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L e c c io n e s in t r o d u c t o r ia s
DE PsiCOPATOLOGÍ
A m a l ia B a u m g a r t
Y COLABORADORES
L e c c io n e s in t r o d u c t o r ia s
DE PsiCOPATOLOGÍA
Amalia Baumgart
y colaboradores
Eudeba
Facultad de Psicología
©2000
Editorial Universitaria de Buenos Aires
Sociedad de Economía M ixta
Av. Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos Aires
Tel: 4383-8025 Fax: 4383-2202
www.eudeba.com.ar
ISBN 9 5 0 - 2 3 - 1 0 9 9 -3
Impreso en Argentina
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
m i m t ic o m
MATAAL' LIBRO
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un
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sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio,
electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor.
A Luis, mi marido
A Juan, mi hijo
Agradecim iento
C a p ít u l o I
El campo de la Psicopatología como problema.™...................................25
C a p ít u l o II
La Psiquiatría y el Psicoanálisis en el campo de
la Psicopatología..................... —........................................ .............................3 7
C a p ít u l o III
Las Psicosis. El Saber psiquiátrico................................... ................... *.........47
C a p ít u l o IV
Sem iología psiquiátrica......................................... ..........................................7 7
C a p ít u l o V
Nosografía ¡psiquiátrica.................................................................................. 105
C a p ít u l o V I
Conceprualizaciones freudianas de las psicosis 133
C a p ít u l o V II
La neurosis. Campo clínico. Nosología freudiana.
Series Com plem entarias................................................................................. 173
C a p ít u l o VIH
H isteria..................................................................................................................193
C a p ít u l o IX
Teorías de la angustia. Fobias........................................................................211
C a p ít u l o X
Neurosis obsesiva............................................................................................. 2 29
C a p ít u l o XI
Perversiones...... ..................................................... ............................................247
A modo de cierre..............................................................................................259
B ib l io g r a fía g e n e r a l ........................................................................................325
Prólogo a l a s e g u n d a e d ic ió n
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A m a l ia B aum gart
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A LOS LECTORES
A m alia Baumgart
Buenos Aires, 8 de marzo de 1999
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I n t r o d u c c ió n
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C a p ít u l o I
El c a m po de la P s ic o p a t o l o g ía c o m o pro blem a
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El concepto de insania
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Las Psicologías
1. Hay gran diversidad de cuerpos teóricos psicoanalíticos a partir del nacimiento del Psicoaná
lisis, con la obra de Sigmund Freud.
2. U no cree que a partir de Freud y con el descubrimiento del inconsciente la conciencia perdió
fuerza, pero no es así y esto es atribuible a las características de nuestro mundo contemporáneo,
en el cual uno de los vectores que traza la individuación es la ganancia de autonomía.
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etcétera. Esto es, se pone sobre el tapete como eje terapéutico el auto
dominio consciente.
Por otro lado, pueden encontrarse técnicas que hacen al “autodominio
de la imaginación”, referentes al deseo de obtener bienestar. En ellas se
apela a considerar el pensamiento como una especie de energía3 y se usa
la imaginación para obtener lo que se “desea” en la vida: visualización
creativa para el desarrollo personal, bioenergía, técnicas transpersona-
les. Se apela a los cambios considerando que todas las formas de energía
están interrelacionadas y pueden influirse recíprocamente.
No faltan a la cita las teorías del condicionamiento de Pavlov, con
su nueva forma, que se apoya tanto en la Psicología experimental como
en las Teorías del aprendizaje y Procesamiento de la Información, ante
cedentes de tas terapias cognitivo-conductuales. Estas teorías de condi-
cionamiento se ocupan del pensamiento como esquema mental que or
ganiza percepciones y sensaciones, las cuales determinan conductas y,
por lo tanto, buscan modificar el pensamiento que, por ser considerado
negativo, genera patología.
Las Psiquiatrías
Las Psiquiatrías, desde sus comienzos hasta nuestros días, se han en
cargado de construir “nomenclaturas”. Esta palabra remite a un arcaico
verbo latino, nom enclare: llamar, proclamar, convocar un nombre. No-
menclare tenía especial vigencia en ámbitos religiosos y jurídicos, donde
había alguien que oficiaba de “nomenclador” y que estaba dedicado a
proclamar el nombre de los dioses: ésa era su función.
¿En qué consiste para nosotros la nomenclatura, cuyo origen es ar
caico? Es un sistema de nominación. Se nombra, se convoca, se llama a
3. Esto ya lo pensaba hace más de un siglo Franz Mesmer (1734-1815), alemán, precursor de la
práctica hipnótica, influido por Paracelsus. Creía en las influencias astrológicas sobre la salud
humana com o el resultado de fuerzas planetarias transmitidas a través de un fluido sutil e
invisible. Se suscitó una polémica alrededor de su práctica, llamada “mesmerismo”.
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4. Entidad: lat. entitas, de ens, entis (pl. pte. sgda. pers.): ser, ente. Lo que constituye la esencia
o la forma de un individuo o de una cosa, considerado com o un ser dotado de unidad material.
Entidad m órbida: [en medicina] Agrupamiento constante de manifestaciones patológicas for
mando un todo, una unidad.
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5 y 6. Identidad: lat. identitas: el mismo. Carácter de aquello que es idéntico, que es uno.
Comunidad. Unidad. Aquello que permanece idéntico a sí mismo. Permanencia. Prescinde de
la esencia. U n sujeto puede tener una identidad (un nom bre), saber quién es pero no saber su
esencia.
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7. Volveremos sobre este tema en capítulos siguientes. La Psicofarmacología, que tiene una
historia relativamente breve comparada con la historia de la Psiquiatría, porque nace recién
alrededor de 1952, ejerce una enorme influencia en el tratamiento de los pacientes graves.
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Conclusiones
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L a P s iq u ia tr ía y e l P s ic o a n á lis is
EN EL CAMPO DE LA PSICOPATOLOGÍA
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1. El término “etiología” proviene del griego ^aítía: causa, “aitiología”: tratado sobre las causas).
En nuestro caso, nos ocuparemos del tratamiento de las causas de la enfermedad mental.
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E
L os fenómenos patológicos, entonces, para todas las orientaciones se presen-
in en general como modificaciones regulares de los fenómenos normales. j
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w
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L
El abordaje clínico
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4. Esto, hoy en día, tiene sus consecuencias: la confección del Manual de Diagnóstico Estadís
tico de la Enfermedades Mentales en su cuarta revisión D SM -IV al que haremos referencias en
otros capítulos.
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alemanes “porque no sólo miran sino que piensan lo que miran". De todos
modos, tanto Jaspers como aquellos autores que se han ocupado de la
historia de la Psiquiatría muestran que no hay en Alemania una. obra
comparable a la de Esquirol en Francia, así como no habrá en Francia un
sujeto comparable~aKraepelin en Alemania.
C. Esquirol y Kraepelin serán, entre otros, los representantes más signi
ficativos en la historia de la constitución del saber psiquiátrico. Sin em-
"Sargo, han hecho aportes tan interesantes como diferentes.
El método o el abordaje clín ico se complejiza cuando se introduce
lo que se llama p l^fneiodo anátomo<lm i&a^ Este perfila una nueva vía regia
para el estudio oc to s onfetffledades^rríetales que consiste en acompañar
la observación que se realiza del paciente iunto al lecho con el correlato
de las lesiones-giip se pueden encontrar en las autopsias, (cuyo término
médico correcto en realidad es “necropsia”).
1 Entonces, por un lado se observa al enfermo y sus síntomas y, por
otro lado, se busca correlacionar esas observaciones con lo que se en-
cuentra en las necropsias. El descubrimiento de Bayle de la Parálisis
General Progresiva,5 (P. G. P.) alienta este enfoque.
L o s d ato s d e la c lín ic a , p o r lo ta n to , p ro v ie n e n d e n iv e le s y p u n tos
de vista de observación diferentes: también aquí nos encontramos con
lo que podríamos llamar un “eclecticismo práctico” y, en medio de estas
confusiones, aparecen los manuales en los que están contenidas las clasi
ficaciones.
El primer manual que propone la actual organización europea (O.
M. S .) es el CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades). Alrede
dor de mitad de nuestro siglo, la CIE incorpora el famoso capítulo quin
to, donde por primera vez se produce una clasificación internacional de
las enfermedades mentales. Sobre este modelo se funda el DSM (Manual
de Diagnóstico Estadístico de las Enfermedades M entales), correspon
diente a la Asociación de Psiquiatría Americana. Actualmente las revisiones
^5
?
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C a p ít u l o III
L a s P s ic o s is . E l s a b e r p s iq u iá tr ic o
1. En este texto -su tesis de doctorado en M edicina- el autor nos presenta una historia de la
evolución de los conocim ientos clínico-psiquiátricos desde la primera psiquiatría clínica de
Pinel hasta la Escuela de H. Claude (siglos X IX y X X ), quien introdujo al psicoanalista
Laforgue en el servicio de la clínica de Saint Anne.
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2. Se debe tener en cuenta que por aquellos tiempos el cerebro no se conocía como tal, sólo
había apreciaciones groseras y genéricas.
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3. Caracterizaremos cada uno de estos períodos y luego pondremos énfasis en los autores más
importantes de las escuelas psiquiátricas francesa y alemana.
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/ e .e .a ..
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54.
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Falret (padre) consideraba que el alienista debía observar tanto los sin-
tomas positivos y como los negativos. Esto es, tanto los síntomas que se dan
como aquellos que están ausentes. Proponía que debían encontrarse sínto
mas de orden físico y moral, debía observarse la marcha de la enfermedad,
las diversas fases por las que la enfermedad atraviesa, las oscilaciones y las
alteraciones que presenta. Falret aspira a encontrar “entidades naturales”.
Luego está(Morel^)el representante más importante de la teoría de la
degeneración. Morel sostiene la degeneración hereditaria como origen de
la enferaiedad mental. Para él ésta es la causa más importante y es si-
guiendo dicha causa que se orientará el estudio de las enfermedades.
En la misma época, en Alemania, encontramos ^fcM bauní^.quien
no solamente se ocupará de las clasificaciones de los síntomas, sino que
introducirá un criterio “clínico evolutivo” que se refiere al proceso total
de la enfermedad.
Así se puede ver cómo los franceses parecían enfatizar más “el pe
ríodo de estado” mientras que la escuela alemana empieza a hacer hinca
pié en la noción de “proceso evolutivo”.
(^ 3 ^ L a Psiquiatría C lásica
4. Piénsese que estas influencias llegan hasta Freud, quien en su Proyecto de una psicología para
neurólogos comienza concibiendo al aparato psíquico atrapado en esa época en concepciones
neurológicas y neuroanatómicas, según el modelo del arco reflejo. La “primera tópica psíquica”
delineada en La interpretación de los sueños propiamente psicoanalítica sigue también, aunque de
un modo caprichoso, este modelo: delimita un espacio psíquico entre percepción y motricidad.
5. Esto también impactará en la obra de Freud.
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6. Esto también será retomado por Freud. En el Proyecto de una psicología para neurólogos,
diferencia el aparato en tres sistemas cp, \|(, ü). Aquél donde se opera el registro de la actividad
psíquica: la memoria; ubica a la percepción y le otorga un lugar a la conciencia y percatación de
ciertos procesos psíquicos, que requieren de una determinada propagación de cantidad (Q ) en
un determinado ritmo para que'esto ocurra.
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10. Tanto Griesinger como Herbart influyen de un modo decisivo en la concepción freudiana
de la Psicosis, sobre todo en las concepciones referidas al Yo y a la transformación del Yo en las
producciones delirantes.
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“S t O Z A C t o k ^(^eDBeSfiMTTVC«)Aí * - ic .r o
11. A quí se encuentra toda la diferenciación entre representación y afecto que ey á presente en
los modos de pensar el aparato psíquico desde los primeros trabajos freudianos. Freud es hijo de
su tiempo y usa estas herramientas para pensar las vicisitudes de la vida psíquica. Es importante
conocer sus antecedentes conceptuales a partir de los cuales revoluciona la conceptualización
de la vida psíquica. ------
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* ...........
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13. Culminar en interesantes discusiones con la teoría freudiana de las histerias y de los fenóme
nos de la histero-epilepsia.
14- Se trata del "Burghólzi", un hospital universitario modelo.
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Psiquiatría argentina
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É p o c a clínica y docente
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D e la psiquiatría al psicoanálisis
1. Quiero expresar mi gratitud hacia Femando Ulloa, mi supervisor clínico y Santiago Dubcovsky
quien fue mi psicoanalista.
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S e m io lo g ía p s iq u iá tr ic a
1. Edit. Toray-Masson.
2. Edit. Salem o.
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V
I -Entrevistas libres.
jA nam nesis (la redacción de la historia clínica).
-La descripción clínica del estado mental del paciente y de sus síntomas.
11-rv»nraiiroariPrwafcgcgfcta.a»->?
abordaje clínico para el cual es indispensable tener una formación básica.
-El diagnóstico diferencial (implica tomar una decisión terapéutica).
-El Pronóstico.
\ta del estado mental de un paciente partimos de la
mitomatología^gSncval, es decir, de los síntomas y signos, sean trasmitidos
el r^cient^irybietivados por el terapeuta. Así evolucionamos hacia
pnosolonfflTSwbre aquello que sabemos de p^n& rm edad mental. La
recapitulateq^nde esta información y el cotejo^K ltis datos que nos ofre
ce el paciente nosiT'pefmTten''pens9r^crfuna nosografíajcs decir, en la ubi
cación en un cuadro. En general, se evoTuSlüffif^eMe la sintomatología
del paciente, remitida a nuestros conocimientos nosológicos. A partir de
la caracterización o la recuperación de esos conocimientos, presumimos
la compatibilidad entre los signos y síntomas que presenta un paciente
con la caracterización de un determinado cuadro.
Henry Ev¡) en el Tratado de Psiquiatría, dedica un capítulo al estudio
de la descripción y análisis de los síntomas, y propone un análisis que
comj)orta tres planos semiológicos:
La semiología del comportamiento y de las conductas sociales.
s2 JL a semiología de la actividad psíquica basal actual
3 A L a semiología del sistema permanente de~la"~personalidad.
Iremos haciendo caracterizaciones sucesivas hasta llegar a un desa
rrollo más complejo de estos planos.
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Memoria
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ao fte rfto i .
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que se conoce con el nombre de “La Ley de R ibot”, que muestra que
sobretodo en pacientes orgánicos, los últimos recuerdos fijados son los
primeros en desaparecer. Es frecuente encontrarse con pacientes seniles
que quizás tienen recuerdos de su infancia o de su adolescencia y no
saben con quién están hablando en ese momento, a pesar de que esa
persona sea un familiar c e rc a no.
jjLos trastornos cualitativos^ nos remiten al falseamiento de los recuer
dos. Muchas veces,’ allí donde hay ausencia 3cT recuerdo, el paciente lo
cubre con ilusiones o fabulaciones. U na primera perturbación cualitativa
que puede ^ser interesante o frecuente es el fenómeno del falso recuerdo
(nos pasa a todos): se llama déja vu, “lo ya visto”. En múltiples ocasiones
se tiene la sensación, ante un objeto nuevo o desconocido, de que el
mismo ya ha sido visto. También hay perturbaciones que hacen a la psi
copatología de la vida cotidiana.
Otra perturbación cualitativa es la llamada reminiscencia o criptorrmesia.
Consiste en que algo del pasado aparece en la conciencia de la memoria
como si fuera nuevo. Muchas veces, el falseamiento del recuerdo se hace
a expensas de lo vivido, esto es, el recuerdo queda ocupado por imagi
naciones, o bien por vivencias alucinatorias del paciente que reempla
zan lo vivido.
El episodio alucinatorio muchas veces queda recordado como una
experiencia real, realmente vivida en el mundo exterior.
Otras deformaciones del recuerdo, como puede ser la simple ilusión,
no tienen significancia patológica. La simple ilusión solamente puede
tomar significado patológico cuando se trata de delirios: es interesante
ver de qué manera la ilusión participa en la producción delirante.
Finalmente la paramnesia reduplicativa, que consiste en la confusión,
la mezcla de pasado y presente, también de real-imaginario. Esto es fre
cuente en cuadros delirantes, orgánicos y demenciales.
La diferencia entre paramnesia reduplicativa y criptomnesia es que
la primera es una rem iniscencia del pasado que aparece como nueva
pero que no está mezclada, sino que aparece con la frescura y la vividez
de lo actual.
Cuando el clínico intenta penetrar en la estructura actual del pa
ciente, en el funcionamiento de la actividad psíquica basal actual, busca
aprehender aquello que está perturbado en el dinamismo de las opera
ciones intelectuales; pretende evaluar cuál es el estado del juicio que
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Atención
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n
Pensamiento i ¿í; \ h.Q
El material del pensamiento son las ideas. La función del pensar es con
siderada como aquella actividad que establece una superioridad del ser
humano sobre los demás seres vivos, como así también respecto a otro
ser humano.
El pensar es un vasto fenómeno psíquico que puede consistir en una
vivencia, más o menos vaga e imprecisa que abarca desde el conoci
miento hasta la formulación de un concepto claro y preciso. Los trastor-
nos de la construcción del pensamiento consisten en la incapacidad de
construir esquemas ideo-verbales, y esto es inseparable del rol del len
guaje. Podemos diferenciar: “pensamiento lógico” - e n tanto que los
modos de pensar se hacen comprensibles para cualquier persona pues
obedecen a los principios que rigen el razonamiento humano en gene
ral— de “pensamiento mágico”, que es pre-lógico: se basa en juicios por
analogía y en un rudimentario plano de abstracciones: se atiene a la
experiencia sensorial e inmediata.
En el priíner contacto con el enfermo, como ya se explicó, se pueden
detectar rápidamente ciertas anomalías en la conversación, es decir, si el
paciente presenta monólogos, mutismo o diálogos alucinatorios. Pero hay
otras perturbaciones del lenguaje que son muy importantes, tales como:
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Imaginación
Percepción
& Ú JA Á K ;
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Psicomotricidad
Afectividad^
Tiene que ver con los trastornos en los sentimientos, lo que compone
“el sentir” de un individuo. Puede haber trastornos de orden emocional en
los sentimientos o en las pasiones.^La emoción £s la fenomenología afectiva
más primitiva como respuesta psíquica y corporal: palpitaciones, sudo-
raciones, trastornos cardiovasculares de la aceleración del ritmo cardía
co, trastornos gastrointestinales, musculares. La emoción puede generar de-
terminados gestos o actos.
| Trastornos del sentimiento^ son los modos de expresar nuestro tono
afectivo. Podemos encontrar entre ellos: timidez, miedo, venganza, có-
lera, tristeza, excitación, etcétera.
\Trastomos de las pasiones: son estados emocionales permanentes refe-
ridos tanto al odio como al amor.
Encontram os pacientes en los cuales la afectividad puede estar
hipertrofiada: hiperafectividad: exaltada o exagerada, como en el caso de
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Inteligencia
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C a pítu lo V
N o s o g r a f ía p s iq u iá t r ic a
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I
a~rtIiTclemencia precoz”. El delirio parece ser el testimonio de una expe- |
riencia desintegrativa.
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Paranoias |
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Parafrenias
megalom aníaco.
Se han reconocido en las nosografías cuatro variedades clínicas. Es
tas tienen distintos nombres en la escuela alemana y en la escuela france
sa. Lo que se conoce como “delirio sistematizado crónico de Magnan” es
lo que los alemanes llaman ^Parafr^ ia ^ s te m á tic a ’j. A veces es difícil
diferenciarla de la Paranoia, porque también ella forma un sistema deli
rante aunque l3asa3o*^^álúcm ácron^y"TS^rT^Interpretaciones. El con
tenido puede ser de distinta índole: persecutorio, erótico, hipocondríaco,
de grandeza o místico. Aunque se trate de fenómenos delirantes distin
tos, el contenido del delirio a veces se parece.
O tra forma clín ica es el “delirio alucinatorio crónico de forma
megalomaníaca o de grandeza”. Los alemanes lo llaman^ P arafren ia
^expansLvalÜSe constata la presencia de alucinaciones cuyo contenido es
sobrevalorado por los pacientes. Pueden ser voces que les dicen, por ejem
plo, que son “enviados dé Dios”, “elegidos del mundo”, “emparentados
con personajes importantes y encumbrados”. Son delirios acompañados
de ligera éuforia. Los pacientes relatan comunicarse con Dios, poseen po
deres ocultos, etcétera. Conjuntamente con estas producciones deliran
tes, los pacientes conservan la personalidad anterior a la explosión del
"delirio, con la cual conviven.
También está la forma clínica del “delirio alucinatorio crónico de
f 1"* 1 y » t i iiu!'O u.rniT~ >i ' i
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Demencia Precoz
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A m a l ia B a u m u a k t
piensa que no, que hay cuadros puros m elancólicos que no forman
parte de esta~altemáncia.
^ Se le debe también a Falret el reemplazo del término “melancolía”
por el de “depresión”. “Depresión” proviene del latín de-primere: la partí
cula “de” es un prefijo de relación (denota una relación) y primere quiere
decir: agobiar, prensar, reducir, detener. Las concepciones de Falret sien
tan las bases para la posterior caracterización de Kraepelin.
En 1865, Griesinger retoma las ideas de Guislain. Griesinger, el fun
dador de la psiquiatría alemana dice: “el doliente está cada vez más do
minado por un estado de dolor moral que persiste. Puede ir desde una
vaga opresión hasta su transformación en ideas que giran alrededor de
un tema penoso y que pueden llegar a constituir un delirio. El enfermo se
siente incapaz de actuar, con sus fuerzas desvanecidas, triste y abatido. El
humor se toma negativo, el paciente se interroga por la causa y cuando
se interroga por la causa pueden aparecer ideas delirantes. Todo tipo de
pensamiento lúgubre, presentimiento y aprehensiones y con el delirio el
paciente intenta explicar el estado en el .que .está”.
Apoyado en las ideas de Falret,(^ ja e p e lin regmplaza más tarde el
nombre de “Psicosis Periódica”, el utilizado én~AÍemania y el de “Locura
circular” o “Locura con forma doble”, que correspondía a la Escuela Fran
cesa, por el de “iLAC.U.rgUOig.TTÍBrl.Q:.d&prftsiya-” e introduce el térm ino
“endógeno”, para referirse a estos estados que nacen de causas internas
sin circunstancias externas considerables. Kraepelin hizo varias reedi
ciones de su T ratado... En la sexta edición comienza a producirse una
tripartición en el campo de la Psicosis entre la Paranoia, la Demencia
Precoz y la Psicosis Maníaco-Depresiva, vigente hasta nuestros días.
Afirma”Kraepelin “ía descripción de las formas clínicas particula
res bajo las que se presenta la locura maníaco-depresiva, debe partir de
la oposición evidente entre los accesos maníacos y los accesos depresi
vos. Vienen luego como tercera forma los estados mixtos compuestos
por elementos de estos tipos clínicos, que son en apariencia opuestos”.
Estos estados “en apariencia opuestos” forman una única entidad: la
Locura Maníaco-Depresiva. Agrega: “La observación no sólo nos mues
tra la aparición de transiciones insensibles entre estos diferentes esta
dos sino que revela también que en muy poco tiempo el enfermo pue
de sufrir sucesivamente los cambios más variados” (es decir: puede pasar
de un estado a otro).
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conceptualizar la producción de la diversidad de cada cuadro desde las
vicisitudes pulsionales y los mecanismos psíquicos productores.
Retomemos la caracterización de los accesos de manía y los accesos de
melancolía. A partir de Pinel y Esquirol, la manía empieza a ser entendida
como una crisis cuya forma es integrada posteriormente a las psicosis
periódicas o psicosis m aníaco-depresivas en los trabajos de Falret,
Baillarger y Kraepelin. Se denomina^1manía)’,a un estado de hiperexcita-
ción de las funciones psíquicas con exaltación del numor y exaltación
psicomotriz. La manía presenta inicio progresivo o súBito, aparece entre
lóT v ein te y íos cincuenta años. Puede comenzar con una fase depresiva,
con los siguientes síntomas: astenia, fatiga, desinterés, cefaleas, insom
nio, o directamente con una gran exaltación emocional que en horas o
en días invade la vida del paciente. Este se siente, entonces, invadido
por un sentimiento eufórico de bienestar y con la necesidad incoercible
de movimiento y a ctividad. Las palabras son abundantes y rápidas. El
sujeto se encuentra listo para realizar cualquier proyecto, por descabe
llado que sea. Está alborotado, se irrita con facilidad, se vuelve grosero,
puede fumar y beber en exceso y manifestar una excesiva excitación
sexual. Su porte, su apariencia es extravagante: declama, grita o vocife
ra y la excitación, puede alcanzar un estado extremo, conocido con el
nombre d^ “furor maníaco*) Así, el paciente llega a ser peligroso,__pues
en estado de furor es capaz de romper todo lo que tieneja su alrededor.
Hay aceleración del ritmo del pensamiento y las asociaciones de ideas se
vuelven rápidas y superficiales , llegando a lo que se conoce con el nom
bre de “fuga de ideas”. La atención espontánea es dispersa y la atención
voluntaria es imposible de controlar ya que el paciente no puede dete
nerse a reflexionar. En algunos casos, cuando el cuadro dura demasiado
y no es controlable, se observa una desestructuración de la conciencia
acompañada de ilusiones, esto es, deformaciones perceptivas por falsos
reconocimientos, por seudoalucinaciones. La memoria está excitada (hi-
permnesia) y la imaginación está exaltada: hay logorrea y graforrea. Son
característicos el desenfreno y la exuberancia en todas sus manílesta-
ciones (esto se denomina “volatilidad maníaca”). Pasan de una activi
dad a otra con mucha rapidez y poca detención. Esta imperiosa necesi
dad de acción llega a trastornar el estado orgánico del paciente, hay
cambios en el metabolismo, un rápido adelgazamiento, insomnio, ham
bre y sed aumentadas, junto con una enorme resistencia al frío y a la
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C a p ít u l o V I
Formaciones delirantes
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1. Se sugiere la consulta de los textos: Las neuropsicosis de defensa (1 894), Sobre la justificación
de extraer de k neurastenia un determinado complejo de síntomas com o neurosis de angustia (1895)
y N uevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa (1896).
A m a l ia B a u m g a r t
en la casa a un conocido que era viajante. Esta mujer soltera un día entra
a arreglar la habitación del huésped, mientras éste aún permanecía en la
cama. Se sorprende cuando el viajante le pide que se acerque y le pone
el pene en sus manos.
A l cabo de un tiempo, y lamentando su ausencia, ella le refiere a su
hermana mayor el episodio del atentado sexual que, en su momento, no
había tenido consecuencias. En el curso de los próximos años la mucha
cha cae enferma, se siente mal y desarrolla un delirio de observación y
de persecución (Beachtungs und Verfolgungswahn). El contenido del deli
rio era el siguiente: las vecinas la compadecen como a una solterona a la
que “dejaron plantada”, le hacen insinuaciones y le dicen toda una serie
de cosas sobre ese hombre. Asimismo, la hermana mayor nota con asom
bro que su hermana desmiente o desconoce (leugnet) la escena de la
seducción cada vez que la conversación las conduce a ella. Hacemos
hincapié en que en algunas traducciones dice “niega” pero la traducción
más correcta es “desconoce” o “desmiente”. Nos parece interesante acla
rarlo porque la palabra “negación" puede llevar a equívocos.
Subrayamos que cuando la escena ocurre ella se la relata a la hermana
pero se la desmiente cuando se intenta que la recuerde.
Breuer recibe el caso y se lo deriva a Freud quien intenta “restituir
los derechos del recuerdo”, pero fracasa. A l querer restituir los derechos
al recuerdo de dicha escena,
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(Es ist dabei einem Vonvurf der Glaube versagt uiorden). Lo que está tradu
cido como “una denegación de la creencia en el reproche” tiene otro
matiz en la lengua alemana porque Freud usa el término versagt,3 que
señala un fracaso, una falla, algo que no funciona. Es decir, “no funcio
na la creencia en. el reproche” y de tal manera, esto es trasladado al
mundo exterior por proyección. El contenido de la vivencia retorna
jo m o pensam iento en forma de ocurrencia o Sien como alucinación
visual o sensorial. “ ” ~ "
un caso de Paranoia crónica, Freud relata cómo a partir de cier
tas vicisitudes familiares aparece el recuerdo de los juegos sexuales que
esa muchachita había tenido con su hermano. El retorno de esos recuer
dos aparece como alucinación de desnudos, como cierta presión en la
zona genital. Así retornan dichos recuerdos bajo la forma alucinatoria.
El delirio marca el comienzo de una alteración del Yo, de una expre
sión de avasallamiento. Puede tratarse de un delirio de grandeza en el
que el yo queda remodelado por completo. Observamos, por lo tanto, la
siguiente variedad de fenómenos: síntomas defensivos primarios por pro
yección (la desconfianza y la susceptibilidad hacia los otros); síntomas
de retorno, donde el afecto penoso retorna como alucinación de voces y
el contenido de la vivencia retoma como ocurrencia o bien como aluci
naciones visuales o sensoriales.
< El afecto y el contenido de la vivencia tienen procesamientos distin
tos: el afecto retom a como voces y el contenido puede retornar como
►alucinaciones visuales o sensoriales. Por ejemplo: “dicen que soy una
imala persona”. La defensa fracasa apenas se cumple el retomo de lo re
primido y, como expresión de que el Yo está siendo dominado, aparece
I el delirio de asimilación: comienza la modificación del Yo. Puede llegar a
í la formación de “delirios de protección” (megalomanía) hasta que el Yo
í queda remodelado por completo.
Lo determinante en la paranoia es la proyección y el hecho de que no
fu n cw n ela^ réeñ aa ^ ^ ety ep fd ch T r’
3. A l respecto, la Lic. Cristina Siemsen ha escrito un texto titulado “La dirección de la cura:
Versagungno es frustración”, en el cual se trabajan algunos textos de Freud esclareciendo los
problemas de traducción. El artículo se encuentra en Actas de las Jom ad as de la E . F. A , Tiempo
y realidad del Inconsciente, Primavera 1990, Buenos Aires.
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6. O p. á t .: p. 186.
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7. Por oposición al Anlehnungstypus, al tipo anaclítico: para la libido de objeto las personas
encargadas en principio de la nutrición y cuidado del niño devienen sus primeros objetos
sexuales. A esta elección de objeto se la llama de “tipo anaclítico” o de “apuntalamiento”.
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Mélancolía. Manía
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Metapsicología
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que algo es mantenido lejos de la conciencia. Esto tiene que ser modifi
cado para la esquizofrenia y para las otras afecciones narcisistas.
Es común el intento de huida emprendido por el Yo que se exterioriza
en el quite (abziehen) de la investidura consciente, pero la huida de parte
del Yo se pone en obra en las neurosis narcisistas de modo mucho más
fundamental y profundo (gründlicher und tiefgreifender). Consiste en “arriar”,
“recoger” (entziehen) la investidura pulsional de los lugares que represen
tan (reprcisentieren) a la representación-objeto inconsciente mientras que
la parte de esta representación objeto que pertenece al sistema Pee, que
son las representaciones palabra experimentan una investidura más inten
sa. Esta huida fundamental (pues hace al fundamento) y profunda será
teorizada por Freud, según el concepto de “rechazo” (Verwerfung). Así, se
entiende la diferencia con la represión (Verdrangung) porque la investidu
ra de la representación-palabra constituye el primero de los intentos de
restablecimiento o de curación: se busca emprender el camino hacia el
objeto, pasando por su componente palabra y debiendo conformarse con
las palabras en lugar de las cosas.
Nuestra actividad anímica se mueve siguiendo dos direcciones con
trapuestos: avanza desde las pulsiones a través del sistema lee hasta el
trabajo del pensamiento consciente o bien una incitación desde afuera le
hace atravesar el sistema Ce y Pee, hasta alcanzar las investiduras Ice del
Yo y de los objetos. A pesar de la represión, debe quedar transitable este
segundo camino, lo que nos muestra el esfuerzo que hace la neurosis por
reconquistar sus objetos a pesar de la represión sobrevenida. La esquizofre
nia descuida el vínculo de las palabras con las representaciones cosas in
conscientes. Trata cosas concretas como si fueran abstractas. Nuestro pen
samiento abstracto tiene ese peligro, por eso nuestro filosofar gana a veces
una indeseada semejanza con este modo de trabajo de la esquizofrenia.
En Adición m etapsicológica... (1917) aplica el esquema teórico que
formulamos a las hipótesis sobre el inconsciente de L a interpretación de
los sueños, averiguando los efectos que se producen por el estado de
dormir entre los sistemas psíquicos Icc/Pcc-Cc y cómo se diferencian
fantasía y realidad. Estudia las regresiones temporales en las psiconeurosis.
Distingue dos tipos: en el desarrollo del Yo y en el desarrollo de la libido.
En el estado de dormir, el primer tipo llega a reproducir el narcisismo
primitivo (narcisismo onírico) y, el segundo llega a la etapa de la satis
facción alucinatoria de deseos. Freud se ocupa de la alucinación y del
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14- Véanse los textos: Tem prana alusión a Fetichismo (1 9 2 7 ), La escisión del yo (1940) y
E squ em a... (1 940), Capítulo V III.
15. Antecedentes de este tema pueden encontrarse en el artículo sobre la organización genital
infantil, de 1923.
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17. Está presente en la obra de Freud la noción de “reparación” desarrollada por M elanie Klein
aposteriarri.
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N o s o l o g í a f r e u d ia n a . S e r ie s c o m p l e m e n t a r ia s
Fenómenos nerviosos
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Este término acuñado por aquellos tiempos sigue hasta nuestros días
pero con vacilaciones. Si se consultan los nuevos formatos clasificatorios: el
DSM- IV y el C IE-10, se constata que, prácticamente, el té muño “neurosis”
ha desaparecido. Interesa recuperar su constitución y su valor para apoyar
en este suelo el nacimiento de la concepción psicoanalítica de las neurosis.
En octubre de 1885, Freud viaja a París para empezar su carrera
científica. Era neurólogo y se había orientado hacia la neuropatología.
Se había formado en investigación biológica con Brücke, en la escuela
de Helmholz (donde predominaba la concepción matemática y fisico
química de la fisiología) y había trabajado en el servicio de Meynert.
Tiene una formación sólida en los postulados clínicos de la escuela ale
mana, para la cual los conceptos de “entidad mórbida” y de localización
son importantes. Llega a París y se encuentra con Charcot, representante
de la escuela francesa, la cual privilegia la observación morfológica y
relega el uso del método anátomo-clínico ganando autonomía respecto
de las consideraciones fisiológicas.
Freud queda muy impactado por las enseñanzas de C harcot y, al
mismo tiempo, tironeado entre la presentación sintomatológica de la
histeria que aprende en La Salpétriére y el hecho de ser partícipe de la
escuela psicofisiológica alemana. Se producen fuertes intercambios de
opiniones entre Freud y Charcot para dar cuenta de las parálisis motrices
histéricas que, según Charcot, se debían a una especie de “lesión dinámi
ca”. Freud escribe el artículo “Estudio comparativo de las parálisis mo
trices orgánicas e histéricas” en el que desarrolla una idea muy interesan
te, “princeps” para la futura concepción psicoanalítica de los fenómenos
neuróticos. Las parálisis orgánicas encuentran su explicación en un deta
lle de la estructura cerebral: anatomía cerebral verdadera. Respecto de
las parálisis motrices histéricas, Freud opone a la idea de C harcot de
“lesión dinámica” la de “lesión de la representación”. A Freud le resulta
ba insoportable esa vaguedad francesa, ya que para su formación no se
podía hablar de una lesión que no se encontrara en el cadáver. Se dedica
a estudiar la sintomatología histérica que inerva una zona del cuerpo
formando como síntom a permanente una parálisis y descubre que se
comporta “como si la anatomía no existiera alterándose la concepción de
la idea de una función o un órgano tomándolas en su sentido vulgar”.
Entonces ya no se trata de una lesión dinámica mal definida. El aporte
freudiano formula que la diversidad de los efectos somáticos conversivos
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Histeria
Neuropsicosis de Defensa Representaciones obsesivas y fobias
Amentia alucinatoria, a posteriori
incorpora la Paranoia.
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sólo tiene “un sentido" para la vida psíquica de quien lo padece, es decir,
cumple una función, sino que también da cuenta de ciertas dimensiones de
verdad para el sujeto acerca de su sexualidad.
Freud estudia el sentido de los sueños y luego estudiará el sentido de
los síntomas, (el “Sinn” en alemán). El sentido de los síntomas, de los
sueños o de los actos fallidos, nos remite a las siguientes consideraciones:
a) la formación de síntoma cumple una función en la economía psíquica
de cada sujeto, de ahí que sea riesgoso forzar el levantamiento del sínto
ma si no hay un trabajo elaborativo previo, b) que el síntoma tenga un
sentido nos remite a la posibilidad de significarlo.
Para esclarecer el sentido de los síntomas, Freud introduce inme
diatamente la cuestión de la interpretación y la reconducción del pro
ducto sintom ático a una vivencia o serie de vivencias eficaces, que
corresponden tanto a la propia historia del sujeto como al vivenciar
típico. El “sentido" nos muestra que hay una relación importante con
el vivenciar del enfermo. El síntom a puesto a trabajar en el análisis
nos perm ite acceder a una significación (Bedeutung), a través de la
interpretación (Deutung). La lengua alemana en su estructura mues
tra lo que en castellano es imposible de decir porque esas palabras
(significación e interpretación) no tienen la misma com posición. La
Bedeutung (significación) es gracias a una Deutung (interpretación).
No hay significación del síntoma sin interpretación, sin trabajo inter
pretativo y en esto Freud sigue fiel a su Traumdeutung, a la interpre
tación de los sueños.
De esta manera, la neurosis nacería de la incapacidad de tramitar el
vivenciar infantil. Toda neurosis para Freud contiene una fijación, aun
que Freud mismo aclara que no toda fijación conduce a la neurosis. Es
cribe: “toda vez que tropezamos con un síntoma tenemos el derecho a
inferir que existen procesos psíquicos inconscientes que dan cuenta del
sentido”. La Deutung (interpretación) es solidaria del concepto de incons-
den te: el sentido es inconsciente para quien lo padece. Sin procesos in
conscientes no se forman síntomas, la formación de síntoma es sustituto
de algo diverso que quedó interceptado.
La dinámica de la formación de síntoma nos permite reconocer que
los síntomas arrancan de determinadas impresiones o vivencias, el. ¿des
de dónde? (uioher?) y ¿hacia dónde? (wohin?), o ¿para qué? (u>ozu?). Frente
a todo síntom a o formación de síntoma, Freud se pregunta de dónde
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arranca y para qué, esto es, a qué propósito sirve. Así, identifica com o
proceso patógeno a la represión, que se nos revela como resistencia en el
trabajo analítico.
¿Cuáles son las mociones anímicas que sucumben a la represión?
Todos los casos que Freud somete al análisis le enseñan que los enfermos
lo introducen siempre en vivencias y deseos sexuales. El síntoma sirve
para la satisfacción de los deseos sexuales, son un sustituto de dicha sa
tisfacción. La satisfacción sexual regresa hacia .caminos de satisfacción
perversa que tuvieron vigencia en la infancia.
La importancia del estudio de la perversiones muestra la ajenidad
del objeto y de la meta, ajenidad respecto de la fórmula de la génitalidad.
La evolución de la sexualidad hacia la adultez consistirá en un pasaje
desde la anarquía autoerótica (disposición perversa polimorfa) hasta la
elección de un objeto heterosexual y un fin sexual nuevo, subordinán
dose las zonas erógenas a la primacía genital.
Freud considera que el niño es un perverso polimorfo. U no de los
Tres Ensayos lo dedica a las “Abirrungen”, a los extravíos, los caminos
erróneos, extraviados de lo que se postula como normal. Tanto la per
versión como la neurosis provienen de la sexualidad infantil, polimorfa y
perversa. Después complejiza la lógica y la estructuración de la perver
sión pero, en su primera época, lo que diferencia a la neurosis de la
perversión es la ausencia de represión, de defensa. Partiendo del vínculo
de las pulsiones parciales con su objeto, “objeto pulsional" que están al
comienzo anudadas a determinadas zonas del cuerpo y se apuntalan en
las funciones de autoconservación, esto es, en funciones no sexuales y se
tornan autoeróticas, se constituirán dos objetos sexuales originarios: el
Yo y el otro. El primer objeto de amor es la madre. En esta unificación
pasan a primer plano las aspiraciones tiernas y, a un segundo plano, los
requerimientos pulsionales. A esta elección de objeto donde aparece la
madre como objeto de amor se enlazan los desarrollos que Freud realiza
conceptualmente con relación al Complejo de Edipo y al Complejo de
Castración y sus vicisitudes. Nos muestra que en la saga griega del Rey
Edipo, de la tragedia de Sófocles hay dos deseos prohibidos: el incesto y
el parricidio. La prohibición inexorable ante la ley y las costumbres mues
tra la verdad de la elección incestuosa de objeto en la primera infancia. Es
decir, los crímenes de Edipo son los mismos que los del totemismo -prime
ra institución social y.religiosa-. Freud considera que cada neurótico ha
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las identificaciones las que nos permiten recorrer el circuito de los extra
víos y los modos en que se caracteriza el deseo en este tipo de neurosis. La
identificación con relación al síntoma neurótico puede ser la misma del
Complejo de Edipo, esto es, la histérica puede identificarse con la madre y
así expresar la inclinación erótica al padre. A l identificarse con la madre,
puede producir el mismo síntoma que ella. Esto es un modo de decir:
"quiero estar en este lugar”. Claro que, como todo síntoma, conlleva al
gún tipo de sufrimiento. Muestra también la veta de culpa que supone la
identificación con ese lugar edípico, que implica querer ser la mujer del
padre. El síntoma puede ser también el mismo de la persona amada: el del
padre. En este caso, Freud plantea que la identificación ocupa regresiva
mente el lugar de la elección de objeto. Expresa en una fórmula muy sen
cilla esta diferencia: en el primer caso es lo que se quiere “ser”, en el segun
do lo que se quiere “tener”. Esto es posible porque la identificación, que
aspira a configura!; al propio yo de modo análogo al otro tomado como
modelo, es posible antes de toda elección de objeto.
En la formación de síntomas también puede participar la identifica
ción, que se manifiesta independientemente al vínculo libidinal con un
objeto; esto es lo que se llama “identificación histérica”. No es simple
imitación, sino que corresponde a un silogismo inconsciente que mues
tra el deseo de ocupar una misma posición. U no de los yoes advierte en
el otro una notable analogía, la identificación con el síntoma señála el
punto de encuentro entre estos dos yoes. Muchas veces la identidad his
térica ha sido considerada como un fenómeno de “infección psíquica”
pero, en realidad, está referida a una motivación inconsciente.
En la histeria se puede acceder imaginariamente al posicionamiento
sexual, o a la designación del objeto sexual al que el deseo va dirigido,
siguiendo ese recorrido imaginario de las identificaciones. No se logra la
sexuación simbólica.
Otro modo de acceder al deseo por el rodeo de la identificación es
crearse un “deseo insatisfecho”. En la histeria hay una variedad de modos
de acceder al deseo a través de la identificación, de acceder a un posicio-
namiento del ser y designar el objeto del tener. Cada uno de estos caminitos
puede ser vislumbrado o esclarecido a partir de las identificaciones.
En la identificación histérica, en la identificación al rasgo, persiste el
vínculo coñ el objeto, a diferencia de lo que ocurre en la identificación
melancólica. Freud las diferencia planteando que en la m elancolía “el
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que por una especie de elección ha hecho resaltar todas las ideas susceptibles
de llegar a ser 'objeto' de una fobia".
Del lado de la etiología encontramos: acumulación de tensión sexual
somática provocada por la abstinencia o por la excitación frustrada, con
dición en la cual desarrolla la “neurosis de angustia”. En el estado emo
tivo de angustia ésta puede ligarse a una representación que alude a un
“temor”, a la “fobia”. Dicha fobia es una m anifestación psíquica pues
produce una ligadura de los estados de angustia con representaciones o
ideas que son susceptibles de despertar temor.
La sintomatología de la “neurosis de angustia” presenta: excitabili
dad general, hipersensibilidad auditiva, insomnio, espera angustiosa y
un quantum de excitación siempre dispuesto a enlazarse a cualquier idea
que sea adecuada o apropiada para explicar el fenómeno de la angustia.
Las representaciones fóbicas son monótonas y típicas, se refieren a
cuestiones relativas a las funciones fisiológicas y/o de la locom oción.
Podemos distinguir dos grupos: a) las fobias comunes, en las que se ob
serva miedo exagerado a todas aquellas cosas temidas por todo el mun
do, tales como: la noche, la locura, la oscuridad, la enfermedad, la ser
piente, la soledad, la muerte, etcétera; y b) las fobias ocasionales, en las
que la angustia emerge en circunstancias especiales que no ocasionan
temor al hombre sano.
El examen de los síntomas permite establecer un adecuado diagnós
tico diferencial entre “neurosis actual” y “psiconeurosis”. En la génesis de
la neurosis de angustia Freud encuentra, con regularidad, factores sexua
les cuyo carácter común es la continencia o la satisfacción incompleta.
La etiología de dicha neurosis plantea la labor de promover en el enfer
mo el abandono de las formas perjudiciales de com ercio sexual. Esta
etiología, a su vez, implica una disminución del placer psíquico, ya que
la excitación sexual somática se desvía de lo psíquico tomando el cami
no de descargas subcorticales que se exteriorizan en forma de angustia.
Entonces, la angustia está vinculada, por un lado, a la actualidad: un
estado em otivo que no se deriva de ningún recuerdo pero que puede
enlazarse a una idea susceptible de referir un temor, como por ejemplo:
la representación de la serpiente, de la locura, de la enfermedad, etcéte
ra. En este caso la “fobia” es la manifestación psíquica de la neurosis de
angustia. Por otro lado, las psiconeurosis nos remiten a las experiencias
sexuales de la infancia que han de tener, luego de la pubertad, un efecto
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2. Conferencias N H25, “La angustia” (1917) y “La angustia y la vida instintiva” (1933).
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veces un padre brutal puede tener sus efectos perturbadores en la vida psíqui
ca del hijo, pero es mucho más interesante pensar cuánto de la hostilidad del
niño en realidad está tramitada en ese temor al padre y cuanto de la función
de ese padre es proporcional, en su ineficacia, a la hostilidad del niño.
El estudio de esta fobia, por lo novedoso, produce nuevas
conceptualizaciones acerca de las relaciones entre “angustia” y “represión”.
Esto vale, como dice Freud, para la época de las represiones tardías en las
que el Yo, que anticipa el peligro de la satisfacción pulsional, pone en
juego una señal, siguiendo el automatismo placer-displacer, que lleva a
cabo la represión. La angustia señal supone un estatuto organizado del
aparato psíquico afín a los procesamientos que ocurren en la fase fálica y
en la latencia. Esto es, no hay angustia señal en un lactante. De esta mane
ra, Freud contrapone las épocas tardías de la represión, que tienen que ver
con el final del Edipo a las épocas tempranas de la represión, esto es, a las
represiones primordiales: las primeras y originarias, en las que la angustia
nace a raíz del encuentro del yo, incipiente, con una exigencia libidinal
excesiva. En estos casos la angustia nace como consecuencia directa de lo que
Freud llama el factor traumático. El encuentro de un Yo incipiente con una
exigencia libidinal excesiva se constituye en un factor traumático. Como
consecuencia de ese encuentro se desarrolla lo que se conoce con el nom
bre de “angustia automática”. En las represiones más tardías la angustia
puede aparecer como señal de que amenaza la repetición de un factor traumá
tico. Esto ocurre gracias al nacimiento del pensamiento, por el cual el apa
rato psíquico tiende a restringir el desan olb del afecto por el trabajo del pensa
miento y, entonces, el desarrollo del afecto se puede reducir a un mínimo
utilizable como puede ser la señal. Freud concluye que existe un doble
origen de la angustia: uno corresponde al factor traumático y otro a la
señal de amenaza de repetición de un factor traumático.
De todos modos, él considera que este factor traumático está presente
en las diversas manifestaciones de la angustia, sea que aparezca como
una estasis energética libidinal o no. Si esta estasis energética no logra
satisfacerse ahí está presente el factor traumático. Esta es una hipótesis
económica que Freud sostiene hasta el final de su obra. Ya sea porque el
Yo vivencia un dolor que no cesa, ya sea por los diversos peligros especí
ficos capaces de precipitar una situación traumática en distintas épocas de la
vida (como se vieron la pérdida del objeto madre, la pérdida del amor del
objeto, la amenaza de castración y la amenaza del Superyó).
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esto le fuese conocido y, por lo tanto, trata al Yo según este saber. Difícil
mente estas personas puedan sustraerse de las penosas críticas del Superyó,
muchas veces aparece una nueva serie de síntomas, restricciones, enca
minadas al autocastigo, que significan satisfacciones masoquistas.
La constitución del Superyó está indisolublemente ligada al proce
samiento de la pulsión de muerte. El modo en que el Superyó, en su
nacimiento, domina la pulsión de muerte es a través de un destino pul
sional: “la vuelta contra sí mismo”, tiempo de constitución subjetiva que
nos remite al masoquismo originario.
A la patología de las neurosis obsesivas no le sirve el modelo de la
histeria, pues entran en juego las dimensiones inconscientes del Yo. Ya
no es tan fácil pensar el conflicto entre inconsciente y Yo. El estudio de
este tipo de patología, del masoquismo y de la melancolía, le revelan
que no sólo rige la vida psíquica la pulsión de vida regulada por el prin
cipio de placer sino que aparece el “más allá del principio de placer”
representado por la pulsión de muerte. La vida psíquica revela un modo
de goce que nada tiene que ver con el del placer, como puede ser el goce
de las adicciones, el goce del suicidio o el goce de la reacción terapéuti
ca negativa. ¿Quién se satisface por no curar? Son problemas de la clíni
ca que aparecen permanentemente.
La neurosis obsesiva es una vía regia para mostramos de un modo am
plificado cómo el Yo inconsciente, el Superyó, la pulsión de muerte partici
pan en la formación de síntoma, como así también la vigencia del senti
miento de culpa. Cada patología es capaz de traer a luz diferentes proble
mas. La neurosis obsesiva se presta bien para mostrar como en el síntoma se
privilegian las relaciones y conflictos del Ello con el Yo y el Superyó.
La tendencia general de la formación de síntoma en la neurosis ob
sesiva es la de procurar cada vez una mayor satisfacción sustitutiva a costa
de la renuncia, por lo que se aproxima más al fracaso de la defensa, por
que cada vez se renuncia más y a la vez se pide más renuncia hasta llegar
a la paralización de la voluntad y al dominio del pensamiento por la
duda. Durante este tiempo de lucha, plantea Freud, podemos observar
dos actividades dedicadas a la formación de síntoma: el aislamiento y la
anulación, variantes clínicas de la represión. Freud pone nuevamente en
primer lugar el concepto de defensa, que abarca estos nuevos procesos.
*E1 aislamiento (Isolierung) es peculiar de la neurosis obsesiva y se refie
re a la esfera motora. Consiste en que luego de un suceso desagradable o
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cada aparato psíquico, cuando hay un fin que domina a todo el circuito
pulsional y a la posición del sujeto con relación a su com pañero, podemos
entender que dichas vicisitudes estructuran la elección de objeto. Esto nos
conduce al estudio de las disposiciones pulsionales con relación a la cons
titución perversa. Es importante destacar la consecuencia de las concep
ciones freudianas de las teorías de las pulsiones en la tem ática de las
perversiones ya que los pares antitéticos “sadismo-masoquismo” no sólo
nos remiten a las perversiones sino que designan dos posiciones funda
mentales y opuestas en la constitución de la vida sexual humana: ejerci
cio de la pulsión de dominio y vuelta contra sí mismo, transformación de
actividad en pasividad, aparición, de la dimensión intersubjetiva y de la
fantasía. Con la introducción de la pulsión de muerte, Freud plantea la
existencia del masoquismo primario. Su articulación con la fantasía se
desarrolló en el trabajo Pegan a un niño.
En 1922 retoma la etiología psíquica de la homosexualidad, en un
artículo titulado “Algunos mecanismo neuróticos de los celos, la para
noia y la homosexualidad”. Pone de relieve las tesis que ya había desa
rrollado junto con algunas consideraciones nuevas.
La etiología psíquica de la homosexualidad está integrada por: 1) la
fijación a la madre fálica, cuando la representación de la “mujer provis
ta de pene” llega a quedar fijada en el niño y determina todas las elec
ciones posteriores de objeto; 2) la identificación a la madre fálica; 3) la
inclinación a la elección narcisista de objeto con una alta valoración del
órgano viril: es una persistencia en la conservación de la condición fálica
del objeto; 4) cierto horror y desprecio a la mujer que carece de pene y;
5) se pone de manifiesto también que se elude la competencia con el
padre o con las personas que lo representan. Estos ingredientes -ad h e
rencia a la madre, elección narcisista y temor a la castración- pueden
determinar el curso ulterior de la homosexualidad. En este artículo inte
gra un nuevo factor: los celos. Si la madre alabó en exceso a otro niño,
como resultado de la fijación al complejo materno puede ser que el ob
jeto se elija en función del rival. En este caso, “el niño odiado” porque
fue alabado por la madre pasa a ser el amado.
En “El problema económico del masoquismo” (1924), Freud realiza
nuevas apreciaciones conceptuales. Nos limitaremos a subrayar algunas
observaciones. La aparición del masoquismo en la vida sexual humana
plantea nuevos enigmas, ya que la profundización en el estudio del
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operaciones necesarias para que cada sujeto produzca cortes con sus
objetos sexuales originarios. En “Pegan a un niño” hay un apego de la
pulsión al amor al padre y su transformación regresiva, lo cual no permi
te la sustitución, tampoco se produce un corte. Hay miles de condicio
nes que se pueden estudiar y reconocer en los análisis. Nosotros nos
constituimos en el horizonte de una pérdida de objeto, ya que no tene
mos un objeto dado por la especie, y este agujero es ocupado por objetos
prohibidos, es decir, la pérdida de objeto es relevada por objetos prohi
bidos. El posicionamiento sexual humano se constituye reprimiendo y
desligándose de los objetos prohibidos. Todo lo que es fijación a los ob
jetos primarios en sus distintas formas puede o bien evolucionar hacia
una perversión o bien constituir rasgos perversos de una neurosis.
Para Freud la tendencia a la “normalidad” es el desligamiento de los
objetos primarios y la destitución de los padres como autoridad. Eso es
autonomía psíquica. Es decir, hay un tiempo de constitución y luego es
necesario un tiempo de autonomía que es difícil de conseguir.
La sexualidad humana se define por coordenadas simbólicas. Todo
este aparataje muestra que no hay sexualidad instintual garantizada, lo
cual no quiere decir que no haya ciertas condiciones biológicas por las
cuales algunas personas son más apasionadas que otras, pero esa base no
produce ni “ser” ni “sexuación”. Necesitamos recurrir a las series com
plementarias, en las que Freud plantea la predisposición por fijación de
la libido. En Tres Ensayos... muestra cómo se parte del autoerotismo al
amor objetivado y cómo se instalan en la pubertad ciertos diques de
repugnancia y rechazo que permiten la elección exogámica. Pero esta
teoría sexual se complejiza, recibe como aportes el narcisismo, la temá
tica del Edipo y la castración. Entonces, cuando Freud trabaja predispo
sición por fijación de la libido, está tácitamente refiriéndose a las vicisi
tudes del organismo en el Complejo de Edipo y en el Complejo de Cas
tración. También está “la disposición sexual heredada”, que es lo que
preexiste a la llegada de un nuevo ser, es decir, tanto lo que preexiste por
herencia como lo que preexiste a la historia de cada uno de esos padres,
la historia personal.
Para Freud no hay una sola causa sino series causales. Dentro de
ellas, en su versión más perfeccionada, sitúa al C om plejo de Edipo
como nodulo.
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A MODO DE CIERRE
fe
m
sí'¿
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ANEXO
T e m a s e s p e c ia l e s e n P s ic o p a t o l o g ía
J o r g e S e r v in
T e m a r io d e l A nexo
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La ley también establece que el paciente que ingresa tiene que ser
acompañado por algún familiar, ese familiar es quien debe hacerse res
ponsable de la internación y los datos de dicho familiar tienen que ser
consignados en la historia clínica. Todo ingreso de un paciente interna
do a un establecimiento debe ser informado al juez en un plazo de 48
horas y, a la vez, junto con esa información se adjunta la del familiar
responsable.
El familiar, si está, tiene que autorizar la internación. Si no está pero
la situación implica riesgo inminente se realiza la internación. En la prác
tica la autorización del familiar se puede hacer a posteriori, porque la
internación la puede realizar el psiquiatra, el juez o la policía (se supone
que tiene que ser a través de un médico policial). El caso de la policía es
el único en que se puede internar al paciente con un solo certificado, así
que la cuestión de los resguardos de la ley tiene sus vueltas.
S i hay dos psiquiatras, o un policía, o un juez que determinan la
internación y los familiares se oponen tiene que constar en la historia
clínica que se está solicitando lo que se llama “alta contra opinión médi
ca” . En ese caso, el paciente es externado pero en un área discutible,
siempre en función de otras pautas, relacionadas con posibilidades de
resguardo del paciente fuera de la internación, gravedad, peligro inmi
nente. A h í hay una franja relativa porque, de alguna manera, el profe
sional por ambigüedades de la ley no está lo suficientemente cubierto
legalmente. Hay lugar para una externación en esas condiciones. La ex
posición del profesional tiene que ver con la actitud ambivalente de los
familiares. Ellos pueden decir: “nos da mucha culpa internarlo, nos da
mucha pena encerrarlo” pero una vez que está externado, cuando se
concreta una situación de riesgo, pueden invertir la actitud y acusar a los
profesionales legalmente. Eso es algo cada vez más frecuente: los juicios
por mala praxis. La ley tiene sus zonas opinables, depende con qué ase
sor legal uno cuente tendrá versiones cambiantes, variables.
Por otra parte, la “internación compulsiva”, tiene una sola forma
de procedimiento legal: se solicita al juez la internación, o sea, cuando
el psiquiatra quiere internar al paciente y ese paciente no se quiere
internar o la familia no quiere, el psiquiatra tiene que dirigir su pedido
de internación al juez. El juez manda a un forense y si el forense da la
aprobación, se realiza la internación compulsiva mediante fuerza pú
blica, lo cual sigue dejando una zona de grises porque hasta tanto se
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Neurotransmisión sináptica
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neurotransmisor (N T )
Figura 2
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Receptor
E>
Figura 4
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Recaptación
Figura 6
g
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son conjuntos de proteínas. Los canales iónicos son los lugares por don
de los iones —como: Sodio (N a+), Potasio (K+), Calcio (C a++) básica
mente, pero también Fósforo (Ph) y Magnesio (M g++)— ingresan a la
célula y producen esta modificación de cargas. A su vez, la Lpertura y
cierre de los canales iónicos será inducida por efecto de las transforma
ciones de los receptores en sustancias, que pueden ser conjuntos de
aminoácidos o proteínas. Por lo menos y para simplificar, se describen
cinco pasos conocidos, pero hay muchos más. Esto implica un sistema
denominado “de mensajeros”. Se ubica el neurotransmisor como primer
mensajero, luego del efecto del receptor, influiría otro mensajero, el se
gundo. Este segundo mensajero lleva un código (las proteínas son ami
noácidos ordenados según determinada secuencia y eso constituye un
código) que se traslada al interior del núcleo de la célula donde está el
ADN (ácido desoxirribonucleico), es decir, donde está el “cerebro” de
la célula, la ingeniería, donde se determina el movimiento de fabrica
ción, destrucción (todo lo que se metaboliza en esa célula). Entonces, a
través de ese mecanismo de mensajeros se pueden fabricar nuevas zonas
de receptores, nuevas proteínas que serán receptores nuevos. Se trata de
intercambios dinámicos, están permanentemente modificándose. Puede
modificarse la cantidad de receptores, pueden cerrarse o abrirse los
canales, pueden inhibirse o estimularse las enzimas: todo esto constituye
los lugares de acción de los psicofármacos.
El neurotransmisor vuelve a ser captado por la neurona, puede ser
disuelto y ese sustrato se puede utilizar nuevamente para fabricar otro
neurotransmisor, o el mismo. Este sistema de transporte es un sistema de
proteínas que requiere de energía proveniente de otro sistem a de
neuropéptidos, que se llama “Adenosin tri-fosfato” (A TP), es como una
bomba que libera energía a partir de la acción de una combinación so
bre el fósforo, lo cual hace que sea un sistema de bomba aspirante. Algo
semejante sucede para la liberación del neurotransmisor: bombas que, a
partir de la liberación de energía, pueden liberar los neurotransmisores
al espacio sináptico.
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Figura 7
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Antidepresivos
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Efectos secundarios:
1. Arritmias desde el punto de vista cardiológico.
2. Visión borrosa.
3. Impotencia sexual.
4. Constipación.
5. Aumento de peso: éste es más frecuente con los IM A O y con otro
grupo de antidepresivos. Que se llaman “tricíclicos”.
6. Disminución de peso: con antidepresivos más modernos.
7. Reacciones alérgicas cutáneas.
8. Intolerancias digestivas: gastritis, náuseas (son lo más frecuente
con los antidepresivos).
9. Insomnio: es un ejemplo de lo difícil que puede resultar diferenciar
a veces los efectos secundarios de los mismos síntomas de la depresión.
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Antirrecurrenciales
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Figura 8 (gráfico)
Tomamos un ejemplo en meses para dar una idea de lo que puede ser
la evolución en un año. Cada marca es un mes, podemos ejemplificar la
evolución de un paciente que al fin del primer mes del año tiene un episo
dio depresivo que dura tres meses. A l salir de ese episodio, no tiende a un
estado de ánimo estable sino a uno de exaltación. Este estado de exalta
ción compone el síndrome de excitación psicomotriz más específicamente
maníaco como: hiperactividad, aceleración del pensamiento, exacerba
ción de la iniciativa y de la voluntad, atención dispersa, desinhibición.
La m ayoría de los casos no se co n tro la su ficien tem en te co n
antirrecu rrenciales, sino que muchas veces se requiere tam bién de
antidepresivos en la etapa depresiva o de medicación antipsicótica si es
que hay síntomas psicóticos, lo cual no ocurre siempre, sino algunas ve
ces. En algunos casos, el episodio maníaco no se constituye especialmen
te por la exaltación del estado de ánimo sino por la ideación delirante de
contenido persecutorio, megalómano, erótico o místico.
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con sales de litio. El resto, para la estadística, requiere muchas veces del
uso de antidepresivos, de ansiolíticos o tranquilizantes y, cuando hay
síntomas psicóticos, medicación específica.
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Tranquilizantes
1. Existe una regla m nem otécnica, A R TE, que es lo que recuerda la tríada sintomática del
Parkinson: A (Amimia: inexpresividad), R (Rigidez), T E (Temblor).
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-Haloperidol: Halopidol (N R)
-Levomepromazina: Nozinan (N R)
-Tioridazina ~ Meleril (NR)
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Tranquilizantes Menores
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D e m e n c ia s .
T r a s t o r n o s m e n t a l e s o r g á n ic o s
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Demencias subcorticales
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Diagnóstico diferencial
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Evaluación y Terapéutica
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I n t r o d u c c ió n a l a c l ín ic a
DE LA DROGADEPENDENCIA
1. Bajo este título se nombra al capítulo sobre las drogadependencias en los manuales psiquiátri
cos, acorde a los criterios de la O M S y DSM -IV.
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G u ía p a r a u n e s t u d io p s ic o a n a l ít ic o
D E L A D R O G A D E P E N D E N C IA
1. El título original es Naked. lunch, el cual también fue traducido como “Festín desnudo”.
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A m a l ia B a u m g a r t
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B ib l io g r a f ía d el A n exo
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B ib l io g r a f ía g en era l
Capítulos V y VI
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L e c c io n e s in t r o d u c t o r ia s d e P s ic o p a t o l o g ía
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— U n caso de paranoia crónica. Ap. III de Nuevas observaciones sobre
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— C o m u n ica ció n de un caso de paran oia co n tra rio a la teo ría
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— Pérdida de realidad en Neurosis y Psicosis, (1924), T. II, B. N.
— Neurosis y Psicosis, (1924), T. II, B. N.
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A m a l ia B a u m g a r t
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L e c c io n e s in t r o d u c t o r ia s d e P sic o p a t o l o g ía
Capítulo XI
330
psicología