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Y USTEDES ¿QUIEN DICEN QUE SOY YO?

La pregunta del millón. Jesús lleva a sus discípulos a Cesarea de Filipo, un


territorio donde los judíos no iban, porque era un territorio pagano, lleno de
templos paganos, pero seria en medio de este ámbito donde Jesucristo los
confrontaría a todos sus discípulos. Hoy pues, nos confronta en esta mañana a
nosotros, al preguntarnos, “quien dicen ustedes que soy yo”

Para ello tomaremos como base el pasaje del libro de Mateo 16:13-17

Lo que nos pone ante dos incógnitas,

Primero, ¿Quién dice la gente que es el hijo del hombre?

Segundo, y ustedes, ¿Quién dicen que soy?

Y por último nos aclara de donde viene la revelación que permite a pedro dar
respuesta a la pregunta.

Respondámonos, la gente del mundo, como concibe a Cristo, sabiendo las


proezas, conociendo la revelación de la creación, considerando que la historia
misma reconoce la existencia del Mesías, al dividir la historia de la humanidad en
AC y DC, volcando nuestra mirada al mundo pecaminoso y caído en el que
vivimos, que usa la palabra de Dios y la figura de Cristo para apuntalar sus
pensamientos y filosofías, además de respaldar su pecaminosidad. ¿Acaso el
mundo no lo ve como un revolucionario?, acaso el mundo no lo ve como el
amigo?, acaso el mundo no dice que necesita de santos y corredentores como
María para cumplir con su trabajo de Justificador ante el Padre?, acaso los
mismos evangélicos y cristianos, no suavizan el evangelio para no causar
controversia y simpatizar mas con la gente, colocando su objetivo en el
crecimiento de las masas en numero y no en regenerados por causa del espíritu
santo?, acaso el espectáculo, el desorden, el escandalo y las interpretaciones
incorrectas del evangelio, no llenan salones inmensos, porque le dicen al hombre
lo que desea oír y no lo que tiene que escuchar?, y acaso Jesús mismo no nos
advirtió de esto? En 2 Timoteo 3: 1-5, Mateo 7: 13-15, 24: 3- 12, 2 Pedro 2:1-3.
Pues no se trata de nosotros, sino de Jesús que es Dios mismo. Se trata de
corazones regenerados, no de corazones muertos ni encerrados esperando a que
se les abra la puerta del pecado para deleitarse en su perversidad, los tales no
son de Dios, sino del diablo. Hay muchos que hacen las cosas de Dios, porque les
toca, cuando en realidad odian hacerlo, y sueñan con las cosas que aman, que
para Dios es pecado, los tales son del diablo. Hermano mío, pues le informo que,
si usted se identifica con cualquiera de estas formas de definir a Cristo, pertenece
al mundo, y su pensamiento es pecaminoso y el castigo para el pecado es la
muerte. Dios odia el pecado y detesta al pecador, no tiene comunión con
pecadores, ni se deleita con sacrificios de transgresores de su ley. A Dios no le
importa que le digas seño, señor, y sigas pecando deliberadamente, que no te
preocupes por agradarle. A Dios no le interesa en lo más mínimo que le lleves
ofrendas ante su altar, cuando tu iniquidad transpira azufre. A Dios no le interesa
que te creas a ti mismo, buena persona, cuando cumples con su ley a tu manera,
y la injusticia es tu bandera. A Dios no le interesa que intentes con tu esfuerzo en
pagar por tus pecados, nada de lo que tu hagas, no cambia ni un ápice, la
sentencia de muerte eterna dictada en tu contra, pues solo en Cristo Jesús esta
pagado toda la deuda. Pues El mismo declara sobre si en Juan 14:6, entonces por
que tanta necedad por tratar de pagar nuestros pecados conforme a nuestra
manera de pensar, cuando la única manera de pagar por nuestros pecados es
creyendo en el unigénito de Dios quien clavo en el madero todos nuestros
pecados. Solo arrepintiéndonos de todo corazón, abandonando todo lo que el
mudo nos ofrece, tomando nuestra cruz y siguiéndole, Mateo 16:24, nos podemos
considerar seguidores de Cristo, como seguidores, debemos ser obedientes y al
obedecer, damos gloria a Dios, que es en ultima instancia, el objetivo por el cual
todo ser humano fue creado; darle gloria a Dios. Isaías 43:7. Porque como
criaturas de Dios fuimos creados a su imagen y semejanza, Genesis 1:26, por lo
tanto, nosotros deberíamos conocer de manera personal a nuestro señor y
creador, así como a nuestro salvador Jesucristo, pues El estuvo desde el principio,
Juan 1:1-5, entonces, si el nos pregunta, y ustedes, ¿Quién dicen que soy?, por
que no podemos dar respuesta…sencillo…se debe al pecado. El pecado nos ha
segado, nos ha separado, nos ha alejado, nos ha desdibujado el rostro de nuestro
salvador. El pecado nos ha llenado de vergüenza. Pero por que estamos llenos de
vergüenza. ¿Acaso Jesús ya no pago por nuestros pecados?, acaso ya no fuimos
justificados? Pues debemos saber, que eso se debe al remanente de pecado que
nos persigue. Sin embargo, tenemos de nuestro lado a nuestro abogado, a aquel
que pago con su sangre por nuestras faltas. Mis amados hermanos, somos
restaurados, limpiados, presentados como salvos ante el padre, nuestra cuenta se
ha borrado para la gloria de Dios en el cuerpo y sangre de Cristo. El madero es
nuestro recordatorio. Confíe en que el sacrificio de nuestro señor Jesús es
suficiente para que herede con El, la vida eterna en l a presencia del padre, y viva
siempre una vida de santidad.

En nuestra próxima reunión daremos respuesta a la pregunta que Dios mismo, en


la persona de Cristo Jesús nos hace… y ustedes, ¿Quién dicen que soy?

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