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Manejo de bebés nacidos de madres

con COVID-19
Esta gúia se basa en la evidencia actual, abordando el riesgo
de transmisión perinatal al recién nacido y el riesgo de
infección para los profesionales que lo asisten.
Antecedentes

Múltiples informes documentan infecciones por COVID-19 en


mujeres embarazadas. Hasta la fecha, la infección por COVID-19 no
parece haber tenido un impacto tan negativo en las mujeres embarazadas
como la infección con los coronavirus que causan SARS y MERS (que
causaron enfermedades graves y a menudo fatales entre las mujeres
embarazadas) o infección con influenza (que causa una enfermedad
desproporcionada y muerte en mujeres en el tercer trimestre de
gestación).

Los casos pediátricos de COVID-19 hasta ahora se informan como menos


graves que en las personas mayores. Sin embargo, un informe de
pacientes pediátricos en China encontró que entre 86/731 (11.8%) casos
confirmados que ocurren entre bebés menores de 1 año de edad, el
24% de esos bebés sufrieron enfermedad grave o crítica. No se informaron
muertes entre estos bebés.

Transmisión perinatal e infección congénita

Existe una incertidumbre considerable con respecto al potencial de


transmisión vertical (prenatal / congénita o perinatal) de SARS-CoV-2 de
mujeres embarazadas infectadas a sus recién nacidos. Actualmente solo se
cuenta con información limitada para abordar esta situación.

Este documento de orientación busca esbozar enfoques que se puedan


usar ahora, ya que los sistemas de atención médica están lidiando con esta
crisis sin precedentes. Como se indica a continuación en
las Recomendaciones de manejo neonatal, esta guía puede no ser
completamente aplicable a entornos clínicos donde continúan existiendo
limitaciones en las pruebas y el equipo de protección personal (EPP).

Los datos de un total de 11 mujeres en China no detectaron el virus en


sangre entera materna, suero, moco vaginal, líquido amniótico y / o leche
materna cuando el virus era detectable en muestras nasofaríngeas
maternas. Un estudio detectó virus en heces maternas. Cuatro informes
de China con un total de 17 recién nacidos probados no encontraron
evidencia de transmisión de madre a recién nacido.

En contraste, dos informes adicionales documentan la detección


de SARS-CoV-2 en 4/34 recién nacidos.
La neumonía se diagnosticó clínica y radiográficamente en estos 4
lactantes. La mayoría de los casos descritos en la se caracterizan por
enfermedad materna que ocurre en el tercer trimestre poco antes del
parto, parto por cesárea y separación inmediata madre/recién nacido con
tiempo variable de reunificación.

La evidencia actual es insuficiente para informar plenamente sobre los


problemas críticos de manejo perinatal, incluyendo: el modo óptimo de
parto para las madres infectadas, el riesgo de infección del recién nacido
en relación con factores perinatales, el impacto y la necesidad de la
separación madre/recién nacido, el papel de la lactancia materna en la
protección de los recién nacidos de la infección y factores que influyen en
el riesgo de infección después del alta hospitalaria.

Recomendaciones de manejo neonatal

La evidencia actual sugiere que los recién nacidos de mujeres con COVID-
19, así como los recién nacidos de mujeres con pruebas de COVID-19
pendientes en el momento del parto, deben
considerarse sospechosos de infección.

La siguiente guía provisional se basa en la evidencia actual y limitada al


30 de marzo de 2020, abordando el riesgo de transmisión perinatal al
recién nacido y el riesgo de infección para los profesionales que lo asisten.

Importante: Es posible que no sean aplicables a todos los entornos


clínicos, donde la disponibilidad de pruebas y EPP puede requerir una
evaluación individualizada de riesgo/beneficio y una toma de decisiones
diferente en el manejo de casos específicos. Esta guía será revisada
cuando haya más evidencia disponible.

> Equipo de protección personal y precauciones de


aislamiento

La guía de los CDC establece que la exposición de alto riesgo a una


persona con la enfermedad COVID-19 requiere contacto físico directo o
contacto cercano durante un período prolongado de tiempo. Actualmente
no se cree que el SARS-CoV-2 se transmita por aerosoles generados
espontáneamente por personas infectadas, pero la evidencia demuestra
que el virus puede permanecer en el aire hasta por 3 horas.

Las precauciones son las siguientes:

• Precauciones sobre las gotas y el contacto: el guardapolvo, los guantes, el


barbijo de procedimiento estándar y la protección ocular (ya sea careta o gafas)
deben usarse en la mayoría de los encuentros con bebés nacidos de madres con
COVID-19. Los anteojos personales no son una protección adecuada.

• Precauciones en el aire, por contacto y por gotitas: guardapolvo, guantes,


mascarilla respiratoria N95 con protección ocular - o respirador con purificador
de aire respirador purificador de aire motorizado (PAPR) / respirador de control
de aire purificado (CAPR), que proporcionan protección ocular- deben usarse
cuando los pacientes requieren ventilación con máscara y bolsa, intubación,
aspiración traqueal y otros procedimientos que generen aerosoles. Muchos
centros actualmente sufren de escasez de EPP y los médicos pueden necesitar
tomar decisiones de evaluación de riesgos sobre el uso de EPP en circunstancias
clínicas específicas.

> Gestión de la sala de partos de los recién nacidos

Los neonatólogos deben asistir a los partos según las políticas habituales
del centro; el COVID-19 materno solo no es una indicación para hacerlo.
Esto es importante para el uso racional de EPP. Además, los hospitales y
los médicos pueden reevaluar la idoneidad de las tradiciones
institucionales para la asistencia obligatoria del equipo de neonatología
en partos de bajo riesgo, como el parto por cesárea programado en la
gestación a término, y en su lugar permitir que el equipo neonatal "esté en
espera" para preservar el EPP.
Si se necesitan neonatólogos para realizar estabilización del recién nacido,
los médicos que responden deben usar EPP a nivel de precauciones de
contacto, gotitas y aire, dada la mayor probabilidad de aerosoles maternos
y la posible necesidad de intubar o cualquier procedimiento que pueda
generar aerosoles. Los médicos no deben alterar la atención neonatal
indicada debido a COVID-19 materno.

> Separación materno-neonatal

Si bien es difícil, la separación temporal de la madre y el recién


nacido minimizará el riesgo de infección postnatal infantil por
secreciones respiratorias maternas.
Los datos publicados sobre los resultados de salud del recién nacido
después del nacimiento de madres con COVID-19 describen
universalmente la separación al nacer, en muchos casos durante períodos
prolongados de tiempo, por lo que los riesgos de infección en el período
inmediato al nacimiento no pueden evaluarse adecuadamente. Los
beneficios de la separación pueden ser mayores en madres con
enfermedad más grave. Los posibles beneficios deben discutirse con la
madre antes del parto.

> Admisión de recién nacidos después de la separación


materna

Los bebés nacidos a término o a término que aparenten encontrarse bien


al nacer pueden ingresar a áreas específicas físicamente separadas de los
recién nacidos de madres no infectadas. Los recién nacidos deben bañarse
tan pronto como sea posible para eliminar el virus potencialmente
presente en las superficies de la piel. El personal clínico debe usar
precauciones de contacto/gotas hasta que se sepa que el estado virológico
del recién nacido es negativo por PCR.

Los bebés que requieran cuidados intensivos neonatales idealmente


deben ser ingresados en una habitación individual con presión ambiental
negativa (u otros sistemas de filtración de aire).

Si esto no está disponible, o si por la cantidad de bebés expuestos a


COVID éstos deben agruparse en la misma habitación, se debe mantener
a los bebés al menos 2 metros de distancia y/o colocados en incubadoras
con control de temperatura y aire. Las precauciones para aerosoles, gotas
y contacto y la presión ambiental negativa se deben usar para el cuidado
de los bebés que requieren CPAP o cualquier forma de ventilación
mecánica.

> Alimentación con leche materna

Hasta la fecha, ningún estudio ha demostrado la presencia de SARS-CoV-


2 en la leche materna. Las madres pueden extraer la leche materna
(después de la higiene adecuada de las manos y los senos) y los
cuidadores designados pueden alimentar al bebé con esta leche.

Los extractores de leche y los componentes deben limpiarse a fondo entre


las sesiones de extracción incluyendo la limpieza de la bomba con toallitas
desinfectantes y lavar los accesorios de la bomba con agua jabonosa
caliente. Además de los beneficios ya conocidos, la leche materna puede
proporcionar factores de protección para COVID-19 materno.

> Cuidado alternativo para el recién nacido

Si la madre elige quedarse con su bebé en lugar de separarse; o si el centro


no tiene la capacidad de cuidar al bebé en un área separada, el bebé debe
permanecer al menos a 2 metros de la madre en todo momento, con
alimentación con leche materna según las recomendaciones anteriores.

Colocar al bebé en una incubadora con control de aire y temperatura en


lugar de en una cuna, o usar una barrera física, como una cortina entre la
madre y el bebé, puede brindar una mayor protección para el bebé. Si la
madre también solicita contacto piel con piel con su bebé, incluida la
lactancia materna directa, debe cumplir con estrictas precauciones
preventivas, incluido el uso de barbijo y la higiene meticulosa de las
mamas y las manos.

> Pruebas virales en recién nacidos

De estar disponibles, los recién nacidos deben analizarse para detectar la


infección por SARSCoV-2 utilizando los ensayos moleculares disponibles.
Las pruebas en recién nacidos pueden facilitar los planes de atención
después del alta hospitalaria y contribuirán a la comprensión general de la
transmisión viral.

Si las pruebas no están disponibles o son escasas, los centros pueden


optar solo por el monitoreo clínico. Se deben realizar pruebas a los recién
nacidos que requieren cuidados intensivos neonatales prolongados para
determinar la contribución potencial de COVID-19 a la enfermedad
clínica observada.

Con el objetivo de distinguir la colonización viral transitoria de la


infección establecida, actualmente se recomiendan los siguientes
procedimientos:

• La prueba de ensayo molecular debe hacerse primero a las 24 horas de edad


(aprox.).

• Repetir la prueba a las 48 horas de edad (aprox.). Para los recién nacidos sanos
que recibirán el alta antes de las 48 horas de edad, puede considerarse no realizar
esta prueba. Tenga en cuenta que ha habido informes de recién nacidos que
dieron negativo a las 24 horas, pero positivo a las 48-72 horas.

• En cada prueba, considere usar hisopos de garganta y nasofaringe. Se puede


usar un hisopo que muestre primero la garganta y luego la nasofaringe para
racionar hisopos y reactivos de PCR. Se realizará así una única PCR en lugar de
dos.

• Los médicos pueden considerar la realización de una prueba de hisopado rectal


adicional (para PCR) si están disponibles, particularmente para bebés enfermos
que requieren atención hospitalaria prolongada.

• Para los bebés que requieren atención hospitalaria continua, los centros pueden
hacer la transición al uso de precauciones universales si dos pruebas obtenidas
con al menos 24 horas de diferencia son negativas.

• Para los bebés que son positivos en sus pruebas iniciales de PCR, las pruebas de
seguimiento de las muestras combinadas de la garganta y la nasofaringe deben
realizarse a intervalos de 48-72 horas hasta obtener dos pruebas negativas
consecutivas.

> Alta hospitalaria de recién nacidos

Los recién nacidos en buen estado de salud deben ser dados de alta según
los criterios habituales del centro. Las consideraciones específicas
incluyen:

• Los bebés que se determina que están infectados por pruebas


moleculares (o cuyo estado no se puede determinar debido a la falta de
pruebas), pero sin síntomas de COVID-19, pueden ser dados de alta a su
hogar caso por caso con las precauciones y planes apropiados para
contactos frecuentes con seguimiento ambulatorio (ya sea por teléfono,
telemedicina o consultorio) hasta 14 días después del nacimiento.

Se debe proporcionar a todos los cuidadores orientación específica sobre


el uso de barbijos estándar, guantes e higiene de manos. Las personas no
infectadas > 60 años de edad y aquellas con factores de riesgo no deben
brindar atención de ser posible.

• Los bebés con pruebas moleculares negativas de SARS-CoV-2 deben


ser dados de alta en lo posible al cuidado de un cuidador sano.

Si la madre está en el mismo hogar, debe mantener una distancia de al


menos 2 metros durante la mayor cantidad de tiempo posible, y cuando
esté más cerca del recién nacido debe usar un barbijo e higiene de manos
hasta:

(a) Estar afebril durante 72 horas sin el uso de antipiréticos.

(b) Haber pasado al menos 7 días desde que aparecieron los primeros
síntomas, o si tiene resultados negativos de un ensayo molecular para la
detección de SARS-CoV-2 de al menos dos muestras consecutivas
recolectadas con ≥ 24 horas de diferencia.

> Visitas maternas a bebés que requieren atención


hospitalaria continua

Las madres con COVID-19 no deben visitar a bebés que requieren


cuidados intensivos neonatales hasta que cumplan con todos los
requisitos descritos a continuación:

• Resolución de la fiebre sin el uso de antipiréticos durante al menos 72


horas y

• Mejora (pero no resolución total) en los síntomas respiratorios y

• Resultados negativos de un ensayo molecular para la detección de SARS-


CoV-2 de al menos dos muestras consecutivas recolectadas con ≥ 24 horas
de diferencia.

Se entiende que la tos sola puede persistir por períodos prolongados. Los
progenitores no gestantes que son sospechosos para COVID-19 no deben
visitar a los bebés que requieren atención hospitalaria continua hasta
que se determine que no están infectados por pruebas moleculares y / o
criterios clínicos. Los progenitores no gestantes que desarrollan síntomas
de enfermedad y se confirma que tienen COVID-19 también deben
cumplir con los requisitos anteriores antes de visitar a los bebés en la
unidad de cuidados intensivos neonatales.

Puntos clave

• La evidencia actual es consistente con las bajas tasas de transmisión periparto y
no es concluyente acerca de la transmisión en el útero de SARS-CoV-2 de madres
con COVID-19 a sus recién nacidos.

• Los recién nacidos pueden adquirir SARS-CoV-2 después del nacimiento. Su


sistema inmune inmaduro deja a los recién nacidos vulnerables a infecciones
virales respiratorias graves, lo que aumenta la preocupación de que el SARS-CoV-
2 pueda causar una enfermedad grave entre los recién nacidos.

• Se deben tomar precauciones de aire, gotas y contacto cuando se atiende partos
de mujeres con COVID-19 debido a la mayor probabilidad de aerosoles de virus
maternos y la posible necesidad de administrar reanimación neonatal a bebés con
infección por COVID-19, que puede generar aerosoles de virus.

• Cuando el entorno físico lo permita, los recién nacidos deben separarse al nacer
de madres con COVID-19. Las familias que eligen tener a sus bebés en la
habitación con la madre deben ser educadas sobre el riesgo potencial para el
recién nacido de desarrollar COVID-19.

• El SARS-CoV-2 no se ha detectado en la leche materna hasta la fecha. Las


madres con COVID-19 pueden extraer la leche materna para alimentar a sus
bebés con cuidadores no infectados hasta que se cumplan los criterios maternos
específicos.

• Los bebés nacidos de madres con COVID-19 deben hacerse (de estar disponible)
la prueba de SARS-CoV-2 a las 24 horas y, si todavía están en el hospital, a las 48
horas después del nacimiento.

• Un recién nacido que tiene una infección documentada por SARS-CoV-2
requiere un seguimiento ambulatorio frecuente por teléfono, telemedicina o en
consultorio hasta 14 días después del alta.

• Después del alta hospitalaria, se recomienda que una madre con COVID-19
mantenga una distancia de al menos metros del recién nacido, y cuando esté más
cerca use un barbijo e higiene de manos para el cuidado del recién nacido hasta
que (a) esté afebril por 72 horas sin uso de antipiréticos, y (b) han transcurrido al
menos 7 días desde que aparecieron los primeros síntomas.

• Una madre con COVID-19 cuyo recién nacido requiere atención hospitalaria
continua debe mantener la separación hasta que (a) esté afebril durante 72 horas
sin el uso de antipiréticos, y (b) sus síntomas respiratorios mejoren y (c) se
obtengan resultados negativos de al menos dos pruebas consecutivas recolectadas
con ≥ 24 horas de diferencia.

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