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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA RELACIONES INTERIORES Y


JUSTICIA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
SEDE: CATIA

Ambiente: 02
Sección: 2F

ANALISIS SOBRE LA PIRAMIDE DE


RESISTENCIA Y CONTROL

Prof.: REALIZADO POR:


CHIRINOS, Williams MONTILLA, Vanessa V.-13.717.385

Caracas, Mayo de 2016


LA PIRÁMIDE DEL MIEDO

La denominada “Pirámide del Miedo”, es una escala que muestra los niveles de
alerta que pudiese tener un individuo, también denominada Pirámide de Colores,
ésta, mediante el uso de colores clasifica los niveles de alerta a los que puede
estar sometida una persona.

Claramente, dicha pirámide ayuda al estudio del uso progresivo y diferenciado


de la fuerza policial, ya que, dependiendo del tipo de acción desplegada por el
ciudadano o ciudadana abordada, así será la respuesta del efectivo policial, todo
esto de conformidad con los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad
que deben ser sine quanon en lo que respecta al uso progresivo y diferenciado de
la fuerza.

En la Pirámide del Miedo, podemos observar una serie de estados de alerta, los
cuales determinarán las acciones a tomar por el ciudadano o ciudadana; en la
parte de la base (o de abajo para ser más específicos) logramos observar que el
estado expuesto es el de relajación, el cual es representado con el color blanco;
seguidamente, un peldaño arriba en la pirámide logramos divisar el estado de
prevención, el cual es representado con el color amarillo, arriba de este logramos
observar el estado de alerta, representado con el color naranja; siguiendo este
orden ascendente logramos encontrar ya el estado de planificación, el cual es
representado con el color rojo, y finalmente, en la cúspide de la pirámide logramos
observar el estado de ejecución, el cual es representado con el color negro. Esta
se trata de la pirámide básica de estado de alerta.

Ahora bien; adaptando esto al contorno policial, esta información y estados son
transformados parcialmente, adaptándola a la necesidad del servicio de policía y
el uso progresivo y diferenciado de la fuerza, logrando crear la Pirámide de
Resistencia – Control; la cual deja reflejar el nivel de las acciones que puede
tomar un determinado sujeto en contra de la comisión policial y de terceros
involucrados en un determinado procedimiento y las acciones proporcionales que
el funcionario o funcionaria policial debe tomar con respecto a éstas. Recordemos
que toda acción desplegada por los efectivos policiales debe estar siempre
ajustada a los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad.

Ahora bien, podemos observar que en esta pirámide, a diferencia de la primera


explicada (la de los estados de alerta), ya no se encuentra el estado de relajación
representado con el color blanco; esto tiene una obvia explicación; la relajación de
la persona es inviable cuando se está tratando una situación determinada en la
que intervenga la autoridad policial; más claramente explicado; el ciudadano
ejerce una acción determinada; así que, la relajación queda fuera de este contexto
de acción.

Más bien, en la base de la pirámide se encuentra el primer accionar negativo


(digámoslo así, porque de otra manera no necesitara regulación por parte de la
autoridad policial) se trata de la intimidación psicológica, la cual es representada
con un color verde claro, teniendo como respuesta proporcional policial la
presencia policial; continuando progresivamente con un estado de indecisión,
representado con un color verde un poco más obscuro, teniendo ésta como
actuación proporcional el despliegue táctico.

Continuando con las agresiones de tipo verbal, representada con el color verde
obscuro, teniendo ésta como actuación proporcional por parte de la autoridad
policial el diálogo. Estas tres etapas de uso progresivo y diferenciado de la fuerza
policial, representadas en los peldaños posteriores de la pirámide se relacionan
con los Niveles Ordinarios de Actuación Policial.

Siendo ello así, nos adentramos en los niveles de transición (continuamos


subiendo peldaños en la pirámide); logrando observar en este nivel un grado de
resistencia pasiva por parte del sujeto activo, siendo representada con el color
amarillo, siendo la actuación proporcional idónea el uso de técnicas suaves de
control físico; continuando en orden ascendente, nos encontramos con una
resistencia defensiva, la cual es representada con el color naranja y requiere como
uso proporcional técnicas duras de control físico, las cuales ya tratan de
neutralizar al sujeto mediante diversos tipos de sumisión. Finalmente, nos
encontramos con los Niveles Extraordinarios de Fuerza; siendo denominados así
porque, los funcionarios y funcionarias policiales al usar estos niveles deben
encontrarse ciertamente en situaciones en que peligren su vida o la de terceros.
Empezando con las acciones desplegadas nos encontramos con las agresiones
activas, las cuales son representadas con el color rojo y deben obtener como
respuesta proporcional el uso de armas intermedias, es decir, armas no
potencialmente mortales, por ejemplo, el bastón de mando, el Taser en otros
países, los cuales al ser utilizados buscan la neutralización del sujeto, sin
embargo, en determinados casos podrían ocasionar lesiones medianas, de
consideración o inclusive, en casos atípicos, la muerte.

Por último, en la cúspide de la pirámide logramos observar el último nivel de


resistencia, el cual trata de las agresiones con fuerza mortal, representadas con el
color negro (véase la similitud entre los últimos colores citados entre las dos
pirámides previamente analizadas), las cuales requieren una respuesta
proporcional contundente, la cual no es otra que el uso de la fuerza
potencialmente mortal.

El estudio de las pirámides arriba expuestas y el uso proporcional y diferenciado


de la fuerza policial nos da herramientas como funcionarios y funcionarios
policiales para así poder dar una respuesta oportuna a la ciudadanía, mediante
actuaciones ajustadas a los principios suficientemente expuestos, evitando así el
uso excesivo de la fuerza policial, o en contraparte, una respuesta policial por
debajo de la requerida en una determinada situación, arriesgando así la vida
propia y la de terceros.

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