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CONTENIDOS FUNDAMENTALES EN LA ATENCIÓN DEL NIÑO DURANTE LAS

DISTINTAS ETAPAS DEL CRECIMIENTO Y DESARROLLO

5. NUTRICIÓN Y CRECIMIENTO

En el presente resumen mencionan las pautas alimentarias de la madre y su hijo, así


como la prevención, detección y tratamiento oportunos de la desnutrición, la vigilancia del
crecimiento y el desarrollo, el control de las enfermedades diarreicas y respiratorias y de
las evitables por medio de las inmunizaciones, constituyen los componentes básicos de
atención primaria del niño. Para tal fin seguiremos, un orden de temas vinculado con los
objetivos propuestos:

CONOCIMIENTO DE LA COMUNIDAD Y DE SUS NECESIDADES NUTRICIONALES


El análisis de esta información permitirá determinar el nivel de salud de la comunidad,
como así también la identificación de grupo sociales, familias o individuos potencialmente
expuestos a padecer deficiencias nutricionales. El conocimiento de la magnitud de la
población desnutrida posibilita establecer programas y estrategias para revertir los
estados de carencia. Conocidas las características de la comunidad, surge una nueva
pregunta:
¿COMO LLEGAN A LA FAMILIA LOS PRODUCTOS PARA SU ALIMENTACIÓN?
El conocimiento de la secuencia alimentaria -sucesión de eventos que median entre la
producción y el consumo de alimentos- puede dar una idea acabada del proceso que, en
esencia, es similar tanto a nivel familiar, comunitario o regional.

La secuencia
alimentaria

De ahí la necesidad de un constante control y difusión de las medidas adecuadas para


consumir un producto apto: la reiteración de estas normas de higiene debe estar a cargo
del equipo de salud en contactos que tenga con los consumidores, como así también la
promoción de programas tendientes a favorecer la producción local de alimentos.
INFORMACIÓN BÁSICA SOBRE ALIMENTOS
Para que el crecimiento del niño se desenvuelva normalmente, es indispensable contar
con el aporte de una dieta adecuada en cuanto a cantidad, calidad y proporción armónica
de sus componentes. En la naturaleza existen seis tipos de nutrientes: proteínas,
carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y agua. Cada uno de ellos desempeña una
función específica en el organismo, a saber:
• Función energética: Provee la energía necesaria para la formación de nuevos tejidos y
para el funcionamiento del organismo.
• Función plástica: Provee el material para la formación de tejidos y órganos; son los
"ladrillos" con que se construye el cuerpo.
• Función reguladora: Favorece el desarrollo de las funciones plásticas y energéticas.

Fuentes
naturales y
funciones
de los
alimentos

Las necesidades de nutrientes dependen de la edad, sexo, embarazo y lactancia,


actividad que desarrolla el individuo, así como el estado de salud y enfermedad. Los
requerimientos se incrementan durante los períodos de crecimiento acelerado, de ahí que
la falta de aporte de nutrientes durante estos períodos determine una afectación del
crecimiento y, en muchos casos, carencias específicas.

Nutrientes con función energética:


Estos nutrientes proveen la energía para el funcionamiento de distintos
órganos y para la formación de nuevas sustancias y tejidos, posibilitando el
crecimiento.
La energía aportada por los alimentos varía según su composición y se
expresa en calorías. Las calorías son unidades de cantidad de calor por la
degradación química de los alimentos. Una caloría es la cantidad de calor
necesaria para elevar en un grado centígrado la temperatura de 1 gramo de agua.
Entre los nutrientes con función energética, los carbohidratos constituyen
la fuente principal de energía de una dieta habitual (alrededor del 60-80% de
todas las calorías ingeridas).
Los alimentos ricos en grasas son una fuente importante de provisión de
energía. El organismo utiliza las grasas como reserva natural de energía. Las
grasas también tienen una función básica en el proceso de crecimiento,
especialmente en el desarrollo del sistema nervioso, el metabolismo celular y la
síntesis de hormonas
Nutrientes con función plástica:
Pertenecen a este grupo las proteínas y algunos minerales que intervienen en la
formación de nuevos tejidos. Las proteínas pueden ser de origen animal o vegetal.
Las proteínas de origen animal, por su alto costo, escasean en muchas regiones.
Los alimentos ricos en proteínas animales son: la leche y derivados, las carnes y
los huevos. Las proteínas de origen vegetal son de menor costo y por lo tanto más
accesibles para la población. Sin embargo, su preparación exige algunas medidas
para facilitar su digestibilidad.
Nutrientes con función reguladora:
Son aquellos que favorecen la utilización adecuada de las sustancias plásticas y
energéticas. Se encuentran presentes en las frutas y verduras y proveen minerales
(potasio, calcio, hierro, zinc, cobre, flúor) y vitaminas (A, C, etc.). El hierro es un
mineral esencial para la producción de hemoglobina. Esta sustancia es importante
para las células, ya que posibilita el transporte de oxígeno para la respiración
celular. El feto recibe el hierro de su madre durante los últimos dos meses de
embarazo y realiza un acopio de hierro para sus necesidades postnatales. Si el
feto nace antes del octavo mes de embarazo (prematuro) o la madre era deficitaria
en hierro, o el niño no ingiere leche materna a lo largo de los primeros meses de
vida, se va gestando un déficit de hemoglobina, es decir, una anemia que es más
evidente entre los seis y los doce meses de vida.

NUTRICIÓN DURANTE LOS PERIODOS CRÍTICOS DEL CRECIMIENTO

Períodos de riesgo
La situación de riesgo nutricional se encuentra íntimamente relacionada con la velocidad
de crecimiento; cuanto más rápido está creciendo un niño, mayores son sus necesidades
nutricionales. Si se consideran como ejemplo las características del crecimiento del tejido
graso (fuente natural de reserva energética del organismo), se observa que los depósitos
de este tejido se incrementan en ciertas etapas de la vida:
• El embarazo, con aumento de los depósitos de grasa tanto en la madre como en el feto.
• Durante el primer año de vida.
Durante el embarazo, la madre incrementa sus depósitos de tejido graso con el fin de
disponer de una reserva energética que asegure una buena provisión de materia prima
para la producción de leche después del parto. La ausencia de este depósito natural
conlleva un riesgo para la madre, ya que deberá producir leche a expensas de las
reservas de su propio organismo, con la lógica repercusión y el deterioro de su estado
nutricional. Secundariamente, el recién nacido puede verse afectado por disminución en la
producción láctea de su madre.
La cantidad de grasa
almacenada durante la
gestación alcanza
aproximadamente a 4
kg, equivalentes a
35.000 calorías,
suficientes para
proveer durante cuatro
meses alimentación a
un ritmo de alrededor
de 300 calorías
diarias. De esta
manera, las mujeres
llegan al final del
período de gestación con una reserva de energía que evita la privación brusca de
alimentos a su hijo. Este acopio de grasa se hace sobre todo en el tercer trimestre del
embarazo, que es cuando la madre debe recibir un mayor aporte de alimentos con función
energética. También el feto, durante el tercer trimestre, incrementa sus depósitos de grasa
previendo una situación de riesgo nutricional.

Alimentación
Consideraremos dentro de los períodos críticos del crecimiento, la nutrición de la
embarazada y madre que amamanta y el primer año de vida.
Alimentación de la embarazada y de la madre que amamanta:
En este período se hace necesario reforzar la alimentación materna para permitir
la formación de tejidos y órganos y el nacimiento de un individuo sano y vigoroso.
Alimentación durante el primer año de vida:
La trascendencia de este hecho debe ser remarcada a las madres en cada uno de
los contactos que tenga con el equipo de salud.

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