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El Porteñazo (o Insurrección de Puerto Cabello) fue una sublevación de la base

naval Agustín Armario, ubicada en la ciudad de Puerto Cabello, ocurrida el 2 de junio de 1962


en contra el gobierno del presidente Rómulo Betancourt.
Tan pronto el gobierno nacional se entera del intento de golpe, cerca del mediodía, los
destructores ARV Almirante Clemente, ARV General Morán y ARV Zulia ya fuera de la rada de
la base naval, iniciaron el bombardeo de las instalaciones de la infantería de marina del
batallón General Rafael Urdaneta, destruyendo las barracas con los cañones de 40 mm.
Enseguida de haber sido tomada la Base Naval y el Fortín Solano, se liberaron a los presos
políticos (guerrilleros) que se encontraban en el Castillo Libertador, ubicado en la misma área
de la base. Habían sido concentrados allí, traídos desde varias cárceles del país. De
inmediato se incorporaron a la batalla en varios puntos de la ciudad.

Índice
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 1Premio Pulitzer de fotografía


 2Testimonios
 3Referencias
 4Véase también

Premio Pulitzer de fotografía[editar]


En 1963 se otorgó el Premio Pulitzer de Fotografía, el más alto galardón de este tipo en
los Estados Unidos y uno de los más prestigiosos a nivel mundial, a la fotografía tomada por
Héctor Rondón, del Diario La República, de un párroco (el capellán Luis María Padilla)
acudiendo al medio de la calle (en el sitio conocido como La Alcantarilla) a socorrer a un
soldado herido en los momentos cruciales del tiroteo, a quien sostiene en sus brazos para
tratar de ayudarlo. Esta fotografía fue distribuida por la Associated Press y salió en muchas
revistas de todo el mundo, por ejemplo, en la portada de la revista Life en español.1

Testimonios[editar]
Diferentes historias corrieron sobre tal acontecimiento que enlutó a Venezuela, se tomó como
un acto bélico injusto e innecesario. Muchos acomodaron lo que pasó de acuerdo a intereses
políticos y personales.
Alí Brett2 escribiría según su investigación:
Desde las 6 de la mañana del domingo los calicantos del viejo Vigía Solano, empezaron a recibir los
impactos de las bombas. Cuando el bombardeo se inició estábamos en la barriada Las Tejerías a pocos
metros de la antigua fortaleza que por primera vez en varios siglos, era víctima de un ataque de esta
naturaleza.

El Fortín fue el enigma de la sublevación y mucho se especuló sobre su poderío. Todos contaban las
historias, las ventajas y la estratégica posición del "Burro Negro", nombre popular del antiguo cañón. La
gente conocedora del poderío de esta arma, aseguraba que si la disparaban, aunque fuese una sola
vez, desaparecería Puerto Cabello.

Arriba apenas permanecieron durante la rebelión, los infantes de marina destacados por la Base Naval
para la custodia del fuerte, quienes para aquel día, lunes 4 de junio, ya eran cadáveres. La presencia de
los funcionarios del Ejecutivo y de algunos jefes militares, dejaba despejado el misterio que se había
tornado casi en verdad, durante el desarrollo de los acontecimientos debido a las versiones mal
fundadas.
Concluiría su investigación diciendo:
Lo de pensar que el fortín podía ser utilizado como punto de operaciones de los sublevados significó
uno de los tantos errores militares conocidos y que después de la aparición del avión como elemento de
guerra, estas fortalezas quedaron sin vigencia estratégica.

Enrique Aristeguieta Gramcko3 da su testimonio relatándolo así:


Telefónicamente se le pidió ayuda a las Fuerzas Aéreas para reducir el Fortín Solano, donde los
rebeldes estaban atrincherados con una ametralladora "Punto 50", la cual inexplicablemente no había
sido utilizada para impedir la concentración de tropas en la Estación, pues tanto ésta como el ingreso a
la ciudad están dominados por el Fortín, que se encuentra en una colina, al Sur. A las cinco y media, las
unidades listas para el ataque, estaban en la Estación.

El Batallón Carabobo se distribuyó en pelotones de 30 hombres que debían ir cada uno detrás de los
trece tanques que debían entrar al Puerto. Sin embargo se esperó para el asalto, que la aviación
efectuase la operación prevista contra el Fortín.

A los pocos minutos aparecieron aviones F-86 Sabre, que atacaron con cohetes y ametralladoras. Los
cohetes, lanzados de a dos cada vez, dieron todos en el blanco. Desde el mismo Fortín y desde el Liceo
Miguel Peña, se disparaba con ametralladoras contra los aviones, en intento totalmente inútil, pues la
velocidad de éstos los ponía a salvo de ser alcanzados.
Los viejos muros españoles que circundan el Solano, de pura y maciza mampostería con dos metros de
grosor resistieron el impacto, no así las otras instalaciones menos antiguas. Eliminado el peligro del
Fortín comenzaron las tropas a penetrar en Puerto Cabello.

En un trabajo periodístico para una revista de circulación nacional Marconi Villamizar4 escribe:
Ante el sostenido ataque de las fuerzas leales, los insurrectos se replegaron definitivamente hacia el
Fortín Solano dejando sólo pocos focos de franco-tiradores en la ciudad. En el Fortín, que fue
duramente bombardeado por la aviación durante el domingo, los rebeldes habrían estado en
condiciones de adelantar otras acciones desesperadas, pero la previsión del Capitán Carbonell,
acordada en días anteriores al alzamiento, frustró las esperanzas rebeldes.

En el Fortín están montados dos poderosísimos cañones de 155 milímetros, montados por el
General Cipriano Castro en 1905, para estar en condiciones de rechazar cualquier nuevo intento de
bloqueo del puerto por potencias extranjeras. En el Fortín hay más de 200 grandes proyectiles para las
dos unidades, pero resultó imposible para los rebeldes operarlas. La precaución de Carbonell luego del
alzamiento de Carúpano fue comisionar al Teniente Justo Pastor Márquez, especialista en armamentos,
para que quitara los percutores a los cañones. La operación fue secreta y aparte de Carbonell y
Márquez muy pocos oficiales se enteraron.

El Fortín Solano apenas sufrió daños por el bombardeo aéreo. Esta fortaleza fue construida por los
españoles allá por el año 17505 y tiene murallas de más de dos metros de espesor. Tiene también
platabandas de más de tres metros de espesor, a las cuales las bombas no hicieron absolutamente
nada. Pero los rebeldes no podían materialmente sostener sus posiciones en el Fortín. Contando sólo
con ametralladoras y armas cortas se exponían a ser sitiados.

A diferencia del "Carupanazo" el "Porteñazo"


representó una conspiración cívico-militar de mucho
mayor magnitud, tanto por las fuerzas involucradas, lo
intenso de la lucha y por el terrible saldo de heridos y
muertos dejados. En el amanecer del día 2 de junio de
1962, se produce una sublevación en la base naval de
Puerto Cabello (Edo Carabobo), dirigida por el capitán
de navío Manuel Ponte Rodríguez, el capitán de fragata
Pedro Medina Silva y el capitán de corbeta Víctor Hugo
Morales. Tan pronto el gobierno nacional se entera del
intento de golpe, envía efectivos de la Fuerza Aérea y
del Ejército que bombardean y rodean la ciudad,
produciéndose el combate frontal entre las fuerzas
insurrectas del batallón de infantería de marina
General Rafael Urdaneta (que se habían sumado a la
sublevación de los oficiales y efectivos de la base
naval y grupos civiles armados por éstos) y la tropa del
batallón Carabobo que se había trasladado
desde Valencia, al mando del coronel Alfredo Monch,
en el desde entonces famoso y trágico sitio de La
Alcantarilla. Al mismo tiempo, la mayoría de los
oficiales al mando de la escuadra y el destacamento
Nro. 55 de la Guardia Nacional se niegan a participar
en el alzamiento.
Finalmente, el día 3 de junio, el Ministerio de
Relaciones Interiores anunció que desde el amanecer,
las Fuerzas Armadas leales al gobierno habían puesto
fin a la rebelión con un saldo de más de 400 muertos y
700 heridos. Tres días después, luego de ser
capturados los jefes del alzamiento, cae el último
reducto de los insurrectos, el Fortín Solano.
Posteriormente, se comprobó la participación en los
acontecimientos del "Porteñazo" de políticos ligados al
Partido Comunista de Venezuela y se inició una
profundización de la política de depuración en las
Fuerzas Armadas de oficiales ligados o sospechosos
de simpatía con la izquierda.

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