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El silencio de Dios

La pregunta por el silencio de Dios ha acompañado la historia, sin


embargo, esta se ha convertido en una constante en el pensamiento
moderno, puesto que al hecho del silencio se le atribuye la no-acción y
por consiguiente se pone en tela de juicio, la misma esencia divina en lo
que respecta a sus atributos; en especial a la bondad. De igual manera
frente al silencio emerge otro planteamiento respecto a la existencia o
no de Dios. Por lo tanto, es necesario explicitar un poco lo que concierne
al silencio de Dios, para no quedarnos en especulaciones subjetivas y
ligadas al sentimiento con relación a este tema.
“El elemento atómico del lenguaje es la palabra. La palabra es por
definición negación del silencio, el no-silencio. Sin embargo, las
relaciones que existen entre palabra y el silencio van mucho más allá de
la dialéctica afirmación-negación. De hecho, el silencio ---que es no-
palabra--- es radicalmente condición de la palabra y del lenguaje que sin
él carecería de esencia propia.” 1
Partiendo de esta afirmación hay que tener en cuenta que, al
adentrarnos en este tema, como consecuencia inmediata nos referimos
a las categorías de la revelación de Dios al hombre a través de la
historia y por consiguiente al conocimiento de Dios. En este aspecto hay
que precisar ya de entrada que la esencia divina en cuanto causa
primera de todas las cosas y conocimiento perfecto de la realidad si bien
no es abarcable en toda su cognoscibilidad, si lo es en cuanto se
comunica, utilizando como medio las categorías del lenguaje, en el que
no se agota sin embargo el conocer.
Al silencio lo acompaña directamente un efecto de estado en el ser que
lo experimenta, en su mayoría de veces, un fenómeno existencial que
comprendemos como la soledad.
Por otra si bien el silencio es experiencial, lo es por la experiencia de la
palabra, que como ya se hizo mención anteriormente ninguna está
supeditada a la otra, la experiencia por tanto del silencio y de la palabra
son complementarias.
Continuando con lo que se ha explicitado hasta el momento, es ya
necesario plantearnos la pregunta ¿por qué Dios calla?

1
Recuperado de: https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/scripta-
theologica/article/viewFile/13286/11349 p.2.
La palabra se enmarca en el campo de la revelación pero en Dios no
todo es revelación, en él queda de igual manera explicitado lo que
conocemos como silencio que entre otras palabras podemos definir
como misterio, y respecto a este aspecto “ […] El silencio de Dios
plantea un problema real: cómo distinguir el silencio elocuente de quien
se expresa a través de él, del silencio de lo inexistente.” 2 Este problema
se desprende del cuestionamiento que se hace el ser humano ante el
fenómeno del mal que presencia en la realidad. Si bien el silencio hace
parte de la mística como comunicación amorosa de Dios con el hombre
y del hombre hacia Dios relativo a la contemplación, en este caso el
problema del silencio de Dios no concierne a este aspecto que no carga
consigo una carga negativa, sino frente a la tragedia que se
experimenta ante fenómenos cruentos y ante el mismo sufrimiento. Es
aquí donde intentamos interpretar la voluntad de Dios, de la cual se
puede decir lo siguiente:
“[…]En la revelación categorial la interpretación de la voluntad de Dios
como revelación se manifiesta en el comportamiento existencial del
hombre en cuanto fenómeno revelante del acto creador continuo. De
igual manera en la revelación transmitida por los textos de la Biblia, las
fórmulas de la tradición, sus relecturas, sus ampliaciones y sus extensas
tematizaciones eran propiamente una proclamación y una promoción de
comportamientos cultuales y ético-sociales, como revelación categorial y
fenoménica, interpretativos del actuar de Dios creador, en cuanto
revelación de la voluntad de Dios en la comunidad de Israel y en la
comunidad cristiana primitiva […]”3
Como consecuencia de la revelación tenemos por tanto la razón de una
hermenéutica que se hace de la revelación , ayudada por la fe , que sin
embargo queda ligada al misterio; al silencio y por ende en cuanto al
accionar del hombre en el quehacer o en el no hacer, de ahí que el
planteamiento del silencio de Dios ante el fenómeno del mal sea ante
todo un no escuchar a Dios, fuente suma de todo bien y de no ser capaz
de igual manera de contemplar en lo no dicho lo que es , Dios es silencio
por ende no en cuanto calla sino en cuanto que no es un objeto
supeditado al conocimiento sino que se expresa a través de la palabra y
el silencio como lógica de la misma revelación que permite hacer un
proceso dialectico, y en cuanto al problema del mal no es que calle sino
que es silenciado.

2
Recuperado de: https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/scripta-
theologica/article/viewFile/13286/11349 p.13.
3
Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/cteo/v39n92/v39n92a02.pdf.p.4.
“ […]El Dios en el que nosotros creemos es un Dios de la razón, pero de
una razón que ciertamente no es una matemática neutral del universo,
sino que es una sola cosa con el amor, con el bien. Nosotros oramos a
Dios y gritamos a los hombres, para que esta razón, la razón del amor y
del reconocimiento de la fuerza de la reconciliación y de la paz,
prevalezca sobre las actuales amenazas de la irracionalidad o de una
razón falsa, alejada de Dios”.4

4
Recuperado de: https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/scripta-
theologica/article/viewFile/13286/11349 p.13.

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