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INDICE GENERAL
RESUMEN DE CONTENIDOS...............................................................................................4
CURSO DE DERECHO PENAL I...........................................................................................4
Prof. Dr. Luis Contreras Alfaro................................................................................................4
I. ¿QUE ES Y PARA QUE SIRVE EL DERECHO PENAL? Concepto, evolución histórica,
fines, principios generales que regulan esta rama del Derecho....................................................4
a) Aproximación al concepto de Derecho Penal.............................................................................................4
b) Breve referencia a la evolución histórica del Derecho Penal......................................................................5
c) La denominada crisis del Derecho Penal contemporáneo y los diversos criterios de solución para
enfrentarla........................................................................................................................................................9
c.1) El abolicionismo.....................................................................................................................................10
c.2) La perspectiva resocializadora...............................................................................................................12
c.3) El Garantismo y el reduccionismo penal................................................................................................14
c.4) Un Derecho penal de dos velocidades: El mantenimiento de garantías cualificadas sólo en caso de
conminación con penas privativas de libertad...............................................................................................17
c.5) La tercera velocidad del Derecho Penal, el Derecho Penal del enemigo...............................................19
c.6) Las recodificaciones europeas de fines del siglo XX.............................................................................21
d) El sentido y finalidad de la pena (fines y objetivos del Derecho Penal)...................................................22
e) Los bienes jurídicos protegidos.................................................................................................................24
f) Los principios generales que limitan el poder punitivo del Estado...........................................................25
g) La Dogmática jurídico penal.....................................................................................................................29
II. TEORÍA GENERAL DEL DELITO.......................................................................................31
a) Conceptos básicos de la teoría general del delito......................................................................................31
b) Breve referencia a la evolución histórica de los elementos estructurales de la teoría del delito..............33
c) Principales concepciones doctrinarias acerca de la sistemática del delito................................................35
d) La Teoría de la Acción..............................................................................................................................40
d.1.- Planteamiento general......................................................................................................................40
d.2.- Funciones que se atribuyen al concepto de acción...........................................................................42
d.3.- Críticas a la consideración de la acción como elemento básico de la estructura del delito.............42
d.4.- Distintos conceptos de acción elaborados por la dogmática jurídico penal.....................................43
d.4.1.-El concepto preclásico de acción:..............................................................................................43
d.4.2.-El concepto de acción en el sistema clásico y neoclásico (el concepto naturalista-causal de la
acción)..................................................................................................................................................43
Los elementos de este concepto “natural” de acción son los siguientes:.........44
Críticas a la concepción naturalista-causal de la acción.........................................44
Diversas teorías naturalistas de la causalidad:..........................................................45
d.4.3.- El concepto de acción en el sistema finalista...........................................................................48
d.4.4.- El concepto social de acción.....................................................................................................50
d.4.5.- El concepto negativo de acción................................................................................................52
d.4.6.- Teoría de la acción como causación del resultado individualmente evitable...........................53
d.5.- Casos de ausencia de acción.............................................................................................................53
e) Teoría de la Tipicidad................................................................................................................................55
e.1.-Planteamiento general........................................................................................................................55
e.2.- Función indiciaria de la tipicidad.....................................................................................................55
e.3.- Tipo y adecuación social..................................................................................................................56
e.4.- Estructura del tipo penal...................................................................................................................57
e.5. Elementos subjetivos y normativos del tipo (terminología neoclásica).............................................60
e.6.- Las denominadas “condiciones objetivas de punibilidad”...............................................................61
e.7.- El tipo de injusto doloso...................................................................................................................61
e.7.1.- El Dolo......................................................................................................................................61
e.7.2.-Clases de dolo............................................................................................................................62
e.7.3.- Otras clasificaciones de dolo....................................................................................................64
e.7.4. El error de tipo...........................................................................................................................64
Si el error de tipo es vencible, subsiste la imprudencia...........................................65
RESUMEN DE CONTENIDOS
Ahora bien, en términos muy generales podemos decir por ahora que la pena
tiene por objetivo que el individuo o sujeto culpable que cometió un hecho punible no
vuelva a delinquir (prevención especial), que se resocialice, y además, que el castigo
sirva de advertencia a los demás sujetos que forman la colectividad para motivarlos
a que no incurran en ese tipo de conductas (prevención general).
Ahora bien, cabe tener presente que en Chile continuó rigiendo la legislación
española propia de la época de la venganza pública hasta finales del siglo XIX.
Después de sucesivas iniciativas, que por diversas razones no fructificaron, la
A fines del siglo XIX, y como resultado del desarrollo científico de la época,
surge la denominada Escuela Positiva, vinculada a autores como Augusto COMPTE,
Cesare LOMBROSO, Rafael GARÓFALO y Enrico FERRI, que fundamentan el
conocimiento en aquello que puede ser percibido por los sentidos, poniendo énfasis
en la experiencia empírica y no en la racionalidad. Como resultado de esta forma de
concebir el saber, el hombre no es personalmente responsable de sus actos, sino
que es el entorno y las fuerzas que actúan dentro y fuera de él lo que lo lleva a
delinquir. El delincuente es concebido como un ser anormal, que presenta una serie
de características físicas y psíquicas (teoría del delincuente nato), que lo llevan a ser
peligroso para la sociedad. Para la Escuela Positiva la prevención especial es el
fundamento del derecho penal, y la peligrosidad del delincuente es el criterio de
actuación del Derecho Penal. En suma, esta corriente postula la desaparición del
Derecho Penal y su reemplazo por un Derecho de Medidas de Seguridad, en virtud
de las cuales es posible (incluso a través de operaciones quirúrgicas o mediante la
pena de muerte) impedir que el delincuente pueda causar daño. En Chile, la Escuela
Positiva tuvo alguna manifestacíón normativa en la Ley 11.625 de 04/10/1954 sobre
“Estados Antisociales y Medidas de Seguridad”, hoy derogada.
modos, como esta corriente también da énfasis al entorno y a las fuerzas internas
del sujeto como causantes de su peligrosidad social, postula la aplicación de
medidas de seguridad predelictuales en defensa de la sociedad, cuyo fundamento
es la sola peligrosidad del sujeto.
Ahora bien, en Chile durante los años 50 del siglo pasado, diversos autores
nacionales viajaron a estudiar a Europa, principalmente a Italia y Alemania, a
profundizar sus estudios de Derecho Penal, alcanzando, gracias a ello, la dogmática
nacional un alto nivel de desarrollo. Profesores como LABATUT, CURY, NOVOA, entre
otros, son autores que con sus publicaciones, tratados y monografías permitieron un
indudable florecimiento de la dogmática chilena durante los años 60 y 70.
Precisamente durante esta época y por iniciativa del entonces presidente del
Instituto de Ciencias Penales de Chile (NOVOA MONREAL), se constituyó en Santiago
de Chile en 1963 una comisión de especialistas de diversos países latinomericanos
cuyo objeto era proponer a los diferentes gobiernos un Código Penal Tipo para
Latinoamérica que unificara las legislaciones penales de los países de nuestro
entorno. Lamentablemente dicha iniciativa no prosperó.
Ahora bien, durante la época nacional socialista tuvo gran aceptación la teoría
del injusto personal o teoría final de la acción, del profesor alemán Hans Welzel.
Conforme a esta teoría, se dejó de lado el concepto de delito construido sobre la
base de una noción objetiva del injusto (como lesión o puesta en peligro de bienes
jurídicos).
Para Welzel tiene más importancia el ánimo o manera de pensar del sujeto
(Gessinung), que la protección de bienes jurídicos, porque en su concepto la tutela
de bienes jurídicos tiene sólo un propósito preventivo, una labor policial; en cambio
lo que importa a la hora de sancionar a un sujeto es la pérdida de la creencia y
respeto al conjunto de valores del ordenamiento jurídico. Para Welzel, los hechos
punibles que provienen de una Gessinung o ánimo del sujeto, contienen el germen
de destrucción de la férrea unidad del pueblo, por lo que deben ser castigados con
todo el rigor del Derecho penal. Lo que al Derecho penal le incumbe proteger, por lo
tanto, es una adhesión o fidelidad de los súbditos al Derecho (Rechtgenossen), y de
esta manera la base de la responsabilidad penal no está tanto en el hecho en sí
mismo, como en la denominada culpabilidad por el carácter o por la conducción de
la vida (Lebensführungsschuld). De acuerdo a Welzel, la base de la culpabilidad en
el hecho se encuentra en una defectuosa formación de la personalidad, por ello se
habla de una culpabilidad de autor, porque existe en el sujeto un reprochable defecto
del carácter. Esta doctrina finalista, o teoría final de la acción tiene diversos efectos
sobre la teoría del delito, que examinaremos en un momento posterior.
A juzgar por las innumerables referencias doctrinales que a través de los años
se han efectuado respecto a la constatación de una crisis generalizada en el sistema
de justicia criminal, que afectaría tanto a su parte sustantiva como adjetiva, podemos
deducir que no se trata ésta de un fenómeno exclusivo del Derecho penal
contemporáneo. Antes al contrario, como bien señala SILVA SÁNCHEZ la crisis es un
elemento connatural o inmanente al Derecho penal como conjunto normativo, que se
prolonga como mínimo desde la época de la Ilustración y los primeros Estados de
Derecho, cuyas causas deben buscarse en el conflicto interno aún no resuelto entre
libertad individual y seguridad ciudadana, fines antagónicos del Estado de Derecho
que, como ha señalado ROXIN, deben encontrar un equilibrio que satisfaga ambos
componentes: la prevención general, que en sus distintas formas de aparición sirve
a la afirmación del Derecho y a su mantenimiento, tiene que estar siempre limitada
por la exigencia de libertad ciudadana. En un sentido similar, MUÑOZ CONDE afirma
que la oposición entre prevención especial y prevención general, que no hace sino
traducir el eterno conflicto entre individuo y sociedad, es, precisamente, causa de la
disfuncionalidad del Derecho penal.
c.1) El abolicionismo.
No existe en verdad una sola postura abolicionista, de ahí que autores como
LARRAURI, prefieran no referirse al abolicionismo como un “movimiento” sino más
bien como una “perspectiva de control social en las sociedades (post) modernas”. Al
hablar de abolicionismo, nos referimos por tanto, a los postulados de una serie de
autores pertenecientes preferentemente a países con grados de criminalidad
relativamente reducidos en los cuales ha predominado la tendencia resocializadora,
especialmente Holanda y países Escandinavos, que surge en las últimas décadas
del siglo XX como resultado de la crítica sociológica al sistema penal y que podemos
resumir junto con PAVARINI, como un movimiento de ideas contra –y por este motivo
por la abolición– de todo el sistema penal.
a) El informalismo, es decir, una “ley” producida para cada caso por una
negociación entre las partes involucradas en el conflicto.
b) La ley usada como un marco de referencia, que regule la forma por la que
debe resolverse el conflicto, pero no el contenido del mismo.
c) La sustitución de la Ley penal por la ley civil, es decir, dar un énfasis en la
negociación, en el rol de la víctima, en las medidas de compensación, reparación,
etc.
Ahora bien, como los abolicionistas proponen la abolición de las cárceles, las
medidas negociadas que no puedan conducir a la reparación o a la restitución de la
víctima, sea por su gravedad, o porque el ofensor no quiere negociar, o no se llega a
un acuerdo, requerirán en una minoría de casos la aplicación de una medida
coercitiva de custodia. Para este tipo de situaciones proponen utilizar nuevas
alternativas como el derecho de asilo o el refugio en santuarios.
función simbólica del Derecho penal por medio de la discusión, en lugar de a través
del castigo.
De esta manera, la orientación que desde hace algún tiempo se conoce como
garantismo, surgió en el ámbito penal como una reacción o respuesta, tanto frente al
fracaso del modelo resocializador en cuanto a la efectividad de sus resultados, como
a las contradicciones producidas entre la ideología del tratamiento terapéutico y los
principios de proporcionalidad, seguridad jurídica y la autonomía de la voluntad del
imputado.
embargo a la humanización del sistema punitivo como uno de los intereses a valorar
junto a la prevención general, pero mitigando o restringiendo la intervención penal y
promoviendo condenas más suaves, dado que el conflicto entre las exigencias de
pena, por un lado, y de humanidad por otro, se hace evidente.
Como describe ROXIN, en los últimos veinticinco años el Derecho Penal ha ido
experimentando un desplazamiento desde la protección individual a la protección de
la colectividad mediante nuevos tipos penales en los cuales el bien jurídico protegido
sólo puede reconocerse a menudo de una forma difusa, porque estos nuevos tipos
delictivos, en lugar de describir formas concretas de lesión, tienden a describir
situaciones de peligro abstracto que se sitúan en una fase previa a la producción del
daño. Frente a este fenómeno de evidente expansión, que resulta difícil de frenar
dada las necesidades de la sociedad moderna, y ante la imposibilidad de volver a un
Derecho penal decimonónico ceñido sólo a la protección de bienes altamente
personales y del patrimonio, se ha abierto camino una posición doctrinal planteada
en España por SILVA SÁNCHEZ, cuya propuesta consiste en una configuración
dualista del sistema del Derecho penal, con reglas de imputación y principios de
garantía a dos niveles.
Por una parte, el Derecho penal de modelo “clásico” que salvaguarda los
elementos dogmáticos de la imputación y el conjunto de principios garantistas para
Así, por ejemplo, una reducción de las penas aplicables a los delitos de
naturaleza patrimonial o económica podría implicar un análisis puramente
económico del Derecho penal por parte del delincuente, y llegado el caso, al analizar
la sanción en términos de costo/ beneficio, podría llegar a resultar “rentable” la
comisión de delitos, pues la eventual sanción de naturaleza pecuniaria o privativa de
derechos (multas, la reparación penal, sanciones que recaigan sobre personas
jurídicas, privaciones de derechos distintos a la libertad) quizás termine siendo
asumida como un costo o un riesgo “cubierto” por la “empresa delictiva”.
c.5) La tercera velocidad del Derecho Penal, el Derecho Penal del enemigo.
En nuestra opinión, aceptar una tercera velocidad para el Derecho penal, aún
en casos excepcionalmente graves que pudieran eventualmente justificarse en
términos de proporcionalidad, constituye una reacción antijurídica que no puede ser
aceptada en una sociedad democrática. No debemos olvidar que precisamente las
medidas de seguridad planteadas por los proyectos de la República de Weimar, se
Por su parte, las teorías relativas persiguen como fin evitar la comisión de
nuevos delitos, distinguiéndose: la teoría de la prevención especial, conforme a la
cual la justificación de la pena consiste en prevenir nuevos delitos del mismo autor,
sea corrigiendo al corregible por medio de la resocialización (prevención especial
positiva), intimidando al intimidable o haciendo inofensivo, mediante la pena de
privación de libertad, al que no es corregible ni intimidable (prevención especial
negativa); y la teoría de la prevención general, que afirma que el fundamento de la
pena está en sus efectos intimidatorios sobre la colectividad en general, detrás de
esta concepción está la idea de que el Código Penal puede motivar a la generalidad
a comportarse con arreglo al orden establecido.
Ahora bien, en una sociedad con tendencia a la inflación penal que pretende
evitar que sus ciudadanos incurran en determinadas conductas “riesgosas” que
pongan en peligro a determinados bienes jurídicos, una concepción de la pena
orientada a la corrección individual no tiene mucho sentido; por eso en las últimas
décadas ha prevalecido una concepción de la pena más orientada hacia finalidades
de prevención general que hacia fines resocializadores. Sin embargo, como ya
habíamos adelantado, el fenómeno del incremento de penas privativas de libertad
respecto de una gran cantidad de conductas, provoca inevitablemente un
cuestionamiento acerca de su legitimidad en relación a los principios de
proporcionalidad e intervención mínima en un Estado democrático de Derecho.
Por otro lado, no pueden ser objeto de protección penal, aquellas lesiones o
ataques a bienes jurídicos que se encuentren suficientemente protegidos por otras
ramas del Derecho, como el Derecho administrativo sancionador (multas por
estacionar en sitios prohibidos, no pago de contribuciones a los bienes raíces, etc).
Los bienes jurídicos que al Estado le interesa tutelar penalmente pueden ser
preexistentes al Derecho mismo, como la libertad individual o la vida; o bien, pueden
ser deberes de cumplimiento de normas creados por el propio Legislador, como el
correcto funcionamiento de la Administración de Justicia, el interés patrimonial del
Estado, etc.
propia realidad nos ha demostrado que el Derecho Penal puede ser utilizado en
regímenes dictatoriales para reprimir derechos fundamentales y perpetuar el modelo
de Estado totalitario. La legitimidad del Derecho Penal pasa entonces por el respeto
a una serie de principios que limitan el poder punitivo del Estado, los examinaremos
a continuación:
Las perturbaciones más leves al orden jurídico deben ser objeto de regulación
por otras ramas del Derecho; por eso se dice que el Derecho Penal tiene un carácter
subsidiario frente a otras potestades sancionatorias del Estado como por ejemplo el
Derecho Administrativo sancionador, el Derecho comercial o mercantil, etc; además,
en la subsidiariedad del Derecho Penal se expresa su carácter de última ratio, es
decir, que si el reestablecimiento de la paz social puede obtenerse a través de otros
mecanismos, el Derecho Penal no puede intervenir.
Por otro lado, las afectaciones de bienes jurídicos sólo deben sancionarse
penalmente cuando la conducta, sea por la gravedad del ataque, o por la entidad o
importancia del bien jurídico, sea merecedora de pena. Para adoptar estas
decisiones el Legislador entrega al Juez una serie de herramientas, por ejemplo las
formas de cumplimiento alternativo de la pena contenidas en la ley 18.216, o las
facultades basadas en el principio de oportunidad contenidas en el Código Procesal
Penal, que tienen por objeto adecuar socialmente la reacción de los órganos de
persecución penal del Estado y el propio castigo, a la culpabilidad del autor y a la
utilidad de la potestad sancionadora. Así y entonces un hurto de escasa cuantía
puede que no justifique la aplicación de una sanción penal, o la pena pueda ser
crimen nulla poena sine praevio iuditio) y que la ejecución de la misma debe también
estar sometida estrictamente a una ley que la regule.
Durante la vigencia del Derecho Penal del Antiguo Régimen era posible hacer
responder del delito cometido por un sujeto a su familia; así como aplicar sanciones
penales respecto de hechos fortuitos en los que el sujeto carecía de toda
responsabilidad.
La teoría del delito tiene por objeto el estudio de los presupuestos, requisitos y
condiciones de carácter general o común que deben concurrir en una conducta para
que ésta pueda ser considerada como delictiva.
Siguiendo al profesor Claus ROXIN, diremos que uno de los cometidos más
complejos de la dogmática jurídico penal es la formación y evolución de un Sistema
de Derecho Penal. Un sistema, como señala KANT, es la “unidad de los diversos
conocimientos bajo una idea”. Conforme lo expuesto, la dogmática de la teoría
general del delito busca estructurar la totalidad de los conocimientos que componen
la teoría del delito en un todo ordenado, con el objeto de hacer visibles las
conexiones internas de los dogmas concretos.
CULPABILIDAD
ANTIJURIDICIDAD
TIPICIDAD
ACCIÓN El contenido concreto de estos elementos y sus
interrelaciones son temas en permanente discusión según las
diferentes concepciones doctrinarias. Volveremos sobre ellos una y otra vez a lo
largo del estudio de la parte general del Derecho Penal, y aún en los estudios de la
parte especial. De momento efectuaremos una aproximación preliminar a su
contenido que nos sirva como definición de trabajo.
a.1.- La acción:
a.2.- La tipicidad:
a.3.- La Antijuridicidad:
Que una conducta sea antijurídica quiere decir que debe estar prohibida por el
ordenamiento jurídico. Se dice que la tipicidad cumple una función indiciaria de la
antijuridicidad, puesto que la lógica indica que el legislador sólo tipificará aquellas
conductas que sean contrarias al ordenamiento jurídico. La anterior afirmación es
válida en términos generales, sin embargo tiene excepciones, ya que en ciertos
casos una conducta típica puede estar justificada por el ordenamiento jurídico, en tal
evento se dice que concurre una causal de justificación, como la legítima defensa o
el estado de necesidad justificante.
a.4.- La Culpabilidad:
Que una conducta sea culpable significa que dicha conducta debe poder
“reprocharse” al actor, es decir, debe poder hacerse responsable de ella a aquella
persona que realizó una conducta típica teniendo la posibilidad de actuar de otra
manera conforme a Derecho y no lo hizo. La culpabilidad tiene como presupuesto la
imputabilidad (la capacidad penal), y como requisito la ausencia de causales de
inculpabilidad como el estado de necesidad exculpante o el error de prohibición
invencible.
Cabe adelantar desde ya, que los conceptos fundamentales de la teoría del
delito están recogidos en nuestro Código Penal y en nuestra Constitución Política de
la República. En el Código Penal, básicamente en los artículos 1, 2 y 18; y en la
Constitución, fundamentalmente en el art. 19 Nº 3 inc. 7 y 8 (leer y aprender estas
disposiciones).
CURY, a su vez, estima que la expresión voluntaria se refiere sólo a uno de los
elementos de la culpabilidad, que es la conciencia de la antijuridicidad.
Esta concepción dominaba entre la doctrina de fines del siglo XIX y principios
del siglo XX, y todavía influye mucho en varios países, entre ellos Chile, ya que sus
categorías básicas siguen manteniendo su vigencia hasta nuestros días.
Así, por ejemplo, los delitos de hurto y robo se definen como la apropiación de
cosa mueble ajena con ánimo de lucro; es decir, la apropiación de cosa mueble
ajena es irrelevante para el Derecho penal si no concurre un especial elemento
subjetivo que forma parte del tipo: el ánimo de lucro.
Así las cosas estos autores tuvieron que encontrar otra explicación para
establecer la diferencia entre el injusto y la culpabilidad. Para los defensores de
sistema neoclásico la diferencia entre ambos conceptos está en su distinta forma de
valoración. De tal modo, mientras el injusto valora el hecho desde el punto de vista
de su dañosidad social, la culpabilidad en cambio valora el hecho desde la
perspectiva de la reprochabilidad.
Como punto de partida, esta postura rechaza la tesis finalista respecto de que
la formación del sistema del Derecho penal deba vincularse a realidades ontológicas
previas como acción, causalidad, estructuras lógico reales, etc.
d) La Teoría de la Acción.
Además de lo expuesto cabe agregar que en Chile sólo pueden ser objeto de
sanción penal las personas naturales pues sólo las personas naturales pueden
ejecutar acciones penalmente relevantes. Así, el Código Procesal Penal señala en
su art. 58 que por las personas jurídicas responden los que hubieren intervenido en
el acto punible, sin perjuicio de la responsabilidad civil que pudiera afectarles.
Una vez que determinamos que estamos en presencia de una “acción” para
efectos jurídico penales, dicho concepto se va nutriendo de “predicados”, cada vez
más ricos en contenido, como la tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad. De tal
manera, la acción atraviesa todo el sistema jurídico penal a modo de columna
vertebral.
De tal modo resulta que la acción debe ser neutral frente al tipo, la
antijuridicidad y la culpabilidad, pero al mismo tiempo el concepto de acción
debe tener la suficiente “sustancia” para poder soportar los elementos
estructurales del delito que se van añadiendo a ella.
La acción debe cumplir la tarea de excluir todo lo que no sea relevante para el
enjuiciamiento jurídico penal, como los hechos de la naturaleza o los animales, los
meros pensamientos, etc.
Estas críticas tienen fundamento plausible, sin embargo, en el núcleo del tipo
penal elaborado por el legislador siempre debemos encontrar un comportamiento
dependiente de la voluntad humana. Lo más básico en la teoría del delito es un
comportamiento humano activo u omisivo; el tipo penal por su parte permite
esclarecer si el sujeto y su comportamiento encuadran en una hipótesis de hecho
descrita en la ley, pero no averiguar si hubo o no una acción humana voluntaria, ya
que ese dato es previo al tipo. La acción por lo tanto es un elemento previo al
proceso de imputación jurídico penal.
es decir, aún no se separa claramente la acción del tipo. BERNER decía por ejemplo,
que delito es acción. Todo lo demás que se afirme del delito son predicados que se
añaden a la acción. Otro autor de la época LUDEN señalaba que los elementos del
delito son 1) una acción humana, 2) la antijuridicidad de esa acción, 3) la cualidad
dolosa o culposa de esa acción.
Se considera a LISZT y BELING como los fundadores del sistema “clásico” del
delito y del concepto natural de acción.
Para la modificación causal del mundo exterior debía bastar cualquier efecto
en el mismo, por mínimo que fuere, por ejemplo las vibraciones del aire en el delito
de injurias (esta visión, sin embargo, difícilmente se puede compatibilizar con la
omisión, que no causa nada)
La voluntad queda así como una suerte de supraconcepto, pues siempre que
concurra una conducta humana dominada por la voluntad habrá acción, con
independencia de en qué consista esa conducta.
Para esta teoría, todo aquello que no pueda suprimirse mentalmente sin que
desaparezca el resultado es causa. Por ello puede que existan varias causas, todas
iguales y todas necesarias, lo que hace que se denomine a esta teoría “de la
equivalencia de las condiciones”. La unión de todas las diferentes causas debe tener
solución de continuidad, por ejemplo no existe solución de continuidad si le doy una
paliza a un sujeto que luego acude al hospital en taxi, y al bajar del vehículo es
atropellado por un autobús, entre la golpiza del sujeto y su muerte por
atropellamiento no existe solución de continuidad.
Existen, sin embargo, importantes críticas a esta teoría. Se dice, por ejemplo,
que resulta inútil especular acerca de la mayor o menor previsibilidad de un
resultado cuando éste ya se ha producido. Por otro lado, pueden existir casos en los
cuales el actor, a sabiendas, se aproveche de una circunstancia excepcional para
ocasionar un resultado que ordinariamente no se habría producido. Además de lo
expuesto se critica a esta teoría el hecho de que abandona el plano estrictamente
objetivo para introducir una consideración subjetiva, cual es la previsibilidad.
d) Teoría de la causa necesaria: Para sus defensores, causa es sólo aquella acción
a la cual sigue un resultado de modo necesario y absoluto. No solamente se trata de
que el resultado se produzca de un modo regular, ordinario o previsible, sino de una
manera necesaria. Esta tesis no goza de mayor preferencia entre los autores.
Así las cosas, si un sujeto hiere a otro y la víctima debe acudir al hospital en
ambulancia y en el trayecto la ambulancia choca, resulta que la muerte no se puede
imputar al agresor por cuanto la herida no creó un peligro de muerte. El peligro de
muerte, y posterior materialización de la muerte, fue creado por terceras personas,
que son los conductores involucrados en el accidente de tránsito.
Si la acción no puede ser añadida mentalmente sin que exista una alta
probabilidad cercana a la certeza de que en ese caso el resultado no se habría
producido, quiere decir entonces que la causalidad hipotética debe ser afirmada.
Asi las cosas, la producción del resultado debe aparecer como previsible de
acuerdo a la experiencia conforme al riesgo creado o no evitado cuando se debía,
siendo el riesgo o su no evitación jurídicamente reprobables.
Por ejemplo: A es guía de pesca. Uno de los turistas pasajeros de su bote cae
a las aguas del Río Baker. A omite lanzarse al agua para rescatar al turista ya que
éste nada hacia el bote. De pronto, mientras nada hacia el bote, el turista sufre un
ataque cardiaco y muere. La omisión de A no produjo la muerte del turista ya que el
riesgo jurídicamente reprobable de su omisión de rescate alcanzará normalmente las
muertes por ahogamiento o hipotermia, pero no los ataques al corazón.
Esta postura, sin embargo, presenta ciertos problemas para explicar los
delitos de omisión pues el omitente no dirige ningún nexo causal hacia el resultado,
y por tanto, no puede actuar de modo final. Con esto, la teoría final de la acción
parte en dos al sistema penal. Un supraconcepto de conducta como actividad
corporal o pasividad del ser humano sometida a la capacidad de control final por la
voluntad difícilmente puede constituir un elemento común o de unión de las formas
comisivas y omisivas del delito, porque la capacidad para realizar la acción es algo
diferente de la voluntad humana, y por ello la acción y la omisión siguen estando
separadas.
Para WELZEL, en la acción dolosa existe una efectiva actividad final, pero en la
imprudencia la acción final es sólo posible, la finalidad es meramente potencial.
Otros autores, como NIESE califican el hecho imprudente como acción final
atendiendo al objetivo perseguido por el autor, y no al resultado producido. Por
ejemplo, una persona limpia un arma de fuego y se le escapa un tiro que mata a B.
La acción final es el objetivo del sujeto, es decir, limpiar el arma. Esa acción cumple
la función de elemento base o supraconcepto común a los delitos dolosos y a los
delitos imprudentes.
Para los adherentes a esta teoría solo las acciones con sentido social son
relevantes para el Derecho penal.
Respecto a las primeras, podemos decir que éstas conciben la acción como
un comportamiento objetivamente dominable con dirección a un resultado social,
objetivamente previsible. Bajo el concepto “objetivo” esta teoría pretende excluir
referencias a la voluntariedad del comportamiento humano, para así poder incluir
conductas no voluntarias relevantes para el Derecho penal como los delitos
imprudentes cometidos con culpa inconsciente.
Se dice que es dudoso que el concepto negativo de acción pueda servir como
elemento básico a los delitos comisivos como a los omisivos. En los delitos
comisivos el núcleo de la acción consiste en no evitar el resultado que se ha
Por otro lado se afirma que el concepto negativo de acción tampoco cumple
cabalmente una función delimitadora, puesto que no permite distinguir las conductas
penalmente relevantes de los meros movimientos automáticos y quizás evitables; ni
tampoco permite dejar claramente afuera a los pensamientos, que también son
evitables.
Como hemos dicho, la acción es una conducta humana que provoca una
alteración en el mundo exterior, dominada o dominable por la voluntad. De tal
manera, no habrá acción tanto si falta la manifestación externa de la conducta, como
si existe ausencia de voluntariedad.
del Código Penal, caso en el cual el actor pasa a ser un simple objeto. También se
exime de responsabilidad a quien ha actuado violentado por la denominada vis
compulsiva, en el cual la fuerza no se utiliza para que el sujeto sirva de un mero
objeto, sino que se usa para vencer la voluntad del sujeto, por ejemplo la tortura, la
amenaza con un arma, etc. Pero en este caso se estima que la vis compulsiva
excluye la culpabilidad como un caso de fuerza moral irresistible.
Dentro de la causa insuperable se incluye, en este caso, sólo la fuerza física, que
excluye la acción, puesto que la fuerza moral excluye la culpabilidad.
Por otro lado, si el estado de ausencia de voluntad fue cometido con dolo
eventual (el sujeto bien pudo representarse que en estado de embriaguez podía
cometer un delito), igualmente ese dolo abarca al delito que se cometa. La
inimputabilidad procurada voluntariamente no excluye la responsabilidad penal.
En la doctrina extranjera, autores como ROXIN han estimado que los casos de
ausencia de voluntad autoprocurados constituyen una suerte de autoría mediata, ya
que no existe mayor diferencia entre aquel sujeto que se vale de otra persona como
instrumento para cometer el delito, de aquel que utiliza su propia persona en estado
de incapacidad para cometer el ilícito.
e) Teoría de la Tipicidad.
e.1.-Planteamiento general.
Todo tipo penal contiene en su núcleo uno o más verbos rectores, que
permiten conocer la significación del delito sin mayor esfuerzo, como matar, herir,
golpear, maltratar, acceder carnalmente por vía vaginal anal o bucal, etc. Y estos
verbos rectores están referidos a personas que pueden asumir el papel activo o
pasivo, según el caso, de la acción u omisión punible. El verbo rector debe ser lo
suficientemente claro y genérico como para dar cuenta de las distintas modalidades
de la conducta que se pretende prohibir.
a) El sujeto activo: Todo delito debe tener una persona que cumpla el papel de
actor, es decir, una persona que ejecute la acción prohibida o incurra en la omisión
del comportamiento esperado.
A partir de la especial calidad del sujeto activo es posible distinguir los delitos
comunes de los delitos especiales.
Los delitos comunes son aquellos en los cuales el sujeto activo puede ser
cualquier persona.
Los delitos especiales, en cambio, son aquellos en los cuales la persona que
ejecuta la acción o incurre en la omisión debe reunir especiales características,
condiciones o cualidades exigidas por la ley penal, como la calidad de funcionario
público (239 CP, fraude de empleado público), determinado grado de parentesco
(390 CP, parricidio), ciertas profesiones (abogado, prevaricación de abogado 232
CP), etc.
b) El Sujeto pasivo:
Debemos distinguir, por un lado, el sujeto sobre el cual recae la acción típica,
y por otro, el titular del bien jurídico protegido en el tipo. Normalmente ambos sujetos
coinciden, sin embargo ello no siempre es así; por ejemplo en un delito de estafa
que puede recaer sobre el gerente o administrador de una sociedad, en tal caso los
sujetos perjudicados serían los socios en su calidad de “dueños” o titulares de la
sociedad.
modo, para que pueda configurarse una omisión típica en esta clase de delitos es
necesario, a) Que se produzca un resultado típico; b) Que dicho resultado haya sido
previsible y evitable; c) posición de garante del omitente; d) Que la omisión sea
subsumible en el tipo, es decir, que pueda “calzar” como una modalidad de conducta
en la que pueda entenderse verificado el verbo rector que describe el tipo.
Los tipos penales llevan a la práctica la función protectora del Derecho Penal.
A través del tipo, el legislador selecciona aquellos comportamientos que lesionan o
ponen en peligro determinados bienes jurídicos que la sociedad estima importantes.
Como hemos señalado con anterioridad, bien jurídico es el interés jurídicamente
protegido que da sentido y fundamento a la norma penal.
Para los adherentes a la teoría neoclásica los elementos subjetivos del tipo
pueden ser de dos clases:
a.1) Los que cumplen una función meramente descriptiva respecto de la voluntad del
agente, como por ejemplo los especiales móviles del autor de un delito de hurto
(ánimo de lucro). Así por ejemplo autores como Etcheberry estiman que estas
menciones legales constituyen simples descripciones de la acción misma, en cuanto
a su aspecto interno de voluntad finalista, a su resultado o a sus circunstancias.
a.2) Los que tienen un sentido valorativo, como “maliciosamente”, “a sabiendas”, etc.
Para algunos autores estas expresiones no forman parte del tipo, sino que ayudan a
precisar la culpabilidad con determinadas exigencias subjetivas como el dolo directo,
o que haya culpa en lugar de dolo, o que se excluya la culpa o imprudencia, etc.
(Recordemos que los autores neoclásicos estiman que el dolo forma parte de la
culpabilidad).
b.1) Aquellas expresiones como “moneda de curso legal”, cosa “mueble”...., etc. Que
siendo referencias normativas cumplen la función de completar la descripción de la
conducta, su resultado o sus circunstancias.
b.2) Aquellas expresiones normativas que tienen un sentido valorativo, con el objeto
de indicar una contrariedad de la conducta con el Derecho, y que por lo tanto se
refieren a la antijuridicidad de la conducta, como “sin derecho” (art. 141 CP), “sin
motivo justificado” (art. 272 CP).
El principal aporte de la teoría finalista a la teoría general del delito fue que la
acción u omisión subsumible en el tipo no es un proceso causal exento de objetivos,
finalidades, o al menos una cierta capacidad de control consciente por parte del
autor. En otras palabras, la acción está dirigida por la voluntad del sujeto.
e.7.1.- El Dolo.
Ahora bien, el dolo debe concurrir y ser examinado al momento del hecho, y
no después ni antes. Por ejemplo, A atropella a B por imprudencia y lo mata; luego
de ocurrido el hecho se baja del vehículo y se da cuenta que la persona atropellada
es B, quien a la sazón era su peor enemigo, entonces A se alegra de haber matado
a B. En este caso A ha actuado con imprudencia y no con dolo.
e.7.2.-Clases de dolo.
c.- Capacidad del sujeto para evitar el resultado: De acuerdo a este indicador
ha de tenerse en cuenta la capacidad de evitación del resultado que el sujeto puede
tener cuando actúa. Si el sujeto tiene amplia capacidad de evitar los resultados
lesivos de su actuar y no lo hace, se entiende que actúa dolosamente, en cambio si
las posibilidades de evitar los resultados son reducidas se entiende que actúa con
imprudencia.
a.-El dolo alternativo: En este caso el sujeto quiere realizar una acción y se
representa dos o más resultados posibles o probables, y aún así decide actuar
aceptando uno u otro resultado en forma alternativa. Ej: A decide matar a B con un
tiro de rifle, quien camina por un paseo peatonal en una hora pick. Como la distancia
es considerable, A se representa la posibilidad de impactar a otro transeúnte o
impactar en una vitrina destrozándola; a pesar de ello A decide apretar el gatillo.
Así las cosas, diremos que el error sobre alguno de los elementos objetivos
del tipo excluye el dolo.
Por otro lado, si el error de tipo es invencible dejaría de existir tanto el dolo
como la imprudencia, y el sujeto no sería penalmente responsable por falta de
tipicidad en su conducta.
Por otra parte se encuentran regulados de un modo genérico en los arts. 490
y ss los cuasidelitos contra las personas.
Ahora bien, a pesar de que el art. 490 CP se refiere de un modo general a los
cuasidelitos contra las personas, lo cierto es que sólo se pueden cometer en
modalidad culposa los delitos de lesiones y el homicidio simple. Los demás tipos
penales, ya sea a causa de sus propias configuraciones, así como por la exigencia
de determinados elementos subjetivos como el “ánimo de injuriar”, sólo admiten
modalidad dolosa.
Respecto de los cuasidelitos con resultado múltiple (Ej. Chofer de taxibus con
5 pasajeros que se queda dormido al volante. El bus choca y resultan los cinco
pasajeros heridos ¿existen 5 cuasidelitos?), creemos, siguiendo a Etcheberry, que
no existen tantos cuasidelitos como resultados se hayan producido, sino un solo
cuasidelito, puesto que sólo ha existido una sola infracción al deber de cuidado.
Algunos autores, sin embargo, han creído ver algunas excepciones a este
principio, las que sin embargo desde ya adelantamos que no son tales, a saber:
una consecuencia no prevista ni previsible por el agente, vinculada al delito base por
una simple relación de causalidad.
Sin embargo, como señalan Novoa y Politof, en todos los casos antes
expresados la interpretación más acorde con nuestro sistema implica que siempre
debe existir una vinculación subjetiva del autor con los resultados que se prevén en
la ley. De tal manera se respeta el principio de que sólo se responde hasta donde
abarca la culpabilidad.
c.-El versari in re illicita (“El que se ocupa en cosa ilícita responde del caso
fortuito”)
Algunos autores nacionales, como Del Río y Labatut, estimaban que este
principio tiene aplicación en el Derecho chileno, deduciéndolo de los arts. 10 Nº8, 71
y 490 del Código Penal.
f) TEORÍA DE LA ANTIJURIDICIDAD
f.1.-Concepto.
Que una conducta sea antijurídica significa, en términos muy simples, que es
contraria al ordenamiento jurídico. En otras palabras, una conducta antijurídica es
aquella que se encuentra prohibida por la ley porque lesiona o pone en peligro
determinados bienes jurídicos que la sociedad estima especialmente valiosos.
Ahora bien, a partir de Franz Von Liszt, la dogmática jurídico penal distingue
entre antijuridicidad formal y antijuridicidad material. Antijuridicidad formal significa
contradicción de la conducta con el mandato o prohibición establecido en la ley
penal, lo que se traduce en una ausencia de causales de justificación que autoricen
la realización de la conducta típica. Antijuridicidad material, por su parte, significa
que la conducta es socialmente dañosa, antisocial, es decir contraria a los fines del
ordenamiento jurídico.
f.2.- Las causas legales de justificación, planteo general. Problema del error en las
causales de justificación.
Cabe señalar además, que no solo el Derecho Penal puede consagrar causas
de justificación, éstas pueden estar contempladas también en otros ordenamientos
jurídicos de naturaleza no penal (ej. Detención en casos de delito flagrante, art 133 y
ss CPP).
Por otro lado están aquellos que estiman que el error sobre presupuestos
fácticos de las causales de justificación, por influencia de la denominada teoría
restringida o moderada de la culpabilidad (o por aplicación analógica de la teoría de
los elementos negativos del tipo), debe tener el mismo tratamiento de un error de
tipo, que si es invencible o inevitable excluye la punibilidad, pero que si es vencible
conduce a la pena por delito imprudente ya que elimina el dolo pero deja subsistente
la culpa.
hijos de ésta. La mujer, luego de una salvaje paliza, espera a que el agresor se
encuentre en un momento de descuido para atacarlo).
Cabe preguntarse, sin embargo, qué sucede con los mecanismos estáticos de
defensa (ofendículas) como las rejas con puntas, paredes con trozos de vidrio
incrustados en su cúspide, rejas electrificadas, etc. En estos casos, obviamente, el
mecanismo defensivo está instalado con anterioridad al ataque. Al respecto la
jurisprudencia nacional ha admitido su validez siempre y cuando estos mecanismos
estáticos de defensa sean ostensibles, claramente anunciados, no pongan en peligro
a personas inocentes, actúen solamente cuando se produzca una agresión, y la
gravedad de sus consecuencias no sobrepase los límites de la necesidad defensiva.
a.2) En segundo lugar, debe existir una necesidad racional de los medios
empleados para defenderse.
El art. 73 del Código Penal establece una atenuante especial (de hasta tres
grados) respecto de aquel que no reúne todos los requisitos de la legítima defensa,
siempre que concurra la mayor parte de ellos. De tal manera, quien incurra en
exceso intensivo en la reacción defensiva, puede alegar una eximente incompleta y
una rebaja sustancial de la pena. Ello, no obstante, sin perjuicio de que la persona
que se defiende pueda alegar miedo insuperable o fuerza moral irresistible si la
agresión ilegítima ha provocado en ella una intensa emoción (así por ejemplo,
respecto al exceso intensivo en la defensa existe en el Derecho penal holandés una
causal de exculpación especial basada en el efecto que puede provocar la agresión
en el ánimo del sujeto que se defiende).
a.3) En tercer lugar, debe concurrir falta de provocación suficiente por parte de
la persona que se defiende.
b.3) Puede existir provocación suficiente por parte del acometido, pero en tal
caso el defensor no debe haber participado en la provocación. (Este es el único
requisito que diferencia esta modalidad de legítima defensa con la defensa propia)
Los requisitos de esta modalidad defensiva son los mismos que en el caso de
la legítima defensa de parientes, más un requisito adicional que es de naturaleza
subjetiva: que el defensor no sea impulsado por venganza, resentimiento u otro
motivo ilegítimo. Etcheberry considera a este caso como el único verdadero ejemplo
de un elemento subjetivo del injusto.
cualquier caso si falta este requisito subjetivo, el defensor puede alegar la eximente
incompleta consagrada en el art. 73 CP, y con ello obtener una rebaja sustancial de
la pena.
Esta presunción legal debe concordarse con los arts. 410, 411 y 412 del
Código de Justicia Militar, y con el art. 23 bis de la Ley Orgánica de Investigaciones
de Chile.
Existe además en los arts. 411 y 412 CJM una presunción legal que beneficia
a los Carabineros que hagan uso de sus armas respecto de personas que
desobedezcan una orden judicial que dicho Carabinero debe hacer cumplir, siempre
que haya existido previa intimación de dicha orden. No obstante, si los Tribunales
determinan que no había necesidad racional de usar las armas, podrán considerar
esta circunstancia como atenuante de responsabilidad penal, y rebajar la pena en
uno, dos o tres grados.
El mal debe ser cierto, perceptible por los sentidos y actual o próximo en el
tiempo en términos de previsibilidad.
b) Que el mal que se evita sea mayor que el que se causa para evitarlo.
La justificante sólo opera si el mal que se causa es menor que el mal que se
teme.
Ahora bien, debemos tener presente que en el caso del art. 145 CP, la ley
exime de responsabilidad al que entra en la morada ajena para evitar un mal grave a
si mismo, a los moradores o a un tercero, y al que lo hace para prestar algún auxilio
a la humanidad o a la justicia (Ej. Quien entra en la morada ajena para advertir a sus
moradores que hay un incendio)
Con base a este requisito queda claro que el estado de necesidad justificante
es subsidiario. Por tanto, si existen varias posibilidades para evitar el daño al bien
jurídico de mayor valor, entonces siempre ha de preferirse la vía menos perjudicial
que sea razonablemente practicable.
En este caso la causa legítima que justifica la omisión puede ser una
prohibición legal directa o derivada de un deber profesional (ej. Prohibición de
prestar testimonio por secreto profesional).
f.3.5.- El consentimiento.
Ahora bien, en cualquier caso el consentimiento del sujeto pasivo sólo podría
referirse a bienes jurídicamente disponibles, la eutanasia, por ejemplo, no puede
justificarse en el consentimiento del enfermo terminal.
G) TEORÍA DE LA CULPABILIDAD
g.1) Concepto.
Ahora bien, debemos recordar que teoría racional final o teleológico funcional
eleva la culpabilidad a la categoría de “responsabilidad”, indicando que la sanción
penal sólo puede tener lugar cuando junto con la culpabilidad del sujeto se de la
necesidad preventiva de la sanción penal. La culpabilidad del sujeto y la necesidad
preventiva (general y especial) son presupuestos de igual rango para determinar la
existencia de la responsabilidad jurídico penal, una cuestión en la que la mayoría de
la doctrina alemana contemporánea está de acuerdo (Roxin, Schünemann,
Amelung, Schneider, entre otros). Así las cosas, tanto la falta de culpabilidad como
la falta de necesidad de pena pueden excluir la responsabilidad jurídico penal.
Recordemos que para el sistema clásico todos los elementos objetivos del
delito estaban ubicados en el injusto, mientras que todos los subjetivos estaban
ubicados en la culpabilidad. Así, el pensamiento naturalista de fines del siglo XIX
desarrolló el concepto “psicológico” de culpabilidad (Von Buri, Von Liszt, Radbruch),
según en cual la culpabilidad se concebía como una relación subjetiva del sujeto con
el resultado, considerándose “formas de la culpabilidad” al dolo y a la culpa, mientras
que la imputabilidad se consideraba “presupuesto de la culpabilidad”, o “presupuesto
de la pena”.
a) la imputabilidad;
El legislador presupone que las personas adultas que realizan una acción
típica y antijurídica son, por regla general, imputables. Por eso el Código Penal no se
ocupa de regular la imputabilidad sino la falta de ella.
Que una persona sea inimputable no significa que sus actuaciones lesivas
queden exentas de toda consecuencia coercitiva. Si bien no pueden ser objeto de
internación en una institución de salud mental, por el tiempo que sea necesario, el
cual, sin embargo, no puede durar más que el tiempo de la condena. Transcurrido
ese tiempo, si se mantiene su peligrosidad y su libertad constituye un riesgo, la
autoridad sanitaria puede decretar medidas administrativas conforme a los arts. 130
y ss del Código Sanitario.
Se trata, por lo tanto, de una eximente que tiene su origen en una causa
distinta a la locura o demencia. De tal manera, la privación total de razón no es
permanente, sino temporal, un trastorno que ocurre al momento en que se comete el
hecho y que afecta tanto el elemento intelectual de la culpabilidad como el elemento
volitivo de ésta.
Como la ley señala que la privación total de razón puede provenir de cualquier
causa, no es necesario que ésta se desencadene con ocasión de una enfermedad
base que predisponga al sujeto para sufrir alteraciones mentales, sino que puede
provenir, por ejemplo, de una impresión intensa, una fuerte emoción, el pánico o
terror que obnubila la voluntad, una situación de angustia, fobias, ingestión de
narcóticos o alucinógenos, siempre que tengan un origen independiente de la
voluntad del sujeto, ya que como tuvimos ocasión de examinar en otro momento, las
actio liberae in causa no eximen de responsabilidad penal. Recordemos que en
general la doctrina nacional está de acuerdo en que la incapacidad autoprocurada
para actuar no exime de responsabilidad penal.
cuidado de alguna persona que se preste para ello, a fin de que viva con su familia,
quedando sujeto a libertad vigilada (colocación familiar).
atacada por un hombre de complexión fuerte podría verse afectada por un miedo
insuperable a perder la vida o sufrir lesiones, y en tal evento no le sería exigible otra
conducta conforme a Derecho si aprovechara un momento de descuido por parte del
actor para proceder a atacarlo, no obstante no estar sufriendo en ese preciso
momento una agresión actual o inminente.
La causa insuperable se refiere a una fuerza moral o vis moral que impide
actuar. Para su determinación deben analizarse las circunstancias del caso concreto
y las características personales del sujeto.
Al respecto los arts. 334, 335 y 214 del Código de Justicia Militar establecen
que si la orden del superior fuera constitutiva de delito, el subordinado puede
suspender el cumplimiento de esa orden y en casos urgentes modificarla dando
cuenta al superior, pero si éste insiste en su orden, la orden deberá cumplirse, pero
en tal caso el único responsable será el superior que hubiere impartido la orden.
Respecto del subordinado la exculpación se basa en una situación de no exigibilidad
de otra conducta.
Respecto del posible error respecto del carácter lícito o ilícito de la orden, ello
sería constitutivo de un error de prohibición, que ya hemos estudiado.
El ejemplo más típico de excusa legal absolutoria es el art. 489 que exime de
pena por delitos de hurto, defraudaciones o daños que se causen recíprocamente
determinadas personas unidas por lazos de parentesco o matrimonio.
Puede suceder que la conducta descrita en la ley sea ejecutada por varias
personas, en este caso tendremos que hablar de coautoría. También puede ocurrir
que la conducta típica la lleve a cabo un solo agente, pero con la colaboración de
varias personas, los colaboradores no serán coautores sino partícipes. Cada uno de
estos autores o partícipes puede tener a su respecto distintas circunstancias
modificatorias de la responsabilidad penal (agravantes y atenuantes), por lo cual la
medida del castigo debe ser adecuada al grado de oposición al Derecho presentado
por cada sujeto.
Si tenemos presente que el Derecho Penal tiene como “misión” proteger los
bienes jurídicos que la sociedad estima más valiosos, entonces el poder punitivo del
Estado no debe limitarse a intervenir cuando el bien en cuestión haya sido
efectivamente lesionado, sino que puede intervenir antes, cuando exista un riesgo
serio e inminente de un daño al bien jurídico tutelado, aún cuando el hecho punible
no haya sido ejecutado en forma “perfecta”.
estudiar la justa medida del castigo que corresponde aplicar a las etapas imperfectas
del delito.
En el camino o recorrido del delito podemos distinguir una fase interna y una
fase externa del delito.
La fase externa, por su parte, distingue entre los actos preparatorios y los
actos de ejecución.
Los actos preparatorios por regla general son impunes; éstos tienen a facilitar
el resultado que el agente se ha propuesto alcanzar, sin embargo, aún están muy
alejados de la realización completa de la conducta típica y no consisten en un
principio de ejecución de ésta; ej: ladrón que vigila las horas de entrada y salida de
los moradores de una casa.
a.2) La Tentativa.
a) Debe esclarecerse cuál era la voluntad finalista del autor. Sólo ello nos
permitirá distinguir si un determinado resultado objetivo, por ejemplo una
El desistimiento debe ser voluntario por parte del agente. Esto significa que el
agente debe cesar en su actuación, no porque erróneamente crea que el delito se ha
consumado, o por una causa independiente de su voluntad, sino porque el agente
de verdad quiere evitar el resultado típico.
Ahora bien, como indican los profesores Novoa y Garrido Montt, si el delito es
ejecutado por varias personas (coautoría), si sólo uno de ellos se desiste, no basta
con que éste simplemente deje de actuar sino que además será necesario que el
arrepentido evite el resultado buscado por los demás coautores.
Como indica Etcheberry, al autor ya no le queda nada más por hacer, éste ha
ejecutado todos los actos necesarios para que se produzca el resultado lesivo, pero
el delito no se consuma, no porque el delincuente haya dejado de realizar algún acto
requerido para materializar el delito, sino por causas totalmente ajenas a la voluntad
del autor. Por ejemplo, A dispara a B con intención de matarlo, pero el tiro da en el
Brazo de B, hiriéndolo de gravedad. B es llevado al hospital, donde es atendido de
urgencia, le extraen la bala y se salva.
El crimen o simple delito frustrado requiere dolo por parte del autor, que
puede ser directo o eventual. No cabe frustración punible en los delitos culposos o
imprudentes.
B) AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN.
Conforme lo expuesto, la ley supone que cada hecho punible tiene por lo
menos un sujeto activo que es la persona que realiza o da principio a la ejecución
de la conducta típica. Sin perjuicio de lo cual, en ocasiones la ley supone que
determinadas conductas no pueden ser ejecutadas sino con la intervención de más
de una persona, como por ejemplo el delito de bigamia, o el delito de incesto. Estos
delitos, independientemente de la culpabilidad de cada uno de los intervinientes, no
pueden ser llevados a cabo sin la intervención necesaria de más de una
persona.
Pero la regla general indica que la conducta típica debe ser realizada al
menos por un sujeto activo. Ello no quita, sin embargo, que puedan intervenir más
personas en la ejecución del hecho. Si varias personas realizan una misma conducta
punible entonces hablaremos de coautoría; si otras personas intervienen en el acto
típico, pero sin ejecutar la conducta, sino colaborando o participando de otro modo
en su ejecución, hablaremos de complicidad o encubrimiento.
Así las cosas, los que se consideran autores en los términos del art. 15
(autores directos, coautores, mediatos, cómplices que se penan como autores), son
sancionados con la pena señalada en la ley para el delito consumado. Si el delito se
encuentra en grado de frustración les corresponde la pena inferior en un grado, y si
el delito se encuentra en grado de tentativa le corresponde la pena inferior en dos
grados (arts. 50, 51 y 52 CP).
Son autores directos, materiales o inmediatos, por lo tanto, los que realizan
por sí mismos la acción típica señalada en la ley (los que matan, los que roban, los
que defraudan, los que violan, etc), sea que lo hagan en forma individual o que en la
ejecución concurran varias personas actuando de manera inmediata y directa
(coautoría).
Autor mediato es aquel que ejecuta el hecho mediante otra persona, que
generalmente actúa sin culpabilidad, utilizada como simple instrumento, y como tal,
sustituible en cualquier momento por el sujeto de “detrás” del autor material. La
autoría mediata se da frecuentemente en el ámbito de organizaciones criminales y
otros aparatos organizados de poder.
Forzar significa obtener que otra persona ejecute una conducta ilícita
mediando coacción o intimidación, es decir, empleando vis compulsiva para
quebrantar la voluntad de otro. Conforme a lo expuesto, existe un autor detrás del
autor material, que se vale de éste como si fuera un simple instrumento.
Para que surja la responsabilidad del autor mediato es necesario que el sujeto
instrumento de principio a la ejecución del hecho punible. De otra manera, si el autor
mediato fuerza a otro para que éste realice actos de autoría material, pero el
instrumento no los ejecuta, o bien, éste se limita a realizar simples actos de
cooperación, entonces no existirá autoría mediata, sino que el sujeto de detrás
responderá en forma independiente como autor de un delito de amenazas o de
lesiones.
Así las cosas pueden considerarse casos de autoría mediata los siguientes:
Son también considerados autores por el art. 15 CP, los que inducen
directamente a otra persona a ejecutar el hecho punible.
Para que surja la responsabilidad del autor inductor es necesario que el sujeto
inducido de principio a la ejecución del hecho punible, y que no abandone la
tentativa, ya que de otra manera la acción del inductor sólo podría ser considerada
una proposición para delinquir, la cual por regla general no es punible. Tampoco
existe responsabilidad penal del inductor si el inducido comete otro delito distinto de
aquel que fue objeto de la inducción, o si la inducción resulta ineficaz porque el
inducido ya había adoptado la resolución delictiva mucho tiempo antes de la
intervención del inductor.
el propio Estado quien crearía la situación de riego o lesión del bien jurídico tutelado,
y por lo tanto carecería de legitimación para sancionarlo.
b.3.5.- La Complicidad.
Por otro lado, las conductas de participación deben ser ejecutadas en forma
“perfecta”. Así, no es posible penar la tentativa de complicidad o la tentativa de
encubrimiento, ni tampoco una participación frustrada.
Ahora bien, los cómplices, son aquellos que, sin ser inductores ni autores
cooperadores conforme a las reglas del art. 15 CP, participan en el hecho ajeno
mediante actos anteriores o simultáneos. Art. 16 CP (leer y aprender)
b.3.6.- El encubrimiento.
C) EL CONCURSO DE DELITOS.
Sabemos que a cada delito le debe corresponder una pena, y que nadie
puede ser castigado dos veces por el mismo hecho punible. Pues bien, a partir de
estos principios fundamentales pueden presentarse ciertas dificultades en torno a la
múltiple valoración de un mismo hecho, especialmente respecto a la posible
dificultad para encuadrar la conducta típica en una norma penal concreta, ya que el
hecho punible puede ajustarse a más de una descripción típica a la vez.
Los hechos punibles, por tanto, deben ser varios, y no deben estar
conectados entre sí (en los términos que examinamos precedentemente a propósito
de la unidad ficta o jurídica).
El sujeto que actúa o interviene en los diversos hechos punibles debe ser la
misma persona, aun cuando intervenga en diferentes calidades, como si en uno
interviene como autor y en otro como cómplice o encubridor.
Para determinar cuál de los delitos es más grave que el otro ha de estarse al
que tenga asignada la pena mayor, es decir, la que en su escala gradual tenga
mayor gravedad en su límite superior.
Para poder determinar qué norma penal corresponde aplicar, de entre todas
las que aparentemente regulan el caso, existen determinados principios que
estudiaremos a continuación:
1) Las etapas más avanzadas del iter criminis absorben a las menos
avanzadas. El delito consumado absorbe al delito frustrado y éste a la
tentativa.
2) Los grados más importantes de participación absorben a los menos
importantes. La autoría absorbe a la complicidad y ésta al
encubrimiento.
3) El delito de lesión absorbe al delito de peligro.
4) Las formas más graves del delito absorben a las menos graves. Así, en
lo que se conoce como progresión delictiva si un sujeto lesiona a
golpes a otro y luego lo sigue golpeando hasta matarlo, entonces sólo
será punible por delito de homicidio.
5) Los hechos no autónomos son consumidos por el hecho principal. Así,
si un sujeto intimida a otra persona para proceder a violarla, las
amenazas terminan siendo absorbidas por el delito de violación.
El art. 73, que regula una atenuante privilegiada para el evento en que se
reúna “el mayor número de requisitos”, sólo es aplicable cuando se trata de
eximentes que la propia ley ha desglosado en requisitos (art. 10 Nºs 4, 5, 6 y 7)
2.- Que el hecho se ejecute en vindicación próxima de una ofensa grave causada al
autor, a su cónyuge, a sus parientes legítimos por consanguinidad, o afinidad en
toda la línea recta y en la colateral hasta el segundo grado inclusive, a sus padres o
hijos naturales o ilegítimos reconocidos. (art. 11 Nº 4)
3.- Obrar por estímulos tan poderosos que naturalmente hayan provocado arrebato y
obcecación. (art. 11 nº 5)
Son dos, por una parte tenemos la atenuante referida al mayor de 16 y menor
de 18 años que actúa con discernimiento; y por otro lado, la irreprochable conducta
anterior del agente.
Se refiere a la atenuante por edad del delincuente el art. 72 del Código Penal,
conforme al cual al mayor de 16 y menor de 18 respecto del cual haya procedido la
declaración de que obró con discernimiento, se le impondrá la pena inferior al
mínimo de los señalados por la ley para el delito del que sea responsable.
4) La reincidencia.
Es necesario tener en cuenta que según indica el art. 104 CP, las agravantes
contempladas en los números 15 y 16 del art. 12 CP no se toman en cuenta
después de 10 años tratándose de crímenes, ni después de 5 años tratándose de
simples delitos, contados desde la ejecución del hecho.
Es necesario tener en cuenta que los “otros males” no deben constituir delitos
por sí mismos, ya que en tal caso estaremos en presencia de un concurso de
delitos.
2) Ejecutar el delito por medio de inundación, incendio, veneno u otro artificio que
pueda ocasionar grandes estragos o dañar a otras personas (12 nº 3)
3) Emplear astucia, fraude o disfraz en los delitos contra las personas (art. 12 nº 5)
11) Ejecutar el delito con ofensa o desprecio del respeto que por la dignidad,
autoridad, edad o sexo mereciere el ofendido, o en su morada, cuando él no haya
provocado el suceso (art. 12 nº 18 )
12) Ejecutar el delito por medio de fractura o escalamiento de lugar cerrado (12 nº
19). Se refiere a la vulneración de las resistencias que presente el lugar donde se
encuentre el objeto del delito.
E) TEORÍA DE LA PENA.
Son penas de crímenes todas las penas perpetuas, las penas privativas y
restrictivas de libertad mayores, y las inhabilitaciones.
Las penas privativas de libertad que contempla nuestro Código Penal son las
de presidio, reclusión y prisión (arts. 25, 32). En la práctica estas sanciones son,
lejos, las más utilizadas por nuestros sentenciadores. La ley distingue el presidio de
la reclusión en base a la obligación del condenado de sujetarse o no a trabajos
mientras dure su privación de libertad. Esta distinción, sin embargo, carece de
efectos en la práctica, ya que el Reglamento de Establecimientos Penitenciario, DS
de Justicia Nº 518 de 1998, establece un régimen penitenciario común tanto para los
condenados como para los detenidos y las personas sujetas a medidas cautelares
personales.
perpetua y absoluta (art. 38 CP) implica la prohibición de todos los honores, cargos,
empleos, oficios públicos, derechos políticos y profesiones titulares de que estuviere
en posesión el condenado, y la incapacidad perpetua para obtenerlos o ejercerlos. Si
la pena es temporal y absoluta, el efecto es el mismo, pero obviamente limitado al
tiempo que dure la condena. Cabe tener presente que la inhabilitación absoluta
temporal se divide en grados distintos a los de las penas privativas de libertad, en
efecto, el grado mínimo va de 3 años y 1 día a 5 años, el grado medio va de 5 años
1 día a 7 años, y el grado máximo va de 7 años 1 día a 10 años.
Las inhabilitaciones también pueden ser especiales, en tal caso (art. 39), sea
que se trate de inhabilitaciones especiales perpetuas o temporales, producen la
privación del cargo, profesión, empleo u oficio del cual se traten, junto con los
honores inherentes a él, sea en forma perpetua o por el tiempo que dure la condena;
además de lo anterior, producen la incapacidad para obtener “otros” cargos,
empleos o profesiones en la “misma carrera”. (leer y estudiar nuevo art. 39 bis, caso
especial de inhabilitación absoluta temporal para educadores y profesiones que
trabajan con menores de edad)
Ahora bien, los casos en los cuales la ley aplica penas indivisibles a
determinados delitos son muy escasos; por ello el sentenciador tiene que recurrir a
las normas sobre determinación de la pena para regular, en la gran mayoría de los
casos, cuál va a ser la magnitud de la sanción que corresponde aplicar al
delincuente para el delito específicamente cometido.
A todo lo dicho debe agregarse que el nuevo Código Procesal Penal del año
2000 contempla en el art. 398 la institución de la suspensión de la imposición de la
condena aplicable al procedimiento simplificado, que consiste en la suspensión de la
condena por seis meses, y una vez transcurrido dicho plazo sin que el imputado sea
objeto de un nuevo requerimiento o formalización, el tribunal dejará sin efecto la
condena dictando en su reemplazo el sobreseimiento definitivo. Sin perjuicio de ello,
el nuevo Código Procesal Penal contiene además, medidas alternativas al
enjuiciamiento como el archivo incondicionado por falta de interés público en la
persecución (art. 170 CPP), la suspensión condicional del procedimiento (art. 237,
240 CPP) y el acuerdo reparatorio (art, 242 CPP)
Reclusión nocturna.
Libertad vigilada.
Una vez que la responsabilidad penal ha nacido, y por lo tanto, ha podido ser
exigida por el ordenamiento jurídico, tienen lugar estas causales según la cuales, la
pretensión punitiva del Estado ya no puede ser impetrada. Se encuentran reguladas
en el art. 93 del CP, a saber:
2) El cumplimiento de la condena.
Además de ello, la pena se entiende cumplida una vez reunidos los requisitos
y transcurrido el tiempo impuesto a través de las medidas alternativas de remisión
condicional, reclusión nocturna y libertad vigilada contenidos en la ley 18.216.
3) La Amnistía.
A este respecto es conveniente recordar que el art. 250 inc. final del CPP
declara que no se pueden sobreseer definitivamente causas que se refieran a delitos
que no pueden ser amnistiados conforme a los tratados internacionales ratificados
por Chile, que se encuentren vigentes. Así, por ejemplo, no pueden ser objeto de
amnistía, y por tanto, tampoco pueden ser objeto de sobreseimiento definitivo delitos
como el genocidio o la desaparición forzada de personas (Convención ONU 1984,
Convención OEA, 1994 y 1998, Convención de Ginebra de 1948).
4) El indulto.
El indulto puede ser general, contenido en una ley, que beneficie a todas las
personas que reúnan determinados requisitos; o bien puede ser particular, contenido
en un Decreto Supremo presidencial, que beneficia sólo a determinadas personas.
El perdón del ofendido extingue las penas impuestas por delitos de acción
privada (falta y delito de injuria y calumnia, la provocación a duelo y la denostación
pública por haberlo aceptado, y el matrimonio de menores de edad sin el
consentimiento de sus representantes legales.
6) La Prescripción.
Transcurso del tiempo sin que el hecho punible haya podido ser perseguido, o
sin que haya podido ejecutarse la condena impuesta, de lo cual se extingue la
acción penal o en su caso la pena.