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1 TIPO DE CAMBIO
El tipo de cambio puede ser por sí mismo un objetivo para la política, con un tipo
definido que se establezca, o con la aplicación de una fórmula que sea claramente
observable. Alternativamente, el tipo de cambio puede ser manejado activamente,
en conjunción con otros componentes de la política monetaria, con el propósito de
lograr los objetivos deseados en las áreas de inflación, actividad real, o balanza de
pagos, pero sin que allí haya necesariamente un objetivo preciso de nivel para el
tipo mismo.
- La trayectoria futura del tipo de cambio será incierta, lo que puede crear
dificultades para los negocios en la planeación y la fijación de precios. En ciertos
casos puede ser posible asegurarse o cubrirse contra tal incertidumbre por medio de
mercados de derivados (verbigracia títulos a plazos [forwards], futuros u opciones),
pero esto invariablemente implicará un costo.
Justamente por el poder que tiene el Tipo de Cambio para alterar los precios relativos de
bienes y servicios que forman parte de la producción nacional y del comercio internacional,
es que cualquier modificación de la paridad cambiaria desata un sinnúmero de efectos,
siendo los más importantes los siguientes:
- DEUDA EXTERNA: Siguiendo los efectos secuenciales otra variable que también
sufre las consecuencias de la sobrevaluación de la moneda nacional es la Deuda Externa
que debe ser incrementada como consecuencia del Déficit en Balanza Comercial que debe
ser financiado con crédito externo, a menos que el país cuente con grandes Reservas
Internacionales Netas que le permitan cubrir el déficit en Balanza Comercial sin
comprometer el respaldo a la moneda nacional y a la estabilidad de la economía.
A lo largo de los años ha habido mucho debate entre los académicos y los profesionistas
sobre cuáles son los criterios apropiados para juzgar si países particulares constituyen un
área monetaria óptima y, por lo tanto, pueden contemplar realísticamente el fijar los tipos
de cambio o, finalmente, unificar sus monedas. Los siguientes factores han sido
diversamente sugeridos como relevantes:
- TAMAÑO RELATIVO Y ACTIVIDAD COMERCIAL: Un país pequeño puede
encontrar más facil ensamblarse con uno más grande de lo que lo harían dos países de
tamaño similar, especialmente si comercia en amplia medida con el más grande. Véase
también la sección 5 anterior.
Finalmente, si los países van a estar vinculados por un tipo de cambio fijo, es importante
que la posición colectiva de la política monetaria exhiba, ya sea que efectivamente esté
dictada por el socio dominante o se decida conjuntamente, una estabilidad adecuada y sea
dirigida hacia meta(s) que sean acordadas o al menos sean aceptadas por ambos
(verbigracia mantener la inflación a raya). De otra manera, uno u otro socio querrá romper
el vínculo.
La Partida doble significa doble anotación, es decir, este sistema consiste en registrar
simultáneamente las 2 partes contrapuestas (causa y efecto) que aparecen como mínimo en
todo hecho contable.
El sistema se basa en los siguientes principios: En todo hecho contable siempre hay un
deudor o deudores por el importe de la operación y un acreedor o acreedores por el mismo
importe. En toda operación contabilizable es deudor el elemento patrimonial que recibe, y
acreedor aquel que entrega. En todo hecho contable, la suma del valor adeudado a uno o
varios elementos patrimoniales ha de ser igual a la suma del valor abonado a otros.
2.1.2 Identidad fundamental de la balanza de pagos
Puesto que cualquier transacción internacional da lugar a dos entradas que se compensan en
la balanza de pagos, los saldos de la balanza por cuenta corriente, de la cuenta financiera y
de la cuenta de capital deben ser una cantidad igual a cero.
Puesto que el producto no puede ser obtenido sin la cooperación de los factores utilizados,
los gastos que configuran el PNB quedan estrechamente relacionados con el empleo de
trabajo, capital, y otros factores de producción. Para diferenciar las diferentes clases de
gasto que generan el PNB de un país, los economistas y estadísticos de la administración,
que elaboran la contabilidad nacional, descomponen el PNB en los cuatro posibles usos que
se pueden dar al producto de un país: el consumo (la cantidad consumida por los residentes
privados en el país), la inversión (la cantidad acumulada por las empresas para construir
nuevas fábricas y adquirir bienes de equipo para la producción futura), el gasto público (la
cantidad de PNB utilizada por el Estado) y la balanza por cuenta corriente (la cuantía de las
exportaciones netas de bienes y servicios al exterior).
Una de las principales razones es que no se puede esperar comprender las causas de una
recesión o expansión económica sin antes saber cómo han variado los principales
componentes del gasto. Y, si no se entienden estas causas, no se podrá proponer una
política económica sólida. Además, las cuentas de la renta nacional facilitan una
información esencial para comprender por qué unos países son ricos, (es decir, tienen un
elevado nivel de PNB en relación con el tamaño de su población), mientras que otros son
pobres.
Además de las cuentas de la renta nacional, los estadísticos y economistas del Estado
elaboran la balanza de pagos, un registro detallado de la composición de la balanza por
cuenta corriente y de las diferentes transacciones que la financian . Las cifras de la balanza
de pagos son de gran interés para el público, como indica la atención que la dedican
numerosos medios de comunicación. Pero los informes periodísticos confunden algunas
veces la naturaleza de los diferentes flujos de pagos internacionales.
Antes de calcular la balanza por cuenta corriente, debemos incluir una clase de transacción
internacional que ha sido ignorada hasta el momento. Al analizar la relación entre el PNB y
la renta nacional, hemos definido las transferencias entre países como donaciones
internacionales, es decir, pagos que no se corresponden con ninguna adquisición de bienes
o servicios, o de activos. Las transferencias unilaterales netas son consideradas parte de la
balanza corriente, así como de la renta nacional, y la identidad Y = C + I + G + CC se
cumple exactamente si se interpreta Y como el PNB más las transferencias netas.
La razón por la cual este criterio ha sido recomendado en el pasado por el FMI es que lo
que realmente importa a la hora de mantener un tipo de cambio fijo son las reservas de las
que se dispone para actuar sobre el mercado de cambios. En efecto, el tipo de cambio no es
más que el precio, en términos de moneda nacional, de una divisa extranjera, y para regular
ese precio es necesario disponer de un “stock” de la mercancía.
Si la oferta de dólares por parte de aquellos que los reciben y los desean cambiar a pesos
(por ejemplo, exportadores de bienes y servicios o importadores de capital) viene
representada por S1 y la demanda de dólares a cambio de pesos (de importadores de bienes
y servicios o exportadores de capital) es D1, si la demanda de dólares se desplazase hasta la
posición D2 (debido, por ejemplo, a un aumento en el valor de las importaciones), las
fuerzas del mercado por sí solas harían que el peso se depreciase por encima de los 130
pesos por dólar. Para mantener el tipo de cambio dentro del intervalo permitido, las
autoridades tendrían que echar mano de sus reservas de divisas para que ofreciendo dólares,
complementar la oferta autónoma de dólares y mantener el tipo de cambio entre las bandas
de fluctuación. Si, por el contrario, hubiese aumentado la oferta de dólares de S1 a S2,
siendo D1 la curva de demanda, el mercado habría determinado una apreciación del peso
por debajo de los 120 pesos por dólar. Para mantener el tipo de cambio en este tope
mínimo, las autoridades tendrían que comprar dólares, y la curva de demanda se
desplazaría a la derecha. En este caso, las autoridades verían aumentar sus reservas de
divisas por el valor de los dólares que han debido adquirir. El criterio de las reservas –que
puede ser útil en un contexto de tipos de cambio fijo– ha perdido gran parte de su interés
desde que la mayoría de las monedas ha adoptado un tipo de cambio flotante abandonando
el compromiso de mantener una paridad fija. Bajo este nuevo régimen de cambios flotantes,
los desequilibrios no se traducen en pérdidas o aumentos de reservas, sino en
depreciaciones o apreciaciones de la moneda correspondiente, si bien, en la práctica,
algunos países utilizan sus reservas para anular movimientos especulativos o para suavizar
las variaciones en la cotización de su moneda. PROBLEMAS Se puede decir que un país
tiene problemas en su balanza de pagos cuando la balanza por cuenta corriente tiene un
elevado déficit o un superávit (los superávit de balanza de pagos, en muchos casos, también
plantean problemas importantes para los países) por un periodo largo de tiempo en
condiciones de libre comercio y de pleno empleo. El periodo de tiempo es importante, ya
que el déficit puede ser transitorio (debido a un hecho puntual como puede ser una mala
cosecha), en cuyo caso no plantea graves problemas, o bien puede tener características de
mayor persistencia, lo cual puede ser más peligroso. También es preciso insistir en las
condiciones de libre comercio, ya que siempre es posible rectificar un déficit a través de
aranceles o contingentes u otras medidas administrativas. La condición de pleno empleo
también es importante porque un déficit siempre puede ser reducido por políticas que
restrinjan el crecimiento de la actividad económica y del nivel de empleo. Cuando se utiliza
la protección o las políticas deflacionarias para corregir un déficit de balanza de pagos, se
produce un conflicto entre los objetivos de crecimiento económico y pleno empleo, por un
lado, y el equilibrio de la balanza de pagos, por el otro. Precisamente, la tarea de la política
económica consiste en resolver estos conflictos hasta donde sea posible. En resumen,
resulta fácil saber si un país tiene o no problemas de balanza de pagos. Sin embargo, en la
práctica, el asunto es más complicado. Hay que juzgar si se trata de problemas transitorios
o permanentes de balanza de pagos. Por tanto, aunque la balanza de pagos, por definición,
está siempre equilibrada, dependerá del criterio que utilicemos para saber con exactitud si
existen o no problemas. La dificultad radica, por tanto, en saber en qué lugar de la balanza
de pagos trazamos la línea divisoria. Aparte de los problemas conceptuales, existen también
limitaciones estadísticas en el análisis de la balanza de pagos. Tenemos un ejemplo en los
datos referidos a los dividendos ganados por las empresas multinacionales y repatriados por
las filiales a las casas matrices. Estos dividendos suelen estar mal estimados, por lo que es
bastante probable que aparezcan errores en el saldo de la balanza por cuenta corriente.
Ocurre algo muy parecido con los roayalties. Como la balanza de pagos está siempre
equilibrada, los errores de la balanza por cuenta corriente se tendrán que corresponder con
errores en la balanza de capitales y/o en la partida de errores y omisiones. La partida de
errores y omisiones recoge los movimientos económicos con el exterior no registrados.
Cuando estos movimientos desconocidos son pequeños, no preocupan demasiado; sin
embargo, cuando se trata de cifras importantes existen presiones lógicas para mejorar los
procedimientos estadísticos. Estos agujeros negros exigen una revisión sustancial de la
recogida de datos estadísticos de la balanza de pagos y una mejor identificación de los
flujos con el exterior, como, por ejemplo, los pagos por servicios y la evasión de divisas.
Es posible que los compradores originales de los títulos quieran venderlos para tener
nuevamente el dinero en sus manos. Cuando se realizan estas operaciones los títulos se
negocian en el mercado secundario. Las transacciones realizadas en el mercado secundario
no aportan recursos a los emisores, sino que tienen por objeto proporcionar liquidez a los
inversionistas por medio de la venta de sus instrumentos antes de su vencimiento. La gran
mayoría de las operaciones bursátiles se hacen en el mercado secundario y, puesto que los
emisores no reciben dinero por ellas, se podría pensar que el mercado financiero cumple
una función limitada para aportar recursos a las empresas productivas. Sin embargo, cabe
resaltar que sin la existencia de un mercado secundario tampoco podría haber un mercado
primario y, como consecuencia, se dificultaría el financiamiento de las actividades
productivas y el crecimiento de la economía. Por ejemplo, supongamos que Lucía tiene un
excedente de dinero que quiere invertir en las acciones de una nueva empresa porque sabe
que estos instrumentos le pueden permitir el aumento de su patrimonio en un futuro. Si no
existiera un mercado secundario que le permitiera a Lucía vender sus acciones en el
momento en el que ella necesitara su dinero simplemente no las compraría; ni lo haría
ningún otro inversionista. Así pues, ni Lucía podría realizar sus planes financieros ni el
nuevo negocio podría emprenderse por falta de recursos. De esta forma, el mercado
secundario constituye un apoyo fundamental para el financiamiento de las actividades
productivas.
Bibliografías
- KRUGMAN, Paul, Maurice OBSTFELD y Marc MELITZ, Economía internacional. Teoría y
Política. Editor Pearson. Novena Edición, 2012.
- SALVATORE, Dominick, International Economics, John Wiley & Sons, Décima edición,
2011 (en español Economía Internacional. Editor Limusa. Novena ed. 2007 o última
edición).
- APPLEYARD, Dennis R. y Alfred J. FIELD, Economía Internacional, Cuarta Edición,
McGraw Hill, 2003.
- LEVI, Maurice D., Finanzas Internacionales, McGraw Hill, Tercera Edición, 1997.
- EITEMAN, David K., STONEHILL, Arthur y MOEFFETT, Michael H. Las Finanzas en las
Empresas Multinacionales, Prentice Hill, Octava Edición, 2000.
- HALLWOOD, Paul y Ronald MacDONALD, International Money and Finance, Blackwell
Publishing, Third Edition, 2000.