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Agradezco mucho las aportaciones a este artículo de Elena Casado Aparicio, Laura de Cárdenas Van
Aerssen, Mario Domínguez Sánchez-Pinilla, Fernán del Val, César Estabiel, Jaime Ferri Durá, Julia García
Escalera, Antonio García García, Yolanda Herranz Gómez, Fernando Márquez, Soledad Murillo de la
Vega, Martín Pérez Colman, Elena Queipo de Llano, José Enrique Rodríguez Ibáñez y Carmen Romero
Bachiller. Sorpresa: charlando con otras personas descubrí que yo no era el único que cantaba a sus hijos
canciones de VD.
Índice
0.
Introducción
Jaime FERRI DURÁ
pág. 9
1.
Mozart y Choderlos de Laclos: puesta en escena del concepto del amor en
la sociedad europea de finales del siglo XVIII
Michèle DUFOUR
pág. 11
2.
Música y política. Compleja relación
Jaime FERRI DURÁ
pág. 31
3.
Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
Rafael GARCÍA ALONSO
pág. 47
4.
La música en los conflictos del siglo XX
Antonio LILLO PARRA
pág. 79
3
5.
Música en el aire. Un género bandístico exclusivo de las “Fiestas de
Moros y Cristianos”
Pedro Ángel LÓPEZ SÁNCHEZ
pág. 111
6.
Integralípticos (Medio siglo de las preguntas de Umberto Eco)
Sabino MÉNDEZ
pág. 131
7.
Canciones políticas: un análisis del pop-rock comprometido
Israel PASTOR SAINZ-PARDO
pág. 153
8.
La dimensión política del blues: tradición, traducción y blues en tiempos
de crisis
Josep PEDRO
pág. 191
9.
1948 como ‘año cero’ de la música culta italiana. Música culta, jazz y
cultura de masas en los albores de la República
Lorenzo SANTORO
pág. 219
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Rafael García Alonso
“Al año nos conocimos haciendo flanes de arena; bien pronto nos
descubrimos: tú eras nene y yo era nena. En el verano segundo, escapamos de
la yaya, siguiendo una cucaracha, y descubrimos que el mundo no era solo
nuestra casa. Tiempo de sol, zapatitos de charol. Tiempo de luz, yo de rosa y
tú de azul. Tiempo de sol, capotita de almidón. Tiempo de luz, yo de rosa y tú
de azul. En una tarde de estío, al cabo de algunos años, descubrimos el suspiro
con un sentimiento extraño. Piedras y árboles del río todavía están grabados
por nuestras manos de niños, corazones dibujados con tu nombre y con el mío,
dos corazones flechados, del primer amor heridos. Inclemente, impertinente,
hizo el tiempo su labor, nunca dura cosa buena; descubrimos de repente con
sentimiento y con pena; se deshizo nuestro amor como los flanes de arena”
(Habanera del primer amor)
INTRODUCCIÓN
Vainica Doble (en adelante, VD) constituyó un dúo musical formado por Carmen
Santonja Esquivias (1934-2000) y Gloria Van Aerssen Beyeren Grande (n.1932-2015).
Quien firma este artículo es consciente de que dedicarles un espacio en una publicación
universitaria puede contribuir siquiera mínimamente a lo que Pierre Bourdieu denomina
consagración tardía; precisamente cuando se ha publicado un libro monográfico sobre
ellas y otro se halla en preparación, una editorial ha recibido el nombre de una de sus
canciones (Fulgencio Pimentel), y diversos grupos actuales versionan temas suyos. Mi
tratamiento dejará de lado, sin embargo, el homenaje de quien se declara influido
vitalmente desde la adolescencia por sus canciones para analizar su obra desde una
perspectiva más fría y próxima a la sociología. A este respecto, resulta casi obvio
encuadrar su producción menos dentro de lo que Bourdieu denomina campo de la gran
producción simbólica —destinado al “gran público” reclutado entre las fracciones no-
intelectuales de la clase dominante así como en otras clases— y más claramente, en el
campo de producción restringida, dirigido a la producción de bienes simbólicos para un
auditorio más limitado, productor a veces él mismo de tal tipo de bienes —
constituyéndose en sus “pares”— y de mayor formación intelectual (Bourdieu, 2003:
90). Se dan, sin embargo y como veremos, algunas ambigüedades al respecto.
Entre las singularidades de este grupo, la primera que salta a la vista es su errática
carrera discográfica desarrollada desde 1970, cuando sus componentes se hayan en la
segunda mitad de la treintena, hasta 2000, con sesenta y seis, y sesenta y ocho años
respectivamente. En ese dilatado periodo, en nueve casas discográficas distintas, editan
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
ocho grabaciones originales de larga duración (LP) más dos recopilaciones de temas y un
disco en el que recuperan algunas rarezas de sus primeros años en los que se
incorporaban como autoras a la música.
Desde un punto de vista histórico sus vidas se desarrollan desde los años de su
infancia en la Segunda República y la Guerra Civil, transcurriendo por el Franquismo y
la Transición hasta la consolidación de la democracia; si bien el periodo fundamental de
su obra se da desde 1970 hasta 1984. A este respecto se evoluciona, como escribe Helena
Béjar citando a Gilles Lipovetsky, desde “un paradigma social dominado por el imperio
de la disciplina a otro sustentado por la búsqueda de la realización personal” (Béjar,
1998: 198). Algo que durante el siglo XX experimentan con especial claridad las
mujeres. En El segundo sexo (1949), Simone de Beauvoir, desde una moral
existencialista, no encontraba otra justificación de la existencia sino su “expansión hacia
un futuro indefinidamente abierto” (de Beauvoir, 2005: 63) mediante la constitución de
un sujeto autónomo. Tras el éxito de tal obra, cabe situar a VD en confluencia con los
temas abordados a partir de los años sesenta por la denominada segunda ola del
feminismo, con su toma de conciencia y rebelión ante el lugar subordinado asignado a las
féminas. Ahora bien, sus posicionamientos abordan asuntos colectivos relevantes como
el poder, la ecología, la educación y la infancia. Todo ello a través de un trabajo musical
de gran calidad y dosis enormes de esas formas de distanciamiento y lucidez que
constituyen el humor, la ironía y la capacidad autocrítica. A este respecto, no es
irrelevante apuntar en este momento que en las perspectivas desde las que analizan la
realidad no es indiferente su propio curso vital aunque su planteamiento es más el de
observadoras que el de autobiógrafas.
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Rafael García Alonso
padre Albrech Baron Van Aerssen, fue cónsul de Holanda en Sevilla de tal modo que
Gloria Van Aerssen tenía el título de Baronesa. La mujer del cónsul pertenecía a una
familia modesta ligada al mundo del toreo en posiciones de segundo orden como los
banderilleros. Tal como reconoce Van Aerssen, buena parte de su formación cultural la
adquiere, tras la pronta muerte de su padre, en casa de Santonja. El marido de Van
Aerssen, Juan Ignacio Cárdenas, pintor, fue hijo del reputado arquitecto Ignacio de
Cárdenas quien dirigió entre 1926 y 1929 la construcción del Edificio Telefónica, uno de
los más emblemáticos de Madrid situado en la céntrica Gran Vía siendo además
responsable de la arquitectura de Telefónica. Sus simpatías republicanas le llevaron a
exiliarse tras la guerra civil de donde regresó acabada la Segunda Guerra Mundial
teniendo dificultades para trabajar en España. Van Aerssen y su marido, tras divorciarse,
colaboraron en el sostén económico de sus hijos, siendo sus ingresos suficientes para tal
tarea pero irregulares en el tiempo.
En cuanto al capital cultural, resulta interesante un breve repaso de la formación
académica de diversas mujeres del mundo musical del momento. Sólo Van Aerssen
completa sus estudios de Bellas Artes, pese a que su vocación era musical. Santonja deja
el Conservatorio después de cuatro cursos. Evangelina Sobredo, conocida como Cecilia
(1948-1976), hija de un militar y diplomático, no acabó sus estudios de Derecho tras
decidir dedicarse a la música. Josefa Flores, conocida como Marisol y Pepa Flores (n.
1948), con escasa formación reglada, procedía de una familia humilde y se inició como
niña prodigio en el mundo de la canción y del cine. Entre las cantantes pertenecientes a
la llamada “nueva canción en castellano”, las hermanas Julia León y Rosa León (n.
1951) se encuadraban a sí mismas en las clases medias bajas. Es revelador, y al tiempo
sorpresivo, que ésta última abandonara sus estudios de Químicas en cuarto curso tras
casarse a los veintiún años con un director de cine, sin reanudar más tarde su carrera por
considerarla “incompatible con mis obligaciones dentro y fuera de casa” (López Barrios,
1976: 72). Por su parte, Elisa Serna (n. 1943) cursa apenas educación primaria. Van
Aerssen, casada a los veintitrés años con un pintor, tiene en poco tiempo cuatro hijos; se
presenta a sí misma, incluso en el momento de la entrevista, 1983, como ama de casa
aunque aclara que no era una “esclava del hogar” al contar con “mucho Servicio (…)
Nuestra casa era una casa de artistas: nos iba bien, pero el dinero nos venía por rachas,
no de un modo regular, seguro” (Márquez, 1983: 33).
Estos datos confirman lo expresado por Bourdieu acerca de la fuerte continuidad,
incluso entre mujeres de los años setenta que decían buscar la emancipación personal y
profesional, del modelo tradicional. Éste reserva el dominio del espacio público y el
campo del poder, de la producción, a los hombres mientras que las mujeres son
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
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Rafael García Alonso
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
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Rafael García Alonso
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
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Rafael García Alonso
ciones. Con la única excepción del disco Carbono 14 (1997), VD se declara satisfecho
con el trabajo realizado por los distintos productores, todos ellos varones, reconociendo
la libertad que les dieron para aportar su puntos de vista. Musicalmente, artistas y
productores quedan satisfechos.
Los choques con las casas discográficas surgen, según VD, de la rentabilidad por
debajo de las expectativas en la venta de algunos productos, la cual pudo estar vinculada
parcialmente a la falta de cooperación del grupo en su promoción mediante actuaciones o
apariciones en televisión. Recuerdo, por ejemplo, la evidente incomodidad de Santonja
en una actuación en los platós de TVE en la que cantaban —creo recordar— Caramelo
de limón, canción del primer LP editada en single. Sin embargo, VD reconocerá que
hacia 1980, ligadas al sello Guimbarda y encontrándose en la segunda mitad de la
cuarentena de edad, llegaron a obsesionarse por ganar dinero, y accedieron a realizar
funciones hasta el punto que en las propias carpetas de los discos se indicaban las formas
de contactar a tal fin con la productora. En las entrevistas del año 1982 aparece una
interesante declaración en la que es apreciable el conflicto entre los riesgos económicos
que supone la entrega a la producción restringida y la necesidad de ganarse la vida. Van
Aerssen declara que le empieza a “cansar el amor al Arte (…) Creo que se nos ha pagado
demasiado poco (…) Nunca hemos tenido un beneficio que valiera la pena (…) La
música nuestra ha sido como un hobby” (Márquez, 1983: 75). Declaración que contrasta,
por ejemplo, con los comentarios que hace el músico y escritor Salvador Domínguez
quien señala cómo esquivaban el campo de la gran producción, “componiendo lo que les
apetecía, esquivando sin aspavientos los primeros puestos de las listas de ventas,
conscientemente apartadas del exterior mundano y de la comercialidad banal y sin
sustancia” (Domínguez, 2004: 24). Texto en el que se reconoce el prestigio o capital
simbólico de VD —“musas etéreas para la avanzadilla intelectual de todo aquel
entramado musical de los primeros años setenta” (ídem)— en virtud de caracteres
habitualmente atribuidos al campo de la producción restringida: experimentalismo,
autenticidad alcanzada mediante la persecución de un estilo propio tanto en la música
como en las letras, falta de realismo utilitario y, en definitiva, amor al arte por el arte.
La pugna entre los dos ámbitos de producción señalados se hace también
patente al considerar las relaciones con los críticos, es decir, con quienes establecen
lo que Bourdieu denomina el “consumo legítimo” de bienes simbólicos. También en
este caso, VD resulta un caso no exento de ambigüedades. Ingenuamente ellas creían
que su primer disco sencillo —La bruja y Un metro cuadrado (1970)—, canción
ésta última con influjo del canto gregoriano, y cuyas letras combinan lo cómico, lo
ingenuo y la meditación sobre la muerte, sería un éxito. Sin embargo, sufrieron
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
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Rafael García Alonso
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
CUENTOS ÁCIDOS
Hemos indicado que el núcleo de la producción de VD se halla entre 1971 y 1984 si
bien se prolonga con dos discos más publicados respectivamente en 1997 y 2000.
Políticamente en España se desarrolla el periodo de la Transición y de la consolidación
de la democracia. La discografía de VD no aborda temas directamente políticos
(estructura organizativa del Estado, problemas vinculados con clases sociales…) pero
sería erróneo pensar que se reduce a temas exclusivamente privados o autobiográficos
como los que trata abundantemente la llamada canción ligera. Dos referencias de 1975
nos parecen reveladoras a este respecto. Julia León en su disco Con viento fresco pone
música al poema Hombre invisible de Pablo Neruda en el que éste critica a los “viejos
poetas; siempre dicen ‘yo’ y sólo existen él y su dulce querida” ajenos a todo lo demás
como los conflictos laborales (López Barrios, 1976: 125). Por su parte, Aute en Epílogo:
autotango del cantautor (1973) se burla del ensimismamiento frecuente de los cantantes
que escriben en clave autobiográfica, moralista y soporíferamente paternal.
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Rafael García Alonso
VD aborda sus temas más con carácter de testigos que autobiográfico. Dos ejes son
frecuentes: la relación convención / instinto y la presencia del poder en las relaciones
sociales. En efecto, muchas de sus canciones aluden a las estructuras sociales en las que
se desenvuelven los individuos. Vinculan lo individual con lo colectivo con el trasfondo
frecuente de la presencia del poder en sentido weberiano, es decir, como la capacidad
que tienen los individuos o grupos para lograr sus fines dentro de una relación social
incluso frente a la oposición de otros. Algo que se da en todo tipo de grupos (pareja, familia,
empresa…) y en todo tipo de relaciones. En su caso, convergen —sin limitarse a ello—, tal
como avanzamos en la introducción, con las preocupaciones de la denominada segunda ola
del feminismo, relativas a los papeles de subordinación asignados tradicionalmente a las
mujeres y con temas tratados por la ecología. No es de extrañar, pues, que haya
numerosas alusiones a temas como infancia, maternidad, familia o educación. Pues
también para VD podría decirse que lo personal es político en el sentido de que los
problemas vividos por las mujeres en sus hogares o en el ámbito privado son también
asuntos colectivos que están relacionados tanto con estructuras objetivas —en este caso,
las concreciones del fenómeno que suele denominarse como “patriarcado”— como con
las estructuras cognitivas de una sociedad androcéntrica, que dan lugar a un tipo peculiar
de violencia simbólica ejercida sobre las mujeres (Bourdieu, 2000: 7). Resulta llamativo,
en cualquier caso, que VD haga notar el carácter opresivo del poder no sólo sobre las
mujeres. En ese sentido, la liberación que propugnan concierne a los dos sexos
proponiendo a menudo la emancipación respecto a convenciones empobrecedoras.
De hecho, en la primera fase de su carrera, y curiosamente en la última, el
planteamiento adoptado es el de presentar ciertas tipologías humanas. Puede que a
ello fueran encaminadas por el carácter del programa televisivo Fábulas dirigido por
de Armiñán y para el que escribieron en 1970 las sintonías que sirvieron de base
para su primer LP en 1971. Además, aunque en las canciones haya humor y puedan
ser interpretadas en clave infantil incluyendo moralejas —“cantar está muy bien
pero hay que trabajar también. La vida fácil es si lo haces a la vez” (La cigarra y la
hormiga)— hay también ironía e incluso cierta crueldad tal como ocurre en las
fábulas de Esopo. Fulgencio Pimentel, por ejemplo, recuerda el Cuento de Navidad
de Charles Dickens, presentándosenos a un codicioso tendero cuyo comercio se haya
al borde de la quiebra tras ganarse la antipatía de su clientela. En otros casos se
critica la falta de responsabilidad (¿Quién le pone el cascabel al gato?, La tía
Marieta), o de asertividad que ha sido aplastada por el dominio del jefe, la vecina o
la esposa (Darío el gigante, La escalera, Don Marcial), o la credulidad (La
vegetariana). VD estaba especialmente satisfecho de los arreglos que habían hecho
para la canción Guru-Zakun-Kin-Kon en la que, a modo de cuento o cómic, se nos
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
presenta al venusino protagonista que, con cándida credulidad, “sabía que algún día
llegarían seres extraños de orden superior, de algún planeta mucho mejor” y al que
VD hace morir asesinado por seres humanos —“el monstruo que sin duda era muy
bruto con un canuto le apuntaba al corazón”— proclamándose mártir de la ciencia.
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Rafael García Alonso
Ahora bien, la infancia sufre a veces rigores ciertamente opresivos respecto a las
que VD realiza una lectura para cuya comprensión conviene recordar algunos
entretenimientos infantiles y expectativas sociales vigentes en los años cuarenta. Se
alude a los valores de camaradería y disciplina destinados a los niños de la posguerra (El
campamento) para transgredirlos con un instrumento como el kazoo o haciendo una
onomatopeya con el sonido de una trompeta (tarará). Se refieren igualmente a la
educación doméstica destinada a las niñas en las que se las encaminaba educacional-
mente al matrimonio y a las tareas domésticas (Mariluz), “punto a punto a punto bordas
tu cruz”. En las conversaciones de 1982, Van Aerssen considera la letra de este tema
desfasada manifestando que jamás había sufrido tal opresión (Márquez, 1983: 41). Sin
embargo, es oportuno tener en cuenta las revistas de historietas dedicadas al público
femenino español. Juan Antonio Ramírez en su estudio al respecto pone de manifiesto
que, desde 1942 hasta 1959, la publicación Mis chicas tenía como misión principal
preparar anímicamente a las niñas para subordinarse y “agradar al hombre” (Ramírez,
1975: 32) recurriendo frecuentemente a “lo maravilloso de las situaciones” (ídem). En
dicha publicación —desde 1950 bajo la denominación Chicas— colaboró Elena,
hermana de Carmen Santonja (Gendre: 2014, 248). Pues bien, el componente mágico
está muy presente en las canciones de VD, a veces denunciado como escapismo o
recuerdo de modelos educativos represivos: “se oye el llanto de un niño que acaba de
nacer debajo de una col” (Chaparrón de abril) (en este caso en la educación sexual);
pero, en otros casos, incorporado como estructura cognitiva casi surrealista (en los años
setenta se publicó en España con gran difusión Alicia en el país de las maravillas de
Lewis Carroll). En el primer sentido, la letra de la canción La bruja es aparentemente
insustancial y meramente cómica pero toma en dos de sus versos otra significación si
tenemos en cuenta la educación a la que nos hemos referido: “Permanezco aquí
encerrada en mi cárcel de cristal, para colmo de mi mal infeliz y enamorada”. En el
segundo, El duende traza un ambiente mágico, “abriste la caja de las mariposas, salieron
andando por el corredor”, en el que está presente la dualidad femenino-espacio interior
frente a masculino-espacio exterior, “por una ventana saliste volando, dejándome sola y
triste llorando” a la que VD se refieren muchas veces aunque no siempre logrando
adoptar una actitud crítica frente a ella (lo cual confirma su incorporación como
estructura cognitiva). Se trata de un aspecto muy significativo si tenemos en cuenta que
la “dicotomía entre lo privado y lo público (…) es de lo que trata fundamentalmente el
feminismo” (Maquieira, 2001: 145). Aunque, como ha matizado Soledad Murillo de la
Vega, la dicotomía fundamental es la existente entre lo doméstico y lo público (Murillo,
1993). La evolución del tebeo femenino español se halla igualmente presente en VD.
Pues en sus canciones aparecen numerosas figuras del universo Disney que podrían estar
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
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Rafael García Alonso
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
supremacía de los maridos, tal como lo hizo también la Iglesia católica. Las féminas
fueron relegadas a los papeles de esposa y madre, y al ámbito doméstico. Sin embargo,
desde los años sesenta las mujeres comienzan a organizarse reivindicando derechos
políticos y civiles, así como realizando una labor de concienciación sobre la marginación
sufrida. En 1970 se celebra en Madrid el I Congreso Internacional de la Mujer,
organizado por la Sección Femenina, en el que, frente al discurso oficial de los
organizadores, muchas ponencias defendieron la emancipación de la mujer y la igualdad
de condiciones de trabajo con los varones. En 1975 se celebró en Madrid la Primera
Conferencia Feminista. En ese mismo año, en las Primeras Jornadas sobre la
Liberación de la Mujer, llegó a considerarse al género femenino como clase oprimida
social y económicamente. Sin embargo, no sería hasta 1980 cuando el Estatuto de los
Trabajadores reconoció la igualdad en el trabajo de hombres y mujeres (Toboso, 2009:
76-96). La aprobación del divorcio tuvo lugar en 1981 reconociéndose dos tipos de
matrimonio, civil y canónico
Quedaba por comprobar si el cambio en las estructuras objetivas estaba asociado
al de las estructuras cognitivas y era reconocible tanto en el comportamiento de las
mujeres, en la opinión pública, como en la canción compuesta y/o interpretada por
cantantes femeninas. Pues, en efecto, la violencia simbólica se ejerce en cuanto
“principio simbólico conocido y admitido tanto por el dominador como por el
dominado” (Bourdieu, 2000: 12), sea explícita o implícitamente a través de la
constitución de lo que Bourdieu denomina habitus. La concreción de tal dominación
había sido enunciada por de Beauvoir como el conflicto entre la reivindicación de todo
sujeto de afirmarse como esencial y una situación que lo declara como inesencial; lo
cual se concretaba en la consideración de la mujer como alteridad respecto al hombre
(De Beauvoir, 2005: 63). Concretando más tal relación, el principio simbólico
dominante era, como anticipamos, el que realiza la vinculación del par de contrarios
público / masculino frente al de privado / femenino con sus concreciones mujeres –
naturaleza – doméstico – sentimiento – reproducción frente a varones – cultura –
público – razón – producción (Maquieira, 2001: 151). Pues bien, el informe FOESSA
de 1974 manifestaba que el 68% de la población española compartía sin cuestionarlas
tales dicotomías. Lo cual no evitaba que se dieran situaciones de anomía ya que en la
transición no existía un modelo claro de la ciudadanía democrática, resultando que
tanto amas de casa como feministas eran objeto frecuente de vituperio (Martínez,
2009: 69).
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Rafael García Alonso
Pues bien, la canción española del momento refleja la continuidad básica de los
estereotipos pese a su parcial cuestionamiento. Veamos algunos casos. Marisol en 1968
consigue un considerable éxito con El cochecito presentándose en TVE, a través de
varias filmaciones, como una chica autónoma que conduce su propio auto si bien da a
entender que para seguir haciéndolo, y si se quiere casar, habrá de pedir conformidad a
su novio. En una letrilla posterior de 1976 contrapone de forma imprecisa el interés que
tiene la gente en que se case con su deseo de conservar su libertad. La rebelión de la
mujer contra la imagen de muñeca se hace presente en varias ocasiones con el precedente
en 1968 de la exitosa canción italiana traducida al español La bambola de Patti Bravo.
En 1975 Cecilia interpreta el tema del compositor de música ligera Juan Carlos
Calderón, Amor de medianoche en el que se niega a ser una marioneta de cartón y
reclama contundentemente su deseo de autonomía: “quiero ser mía y nada más”.
Tambien VD recurren en 1971 a una imagen similar negándose a ser “muñeca de cera,
pieza de museo para tu recreo” (Roberto querido). Sin embargo, la concepción de la
mujer como objeto sexual adquiere tanto en las revistas ilustradas como en el
denominado cine de destape, es decir, de provocación erótica más o menos explícita,
abundante presencia. Marisol, presentada ya como Pepa Flores, y militante comunista
conocida, aparece desnuda en 1976 en una de las más exitosas portadas de la revista
Interviu. Y, en 1975, rueda bajo la dirección del también comunista Juan Antonio
Bardem un bochornoso film supuestamente erótico-policiaco denominado El poder del
deseo. Es revelador que uno de los puntos de interés habituales recogidos en la canción
sea la posibilidad del matrimonio. La socialización recibida por la generación de VD y
también de las cantantes nacidas hacia 1948, una generación después pero coetáneas en
la música de nuestras protagonistas, se basaba en el respeto de la dicotomía
público/privado la cual llevaba aparejado el rol sustentador del marido y la conveniencia
de ser buenas madres y esposas “de educación religiosa”, como cantaba Cecilia en
Dama, dama (1972). Santonja confesaba la obnubilación de su madre por la figura del
ingeniero como posible marido (Márquez, 1983: 43). El título, Me quedaré soltera
(1973), de una canción de Cecilia es engañoso. En una presentación en TVE de la misma
pone de manifiesto, con complicidad hacia sus oyentes femeninas, una mentalidad
extendida: “Mi madre está empeñada en casarme, no sé si alguna de vosotras también”.
No hay ningún cuestionamiento de la subordinación al varón en el matrimonio. Por el
contrario, la posición de VD es consciente de la violencia simbólica ejercida sobre las
mujeres. En ese sentido, se menciona una foto en la que se ve “la mirada anodina de sus
padres en el desposorio. Él, sentado, ceño fruncido. Ella, de pies, tras su marido, dueño y
señor” (Alas de algodón) se ataca decididamente la educación sexista en el plano familiar
(El rey de la casa); y en un par de ocasiones se destaca cómo los apellidos del progenitor
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
tienen prioridad sobre los de la mujer: “él te dará su nombre y apellido” (El niño
inseminado). Digamos sobre este particular que no será sino hasta 2011 cuando la
legislación española prescindirá de la histórica prevalencia del apellido paterno frente al
materno para hacer posible desde entonces que ambos progenitores sean los que decidan
el orden de los apellidos. Resulta, sin embargo, llamativo que raramente aparezca el tema
de la independencia económica pues, como había dicho de Beauvoir, mientras la mujer
sea mantenida continuará “encerrada en su condición de vasalla”, (de Beauvoir, 2005:
63). Una excepción notable se da en una composición de Julia León en la que
recomienda “ponerse a trabajar para así no depender de ningún hombre ya más” (López
Barrios, 1976: 118). Las canciones de VD no reflejan este anhelo aunque, como hemos
visto, en su vida cotidiana se mostraban deseosas de conseguir recursos.
En el LP Contracorriente (1976) —con la estupenda colaboración de sus fieles
amigos los músicos Rafa Gálvez, Pancho Company y Francisco Cervera— , cuyo tema
de fondo es el poder, la canción Respeto y obediencia, cantada con dolorida intensidad,
constituye una denuncia de las estructuras objetivas y cognitivas de lo que suele
denominarse patriarcado así como una advertencia sobre sus consecuencias:
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Rafael García Alonso
“La madre vela, la madre cuida, la madre besa, la madre mima. La madre es
buena, la madre es rica, se quita el sueño y se sacrifica. Abriga y arropa, da
cobijo al hijo, hace rica sopa. Tanto cuidado, tanto cariño, si es demasiado
estropea al niño. La madre mece, la madre acuna, trabaja y sufre de sol a luna.
Regaña a veces y es importuna, pero es la madre y no hay más que una. Cose
para afuera, se deja la vista, ¡Qué Dios nos asista!”
La asimilación de tales relaciones de poder por parte de las mujeres las condena a
una vida enclaustrada. La concienciación podría llevarlas a la rebelión y a la lucha. Pero
si no es ese el caso les cabe eludir provisionalmente la alienación mediante dos recursos.
Por una parte, tal como vio la citada filósofa francesa (de Beauvoir, 2005: 855),
hipertrofiando la importancia de lo catalogado como esfera femenina. Este es el recurso
que Betty Friedan (1963) denominó como “la mística de la feminidad” capaz de idealizar
los modelos tradicionales de madre y esposa adornándolos, por ejemplo, con el prestigio
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
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Rafael García Alonso
El enamoramiento abunda en las canciones de VD. Desde que surge aporta ilusión
pero también una amenaza que vale la pena. “El corazón se agita. Empieza a vacilar mi
mente” (Chiribitas de limón). Aparece en la infancia junto con la sorpresa de que “el
mundo no era sólo nuestra casa” (Habanera del primer amor). Supone una apertura en la
que el sujeto está dispuesto a arriesgar su vida y en el que se descubre el atractivo de otro
ser. En VD aparece ligado frecuentemente a la ruptura de las convenciones y a la
ampliación del mundo; al abandono de las seguridades y a la asunción del riesgo. “Vente
por el laberinto intrincado y misterioso donde nos lleve el instinto” (Sígueme). Sabe que
habrá de enfrentarse a la ruptura de matrimonios estables. Amenaza con desestabilizar la
vida cotidiana rompiendo las rutinas y las reglas: “voy a asaltar tu castillo con audacia
delincuente y voy a hacer picadillo de tus ideas decentes” (A veces). Constituye la
esperanza de revitalizar la existencia personal y tiene la esperanza de prolongarse en el
tiempo. Pero no dura.
En 1908 Georg Simmel afirmó: “No se está nunca enteramente casado, sino que, en
el mejor caso, sólo entra en el matrimonio una parte de la personalidad” (Simmel, 1977,
I, 166). Tal reserva tiene la ventaja de mantener a salvo parte de la individualidad del
sujeto, mediante la salvaguarda de una zona de secreto. Puede conducir, sin embargo, a
la separación y a la sorpresa como la que se lleva una mujer al descubrir los instintos
criminales de su marido (Dime, Félix). La convivencia está llena de riesgos como la
rutina, la pérdida de autonomía o la vulnerabilidad de quienes hacen excesivamente
transparentes sus sentimientos. Las canciones de VD están llenas de ese sentimiento de
finitud de la pasión amorosa y de la aparición de la incomunicación, incluso en una de las
canciones que escribieron en sus inicios, aparentemente festiva, para otros intérpretes
(Mi mosca favorita). Se prolonga también en un tema escrito para Luz Casal (Tal para
cual). “Mala idea, el casarnos tú y yo, mala idea formalizar el amor en un contrato social
(…) somos libres y arrogantes (…), te hago daño, tú me lo haces igual”. Parece
cumplirse aquí el siguiente diagnóstico: “se trata de dos trascendencias que se enfrentan;
en lugar de reconocerse mutuamente, cada libertad quiere dominar a la otra” (de
Beauvoir, 2005: 889).
Además, VD parece proclive, al menos en un caso, a caer en la trampa
romántica de la entrega total. A confundir el amor con la pérdida de autonomía y,
como consecuencia, a provocar la mutua anulación de los sujetos cancelando la
privacidad de cada uno de ellos. Es llamativo constatar que una de sus canciones de
mayor éxito (Dame tu amor. Lo eres todo), especialmente en la interpretación de
Casal, se base en esta quizá vana y destructiva esperanza. La estupenda construcción
de letra, música e interpretación pueden quizá no caer, sino parcialmente, en la
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
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Rafael García Alonso
como propugnaba la autora de El segundo sexo (de Beauvoir, 2005: 902), cada sujeto
sigue siendo para el otro una alteridad en la que quedan abolidas las relaciones de
dominio. En la utopía planteada por VD, hombre y mujer reparten sus tareas, llevan una
vida creativa, sus hijos van a la escuela pública, “todos dominan las máquinas y las
matemáticas (…) ágiles son de cabeza y pies, todos trepan a los árboles”. Conviene, por
último, señalar que en el primer LP de VD intervenían, siendo aún niños, los hijos de
Van Aerssen. Posteriormente varios de ellos colaboraron en sus trabajos. Álvaro de
Cárdenas llegó a hacerlo como músico y productor. Ignacio Van Aerssen realizó la
carpeta de Taquicardia. Laura de Cárdenas en el álbum En familia, interpretó el
violonchelo y colaboró en los coros como ya lo había hecho anteriormente junto con sus
hermanos Diego y Álvaro, en El tigre del Guadarrama y en El eslabón perdido. En este
trabajo los tres hermanos citados habían formado parte del cuarteto de cuerda.
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
soledad y a la vejez o el desamparo infantil. Una auténtica joya con una interpretación y
producción extraordinarias. Podría decirse que en este caso VD consideraba la relación
con la naturaleza necesitada de una alteridad respetuosa con sus leyes. Por el contrario, la
instrumentalización olvidaba el carácter de organismo vivo de la Tierra considerándola
como mera cosa de la que el ser humano no formaría parte. La fábula-canción no eludía
tampoco esta vez la crueldad. Los hijos de Van Aerssen que cantaban unos versos
lloraban en los ensayos. “Al otro lado del mar, un pequeño ballenato ha perdido a su
mamá y llora desconsolado. La mataron sin piedad de arponazo bien certero y la arrastra
por el mar un moderno ballenero”.
En el álbum Heliotropo (1973) VD incluía en varias canciones la falta de respeto
al medio ambiente o los desmanes de la urbanización. En Agáchate que te pierdes se
referían irónica pero dolorosamente a un árbol “humillado y perdido en un mar, un mar
de asfalto podrido” mientras que en las Coplas de un iconoclasta enamorado la
naturaleza era arrasada para satisfacer los caprichos de uno de los amantes. Es
sugestivo que Cecilia también describió Mi ciudad (1973) construida con asfalto y sin
aire. 1973 fue también el año en el que se produjo la primera gran mortandad de aves
en el coto de Doñana donde diversos intereses económicos procedían desde los años
40 y 60 al cerco del espacio natural. En 1974 se creó la Estación Biológica de dicho
lugar y en 1978 se aprobó la denominada Ley de Doñana que ponía las bases para
discutir sobre lo que sería de aquel espacio. Lo que estaba en juego, tal como expuso el
primer Conservador del Parque, José Antonio Valverde, era el enfrentamiento entre las
“tesis del desarrollismo a ultranza y del conservacionismo planificado” (Fernández,
2005: 79). Es en este contexto cuando VD abre El eslabón perdido con el enérgico
Doñana que cuenta, entre otras cualidades, con un fantástico duelo de guitarras
flamencas. Cantando en ese estilo, Van Aerssen advierte: “Coto de Doñana reza por tu
salvación que el hombre se propone tu destrucción. Le sucedió a las tablas de Daimiel
y del Guadiana, y si ahora te has librado, ya veremos mañana”. Desgraciadamente el
tema fue premonitorio ya que, pese a las campañas Salvemos Doñana de los años 1977
y 1978, las ambiciones económicas siguieron amenazando el Parque que quedó en
grave peligro tras la rotura de la presa de Aznalcóllar en 1998 y el vertido de cinco
millones de metros cúbicos de sustancias tóxicas. La sensibilidad medioambiental de
VD alcanzaría carácter trágico en Escrito con sal y brea: “se muere el mar, se acaba el
mundo” y enlaza con aquellos que temen, de acuerdo con la perspectiva de la llamada
“sociedad del riesgo”, que se pueda llegar a erradicar toda o casi toda la vida del
planeta (Winner, 1987: 149).
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Rafael García Alonso
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
BIBLIOGRAFÍA
Del Val, F., Noya, J., y Pérez Colman, M. (2014). “¿Autonomía, sumisión o
hibridación sonora? La construcción del canon estético del pop-rock español”. Revista
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Domínguez, S. (2004). Los hijos del rock. Los grupos hispanos 1975-1989. Madrid:
Sociedad General de Autores y Editores. Fundación Autor.
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Rafael García Alonso
Radcliff, P.B “La historia oculta y las razones de una ausencia. La integración del
feminismo en las historiografías de la transición” En Martínez Ten, Carmen; Gutiérrez
López, Purificación; González Ruiz, Pilar (eds). 2009. El movimiento feminista en
España en los años 70. Madrid. Ediciones Cátedra. Universidad de Valencia. Instituto de
la Mujer.
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Vainica Doble. Las heridas de la intimidad
Schumacher, E.F. [1978] (1973). Lo pequeño es hermoso. Por una sociedad y una
técnica a la medida del hombre. Madrid: H.Blume Ediciones.
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...ENTRE POLÍTICA Y SOCIEDAD.
Los artículos que se recogen en Con la
ica a otra parte... entre política y sociedad
tra an de música, como no podía ser de
otra forma, si bien la que se analiza en
cada caso es muy heterogénea, desde
el blues y el rock'n'roll al pop, pasando
por himnos revolucionarios y por obras
de compositores clásicos —como W. A.
Mozart, entre otros—, valorando deter-
minadas marchas populares, militares y
guerreras, o singularmente festivas, junto
a melodías de la privacidad, e interpreta-
ciones —¿holísticas?— que rememoran
otras canónicas, o no...; en tiempos y
lugares diversos y con sistemáticas de
u: :1 aproximación asimismo dispares. Y el
estilo es cosa de cada uno. Ante tanta
variedad, bien se puede exclamar, como
se hace: ¡Con la música a otra parte...!, y
que Uds. lo pasen bien.
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