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E l cuadernillo El enfoque formativo de la evaluación forma
parte de un conjunto de textos que integran la serie Herra-
mientas para la evaluación en Educación Básica, mediante los
cuales se pretende generar la reflexión entre docentes, direc-
tivos, equipos técnicos y autoridades en torno a los principios
teóricos y metodológicos del enfoque formativo de la evalua-
ción, y de esta forma coadyuvar al logro de los aprendizajes de
las niñas, los niños y los adolescentes que en México cursan los
niveles preescolar, primaria y secundaria.
En la actualidad la evaluación es un tema importante en el
ámbito educativo. La mayoría de los actores educativos están
conscientes de las implicaciones de evaluar o ser evaluado en
el proceso educativo. En este sentido, la evaluación verifica lo
que los alumnos aprenden y cómo lo aprenden, lo que los do-
centes enseñan y cómo lo enseñan, qué contenidos y mediante
qué estrategias. Es decir, la actividad educativa de alumnos y
docentes está orientada en algún grado por la evaluación para
mejorar el aprendizaje (De la Orden, 1989). Con esta perspecti-
va, es importante conocer qué es evaluar desde el enfoque for-
mativo, con el fin de que la evaluación contribuya a una mejor
enseñanza y al aprendizaje de los alumnos.
Evaluar mediante el enfoque formativo implica reconocer
que existe una cultura de evaluación que no se limita a la es-
cuela. Tradicionalmente, la evaluación se aplicaba para cono-
cer el desempeño escolar de los alumnos en un nivel cognosci-
tivo: referir conceptos, hechos, principios, etcétera, adquiridos
por ellos en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. A partir
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1. El enfoque formativo de la evaluación
de la década de 1960, la evaluación se ha extendido a otros
elementos del proceso educativo: la práctica docente, el fun-
cionamiento de los programas de apoyo al currículo y los com-
ponentes del sistema educativo. Esta ampliación se realizó en
Estados Unidos por circunstancias como la crítica a la calidad
de la escuela pública y la necesidad de que se rindiera cuentas
ante la enorme inversión en temas educativos, entre otras.
En México, desde los años 90 del siglo XX la evaluación edu-
cativa ha combinado el avance técnico de las pruebas estan-
darizadas a gran escala, con la evaluación de los aprendizajes
de los alumnos por parte de los docentes.
Las pruebas estandarizadas aplicadas a un grupo conside-
rable de la población escolarizada, permiten obtener resultados
confiables de los niveles de aprendizaje que alcanzan miles de
alumnos y tener un panorama que ayude a tomar decisiones
para la mejora de la calidad de la educación; sin embargo, para
ello se necesita reducir el número de temas al mínimo y utilizar
preguntas que no atienden los aspectos más complejos de las
competencias que pretende desarrollar la escuela. En este sen-
tido, la evaluación de los aprendizajes de los alumnos por par-
te del docente permite atender con precisión los aspectos más
complejos de la enseñanza y el aprendizaje, y hacerlo de modo
que se brinde retroalimentación detallada y oportuna a cada
alumno (SEP, 2010).
En el principio pedagógico “Evaluar para aprender”, seña
lado en el Plan de estudios 2011. Educación Básica, se men-
ciona que los docentes son los responsables directos de la
evaluación de los alumnos, independientemente de su mo-
mento (inicial, de proceso y final) y/o finalidad (acreditativa o
no acreditativa). En este contexto, la evaluación con enfoque
formativo se concibe como un insumo importante para mejo-
rar los procesos de aprendizaje durante todo el trayecto for-
mativo. Esto se sustenta en el Acuerdo número 592 por el que
se establece la Articulación de la Educación Básica (SEP, 2011).
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