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Domingo de Ramos - Ciclo A

4 de Abril de 2020
Edición 149 - Año 4

PRIMERA LECTURA «Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;


Lectura del libro de Isaías (50,4-7): que lo libre, si tanto lo quiere.» R/.

Me acorrala una jauría de mastines,


Mi Señor me ha dado una lengua de
me cerca una banda de malhechores;
iniciado, para saber decir al abatido una
me taladran las manos y los pies,
palabra de aliento. Cada mañana me
puedo contar mis huesos R/.
espabila el oído, para que escuche como
los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y
Se reparten mi ropa,
yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la
echan a suertes mi túnica.
espalda a los que me apaleaban, las
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
mejillas a los que mesaban mi barba; no fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R/.
me tapé el rostro ante ultrajes ni
salivazos. El Señor me ayuda, por eso no Contaré tu fama a mis hermanos,
sentía los ultrajes; por eso endurecí el en medio de la asamblea te alabaré.
rostro como pedernal, sabiendo que no Fieles del Señor, alabadlo;
quedaría defraudado. linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R/.
Palabra de Dios
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san
SALMO RESPONSORIAL
Pablo a los Filipenses (2,6-11):
Salmo 21
Cristo, a pesar de su condición divina, no
R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me hizo alarde de su categoría de Dios; al
has abandonado? contrario, se despojó de su rango y tomó
la condición de esclavo, pasando por
Al verme, se burlan de mí, uno de tantos. Y así, actuando como un
hacen visajes, menean la cabeza: hombre cualquiera, se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte, y una S. «¿Soy yo acaso, Señor?»
muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó C. Él respondió:
sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre- + «El que ha mojado en la misma fuente
todo-nombre»; de modo que al nombre de
que yo, ése me va a entregar. El Hijo del
Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la
hombre se va, como está escrito de él;
tierra, en el abismo, y toda lengua
proclame: Jesucristo es Señor, para gloria pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del
de Dios Padre. hombre!; más le valdría no haber nacido.»
C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a
Palabra de Dios entregar:
S. «¿Soy yo acaso, Maestro?»
EVANGELIO
Lectura santo evangelio según San C. Él respondió:
Mateo (26,14–27,66): + «Tú lo has dicho.»
C. Durante la cena, Jesús cogió pan,
C. En aquel tiempo, uno de los Doce, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a
llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sus discípulos, diciendo:
sacerdotes y les propuso:
+ «Tomad, comed: esto es mi cuerpo.»
S. «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os
lo entrego?» C.. Y, cogiendo una copa, pronunció la
C. Ellos se ajustaron con él en treinta acción de gracias y se la dio diciendo:
monedas. Y desde entonces andaba + «Bebed todos; porque ésta es mi sangre,
buscando ocasión propicia para entregarlo. sangre de la alianza, derramada por todos
C. El primer día de los Ázimos se acercaron para el perdón de los pecados. Y os digo
los discípulos a Jesús y le preguntaron: que no beberé más del fruto de la vid,
S. -«¿Dónde quieres que te preparemos la hasta el día que beba con vosotros el vino
cena de Pascua?» nuevo en el reino de mi Padre.»
C. Él contestó: C. Cantaron el salmo y salieron para el
+ «Id a la ciudad, a casa de Fulano, y monte de los Olivos.
decidle: "El Maestro dice: Mi momento está
C. Entonces Jesús les dijo:
cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa
con mis discípulos."» + «Esta noche vais a caer todos por mi
C. Los discípulos cumplieron las causa, porque está escrito: "Heriré al
instrucciones de Jesús y prepararon la pastor, y se dispersarán las ovejas del
Pascua. rebaño." Pero cuando resucite, iré antes
C. Al atardecer se puso a la mesa con los que vosotros a Galilea.»
Doce. Mientras comían dijo: C. Pedro replicó:
+ «Os aseguro que uno de vosotros me va S. «Aunque todos caigan por tu causa, yo
a entregar.» jamás caeré.»
C. Ellos, consternados, se pusieron a
C. Jesús le dijo:
preguntarle uno tras otro:
+ «Te aseguro que esta noche, antes que el manos de los pecadores. ¡Levantaos,
gallo cante, me negarás tres veces.» vamos! Ya está cerca el que me entrega.»
C . Pedro le replicó: C. Todavía estaba hablando, cuando
S. «Aunque tenga que morir contigo, no te apareció Judas, uno de los Doce,
negaré. » acompañado de un tropel de gente, con
espadas y palos, mandado por los sumos
C. Y lo mismo decían los demás discípulos.
sacerdotes y los ancianos del pueblo. El
C. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, traidor les había dado esta contraseña:
llamado Getsemaní, y les dijo:
S. «Al que yo bese, ése es; detenedlo.»
+ «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»
C. Después se acercó a Jesús y le dijo:
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de
S. «¡Salve, Maestro!»
Zebedeo, empezó a entristecerse y a
angustiarse. Entonces dijo: C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:

+ «Me muero de tristeza: quedaos aquí y + «Amigo, ¿a qué vienes?»


velad conmigo.» C. Entonces se acercaron a Jesús y le
C. Y, adelantándose un poco, cayó rostro en echaron mano para detenerlo. Uno de los
tierra y oraba diciendo: que estaban con él agarró la espada, la
desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al
+ «Padre mío, si es posible, que pase y se
criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo:
aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo
que yo quiero, sino lo que tú quieres.» + «Envaina la espada; quien usa espada, a
espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo
C. Y se acercó a los discípulos y los
acudir a mi Padre? Él me mandaría en
encontró dormidos. Dijo a Pedro:
seguida más de doce legiones de ángeles.
+ «¿No habéis podido velar una hora Pero entonces no se cumpliría la Escritura,
conmigo? Velad y orad para no caer en la que dice que esto tiene que pasar.»
tentación, pues el espíritu es decidido, pero
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
la carne es débil.»
+ «¿Habéis salido a prenderme con espadas
C. De nuevo se apartó por segunda vez y
y palos, como a un bandido? A diario me
oraba diciendo:
sentaba en el templo a enseñar y, sin
+ «Padre mío, si este cáliz no puede pasar embargo, no me detuvisteis.»
sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.»
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera
C. Y, viniendo otra vez, los encontró lo que escribieron los profetas. En aquel
dormidos, porque tenían los ojos cargados. momento todos los discípulos lo
Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, abandonaron y huyeron. Los que detuvieron
repitiendo las mismas palabras. Luego se a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo
acercó a sus discípulos y les dijo: sacerdote, donde se habían reunido los
+ «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de
está cerca la hora,y el Hijo del hombre va a lejos, hasta el palacio del sumo sacerdote, y,
ser entregado en entrando dentro, se sentó con los criados
para ver en qué paraba aquello. Los sumos S. «No sé qué quieres decir.»
sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los
un falso testimonio contra Jesús para que estaban allí:
condenarlo a muerte y no lo encontraban, a S. «Éste andaba con Jesús el Nazareno.»
pesar de los muchos falsos testigos que
C. Otra vez negó él con juramento:
comparecían. Finalmente, comparecieron
dos, que dijeron: S. «No conozco a ese hombre.»
S. «Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo C. Poco después se acercaron los que
de Dios y reconstruirlo en tres días."» estaban allí y dijeron a Pedro:

C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: S. «Seguro; tú también eres de ellos, te


delata tu acento.»
S. «¿No tienes nada que responder? ¿Qué
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y
son estos cargos que levantan contra ti?»
a jurar, diciendo:
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote S. «No conozco a ese hombre.»
le dijo:
C. Y en seguida cantó un gallo. Pedro se
S. «Te conjuro por Dios vivo a que nos digas acordó de aquellas palabras de Jesús:
si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.» «Antes de que cante el gallo, me negarás
C. Jesús le respondió: tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró
amargamente. Al hacerse de día, todos los
+ «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo:
sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo
Desde ahora veréis que el Hijo del hombre se reunieron para preparar la condena a
está sentado a la derecha del Todopoderoso muerte de Jesús. Y, atándolo, lo llevaron y lo
y que viene sobre las nubes del cielo.» entregaron a Pilato, el gobernador. Entonces
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus Judas, el traidor, al ver que habían
vestiduras, diciendo: condenado a Jesús, sintió remordimiento y
devolvió las treinta monedas de plata a los
S. «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad
sumos sacerdotes y ancianos, diciendo:
tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la
blasfemia. ¿Qué decidís?» S. «He pecado, he entregado a la muerte a
un inocente.»
C. Y ellos contestaron:
C. Pero ellos dijeron:
S. «Es reo de muerte.»
S. «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!»
C. Entonces le escupieron a la cara y lo
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se
abofetearon; otros lo golpearon, diciendo: marchó; y fue y se ahorcó. Los sumos
S. «Haz de profeta, Mesías; ¿quién te ha sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
pegado?» S. «No es lícito echarlas en el arca de las
C. Pedro estaba sentado fuera en el patio, y ofrendas, porque son precio de sangre.»
se le acercó una criada y le dijo: C. Y, después de discutirlo, compraron con
S. «También tú andabas con Jesús el ellas el Campo del Alfarero para cementerio
Galileo.» de forasteros. Por eso aquel campo se llama
todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió
C. Él lo negó delante de todos, diciendo: lo escrito por Jeremías, el profeta:
«Y tomaron las treinta monedas de plata, el S. «Que lo crucifiquen.»
precio de uno que fue tasado, según la tasa C. Pilato insistió:
de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el
Campo del Alfarero, como me lo había S. «Pues, ¿qué mal ha hecho?»
ordenado el Señor.» Jesús fue llevado ante el C. Pero ellos gritaban más fuerte:
gobernador, y el gobernador le preguntó: S. «¡Que lo crucifiquen!»
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?» C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al
C. Jesús respondió: contrario, se estaba formando un tumulto,
+ «Tú lo dices.» tomó agua y se lavó las manos en presencia
de la multitud, diciendo:
C. Y, mientras lo acusaban los sumos
sacerdotes y los ancianos, no contestaba S. «Soy inocente de esta sangre. ¡Allá
nada. Entonces Pilato le preguntó: vosotros!»

S. «¿No oyes cuántos cargos presentan C. Y el pueblo entero contestó:


contra ti?» S. «¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, nuestros hijos!»
el gobernador estaba muy extrañado. Por la C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús,
después de azotarlo, lo entregó para que lo
fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el
que la gente quisiera. Había entonces un crucificaran. Los soldados del gobernador se
preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la llevaron a Jesús al pretorio y reunieron
gente acudió, les dijo Pilato: alrededor de él a toda la compañía; lo
S. «¿A quién queréis que os suelte, a desnudaron y le pusieron un manto de color
Barrabás o a Jesús, a quien llaman el púrpura y, trenzando una corona de espinas,
Mesías?» se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una
caña en la mano derecha. Y, doblando ante él
C. Pues sabía que se lo habían entregado por la rodilla, se burlaban de él, diciendo:
envidia. Y, mientras estaba sentado en el
tribunal, su mujer le mandó a decir: S. «¡Salve, rey de los judíos!»

S. «No te metas con ese justo, porque esta C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le
noche he sufrido mucho soñando con él.» golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la
burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos y lo llevaron a crucificar. Al salir, encontraron a
convencieron a la gente que pidieran el un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo
indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El forzaron a que llevara la cruz. Cuando
gobernador preguntó: llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere
S. «¿A cuál de los dos queréis que os decir: «La Calavera»), le dieron a beber vino
suelte?» mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso
C. Ellos dijeron: beberlo. Después de crucificarlo, se
repartieron su ropa, echándola a suertes, y
S. «A Barrabás.»
luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su
C. Pilato les preguntó: cabeza colocaron un letrero con la acusación:
S. «¿Y qué hago con Jesús, llamado el «Éste es Jesús, el rey de los judíos.»
Mesías?» Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la
derecha y otro a la izquierda.
C. Contestaron todos:
Los que pasaban lo injuriaban y decían, a muchos. El centurión y sus hombres, que
meneando la cabeza: custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo
S. «Tú que destruías el templo y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
reconstruías en tres días, sálvate a ti S. «Realmente éste era Hijo de Dios.»
mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la
C. Había allí muchas mujeres que miraban
cruz.»
desde lejos, aquellas que habían seguido a
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y Jesús desde Galilea para atenderlo; entre
los ancianos se burlaban también, diciendo: ellas, María Magdalena y María, la madre de
S. «A otros ha salvado, y él no se puede Santiago y José, y la madre de los
salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje Zebedeos. Al anochecer, llegó un hombre
ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha rico de Arimatea, llamado José, que era
confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, también discípulo de Jesús. Éste acudió a
que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato
de Dios?» mandó que se lo entregaran. José, tomando
C. Hasta los bandidos que estaban el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una
crucificados con él lo insultaban. Desde el sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo
mediodía hasta la media tarde, vinieron que se había excavado en una roca, rodó
tinieblas sobre toda aquella región. A media una piedra grande a la entrada del sepulcro y
tarde, Jesús gritó: se marchó. María Magdalena y la otra María
+ «Elí, Elí, lamá sabaktaní.» se quedaron allí, sentadas enfrente del
sepulcro. A la mañana siguiente, pasado el
C. (Es decir:
día de la Preparación, acudieron en grupo
+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato
abandonado?») y le dijeron:
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por S. «Señor, nos hemos acordado que aquel
allí dijeron: impostor, estando en vida, anunció: "A los
S. «A Elías llama éste.» tres días resucitaré." Por eso, da orden de
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no
cogió una esponja empapada en vinagre y, sea que vayan sus discípulos, roben el
sujetándola en una caña, le dio a beber. cuerpo y digan al pueblo: "Ha resucitado de
Los demás decían: entre los muertos." La última impostura sería
S. «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.» peor que la primera.»
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el C. Pilato contestó:
espíritu. S. «Ahí tenéis la guardia. Id vosotros y
Todos se arrodillan, y se hace una pausa asegurad la vigilancia como sabéis.»
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la
dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.
rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y
muchos cuerpos de santos que habían
Palabra del Señor
muerto resucitaron. Después que él
resucitó, salieron de las tumbas, entraron
en la Ciudad santa y se aparecieron
Homilía del Padre Ramón Zambrano
Director General del Canal Cristovisión

Es abundante la palabra de Dios en el inicio de la Semana Santa. La liturgia llama a este


día: celebración de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén y así comienza la Eucaristía de
este día, con una procesión que evoca dicha entrada a la ciudad santa. Jerusalén es el
epicentro de la vida religiosa del pueblo de Israel, y Jesús como buen judío acude a
Jerusalén; sin embargo, lo que va a suceder en ella, quedará grabado en la mente y en el
corazón de los seguidores del Señor. Desde que entra a Jerusalén y es aclamado, su
encuentro con sus amigos en la última cena, su arresto, pasión y muerte, dejará ver en los
primeros creyentes que, quien está con ellos: “viene en nombre del Señor” porque es “el
profeta de Nazaret de Galilea”
Quien fue capaz de darse totalmente por el Reino, no puede morir de otra manera que no
sea al servicio del Reino de su Padre. Realmente lo que leemos en la pasión de Mateo,
constata cómo se ejercieron en contra de Jesús todas las formas de poder e injusticia para
destrozar su vida. Como si de muchas maneras se tratara de demostrar que frente al poder
de los hombres, de sus tradiciones, de sus maneras de entender las cosas, no puede nada
ni nadie oponerse, porque lo único que le podría esperar, es la muerte. Si leemos y
releemos las lecturas, fácilmente se encontrará la misma constante: quien es bueno,
coherente y justo, sólo le espera la muerte en esta vida.
Los cristianos de los orígenes (¡y los de hoy también, espero!) Al ver y escuchar lo que le
sucedió a Jesús, seguramente debatieron poderosamente alrededor de estos
cuestionamientos: ¿de dónde Jesús sacó fuerzas para enfrentar tal suplicio? y también:
quien vivió tan coherentemente y de manera radical la pasión por el Reino ¿no merecería
ser tratado de manera diferente por Dios? “acudió a Dios que lo ponga a salvo; que lo libre
si tanto lo quiere” (sal 21)
Lo que celebraremos en estos días santos que llamamos triduo pascual, responderá a estos
interrogantes, de tal manera que, celebrar la Semana Santa tiene un sentido más profundo
que participar en varias procesiones, celebraciones y oraciones. Seguimos de cerca al
Señor, nos dejamos cuestionar por sus actitudes, permitimos comparar su estilo de asumir
las situaciones extremas que vivió, con la manera como nosotros abordamos las mismas en
nuestra vida.
Empezamos los días santos en el contexto de un mundo en desorden social y en crisis
colectiva de esperanza. ¿Qué hacer si estas realidades nos han tomado la delantera? Es
necesario fijar nuestros ojos en Jesús para adquirir su estilo frente a las situaciones
extremas que vivió en sus últimos días. Hasta que no nos dejemos interpelar por Jesucristo,
por la propuesta del Reino y por su proclamación permanente de confianza en la voluntad
de su Padre, las expresiones litúrgicas de estos días no harán mella en la conciencia
colectiva de nuestro país, ni en la manera de relacionarnos todos de manera más fraterna y
equitativa.
Estos días fueron entendidos y vividos por Jesús en coherencia con el querer de Dios y su
pasión por la humanidad, también nosotros permitámonos vivirlos de la misma forma,
experimentando la salvación de Dios en Jesucristo.

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