguen con lo suyo. Definitivamente, no escuchan: están
concentradas en sí mismas, lo que los demás piensen o sientan, les importa
un comino.

Rematador: Este personaje puede llevar a la otra persona hasta el mismo


umbral de la desesperación Escucha, se interesa por lo que ella dice; está
atento, pero tan atento, que no le permite terminar una frase, se apresura a
soltar la palabra que falta, se adelanta al mensaje, tratando de adivinarlo.

Exprimidor: No desperdicia oportunidad para sacar el mayor provecho de un


interlocutor experto o proporcional en cualquier rama del saber. Pese a que
se trate de una reunión social o familiar. La conversación con un psicólogo, o
un médico lo convierte en una cita.

Discovery Channel: Se considera a sí mismo el alma de la fiesta. No tiene


inconveniente en hacer un recorrido verbal por todos y cada uno los lugares

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visitados en su último viaje a oriente. Se siente como pez en el agua
explicando los principios de la disciplina a la religión que práctica, y
rebatiendo las distintas a la suya.

Tratar estos temas puede ser supremamente interesante, lo inadecuado es


extenderse en ellos hasta el punto de dejar callados a los demás, o persistir
en lo mismo cuando éstos dan asomo de cansancio o desinterés.

Latoso: su charla es fatigante, en general, por uno de estos dos factores: la


frecuencia a la improcedencia. Es un sujeto que aborda demasiado a las
demás personas, las asfixia, las cansa. No tiene el menor sentido del tacto:
En su incapacidad para respetar el ajeno, lo que lo lleva a hablar por
satisfacción propia. Hay otro latoso que se siente el rey de la sociabilidad,
porque, donde llega, cualquiera que sea el motivo de la reunión, y el tema
que se desarrolle, hace una broma, suelta ocurrencias, cuenta un chiste tras
otro. Por su limitada sensibilidad, molesta, con frecuencia, los sentimientos
ajenos. Esta clase de individuo se expone a pasar muy malos ratos, no ha de
faltar la persona que los frene y los ponga en su lugar.

El altavoz: quizás su discurso sea llamativo y ameno. Pero comete 2 serias


faltas de cortesía al querer ganar a la fuerza espacio para intervenir:
interrumpe con voz recia y, para encajar lo suyo en el flujo de la
conversación y sostener sigue hablando de esta forma los primeros
segundos. Cuando otra persona se interpone en su camino, alza la voz y
grita, si es necesario, hasta callarla.

Cuando estos sujetos dejan de hablar, el resto experimenta una paz


deliciosa.

Corito: Este término quiere decir encogido, pusilánime. Por falta de


seguridad en sí mismo, por incultura o por carencia de recursos idiomáticos
mínimos, éste individuo, tímidamente se acerca al concepto que quiere
expresar, toca levemente la idea y se retira enseguida, frenado por la
intervención de otra persona o inhibido por las palabras que no pudo
encontrar. Por lo general habla en tono bajo y plano. Implica una infinita
cantidad de muletillas, como Bueno..., Si... ¿Me entiendes?.., las ideas que
consigue concretar son tan escasas, que parecen muletillas dentro de un
discurso lleno de palabras sueltas.

¿Cómo se lesionan las cuerdas vocales?

Existen varios mecanismos por los que las cv. se lesionan:

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Un golpe producido en un traumatismo vocal (grito, tos, etc.) con las cuerdas
vocales muy rígidas como en situaciones de gran tensión muscular: estrés,
enfado, preocupación, tensión emocional...

• El excesivo uso sin descanso adecuado: charlatán, profesionales de voz.

• El sobre esfuerzo por encima de las capacidades de cada uno para hablar
con ruido de fondo, cantar sin una técnica adecuada, hablar en espacios
abiertos...

No hay que olvidar, que muchas veces, las c.v están alteradas por otros
factores: cambios congénitos, tabacos, inflamaciones.

Cuando la voz no va bien notamos:

• Fatiga al final de la jornada, o después de un cierto tiempo de hablar.

• Sensaciones extrañas en la garganta: como si existiese quemaduras,


irritación, carraspeo.

• Ronquera, dolor laríngeo, de garganta, de cuello, que irradia a oídos.

BIBLIOGRAFÍA

BETANCOURT, María Cecilia. Dichosos los que saben hablar. Editorial


Plaza y Janes.

FAIRMAN, Silva. Trastornos en la comunicación oral. Editorial Educación


especial

WILFART, Serge. Encuentra tur propia voz. Editorial Urano

FARSI, Donma. El gran libro de la respiración. Editorial Robbin Book

KNAPP, Mark. La comunicación no verbal, el cuerpo y el entorno. Editorial


Paidos.

Dimitri Jo-Ellam y Mazzarella Mark. A primera vista. Editorial Urano

ENCICLOPEDIA DOMINE SU LENGUAJE. Editorial Norma

GONZÁLEZ, José. Lenguaje corporal. Editorial Norma

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