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ACTIVIDAD #9 TEORIA DEL PROCESO OPONENTE LA VISION DE COLOR

INTEGRANTE:

MARIA JOSE HERRERA BURGOS

CODIGO BANNER: 100064057

TUTORA:

MARGARITA AHUMADA

SENSOPERCEPCION

PSICOLOGIA 3 SEMESTRE

CAU MONTERIA

CORPORACION UNIVERSITARIA IBEROAMERICANA


ANEXO 3

Imagen 3: “teoría del proceso oponentes del color (imagen tomada de:
https://procesamientodelainformacionvisual.wordpress.com/category/sin-
categoria/page/2/)
¿La  teoría de los procesos oponentes?

La teoría del proceso oponente, aplicada a las emociones y


motivaciones, fue elaborada por Richard Solomon y John D. Corbit en 1978.
Este modelo tiene sus orígenes en los procesos oponentes de Ewald
Hering, aunque Hering hacía uso de este término para explicar la
percepción visual humana.

Mirándolo muy por encima, Hering sostenía que la percepción visual se


fundamentaba en la activación de conos y bastones del ojo de forma
antagónica. Sin entrar mucho en detalle, sus ideas permitirían entender
por qué cuando miramos un objeto de un color concreto, pongamos
verde, al apartar la mirada tras un largo tiempo y mirar hacia una
superficie blanca o negra vemos el color contrario, rojo.

Solomon y Corbit trasladaron esta idea a la psicología de las emociones y


la motivación. En la teoría del proceso oponente trata de explicar por qué,
cuando se nos presenta un estímulo que despierta algún tipo de emoción, con
el paso del tiempo se nos despierta una emoción antagónica a la primera. Es
decir, tiene como objetivo explicar el proceso que sigue una respuesta
afectiva ante un estímulo, que puede ser tanto aversivo como placentero,
desde su aparición hasta su desaparición.

Así, de acuerdo con el modelo, la presentación de un estímulo implica la


activación de un mecanismo de proceso oponente. Al principio, un
estímulo nos despierta una respuesta afectiva, pongamos que
positiva. Pasado un tiempo, el organismo, con tal de recuperar la homeostasis
emocional, activa una segunda respuesta, de símbolo contrario a la primera.

Para que se entienda. Imaginémonos que nos tomamos una cerveza. El


alcohol nos produce, al principio, una emoción positiva: estamos alegres,
desinhibidos y somos más sociables. Sin embargo, una vez acabada la lata
y pasados unos cuantos minutos, empiezan a venir algunas sensaciones
que, aunque no muy graves, son molestas, como un ligero dolor de cabeza
o “la bajona”. Con este ejemplo podemos ver que al principio se ha
despertado esa emoción positiva pero, después, ha venido una negativa,
contrarrestando a la primera.

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