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Rafael Rodríguez-Ocaña)
LECCIÓN XIX. LA DEMANDA | 1
PROCESO CONTENCIOSO ORDINARIO ESCRITO
Introducción. El proceso contencioso ordinario escrito está regulado completamente en los cc. 1501-1655.
Los demás procesos se van a inspirar en él: proceso contencioso oral, procesos especiales (matrimoniales,
de la sagrada ordenación, de separación de cónyuges, proceso penal). De estos procesos, el CIC regula
aspectos especiales, y en sus aspectos generales se remite al proceso contencioso ordinario escrito.
“Nemo iudex sine actore”, es decir, el juez nunca puede iniciar una causa sin previa petición
hecha por el interesado (actor o promotor de justicia) que debe ser formulada a tenor de los cánones.
Pero este canon debe ser complementado con el siguiente:
Es decir, para evitar sentencia gravemente injusta, el juez puede presentar pruebas, oponer
excepciones, supliendo así la negligencia de las partes, sin suplir nunca la iniciativa de parte (actor).
Lo propio del actor es la demanda, que es el acto con el que se formaliza la pretensión. Es
un acto de impulso, pues sin demanda no hay proceso, de modo que, una vez aceptada la demanda
se inicia el proceso (cc. 1501, 1502; DC 114 y 115).
c. 1502: Quien desea demandar a alguien, debe presentar un escrito al juez competente
en el que se indique el objeto de la controversia y pida el ministerio del juez.
¿La demanda debe ser escrita o no? Ha de ser escrita (libello). La demanda solamente puede
ser oral si existe un impedimento físico o moral.
§ 2: Sin embargo, en ambos casos el juez mandará al notario que levante acta, que ha de
ser leída al actor y aprobada por éste, y que sustituye al escrito del actor a todos los efectos
jurídicos (115 DC: desaparece lo segundo. Sólo se admite cuando el actor está impedido).
En caso de estar impedido el actor, por no saber, o estar presionado, o no poder escribir, el
juez mandará al notario que levante acta de la petición planteada (con todos sus requisitos), pero por
no ser este su trabajo o por carecer esta redacción de las formalidades jurídicas debidas, puede
ordenar que se remita el escrito al abogado de oficio permanente (c. 1490) para que formule con el
debido enfoque jurídico la petición que se plantea (libello).
c. 1504: El escrito de demanda debe: 1º. especificar ante qué juez se introduce la
causa, qué se pide y contra quién; 2º. indicar en qué derecho se funda el actor y, al
menos de modo general, en qué hechos y pruebas se apoya para demostrar lo que
afirma; 3º. estar firmado por el actor o por su procurador, con indicación del día, mes
y año, así como también del lugar donde habitan o dijeren tener su residencia a efectos
de recibir documentos; 4º. indicar el domicilio o cuasidomicilio del demandado.
Actor: ¿Quién pide? Se debe identificar al actor con sus datos oficiales. Si el actor tiene un
nombre religioso distinto del civil, debe quedar clara la identidad de ambos nombres. Hay que
verificar que el actor tenga capacidad procesal (si requiere tutor o curador se exige
documento acreditativo; también de los poderes para procurador y abogado, cc. 1481-1490),
que goce de legitimación ad processum, es decir, que sea persona standi in iudicio. El actor
debe señalar su domicilio o lugar donde recibirá las notificaciones del tribunal, o bien, el
domicilio o lugar de trabajo del procurador quien le transmitirá los avisos del tribunal.
Tribunal: ¿Ante qué órgano de justicia se pide tutela judicial? Hay que especificar el órgano,
no la persona, ni “ante el tribunal competente” (Ej.: Al Tribunal de primera instancia del
Arzobispado de Pamplona-Tudela). Debe ser un tribunal competente. Hay que examinar la
competencia del tribunal: competencia absoluta, competencia relativa.
Demandado: ¿De quién o contra quién se pide? El actor deberá aportar todos los datos
relativos que sean posibles para identificar al demandado (nombres, domicilio, cargos, etc.) y
así sea citado por el tribunal. Si falta todo lo anterior, será causa de rechazo de la demanda.
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2. Requisitos Objetivos: “Quid petatur”
Es el petitum, lo que se pide. El petitum no puede ser ambiguo, banal, sino que debe ser
directo, claro y bien formulado. La petición debe ser concreta y fundamentada. Se pueden acumular
acciones (petita) siempre que sean compatibles. Lo que se pide debe estar comprendido en las
materias sobre las que la Iglesia tiene competencia.
Las petita pueden ser subsidiarias, simultáneas, alternativas, se exige cierta conexión.
Las petita pueden ser constitutivas, declarativas, condenativas (penal o contenciosas: de
hacer, dar o devolver).
c. 1504. El escrito de demanda debe: 2º. indicar en qué derecho se funda el actor y, al
menos de modo general, en qué hechos y pruebas se apoya para demostrar lo que afirma…
Esto es para saber si hay fumus boni iuris de la causa petendi. Recordemos que la causa
petendi es el conjunto de afirmaciones fácticas que puestas en relación con una determinada
norma jurídica conceden al demandante el derecho subjetivo o el interés legítimo en el que se
legitima su derecho a tutela.
¿Cómo debe expresar el actor la causa petendi? (DC 116) La causa petendi comprende: En
qué derecho me baso para pedir lo que pido, e indicar sumariante los hechos de donde surge el
derecho de acción que habilita a pedir el ministerio del juez. Es decir, aducir los hechos y el
derecho que sostienen la petición. No es necesario el uso de palabras técnicas, basta que aparezca la
razón de la demanda, pues durante la fórmula de la duda, el juez puede formular la demanda con
mayor precisión. Cierto que no es imprescindible la asistencia de un abogado, aunque convendría,
dado su conocimiento técnico en la materia. Si el derecho fuera particular o consuetudinario hay
que aportar el derecho.
Así pues, los elementos que integran la causa petendi son: elemento fáctico y normativo. La
preponderancia de uno u otro ha dado lugar a dos teorías:
En el CIC no prevalece ni una ni otra, sino que hay una postura intermedia que sostiene que
ambos elementos son necesarios y deben ser engarzados por el actor. En una demanda todos los
hechos deben ser probados. La narración debe ser de modo general. No basta afirmar los hechos,
también hay que afirmar el derecho y la relación entre ambos (cfr. DC 122).
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4. Requisitos Formales (Forma escrita y verbal) c. 1504. 3º. y 4º.
c. 1504. 3º. Debe de estar firmado por el actor o por su procurador, con indicación del
día, mes y año, así como también del lugar donde habitan o dijeran tener la residencia
a efectos de recibir documentos; 4º. indicar el domicilio o cuasidomicilio del
demandado.
La demanda debe estar firmada por actor o procurador, indicado el domicilio de actor y
demandado, datada (importante a efectos de determinar el tiempo sospechoso, que es el tiempo en
que se presume que una de las partes ya ha decidido plantear la demanda, y a partir de ahí, todo lo
que haga es sospechoso de parcialidad porque todo estará dirigido a ganar el proceso).
De estos documentos hay que enviar original y copias (de ellas no dice nada el CIC).
Presentada la demanda, se pide un comprobante-certificado que haga constar la fecha de recepción.
Requisitos formales:
Que sea una demanda correcta: quiere decir que haya claridad en lo que se pide, precisión en
la formulación, relación de antecedentes necesarios de los hechos ajustándose a los que
interesan al derecho, evitando la prolijidad en la narración de estos; evitar la agresión o atacar
a la parte contraria; hablar con educación y respeto a la persona evitando los insultos.
Todos estos requisitos son intrínsecos tanto para el contencioso escrito y el oral del que habla
el c. 1658 y que remite al c. 1504:
La fecha marca el tiempo sospechoso que consiste en que una de las partes ha decidido
plantear la demanda y ha podido preparar la nulidad a su favor. Sirve también para plantear la
prescripción. Necesidad del tiempo para que la causa sea aceptada (c. 1506). El domicilio para saber
dónde va a recibir los documentos, para evitar la posible nulidad.
c. 1505 § 1. El juez único o el presidente del tribunal colegial, tras comprobar que el
asunto es de su competencia y que el actor tiene capacidad legal para actuar en
juicio, debe admitir o rechazar cuanto antes el escrito de demanda, mediante decreto.
Una vez comprobada la competencia propia y la capacidad legal del actor (capacidad procesal
y legitimación ad processum), el juez único o el presidente del tribunal debe admitir o rechazar la
demanda siempre mediante decreto (si la admite se emite el decreto sin más; si la rechaza se debe
motivar por qué se rechaza para que se hagan las correcciones pertinentes), y debe hacerlo cuanto
antes (quam primum).
2. si consta con certeza que el actor carece de capacidad procesal (que tenga capacidad
procesal y legitimación ad processum, es decir, que sea persona standi in iudicio);
4. si del mismo escrito de demanda se deduce con certeza que la petición carece de todo
fundamento y que no cabe esperar que del proceso aparezca fundamento alguno.
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El juez NO puede inventarse más causas de rechazo. Si surgen dudas acerca del contenido
de la demanda, ésta siempre ha de aceptarse. Antes de admitir o rechazar la demanda, es oportuno
que el presidente del tribunal escuche antes el parecer del defensor del vínculo (DC 119 § 2).
Rechazo. Para que haya rechazo, en el juez debe constar con certeza que la demanda adolece
de algún vicio, error o carencia. El rechazo debe motivarse porque clausura la vía de los
derechos (c. 1505 § 2; DC 121 § 2). Hay dos tipos de rechazo:
o Rechazo relativo: cuando la petición contiene algunos errores los cuales se indican
en el decreto, y una vez corregida la petición debe presentarse al mismo tribunal para
un nuevo examen.
c. 1505 § 4. En el plazo útil de diez días, la parte puede interponer recurso motivado
contra el rechazo del escrito ante el tribunal de apelación, o ante el colegio si fue
rechazado por el presidente; y la cuestión sobre el rechazo ha de decidirse con la
mayor rapidez.
Se apela si la parte se halla perjudicada por la sentencia (c. 1628). Se puede interponer
querella de nulidad contra las sentencias y decretos que adolezcan de vicio de nulidad insanable
(c. 1620). La restitutio in integrum cabe contra la sentencia que ha pasado a cosa juzgada cuando
es manifiesta su injusticia por nuevos elementos que se han encontrado (c. 1645).