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UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

(LECS) Enseñanza de las Ciencias Sociales en Colombia.

Claudia Marcela sierra Galindo Cód:20162156083


Angie Juliette Rodríguez Hernandez Cód:20162155239

Una m
El abordaje del texto “Los maestros de Ciencias sociales. Historia escolar y procesos de
socialización profesional”, investigación publicada en el año 2000, realizada con docentes de
Ciencias Sociales, formados entre 1958 y 1974 en escuelas normalista y diversas facultades
de educación en Colombia (Cortés, 77). Investigación que para este caso, se tratará desde
desde los apartados “El Maestro de Ciencias Sociales. Humano, Demasiado Humano”, por
José David Cortés Guerrero, Investigador Junior colombiano, Licenciado en Ciencias
Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, Magister en Historia de la Universidad
Nacional de Colombia, como también del El Colegio de México, y, Doctor en Historia de la
misma institución. Durante este apartado, se ejemplifican algunos de los imaginarios
construidos socialmente con respecto al quehacer docente en el área de las ciencias sociales;
responsabilidades adquiridas de corte social, incidencias dentro y fuera del aula durante la
construcción y formación de ciudadanías críticas; en palabras del autor, el docente de
Ciencias Sociales es visto como un “sujeto comprometido socialmente, como ejemplo de la
nación y del ciudadano” (Cortés, 107). Ahora bien, en concordancia con lo establecido
alrededor de esta investigación profesoral, la Psicóloga colombiana y directora de este
trabajo, Elizabeth Castillo Guzmán, titulada en la Universidad Nacional de Colombia y
Maestra en Psicología Social Comunitaria de la Pontificia Universidad Javeriana, durante su
apartado “Retos y Dilemas Profesorales”, devela cuál es el supuesto ideal con respecto a la
figura del Licenciado en Ciencias Sociales en Colombia a partir de los roles desempeñados en
su contexto sociocultural, durante la cual “la multiplicidad de papeles que condensa la figura
del maestro de Ciencias Sociales y que tiene que ver con una responsabilidad social que va
más allá de su relación con un conocimiento específico, constituyéndose en un líder social de
la escuela, promotor de actividades comunitarias y sindicales.” (Castillo, 112). Lo que aquí se
evidencia, es el rol de influencia escolar y comunitaria de los docentes de Ciencias Sociales.
Sin embargo, durante esta investigación se manifiestan diversas inconsistencias por parte de
dichos maestros, estas inconsistencias son evidenciadas con respecto a su formación
académica, prácticas y militancias políticas, en contraposición con su accionar docente.
Imaginarios del docente en Ciencias Sociales.

“El maestro de ciencias sociales. Humano, demasiado humano” (Cortés, Pág. 75), Cortés no
puede exponer de mejor forma aquello que él considera estructura a un maestro de Ciencias
Sociales. Los maestros, han adquirido a lo largo de su oficio diversos códigos para ser
interpretados durante el desempeño de su labor. No obstante, existen dos versiones
preponderantes para el desempeño de su rol docente. Siendo así, el primer imaginario con la
cual son percibidos es la versión “ideal” expuesta desde la perspectiva de padres y
estudiantes, durante la cual se ve a los maestros como modelos intachables y “perfectos”,
capaces proyectarse dentro de la comunidad estudiantil más allá de su desempeño académico
al interior del aula; en palabras Cortés: “El maestro debe ser más que reproductor o productor
de conocimientos. Debe ser un sujeto íntegro en todos los espacios de su vida, dando a
entender que la división entre lo público y lo privado en su vida no es muy clara” (Cortés,
102). Al concebirlo de esta manera, se deja un poco de lado la versión que es mencionada
como “Real” la cual dictamina que el maestro es un constructo histórico y que así mismo está
impregnado del contexto que lo antecede.

Ahora bien, para este punto, debemos entender que una de las funciones esenciales de la
escuela y en especial, del los maestros de Ciencias Sociales, es la formación de ciudadanías.
Cortés, citando a Agustín Nieto Caballero, hace mención de que “El maestro forma al
ciudadano y el ciudadano es la Nación.” (Cortés, Pág. 99). En ese sentido, durante el ejercicio
de labor docente, se espera que el maestro se esfuerce por ser un formador de estudiantes
ciudadanos, con capacidad de observación crítica de su realidad e impulsar la búsqueda de la
reflexión para generar un cambio social a situaciones existentes, es mediante este cambio de
pensar y actuar que son visibilizados los imaginarios del docente en Ciencias sociales,
atribuyéndole la responsabilidad de la formación política de sus estudiante “de esta manera,
el maestro de Ciencias Sociales es llamado desde la institución y la política educativa a
liderar nuevos procesos escolares y pedagógicos, que suponen sobretodo su actuación en el
escenario de la cultura política de la escuela.” (Castillo. 118). En la formación de un
ciudadano intervienen muchos agentes y factores, por lo cual es indispensable que cada una
las personas que actúan en este proceso y en especial los docentes, esto último no quiere decir
que solo el docente tenga la responsabilidad de la formación ciudadana. No obstante, si es
necesario que tenga plena convicción sobre el papel que juegan en la sociedad. Asimismo es
necesario tener en cuenta que en la mayoría de los casos el docente va a enseñar su postura
política, siendo esta influenciada por su contexto y sus vivencias. De esta manera, no es
posible tener una imagen universal con respecto al ser maestro, puesto que su territorialidad
también influye en su que hacer docente. Siendo así, no es lo mismo hablar de la práctica
docente en la educación rural que en la educación urbana, puesto que “puede notarse que la
formación política heredada desde el sector rural pesa mucho hacia el partidismo tradicional,
mientras que el maestro urbano tiende más hacia los grupos de izquierda, o por lo menos,
hacia actitudes críticas y reflexivas sobre la sociedad” (Cortés, Pág. 87)

A partir de ello se va configurando en cada zona la perspectiva de cada maestro “en las
sociedades tradicionales rurales de la Colombia de la primera mitad del siglo XX, el maestro
era considerado como un líder social capaz de organizar a la comunidad y dirigirla en
trabajos que le beneficiaban.”(Cortés, Pág 88). Ahora bien, la imagen concebida en las zonas
urbanas son de maestros con posturas políticas más arraigadas, desde el texto “maestros
urbanos, es decir aquellos que nacieron y se formaron en las grandes ciudades como Bogotá,
tratan de estar alejado de la política bipartidista y se meten más en las corrientes de izquierda
que tienden a atraparlos en la Universidad”(Cortés, Pág 85). Pero, ¿por qué se tienen
imágenes tan distantes la una de la otra?

Es entendible que las perspectivas sean diferentes en cada zona, puesto que las dinámicas y
los desafíos que afronta la educación rural y la educación urbana son muy diferentes,esto, en
respuesta a que cada uno tiene como misión responder a las necesidades de su territorio.
Mientras que el maestro rural transforma su quehacer docente durante el ejercicio de su labor
debido a su alto compromiso con el desarrollo de actividades comunitarias, lo que lo lleva a
obtener una postura más social comunitaria. Por su parte el docente urbano, se preocupa por
implementar en sus clases aquellas adecuaciones establecidas desde el ministerio de
educación nacional, dando desde su urbanidad otro tipo de luchas institucionales.

Constructo socio histórico del profesorado


2. Resumen de las principales ideas o tesis que presenta el autor: 2 cuartillas
3. Análisis crítico de la posturas de los autores (se pueden apoyar en otros autores sin
descuidar la postura personal): entre 1 y 2 cuartillas
4. Conclusiones o hallazgos más importantes: media cuartilla
5. Biografía

Letra Times New Roman, tamaño fuente 12, espacio 1.5 con justificación y usos de normas
AP

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