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FOTOGRAFÍAS PERIODÍSTICAS SOBRE LAS

FUERZAS DE PAZ URUGUAYAS:


UNA MIRADA ANTROPOLÓGICA A LA PUBLICACIÓN
“MÁS ALLÁ DEL DEBER”

Curso​: Antropología Visual y de la Imagen


Plan de estudio​: 2014
Profesor​: Dr. Guigou
Estudiante​: Paolo Godoy Simeone
4.602.751-3
Entregado​: 1/11/2019
Los cascos azules uruguayos surgen como tema a partir de mi tesina. Me encontré con
numerosas imágenes fotográficas sobre esta participación de las FFAA uruguayas en sitios
oficiales (FFAA, ONU) o en artículos de prensa. Propongo indagar sobre algunas de las
imágenes producidas por un periodista acerca de esta experiencia militar que se encuadra en
una lógica humanitaria. Armando Sartorotti editó el libro ​Más allá del deber​: ​Convivencia
con las tropas uruguayas en el Cuerpo de Paz de las Naciones Unidas (​ Sartorotti, 2011), en
el contexto del bicentenario del Ejército Nacional, festejado en el año 2011. Sus fotografías
también fueron exhibidas en las Naciones Unidas en New York. Fueron tomadas en 2010 en
las misiones de paz en Haití (MINUSTAH) y en RD Congo (MONUSCO) durante las
semanas en que, anualmente, cambian las fuerzas de paz onusianas, con el fin de realizar un
fotorreportaje sobre el cotidiano de los cascos azules uruguayos. Busco poner en diálogo
antecedentes antropológicos sobre “lo militar-humanitario” (Pandolfi y Fassin, 2010),
politológicos (Sotomayor, 2007; Gonnet y Hernández, 2007; González, 2016) y etnográficos
(Razack, 2004; Rubinstein, 2006, 2015; Frederic, 2017) - resultado de mi investigación sobre
las narrativas de militares uruguayos sobre las misiones de paz de la ONU - para, de esta
forma, interpelar las imágenes producidas por Sartorotti (2011).

Palabras claves: ​Antropología, Fotografía, Humanitario, Militares, Narrativas


1. El ver, el escuchar y el fotografiar del viajante

Tapa del libro de Sartorotti (2011)

La fotografía puede ser pensada por su valor documental, como el registro neutro de una
realidad empírica garantizado por la máquina. Sin embargo este tipo de imágenes deben ser
entendidas en las relaciones que existen entre el fotógrafo y de lo fotografiado, o sea en la
representación acerca de la realidad fijada (Martín, 2005), su intimidad creada con los sujetos
fotografiados y a estos sujetos que se posicionan frente a la cámara.
Las imágenes analizadas no son producidas por el etnógrafo, sino que son imágenes pensadas
desde herramientas antropológicas. Las imágenes tomadas, fijadas, seleccionadas y expuestas
por Armando Sartorotti (2011) sobre las misiones de paz en Haití y en RD Congo buscan
documentar al militar uruguaya en su cotidianidad. A través de su mirada periodística el
fotógrafo da cuenta de un momento dado, en un espacio recortado, para describir acciones
significativas del cotidiano de los cascos azules uruguayos y del escenario en el que
intervienen. Estas fotografías periodísticas se vinculan con un conjunto de ideas, emociones y
prácticas que evocan más de lo que explican (Novaes, 2014, p. 61), tanto lo que se hace frente
a la cámara, como lo que quiere transmitir el fotógrafo. Las imágenes visuales se relacionan
con las imágenes mentales, asentando creencias y prácticas sustentadas en ellas. En este
sentido las imágenes poseen agencia ya que producen cambios en los modos de percepción de
sus espectadores, cambiando así sus estar-en-el-mundo (Novaes, 2008).
Me detendré en aspectos contextuales de estas imágenes: por un lado interrogando-me sobre
los significados que quiere transmitir el fotógrafo y sus propias representaciones de los
objetos y sujetos fotografiados. Por otro lado, indago acerca de otras evocaciones posibles
sobre lo que pueden llegar a significar estas fotografías, escudriñándolas desde una
perspectiva etnográfica, con la ayuda de antecedentes antropológicos sobre militares y
misiones de paz.

Ronaldo Mathias (2016) propone, en ​Artistas-viajantes e a construção da imagem do outro​,


en su tercer capítulo de ​Antropología visual, diferença, imagem e crítica ​(Mathias, 2016:
53-72), tomar cuenta de las imágenes producidas por los viajeros para los análisis
antropológicos:
“As imagens apresentadas pelos artistas viajantes, e de importante valor
antropológico, dialogam tanto com essa visão de mundo clássica aristotélica que
observa o outro, seus costumes, suas criações a partir daquilo que já se busca
afirmar, e em alguns casos, contemplar, quanto descreve a beleza encontrada nas
relações étnicas vividas, mas segundo um padrão estético occidental. O “mundo
etnografado” plasticamente pelos viajantes europeus e também por artista viajantes e
visto pela/da Europa numa oscilação ideológica que ora afirma a belezas naturais
dos nativos, ora busca imprimir neles vontades civilizatória.” ​(Mathias, 2016: 58)

Si bien la producción de imágenes a las que refiere Mathias no son la del fotorreportaje, sí
podemos hacer una analogía con las imágenes producidas por Sartorotti como “artista
viajante”. Esta cita nos invita a pensar estas imágenes en dos registros posibles: el
espacio-tiempo capturado y lo que se quiere transmitir. El primer registro se relaciona con el
dispositivo militar-humanitario de la ONU y la población intervenida. El segundo, refiere a
una lucha por la creación de una imagen (reputación) en el ámbito nacional, disociada del
pasado autoritario.
Lo narrativo como enfoque antropológico busca dar cuenta de las representaciones de eventos
ordenados en una secuencia temporal, dando significados colectivos a los acontecimientos
contados (Jimeno, 2016; Visacovsky, 2016). Los relatos escritos y visuales de Sartorotti
narran una “política de la supervivencia” (Abélès, 2008) y sus “lógicas humanitarias” (Fassin,
2010). Pero también narran dos historias locales: las de los territorios intervenidos por
organismos transnacionales y las de Fuerzas de Paz de un estado-nacional con una historia
particular con relación a las instituciones militares. Este contar una historia, principalmente
con imágenes, pone en relieve sus particulares recortes y ensamblajes;

“Las imágenes visuales se seleccionan para exagerar o aislar elementos que den un
sentido u otro a la acción, se manipula el tiempo y el espacio, y se crea la
ambigüedad suficiente o necesaria para que las imágenes se lean, inquieten y
persuadan de muchas maneras e incluso que, en situaciones de contacto cultural y
cambio social, se adecúen o modifiquen según las condiciones de existencia” (Buxó,
1999: 5)

Si bien Armando Sartorotti (2011) describe el cotidiano de los uruguayos en misiones de paz,
como señala Mathias, estas imágenes nos informan también sobre la manera de ver que posee
el observador (el fotógrafo y quien mira las fotografías). Teniendo en cuenta que deben
existir limitantes sobre lo que es posible1 y está permitido2 mostrar.
En algunas de estas imágenes, también se reafirman ciertas capas ideológicas profundas del
imaginario occidental: una alteridad natural y bella, salvaje y horrorosa; y un nosotros
civilizado que quiere imprimir su modelo civilizatorio sobre dicha alteridad. En este sentido,
estas fotografías participan de la “máquina narrativa” de la nación (Guigou, 2005), que va
imponiendo su construcción imagética de los procesos históricos del estado uruguayo. Lo
militar se vuelve un cuerpo palimpsesto, donde se superponen las escrituras de nuevos
relatos, borroneando los pasados, que aún dejan sus marcas. Detrás de estas imágenes, se
observa la representación de la historia de los últimos cincuenta años del Uruguay.
Una imagen fotográfica es inmóvil, su recorte temporal y espacial es instantáneo. Este
fragmento isolado, con su apertura limitada permite profundizar en detalles que el discurso
escrito no logra construir (Novaes, 2014, p. 64). Estas fotografías conforman un relato que se
insertan en las narrativas de distintas historias -la del humanitarismo occidental, de los
territorios retratados y de las FFAA uruguayas-. Estas imágenes buscan construir un sentido a
estas historias que se entrecruzan en sus trayectorias. Retratan por un lado, un tipo de
humanitarismo militarizado contemporáneo y militares humanitarizados en movimiento; por

1
Los militares entrevistados se mostraron escépticos acerca de la capacidad de los periodistas para dar cuenta
del cotidiano de sus tareas: “puede sacar foto cuando todo está tranquilo” o “van un mes y creen que son
expertos”. Pero aquí no se busca analizar la representación de lo real, sino que pretendo dar cuenta de las
estructuras imaginarias detrás de las imágenes y que habitan en quienes miramos lo militar de fuera y África
desde lejos.
2
Los periodistas que acompañan los contingentes durante el relevo deben seguir un curso dictado por la Escuela
Nacional de Operaciones de Paz del Uruguay (ENOPU).
otro, una representación de una desigualdades estática donde la “color line” (Dubois, en
Razack, 2004) marca la frontera entre ​nos-otros y los ​otros.​ Estos retratos dan sentidos y
justifican una intervención humanitaria de este tipo remitiendo a imágenes que “invierten” la
representación de lo militar (Rubinstein, 2006). Pero mantiene una imagen de un cuerpo
negro q​ ue debe ser tutelado y desarmado.

2. Imagenes de lo humanitario militarizado

Tapas de los libros de Sherene H. Razack (2004), y de Robert Rubinstein (2015).

Lo humanitario conforma un dispositivo argumental y emocional, una manera de sentir y


pensar, donde se asientan nuevos regímenes políticos y económicos (Abélès, 2008; Fassin,
2010). Estos dispositivos transnacionales, que son las misiones humanitarias, trazan una
cartografía global de las “miserias del mundo”. Dentro de este mapa geopolítico de lo
militar-humanitario (Pandolfi, Fassin, 2010) hay estados, territorios, poblaciones,
instituciones, personas, cuerpos que trazan trayectos hacia las “emergencias humanitarias”.

Si los países de la OTAN se dedican a ciertas guerras humanitarias (​ibidem)​ , son los países
del Sur global que envían la mayor parte de los ​contingentes (​ tropas militares) a las misiones
de paz de la ONU desde comienzos del milenio. Hasta la mitad de la década de los noventa
eran “potencias medias” las encargadas de estas misiones onusianas (Gonzalez, 2016).
Los casos de tortura cometidos por peacekeepers canadienses en 1992 (Razack, 2004); las
matanzas de Srebrenica en 1995 ejecutadas frente a la pasividad de los peacekeepers
holandeses; el genocidio de Ruanda atestiguado por observadores onusianos sin respuestas
políticas para reforzar militarmente los asesinatos de más de 800000 tutsis en semanas
marcaron un cambio en la gestión de las misiones de paz de la ONU. Pasaron por un
quinquenio de repliegue de sus intervenciones para, a partir de fines de siglo, fortalecer
militarmente estas operaciones con ​contingentes d​ e países del Sur global (González, 2016).
En este periodo es que las FFAA uruguayas comienzan a colocarse como un contribuyente
atípico por la proporcionalidad de su población (Sotomayor, 2007; Gonnet y Hernández,
2007; González, 2016).
A su vez, estas participaciones de países del Sur global son interpretadas por politólogos
norteamericanos como una forma de democratizar las FFAA. Los analistas citados invocan
las lógicas internas de cada estado para explicar las singularidades nacionales. Si bien en la
geopolítica, un estado como el uruguayo no posee el peso para intervenir en los lineamientos
estratégicos globales, su participación en escenarios exteriores a sus fronteras de estado
depende, en última instancia, de su política doméstica, aunque sea el contexto global que
permita o incentive dichas participaciones (​Ibidem)​ .

Más allá de entender las fotografías de Sartorotti como una posibilidad de acceder a un
“mundo etnografiado plásticamente” (Mathias, 2016: 58), buscamos mirar desde un prisma
etnográfico algunas de las imágenes de su libro. Buscando entender el significado que ocupan
sus imágenes en la construcción de una narrativa que busca representar unas FFAA
nacionales disociadas de la violación a los derechos humanos del pasado autoritario. Estas
imágenes elegidas buscan dar cuenta de cierta “inversión” en las tareas militares (Rubinstein,
2015), pero como demuestra Frederic (2017), dichas imágenes deben ser entendidas desde
una lógica propiamente militar, donde lo humanitario y militar no se oponen.
3. Lo humanitario como estrategia militar

Esta fotografía describe lo que se puede interpretar como una “inversión” de las tareas
propiamente militares (Rubinstein, 2015). A la que se pueden sumar otras posibles
“inversiones” relacionadas al pasado dictatorial de la década de los setenta y ochenta del siglo
pasado3. Este cambio de imagen relacionada al terrorismo de estado conforma uno de los
efectos deseados por parte de las FFAA nacionales (González, 2016), aunque secundario. La
feminización de las FFAA a nivel mundial es otra de las inversiones que se evidencia en esta
fotografía. Las imágenes que se encuentran en los sitios de las FFAA nacionales muestran
una imagen militar más convencional, donde se resalta la acción. Pero esta fotografía de un
personal femenino médico del Ejército puede verse también en sitios web de Presidencia y
del Ministerio de Relaciones Exteriores.

(Sartorotti, 2011, p. 39)

3
La otra imagen que representa una alteridad evidente en estas fotografías es la de lo militar en Latinoamérica, y
en particular en Uruguay. Silvia Frederic ve en los militares una “otredad radical interna” (Peirano en Frederic,
1023: 29), por dos o tres razones. Por haber ocupado un rol central en la conducción de las instituciones
políticas de estos estados a fines del siglo XX, siendo “una de las agencias estatales más controvertida de la
historia política (...)” (cambio “argentina” por) uruguaya (Frederic, 2013, p. 29). Esta alteridad interna también
se constituye por lo que representa lo militar en la sociedad civil: “la otredad que los militares representan nos
desafía moralmente, no sólo por las particularidades del proceso histórico argentino, sino porque ellos encarnan
esa dimensión de lo humano que es frecuentemente negada (Ibidem, p. 29, 30). Otra de las posibles
construcciones de un otro antagónico son las lecturas de unas FFAA que sirven intereses de poderes
hegemónicos, más que los intereses la sociedad nacional que la sostiene presupuestalmente.
Frederic explica que los militares argentinos que realizaron las primeras misiones de paz en
Haití (MINUSTAH) tienen tendencias a explicar sus prácticas en el campo operacional como
tareas propiamente militares, realizando una desambiguación entre lo humanitario y lo
militar, y colocando las tareas cívicas como Operaciones Psicológicas para ganar la confianza
de la población, donde se camufla el enemigo (Frederic, 2017, p.124-126). En el caso de mis
entrevistas realizadas a ex-oficiales del Ejército uruguayo que participaron en misiones de
paz en RDCongo, no hablan de Operaciones Psicológicas, pero sí de la importancia de
generar lazos de confianza con la población para tener capacidad de negociación, evitar la
confrontación (siendo Fuerza Armadas con poca capacidad de fuego) y obtener información
(para prevenir ataques o conflictos).

4. Otra imagen de sí-mismo

(Sartorotti, 2011, p. 97)

En una entrevista que realicé a Sartorotti, subrayó el desafío de trabajar con y sobre militares:
“Yo empecé a ser periodista a finales de la dictadura, cargaba con muchos prejuicios sobre
los militares”. Reflexiona sobre dichos prejuicios rápidamente, observando el trabajo actual
de los militares uruguayos y realizando un corte generacional para explicar que nada tienen
que ver los militares uruguayos de hoy con los de la dictadura. En la Escuela Nacional de
Operaciones de Paz (ENOPU) un joven oficial, mostrándose cansado de la asociación directa
entre militares y dictadura, se encargó de hacerle saber sus sentimientos heridos por esta
sinécdoque entre militares actuales y terrorismo de estado del pasado reciente.
El sentimiento de una identidad estigmatizada fue uno de los ejes que guió mis entrevistas a
militares uruguayos4. El libro de Sartorotti debe ser entendido en torno a dicha tensión. Los
politólogos especializados en el caso uruguayo en las misiones de paz (Sotomayor, 2007;
González, 2016) afirman que uno de los objetivos de estas operaciones para las políticas
nacionales, además de financiar las FFAA (en materiales y sueldos), es crear escenarios de
prácticas militares para entrenar sus tropas y participar de políticas exteriores onusianas. Las
misiones de paz son también empleadas estratégicamente para cambiar la imagen, o la
reputación de unas FFAA más asociadas, en ciertos sectores sociales, a crímenes de Lesa
Humanidad contra sectores de sus co-nacionales que a tareas de Defensas de integridad
nacional.
Entendiendo, “as imagens, como signos que são, foram e são criadas para trazerem à mente
de quem as olha um presente já ausente e como linguagem fazem parte de um processo de
(re)construção da realidade, sendo sua reapresentação” (Mathias, 2016, p. 53, 54); las
imágenes que nos ofrece Sartorotti movilizan una sensibilidad humanitaria, pero también otra
imagen del militar uruguayo. Su humanismo particular del casco azul uruguayo es destacado
por Sartorotti en su entrevista. Convocada la “uruguayez” para describir esta particularidad:
“los coroneles de la India se hacen lustrar las botas, un coronel uruguayo lo hace el”. Esta
forma de ser descrita como igualitaria, asociada a un compromiso con sus tareas: “los
uruguayos hacen cosas que los contingentes de otros países no hace”5.

5. La imagen del otro

El libro de Sartorotti se divide en dos grandes capítulos dedicados a cada una de las misiones
fotografiadas. Ambos capítulos comienzan con imágenes y textos que narran la historias de
los territorios intervenidos, con particular énfasis en sus historias coloniales. Mapas,

4
​Siguiendo la idea de Ana María Forero en ​El Ejército Nacional de Colombia y sus heridas: una aproximación
a las narrativas militares de dolor y desilusión;​ los militares del Ejército Nacional colombiano estructuran sus
narrativas sobre la tensión que los coloca como víctimas del poder político y de la opinión pública (Forero,
2017).
5
Esta “uruguayez” es compartidos por algunos oficiales que he entrevistado, incluso es destacados por algunos
de las jerarquías onusianas. Pero también es discutidos por otros militares uruguayos, que no ubican la identidad
nacional como factor explicativo de la eficiencia de sus operaciones; o por quienes denuncian los abusos
sexuales cometidos por los peacemakers.
fotografías históricas y textos introducen las series fotográficas en las cuales se entremezclan
población local, tareas securitarias de cascos azules, tareas humanitarias, escenas cotidianas
de reposo, recreativas o de organización de la vida en una base militar.

Debajo de esta fotografía que data de 19046 está escrito: “El padre de un niño de 5 años mira
las manos de su hijo, que fueron cortadas por haber entregado una cuota muy pequeña de la
recolección” (Sartorotti, 2011, p. 55). En la página que le sigue, una breve reseña histórica de
RD Congo desde el colonialismo belga hasta la intervención onusiana en 1999 (Ibidem, 54).
Es la “máquina escrituraria” del colonialismo leopoldino, con sus S.A. empresas adueñadas
del Estado Libre del Congo, que marcan sus trazos cortantes sobre la manos de obra de la
producción de caucho, imprescindible en las nuevas industrias.
Dos alteridades antagónicas se oponen a la imagen que occidente se hace de sí misma: África
y lo militar. Atravesada por su largo “proceso civilizatorio” (Elias, 2015), occidente se pinta a
sí misma como imagen sinecdóquica de la civilización, en esencia, progresivamente cada vez
más pacífica y humana. Su imagen antagónica es África, nos dice Achille Mbembe en su
Crítica a la Razón Negra (2016) que la Modernidad Occidental ha imaginado su “alteridad
absoluta” en una figura geográfica y corporal, África y el Negro:

Paradojas del nombre, el término «África» remite generalmente a un hecho físico y


geográfico: a un continente. A su vez, este hecho geográfico indica un estado de
cosas, un conjunto de atributos, propiedades e, incluso, una condición racial. De

6
​Esta fotografía fue tomada por misioneros cristianos británicos, con otro conjunto de imágenes que denuncian
la milicia de la ​Anglo-Belgian Indian Rubber Company​ (Hochschild, 2017, p. 270).
inmediato, se adhieren a estas referencias una serie de imágenes, palabras,
enunciados, estigmas que supuestamente deletrean ese estado inicial físico,
geográfico y climático de cosas. También se unen los supuestos atributos de las
poblaciones que lo habitan: su nivel de pobreza, de expoliación y, en particular, su
relación con una forma de vida cuya duración nunca es certera, puesto que siempre
son inminentes la superstición, la muerte y la abyección. En consecuencia, «África»
es la palabra con la que particularmente la Edad Moderna pretende designar dos
cosas. Primero, cierta figura litigiosa de lo humano encerrada en la precariedad
absoluta y en el vacío del ser. En segundo lugar, designa la cuestión general del
carácter inextricable de lo humano, del animal y de la naturaleza; de la muerte y de
la vida, de la presencia de una en la otra, de la muerte que vive en la vida y que
otorga a esta última la rigidez de un cadáver —la repetición de la muerte en la vida a
través de un doble juego de desdoblamiento y repetición, del cual África sería tanto
la máscara como el hueco solar—. Además, en la conciencia moderna «África» es el
nombre que se le otorga generalmente a las sociedades consideradas impotentes, es
decir, a las sociedades incapaces de producir lo universal o de dar cuenta de él.
(Mbembe, 2016, p. 104, 105).

El cuerpo asocia a África, “el negro”, es aquí representado por la agambendiana desnudez de
sus vidas (Abélès, 2008) que habilitan la excepcionalidad humanitaria cada vez más
militarizada (Pandolfi y Fassin, 2010). En estas dos imágenes dramáticamente análogas
(amputación por violencia paramilitar relacionada a la extracción de riquezas naturales), se
refuerza la imagen de un continente que se imagina mutilado, al que se debe ayudar.

(Sartorotti, 2011, p. 55 y p. 78)


6. Conclusiones

Las Misiones de Paz onusianas son una oportunidad de observar cómo opera la “razón
humanitaria” en políticas globales. Pensar estos dispositivos militar-humanitario desde la
participación uruguaya nos invita a reflexionar no solo sobre las políticas globales de la
supervivencia (Abélès, 2008), sino también sobre la espiral de lo globalizado hacia dentro de
la esfera nacional, buscando los significados que cobran estas imágenes en la conformación
de nuevos imaginarios nacionales acerca de las FFAA. Estos trayectos, que militares
uruguayos repiten en ciertos territorios extranjeros, conforman tanto un cartografía global de
la repartición mundial desigual del sufrimiento, como el intento de borrar o superponer (para
mitigar), las imágenes del terrorismo de estado asociadas a lo militar. Se busca invertir la
imagen del militar, utilizando un relato que destaca las inversiones propuestas por Rubinstein
en las misiones de paz (evitar el combate, no tener un enemigo, ayudar la población local).
Sin embargo, autores como Sabina Frederic (2017) o Leiner (2009) señalan ciertas
características de las Operaciones Psicológicas (Opsi) que deconstruyen la ambigüedad o
“inversión” que puede existir entre tareas militares y cívicas de corte humanitaria, y tareas
propiamente militares y bélicas. Inspiradas de las luchas contra-insurreccional (contra los
movimientos decoloniales) y en una estrategia militar de países del tercer mundo, para no
enfrentarse militarmente al enemigo por la falta de fuerza militar, las Opsi constituyen una
amplia gama de dispositivos de comunicación e inteligencia militar que busca aislar al
enemigo ganando la simpatía de la población civil, en el cual se esconde (Frederic, 2017,
p.124-126). No es por un ejercicio comparativo que Frederic llega a esta conclusión, sino por
los relatos del encargado de inteligencia de los cascos azules argentinos durante la
MINUSTAH. Los militares buscan desambiguar la relación entre lo humanitario y lo militar,
en este sentido explican sus tareas como estrictamente militares.
Los militares uruguayos parecen también resaltar el aspecto militar de sus tareas por sobre las
tareas cívicas y humanitarias. Sin embargo, institucionalmente, una imagen de militares
realizando tareas humanitarias (a nivel interno, o internacional) los legitiman frente al poder
político y a los sectores de la sociedad civil, conformando parte de la doctrina militar
post-Guerra Fría. En este sentido estas fotografías, más que describir empíricamente una
realidad social, participa de la propaganda política que busca legitimar y justificar estas
políticas globales securitarias, ancladas en el deber de intervenir para ayudar; y por otro, que
intenta dar una imagen de las FFAA uruguaya que evocan otros sentidos que los relacionados
a la Guerra Fría y su manifestación terrorífica en el ámbito nacional. Este otro interno (el
militar) se transfigura en un ​nos-otros n​ acional caracterizado por su humanismo.
Por último, estas imágenes reafirman una narrativa que coloca una realidad geográfica y
corporal como una alteridad que debe ser intervenida, protegida, tutelada. Esta alteridad
radical externa, con otro cuerpo (negros, mujeres, niños, amputados, civiles armados), es
retrada manteniendo la misma línea de color denunciada por Dubois a comienzo del siglo
XX. La movilización de la compasión opera como justificativo tanto de la intervención
onusiana como de la participación uruguaya, sin embargo mantiene esta alteridad en el lugar
que la modernidad industrial lo ha ubicado.
Bibliografía

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