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Universidad Santo Tomás

Coordinación Nacional de Lenguaje UST


Taller de Competencias Comunicativas (Sección 12)

Mg. Katherinne Sepúlveda M.

Examen

Nombre: Marcelo Matus


Rut: 18.523.630-7

Los Ángeles, 11 de julio de 2019.


A continuación, se mencionará cómo los problemas de la mente, tales como
ansiedad, estrés, miedo, depresión, entre otras, inciden y pueden afectar directamente a
la persona, produciendo malestares físicos, lo que se le conoce como trastorno de
somatización, también detallaré, cuál(es) son los posibles tratamientos o ayuda a
quienes lo padecen.

Para comenzar, se define el término de somatización como un conjunto de


síntomas físicos que generan malestar, pero, no pueden ser explicados médicamente
mediante una revisión del cuerpo, es decir, no se puede encontrar la causa a través de
un examen médico.

García. J. (1999), respecto al síndrome de somatización, afirma:


“En medicina se suele denominar somatizadores a aquellas personas que sufren

molestias físicas, pero en las que ni la exploración médica, ni las pruebas

complementarias detectan alteraciones significativas que justifiquen las molestias;

además, creen tener una enfermedad física importante, acuden repetidamente a

consultas médicas en busca de ayuda y pese a la información que se les brinde

están convencidos de que tienen un problema de salud (pp.19).

El origen de esta problemática suele encontrarse en el sistema nervioso


somático, el cual, es parte del sistema nervioso que envía información sensorial y sirve
como transferencia para que los impulsos eléctricos activen la musculatura. Además, se
debe a un alto nivel de ansiedad provocados por aumento de estrés, angustia,
ocasionados por conflictos emocionales (Torres, 2018).

Es por esto, por lo que es muy importante el autocuidado, ya que, el individuo


debe prestar atención por su bienestar, en todo ámbito, pues es solo responsabilidad
personal el encargarse, resguardar, atender y también cuidar por su propio confort,
para así estar más sano y vivir plenamente.

Hoy en día se tiene una idea más integral del cuerpo y la mente, pero,
antiguamente se diferenciaba la mente del cuerpo, como si fuesen dos entidades
completamente independientes la una con el otro; hoy en día, se considera al ser
humano como un ser biopsicosocial, integrando conceptos como mente y cuerpo en

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uno solo.

La ciencia moderna ha ido evolucionado lo largo del tiempo, tanto desde la


psiquiatría como también de la psicología, pues se ha hecho claro que existe una
conexión entre nuestro malestar mental y nuestro malestar físico.

Según Guerri (2017):


El trastorno de somatización es el diagnóstico que se realiza a aquellas personas

que se quejan de forma reiterada de dolores y malestar de diversa índole, los

cuales no tienen un origen físico identificable. Dichos síntomas, que además son

recurrentes e inexplicables, interfieren negativamente en su vida social, laboral e

incluso personal (pp.1).

Esto quiere decir que cuando un problema emocional provoca un malestar mental
puede proyectarse mediante un problema físico, generando padecimiento en el cuerpo.

Es posible que este síndrome se asocie a la histeria, como se conocía por el


psicoanálisis, debido a que, “las somatizaciones son la consecuencia de ciertos
problemas psicológicos que luchan por salir del inconsciente” (Torres, 2018, pp.4).

La somatización puede producir diversas molestias, ya sea, dolor de cabeza, de


espalda, articular, entre otros. También, puede generar, distensión, náuseas, diarrea,
vómito, debilidad; por un lado, en las mujeres provoca dolores menstruales e irregulares
y sangrado excesivo, por otro lado, en los hombres presenta disfunción eréctil, es decir,
impotencia sexual.
Se puede establecer que la interpretación que los individuos le dan a sus
síntomas o malestares viene de experiencias subjetivas pasadas, como experiencias con
familiares, en el colegio, trabajo o con la relación con su entorno, como también por
patrones de cultura, por ejemplo, las normas culturales, leyes, costumbres, tradiciones o
creencias que varían dependiendo del territorio donde se encuentran, es decir, del país
donde nacieron, crecieron y se desarrollaron, entonces todos estos factores inciden en la
percepción del individuo.

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Para Di Silvestre (1998):

La experiencia de la enfermedad es moldeada por factores socioculturales; la

manera en la cual el individuo percibe, define, evalúa (atribuye significados y

causas a la enfermedad) y se comporta hacia la enfermedad (la comunica y

busca ayuda) es el resultado del proceso de socialización y experiencia

aprendida (pp.186).

Igualmente es normal la sensación de cansancio o fatiga, por lo que las


somatizaciones son desagradables o muy incomodas para quien las sufre, no obstante,
los afectados suelen ser reacios a aceptar que deben ser tratados por un profesional en
salud mental, puesto que, se asocia a trastornos mentales.

Para Di Silvestre (1998):


Así como el darse cuenta subjetivo de la experiencia de estar enfermo se lleva a

cabo en un marco socio-cultural específico, al mismo tiempo debe existir un

acuerdo entre las percepciones del sujeto y las percepciones y definiciones de

aquellos que se encuentran alrededor de él. Consecuentemente, esta

socialmente definido qué señales o síntomas serán considerados normales y

cuáles anormales. Al mismo tiempo, la definición social ayuda a dar sentido a las

sensaciones físicas y emocionales difusas introduciéndolas en patrones, los

cuales son reconocibles para la persona que se siente enferma y para aquellos

que lo rodean. Por tanto, el llegar a estar enfermo es un proceso social; implica

rotulación social y es esta definición social del estado de la persona que le

permite comportarse como un individuo enfermo. (pp. 185)

La sociedad influye también en que las personas teman hablar sobre estos
síndromes, puesto que, estos individuos no quieren ser mal vistos o no ser aceptados
por los demás.

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Es esencial que todas las personas se preocupen de su bienestar, tanto
psicológico como físico, pues, de no ser así se es más propenso de sufrir diversas
enfermedades o padecimientos, como la somatización, que perjudican directamente la
salud del afectado.

Entonces es muy importante que todas las personas adopten el autocuidado, es


decir, que al menos una vez al día, hagan algo que les gusta o les provoque placer, ya
sea, dormir, leer, cantar, bailar, hacer deporte, yoga, meditación, entre muchas otras
opciones, para que así, la carga diaria del trabajo, colegio u otras responsabilidades no
sobrepasen al individuo y le generen angustia, depresión o estrés, de lo contrario es
muy probable sufrir estos trastornos que dificultan de manera dramática la vida de
quienes lo padezcan.

Por lo tanto, estas personas necesitan de mucho apoyo emocional, también,


pueden ayudar sesiones de psicoterapia, aunque, lo ideal sería que el médico y el
profesional de la salud mental trabajen juntos, porque así se puede trabajar al mismo
tiempo los síntomas físicos y el manejo de la frustración, la ansiedad o depresión,
guiando al paciente a encontrar las estrategias más apropiadas para enfrentarse a
estos problemas. A pesar de que los medicamentos ofrezcan algún alivio de manera
rápida, es preciso trabajar a largo plazo, ya que, requiere de perseverancia y
constancia para lograr el éxito.

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Referencias.

Di Silvestre, C. (1998). Somatización y percepción subjetiva de la enfermedad. Cinta


Moebio. Vol. 4. Pp. 181-189. Recuperado de:
https://nuevosfoliosbioetica.uchile.cl/index.php/CDM/article/view/26466/27759

García, J. (1999). Usted no tiene nada: La somatización. España: Océano. pp. 19.

Guerri, M. (2017). Trastorno de somatización: cuando la mente controla el cuerpo. [Online]


Blog de Psicoactiva. Recuperado de: https://www.psicoactiva.com/blog/trastorno-
de-somatizacion-cuando-la-mente-controla-el-cuerpo/

Torres, A. (2018). Somatización: ¿qué es y qué síntomas produce? Psicologiaymente.net.


Recuperado de: https://psicologiaymente.com/clinica/somatizacion

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