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3. El Subjetivismo y el relativismo
El escepticismo sostiene que no existe verdad alguna. El subjetivismo y el
relativismo no son tan radicales. Con ellos se afirma que si existe una verdad; sin
embargo, tal verdad tiene una validez limitada. No existe una verdad
universalmente válida.
El subjetivismo limita la verdad al sujeto que conoce y juzga. Este sujeto puede ser
el individual o puede ser el sujeto general, es decir el género humano.
El relativismo, que se parece mucho al subjetivismo, también afirma que no existe
alguna verdad universalmente válida. El relativismo sostiene que los
conocimientos humanos dependen absolutamente de factores externos, tales
como la influencia del medio y de la época en el pensamiento, la afiliación a cierto
círculo cultural y los factores determinantes contenidos en ellos.
4. El Pragmatismo
El escepticismo adquiere un cariz positivo en el pragmatismo moderno. En él,
verdadero es lo mismo que útil, valioso, alentador de vida. La verdad se
fundamenta en la concordancia de las ideas con los fines prácticos del hombre.
5. El Criticismo
Es una postura intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo. Al igual que el
dogmatismo, acepta una confianza fundamental en la razón humana. Sin
embargo, pone, junto a la confianza general una desconfianza hacia cada
conocimiento particular. El criticismo examina todas y cada una de las
aseveraciones de la razón humana y nada acepta con indiferencia.
EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO
1. El Racionalismo
Sostiene que la causa principal del conocimiento reside en el pensamiento, en la
razón. Afirma que un conocimiento sólo es realmente tal, cuando posee necesidad
lógica y validez universal. Esto es, cuando nuestra razón estima que una cosa es
como es y que no puede ser de otro modo; y cuando juzga que, por ser como es,
debe ser así siempre y en todas partes.
2. El Empirismo
Según el empirismo la única causa del conocimiento humano es la experiencia. No
existe un patrimonio a priori de la razón, la conciencia cognoscente no obtiene sus
conceptos de la razón, sino exclusivamente de la experiencia. El espíritu humano,
por naturaleza, está desprovisto de todo conocimiento; es una tabula rasa, una
hoja en blanco en la que escribe la experiencia.
3. El Intelectualismo
Es un intento de mediación entre el racionalismo y el empirismo. Con el
racionalismo, el intelectualismo admite que existen juicios lógicamente necesarios
y universalmente válidos, que se establecen no sólo sobre objetos ideales. Pero
mientras que el racionalismo estima que los elementos de tales juicios, los
conceptos, son un patrimonio a priori de nuestra razón, el intelectualismo opina
que proceden de la experiencia. El intelectualismo estima que la conciencia lee en
la experiencia, extrae sus conceptos de la experiencia, y de ahí su nombre
(intelligere-intus legere: leer en el interior).
4. El Apriorismo
Es un segundo esfuerzo de intermediación entre el racionalismo y el empirismo.
También considera que la razón y la experiencia son las causas del conocimiento.
Pero se diferencia del intelectualismo porque establece una relación entre la razón
y la experiencia, en una dirección diametralmente opuesta a la de este. En el
apriorismo se sostiene que nuestro conocimiento posee algunos elementos a priori
que son independientes de la experiencia.
LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO
1. SOLUCIONES PREMETAFÍSICIAS
a) El objetivismo
Para el objetivismo, el objeto es el factor más importante de los dos elementos
involucrados en la relación cognoscitiva. El objeto determina al sujeto. Este debe
ser regido por aquel.
b) El subjetivismo intenta radicar el conocimiento humano en el sujeto. Para
conseguirlo, instala el universo de las ideas, el conjunto de los principios del
conocimiento en un sujeto. Este se convierte, para expresarlo en alguna forma, en
el pedestal que sostiene la verdad del conocimiento humano. Pero adviértase que
cuando se habla del sujeto, no se está designando a un sujeto concreto, individual,
sino a un sujeto superior, trascendente del pensamiento.
2. SOLUCIONES METAFÍSICAS
a) El realismo
Por realismo debemos entender la postura epistemológica que afirma que existen
cosas reales, independientes de la conciencia. Esta actitud filosófica admite varias
exposiciones. El realismo ingenuo se manifiesta cuando no se ha presentado la
influencia de una reflexión crítica sobre el conocimiento. El realismo natural es
diferente del realismo ingenuo. En él ya no aparece la credulidad absoluta, pues
inmediatamente se manifiestan algunas reflexiones críticas sobre el conocimiento,
ya no se confunde el contenido de la percepción con el objeto percibido. A pesar
de esto, se afirma que los objetos corresponden totalmente a los contenidos de la
percepción. Una tercera forma de esta postura filosófica es el realismo crítico, así
llamado porque se apoya en numerosas reflexiones críticas sobre el conocimiento.
El realismo crítico no acepta que en las cosas residan todas las cualidades
comprendidas en los contenidos de la percepción; por el contrario, sostiene que
todas las propiedades o cualidades que únicamente pueden ser percibidas por un
sentido, como los colores, los sonidos, los sabores, etcétera, sólo existen en
nuestra razón. Estas propiedades sólo pueden ser notadas cuando sobre los
órganos de nuestros sentidos actúan ciertos estímulos externos.
b) El Idealismo
Este sostiene la teoría de que no existen cosas reales que sean independientes de
la conciencia. Habiendo suprimido las cosas reales, sólo restan dos clases de
objetos: los de la conciencia (representaciones, imágenes, sentimientos, etc.), y
los ideales (los objetos de la lógica y de la matemática), por lo que el idealismo,
necesariamente, debe considerar que los objetos, llamados reales por otros,
pertenecen a la conciencia o al ideal. De esta consideración surgen dos
tendencias del idealismo: el subjetivo o psicológico y el objetivo o lógico.
c) El Fenomenalismo
Es una teoría que afirma que no podemos conocer las cosas como son en sí, sino
tan sólo en su apariencia. El fenomenalismo acepta la existencia de las cosas,
pero niega que podamos conocer su esencia. Únicamente podemos conocer que
las cosas son, pero no podemos saber lo que son.
3. SOLUCIONES TEOLÓGICAS
a) La Solución Monista y Panteísta
El idealismo, al negar la realidad, en cierto modo desconoce uno de los dos
elementos que intervienen en la relación del conocimiento; el realismo permite que
ambos coexistan; el monismo intenta reunirlos en la unidad última. El sujeto y el
objeto, el pensamiento y el ser, la conciencia y las cosas, sólo en la apariencia son
una dualidad, pues en la realidad constituyen una unidad. Son dos aspectos de la
realidad única. Lo que se presenta ante la experiencia como una dualidad, para la
metafísica, única ciencia que profundiza en la esencia, es una unidad.
b) La Solución dualista y teísta
Se tiene una concepción dualista y teísta del universo, cuando se admite la
existencia de un dualismo empírico de sujeto y objeto que se fundamente en un
dualismo metafísico. En esta concepción de universo, se sostiene la diferencia
metafísica esencial entre el objeto y el sujeto, entre la conciencia y la realidad. Sin
embargo, esta dualidad, en su opinión, no es definitiva. El sujeto y el objeto, el
pensamiento y el ser, finalmente deben ser reducidos a un último principio común.
Este principio se identifica con la Divinidad, causa común de la idealidad y de la
realidad, del pensamiento y del ser. Siendo la causa eficiente del mundo, Dios ha
ordenado el reino ideal y el reino real de tal manera, que ambos concuerdan para
que exista una armonía total entre el pensamiento y el ser.
LAS ESPECIES DEL CONOCIMIENTO
Conocer es aprehender mentalmente un objeto. Generalmente la aprehensión no
se realiza en un acto simple, sino que es el resultado de una serie de actos. Ahora
bien, debemos preguntar si además del conocimiento mediato y discursivo, existe
un conocimiento inmediato; sí hay un conocimiento intuitivo diferente del
discursivo. El conocimiento intuitivo, como su nombre lo indica, consiste en
conocer viendo. Su naturaleza característica es determinada porque el objeto es
aprehendido inmediatamente, en forma semejante a lo que ocurre, principalmente,
en el acto de ver. Pero cuando se trata de la intuición, nunca se habla de esta
intuición sensible, sino de una intuición espiritual. En sentido propio y estricto la
intuición por medio de la cual se consigue no la simple aprehensión de las
relaciones, sino la aprehensión y conocimiento de una realidad material o de un
objeto o de un hecho suprasensible es la intuición propiamente tal. Conocida como
intuición material.
En el espíritu del hombre aparecen tres principios fundamentales: el
entendimiento, el sentimiento y la voluntad. Entendido esto, distinguiremos una
intuición racional, una intuición emocional y una intuición volitiva. El instrumento
cognoscitivo en la primera es la razó; en la segunda es el sentimiento y en la
tercera la voluntad.
Si consideramos la estructura del objeto, obtendremos una división semejante. En
todo objeto aparecen tres elemento o aspectos diferentes: esencia, existencia y
valor. Por lo tanto, podríamos hablar de una intuición de la esencia, de una
intuición de la existencia y de una intuición del valor. La primera coincide con la
racional, la segunda con la volitiva y la tercera con la emocional.
EL CRITERIO DE LA VERDAD
1. El Concepto de la Verdad
Para la conciencia natural, la verdad del conocimiento radica en la concordancia
del contenido de la idea con el objeto. A esta concepción la llamamos concepto
trascendente de la verdad. Pero frente a él existe otro que podía ser designado
como concepto inmanente de la verdad. Para él, la esencia de la verdad no se
encuentra entre el contenido de la idea y un objeto que se halla fuera de nuestro
pensamiento, un objeto que trasciende nuestro pensamiento, sino en la relación
con algo que reside dentro del mismo pensamiento. La verdad es la concordancia
del pensamiento consigo mismo. El juicio es verdadero cuando está formulado con
apego a la leyes o normas del pensamiento.
2. El Criterio de la Verdad
La cuestión del criterio de la verdad está en íntima relación con la cuestión del
concepto de la verdad. Esto puede probarse fácilmente si consideramos el
idealismo lógico. Para él la verdad consiste en la concordancia del pensamiento
consigo mismo ¿en qué podríamos encontrar tal concordancia? La respuesta es:
en la ausencia de contradicción. Nuestro pensamiento concuerda consigo mismo
cuando está libre de contradicciones y sólo en este caso. La aceptación del
concepto inmanente o idealista, obliga necesariamente a la admisión de la
ausencia de contradicción como criterio único de verdad.