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Tesista: Ferrari Julieta Cecilia

LU: 352675420

TESIS DE LICENCIATURA
EN PSICOLOGÍA

“DIFICULTADES Y ESTRATEGIAS PARENTALES A LA HORA


DE PONER LÍMITES A LOS HIJOS”

Prof. Tutor: Dra. Wittner, Valeria. / DNI: 25495580

2018
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Agradecimientos

A mis abuelos, que son una parte importante de mi vida, mis segundos padres.
Sin su apoyo no hubiera sido lo mismo mi carrera, marcaron mi corazón
profundamente.
A mis hermanas y hermano que lo son todo para mí.
Y a mi pareja que me acompaño en el último tramo del camino,
dándome fuerzas y siendo un fiel compañero.
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Índice

Resumen .................................................................................................................................. 4
Introducción ........................................................................................................................... 5
Planteo del problema y relevancia social ......................................................................... 6
Diseño de investigación ....................................................................................................... 8
Objetivo general ................................................................................................................... 8
Objetivos específicos .......................................................................................................... 8
Marco teórico ......................................................................................................................... 9
Ciclo vital............................................................................................................................... 9
Los límites ........................................................................................................................... 10
Aprendizaje ......................................................................................................................... 12
Cambios .............................................................................................................................. 15
Estado del Arte ..................................................................................................................... 16
Esquema de investigación ................................................................................................. 20
Tipo de estudio ................................................................................................................... 20
Muestra ................................................................................................................................ 20
Instrumento ......................................................................................................................... 20
Procedimiento .................................................................................................................... 20
Presentación y análisis de resultados ............................................................................ 21
Comentarios finales y conclusiones ............................................................................... 28
Bibliografía ........................................................................................................................... 30
Libros................................................................................................................................... 30
Artículos webs .................................................................................................................... 31
Anexo ...................................................................................................................................... 32
Encuesta anónima ............................................................................................................. 32
Resultados de las encuestas ............................................................................................ 34
Gráficos de las encuestas................................................................................................. 42
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Resumen

El siguiente trabajo de Tesis fue realizado por dos motivos. Uno de ellos, por
ser un requisito necesario para la Licenciatura en Psicología de la Universidad de
Buenos Aires. Y el otro, por el interés que despertó en la autora un trabajo que se
realizó en la asignatura de Teoría y técnica de la Clínica Sistémica (cátedra Wittner)
sobre “dificultades y estrategias parentales a la hora de poner límites a los hijos”. El
mismo es la base de esta tesis. Por lo tanto, el enfoque principal es el Sistémico.
Se pretende conocer y describir cuales son estrategias más utilizadas por
una muestra de 15 padres de entre 18 y 41 años que tienen hijos de entre 5 y 10
años para ponerle límites al comportamiento de esos hijos y si presentan
dificultades a la hora de ponerlos. Con tal fin se realizó un análisis cualitativo en
base a encuestas realizadas a estos padres que residen en la Provincia de Buenos
Aires. El recorrido de la tesis comienza con los conceptos pertinentes para la
comprensión de la postura de dicho trabajo y el estado del arte, luego se presentan
los datos y el análisis cualitativo y finalmente se encuentran los comentarios finales
y conclusiones. Cabe aclarar que no se partió de una hipótesis sino que la
información recabada guio dicho trabajo.

Palabras claves: Ciclo vital familiar – límite – control – sistema – retroalimentación.


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Introducción

El concepto familia se ha trabajado desde diferentes perspectivas


teóricas, desde diferentes disciplinas y a través de un largo tiempo. Es necesario
definir este concepto para entender el enfoque de esta investigación. Salvador
Minuchin (1974/2004) plantea no centrarse en el individuo sino en la persona en el
marco de su familia como contexto social. La experiencia del ser humano está
determinada por su interacción con ese contexto. Por lo tanto cuando intentamos
describir el comportamiento de un padre o de un hijo en necesario hacerlo desde su
contexto familiar y no de manera aislada. Este autor, quien parte del modelo
sistémico, define a la familia como un sistema abierto con propiedades que emergen
a partir de las interacciones de los individuos que forman parte de ese sistema, más
que la suma de sus elementos aislados. Por lo tanto, no se la concibe como una
organización piramidal en términos de jerárquica vertical descendiente donde los
padres dan las ordenes y los hijos deben acatarlas. Sino que, en la dinámica de la
vida cotidiana donde la interacción de cada miembro familiar influye en la reacción
del otro, se puede considerar un ida y vuelta en la relación de los padres con los
hijos, es decir, una retroalimentación que va modificando la relación en sí misma y
puede favorecer o no un mejor funcionamiento del sistema familiar. En esta
concepción de la familia como sistema, Sale (2016) plante a la jerarquía como “las
posiciones que ocupan los distintos miembros de la familia con relación al
ordenamiento jerárquico dentro del sistema, en definitiva, a la distribución del poder,
al grado de autoridad o influencia de un miembro. Permite la diferenciación de roles
en cada subsistema.” (p. 114)
Dentro de las familias existen subsistemas (Minuchin, 1974/2004) Por
ejemplo: se encuentra el conyugal, el cual está conformado por dos personas [de
cualquier condición sexual] que llevaran una relación simétrica con pautas de
complementariedad, es decir, que ninguno debería estar por encima del otro. Otro
subsistema es el paternal, cuando un niño ingresa a la familia se genera un nuevo
nivel de formación familiar debe haber una diferencia entre el subsistema conyugal y
el nuevo subsistema que desempeñará tareas de socialización de ese nuevo niño.
Esto habilita un límite que le permite acceso al niño a ambos padres sin interferir en
las relaciones conyugales. Generalmente, muchas de las dificultades que se
presentan en las familias es mantener estar distinciones y los problemas conyugales
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los terminan sufriendo los hijos. También podemos encontrar otros subsistemas
como el fraterno (entre hermanos), entre tíos y sobrinos, nietos y abuelos, etc. Los
principales son los tres primeros mencionados.
Una vez aclarada la conceptualización de familia del cual se parte, a lo largo
del trabajo se toman aportes de autores como Wainstein, M. y Wittner, V. (2016),
Wainstein, M. (1997/2006) y Sale, S. (2016), de la terapia familiar de Minuchin, S
(1974/2004) y (1980) y Linares, J.L. (2012), algunos conceptos desde las teorías del
aprendizaje del conductismo operante (Feldman, Robert S, 1998) (Kazdin, Alan E.,
2002) que aportan para el análisis de las estrategias que utilizan los padres
entrevistados para lograr que sus hijos cumplan con los límites puestos; entre otros
autores.

Planteo del problema y relevancia social

Las familias como los individuos también atraviesan diferentes etapas


esperables dentro de su ciclo vital. En cada etapa existen roles y funciones que se
esperan que se cumplan por parte de cada miembro de la familia (Sale, 2016). Es
necesario que para que se puedan cumplir los límites de cada subsistema familiar
éstos sean claros (Minuchin, 1974/2004). En la vida cotidiana, los padres se
enfrentan a las diferentes demandas de las necesidades de sus hijos. Con el
ingreso a la escuela primaria (lo esperable es entre los 5 y 6 años de edad
aproximadamente) los niños encuentran nuevos desafíos, nuevas reglas, como lo
son el aumento del tiempo de estudio y la disminución del tiempo de ocio, las reglas
de convivencia, horarios de comer, entre otras cosas. Estos cambios no solo afectan
al niño sino a todo el sistema familiar ya que, para afrontar estos nuevos desafíos,
es necesario que desde la familia se siga manteniendo una función fundamental de
base para el aprendizaje de comportamientos correctos. La familia sigue siendo un
pilar en el proceso de socialización secundaria (Berger, P. y Luckman, T. 1986).
Es importante que se realicen estudios para indagar empíricamente de qué
forma ponen límites los padres a los hijos. Desde este trabajo de tesis se intenta
acercar al lector a las experiencias parentales de las familias entrevistadas. Los
adultos emplean diferentes técnicas y estrategias para intentar lograr sus objetivos:
castigan, recompensan, negocian, ignoran, y tantas cosas más como uno se pueden
imaginar. Minuchin (1974/2004) plantea que no es posible distinguir una familia
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“normal” de una “anormal” por ausencia de problemas ya que en todas hay


conflictos. Por lo tanto, el foco del problema está en la capacidad de adaptarse a
situaciones conflictivas y no a no tener situaciones conflictivas. Cuantos más
recursos tenga una familia para enfrentar sus diferentes etapas del ciclo vital, mejor
será ya que esos se transmitirán a los hijos, que luego se convertirán en padres y
recurrirán a su legado familiar para desempeñar ese papel.
Desde un punto de vista patológico, Barudy, J y Dantagnan, M (2005)
plantean que por las incompetencias parentales para el cuidado, la protección y la
educación de los hijos puede producir trastornos de apego, de estrés postraumático
crónico, trastornos de socialización, entre otras patologías. Posibilitando una futura
“transmisión transgeneracional de los malos tratos en la infancia” (p.78).
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Diseño de investigación

Objetivo general
 Identificar cuáles son las estrategias que los padres refieren como las
más utilizadas a la hora de poner límite al comportamiento de los hijos, y
cuáles son las dificultades más frecuentes que describen.

Objetivos específicos
 Describir que entienden por poner límites a los hijos los padres
entrevistados.
 Registrar cuales son las conductas más utilizadas para poner límites a los
niños.
 Describir si los padres mencionasen dificultades y cuales para poner
límites a los hijos.
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Marco teórico

Ciclo vital

El trabajo de tesis partirá de la concepción de ciclo vital familiar ya que las


familias van atravesando diferentes etapas según el momento que les toca vivir.
Van sufriendo transformaciones y cambios que las llevan a adaptarse a las
circunstancias actuales. Estos hechos nodales generan una necesidad de
reorganización, reestructuración, de los roles y reglas en el funcionamiento familiar
(Por ejemplo: el ingreso de los hijos a la escuela) (Sale, 2016). Todas las familias
viven momentos particulares que las determinan, que las hacen ser quienes son y
que las diferencian de otras. Pero también existen momentos comunes en todas
ellas. Estos momentos o etapas comunes son los que Gimeno Collado Adelina
(1999) desarrolla como etapas normativas del ciclo vital familiar. El nombre
“normativas” hace referencia a esperables, previsibles, pero además la autora
menciona que están sujetas a la cultura y subculturas a las que pertenecen las
familias por lo tanto no son de carácter universal. Gimeno (1999) desarrolla tres
etapas normativas: la primera es de constitución, en la cual se elige una pareja.
Puede ser de noviazgo, matrimonio o cohabitación, además se caracterizan por la
ausencia de hijos. En la etapa siguiente se encuentran aquellas familias que están
en expansión, es decir, en transición a la paternidad. A este ciclo lo divide en tres:
con hijos en edad pre-escolar de 0 a 5 años, con hijos en edad escolar de 6 a 12
años y con hijos adolescentes de 13 a 18 años. Por último, está la tercer etapa de
reducción en la que las familias con hijos pueden ingresar en procesos de
emancipación, cuando los hijos empiezan a irse siendo ellos ya mayores a 18 años;
estar en la fase de “nido vacío”, cuando ya no quedan hijos en el hogar o estar en la
fase de retirados, siendo los padres ya mayores de edad. En cada una de estas
etapas existen tareas normativas que se deberían resolver respondiendo a la
demanda de cada miembro en base a recursos disponibles o consiguiendo nuevos
(Gimeno, 1999). En nuestra sociedad es esperable que los padres sean los
encargados de las tareas de crianza, cuidado, protección, seguridad, instrucción y
salud. Teniendo todo lo anterior como base, el siguiente trabajo hará foco en el ciclo
vital de expansión con parejas que tiene hijos en edad escolar. Se espera que en
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esta etapa los padres puedan adaptarse y reorganizándose de tal manera que los
recursos con los que cuenten sean adecuados para afrontar las demandas de las
circunstancias y poder controlar el comportamiento de los hijos.
Además, Gimeno (1999), plantea que los hechos vividos por una familia son
compartidos por cada miembro configurando una percepción compartida que genera
una identidad familiar. Esta identidad incluye normas, creencias, tradiciones, estilos
de comunicación y estilos de vida que se constituyen como legado familiar y que se
transmite de generación en generación. Se considera que la forma en que los
padres ponen límites a los hijos es determinada por este legado familiar y por eso
cada familia tendrán sus propias estrategias y concepciones de que está bien y que
está mal. Según Barudy (Barudy, J y Dantagnan, M, 2005) estas habilidades
parentales son “las capacidades prácticas de los padres para cuidar, proteger y
educar a sus hijos, y asegurarles un desarrollo sano” (p.77). La falta de estas
capacidades está determinada por la propia historia de los padres, tanto personales
como familiares y sociales.
Cada padre se encuentra en la tarea de recordar y evaluar los tratos
recibidos en su pasado por parte de sus propios padres y utilizar estrategias
consideradas como adecuadas para con sus hijos, de acuerdo con la coherencia
interna del sistema y su identidad. Además “el futuro y los proyectos familiares [...]
configuran también la experiencia actual” (p.106) lo cual se relaciona con el
concepto de familia ideal entendido como “una compleja amalgama que combina
expectativas y deseos conscientes e inconscientes, satisfechos e insatisfechos,
pasados y presentes” en la cual “persisten [...] los modelos ideales de buen padre o
buena madre y es también una combinación de los modelos ejemplares que nos
presenta la sociedad mediante reglas y preceptos y de las vidas familiares que nos
muestran los demás” (Gimeno, 1999,p. 118). Así la familia intenta acercarse a la
idea de familia ideal que posee y establece los patrones de comportamiento en
función de la misma.

Los límites

Como bien se dijo, para controlar un comportamiento hay que poner límites.
Ahora bien, ¿que son los límites? Un límite es un constructo social, que desde el
sentido común puede pensarse como una división, ya sea física o simbólica, es un
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borde que marca un adentro y un afuera, un antes y un después. Como por ejemplo;
una situación límite o el límite de un objeto. Según la Real Academia Española, el
límite como concepto matemático, es una constante a la cual se tiende a acercarse
progresivamente. Cuando un padre pone un límite lo que está marcando es que
está por dentro de la conducta esperable y que no. En la cotidianeidad se puede
escuchar a los padres: “te estás acercando al límite de mi paciencia”. Como si la
paciencia fuera esa constante a al cual no hay que acercarse porque si se cruza ya
no habrá más.
Teniendo en cuenta que la familia es un sistema, Minuchin (1974/2004)
plantea que los límites constituyen aquellas reglas que determinan quiénes
participan y de qué manera lo hacen, además tienen la función de proteger las
diferencias dentro del sistema.
Dicho autor, reconoce tres tipos de límites al interior de la familia: Claros Son
aquellas reglas que tienen que estar buen definidas para permitir a que los
miembros del sistema desarrollen sus funciones sin interferencias entre
subsistemas, por ejemplo, cuando una madre deja claro es el hermano mayor no es
el padre del menor y que no debe regañarlo está marcando la responsabilidad y
autoridad de ella no permitiendo que recaiga sobre el sistema fraterno esa
responsabilidad y autoridad. Pero, al mismo tiempo, estos límites pueden permitir el
contacto entre los miembros de los diferentes subsistemas. Difusos Son aquellos
que se pierden dentro del sistema familiar provocando que la distancia entre
miembros sea más corta, generando un microcosmos centrado en sí mismo que se
sobrecarga y produce una desadaptación a las nuevas circunstancias, no queda
claro quién debe participar, cómo y cuándo mostrando invasión entre subsistemas;
el estrés de un miembro individual repercute intensamente en los demás. Por
ejemplo, si un niño tiene problemas con alguna asignatura toda la familia se
preocupara por ese hecho. Rígidos En las familias con este tipo de límites, la
comunicación entre sus miembros se torna muy difícil, cada uno funciona en forma
autónoma con desproporcionado sentido de independencia, careciendo de
sentimientos de lealtad y pertenencia. Sólo un alto nivel de estrés afectando a un
miembro puede activar los sistemas de apoyo de la familia. Por ejemplo, cuando la
internación de un hijo por autoagresiones despierta recién en ese momento la
preocupación de alguno de los padres. Los límites difusos y los rígidos son polos
opuestos de un continuo de funcionamiento y se caracterizan por el tipo de
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interacción de aglutinamiento y el desligamiento de relaciones respectivamente.


Entre ambas formas de interacción, podría ubicarse un “espectro normal” que se
caracteriza por los límites claros. Todas las familias pueden presentar estos tipos de
límites al mismo tiempo entre diferentes subsistemas por situaciones específicas, el
problema aparecería sí ese extremo se mantiene a lo largo del tiempo provocando
fallas en la adaptación familiar.
La personalidad individual se desarrolla en función de las interacciones que el
sujeto mantiene con su contexto, es decir, con otras personas y con el medio
ambiente al cual pertenece. Minuchin (1974/2004) indica que “para que el
funcionamiento familiar sea adecuado, los límites de los subsistemas deben ser
claros” (p.89). Es decir, cuando los límites alrededor de un subsistema son
consolidados, el funcionamiento del sistema mejorará. Entonces, es necesario tener
en cuenta que el pasaje de una etapa del ciclo vital familiar a otra se da en
momentos de crisis, en los cuales es necesario que las reglas de funcionamiento
familiar sean claras y flexibles para poder tener la capacidad de adaptarse al
desarrollo del nuevo ciclo vital. Para que estas reglas sean claras es importante que
la jerarquías entre los subsistemas, es decir, su organización y diferenciación de
roles y funciones, no sean difusas. (Wainstein y Wittner, 2016)
La familia y la sociedad son sistemas isomorfos (estructuras equivalentes)
interrelacionados entre sí, por lo cual, lo que ocurre dentro de la familia, no es
disímil a lo que ocurre en la sociedad en su conjunto.
Para Minuchin (1974/2004), la familia con más frecuencia sustituye las
funciones propias por funciones de servicios externos, un ejemplo es la socialización
de los hijos. “La familia renuncia a la socialización de los niños a una edad cada vez
más temprana, la escuela, los medios de difusión y los grupos infantiles se ocupan
cada vez en mayor medida de la guía y educación de los niños” (p.84), lo que lleva a
que los límites, y por ende las funciones y roles dentro de cada subsistema, no sean
del todo claros.

Aprendizaje

Para comprender los patrones de comportamiento de un sistema familiar


debemos tener en cuenta “esa experiencia compartida [...] que da sentido y
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significado a la realidad que constituye la familia” (Gimeno, 1999, p. 106) es decir,


su historia pasada.
El proceso por el cual se adquieren estos patrones es el aprendizaje. Las
teorías del aprendizaje surgieron con el objetivo de describir cuales son los
procesos por lo que tanto los animales como los seres humanos aprendemos. El
Condicionamiento Operante “describe el aprendizaje en el que una respuesta
voluntaria se fortalece o debilita, según sus consecuencias sean positivas o
negativas.” (p. 197) (Feldman, 1998). Es decir, que se efectúa una conducta
voluntaria, en términos de no reflejo biológico, y ésta es reforzada por un resultado
deseado. Por lo tanto, dependiendo de la naturaleza de ese resultado (si el estímulo
reforzador genera más o menos interés para esa persona) y la frecuencia de
aparición, es que aumentará la probabilidad de que aparezca la conducta. El
organismo opera en su entorno para producir el resultado que desea. Este
reforzamiento genera que la conducta tenga mayor probabilidad de repetirse. Por
ejemplo, es más probable que un trabajador siga yendo a trabajar si a fin de mes
recibe su sueldo. Los reforzadores pueden ser positivos o negativos, en ambos
casos generan el aumento de la respuesta. En los primeros, se brinda un estímulo
agradable y en los segundos, se elimina del entorno un estímulo desagradable para
que la conducta aumente. Por ejemplo, dejar salir a jugar una vez que se termine la
tarea de la escuela (positivo) o apagar la música cada vez que el otro quiere
ponerse a estudiar (negativo). Por otro lado, encontramos los castigos que también
pueden ser positivos o negativos. Un castigo es un estímulo desagradable que
genera que disminuya la probabilidad de aparición de la conducta. A diferencia de
los reforzadores que aumenta la aparición, acá disminuye. En el castigo positivo es
por la remoción de un estímulo agradable, por ejemplo; “no vas a futbol si te portas
mal”. En este caso el futbol es un estímulo agradable para el niño y la remoción del
mismo es el castigo por no portarse como los padres esperan. En el negativo es por
la aplicación de un estímulo desagradable, por ejemplo; darle nalgadas por haberse
portado mal.
En relación a esto se tomarán los aportes de Kazdin, A (2000). Este autor
habla de reforzadores sociales. Estos pueden ser elogios verbales, atención,
contacto físico y expresiones verbales. Ejemplos; apretones de manos, palmaditas
en la espalda, una sonrisa, un “¡muy bien hecho!”. Plantea que numerosos estudios
demostraron que los elogios y atención de los padres, profesores o pares tienen una
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considerable influencia sobre la conducta. Estos reforzadores sociales son muy


útiles ya que no requieren de mucho tiempo ni preparación para poder brindarlos y
son de uso cotidiano. Devolver una sonrisa o un “buen trabajo” es algo fácil e
inmediato que permite fácilmente que la conducta siga emitiéndose. No es el caso,
por ejemplo, de dar comida después de la conducta deseable en hora de clase.
Pero sí se puede dar un elogio por cada consigna realizada. Además, plantea que
existen conductas de probabilidad elevada, esto quiere decir que, generalmente, se
eligen ciertas conductas sobre otras y estas preferencias pueden utilizarse como
reforzadores de aquellas conductas menos elegidas. Por ejemplo, si un chico
prefiere jugar a determinado juego o mirar la televisión esto se puede usar como
reforzador luego de que cumpla con la actividad deseada.
Entonces mediante los reforzadores o los castigos se genera que los niños
vayan aprendiendo a comportarse como la sociedad espera. Al mismo tiempo es un
aprendizaje para los padres enseñarles a los hijos a comportarse. Es un aprendizaje
mutuo, basado en la experiencia cotidiana. Así, se produce un feedback
(retroalimentación) entre el niño y los padres. Kazdin, A (2000) Plantea que ya el
hecho de proporcionar un reforzador es una retroalimentación, es brindar
información sobre las respuestas correctas. Pero, también, es útil brindar
información directa sobre el desempeño de la persona. El autor da el ejemplo de un
estudio realizado sobre el exceso de velocidad. Aquellas personas que fueron
informadas sobre su exceso de velocidad lo han reducido y con el tiempo, con cada
vez que se les informaba, lograron mantener la reducción de velocidad a largo
plazo. Podemos pensar que al decirle a un niño cual fue el comportamiento que
realizó correctamente, la próxima vez que se le pida que lo haga de nuevo sepa
cómo hacerlo de manera correcta. La retroalimentación es el conocimiento de los
resultados de la propia ejecución.
Es importante saber que este tipo de reforzador no puede aplicarse en
cualquier caso ni en cualquier momento, por ejemplo; a un niño de 6 años no basta
solo con explicarle que hizo bien sino que es muy útil usar otro tipo de reforzadores
que le sean más llamativos y deseables.
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Cambios

La familia, lejos de ser un sistema estático, se encuentra en constante


transformación. Así como Gimeno (1999), Salvador Minuchin (1974/2004) también
considera que se produce una reestructuración familiar, al igual que el contexto
social del cual forma parte y con el que interactúa, en pos de un cambio continuo. La
reestructuración se da gracias a que en el sistema familiar se produce una
retroalimentación positiva, llamada morfogénesis (Watzlawick, 1967). Entendida
ésta, según la cibernética, como un cambio de tipo II. En la cual se transforma
cualitativamente la dinámica del sistema, alejándose del mero ajuste. Es a partir de
esta mutación cualitativa que la familia está más capacitada para adaptarse a un
ambiente eventualmente modificado.
La retroalimentación puede ser positiva o negativa. La negativa es la que
caracteriza a la homeostasis. Es un estado constante por el cual se logra el
mantenimiento de la estabilidad de las relaciones. En una familia en la cual los
cambios no son lo suficientemente significativos como para cambiar la estructura y
la dinámica familiar se dan este tipo de cambios, llamados tipo I o morfostásis La
positiva lleva al cambio tipo II o morfogénesis, es decir, a la perdida de estabilidad y
equilibrio. Siempre que se hable de un cambio en las etapas del ciclo vital se está
planteando un cambio de tipo II. Luego dentro de dicha etapa cada familia intentará
generar cierta organización y mantener cambios de tipo I.
En relación a esto De Simone, Stierlin, H. y Fritz, B., S. (1984) dicen que “los
sistemas que tienen la capacidad de variar de manera cualitativa son mucho más
capaces de adaptarse a las alteraciones de su ambiente que los sistemas que solo
admiten cambios de primer orden.”(p. 49)
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Estado del Arte

Se describirán dos estudios orientados al análisis de las características


necesarias que deben tener los padres para favorecer el desarrollo y bienestar de
sus hijos. En ambos estudios el foco está en las competencias parentales y en los
efectos de la falta de las mismas.
Por un lado, se encuentra el trabajo de Barudy, J. y Dantagnan, M. (2005)
Quienes investigaron sobre la importancia de la responsabilidad de los padres sobre
la educación de los hijos. Ellos escribieron un libro con el propósito de hacer una
contribución para abordar los fenómenos de los malos tratos a los niños y niñas, y
sus consecuencias tanto positivas como negativas. El objetivo principal del libro fue
fomentar la cultura del Buen Trato hacia los niños y niñas, y trabajar hacia la
corrección adulta de aquellos malos tratos sufridos en la infancia.
En él resaltaron la influencia de los buenos tratos y el cuidado durante la
crianza de los niños y niñas sobre las manifestaciones biológicas, psicológicas y
sociales a lo largo de su vida.
“Desde la vida intrauterina hasta la vejez, el entorno afectivo y social moldea
y conforma la expresión de la herencia genética de manera imperceptible” (Barudy,
J y Dantagnan, M, 2005, p.24) Dentro de los aspectos biológicos, es nuestro cerebro
y sistema nervioso el que nos permite el funcionamiento de nuestro cuerpo y el
vínculo con otros organismos, principalmente otras personas. Nos permite generar
vínculos de apego de padres a hijos y viceversa. Biológicamente, en comparación
con otras especies, tenemos más recursos biológicos para adaptarnos a los
cambios.
Barudy, J y Dantagnan, M (2005) plantearon que el hecho de que una
persona sea atendida, cuidada, bien tratada, protegida y educada en momentos
cruciales de su infancia y adolescencia forja su capacidad de cuidarse a sí misma e
insertarse correctamente en un medio social y atender a las necesidades de los
demás. Por eso, una persona que es bien tratada en su infancia y adolescencia
seguramente sea un padre capaz de transmitir los mismos tratos a sus hijos. Se
dice “seguramente” porque no es algo tan simple, depende de las habilidades
parentales para responder correctamente a las necesidades infantiles de cuidado,
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protección, educación, respeto, empatía y apego y de las circunstancias en las que


este proceso se dé.
Estos autores hicieron referencia a estudios sobre salud mental infantil que
muestran “el papel central de la familiaridad sana para el desarrollo de recursos que
permiten a los niños hacer frente a los desafíos de su crecimiento, incluyendo las
experiencias adversas que les puede tocar vivir. A esta capacidad se la denomina
resiliencia” (p.45). Por lo tanto, no sólo los padres deben ser competentes sino
resilientes (capaces de desarrollarse bien a pesar de acontecimientos
desestabilizadores, condiciones difíciles y traumas) para asegurar los cuidados
necesarios y ayudarles frente a aquellas situaciones dolorosas que tengas que
atravesar. Otro aspecto importante que resaltaron los autores fue la influencia del
entorno social, tanto para bien como para mal. Parten del supuesto de que, al ser
inherente al ser humano tratar bien a nuestras crías, tenemos la capacidad de una
“producción social” de contextos bien tratantes, ahora bien, si esos contextos son
adversos por estar afectados por carencias, exclusión social o pobreza, son
ambientes dañinos para la salud y desarrollo infantil. Por eso, no sólo es
responsabilidad de los padres del bienestar y desarrollo de los niños sino que
también los es de los profesionales y de la sociedad a través del Estado, quien debe
garantizar financiamiento para asegurar el bienestar familiar y programas de
protección que garanticen los derechos de los niños y niñas. Las necesidades
básicas de los niños son: fisiológicas (existir, vivir en condiciones adecuadas, salud,
recibir comida en cantidad y calidad necesaria, ambiente sano y que permita el
desarrollo de actividad física sana, entre otras cosas), de lazos afectivos seguros y
continuos (tener vínculos, aceptación, ser importante para otro, delegar
sobrecargas, entre otras), cognitivas (estimulación adecuada, experimentación,
refuerzo) sociales (comunicación, consideración, estructuras); y valores.
En este libro también se describieron cuáles son las competencias
necesarias que deben tener los padres para poder ser competentes en la crianza de
sus hijos. En las competencias parentales se puede encontrar, por un lado, las
capacidades parentales fundamentales (que incluyen la capacidad de apego a los
hijos, la empatía pudiendo percibir las vivencias internas de los hijos comprendiendo
sus manifestaciones emocionales y gestuales; los modelos de crianza, estos son
aprendidos por los padres de las generaciones anteriores; y por último la capacidad
de participar en redes sociales y usar los recursos comunitarios para pedir, aportar y
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recibir ayuda de la sociedad.) Y por otro lado, las habilidades parentales que “se
corresponden con la plasticidad de las madres y los padres, que les permite dar una
respuesta adecuada y pertinente a las necesidades de sus hijos de una forma
singular, de acuerdo con sus fases de desarrollo” (p. 82). Además, se describieron
las funciones y tareas que le corresponden a la parentalidad social (la diferencia de
la biológica que es la capacidad de procrear vida). Primero describe la función
nutriente, es proporcionar todo lo necesario para que los hijos crezcan y estén vivos.
Segundo, la función socializadora, contribuir en la construcción del concepto de sí
mismos y sentido de pertenencia, de identidad. Tercero y último, la función
educativa, permite que el niño aprenda pautas de convivencia para acceder a una
sociedad y pertenecer a ella. Esto incluye ser un individuo autónomo, en sentido de
poder moverse y adaptarse en esa sociedad, aprender el respeto de los demás y
hacia los demás.
En base a la descripción de las competencias parentales y sus funciones,
Barudy, J. y Dantagnan, M. (2005) desarrollaron las causas y los efectos de la
disfuncionalidad de esos aspectos. Los malos tratos siempre están asociados con
las incompetencias parentales y por ello se hace necesaria su evaluación para la
prevención y detección precoz de malos tratos. Algunas causas son las limitaciones
orgánicas de los padres, vivencias nocivas, de pérdidas, traumas, malos tratos en la
familia o instituciones cerradas y desapegos, contextos de pobreza, exclusión social
y falta de escolarizad. En relación a los efectos, al haber una dependencia biológica
y psicológica con los agresores (los padres) es muy difícil que tengan conciencia los
niños de que sus vivencias son de maltrato y de que eso no es normal. El
sufrimiento infantil puede manifestarse a través de trastornos del comportamiento,
apego inseguro, traumatismos severos a causa de las agresiones físicas, trastornos
de socialización y resilientes, y hasta déficits en los procesos educativos. Se resalta
también como se vive internamente ese sufrimiento, como culpa, impotencia, enojo.
Finalmente, el trabajo de estos autores termina con la definición de apego y los
diferentes tipo de apego disfuncionales. En base a todo lo anterior proponen un
modelo terapéutico basado en el buen trato y el apoyo a la resiliencia.

Por otro lado, un estudio realizado por López, J, Martín Quintana, J., Cabrera
Casimiro, E y Máiquez Chaves, L. (2009). Sobre “Las Competencias Parentales en
Contextos de Riesgo Psicosocial Intervención Psicosocial” en España, consistió en
P á g i n a | 19

definir el concepto de competencia parental, describir las competencias básicas


para un buen ejercicio de la parentalidad y, por último, brindaron algunas
recomendaciones para evaluar tales competencias y realizar un informe adecuado.
Plantearon como definición de las competencias parentales: “la capacidad de las
personas para generar y coordinar respuestas (afecto, cognición, comunicación y
comportamientos) flexibles y adaptativas a corto y largo plazo ante las demandas
asociadas a la realización de sus tareas vitales y generar estrategias para
aprovechar las oportunidades que les brindan los contextos de desarrollo.” (p. 114)
En otras palabras, aquellos padres que cuentan con las capacidades necesarias
para cumplir con su responsabilidad deben ser capaces de adaptarse de manera
dinámica y flexible a las necesidades de los hijos y generar estrategias que
aprovechen las oportunidades contextuales. En este estudio también resaltaron el
papel importante de estas capacidades en el desarrollo de la resiliencia tanto de los
padres como de los niños. De esta manera, a pesar de un contexto de riesgo, los
niños que tienen un escenario educativo adecuado pueden desarrollarse
positivamente. Así mismo, las características personales del menor deben tenerse
en cuenta al momento de evaluar las competencias existentes y las que hay que
potenciar en los padres. Ya que, en un niño en estado de vulnerabilidad o
discapacidad, será necesario desarrollas determinadas capacidades parentales en
sus padres que no son las mismas que un niño sin esas dificultades.
(Tanto este estudio como el mencionado anteriormente y los autores tomados
para el marco teórico, resaltan la necesidad de flexibilidad para adaptarse a las
necesidades de los hijos para responder adecuadamente según la edad en la que
se encuentren)
Dentro de las recomendaciones que los autores brindaron para la evaluación
de las competencias parentales se pueden destacar tres: 1) no centrar el
diagnóstico clínico como un trastorno de personalidad del padre o de la madre sino
cómo este trastorno repercute en el bienestar del menor. 2) “describir las fortalezas
actuales de los padres y no sólo las debilidades en lo que se refiere a las relaciones
padres-hijos y a la cobertura de las necesidades específicas de los hijos” (p.118) Y
3) “identificar aquellas condiciones contextuales (sociales, ambientales o históricas)
que pudieran estar influyendo positiva o negativamente en la capacidad parental
para educar a los hijos” (p.118).
P á g i n a | 20

Esquema de investigación

Tipo de estudio
El diseño del siguiente trabajo es de carácter descriptivo. Destinado a evaluar
variables cualitativas como los recursos, las dificultades, creencias y ciclo vital
familiar que enfrenta la muestra intensiva seleccionada.

Muestra
La muestra consistió en 15 padres seleccionados aleatoriamente, entre
hombres y mujeres, que residen en la Provincia de Buenos Aires.
Los criterios básicos de exclusión fueron: edad de los padres entre 18 y
41años y con hijo/s entre los 5 y 10 años de edad escolarizados.
El análisis de la muestra fue transversal ya que fueron tomadas y evaluadas
en el mismo periodo de tiempo.

Instrumento
Se confeccionaron encuestas semiestructuradas auto-aplicables para la
recolección de los datos requeridos.

Procedimiento
A la luz de los datos recolectados, se realizó una comparación y análisis
cualitativo en relación al marco teórico seleccionado.
P á g i n a | 21

Presentación y análisis de resultados

Para comenzar con el análisis se partirá de las definiciones que dieron los
encuestados respecto de qué es un límite. Se seguirá con las estrategias más
utilizadas que mencionaron y dificultades. Después se continuará analizando la
dinámica familiar, es decir, las modalidades de comunicación, funciones y roles.
Finalmente, con el componente emocional de los padres del proceso de control
comportamental.
Se considera que cada padre definió su propio concepto de límite según su
propia vivencia de aprendizaje, en base al amplio abanico de respuestas brindadas
por ellos. A través de la historia familiar se van transmitiendo pautas de
comportamiento y con ellas valores, creencias, tradiciones, mitos, etc. Por lo tanto,
cada definición que brindó cada padres tiene que ver con su propia historia familiar,
con su legado (Gimeno, 1999). Por lo que, no se analiza si está bien o mal lo que
piensan, sino que el foco está puesto en las particularidades de sus definiciones. A
qué le ponen más acento cuando hablan de límites. Por ejemplo: para algunos es
delimitar la “Forma en que se hace entender lo bueno y lo malo” (entrevista nº1, de
ahora en más E1), para otro “poner un alto, ante ciertas circunstancias” (E3) o
“poder decir que no” (E13). En estas definiciones se puede resaltar el acento
respecto de la moralidad y lo aceptable o no del comportamiento adecuado para
convivir en sociedad. Dentro de cada familia se establecen pautas transaccionales,
es decir, de transacción, intercambio. Estas pautas que apuntalan la modalidad de
intercambio intrafamiliar son las bases para el comportamiento extrafamiliar
(Minuchin, 1984). Estas pautas transaccionales no solo marcan valores morales,
sino también creencias, tradiciones, estilos de comunicación y vinculación. Por
ejemplo, otras definiciones brindadas en las encuestas fueron: “parte del crecimiento
como personas” (E2), “no sobrepasar conductas o actitudes que no corresponden.
Pautas acorde a la edad” (E9), “reglas de respeto y cosas que no se deben hacer”
(E10), “marcar espacios y tiempos. Ordenar todo y cada uno de los pasos en un
lenguaje que ellos (los pequeños) entiendan y lo apliquen en la rutina diaria” (E15).
En estas se puede observar el acento puesto en aspectos de respeto por el niño,
necesidades según la edad, tiempos y espacios del niño, un lenguaje que ellos
puedan entender. Se evidencia una adaptabilidad respecto del padre al niño para
P á g i n a | 22

responder a sus necesidades. Esto es lo que Barudy y Dantagnan (2005) plantearon


como habilidades parentales sanas que favorecen el buen desarrollo psicológico y
bienestar general infantil. En todas estas definiciones se puede observar aspectos
de estructura, organización, moralidad, cuidado, control, respeto, necesidades
según la edad y lenguaje adecuado. Cada una de aquellas pone foco en algunos de
estos aspectos más que en otros.

El método que más se refiere utilizar para poner los límite es el dialogo, en
primer lugar, y en segundo lugar, el castigo. Sólo un 20% refiere utilizar el dialogo y
el castigo.

Gráfico 1
Estrategias ante la desobediencia 16
a- Utiliza algún tipo de castigo 0%
b- Recurre al dialogo 27%

c- Abandona la situación, no hay mucho que hacer 0%


d- Recurre a algún tipo de amenaza para obligarlo a que los cumpla. 7%
e- Negocia 13%
f- Nada. Ya intenté todo lo posible y nada funciona. 0%
ayb 20%
byd 7%
bye 13%
cyd 7%
sin responder 7%
(No se considera a estos métodos en estado puro. Es decir, que se toma lo
referido por cada padre como preferencia metodológica.)

En primer lugar, el método más utilizado es el dialogo. Este tipo de


interacción en el sistema parental permite mayor flexibilidad de adaptación a las
etapas del ciclo vital familiar ya que posibilita el intercambio de información entre los
miembros de la familia. Al haber intercambio fluido de lo que le pasa a cada
miembro es más fácil responder a las necesidades de cada etapa según la edad. No
es lo mismo exigirle a un niño que respete ciertos límites cuando está pasando por
una situación de bullying en la escuela, que exigirle los mismos límites a un niño con
un entorno familiar y social más sano. Con el dialogo, el/la padre/madre puede
explicar el porqué de ese límite y así el niño entender mejor la importancia del
P á g i n a | 23

mismo, y al mismo tiempo le posibilita poder expresar como se siente en ese


momento. Además, el dialogo permite hacer explícito los roles, las funciones y
responsabilidades de cada miembro en el sistema familiar. Por lo tanto, los límites
son más claros favoreciendo el aprendizaje de conductas en la infancia. El 93% de
todos los entrevistados hablan con el otro padre para poner los límites. Ya sea por
mutuo acuerdo o porque no se ponen de acuerdo. La mayoría refiere necesaria la
comunicación entre ambos padres para no confundir a los niños, para estar de
acuerdo en los límites y/o porque se hace de a dos. La buena comunicación no sólo
es necesaria en el subsistema parental sino también en el subsistema conyugal. Los
resultados nos muestran que en casi todos los casos hay un mantenimiento del
orden jerárquico entre subsistemas conyugal y parental. Dentro del conyugal el
diálogo y el poder son compartidos simétricamente, sin interferencia del parental.
En relación al otro método, a pesar de que el castigo es el más utilizado por
estos padres, desde el condicionamiento operante se plantea que se obtienen
mejores resultados a largo plazo si se utilizaran reforzadores para aumentar
determinada conducta. “Reforzar el comportamiento deseable es una técnica más
apropiada que el castigo para modificar el comportamiento.” (Feldman, 1998, p.203).
Si bien el castigo es un camino más corto para modificar el comportamiento
presenta varias desventajas. Primero, si no se aplica enseguida del comportamiento
que se desea cambiar o el individuo es capaz de retirarse del contexto en el cual se
aplicó el castigo, el mismo no tiene el efecto deseado. Por ejemplo, uno de los
castigos mencionados fue quitarles algo que les gusta como la computadora o jugar
a la Play, pero si ese niño se va ese mismo día a la casa de algún amigo o primo en
el cual tiene acceso a la computadora o la Play, el castigo no reducirá el
comportamiento indeseado. Segundo, si se ejecuta un castigo físico o verbal
agresivo, por ejemplo, como puede ser el caso de uno de los encuestados “Siempre
lo hago hablando y en casos levanto un poco la voz” (E10), se puede generar en el
niño la idea de que eso es algo esperable en la conducta de un adulto por lo que
aprende a que es normal que los padres se relacionen así con los hijos. Tercero, si
el niño no entiende la razón del castigo puede entender que es a causa de su
persona y no por un comportamiento especifico, por lo que se puede producir una
disminución en la autoestima del menor. Por último, el castigo no brinda
generalmente un comportamiento alternativo del indeseado. Se pretende que no
repitan esa conducta pero no se brinda una alternativa más deseable, como sí
P á g i n a | 24

ocurre durante un reforzamiento. Aquellos padres que utilizan tanto el dialogo como
el castigo, es más probable, que consigan mejores resultados que aquellos que solo
castigan o hasta incluso amenazan. En términos de reforzador, el dialogo es un
proceso de reforzamiento simbólico ya que se produce un intercambio que favorece
el aprendizaje de la conducta deseada.

Respecto a las dificultades para poner límites, la mayoría respondió que le


era difícil y algos pocos dijeron que les es fácil:

Gráfico 2
Nivel de dificultad 15
Fácil 27%
Difícil 73%
Imposible 0%

Esto tiene que ver con la capacidad de responder y adaptarse a las


circunstancias. La dificultad más mencionada fue la falta de consistencia en el límite
marcado. En relación con lo mencionado anteriormente, esa falta de consistencia
puede estar relacionada con la falta de una oferta conductual alternativa a la
condenada por el castigo. Los tres encuestados que respondieron que les es fácil,
utilizan el dialogo o la negociación principalmente para poner los límites. El nivel de
dificultad se corresponde con la frecuencia de la efectividad en la puesta de límites:

Gráfico 3
Frecuencia de efectividad de la puesta de límites Columna1
Siempre 31%
A veces 69%
Nunca 0%

Lo esperable de todo sistema familiar es que los padres puedan adaptarse a


las demandas de cada situación. Éstas estarán determinadas por las necesidades
según la edad de los hijos. Los padres para ejercer su función correctamente tienen
que asumir su responsabilidad y autoridad sin importar la dificultad. Según lo
arrojado por las encuestas, mayormente, los padres frecuentemente les ponen
P á g i n a | 25

límites a los hijos a pesar de que no siempre ellos responden como desean. Es
decir, que a pesar de que a veces no funcionan siguen poniéndolos. Esto se debe a
que no delegan la responsabilidad a un tercero, como por ejemplo la escuela, un tío,
la abuela u otro pariente secundario. Poco más de la mitad de los entrevistados
respondió que los límites los ponen ambos padres. Un tercio respondió que los
límites los pone la madre y sólo 2 entrevistados comparten, pero no delegan, la
responsabilidad de los límites con un tercero. Esto se puede interpretar como un
buen funcionamiento familiar en el que los límites son claros permitiendo que las
funciones y roles del subsistema conyugal no se vea interferidos. Las líneas de
responsabilidad y autoridad se encuentran bien definidas (Minuchin, 1974/2004).

Gráfico 4
Quién pone los límites 14
a - Padre 0%
b - Madre 33%
c - Ambos 53%
d - Hijo 0%

e - Nadie 0%
f - Otros 0%
cyf 7%
cyd 7%

También en relación a los límites respondieron:

Gráfico 5
Tipos de límites 13
a. Claros 33%
b. Sencillos 0%
c. Rígidos 7%
d. A veces Confusos 0%
e. Flexibles 7%
f. Negociables 20%
ayf 13%
a,byf 7%

aye 7%
eyf 7%
P á g i n a | 26

La mayoría de los padres refiere poner límites claros, negociables o flexibles.


El que los límites sean negociables o flexibles no necesariamente significa que sean
difusos ni confirman que sean claros. Simplemente habla de una percepción
personal respecto de cómo cumplen su función como padres. El hecho de que la
responsabilidad y la autoridad estén bien establecidas en estas familias funciona
como base para que los límites sean claros y puedan negociarse o flexibilizarse
según lo ameriten las circunstancias permitiendo una mayor adaptabilidad o
resiliencia.

Otro punto a tener en cuenta es el sentimiento de los padres frente a la falta


de respuesta deseada de los hijos. La mayoría sintió frustración y/o enojo cuando
los hijos no responden a los límites como esperaban. Una minoría sintió tristeza o
preocupación.

Gráfico 7
Sentimiento frente a la dificultad 19
a. Frustración 20%
b. Indiferencia 0%
c. Tristeza 5%
d. Enojo 27%
e. Otros (Preocupación) 7%
ayd 33%
ayc 7%

Este resultado puede estar relacionado con el proyecto de familia y con el


ideal de familia. En relación al proyecto, este así como el pasado, también da
significado al presente familiar (Gimeno, 1999). Existen aspiraciones, expectativas,
valores, deseos que se quieren alcanzar y cuando se enfrentan a crisis en las
cuales es difícil adaptarse rápidamente aparecen estos sentimientos. Si bien no
existe información suficiente para constatar esto en estos encuestados, es una
respuesta posible teniendo en cuenta los aportes realizados por Gimeno (1999)
respecto de las experiencias familiares compartidas y la construcción de identidad
familiar. Con el legado familiar se heredan estilos y estrategias de afrontamiento
ante situaciones conflictivas así como también expectativas de éxito y de fracaso. Si
P á g i n a | 27

los padres no logran encontrar nuevas estrategias para responder a las demandas
de sus hijos, teniendo en cuenta que estos niños no están creciendo en el mismo
contexto socio-político-cultural que lo hicieron sus padres, es muy probable que
muchas de los recursos con los que cuentan no sean ya apropiados.
P á g i n a | 28

Comentarios finales y conclusiones

Todas las familias encuestadas se encuentran en los parámetros esperables.


Es esperable que se presenten dificultades en la educación de los hijos, como bien
dijo Minuchin (1974/2004) la familia “normal” no lo es por ausencia de problemas
sino por su capacidad de flexibilidad y adaptación al cambio, a diferencia de una
familia patológica. No se encontró ningún indicio que de estas familias sean
patológicas en un funcionamiento.
Estamos en un momento histórico en el cual la forma de educar no es como
antes. Como sociedad no toleramos el castigo físico dentro de la familia, en las
escuelas, en la calle o cualquier tipo de institución. Si bien se sigue utilizando el
castigo para educar, este fue evolucionando hacia algo más humano. Se
contemplan las singularidades de los niños, sus necesidades y afectos. Este trabajo
sirvió, como aproximación a la dinámica interna de estas familias, para reconocer
que la familia sigue siendo el principal escenario de socialización y aprendizaje de
cualquier persona, además de reconocer la importancia de las capacidades y
habilidades parentales para un buen desarrollo y prevención de la salud infantil.
El fenómeno de la educación es multidimensional, multidireccional y
complejo. Es necesario tener en cuenta estos aspectos para un abordaje más
apropiado. Durante este trabajo sólo se contempló la edad de los padres y la de los
hijos; y el aspecto geográfico (residen en Provincia de Buenos Aires), pero se dejó
por fuera aspectos culturales, educativos, históricos, sociales, políticos, psicológicos
y personales de cada uno de los encuestados. Para los fines de esta tesis no fue
posible abarcar todas estas dimensiones. Pero, si se quiere un análisis y
comprensión global del fenómeno familiar no se puede dejar por fuera todos estos
aspectos, teniendo en cuenta que se parte de la familia como sistema abierto en
cambio e interacción constante con su entorno.
Respecto del trabajo en sí mismo, una vez terminada la investigación se
observaron errores en la elaboración del instrumento metodológico. Uno de los
errores fue considerar que los padres encuestados estaban en pareja, ya que la
pregunta nº 17 se formuló dirigida a parejas. Otro error fue no formular una pregunta
libre respecto de las dificultades que ellos encuentran. Si bien hay una pregunta, (nº
119) respecto de si obtienen los resultados que desea y porqué, que puede ser
P á g i n a | 29

respondida con las dificultades que se les presentan, la misma es ambigua. Se


obtendría información más precisa si la pregunta también lo fuera. Otra pregunta
que se podría haber formulado es en relación a cuál creen que es la causa de sus
emociones frente a la no respuesta deseada de los hijos frente a la puesta de
límites, como complemento de la pregunta nº 19.

Por otro lado, es curioso observar que la mayoría de las encuestas fueron
contestadas por mujeres mayores de 34 años. Esto puede deberse a que a pesar de
que la crianza de los hijos y las responsabilidades son compartidas con los
hombres, son las mujeres quienes generalmente hablan más de los hijos y sobre
ellas mismas como madres. Para futuras investigaciones sobre la temática trabajada
en esta tesis, sería interesante indagar más este aspecto, tener en cuanta esta
diferencia entre hombres y mujeres que responden sobre la información de sus hijos
y sobre ellos como padres/madres.
P á g i n a | 30

Bibliografía

Libros

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Buenos Aires: Gedisa

Haley, Jay. (1988). Terapia No Convencional: las técnicas psiquiátricas de Milton


Erickson. Bs. As., Ed. Amorrortu.

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hispana. Editorial Mc Graw- Hill. México. 3º Edición.

Gimeno, A. (1999) La familia: el desafío de la diversidad. Barcelona: Ariel


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Minuchin, S., Fishman, D. (1998). Técnicas de terapia familiar. Buenos Aires:


Paidós.

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de Psicología Social. Buenos Aires, Argentina: JCE Ediciones.
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Wainstein, M. y Wittner, V. (2016) ¿Qué es una familia?. En Wainstein, M (2016)


(Ed.). Escritos de Psicología Social. Buenos Aires, Argentina: JCE Ediciones.

Wainstein, M. (1997/2006) (4ª.e.d.). Comunicación. Un paradigma de la mente.


Buenos Aires: JCE Ediciones.

Watzlawick, P., Beavin, J., y Jackson, D. (1967). Teoría de la comunicación


humana. Barcelona: Herder.

Artículos webs

López, J, Martín Quintana, J., Cabrera Casimiro, E y Máiquez Chaves, L. (2009).


Las Competencias Parentales en Contextos de Riesgo Psicosocial
Intervención Psicosocial. Red de Revistas Científicas de América Latina, el
Caribe, España y Portugal. 18(2), 113-120. Recuperado de
https://es.scribd.com/document/86416812/habilidades-parentales
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Anexo
Encuesta anónima

1. Sexo del encuestado:_______

2. edad del encuestado: _______

3. Nacionalidad: ____________________

4. Ocupación: _____________________

5. Edad del (los) hijo/s:________

6. sexo del (los) hijo/s: ________

7. Cantidad de Hijos en total: ___________

8. Residencia (lugar donde vive): _______________

9. ¿qué entiende usted por límites?


________________________________________________________________
________________________________________________________________
________________________________________________________________
__________________

10. ¿Qué métodos utiliza para poner esos límites? Es decir, de qué manera
los pone
________________________________________________________________
________________________________________________________________
________________________________________________________________
__________________

11. ¿Obtiene los resultados que desea con esos métodos? ¿Por qué?
________________________________________________________________
________________________________________________________________
________________________________________________________________

(Marque con un círculo el ítem que corresponda, pueden marcarse más de uno)

12. Se entiende por establecer límites: Transmitir y hacer cumplir una pauta
de comportamiento con el objetivo de organizar la conducta. Usted aplica
límites:

a. Nunca
b. A veces
c. Frecuentemente
d. Siempre
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13. Los límites que pone son:

a. Claros
b. Sencillos
c. Rígidos
d. A veces Confusos
e. Flexibles
f. Negociables

14. ¿Quién pone los límites?

a. Padre
b. Madre
c. Ambos
d. Hijo
e. Nadie
f. Otros, ¿quién?
________________________________________________

15. Nivel de dificultad: ¿Cómo le resulta poner límites a sus hijos?


a. Fácil
b. Difícil
c. Imposible

16. ¿Cuál es su respuesta cuando su hijo no responde al límite?


a. Utiliza algún tipo de castigo
b. Recurre al dialogo
c. Abandona la situación, no hay mucho que hacer
d. Recurre a algún tipo de amenaza para obligarlo a que los cumpla.
e. Negocia
f. Nada. Ya intenté todo lo posible y nada funciona.

17. ¿Usted habla con su pareja sobre la puesta de límites en sus hijos?
a. Si
b. No
¿Por qué?
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________

18. Cuando da una orden, ¿su hijo la cumple?


a. Siempre
b. A veces
c. Nunca

19. ¿Cómo se siente cuando su hijo no responde a los límites?


a. Frustración
b. Indiferencia
c. Tristeza
d. Enojo
e. Otros____________________________________________________
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Resultados de las encuestas

ENCUESTA 1
1 Femenino
2 33 años
3 Argentina
4 Ama de casa
5 8 Y 13 Años
6 Femenino y masculino respectivamente
7 2
8 San Fernando, Provincia de Buenos Aires
9 Forma en que hacemos entender a los hijos lo bueno, lo malo, lo que se debe,
puede hacer o no.
10 Cuando se hace algo que no se debe o no se cumple un deber les saco
temporalmente las cosas que les gusta; tecnología, tele, salir a jugar.
11 A veces si, a veces no. Porque no hay consistencia en las penitencias
12 B
13 B
14 C
15 B
16 B
17 A- Porque hacerlo sola me cuesta más.
18 A
19 AyD

ENCUESTA 2
1 Femenino
2 36 años
3 Argentina
4 Docente
5 5 años
6 Femenina
7 1
8 Don Torcuato, Provincia de Bs As
9 Parte del crecimiento como persona.
10 Explico el por qué no y luego si trasciende un hecho que merece remarcarlo utilizo
“el tiempo para pensar” sobre su comportamiento
11 Sí, casi siempre. Igualmente se necesita ir cambiando según las necesidades de la
edad, recién ahora está comenzando a trascender y revelarse.
12 C
13 A
14 C
15 A
16 E
17 A – A veces no nos ponemos de acuerdo.
18 A
19 A
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ENCUESTA 3
1 Femenino
2 27 años
3 Argentina
4 Estudiante
5 10 y 8 años
6 -
7 2
8 Beccar, Provincia de Bs As.
9 Poner un alto ante ciertas situaciones
10 Hablar, penitencias.
11 Si, la mayoría de las veces.
12 C
13 A
14 A, b, c:Abuela
15 B
16 D
17 A – porque la crianza es de a dos. Ambos padres son responsables de poner los
limites
18 B
19 A

ENCUESTA 4
1 Femenino
2 39 años
3 Argentina
4 Docente
5 12 y 9 años
6 Femeninas
7 2
8 San Fernando. Provincia de Bs As
9 Cumplir con ciertos comportamientos para inculcar valores y deberes
10 Hablando con mis hijas
11 Casi, siempre porque cuando les hablo les explico las causas y motivos por los
cuales se les pone.
12 D
13 EyF
14 B
15 B
16 AyB
17 A – Porque es una decisión de los dos.
18 B
19 A yD
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ENCUESTA 5
1 Femenino
2 41
3 Argentina
4 Auxiliar de escuela
5 5
6 Femenino
7 1
8 San Fernando, Provincia de Bs As.
9 No permitir dar todos los caprichos de mi hija. Ejemplo: comprare todos los
juguetes que pida, golosinas, etc.
10 Haciéndole comprender que eso mamá no lo puede comprar.
11 Sí, porque desde pequeña se los impuse. Sólo se dificulta en algunos momentos
por la parte paterna.
12 C
13 AyF
14 B y c: abuela materna
15 B
16 B
17 A – porque el papá no le pone límites, entonces se complica la situación. Pero
llegamos a un acuerdo al final de la conversación
18 AyB
19 D

ENCUESTA 6
1 Femenino.
2 41 años.
3 Argentina..
4 Docente.
5 5 años.
6 Femenina.
7 1
8 San Fernando, Provincia de Bs As.
9 Es una forma de enseñar y cuidar a los hijos para que comprendan que está bien o
mal.
10 Conversando, poniendo penitencias como por ejemplo sacarle las cosas que le
gustan.
11 A veces, porque no siempre es fácil sostenerlos.
12 C
13 F
14 CyD
15 B
16 AyB
17 A – para acordar que límites poner y tratar de no desautorizar al otro.
18 B
19 AyD
P á g i n a | 37

ENCUESTA 7
1 Femenino.
2 40
3 Argentina.
4 Empleada.
5 5 y 10 años.
6 Masculino y femenino respectivamente.
7 2
8 Tigre. Provincia de Bs. As.
9 Acciones para que se cumplan límites.
10 Dialogo. Sacar algo que les gusta.
11 Si, varias veces.
12 C
13 F
14 C
15 B
16 B y E.
17 A
18 B.
19 A y D.

ENCUESTA 8
1 Masculino.
2 24 años
3 Argentina.
4 Personal Militar
5 8 años
6 Masculino.
7 1
8 La tablada, Provincia de BS. As.
9 El punto entre lo que está bien y está mal.
10 Hablarlo, conversar, hacerlo razonar.
11 Sí, porque lo comprende.
12 C
13 A
14 C
15 A
16 B
17 A – porque tenemos que estar de acuerdo ambos
18 B
19 AyC
P á g i n a | 38

ENCUESTA 9
1 Femenina
2 37 años.
3 Argentina.
4 Empleada
5 8 años.
6 Femenina.
7 4
8 San Fernando. Provincia de Bs As.
9 No sobrepasar conductas o aptitudes que no correspondan. Cumplir con pautas
acorde a la edad.
10 Sacar juegos, programas de televisión
11 Me dan resultados. Igualmente son pocas las veces que necesito hacerlo.
12 B
13 AyF
14 C
15 A
16 E
17 A
18 B
19 C

ENCUESTA 10
1 Masculino
2 31 años.
3 Uruguayo
4 Carpintero
5 8 años
6 Masculino
7 2
8 Buenos aires.
9 Limites es como una regla de respeto y de ciertas cosas que no se deben hacer
10 Siempre lo logro hablando y en casos levanto un poco la voz.
11 Si, porque hablando la gente se entiende
12 D
13 A
14 C
15 B
16 ByD
17 A – Porque pensamos distinto.
18 B
19 D
P á g i n a | 39

ENCUESTA 11
1 Femenino.
2 28 años.
3 Argentina.
4 Ama de casa / estudiante.
5 7 años.
6 Varón.
7 2
8 San Fernando.
9 Algo necesario en la crianza. Es importante que los niños sepan qué es lo que no se
debe hacer y también el por qué no se debe hacer. Ej: NO TOCAR LOS CABLES
POQUE ES PELIGROSO.
10 Generalmente hablamos.
11 Sí, porque sí al hablarlo con ellos entienden el motivo del por qué no hacer algo y
están “satisfechos” con esa explicación entonces no vuelven a repetir ese
comportamiento o acción por la cual se le llamó la atención.
12 B.
13 A.
14 C.
15 A.
16 B y E.
17 B. Porque nunca tuvimos que pasar por una situación en donde nuestros hijos no
quieran hacer cosas o hagan algún “berrinche” muy grande por algo.
18 A.
19 A.

ENCUESTA 12
1 Femenino.
2 40 Años.
3 Argentina.
4 Docente.
5 6 y 10 años
6 Femenino y masculino.
7 2
8 San Fernando.
9 -
10 Converso, sino puedo hacer que entiendan les quito algo que les guste (Tablet –
Play)
11 A veces sí, otras no.
12 C.
13 D.
14 B.
15 B.
16 C y D.
17 A.
18 B.
19 A y D.
P á g i n a | 40

ENCUESTA 13
1 Femenino.
2 39 Años.
3 Argentina.
4 Profesora de matemáticas.
5 6 y 9 años.
6 Masculinos.
7 2
8 San Fernando.
9 Poder decir que no.
10 Primero el reto sino funciona les quito la Play.
11 Casi siempre.
12 D.
13 F.
14 B.
15 B.
16 A y B.
17 A.
18 B.
19 D.

ENCUESTA 14
1 Femenino.
2 40 Años.
3 Argentina.
4 Docente.
5 5 años.
6 Femenino.
7 2
8 San Fernando.
9 Saber decir que no cuando sea necesario y mantenerse firmes en las decisiones
siempre con respeto hacia el niño.
10 Decir que no, tratando de dar las razones y las explicaciones que creo
convenientes. La mando un rato a pensar sola.
11 Casi siempre sí.
12 C.
13 A y E.
14 B.
15 B.
16 -
17 A. Porque a él le cuesta mucho ponerlos.
18 A.
19 D.
P á g i n a | 41

ENCUESTA 15
1 Femenino.
2 39 años.
3 Argentina.
4 Personal militar.
5 5 años.
6 Femenino.
7 2
8 Morón.
9 Para mí, entiendo que es marcar espacios y tiempos, ordenar todo y cada uno de
los pasos en un lenguaje que ellos (los pequeños) entiendan y lo apliquen a su
rutina diaria.
10 No es fácil, muchas veces hay que sacar cosas que les gusta para que entiendan y
por sobre todo mucho dialogo y explicarles el por qué “no”, ellos tienen que saber
que sucede si no hacen caso a un límite puesto.
11 No siempre, porque uno al ser tan chicos deja pasar por alto un “no” y cuando se
da cuenta ya es tarde para que lo puedan aplicar a su rutina diario.
12 D.
13 A, B y F.
14 C.
15 B.
16 B.
17 A. Porque el dialogo es fundamental para que el niño/a no se confunda y entienda
esos límites.
18 B.
19 E. Preocupación.
P á g i n a | 42

Gráficos de las encuestas

Gráfico 1:

Estrategias ante la desobediencia

a- Utiliza algún tipo de castigo

b- Recurre al dialogo

c- Abandona la situación, no hay mucho


0% que hacer

7% d- Recurre a algún tipo de amenaza para


7%
27% obligarlo a que los cumpla.
13%
e- Negocia
0%
7% 7%

13% f- Nada. Ya intenté todo lo posible y


20% nada funciona.

ayb

0%
byd

bye

cyd

sin responder
P á g i n a | 43

Gráfico 2

Nivel de dificultad
0%

27%

Fácil
Difícil
73%
Imposible

Gráfico 3:

Frecuencia de efectividad de la puesta de


límites
0%

31%

Siempre
A veces
69%
Nunca
P á g i n a | 44

Gráfico 4:

Quién pone los límites


0%

7%
0%
0%
7% Padre
0% Madre
33%
Ambos
Hijo
Nadie
Otros
cyf
53%
cyd

Gráfico 5:

Tipos de límites

a. Claros
7% b. Sencillos
7%
7% 33%
c. Rígidos
d. A veces Confusos
13%
e. Flexibles

7% f. Negociables
20% 7% ayf
a,byf
aye
0%
0% eyf
P á g i n a | 45

Gráfico 6:

Sentimiento frente a la dificultad

7%
20% a. Frustración
b. Indiferencia
0%
c. Tristeza
33% 5%
d. Enojo
e. Otros (Preocupación)
ayd
27% ayc
7%

Gráfico 7:

Comunicación entre
conyugues sobre la puesta
de límites
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Si No

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