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Recuperado de: https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/scripta-
theologica/article/viewFile/13286/11349 p.2.
La palabra se enmarca en el campo de la revelación pero en Dios no
todo es revelación, en él queda de igual manera explicitado lo que
conocemos como silencio que entre otras palabras podemos definir
como misterio, y respecto a este aspecto “ […] El silencio de Dios
plantea un problema real: cómo distinguir el silencio elocuente de quien
se expresa a través de él, del silencio de lo inexistente.” 2 Este problema
se desprende del cuestionamiento que se hace el ser humano ante el
fenómeno del mal que presencia en la realidad. Si bien el silencio hace
parte de la mística como comunicación amorosa de Dios con el hombre
y del hombre hacia Dios relativo a la contemplación, en este caso el
problema del silencio de Dios no concierne a este aspecto que no carga
consigo una carga negativa, sino frente a la tragedia que se
experimenta ante fenómenos cruentos y ante el mismo sufrimiento. Es
aquí donde intentamos interpretar la voluntad de Dios, de la cual se
puede decir lo siguiente:
“[…]En la revelación categorial la interpretación de la voluntad de Dios
como revelación se manifiesta en el comportamiento existencial del
hombre en cuanto fenómeno revelante del acto creador continuo. De
igual manera en la revelación transmitida por los textos de la Biblia, las
fórmulas de la tradición, sus relecturas, sus ampliaciones y sus extensas
tematizaciones eran propiamente una proclamación y una promoción de
comportamientos cultuales y ético-sociales, como revelación categorial y
fenoménica, interpretativos del actuar de Dios creador, en cuanto
revelación de la voluntad de Dios en la comunidad de Israel y en la
comunidad cristiana primitiva […]”3
Como consecuencia de la revelación tenemos por tanto la razón de una
hermenéutica que se hace de la revelación , ayudada por la fe , que sin
embargo queda ligada al misterio; al silencio y por ende en cuanto al
accionar del hombre en el quehacer o en el no hacer, de ahí que el
planteamiento del silencio de Dios ante el fenómeno del mal sea ante
todo un no escuchar a Dios, fuente suma de todo bien y de no ser capaz
de igual manera de contemplar en lo no dicho lo que es , Dios es silencio
por ende no en cuanto calla sino en cuanto que no es un objeto
supeditado al conocimiento sino que se expresa a través de la palabra y
el silencio como lógica de la misma revelación que permite hacer un
proceso dialectico, y en cuanto al problema del mal no es que calle sino
que es silenciado.
2
Recuperado de: https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/scripta-
theologica/article/viewFile/13286/11349 p.13.
3
Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/cteo/v39n92/v39n92a02.pdf.p.4.
“ […]El Dios en el que nosotros creemos es un Dios de la razón, pero de
una razón que ciertamente no es una matemática neutral del universo,
sino que es una sola cosa con el amor, con el bien. Nosotros oramos a
Dios y gritamos a los hombres, para que esta razón, la razón del amor y
del reconocimiento de la fuerza de la reconciliación y de la paz,
prevalezca sobre las actuales amenazas de la irracionalidad o de una
razón falsa, alejada de Dios”.4
4
Recuperado de: https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/scripta-
theologica/article/viewFile/13286/11349 p.13.