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David Chan Carrasco

2014

El Hombre Unidimensional

En la naciente civilización industrial avanzada, se comienzan a gestar nuevos mecanismos de control


del individuo para sujetar y someter al sujeto, para dominarlo en torno a los beneficios de sociedades
capaces de crear formas de productividad que puedan ejercer libertad abstrusa, asumiendo que esta
sociedad cubre cualquier necesidad de los demás individuos, dejándolos alejados de un pensamiento
independiente y autoreflexivo. Así pues, la libertad de empresa significó libertad para trabajar o
padecer, en esta organización técnica del trabajo se invitaba al individuo a forzar aun más su fuerza de
trabajo con tal de alcanzar esas necesidades impuestas por el mismo aparato de la sociedad avanzada.

Ahora bien, las sociedades buscan mantener siempre sujeto al individuo para la satisfacción de
sus propias necesidades y las creadas a ese individuo para sujetarlo más. La necesidades es un sistema
de signos que no surge en los medios de comunicación o en lo biológico del ser humano, sino que son
necesidades históricas, es decir, las necesidades actuales del individuo se han producido desde antes
de que este las comience a reconocer, y tienen una función social de represión fijadas por estructuras
hegemónicas donde el individuo no tiene ningún control. Por ejemplo, el descansar, divertirse,
comportarse, y consumo, pueden ser falsas necesidades, por el contrario, el alimento, vestido y
vivienda son necesidades requeridas para mejores condiciones de existencia. Sin embargo, la verdad o
falsedad de las necesidades y satisfacciones del ser humano son determinadas totalmente por los
mismos individuos en un momento dado, él decide que es lo que necesita y lo que le da plena
satisfacción.

Por otro lado, el autor señala que, para que haya una verdadera liberación del sujeto, es
necesario manifestar una toma de conciencia, pero esta es obstruida por las necesidades y
satisfacciones que se le ha predeterminado por los controles sociales, como es la necesidad de
producir y la satisfacción de consumir, aunque a costa de esto sea necesario de un trabajo forzado al
máximo punto de sofocación. Por ello, vemos que esta totalidad represiva transforma a la libertad en
un instrumento de dominación, es decir, que aunque se tenga la libertad de elección de escoger algún
trabajo o empleo, no se libera de los controles sociales que crean signos de miedo, angustia, muerte,
hambre, vestido, mercancías, etc. Entonces, seria libre el sujeto si no existieran estos signos
elaborados por la creación de controles sociales de los distintos empleos.

Finalmente, la sociedad industrial mediante la ciencia y la tecnología busca una variedad de


mecanismos para la dominación del hombre y la naturaleza, y cuando lo logra se vuelve irracional lo
racional que hace crecer al hombre por sus mecanismos utilizados que están en constante creación.
Así también, al buscar su desarrollo mediante una lógica discursiva de dominación por medio de un
sustento técnico científico, la mente ha dejado de ser susceptible a la generalización abstracta y ha
existido siempre una oposición a la lógica dialéctica por sus elementos contradictorios, y que son
disueltos por la lógica de la objetividad científica o tecnológica.

Marcuse, Herbert, “El hombre unidimensional”, Juan Gracia Ponce, México, 1ª ed., Editorial Joaquín Mortiz,
1968.

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