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Creer es Primitivo

Emilio del Barco

Lo primitivo es creer. Lo primitivo es actuar, sin pensar. Quien piensa, quien


planifica sus actuaciones, antes de realizarlas, ya ha dado un paso dentro de la
racionalidad. Fomentemos la perfección intelectual. Malo sería que se usase la
racionalidad, para imponer lo primitivo. Y eso se sigue fomentando en el mundo de
las creencias. Probablemente, muy probablemente, no seamos los primeros, ni los
únicos, seres razonablemente racionales, en el mundo que conocemos. La
tendencia a la perfección existe en bastantes razas animales. Se necesita mucho
poder de imposición, practicado durante siglos, para imponer ‘verdades’, que nunca
lo fueron. Quien quiera llegar a una verdad real, debe dudar de las verdades
impuestas, por quienes se valen de la dictadura impositora, basada en principios
culturales de ‘obediencia debida’. Para pervivir y eternizarse en la cúspide del
poder. La obediencia ciega no es sino la negación total de derechos a quien debe
obedecer. Quien se impone como el mejor, el Escogido, implícitamente desprecia a
los otros: los Obedientes.

La disciplina de grupo, impuesta, no es sino la anulación de la individualidad. Sería


el regreso malsano a lo más primitivo. Si la Humanidad ha progresado
exponencialmente, llegando a las cotas de conocimientos actuales, ha sido,
siempre, por la existencia de individualidades punteras, creadoras de corrientes de
opinión, siempre disidentes. La verdad personal surge de nosotros mismos,
filosóficamente. Buscando en nuestro interior. La propia verdad es la válida para
cada individuo. El mundo está en nosotros, como nosotros estamos en él. Somos
parte del todo. La verdad científica es otra cosa. Busca la realidad total, no el
acomodo del individuo dentro de la comunidad. Sino el acomodo de la sociedad,
tanto para la mejora de la vida comunitaria, como individual. Todo es determinante
para mejorar nuestras condiciones vitales. Sin que opciones políticas, o religiosas,
tengan la posibilidad de apropiarse los resultados comunes en beneficio propio, o
detrimento de otros.

Suena a psicosis o manía persecutoria, pero sucede, constantemente. En estos


momentos, de forma sistemática, las grandes potencias usan Internet para captar
información de toda clase. No sólo política, sino también industrial, bancaria, o
científica. Se ahorran mucho dinero y tiempo con ello. En el uso posterior que se dé
a ese cúmulo de información, reside su legitimidad o maldad. Con la excusa de
controlar a organizaciones terroristas, se trata de intervenir toda la economía
mundial, base de una política real de dominio.

El Gran Hermano, hace tiempo que nos controla a todos los hombres de buena
voluntad. Mientras, los terroristas destructores siguen actuando en el subsuelo,
royendo, como ratas, las raíces de la civilización libre.

Aquí hay un mayor peligro potencial que en el uso, ya primitivo, de armas


individuales, bombas y pistolas. El gran peligro terrorista puede venir dirigido por
organizaciones capitalistas, que quieran acrecentar su poder, apoderándose de los
centros de información económica. El manejo del gran capital, concentra la mayor
peligrosidad. Más que todas las bandas terroristas del mundo. Emilio del Barco.
04/08/10. emiliodelbarco@hotmail.com . www.emiliodelbarco.com

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