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Para entender los orígenes del pensamiento contable, debemos remontarnos al origen
mismo de la civilización, los registros más antiguos que se tienen acerca de cifras con
propósitos administrativos y contables fueron realizados en la antigua Mesopotamia
alrededor del año 6000 a.C. En estos escritos se podía percibir una necesidad del hombre
para tener una idea de quien debía a quien, y cuanto, así este enfoque de “Cuentas de
Control” abrió la mentalidad para las poderosas economías que surgirían posteriormente.
Entre 3000 y 4000 años más tarde, el desarrollo del concepto de la contabilidad había
llegado a Egipto, mientras que en la antigua Babilonia (aun en la región de Mesopotamia),
fue escrito el código Hammurabi, un conjunto de leyes y reglas; dentro de dichas normas,
había algunas relacionadas a los métodos contables que se debían seguir por parte de los
comerciantes, e incluso el sistema de gobierno.
Posteriormente, tanto Grecia como Roma trajeron nuevos avances entre los siglos V y II
a.C; uno de los avances más destacables es la creación del Codex, la Adversaria, el
Memorial, el Rationum, entre otros libros contables, lo cual era un concepto nuevo, incluso,
hubo una forma primitiva de la partida simple, aunque aún estaba incompleta para llegar a
ser la partida doble, propiamente dicha.
Los avances del pensamiento contable durante la edad media no fueron sustanciales sino
hasta el siglo XII, en Europa, principalmente al norte de Italia, donde además del comercio,
los bancos estaban teniendo un crecimiento masivo y se crearon nuevos libros contables, el
cuaderno, el diario, y el borrador, en los tres la información inscrita debía coincidir.
Al principio del renacimiento, Fray Luca Pacioli publicó el libro Summa de Arithmetica,
donde incluyó múltiples temas de la matemática renacentista, entre dichos temas, había
muchos en relación al comercio, incluyendo finalmente la partida doble como tal.
En toda Europa siguió el desarrollo de la contabilidad, por medio de un enfoque que explica
de manera un poco más detallada la naturaleza de las cuentas. Esto genero lo que
conocemos como las corrientes del pensamiento contable. Entre las que se destacan: la
corriente Contista durante el periodo Empírico, las corrientes Personalista, Controlista,
Hacendalista y Patrimonialista durante el periodo clásico, siendo esta última la mayor
influencia en el desarrollo del periodo más reciente del pensamiento contable; el periodo
científico.
Al igual que en los criterios para la división de los períodos en la contabilidad, se asume el
ofrecido por Montesinos (1978), por entenderse más generalizador y coincidente con el
resto de los criterios, que el autor agrupa en cinco corrientes doctrinales:
Doctrinas jurídico-personalistas. La teoría personalista de la escuela cerboniana
considera que el objeto formal de la contabilidad se corresponde con los derechos y
obligaciones de los sujetos que participan en la administración de un patrimonio.
Por extensión, la teoría jurídica considera que todo asiento o anotación contable
traduce un hecho jurídico (Vlaemminck, 1961).
Podemos inferir que es probable que con el tiempo se sigan creando nuevos métodos para
hacer más efectiva y clara la aplicación del conocimiento contable, así como más útil con
base en la información que puede aclarar para las empresas.
http://revistas.usta.edu.co/index.php/activos/article/viewFile/2792/2694
Nossa, D., & Giraldo, G. (2011). Una mirada del pasado hacia el futuro de evolución del
pensamiento contable. Revista Lúmina, (12), 300-311,
http://revistasum.umanizales.edu.co/ojs/index.php/Lumina/article/download/700/823
http://publicaciones.unaula.edu.co/index.php/VisionContable/article/viewFile/34/4
Cuellar, G (2004) “El proceso contable”, Parte uno “La contabilidad en la historia”
http://fccea.unicauca.edu.co/old/fcf/fcfse4.html