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Género Feminismo y la mujer maya en Yucatán

Arriaga Aguirre Frida Georgina

Bastarrachea Chacón Itzel Cecilia

Chérriz Gómez Anett Michell

Padilla Cabrera María Fernanda

Segura Morales Krystel Reneé

Introducción

La construcción social y cultural del género. Estos "feminismos institucionalizados" evitan

cambios profundos, dando respuestas superficiales a las reclamaciones más

exigentes de las feministas y otros activistas. (Duarte, 2010: 34)

Es necesario un análisis completo sobre el lugar y el vínculo sociocultural que ocupan el

hombre y la mujer en el ámbito laboral, en el hogar y las instituciones. Es importante

identificar las relaciones entre ambos sexos para comprender de manera más íntegra de las

cambiantes relaciones de género en México. No es posible comprender la sociedad si se

invisibiliza a la mujer, esta se debe de percibir como una actriz social para completar nuestra

visión.

Para comprender los mecanismos que han generado una distribución desigual de

poder entre hombres y mujeres en México, es imprescindible estudiar el papel de las mujeres

paralelamente con el de los hombres y la interacción que existe entre ellos.

La palabra “género” siempre es tomada como sinónimo de mujer o femenino en las

investigaciones en México, ocasionando un reduccionismo. Se considera conveniente aclarar

el concepto de género como “un aspecto fundamental de las relaciones sociales de poder, de

la identidad individual y colectiva, y del tejido de significados de valores en la sociedad”

(Morgen, 1989:1) Es decir, que es un constructo sociocultural, no a reducirlo como una

identidad biológica, sino que es más amplio y complejo.


El sistema sexo-género es un medio de organización social que oponen masculino y femenino

de forma jerárquica, es decir, razón-intuición, cultura-naturaleza, público-privado.

económico. Las mujeres siguen a los hombres por su papel de compañeras y la posibilidad de

una relación más igualitaria.

Estos procesos sociales están redefiniendo los papeles de género tradicionales, ya que, al

modificar los papeles femeninos, los masculinos igual se modifican. Es por eso que la

relación de ambos sexos en distintos ámbitos sociales es importante para la investigación.

Género en contexto (América latina y globalización)

Hablar de globalización es hablar acerca de una época marcada por una súbita preocupación

acerca de procesos que no son necesariamente nuevos. Es un conjunto de estrategias

discursivas, políticas, económicas y culturales orientadas a la consolidación de un modelo

socioeconómico neoliberal (Nadal, 2010).

En el artículo “Yucatán a la hora de la globalización: la construcción de nuevas

identidades” se toca el tema del uso del concepto de género. Para hacer un análisis profundo

de las diferencias sexuales dentro de la globalización es necesario pasar del concepto de

mujer al de género y dar cuenta de la relación jerárquica entre los sexos, al igual que sus

diferencias. El género es un sistema de relaciones sociales y una categoría compleja

fluctuante que permita dar cuenta de la dualidad sexual presente en todas las sociedades

humanas, sin ocultar la diversidad, ni las relaciones de poder.

Marie Nadal sostiene que “integrar el concepto de género en vez de la noción de

mujer permite también poner en evidencia de que manera la integración de las campesinas en

la economía formal se ha hecho a partir de una definición esencialista del género femenino

según la cual la mujer campesina sería, por naturaleza, más trabajadora, más seria y más

responsable que el ejidatario (2010: 139)


La lucha por el placer: crónica de un movimiento que continúa

En el transcurso de los años el movimiento feminista ha creado un panorama referente a la

sexualidad, lo que permite que por medio vivencias de diferentes épocas se ofrezcan

elementos suficientes para crear la discusión y un análisis a favor del ejercicio libre de la

sexualidad.

Durante el Congreso Feminista de Yucatán realizado en 1916, se expuso el trabajo de

Hermila Galindo, en el cual hace referencia a la educación sexual que debería impartirse a las

mujeres dentro del contexto de la época en el que se visualizaba a las mujeres como débiles

que ceden al instinto y a los hombres como seductores que abandonan a sus víctimas, en el

discurso dio referencias al aborto y a la prostitución. Después del Congreso Feminista en

Yucatán en 1916, no hubo presencia del movimiento feminista hasta la década de los

cincuentas en la que se presentaban a favor de los métodos anticonceptivos.

En los sesentas el movimiento feminista tomó una pluralidad con respecto a sus

integrantes, ya que se conformó por mujeres sin importar su clase social, etnia o color de piel.

También, durante esta década se tomó como modelo a las sufragistas, puesto que se luchó por

la ampliación de los derechos civiles y políticos de las mujeres.

A partir de los años setentas, la lucha feminista se planteó varios frentes para obtener

la igualdad de condiciones de las mujeres y no se restringieron a una meta única, ya que sus

objetivos trascendían y se cuestionaban el carácter de la vida misma. Esta perspectiva

permitió que surgieran diferentes iniciativas y con esto la formación de diversos grupos y

organismos.

A finales de esa década, la lucha fue motivada por otros grupos como el hippie y el

movimiento negro, así como la revolución de Cuba y la guerra de Vietnam; en México esto

logró que el movimiento tuviera un espacio intelectual universitario, con una visión de

izquierda, que estaba en contra de la discriminación, a favor del libre ejercicio de la


sexualidad y tenía dudas sobre la estructura social y los estilos de vida, ya que partían del

análisis del patriarcado y del sistema sexo-género.

Esto permitió que revisara el ejercicio de la sexualidad, sus expresiones y formas de

relación. También, la introducción de la sexualidad fue producto de la metodología elegida

para la toma de conciencia de género, por lo que todos los grupos que tenían en cuenta esa

metodología llegaron a cuestionar el papel de la sexualidad y a pesar de que tuvieran las

mismas características, los cuestionamientos eran enfocados en diferentes ámbitos. Sin

embargo, no todos los grupos pusieron la sexualidad como un tema principal, ya que lo

dejaban como un tema de reflexión. Como consecuencia de esto, se realizaron varias

publicaciones periodísticas sobre la sexualidad, en las que se abordaron temas como la

insatisfacción silenciada, la represión y el hostigamiento sexual, la sexualidad forzada, la

menstruación, lo homosensual, los lemas sexistas. De igual forma, Fem (1977) realizó un

análisis a la problemática que vivían las mujeres respecto a su sexualidad, en el que plasmó la

violencia y la opresión de la mujer como objeto sexual y ante la doble moral y planteó

demandas del movimiento feminista, como la necesidad de la educación sexual, eliminar las

interpretaciones erróneas acerca del movimiento, censurar la manipulación que hace que las

mujeres sean vistas como objetos sexuales, proteger las diversas orientaciones sexuales y

exigir que las agresiones sexuales sufridas cotidianamente por las mujeres fueran

denunciadas, combatidas y castigadas.

Durante esa década se fundaron grupos de lesbianas feministas, Lesbos en 1977 y

Oikabeth en 1978. En el primero cuestionaban la heterosexualidad y la monogamia, y

determinaban el lesbianismo como un estilo de vida. Sin embargo, no pretendían transformar

a la sociedad en homosexual, era un grupo de reflexión en torno al patriarcado y la

sexualidad. En el segundo grupo veían el lesbianismo como una actitud ante la vida, querían

crear una imagen revolucionaria del lesbianismo y así una cultura lésbica; evitar las
relaciones de poder que se presentan en una pareja tradicional, y fomentar el poder político

lesbiano.

A principios de los ochentas, los movimientos feministas y lesbico-gay exigieron la

validez de sus derechos, ser reconocidos legítimamente y la satisfacción de sus necesidades.

Durante esa década se presentaron discusiones respecto al orgasmo, al erotismo y al placer,

sin embargo, existía un temor al tocar los temas relacionados con la sexualidad, ya que nada

más se visualizaba desde la salud.

Durante la última década del siglo xx, la orientación sexual tuvo un reconocimiento

pleno dentro del movimiento feminista y la sexualidad quedó a cargo de los grupos de

lesbianas. En ese entonces, ningún grupo heterosexualidad tomaba la sexualidad como tema

principal, sin embargo, al ser el principio de nuevo siglo, esto permitía un nuevo comienzo.

Mujer maya

México en los años setenta sufrió un problema de persistente migración del sector rural al

urbano en una búsqueda de bienestar económico que no se encuentra en el lugar de origen,

por ello el Gobierno Federal dentro de la recién decretada Ley Federal de la Reforma, crea la

Unidad Agrícola industrial para la mujer (UAIM). “La UAIM propone reunir a mujeres hijas

o esposas de ejidatarios para que se incorporen a la producción” (Banrual, 1979). En términos

generales, el objetivo de estas unidades es presentar una alternativa de empleo para la mujer

en su propia comunidad. Horticultura, fruticultura, producción pecuaria de especies menores,

producción de artesanías, etc., son promovidas con el fin de que su incorporación al proceso

productivo resulte “menos violenta” y para que las actividades puedan ser realizadas por la

mujer campesina.

No obstante la dinámica de la vida cotidiana y las pautas que la ordenan se presentan como

fuertes obstáculos a la recaudación de estas costumbres a pesar de que signifique facilitar los

labores, ya que consiste en “sacar” de su “ámbito natural” a las tareas domésticas y con ellas
a la mujer. Ahora la mujer tendría que cumplir con dos funciones, asistir para trabajar en la

UAIM y cumplir con sus obligaciones como “ama de casa”.

Por su parte María Elisa Montejano añade, en términos más generales, que:

“Las mujeres que tomaron parte en el programa de la UAIM, son ahora empleadas

domésticas en Mérida. Algunas de las más jóvenes que pudieron aprender algunas nociones

de confección trabajan en las maquiladoras como costureras. Sin embargo, para algunas

mujeres, la experiencia de haber participado en el programa de la UAIM fue amarga en razón

de los conflictos personales que surgieron y la desilusión frente a las compañeras, a raíz de

malos manejos de los créditos. Pocas son las mujeres que quieren volverse a organizar.”

En el artículo de Marie-France Labrecque "Las mujeres y el desarrollo: ¿de quién se habla

exactamente?", la autora plantea su interés por la adecuada identificación de las mujeres

dentro de procesos de cambio como lo es el denominado “desarrollo”, pues suscita un

problema teórico y epistemológico. Esto debido a que los conceptos de género y de mujer

cargan consigo interpretaciones demasiado amplias y universales que impiden el avance de la

investigación de género; la autora propone dejar de encauzar la categoría en campos

semánticos homogéneos y prestar atención a las contradicciones, diferencias y cambios en lo

que respecta a la definición de lo que es ser mujer y los diversos contextos culturales.

Para cuestionar los modelos sobre "mujeres y desarrollo" es necesario aproximarnos

al concepto teniendo en cuenta las múltiples jerarquías en las cuales estas mujeres están

insertas. Lo anterior permitirá traducir la complejidad de la problemática asimismo el uso de

conceptos que abarquen estas situaciones tanto en sus aspectos estructurales como en los

cotidianos (Labrecque, 1995).

En el agro yucateco como en el resto de América Latina (rural o urbana) no podemos

ignorar el fenómeno del machismo y de la dominación masculina. El primero se manifiesta

por la violencia verbal, psicológica y física ejercida por los hombres con respecto a las
mujeres; esta práctica es exasperada por el consumo de alcohol de parte de los hombres

(Bélanger, 1990). El segundo fenómeno íntimamente ligado al primero, la dominación

masculina, se manifiesta por la institucionalización de prácticas sexistas y por su inscripción

al aparato de estado (Labrecque, 1988).

Reflexiones finales
Bibliografía citada

Alfonso Ramírez, Luis (1995) Género y cambio social en Yucatán. México: UADY.

Nadal, Marie (2010) “Yucatán a la hora de la globalización: la construcción de nuevas

identidades” en: Duarte Duarte, A y Wammack, B (editores) Género en la época de la

globalización. Miradas desde el mundo maya, España: Plaza y Valdés Editores, pp.

139.

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